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Casa de Nokku Damaru
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Re: Casa de Nokku Damaru
Las palabras de aquella mujer llegaban hacia mi como vagos ecos distorsionados. Estaba cansado y centrado en otra cosa "Además, ella no entiende nada en realidad, tampoco es como si me fuera a poner a discutir con ella ahora" Pensé mientras mis ojeras seguían aturdiendo mi vista mientras yo fijaba la mirada en la cafetera. "¿Cómo funcionará este cacharro?" Suspiré y le golpee suavemente con la taza "Iko, Iko, dame café boba, estoy cansado" Realmente me pensé que le estaba hablando a la máquina con esos pensamientos tan adormecidos. Fraiah seguía gritando cosas y más cosas, su vació se había convertido en furia "Claro que puede ser boba, yo soy el próximo sucesor de Nokku, es un hecho" Dejé la taza en la mesa con otro agotado suspiro. Ladeé la cabeza momentos antes de que ella me girara, para ponerme en frente de su rostro. "Por favor... tómatelo con calma" Suspiré de nuevo mientras ella seguía lanzando insultos hacia mi orgullo. Era inútil. Cerré los ojos en cuanto ella me ordenó que hablara.
Ella quería saber de mi, quería saberlo a pesar de no saber lo que estaba preguntando. Yo no era nadie en realidad, maldita sea ¿Tan difícil de entender era eso? Dentro de mi comencé a reorganizar las ideas al tiempo que ella me zarandeaba. Pensé en noquearla y subirla de nuevo a la cama... pero eso lo empeoraría todo. Su actitud no me molestaba, pero en si era molesto porque me estorbaba con tantas preguntas a la vez. Nokku haría esto, Nokku no dejaría, Nokku no pudo hacerlo, Nokku era genialNokku tambien se supone que era invencible. Diablos, ya se que era genial, maldita sea, pero él estaba muerto ¿Por qué le seguía dando vueltas al asunto? Yo era su hermano... En ese momento quise empujarla, por un instante pensé en apartarla de mí y enseñarle los colmillos, pensé en gruñir y en imponerme exponiendo mis argumentos. Pero solo fue por un fugaz instante. Mi orgullo no era importante, no me descontrolaría, cosa que cualquier otro cazador si haría ¿Podría acaso alguien que no sabe mantenerse sereno en situaciones difíciles ocupar el puesto de Presidente de la Asociación de Cazadores? Ningun cazador sabía mantener la compostura, eran tan fáciles de provocar...
Un brillo de rabia emergió de mi corazón, aquella bestia otra vez, aquella que tantas veces me salvó, estaba despertando.... en fin. Entré en contacto con aquel ser, curioso por su repentina aparición y sentí que el orgullo de ella, de la lobezno, como a mi me gustaba llamarla, si que estaba herido. No quería que esa mujer siguiera atacándome con ese veneno corrosivo que salpicaba su lengua. Me estaba regañando por ser tan estúpido y no ponerla en su sitio " Genial, las mujeres me siguen regañando aun en mi mente" Me estaba empezando a cansar ¿Por qué salía ahora la bestia de pelaje amarillo? Si nunca quería saber nada de mi, porqué ese destello ambar animal se preocupaba por mi ahora. Era algo confuso e incluso molesto. Carraspee dentro de mi mismo mientras sin darme cuenta la energía de ese ser comenzaba a fluir por mis venas. Era extraño, desde que había entrado en contacto con el alma de Nokku en su tumba mi pequeña y odiaba fiera se estaba portando realmente raro. El mejor ejemplo es el caso de cuando defendía a Fraiah: en ocasiones normales habría tenido que estar al borde de la muerte para usar ese poder pero... ella intervino sin que tuviera que pedírselo. La verdad es que odiaba tener que ir mendigando su poder, de veras que envidiaba a Nokku por tener a su animal bien atado. Pero... no, era mejor así, yo nunca querría encarcelar esa poderosa y artificial existencia que vivía dentro de mi, comprendía que sus sentimientos y sensaciones podrían manipularme pero yo prefería tener un perro suelto y educado que uno agresivo y atado. Aunque para lograr eso me tendría que llevar varios bocados.
Su aura se había extendido por todo mi cuerpo y hasta que abrí los ojos de nuevo no paso nada. La cara de Fraiah estaba a pocos centímetros de la mía y me sorprendía a mi mismo cuando vi reflejado en su iris un amarillo tan intenso como un campo de girasoles bañados en una tonelada de miel. Mis ojos de color hierba se habían convertido en dos grandes abejorros amarillos que atravesaban, como dos rayos los ojos de Fraiah. Supuse que mi aura se podría sentir a la perfección y pensándolo bien ¿Qué mejor manera de mostrarle a esa chiquilla lo que era yo que haciéndole una demostración práctica? La inocente y dolorida Fraiah había ido a parar directa a la madriguera de un astuto y hambriento zorro. Dejé de martirizarla con esos ojos tan serios y sonreía de medio lado, descubriendo una sonrisa algo melancólica pero cruel a la vez. Levanté mi mano derecha y acaricié una de sus mejillas con mi dedo corazón a la vez que me acercaba un poco más. Era mi turno de atraparla.
¿A qué te refieres con estar jugando?
Dije con una voz mucho más melodiosa de lo normal mientras desviaba la mirada hacia su cabello, como si ese fuera realmente mi receptor.
La verdad Fraiah es que yo fui el único que estuvo al lado de tu difunto amado cuando la muerte amenazaba con llevarnos a los dos. Yo soy eso por lo que el se ha convertido en un cazador, yo soy la razón por la que el se ha vuelto tan fuerte. Yo soy y he sido el que le abrazó cuando estuvo apunto de caer en las tinieblas porque Yo, al igual que él necesitaba a alguien en quién apoyarme. Igual que Tú ahora mismo, es por eso que yo no he dudado en ningún instante haberte salvado de la muerte... dos veces
Mi mirada cautivadora y mi sonrisa complaciente estaban demasiado cerca de ella. Eso era exactamente lo que quería. Mi encantador tono de voz mezclado con la hipnotizante energía que brillaba y fluía por mis iris fueron a impactar directamente en una única persona. Friah Blade Eslin. Pasé mi mano libre por el cuello de mi chaqueta y suavemente sujeté sus dedos y su mano, para que me soltase. Aún agarrando su mano con suavidad bajé su brazo hasta la altura de mi pecho.
Soy...simplemente Jack
Contuve mi aliento en un suspiro suave y calmado mientras soltaba su delicada mano y retrocedía un paso a la vez que mi mirada pasaba a ser calculadora y un poco indiferente. Seguía estando cansado a pesar de la escenita. Esperaba que ella nunca me volviera a decir que yo estaba jugando a nada. Me tomaba muy en serio todo lo que hacía, yo creía en mis acciones, si ella se pensaba que era un tipo de farol o una maniobra macabra para acercarme a ella más le valía sacarse esas cosas de la cabeza porque me enfadaría.
Yo le había dicho todo y a la vez nada. Era más que suficiente por el momento, no necesitaba saber ningún detalle. Habría tiempo para eso más tarde, habría tiempo para todo. También esperaba que ella comprendiera la razón por la que nadie se atrevería realmente a reírse en mi cara cuando me presentara en la delegación de la asociación, estaba seguro de que ella había captado que yo podía ser dulce al igual que cruel. Cruel en el sentido de que haría cualquier cosa con tal de proteger lo que es mío. No me temblaría la mano a la hora de ejecutar a quien sea que quisiera dañar a mis seres queridos. Bueno, hasta el momento solo había estrechado lazos con aquella mujer pero más tarde o temprano tendría amigos a los que proteger y con los que poder seguir hacia delante.
Me volví y cogí la taza de nuevo. Habría alguna manera de hacer que esa cosa me diera mi café. Me acerqué a la máquina y empecé a darle a los botones. Ni siquiera estaba enchufada pero yo no me daba cuenta así que seguí apretando cosas, imbuido en mi frustración mientras mis ojos volvían a su esmeralda natural. " ¿Me estas diciendo que esos dos bobos sabían preparar café con esto y yo no puedo? -.-" Pensé que iba a tirar la taza por la ventana hasta que me rendí, dejé la taza de nuevo y saqué un cartón de leche de la nevera "A tomar por saco, un hombre necesita alimentarse" Destape el brick y comencé a beberme la leche ¿Cuánto tiempo habría estado ese brick ahí abandonado en la nevera?
Aun cuando un rey vista como un mendigo seguirá siendo un rey y aun cuando la escoria se disfrace de Rey no dejará de ser una escoria disfrazada. Es por eso que yo soy lo que soy, mete la mano en la yaga y comprobarás que estoy realmente aquí.
Ella quería saber de mi, quería saberlo a pesar de no saber lo que estaba preguntando. Yo no era nadie en realidad, maldita sea ¿Tan difícil de entender era eso? Dentro de mi comencé a reorganizar las ideas al tiempo que ella me zarandeaba. Pensé en noquearla y subirla de nuevo a la cama... pero eso lo empeoraría todo. Su actitud no me molestaba, pero en si era molesto porque me estorbaba con tantas preguntas a la vez. Nokku haría esto, Nokku no dejaría, Nokku no pudo hacerlo, Nokku era genialNokku tambien se supone que era invencible. Diablos, ya se que era genial, maldita sea, pero él estaba muerto ¿Por qué le seguía dando vueltas al asunto? Yo era su hermano... En ese momento quise empujarla, por un instante pensé en apartarla de mí y enseñarle los colmillos, pensé en gruñir y en imponerme exponiendo mis argumentos. Pero solo fue por un fugaz instante. Mi orgullo no era importante, no me descontrolaría, cosa que cualquier otro cazador si haría ¿Podría acaso alguien que no sabe mantenerse sereno en situaciones difíciles ocupar el puesto de Presidente de la Asociación de Cazadores? Ningun cazador sabía mantener la compostura, eran tan fáciles de provocar...
Un brillo de rabia emergió de mi corazón, aquella bestia otra vez, aquella que tantas veces me salvó, estaba despertando.... en fin. Entré en contacto con aquel ser, curioso por su repentina aparición y sentí que el orgullo de ella, de la lobezno, como a mi me gustaba llamarla, si que estaba herido. No quería que esa mujer siguiera atacándome con ese veneno corrosivo que salpicaba su lengua. Me estaba regañando por ser tan estúpido y no ponerla en su sitio " Genial, las mujeres me siguen regañando aun en mi mente" Me estaba empezando a cansar ¿Por qué salía ahora la bestia de pelaje amarillo? Si nunca quería saber nada de mi, porqué ese destello ambar animal se preocupaba por mi ahora. Era algo confuso e incluso molesto. Carraspee dentro de mi mismo mientras sin darme cuenta la energía de ese ser comenzaba a fluir por mis venas. Era extraño, desde que había entrado en contacto con el alma de Nokku en su tumba mi pequeña y odiaba fiera se estaba portando realmente raro. El mejor ejemplo es el caso de cuando defendía a Fraiah: en ocasiones normales habría tenido que estar al borde de la muerte para usar ese poder pero... ella intervino sin que tuviera que pedírselo. La verdad es que odiaba tener que ir mendigando su poder, de veras que envidiaba a Nokku por tener a su animal bien atado. Pero... no, era mejor así, yo nunca querría encarcelar esa poderosa y artificial existencia que vivía dentro de mi, comprendía que sus sentimientos y sensaciones podrían manipularme pero yo prefería tener un perro suelto y educado que uno agresivo y atado. Aunque para lograr eso me tendría que llevar varios bocados.
Su aura se había extendido por todo mi cuerpo y hasta que abrí los ojos de nuevo no paso nada. La cara de Fraiah estaba a pocos centímetros de la mía y me sorprendía a mi mismo cuando vi reflejado en su iris un amarillo tan intenso como un campo de girasoles bañados en una tonelada de miel. Mis ojos de color hierba se habían convertido en dos grandes abejorros amarillos que atravesaban, como dos rayos los ojos de Fraiah. Supuse que mi aura se podría sentir a la perfección y pensándolo bien ¿Qué mejor manera de mostrarle a esa chiquilla lo que era yo que haciéndole una demostración práctica? La inocente y dolorida Fraiah había ido a parar directa a la madriguera de un astuto y hambriento zorro. Dejé de martirizarla con esos ojos tan serios y sonreía de medio lado, descubriendo una sonrisa algo melancólica pero cruel a la vez. Levanté mi mano derecha y acaricié una de sus mejillas con mi dedo corazón a la vez que me acercaba un poco más. Era mi turno de atraparla.
¿A qué te refieres con estar jugando?
Dije con una voz mucho más melodiosa de lo normal mientras desviaba la mirada hacia su cabello, como si ese fuera realmente mi receptor.
La verdad Fraiah es que yo fui el único que estuvo al lado de tu difunto amado cuando la muerte amenazaba con llevarnos a los dos. Yo soy eso por lo que el se ha convertido en un cazador, yo soy la razón por la que el se ha vuelto tan fuerte. Yo soy y he sido el que le abrazó cuando estuvo apunto de caer en las tinieblas porque Yo, al igual que él necesitaba a alguien en quién apoyarme. Igual que Tú ahora mismo, es por eso que yo no he dudado en ningún instante haberte salvado de la muerte... dos veces
Mi mirada cautivadora y mi sonrisa complaciente estaban demasiado cerca de ella. Eso era exactamente lo que quería. Mi encantador tono de voz mezclado con la hipnotizante energía que brillaba y fluía por mis iris fueron a impactar directamente en una única persona. Friah Blade Eslin. Pasé mi mano libre por el cuello de mi chaqueta y suavemente sujeté sus dedos y su mano, para que me soltase. Aún agarrando su mano con suavidad bajé su brazo hasta la altura de mi pecho.
Soy...simplemente Jack
Contuve mi aliento en un suspiro suave y calmado mientras soltaba su delicada mano y retrocedía un paso a la vez que mi mirada pasaba a ser calculadora y un poco indiferente. Seguía estando cansado a pesar de la escenita. Esperaba que ella nunca me volviera a decir que yo estaba jugando a nada. Me tomaba muy en serio todo lo que hacía, yo creía en mis acciones, si ella se pensaba que era un tipo de farol o una maniobra macabra para acercarme a ella más le valía sacarse esas cosas de la cabeza porque me enfadaría.
Yo le había dicho todo y a la vez nada. Era más que suficiente por el momento, no necesitaba saber ningún detalle. Habría tiempo para eso más tarde, habría tiempo para todo. También esperaba que ella comprendiera la razón por la que nadie se atrevería realmente a reírse en mi cara cuando me presentara en la delegación de la asociación, estaba seguro de que ella había captado que yo podía ser dulce al igual que cruel. Cruel en el sentido de que haría cualquier cosa con tal de proteger lo que es mío. No me temblaría la mano a la hora de ejecutar a quien sea que quisiera dañar a mis seres queridos. Bueno, hasta el momento solo había estrechado lazos con aquella mujer pero más tarde o temprano tendría amigos a los que proteger y con los que poder seguir hacia delante.
Me volví y cogí la taza de nuevo. Habría alguna manera de hacer que esa cosa me diera mi café. Me acerqué a la máquina y empecé a darle a los botones. Ni siquiera estaba enchufada pero yo no me daba cuenta así que seguí apretando cosas, imbuido en mi frustración mientras mis ojos volvían a su esmeralda natural. " ¿Me estas diciendo que esos dos bobos sabían preparar café con esto y yo no puedo? -.-" Pensé que iba a tirar la taza por la ventana hasta que me rendí, dejé la taza de nuevo y saqué un cartón de leche de la nevera "A tomar por saco, un hombre necesita alimentarse" Destape el brick y comencé a beberme la leche ¿Cuánto tiempo habría estado ese brick ahí abandonado en la nevera?
Aun cuando un rey vista como un mendigo seguirá siendo un rey y aun cuando la escoria se disfrace de Rey no dejará de ser una escoria disfrazada. Es por eso que yo soy lo que soy, mete la mano en la yaga y comprobarás que estoy realmente aquí.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Frustración. Desesperación. Angustia y rencor. Temor.
Los sentimientos la abrumaban. Fraiah tenía tantas cosas horribles para continuar diciéndole, pero su alma se fue calmando paulatinamente. ¿Por qué otorgarle semejantes tratos? ¿Acaso era correcto? No lo sabía, no lo comprendía. Simplemente se había dejado llevar por el impulso promovido a causa de la pérdida y la consecuente falta. Nokku… Él no podía ser reemplazado de un modo tan simple y veloz. Él… él no podía, simplemente, ser intercambiado por alguien más de buenas a primeras. Ni siquiera parecía existir algún respeto hacia su ser ya difunto. Fraiah apretó más sus manos, encerrando el cuello del traje de Jack, conforme los pensamientos navegaban.
La respiración de la joven se había vuelto tenue. Era como si su alma se escapase en cada suspiro. Su espíritu no lo soportaba, simplemente. Quería estar muerta. Deseaba estarlo desde aquella noche. Una y otra vez la oscuridad cubría su alma y se llevaba toda la dicha. No quería vivir más. No quería cargar con este peso. Necesitaba liberarlo, pero no bastaban las lágrimas para ello. Ahora mismo se mantenía cerca de Jack, incitándolo a decir las palabras que, quizás, no deseaba escuchar. Su mirada, firme sobre la suya, se volvía inquisidora a cada momento. Sin embargo, lentamente, el brillo amenazador y sombrío de los ojos de Fraiah comenzó a disminuir, siendo consumido por aquel ámbar intenso que se reflejaba en sus pupilas.
La seriedad y el cansancio de Jack penetraban a Fraiah como un verdadero cuchillo envenenado. Algo andaba mal. Ella lo presentía. El chico se mantenía en silencio y, en lugar de decir algo, transmitía amenaza con cada miembro de su cuerpo. Una energía extraña y poderosa rodeó su cuerpo y, por consiguiente, a Fraiah. La chica de sobresaltó, tanto por sus gestos como por sus próximas palabras. Esa sonrisa ladina no le daba buena espina. ¿Acaso él no era en verdad el chico inocente y alegre que demostró ser minutos atrás? Una de sus manos ascendió hasta su mejilla, rozándola con uno de sus dedos. La proximidad de su rostro era demasiada, más de lo que Fraiah podía permitir. La chica se movió un poco hacia atrás, tragando saliva. Cada movimiento suyo significaba amenaza inminente para su organismo. El vampirismo que Nokku había sellado y que ahora dormía en algún punto de su interior, alertaba a la inocente Fraiah en todo sentido, pues ese Vampiro le temía a lo que fuera que se encontraba dentro del cuerpo de Jack.
Se arrepentía de haberse acercado tanto y haberlo acorralado, pues ahora mismo ella se sentía atrapada y atemorizada. Movió un poco su cuerpo hacia atrás, buscando eliminar el contacto y la cercanía, pero no lo soltó. En su lugar, tensó sus músculos y se aferró con más fuerza. Pero sus palabras… Ah, sus palabras. En verdad eran más de lo que ella podía soportar. Hablando de Nokku como si lo conociera todo, demostrando estar allí por una única razón, con un objetivo. ¿Acaso… acaso llevaba verdad? ¿Era por eso que Fraiah había sentido en él, desde el primer día en que se vieron, que había algo extrañamente familiar? Pero la joven, por más que formulase esas preguntas, estaba muy lejos de responderlas. Cada vez se encontraba más y más confundida. Su mirada, firme y determinante, comenzó a nublarse. Y, más aún, con sus últimas palabras.
"Es por eso que yo no he dudado en ningún instante haberte salvado de la muerte… dos veces".
Algo dentro de Fraiah se hizo añicos. Él, delicadamente, disolvió el fuerte agarre de sus manos en su traje. Los ojos turbios de la joven fueron a parar, justamente, en su vestimenta… ¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo no se dio cuenta antes que ese verde era el mismo verde que cubrió su cuerpo aquel día? Su corazón latía muy fuerte. Su respiración viajaba aún más rápido. Sus manos, temblorosas, aceptaron las suyas y que se rompiera aquel vínculo amenazante y violento. Cuando ya nada ataba sus dedos a la prenda que él llevaba, ella, simplemente, quiso dejar caer sus extremidades, pero aquella acción fue impedida por la mano de Jack, que aún sostenía las suyas a la altura de su pecho. Fraiah bajó la mirada y permitió que su oscuro cabello escondiera su oscura expresión. Temerosamente, apoyó sus manos sobre el pecho de Jack, dejando que se arrastraran un poco, como acción involuntaria, mientras el shock aún perpetuaba su cuerpo. ¿Qué clase de chiste malvado era este?
- Tú… -susurró al cabo de unos segundos-. ¿Por qué tan solo… no lo dejaste ser? –preguntó, quizás más retóricamente que para que él respondiese. Pero, claramente, quería saber por qué no la había dejado allí, en la tumba de su amado, para que pudiese perecer junto a él. Era lo que quería, lo que siempre anhelaba, cada mañana que despertaba, desde aquel suceso, deseaba que la Muerte le hiciese una visita y nadie lo impidiese. Sin embargo, cada vez que parecía concretarse aquel llamado, allí estaba él, Jack, tomándole la mano y trayéndola nuevamente a la realidad, poniendo sus pies sobre la tierra. ¿Y por qué? ¿Por qué alguien como él, al cual apenas conocía? No lo entendía. No entendía demasiadas cosas, y no estaba segura de querer comprenderlas.
“Soy simplemente… Jack”
Fraiah se pasó ambas manos por el cabello, alborotándolo un poco a causa de los nervios. Cerró los ojos con fuerza, reprimiendo el llanto. No quería llorar, pues sentía que ya no le quedaba lágrimas. Sin embargo, el nudo en la garganta persistía. Tenía tantas dudas, tantas preguntas… Él le provocaba tanta inseguridad y temor que no sabía explicar, pero a su vez se sentía tranquila cuando le hablaba y reía. ¿Por qué? ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿Acaso había enloquecido completamente y él no era real, producto de un mal sueño quizás? Pero, de un modo u otro, sus palabras golpeaban su alma descaradamente.
La chica dejó caer ambas manos a un lado de su cuerpo mientras él se alejaba. ¿Qué clase de relación tenía con Nokku, entonces, si todo lo que decía era cierto? Se abrazó a sí misma. Sentía frío. Un frío que recorría de forma promiscua cada centímetro de su piel. Apenas giró un poco la cabeza, para ver lo que hacía. Y, otra vez, su despreocupación. Tomaba leche como si nada, como si esto no hubiera ocurrido y todo se encontrase perfectamente. Giró su rostro hacia el otro lado y vio la cafetera con el café a medio hacer. Estiró su brazo y la puso a funcionar. En unos instante, el café estaba listo y lo vertió sobre una taza. Su pulso era inestable y la venda de su muñeca se había teñido de rojo a causa de la fuerza que hizo para tenerlo sujetado y bajo su autoridad. Sujetó lentamente la taza y la dejó sobre el mármol, a unos centímetros de Jack. No lo miró a los ojos en ningún momento. No quería hacerlo ni tenía el valor para ello. Solamente quería que toda esa pesadilla terminase. Quería saberlo todo de una vez y no llevarse sorpresas de a poco, provocando que su corazón se saliese del pecho y se escondiese nuevamente en su carne, una y otra vez. ¿Cuánto más podría soportarlo?
Al cabo de unos momentos, tosió un poco y se encaminó pausadamente hacia la sala de estar. Se aproximó a la ventana y apartó la cortina, observando el amanecer y permitiendo que su luz bañase su rostro. Su piel blanca brillaba a causa de esa enorme estrella. ¿Qué clase de Destino era el dueño de sus acciones? ¿Qué clase de Destino despiadado la había dejado aquí, con aquel hombre, y había permitido que él la encontrase en cada paso que ella daba? Se abrazó a sí misma otra vez y cerró los ojos por unos momentos. Estaba cansada. Con todo lo que había dicho y hecho, ¿valía la pena, acaso, disculparse? La pregunta sería: ¿Quería disculparse con ese hombre, con ese intruso y manipulador ser? Suspiró lentamente, buscando las respuestas jamás halladas. Sin abrir los ojos, apoyó sobre el cristal la palma de una de sus manos. Estaba cálido, y ella, tan fría…
Los sentimientos la abrumaban. Fraiah tenía tantas cosas horribles para continuar diciéndole, pero su alma se fue calmando paulatinamente. ¿Por qué otorgarle semejantes tratos? ¿Acaso era correcto? No lo sabía, no lo comprendía. Simplemente se había dejado llevar por el impulso promovido a causa de la pérdida y la consecuente falta. Nokku… Él no podía ser reemplazado de un modo tan simple y veloz. Él… él no podía, simplemente, ser intercambiado por alguien más de buenas a primeras. Ni siquiera parecía existir algún respeto hacia su ser ya difunto. Fraiah apretó más sus manos, encerrando el cuello del traje de Jack, conforme los pensamientos navegaban.
La respiración de la joven se había vuelto tenue. Era como si su alma se escapase en cada suspiro. Su espíritu no lo soportaba, simplemente. Quería estar muerta. Deseaba estarlo desde aquella noche. Una y otra vez la oscuridad cubría su alma y se llevaba toda la dicha. No quería vivir más. No quería cargar con este peso. Necesitaba liberarlo, pero no bastaban las lágrimas para ello. Ahora mismo se mantenía cerca de Jack, incitándolo a decir las palabras que, quizás, no deseaba escuchar. Su mirada, firme sobre la suya, se volvía inquisidora a cada momento. Sin embargo, lentamente, el brillo amenazador y sombrío de los ojos de Fraiah comenzó a disminuir, siendo consumido por aquel ámbar intenso que se reflejaba en sus pupilas.
La seriedad y el cansancio de Jack penetraban a Fraiah como un verdadero cuchillo envenenado. Algo andaba mal. Ella lo presentía. El chico se mantenía en silencio y, en lugar de decir algo, transmitía amenaza con cada miembro de su cuerpo. Una energía extraña y poderosa rodeó su cuerpo y, por consiguiente, a Fraiah. La chica de sobresaltó, tanto por sus gestos como por sus próximas palabras. Esa sonrisa ladina no le daba buena espina. ¿Acaso él no era en verdad el chico inocente y alegre que demostró ser minutos atrás? Una de sus manos ascendió hasta su mejilla, rozándola con uno de sus dedos. La proximidad de su rostro era demasiada, más de lo que Fraiah podía permitir. La chica se movió un poco hacia atrás, tragando saliva. Cada movimiento suyo significaba amenaza inminente para su organismo. El vampirismo que Nokku había sellado y que ahora dormía en algún punto de su interior, alertaba a la inocente Fraiah en todo sentido, pues ese Vampiro le temía a lo que fuera que se encontraba dentro del cuerpo de Jack.
Se arrepentía de haberse acercado tanto y haberlo acorralado, pues ahora mismo ella se sentía atrapada y atemorizada. Movió un poco su cuerpo hacia atrás, buscando eliminar el contacto y la cercanía, pero no lo soltó. En su lugar, tensó sus músculos y se aferró con más fuerza. Pero sus palabras… Ah, sus palabras. En verdad eran más de lo que ella podía soportar. Hablando de Nokku como si lo conociera todo, demostrando estar allí por una única razón, con un objetivo. ¿Acaso… acaso llevaba verdad? ¿Era por eso que Fraiah había sentido en él, desde el primer día en que se vieron, que había algo extrañamente familiar? Pero la joven, por más que formulase esas preguntas, estaba muy lejos de responderlas. Cada vez se encontraba más y más confundida. Su mirada, firme y determinante, comenzó a nublarse. Y, más aún, con sus últimas palabras.
"Es por eso que yo no he dudado en ningún instante haberte salvado de la muerte… dos veces".
Algo dentro de Fraiah se hizo añicos. Él, delicadamente, disolvió el fuerte agarre de sus manos en su traje. Los ojos turbios de la joven fueron a parar, justamente, en su vestimenta… ¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo no se dio cuenta antes que ese verde era el mismo verde que cubrió su cuerpo aquel día? Su corazón latía muy fuerte. Su respiración viajaba aún más rápido. Sus manos, temblorosas, aceptaron las suyas y que se rompiera aquel vínculo amenazante y violento. Cuando ya nada ataba sus dedos a la prenda que él llevaba, ella, simplemente, quiso dejar caer sus extremidades, pero aquella acción fue impedida por la mano de Jack, que aún sostenía las suyas a la altura de su pecho. Fraiah bajó la mirada y permitió que su oscuro cabello escondiera su oscura expresión. Temerosamente, apoyó sus manos sobre el pecho de Jack, dejando que se arrastraran un poco, como acción involuntaria, mientras el shock aún perpetuaba su cuerpo. ¿Qué clase de chiste malvado era este?
- Tú… -susurró al cabo de unos segundos-. ¿Por qué tan solo… no lo dejaste ser? –preguntó, quizás más retóricamente que para que él respondiese. Pero, claramente, quería saber por qué no la había dejado allí, en la tumba de su amado, para que pudiese perecer junto a él. Era lo que quería, lo que siempre anhelaba, cada mañana que despertaba, desde aquel suceso, deseaba que la Muerte le hiciese una visita y nadie lo impidiese. Sin embargo, cada vez que parecía concretarse aquel llamado, allí estaba él, Jack, tomándole la mano y trayéndola nuevamente a la realidad, poniendo sus pies sobre la tierra. ¿Y por qué? ¿Por qué alguien como él, al cual apenas conocía? No lo entendía. No entendía demasiadas cosas, y no estaba segura de querer comprenderlas.
“Soy simplemente… Jack”
Fraiah se pasó ambas manos por el cabello, alborotándolo un poco a causa de los nervios. Cerró los ojos con fuerza, reprimiendo el llanto. No quería llorar, pues sentía que ya no le quedaba lágrimas. Sin embargo, el nudo en la garganta persistía. Tenía tantas dudas, tantas preguntas… Él le provocaba tanta inseguridad y temor que no sabía explicar, pero a su vez se sentía tranquila cuando le hablaba y reía. ¿Por qué? ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿Acaso había enloquecido completamente y él no era real, producto de un mal sueño quizás? Pero, de un modo u otro, sus palabras golpeaban su alma descaradamente.
La chica dejó caer ambas manos a un lado de su cuerpo mientras él se alejaba. ¿Qué clase de relación tenía con Nokku, entonces, si todo lo que decía era cierto? Se abrazó a sí misma. Sentía frío. Un frío que recorría de forma promiscua cada centímetro de su piel. Apenas giró un poco la cabeza, para ver lo que hacía. Y, otra vez, su despreocupación. Tomaba leche como si nada, como si esto no hubiera ocurrido y todo se encontrase perfectamente. Giró su rostro hacia el otro lado y vio la cafetera con el café a medio hacer. Estiró su brazo y la puso a funcionar. En unos instante, el café estaba listo y lo vertió sobre una taza. Su pulso era inestable y la venda de su muñeca se había teñido de rojo a causa de la fuerza que hizo para tenerlo sujetado y bajo su autoridad. Sujetó lentamente la taza y la dejó sobre el mármol, a unos centímetros de Jack. No lo miró a los ojos en ningún momento. No quería hacerlo ni tenía el valor para ello. Solamente quería que toda esa pesadilla terminase. Quería saberlo todo de una vez y no llevarse sorpresas de a poco, provocando que su corazón se saliese del pecho y se escondiese nuevamente en su carne, una y otra vez. ¿Cuánto más podría soportarlo?
Al cabo de unos momentos, tosió un poco y se encaminó pausadamente hacia la sala de estar. Se aproximó a la ventana y apartó la cortina, observando el amanecer y permitiendo que su luz bañase su rostro. Su piel blanca brillaba a causa de esa enorme estrella. ¿Qué clase de Destino era el dueño de sus acciones? ¿Qué clase de Destino despiadado la había dejado aquí, con aquel hombre, y había permitido que él la encontrase en cada paso que ella daba? Se abrazó a sí misma otra vez y cerró los ojos por unos momentos. Estaba cansada. Con todo lo que había dicho y hecho, ¿valía la pena, acaso, disculparse? La pregunta sería: ¿Quería disculparse con ese hombre, con ese intruso y manipulador ser? Suspiró lentamente, buscando las respuestas jamás halladas. Sin abrir los ojos, apoyó sobre el cristal la palma de una de sus manos. Estaba cálido, y ella, tan fría…
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Despues de dejar la casa de Marcus, aun con el pelo suelto un tanto mojado, sali de entre los arboles con la mochila colgada en un solo hombro y las manos metidas en los bolsillos esperando que mi instinto hubiera acertado y se encontraran en la casa del jefe y no en otro lugar diferente.
Me puse ante la puerta y di un par de golpecitos a la puerta con los nudillos para que me abrieran si es que habia alguien alli mientras que observaba mi alrededor con ojos de aguila esperando que nadie me hubiera seguido hasta aqui
Me puse ante la puerta y di un par de golpecitos a la puerta con los nudillos para que me abrieran si es que habia alguien alli mientras que observaba mi alrededor con ojos de aguila esperando que nadie me hubiera seguido hasta aqui
- Kasha Oskan
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Localización : en el infierno
Re: Casa de Nokku Damaru
Fraiah seguía con la mirada perdida a través de aquel cristal. Cerró los ojos un momento. ¿Por qué se sentía tan acorralada y encerrada incluso en esta casa, donde debería sentir la libertad fluyendo por sus venas? Sentía la mirada de aquel hombre clavada en su espalda, perforándola como cuchillos. No quería estar allí. No lo soportaba. Ya se acercaba el mediodía y ella todavía no había asistido a la Academia desde el día en que se inscribió de nuevo. Ni siquiera había asistido a la reunión en la cafetería por el puesto de trabajo. Todo estaba mal. Todo estaba asquerosamente mal con ella y con todos.
Hizo de la mano que tenía sobre el cristal, un puño. Abrió los ojos y divisó una sombra avanzando por el jardín. Entreabrió los labios por la sorpresa. Era... Era su oportunidad. Rápidamente, avanzó hacia la puerta y ni bien cesaron los golpes, la abrió. Los ojos violáceos y aturdidos de Fraiah pedían a gritos salir de allí.
- Sácame de aquí -le suplicó a su amiga en un susurro sin decir nada más. Apenas miró de reojo a Jack. No se atrevía a mirarlo a los ojos otra vez. No luego de esas palabras, de esas confesiones... de todo el desastre que sus comentarios habían ocasionado en sus inestables emociones. Ya no podía estar allí dentro, y sabía que él no la dejaría ir sola. Pero aquí estaba Kasha Oskan, su mejor amiga y además cazadora. Él no tenía ninguna excusa.
Fraiah cerró la puerta tras de sí y sujetó a Kasha de la muñeca, obligándola a avanzar con ella. Tenían que marcharse, y debían hacerlo pronto. Cuanto más rápido salieran al camino, menos posibilidades tendría ella de encontrarse de nuevo con aquel rostro angelical y depredador.
Hizo de la mano que tenía sobre el cristal, un puño. Abrió los ojos y divisó una sombra avanzando por el jardín. Entreabrió los labios por la sorpresa. Era... Era su oportunidad. Rápidamente, avanzó hacia la puerta y ni bien cesaron los golpes, la abrió. Los ojos violáceos y aturdidos de Fraiah pedían a gritos salir de allí.
- Sácame de aquí -le suplicó a su amiga en un susurro sin decir nada más. Apenas miró de reojo a Jack. No se atrevía a mirarlo a los ojos otra vez. No luego de esas palabras, de esas confesiones... de todo el desastre que sus comentarios habían ocasionado en sus inestables emociones. Ya no podía estar allí dentro, y sabía que él no la dejaría ir sola. Pero aquí estaba Kasha Oskan, su mejor amiga y además cazadora. Él no tenía ninguna excusa.
Fraiah cerró la puerta tras de sí y sujetó a Kasha de la muñeca, obligándola a avanzar con ella. Tenían que marcharse, y debían hacerlo pronto. Cuanto más rápido salieran al camino, menos posibilidades tendría ella de encontrarse de nuevo con aquel rostro angelical y depredador.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Fraiah abrio la puerta desesperada y escuche sus palabras, mire a Jack desde la puerta, que le habia hecho para que estuviera asi?, es que no podia dejarla sola ni diez minutos sin que estuviera en problemas?
Fraiah empezo a tirar de mi, pero me solte y de un movimiento la subi a mi espalda, si queria escapar de el, era demasiado lenta.
- Relajate, te sacare de aqui en seguida- dicho esto, pegue un salto y desapareci de alli en direccion al lugar mas seguro que conocia a parte de la academia, mi casa
Fraiah empezo a tirar de mi, pero me solte y de un movimiento la subi a mi espalda, si queria escapar de el, era demasiado lenta.
- Relajate, te sacare de aqui en seguida- dicho esto, pegue un salto y desapareci de alli en direccion al lugar mas seguro que conocia a parte de la academia, mi casa
- Kasha Oskan
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Re: Casa de Nokku Damaru
Kasha se soltó de un movimiento rápido y brusco. Fraiah se volteó para observarla. ¿Cuál era el problema? Pero, de repente, ella la subió a su espalda. Fraiah emitió un pequeño chillido, pero no tuvo tiempo de replicar nada. Unos segundos pasaron, y ya no se encontraban por allí.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Suspiré mientras me acababa el café. No le serviría de nada escapar de mi de esa manera. Salí de la cocina algo cansado y me fuí a mi habitación. Me tumbé sobre la cama con una mirada adormilada y melancólica. A lo mejor solo debería desaparecer... no, eso es una estupidez. Daré lo mejor de mí. Si, seré el mejor, el mejor cazador de todos los tiempos.
Me dormí profundamente y cuando quise darme cuenta ya había pasado un día entero. Me levanté, me vestí y bajé las escaleras para ver si había alguien en casa, aunque yo ya sabía que estaba completamente solo. Cerré la puerta detrás de mí y caminé hacia la nada, no sabía a donde ir realmente.
Me dormí profundamente y cuando quise darme cuenta ya había pasado un día entero. Me levanté, me vestí y bajé las escaleras para ver si había alguien en casa, aunque yo ya sabía que estaba completamente solo. Cerré la puerta detrás de mí y caminé hacia la nada, no sabía a donde ir realmente.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Una vez más la puerta de aquella casa fue abierta de una patada. Tardamos bastante en llegar pero por fin estábamos ahí, y eso era todo lo que importaba. Mi pierna me dolía, me escocía la frente y había dejado de sentir los brazos hacía unos minutos, pero la sonrisa no se borraba de mi rostro. Jadeé ligeramente y subía las escaleras con Fraiah. Entramos en la habitación y yo la dejé sobre la cama. Sentí la tentación de tirarme al suelo y de dormirme ahí mismo, pero no, todavía quedaban muchas cosas que hacer.
Encontré el botiquín y saqué unas vendas. Me senté medio riéndome al lado de Fraiah y quise limpiarle la herida de la cabeza pero cuando me dispuse a hacerlo solo encontré sangre seca. "¿Qué clase de broma es esta?" Enarqué una ceja y comencé a dar vueltas en la cama alrededor de Fraiah ¿Dónde diablos estaba aquella herida? Tenía un moratón, pero... pero debería tener una herida, ¿Qué demonios era eso? Dejé de sonreír, me puse serio, una extraña sensación recorrió mi columna vertebral y creo que sentí algo de miedo.
Fraiah... ¿Puedes explicarme por qué tu herida ya ha sanado?
Yo no era el único que estaba escondiendo grandes secretos y sin embargo había sido el único que había sido tratado con desprecio por tenerlos. Por lo menos lo que yo me guardaba solo me pertenecía a mi y no ponía en riesgo la seguridad de nadie, pero Fraiah... ¿Qué pasaba con ella? Algo dentro de mí no paraba de temblar. De nuevo pude advertir que su aroma no era del todo normal. Me acerqué cuidadosamente a su pelo, cual cachorro y pude olerlo... eso era lo que me ponía los pelos de punta. No era miedo lo que sentían mis instintos, era rabia.
No quería soltarle nada estúpido, necesitaba que ella me lo explicara. Su piel era cálida, sus ojos humanos y su apetito completamente normal, necesitaba respirar, su corazón latía, y sin embargo. "Fraiah ¿Qué te pasa?" Me tumbé en la cama, de lado, de forma que mis pies quedaban colgados y mi cabeza apoyada contra la pared, estaba derrotado ¿Por qué nadie me quería contar nada? Nokku ¿Cuántas cosas se te olvidaron contarme de este pueblo? Miré a Fraiah, mis ojos denotaban cansancio pero yo no podría dormir ni aunque me dejasen. Algo malo se cernía sobre esa chica y seguramente "Yo soy el único que no sabe nada ¿verdad? Tal vez es mejor así, no te juzgaré por nada, podemos ser amigos sin más, sin importar nuestro pasado, sin importar el peso que llevamos sobre nuestras espaldas" No abrí más la boca, no era mi momento de hablar, pero mis pensamientos seguían fluyendo como un continuo e interminable discurso. Todo lo que podía hacer realmente era sentarme ahí y esperar alguna respuesta. Incluso si Fraiah era una cazadora, cosa que sería muy extraña, no había explicación posible para que su cuerpo asimilara tan bien los golpes y sanara tan rápido, después de todo, esto no es la primera vez que pasa: la primera vez, cuando me la encontré en la tumba de mi hermanastro tenía una herida muy grave en el abdomen, debería haber estado en cama por lo menos una semana, con fiebre y nauseas, pero no.
Espera, no digas nada, yo... perdona por preguntarte sin más, no tienes porque decirme nada, de cualquier forma es culpa mía el que tu hayas acabado herida, si tan solo no me hubiera emperrado en ir a verte...
Qué estúpido y egoísta había sido ¿Cómo se me había ocurrido si quiera dudar de ella? Cualquier cosa que tuviera que contarme me la contaría cuando ella quisiera. No podía permitirme esa clase de comportamientos ¿No? De cualquier forma, el raro era yo, el que no tenía a nadie era yo, yo era el que la necesitaba, el chico perdido era yo, no ella. Mi melena me hizo algo de cosquillas, no estaba acostumbrado a tenerla suelta pero tampoco es que tuviera muchas ganas de rehacerme la coleta. Me levanté y miré por la ventana. Quería abrazarla y decirle que lo sentía mucho, que solo había ido tras ella porque me sentía solo, que era un simple egoísta, que su sonrisa me agradaba y que no aguantaba ver esa expresión de desaliento suya, pero "Pero yo no soy nadie... ni siquiera debería existir, no estoy seguro en realidad de si soy un humano... He venido aquí por tu petición hermano, pero no se que hacer realmente, no se como podrán ellos aceptarme cuando tu les acabas de dejar, no se como quieres que salve a todos cuando no puedo ni salvarme yo mismo" Me giré, con aire despreocupado, como si por mi mente no pasara nada y deje que parte de mi melena me tapase la cara. Con mis botas manchadas de sangre salí de la habitación de tres largas zancadas y bajé a la cocina. No me sentía bien. Hiperventile un poco y tragué saliva. Me sentía estúpido por sentir tanta auto-compasión y eso a su vez me hacía sentir peor, era como si me estuvieran partiendo en dos, me agobiaba y mi agobio se retroalimentaba a si mismo al sentir como ese agobio aumentaba. ¿Que clase de presidente iba a ser si no podía manejar situaciones como esas? ¿O es que estaba pasando algo más? ¿Había pasado algo por alto? ¿Realmente era normal todo lo que me estaba ocurriendo? Apreté la mandíbula, cerré los ojos con fuerza y golpeé la pared con mi puño derecho, resquebrajando un poco las baldosas de la cocina. Quería gruñir, quería llorar como el niño que nunca pude dejar de ser porque nadie me había enseñado como y quise gritar como el hombre que tampoco había podido dejar de crecer por las continuas situaciones a las que me veía sometido. Oh... ¿Que digo? ¿Acaso puede una bestia ser un niño o un adulto? Los monstruos solo somos eso... monstruos y tal vez por eso nadie nunca podrá aceptarme como un igual, tal vez por eso solo he tenido a mi hermano, que ha sido lo más parecido a mi que he conocido nunca y que seguramente llegue a conocer.
Finalmente me repetí de nuevo en mi mente "¿Qué clase de broma pesada es esta? No tiene gracia, quién sea, que la pare ya... por favor"
Encontré el botiquín y saqué unas vendas. Me senté medio riéndome al lado de Fraiah y quise limpiarle la herida de la cabeza pero cuando me dispuse a hacerlo solo encontré sangre seca. "¿Qué clase de broma es esta?" Enarqué una ceja y comencé a dar vueltas en la cama alrededor de Fraiah ¿Dónde diablos estaba aquella herida? Tenía un moratón, pero... pero debería tener una herida, ¿Qué demonios era eso? Dejé de sonreír, me puse serio, una extraña sensación recorrió mi columna vertebral y creo que sentí algo de miedo.
Fraiah... ¿Puedes explicarme por qué tu herida ya ha sanado?
Yo no era el único que estaba escondiendo grandes secretos y sin embargo había sido el único que había sido tratado con desprecio por tenerlos. Por lo menos lo que yo me guardaba solo me pertenecía a mi y no ponía en riesgo la seguridad de nadie, pero Fraiah... ¿Qué pasaba con ella? Algo dentro de mí no paraba de temblar. De nuevo pude advertir que su aroma no era del todo normal. Me acerqué cuidadosamente a su pelo, cual cachorro y pude olerlo... eso era lo que me ponía los pelos de punta. No era miedo lo que sentían mis instintos, era rabia.
No quería soltarle nada estúpido, necesitaba que ella me lo explicara. Su piel era cálida, sus ojos humanos y su apetito completamente normal, necesitaba respirar, su corazón latía, y sin embargo. "Fraiah ¿Qué te pasa?" Me tumbé en la cama, de lado, de forma que mis pies quedaban colgados y mi cabeza apoyada contra la pared, estaba derrotado ¿Por qué nadie me quería contar nada? Nokku ¿Cuántas cosas se te olvidaron contarme de este pueblo? Miré a Fraiah, mis ojos denotaban cansancio pero yo no podría dormir ni aunque me dejasen. Algo malo se cernía sobre esa chica y seguramente "Yo soy el único que no sabe nada ¿verdad? Tal vez es mejor así, no te juzgaré por nada, podemos ser amigos sin más, sin importar nuestro pasado, sin importar el peso que llevamos sobre nuestras espaldas" No abrí más la boca, no era mi momento de hablar, pero mis pensamientos seguían fluyendo como un continuo e interminable discurso. Todo lo que podía hacer realmente era sentarme ahí y esperar alguna respuesta. Incluso si Fraiah era una cazadora, cosa que sería muy extraña, no había explicación posible para que su cuerpo asimilara tan bien los golpes y sanara tan rápido, después de todo, esto no es la primera vez que pasa: la primera vez, cuando me la encontré en la tumba de mi hermanastro tenía una herida muy grave en el abdomen, debería haber estado en cama por lo menos una semana, con fiebre y nauseas, pero no.
Espera, no digas nada, yo... perdona por preguntarte sin más, no tienes porque decirme nada, de cualquier forma es culpa mía el que tu hayas acabado herida, si tan solo no me hubiera emperrado en ir a verte...
Qué estúpido y egoísta había sido ¿Cómo se me había ocurrido si quiera dudar de ella? Cualquier cosa que tuviera que contarme me la contaría cuando ella quisiera. No podía permitirme esa clase de comportamientos ¿No? De cualquier forma, el raro era yo, el que no tenía a nadie era yo, yo era el que la necesitaba, el chico perdido era yo, no ella. Mi melena me hizo algo de cosquillas, no estaba acostumbrado a tenerla suelta pero tampoco es que tuviera muchas ganas de rehacerme la coleta. Me levanté y miré por la ventana. Quería abrazarla y decirle que lo sentía mucho, que solo había ido tras ella porque me sentía solo, que era un simple egoísta, que su sonrisa me agradaba y que no aguantaba ver esa expresión de desaliento suya, pero "Pero yo no soy nadie... ni siquiera debería existir, no estoy seguro en realidad de si soy un humano... He venido aquí por tu petición hermano, pero no se que hacer realmente, no se como podrán ellos aceptarme cuando tu les acabas de dejar, no se como quieres que salve a todos cuando no puedo ni salvarme yo mismo" Me giré, con aire despreocupado, como si por mi mente no pasara nada y deje que parte de mi melena me tapase la cara. Con mis botas manchadas de sangre salí de la habitación de tres largas zancadas y bajé a la cocina. No me sentía bien. Hiperventile un poco y tragué saliva. Me sentía estúpido por sentir tanta auto-compasión y eso a su vez me hacía sentir peor, era como si me estuvieran partiendo en dos, me agobiaba y mi agobio se retroalimentaba a si mismo al sentir como ese agobio aumentaba. ¿Que clase de presidente iba a ser si no podía manejar situaciones como esas? ¿O es que estaba pasando algo más? ¿Había pasado algo por alto? ¿Realmente era normal todo lo que me estaba ocurriendo? Apreté la mandíbula, cerré los ojos con fuerza y golpeé la pared con mi puño derecho, resquebrajando un poco las baldosas de la cocina. Quería gruñir, quería llorar como el niño que nunca pude dejar de ser porque nadie me había enseñado como y quise gritar como el hombre que tampoco había podido dejar de crecer por las continuas situaciones a las que me veía sometido. Oh... ¿Que digo? ¿Acaso puede una bestia ser un niño o un adulto? Los monstruos solo somos eso... monstruos y tal vez por eso nadie nunca podrá aceptarme como un igual, tal vez por eso solo he tenido a mi hermano, que ha sido lo más parecido a mi que he conocido nunca y que seguramente llegue a conocer.
Finalmente me repetí de nuevo en mi mente "¿Qué clase de broma pesada es esta? No tiene gracia, quién sea, que la pare ya... por favor"
¿Acaso no son los humanos los únicos monstruos que este mundo realmente conoce, o simplemente los monstruos son aquellos que dejaron de ser humanos? No lo se querida pero sea o no un monstruo yo no dejaré que ningún humano te trate como a un monstruo porque eso es lo que dicta mi corazón. Y mi corazón es todo lo que tengo pues mi mente es confusa y mi alma difusa.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Una patada abrió la puerta de la casa de Nokku. Ah, ¿cuántas patadas había recibido ya esa puerta? Fraiah sonrió interiormente ante aquel pensamientos, pues recordaba la cantidad de ocasiones en que Nokku entró con ella con el mismo ímpetu y la misma preocupación. La nostalgia de los recuerdos invadían su pecho, pero ya no le dolían como antes, al contrario, le alegraban un poco. Por una vez, Fraiah se sentía agradecida de haber vivido tantas cosas junto a él, y su pérdida, aunque continúa siendo letal e insoportable para su pequeño corazón, era más fácil de sobrellevar.
Jack subió las escaleras y la depositó en la cama. Fraiah deslizó los dedos por las sábanas y un suspiro se escabulló de entre sus labios. Podía ver en Jack el cansancio y el hastío. Quería decirle que descanse un poco, que se tranquilice, pero estaba tan hiperactivo a pesar de las heridas que acababa por sorprenderla. ¿Por qué él se preocupaba tanto por ella? ¿Por qué siempre parecía buscarla? Quizás Fraiah también era algo egoísta, pues mientras estaba tan ensimismada en su dolor, no fue capaz de percatarse del dolor de los demás, y mucho menos del dolor del propio Jack, quien últimamente parecía desvivirse por su seguridad, aunque ella ciertamente no fuera nada suyo, más que la novia de su hermano muerto. Quzás incluso hoy, ella continuase siendo así de egoísta. Y ojalá pudiese llegar a ver más allá, a través de esos ojos esmeralda que tenía enfrente.
Cuando Jack se dispuso a curarle la herida, Fraiah cerró los ojos presagiando el posible ardor insoportable. Pero, cuando lo hizo, eso jamás llegó. Las palabras de Jack la dejaron anonadada y se vio obligada a abrir los ojos debido a la sorpresa y estupefacción. ¿Cómo que la herida no estaba? ¿Cómo era posible que hubiera sanado? Eso no le sucede a los humanos, al menos no a un humano común y corriente, y aunque ella tuviera sangre de familia cazadora en sus venas, ese jamás fue el poder que su clan poseía. La regeneración no era un don de humanos o cazadores, sino un don de vampiros.
Tragó saliva y tanteó con su mano la zona donde debería estar el corte. Y nada, no halló nada más que sangre seca. Los labios de Fraiah comenzaron a temblar levemente, buscando fuerzas para hablar y tratar de dar una explicación a eso. ¿Y si la herida había sido leve? Tal vez no era tan grave y sanó pronto. Pero... no, imposible, al menos debería yacer allí alguna costra. El corazón de la chica comenzó a latir muy fuerte y, junto con sus nervios, se intensificó su extraño aroma. Y cuando Jack se acercó a ella y la olfateó, una alerta interna pareció encenderse. Fraiah se quedó rígida, presa de la intimidación, pero acabó por apartarse y observar a Jack desde la parte superior de la cama. Los ojos de la joven parecían enormes perlas violáceas, pero un brillo depredador se escondía en lo profundo de sus pupilas.
Pasaron unos minutos más de silencio, y entonces Jack volvió a hablar. Fraiah frunció levemente el ceño. ¿Se había emperrado en ir a verla? ¿O sea que él no había aparecido allí por casualidad? Y en todo caso... ¿Por qué? De todos modos, si él no hubiera estado en aquel lugar, probablemente ella hubiera perecido bajo las garras de aquel vampiro. Fraiah se llevó una mano al rostro y se mordió su labio inferior, nerviosa y algo alterada. Respiró hondo y luego exhaló con apacible gesto. Esto no estaba bien. Nada de esto estaba bien. Si en un principio la desconfianza era a la inversa, era ahora Jack quien desconfiaba de ella, y tenía sus razones. Al fin y al cabo, ambos tenían secretos, pero Fraiah había juzgado a Jack como un intruso que no se merecía descansar bajo el mismo techo que Nokku. Y aunque en su momento fue mordaz y fría con toda su voluntad y determinación, actualmente solo se sentía vacía y culpable. Y se sintió peor cuando Jack se fue de esa manera, tras observarla tras los cabellos dorados que cubrían su rostro.
Fraiah se abrazó a sí misma y se quedó allí, en un pequeño rincón de la habitación. Escondió su rostro entre las rodillas, observando en la oscuridad que producía su posición los bordados del uniforme de la cafetería. Y, mientras meditaba qué hacer o qué decir, sintió aquel golpe. Levantó el rostro de repente y no dudó en asomarse por la puerta de la habitación y mirar escaleras abajo. Allí detectó a Jack, en la cocina, y aunque no vio su figura, sí vio las grietas del suelo. ¿Qué demonios..? Comenzó a bajar lentamente, de forma sutil y tranquila, quizás algo temerosa de aquella impotencia transformada en violencia que Jack destilaba. Apoyó una de sus manos en el marco de la puerta de la cocina y lo miró.
- Jack... -susurró suavemente, llamándolo-. Debes dejar de involucrarte conmigo. Creo haberte dicho que... te traerá problemas. Y si no lo dije, creo que lo he insinuado -se apresuró a decir, dando unos pasos más hacia él-. Yo... Yo no soy lo que tú crees, y tampoco lo que necesitas... -mordió su labio inferior y apartó la mirada, negando con la cabeza. Sonrió amargamente-. ¿Sabes lo que me dijo ese cazador hoy? Me dijo que yo había matado a Nokku... ¿Y sabes qué pienso yo? Que quizás tenga razón -regresó su mirada hacia Jack, acompañandola con aquella sonrisa temblorosa-. Si no me hubiera metido en su camino y no me hubiera protegido esa noche, él ahora mismo podría estar aquí contigo, burlándose de tu torpeza y haciéndote bromas pesadas... -continuó diciendo, pero se vio obligada a frenar y a elevar su mirada al techo. Suspiró como quien retoma fuerzas para proseguir. La congoja oprimía su garganta, pero decidió sincerarse con él y mostrarse tal cual era, del mismo modo que él lo hacía con ella.
- Jack, verás... yo... yo solía ser una humana tan alegre, hiperactiva y despreocupada como tú, pero mi pasado nunca fue bonito, mi infancia mucho menos y toda esa oscuridad... -lo miró a los ojos pero se llevó una mano a la frente y luego la deslizó hasta su boca. No podía decirlo, no quería recordar a la familia de vampiros que la acogió ni tampoco quería recordar en lo que ella misma se convirtió. El silencio invadió otra vez su cuerpo, haciendole imposible continuar diciendo todo lo que quería soltar de una vez por todas. Acabó por darse la vuelta y mirar hacia el living. ¿Por qué costaba tanto? ¿Por qué odiaba tanto mirar hacia atrás?
Jack subió las escaleras y la depositó en la cama. Fraiah deslizó los dedos por las sábanas y un suspiro se escabulló de entre sus labios. Podía ver en Jack el cansancio y el hastío. Quería decirle que descanse un poco, que se tranquilice, pero estaba tan hiperactivo a pesar de las heridas que acababa por sorprenderla. ¿Por qué él se preocupaba tanto por ella? ¿Por qué siempre parecía buscarla? Quizás Fraiah también era algo egoísta, pues mientras estaba tan ensimismada en su dolor, no fue capaz de percatarse del dolor de los demás, y mucho menos del dolor del propio Jack, quien últimamente parecía desvivirse por su seguridad, aunque ella ciertamente no fuera nada suyo, más que la novia de su hermano muerto. Quzás incluso hoy, ella continuase siendo así de egoísta. Y ojalá pudiese llegar a ver más allá, a través de esos ojos esmeralda que tenía enfrente.
Cuando Jack se dispuso a curarle la herida, Fraiah cerró los ojos presagiando el posible ardor insoportable. Pero, cuando lo hizo, eso jamás llegó. Las palabras de Jack la dejaron anonadada y se vio obligada a abrir los ojos debido a la sorpresa y estupefacción. ¿Cómo que la herida no estaba? ¿Cómo era posible que hubiera sanado? Eso no le sucede a los humanos, al menos no a un humano común y corriente, y aunque ella tuviera sangre de familia cazadora en sus venas, ese jamás fue el poder que su clan poseía. La regeneración no era un don de humanos o cazadores, sino un don de vampiros.
Tragó saliva y tanteó con su mano la zona donde debería estar el corte. Y nada, no halló nada más que sangre seca. Los labios de Fraiah comenzaron a temblar levemente, buscando fuerzas para hablar y tratar de dar una explicación a eso. ¿Y si la herida había sido leve? Tal vez no era tan grave y sanó pronto. Pero... no, imposible, al menos debería yacer allí alguna costra. El corazón de la chica comenzó a latir muy fuerte y, junto con sus nervios, se intensificó su extraño aroma. Y cuando Jack se acercó a ella y la olfateó, una alerta interna pareció encenderse. Fraiah se quedó rígida, presa de la intimidación, pero acabó por apartarse y observar a Jack desde la parte superior de la cama. Los ojos de la joven parecían enormes perlas violáceas, pero un brillo depredador se escondía en lo profundo de sus pupilas.
Pasaron unos minutos más de silencio, y entonces Jack volvió a hablar. Fraiah frunció levemente el ceño. ¿Se había emperrado en ir a verla? ¿O sea que él no había aparecido allí por casualidad? Y en todo caso... ¿Por qué? De todos modos, si él no hubiera estado en aquel lugar, probablemente ella hubiera perecido bajo las garras de aquel vampiro. Fraiah se llevó una mano al rostro y se mordió su labio inferior, nerviosa y algo alterada. Respiró hondo y luego exhaló con apacible gesto. Esto no estaba bien. Nada de esto estaba bien. Si en un principio la desconfianza era a la inversa, era ahora Jack quien desconfiaba de ella, y tenía sus razones. Al fin y al cabo, ambos tenían secretos, pero Fraiah había juzgado a Jack como un intruso que no se merecía descansar bajo el mismo techo que Nokku. Y aunque en su momento fue mordaz y fría con toda su voluntad y determinación, actualmente solo se sentía vacía y culpable. Y se sintió peor cuando Jack se fue de esa manera, tras observarla tras los cabellos dorados que cubrían su rostro.
Fraiah se abrazó a sí misma y se quedó allí, en un pequeño rincón de la habitación. Escondió su rostro entre las rodillas, observando en la oscuridad que producía su posición los bordados del uniforme de la cafetería. Y, mientras meditaba qué hacer o qué decir, sintió aquel golpe. Levantó el rostro de repente y no dudó en asomarse por la puerta de la habitación y mirar escaleras abajo. Allí detectó a Jack, en la cocina, y aunque no vio su figura, sí vio las grietas del suelo. ¿Qué demonios..? Comenzó a bajar lentamente, de forma sutil y tranquila, quizás algo temerosa de aquella impotencia transformada en violencia que Jack destilaba. Apoyó una de sus manos en el marco de la puerta de la cocina y lo miró.
- Jack... -susurró suavemente, llamándolo-. Debes dejar de involucrarte conmigo. Creo haberte dicho que... te traerá problemas. Y si no lo dije, creo que lo he insinuado -se apresuró a decir, dando unos pasos más hacia él-. Yo... Yo no soy lo que tú crees, y tampoco lo que necesitas... -mordió su labio inferior y apartó la mirada, negando con la cabeza. Sonrió amargamente-. ¿Sabes lo que me dijo ese cazador hoy? Me dijo que yo había matado a Nokku... ¿Y sabes qué pienso yo? Que quizás tenga razón -regresó su mirada hacia Jack, acompañandola con aquella sonrisa temblorosa-. Si no me hubiera metido en su camino y no me hubiera protegido esa noche, él ahora mismo podría estar aquí contigo, burlándose de tu torpeza y haciéndote bromas pesadas... -continuó diciendo, pero se vio obligada a frenar y a elevar su mirada al techo. Suspiró como quien retoma fuerzas para proseguir. La congoja oprimía su garganta, pero decidió sincerarse con él y mostrarse tal cual era, del mismo modo que él lo hacía con ella.
- Jack, verás... yo... yo solía ser una humana tan alegre, hiperactiva y despreocupada como tú, pero mi pasado nunca fue bonito, mi infancia mucho menos y toda esa oscuridad... -lo miró a los ojos pero se llevó una mano a la frente y luego la deslizó hasta su boca. No podía decirlo, no quería recordar a la familia de vampiros que la acogió ni tampoco quería recordar en lo que ella misma se convirtió. El silencio invadió otra vez su cuerpo, haciendole imposible continuar diciendo todo lo que quería soltar de una vez por todas. Acabó por darse la vuelta y mirar hacia el living. ¿Por qué costaba tanto? ¿Por qué odiaba tanto mirar hacia atrás?
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
No me moví, solo me quedé allí, con el puño apoyado en la pared al tiempo que finos hilos de sangre se deslizaban por las resquebrajadas baldosas. Mi respiración era fuerte, amenazante y mis ojos estaban perdidos, mirando al vacio mientras Fraiah hablaba. Estaba escuchándola, analizando cada una de las palabras y no podía creer lo que estaba oyendo, no porque le impactara la información si no por la estupidez de Fraiah "Tu eres la fuerte, no yo" Pensé mientras escuchaba su autocompasión ¿Que no me involucrara? ¿Que era culpa suya? Por el amor de Dios, que clase de sustancia psicótica había tomado para poder decir tantas sandeces juntas. Quise abofetearla para que parase de decir tonterías porque en vez de ayudarme no hacía más que mentir y herirme aún más pero no pude, estaba petrificado. Y entonces nombró a Nokku y describió una hipotética situación en la que el pudiera seguir vivo "Muy bien Ms. Adivina pero lo que no sabes es que yo estoy aqui precisamente porque el esta muerto, Nokku sabía desde un principio que era muy probable que tarde o temprano los vampiros le arrebatasen la vida, es por eso que me ha estado entrenando, el lo sabía, lo sabía todo, tal vez no había podido predecir el momento exacto de su muerte pero sabía que iba a morir ¿Por qué se habría molestado entonces en comenzar a entrenarme tanto? Joder, lo tenía todo planeado" Me separé finalmente de la pared y tragué una buena bocanada de aire por la nariz cuando Fraiah se dio la vuelta. Me eché el pelo hacia atrás y seguí descubriendo el plan de mi hermanastro, había dado con la clave " El era más grande que yo cuando nos usaron de cobayas, su cuerpo se mostró más recesivo al poder. Sin embargo yo no era así, me había fusionado con la bestia a la perfección, me había convertido en un completo monstruo desde un principio. Y el lo sabía, por eso el sí podía usar sus poderes de forma tan prematura. El rechazaba ese poder con todo su corazón, el anhelaba volver a ver a su familia, tenia cosas por las que luchar, era humano, yo no, no tenía nada que recuperar en realidad, nada por lo que luchar, desde que tengo recuerdos he estado solo, he ahí la razón por la que aquel científico me encontró deambulando por las calle medio muerto, por eso Nokku nunca pudo alcanzar el máximo esplendor de sus habilidades, porque en cuanto lo hiciera moriría... tal vez había muerto así, aceptando a la bestia y con el sacrificio de su vida protegió a todos, pero eso daba igual, el lo sabía y no me dijo nada. Siempre he sido el segundo, el de atrás, el débil" Bajé la mirada y sentí como el dolor de la perdida de mi hermano me golpeaba de nuevo, me asaltó con furia, inaplacable, recorría cada tejido de mi cuerpo pero a la vez... me liberaba, me liberaba de Nokku y de mi estúpida dependencia hacia el. Era mi turno para crecer, era mi turno de salir a la luz, de demostrar mi valía, de superar al maestro, de protegerlos a todos, de tomar el jodido puesto de Presidente.
No...
Dije tranquilamente mientras daba dos pasos hacia Fraiah. La abracé por detrás y cerré los ojos, no podía permitir que ella recayera en la oscuridad, no la dejaría marchar tan fácilmente.
Tu eres Fraiah. Simplemente Fraiah. No me importa tu pasado ni tu futuro. Lo único que cuenta es que estas aquí y perdóname si me involucro pero... es mi decisión. Me prometí que te protegería sin importar que y no voy a echarme atrás.
La solté y supe que era lo que tenía que hacer. No más dudas por el momento, no más tristeza. Tenía que brillar y tomar el puesto de Presidente cuanto antes, de lo contrario en pocos días la revolución sería imparable. Pero todavía había algo de tiempo así que simplemente retrocedí hasta la cafetera e intente emular las cosas que había hecho antes Fraiah para conseguir hacer café, solo que no me acordaba bien y creo que hice algo mal.
Estupida máquina jum, dame café idiota, o te degrado a tostadora.
No...
Dije tranquilamente mientras daba dos pasos hacia Fraiah. La abracé por detrás y cerré los ojos, no podía permitir que ella recayera en la oscuridad, no la dejaría marchar tan fácilmente.
Tu eres Fraiah. Simplemente Fraiah. No me importa tu pasado ni tu futuro. Lo único que cuenta es que estas aquí y perdóname si me involucro pero... es mi decisión. Me prometí que te protegería sin importar que y no voy a echarme atrás.
La solté y supe que era lo que tenía que hacer. No más dudas por el momento, no más tristeza. Tenía que brillar y tomar el puesto de Presidente cuanto antes, de lo contrario en pocos días la revolución sería imparable. Pero todavía había algo de tiempo así que simplemente retrocedí hasta la cafetera e intente emular las cosas que había hecho antes Fraiah para conseguir hacer café, solo que no me acordaba bien y creo que hice algo mal.
Estupida máquina jum, dame café idiota, o te degrado a tostadora.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Mientras se encontraba dándole la espalda, temía por su vida, claramente. Oía la respiración de Jack y podía advertir, gracias a ella, que su estado anímico no era el mejor y que en realidad estaba furioso. Por su parte, Fraiah tenía que seguir hablando, quería contarle todo aquí y ahora, pues no sabía si mañana estaría dispuesta. Sin embargo, las palabras no querían salir de su boca y se sentía más estúpida que nunca. Todo este tiempo lo había tratado mal y lo había rechazado en cada instante en que él aparecía. A decir verdad, Fraiah jamás le había dado a Jack una oportunidad.
Iba a hablar de nuevo, pero entonces se vio rodeada por sus brazos. El corazón de Fraiah latió de repente. Cerró los ojos un momento, sintiendo la calidez de su cuerpo frente al frío invierno que inundaba el ambiente exterior y también el interior, pues la casa no había sido habitada desde la muerte de Nokku, y por lo tanto los leños no estaban encendidos. Escuchó sus palabras y tuvieron un efecto extrañamente anesteciante. ¿Por qué él? ¿Por qué todo la guiaba hacia Jack Wintersnow?
Cuando el abrazo se deshizo, ella volteó a ver por encima de su hombro lo que Jack hacía. Observó su larga cabellera. En verdad no se parecía en nada a Nokku, pero si algo caracterizaba su parentesco era, sin duda, aquella energía y aquel sentido del humor. Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Fraiah, una mezcla de alegría y nostalgia. Al ver cómo luchaba con la cafetera, se acercó y apretó un simple botón. Luego, una vez el vaso se llenó, lo retiró y se lo tendió a Jack con una mano, mientras apoyaba uno de sus codos sobre el mármol de la cocina y recargaba su mentón sobre la mano libre. Le sonrió cálidamente, cerrando sus pequeños ojos y arquando sus rosados labios.
- ¿Quieres que prepare la cena? -preguntó al cabo de unos segundos. Había dudado unos momentos, pues no estaba segura de actuar como si nada hubiera ocurrido, pero decidió arriesgarse y olvidar esto por un tiempo. Quizás más entrada la noche la conversación saliera a la luz y fluyera por sí sola-. Claro, si es que quieres que me quede o, en su defecto, me acompañas a la Academia -agregó luego, incorporándose y apoyándose en el mármol con ambas manos, ladeando la cabeza y dejando mecer su cabello castaño a un lado.
Iba a hablar de nuevo, pero entonces se vio rodeada por sus brazos. El corazón de Fraiah latió de repente. Cerró los ojos un momento, sintiendo la calidez de su cuerpo frente al frío invierno que inundaba el ambiente exterior y también el interior, pues la casa no había sido habitada desde la muerte de Nokku, y por lo tanto los leños no estaban encendidos. Escuchó sus palabras y tuvieron un efecto extrañamente anesteciante. ¿Por qué él? ¿Por qué todo la guiaba hacia Jack Wintersnow?
Cuando el abrazo se deshizo, ella volteó a ver por encima de su hombro lo que Jack hacía. Observó su larga cabellera. En verdad no se parecía en nada a Nokku, pero si algo caracterizaba su parentesco era, sin duda, aquella energía y aquel sentido del humor. Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Fraiah, una mezcla de alegría y nostalgia. Al ver cómo luchaba con la cafetera, se acercó y apretó un simple botón. Luego, una vez el vaso se llenó, lo retiró y se lo tendió a Jack con una mano, mientras apoyaba uno de sus codos sobre el mármol de la cocina y recargaba su mentón sobre la mano libre. Le sonrió cálidamente, cerrando sus pequeños ojos y arquando sus rosados labios.
- ¿Quieres que prepare la cena? -preguntó al cabo de unos segundos. Había dudado unos momentos, pues no estaba segura de actuar como si nada hubiera ocurrido, pero decidió arriesgarse y olvidar esto por un tiempo. Quizás más entrada la noche la conversación saliera a la luz y fluyera por sí sola-. Claro, si es que quieres que me quede o, en su defecto, me acompañas a la Academia -agregó luego, incorporándose y apoyándose en el mármol con ambas manos, ladeando la cabeza y dejando mecer su cabello castaño a un lado.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Pensé que iba a partir la cafetera en dos con la katana pero una vez más Fraiah simplemente apretó un botón y todo pareció ir bien. Me tendió el café y por un momento me quedé mirándola, sorprendido. No me creía lo que estaba viendo. Estaba contenta, o al menos lo parecía. Y mi cara de sorpresa pronto se convirtió en un mar de carcajadas, me apetecía reírme, no sabía porque pero el verla así me producía una extraña sensación, era como si me estuvieran haciendo cosquillas en el pecho, simplemente reía de ¿Felicidad? Dejé que una lágrima de risa se escapara de mis vidriosos ojos y entonces cogí la taza que ella me tendía. No me importaba si ella estaba fingiendo, lo hacía tan bien que simplemente no me podía quejar. Puede que sea complicado de explicar o puede que simplemente sea inexplicable pero cada vez que ella mostraba ese lado suyo podía sentir como todo el vació de mi interior se llenaba en un momento y... me sentía tan "lleno". Pensé que estaba condenado, condenado a perecer esa sensación de "nada" que se desarrollaba en mi pecho pero entonces llegaba ella y simplemente sonreía, entonces la ciudad de mi interior volvía a resurgir del océano de la soledad como la mismísima Atlántida y ciertamente: esa sensación hacía cosquillas, las cosquillas más agradables que haya podido sentir jamás.
Entonces lo comprendí. Era evidente a fin y al cabo. El hecho de que ella fuera extraña o tuviera secretos no importaba, nada de eso importaba, si ella era capaz de llenar ese vació que me mataba todas las noches y me atormentaba por el día entonces valía la pena luchar por ella, valía la pena poner la mano y el corazón en el fuego.
Escuché sus palabras y volví a sonreír mientras ladeaba la cabeza. Dejé que mi suave y lisa melena se agitase un poco y entonces abrí la boca.
Te invitaría a quedarte incluso si mi estómago estuviera lleno jajajajaja Quiero decir: si, estaría bien cenar otra vez juntos ahora que nos conocemos un poco mejor.
Pero de lo que no estaba seguro era de si nos conocíamos mejor a nosotros mismos o simplemente los unos a los otros. Puede que ambas cosas a la vez. Me tomé el café lentamente, hacía algo de frío y la bebida me calentaba. Estuve a punto de tropezarme cuando sentí un repentino dolor agudo y punzante en la pierna. "Creo que me puedo haber lesionado un poco, será mejor que me siente o algo" Pensé mientras me alejaba de la cocina con una sonrisa algo forzada después de haber vaciado la taza de café.
Vi que la chimenea estaba apagada y que incluso tenía telarañas así que cogí unos troncos y prendí fuego a la leña gracias a unas viejas cerillas que había ahí. Estaban todas, seguramente Nokku nunca tuvo que usarlas. La chimenea comenzó a dar calor a la casa poco a poco y la luz pareció haber vuelto a aquel hogar porque antes de eso la casa siempre parecía que estaba en blanco y negro, como esas dramáticas y antiguas películas. Por fin algo de alegría.
Después de eso me fui al sofá y al sentarme comencé a comprobar que no tenía ningún hueso roto. Paso un rato hasta que pude analizar mi estado. No, parecía que no tenía nada roto pero sin embargo si que me había hecho daño en el femur derecho y en el tobillo izquierdo, nada que no se fuera a curar. Suspiré y me agarré del pelo, ya estaba bien de andar por ahí como si fuera el príncipe de la armadura reluciente, el pelo así me molestaba así que comencé a hacerme la coleta. "Pero, pero... es tan laaaargo, y estoy taaan cansaaaado" Desistí y me tumbé en ese calentito sofa con todo el pelo tapandome la cara y buena parte del cuerpo, era como el niño del exorcista rubio y con acondicionador. Me reí un poco de eso y mi pelo rebotó contra mi cara mientras mis carcajadas lo hacían vibrar de un lado a otro. "Todavía me acuerdo de cuando estaba Fraiah aqui dormida y me tropecé jejejeje ella nunca lo sabra jejejeje"Me ruboricé un poco pero no se me veía la cara asi que no me importó. En vez de eso simplemente volví a suspirar y me quedé ahí tendido cual croqueta sedosa y lisa.
Entonces lo comprendí. Era evidente a fin y al cabo. El hecho de que ella fuera extraña o tuviera secretos no importaba, nada de eso importaba, si ella era capaz de llenar ese vació que me mataba todas las noches y me atormentaba por el día entonces valía la pena luchar por ella, valía la pena poner la mano y el corazón en el fuego.
Escuché sus palabras y volví a sonreír mientras ladeaba la cabeza. Dejé que mi suave y lisa melena se agitase un poco y entonces abrí la boca.
Te invitaría a quedarte incluso si mi estómago estuviera lleno jajajajaja Quiero decir: si, estaría bien cenar otra vez juntos ahora que nos conocemos un poco mejor.
Pero de lo que no estaba seguro era de si nos conocíamos mejor a nosotros mismos o simplemente los unos a los otros. Puede que ambas cosas a la vez. Me tomé el café lentamente, hacía algo de frío y la bebida me calentaba. Estuve a punto de tropezarme cuando sentí un repentino dolor agudo y punzante en la pierna. "Creo que me puedo haber lesionado un poco, será mejor que me siente o algo" Pensé mientras me alejaba de la cocina con una sonrisa algo forzada después de haber vaciado la taza de café.
Vi que la chimenea estaba apagada y que incluso tenía telarañas así que cogí unos troncos y prendí fuego a la leña gracias a unas viejas cerillas que había ahí. Estaban todas, seguramente Nokku nunca tuvo que usarlas. La chimenea comenzó a dar calor a la casa poco a poco y la luz pareció haber vuelto a aquel hogar porque antes de eso la casa siempre parecía que estaba en blanco y negro, como esas dramáticas y antiguas películas. Por fin algo de alegría.
Después de eso me fui al sofá y al sentarme comencé a comprobar que no tenía ningún hueso roto. Paso un rato hasta que pude analizar mi estado. No, parecía que no tenía nada roto pero sin embargo si que me había hecho daño en el femur derecho y en el tobillo izquierdo, nada que no se fuera a curar. Suspiré y me agarré del pelo, ya estaba bien de andar por ahí como si fuera el príncipe de la armadura reluciente, el pelo así me molestaba así que comencé a hacerme la coleta. "Pero, pero... es tan laaaargo, y estoy taaan cansaaaado" Desistí y me tumbé en ese calentito sofa con todo el pelo tapandome la cara y buena parte del cuerpo, era como el niño del exorcista rubio y con acondicionador. Me reí un poco de eso y mi pelo rebotó contra mi cara mientras mis carcajadas lo hacían vibrar de un lado a otro. "Todavía me acuerdo de cuando estaba Fraiah aqui dormida y me tropecé jejejeje ella nunca lo sabra jejejeje"Me ruboricé un poco pero no se me veía la cara asi que no me importó. En vez de eso simplemente volví a suspirar y me quedé ahí tendido cual croqueta sedosa y lisa.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Y él comenzó a reír. Fraiah no sabía por qué lo hacía. ¿Acaso tenía algo en la cara que le daba gracia? ¿O sería el café, que ya estaba viejo, y tenía algún gas extraño? Realmente, no lo entendía. Pero no importaba. La cuestión es que comenzó a reirse ella también, como si las muertes de la cafetería nunca hubieran ocurrido y como si ella fuese en verdad una chica común y corriente disfrutando de la compañía de un amigo. Las carcajadas de Fraiah inundaron la casa junto con las de Jack, pero rápidamente ella se volteó para comenzar a husmear en las alacenas.
- Oye, podrías comprar algo de comida -le reprochó, calmando un poco su corazón agitado a causa de la risa. Se dio media vuelta y lo observó, encendiendo los leños y luego arrojándose sobre el sofá. No lo culpaba, debía estar exhausto-. ¿Te gustan las pastas? Porque creo que lo único que hay aquí es un paquete de spaguettis y un poco de salsa en el refrigerador. Supongo que aún se conservar congelada -dijo, meditando el buen estado de aquella salsa que había hecho hace unos meses atrás y que la había guardado allí para otra ocasión.
Al cabo de unos momentos, comenzó a preparar una cacerola con agua y a encender la ornalla de la cocina. No esperaría su respuesta. Lo tomaría como un sí, porque la cosa era muy simple: o le gustaba esto o no comía, pues no había otra cosa. Y mientras el silencio se extendía entre ambos, Fraiah recordó algo:
- El Director de la Academia organizará una fiesta de Navidad. Quizás te guste ir. Aunque no quiero mentirte -se volteó para mirarlo con ojos inquisidores-. Esas fiestas nunca terminan bien -confesó, sonriendo suavemente y regresando su atención a la cocina.
- Oye, podrías comprar algo de comida -le reprochó, calmando un poco su corazón agitado a causa de la risa. Se dio media vuelta y lo observó, encendiendo los leños y luego arrojándose sobre el sofá. No lo culpaba, debía estar exhausto-. ¿Te gustan las pastas? Porque creo que lo único que hay aquí es un paquete de spaguettis y un poco de salsa en el refrigerador. Supongo que aún se conservar congelada -dijo, meditando el buen estado de aquella salsa que había hecho hace unos meses atrás y que la había guardado allí para otra ocasión.
Al cabo de unos momentos, comenzó a preparar una cacerola con agua y a encender la ornalla de la cocina. No esperaría su respuesta. Lo tomaría como un sí, porque la cosa era muy simple: o le gustaba esto o no comía, pues no había otra cosa. Y mientras el silencio se extendía entre ambos, Fraiah recordó algo:
- El Director de la Academia organizará una fiesta de Navidad. Quizás te guste ir. Aunque no quiero mentirte -se volteó para mirarlo con ojos inquisidores-. Esas fiestas nunca terminan bien -confesó, sonriendo suavemente y regresando su atención a la cocina.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Estaba tumbado en el sofá cuando las palabras de Fraiah llegaron a mis oídos. Una fiesta, una fiesta sería genial, nunca antes había asistido a uno pero estaba seguro de que me movería como pez en el agua en ella. Aparte de ser un torpe idiota también era un excelente psicoanalista, por desgracia solo podía hacer uso de esa habilidad mia para analizar a las personas cuando no las conocía mucho o no tenía sentimientos en relación con ellas. En parte podría haber psicoanalizado a Fraiah, si me ponía serio y frió, podría haberlo hecho hacía tiempo pero me negaba a intentarlo. Vamos ¿Qué gracia tendría? Me podría poner en ese mismo instante a pensar sobre ella y estaba seguro de que descubriría muchas cosas, pero, por favor eso era.. no lo se ¿Cruel? Realmente era como meterse dentro de la mente de alguien. Evidentemente no era nada tan sofisticado como eso pero observando los gestos y las palabras de las personas de forma adecuada se podía aprender de ellas muchas cosas, demasiadas. Yo quería disfrutar de la compañía de Fraiah como un chico normal, no como el estúpidamente mejor estratega de la estúpida escuela de batalla de Moscow. Si, se me había olvidado decir que yo no venía de una simple academia pues en ella se entrenaban a los chicos más capacitados para convertirse en comandantes en potencia, pero a mi todo ese royo me daba grima, era demasiado frió, el ejercito era frió y me daba asco. Sacaba las mejores notas, los demás niños eran aburridos y superficiales y eso plus mis experiencias en la otra escuela me aisló por completo. El director y los profesores estaban completamente frustrados conmigo: la mente mejor capacitada para liderar ejércitos pero era inepto para relacionarme. ¡Ja! Si claro, lo que pasa es que yo odiaba a toda esa gente. Ellos solo querían a una marioneta más a la que controlar y no tardé en darme cuenta de eso, antes de entrar en la escuela de batalla ya sabía que allí solo me iban a entrenar para utilizarme así que siempre usaba mis psicoanálisis con los profesores para humillarlos y joderles cuando me querían obligar a hacer algo que no quería.
Pero... ¿A qué viene todo esto? Bueno, simplemente divagaba pero en cierto modo tenía sentido explicarlo ya que pronto asistiría a una fiesta donde tendría que hacer uso de mi cerebro. Iba a hacerme con el control de la Asociación de Cazadores allí mismo. Estaba decidido. Solo tendría que entrar, mirar, observar, pensar actuar, hablar un poco y por último actuar de nuevo. No era nada complicado para mi. He de recordar que había llegado a donde estaba sin ayuda de esos caprichosos poderes que parece que solo se activan si Fraiah esta en peligro "Jope, es verdad, antes se activaban cuando lo estaba yo ¿Será que ella es muy importante para mí? Quiero decir, más de lo que ya creo que me importa" Me quité el pelo de la cabeza y en vez de levantarme dejé mi cabeza colgando hacia el suelo, fuera del sofá y la miré allí, en la cocina. Mi melena colgaba y yo la observé cocinar sin intentar analizar ni un solo movimiento suyo. Solo observaba, disfrutaba viéndola allí tranquila, calentando pasta y oliendo la extraña salsa que brillaba por la noche en el frigorífico.
¿Y que quieres que te diga? ¿Que me podría haber dado cuenta de todo si hubiera querido? No me serviría de nada descubrir en ese momento que esa forma suya de ladear la cabeza era porque quería ocultar su mirada, lo que a la vez quería decir que sus ojos tenían algo extraño y peligroso, el brillo de los instintos de un vampiro. De nada me serviría revivir los momentos de la batalla con Roger en mi memoria y darme cuenta de que realmente sus ojos brillaban con un tono diferente cuando le clavo ese palo de escoba en el hombro, cosa que en realidad ningún humano, por muy fuerte que sea no hubiera podido hacer, que eso demostraba que ella, al igual que yo, había despertado sus habilidades dormidas solo para ayudarme y que eso significaba que sentía por mía algo más que el simple deber de pagarme una "deuda" por haberla ayudado y salvado. Oh, claro que me daría cuenta de que me estaba invitando abiertamente a la fiesta porque quería que yo fuera, no me lo estaba comunicando simplemente, quería que fuera y quería que nos encontráramos allí porque aunque se autoengañara ella sabía en el fondo que yo iría y en cuanto me viera allí dentro sentiría una seguridad que hacía tal vez semanas que no había podido sentir ¿Pensais que no me habría dado cuenta de que lo de cocinar era algo que solo hacía para Nokku y que en concreto y evidentemente esa salsa era para ÉL en un principio? ¿Creéis que no me daría cuenta de que si Fraiah no me estaría dando una oportunidad no habría intentado sacar esa salsa ni en broma, la habría tirado nada más verla y que si yo fuera otro ella pensaría "Ni de broma, esto era para Él, y nadie más lo merece". También me daría cuenta de que ella me necesitaba pues yo por esa misma regla de tres la hacía sentirse mejor sobre la muerte de Nokku,mi presencia hacía que ella tuviera que esforzarse por hacer que Él se sintiera orgulloso de ella y que sin importar qué Fraiah me importaba mucho más de lo que me hubiera gustado jamas y que eso era peligroso.
"Querída, me daría cuenta de todo, pero no pienso pensar en ello, lo pensaré cuando todo haya pasado, cuando tenga que contarle mi historia a alguien, cuando sea viejo y simplemente este plasmando mi historia sobre un papel o sobre la pantalla de un ordenador" Pensé profundamente mientras no dejaba de sonreír.
Eso es genial. Si hay una fiesta tengo que ir sin falta. Tengo que presentarme y tomar el control de la Asociación, es la oportunidad perfecta. Voy a acabar con todos esos traidores que ensucian el apellido Damaru. No te preocupes, no volverán a ponerte la mano. No mientras yo pueda impedirlo. Pero por favor, no lleves tu vestido manchado de sangre eh, que nos conocemos, se te gusta mucho la sangre jajaja.
Bromee sin darme cuenta de lo que estaba diciendo realmente ¿O si lo sabía y solo me engañaba a mi mismo? No podía saberlo pues no quería saberlo, era así de simple. Volví a poner mi cabeza en el sofá y me quedé momificado por mi pelo de nuevo. Era una sensación agradable, la luz de la chimenea se filtraba por mis cabellos y me daba la sensación de que estaba dentro de un lago de ámbar o algo por el estilo, era tranquilizador.
Pero... ¿A qué viene todo esto? Bueno, simplemente divagaba pero en cierto modo tenía sentido explicarlo ya que pronto asistiría a una fiesta donde tendría que hacer uso de mi cerebro. Iba a hacerme con el control de la Asociación de Cazadores allí mismo. Estaba decidido. Solo tendría que entrar, mirar, observar, pensar actuar, hablar un poco y por último actuar de nuevo. No era nada complicado para mi. He de recordar que había llegado a donde estaba sin ayuda de esos caprichosos poderes que parece que solo se activan si Fraiah esta en peligro "Jope, es verdad, antes se activaban cuando lo estaba yo ¿Será que ella es muy importante para mí? Quiero decir, más de lo que ya creo que me importa" Me quité el pelo de la cabeza y en vez de levantarme dejé mi cabeza colgando hacia el suelo, fuera del sofá y la miré allí, en la cocina. Mi melena colgaba y yo la observé cocinar sin intentar analizar ni un solo movimiento suyo. Solo observaba, disfrutaba viéndola allí tranquila, calentando pasta y oliendo la extraña salsa que brillaba por la noche en el frigorífico.
¿Y que quieres que te diga? ¿Que me podría haber dado cuenta de todo si hubiera querido? No me serviría de nada descubrir en ese momento que esa forma suya de ladear la cabeza era porque quería ocultar su mirada, lo que a la vez quería decir que sus ojos tenían algo extraño y peligroso, el brillo de los instintos de un vampiro. De nada me serviría revivir los momentos de la batalla con Roger en mi memoria y darme cuenta de que realmente sus ojos brillaban con un tono diferente cuando le clavo ese palo de escoba en el hombro, cosa que en realidad ningún humano, por muy fuerte que sea no hubiera podido hacer, que eso demostraba que ella, al igual que yo, había despertado sus habilidades dormidas solo para ayudarme y que eso significaba que sentía por mía algo más que el simple deber de pagarme una "deuda" por haberla ayudado y salvado. Oh, claro que me daría cuenta de que me estaba invitando abiertamente a la fiesta porque quería que yo fuera, no me lo estaba comunicando simplemente, quería que fuera y quería que nos encontráramos allí porque aunque se autoengañara ella sabía en el fondo que yo iría y en cuanto me viera allí dentro sentiría una seguridad que hacía tal vez semanas que no había podido sentir ¿Pensais que no me habría dado cuenta de que lo de cocinar era algo que solo hacía para Nokku y que en concreto y evidentemente esa salsa era para ÉL en un principio? ¿Creéis que no me daría cuenta de que si Fraiah no me estaría dando una oportunidad no habría intentado sacar esa salsa ni en broma, la habría tirado nada más verla y que si yo fuera otro ella pensaría "Ni de broma, esto era para Él, y nadie más lo merece". También me daría cuenta de que ella me necesitaba pues yo por esa misma regla de tres la hacía sentirse mejor sobre la muerte de Nokku,mi presencia hacía que ella tuviera que esforzarse por hacer que Él se sintiera orgulloso de ella y que sin importar qué Fraiah me importaba mucho más de lo que me hubiera gustado jamas y que eso era peligroso.
"Querída, me daría cuenta de todo, pero no pienso pensar en ello, lo pensaré cuando todo haya pasado, cuando tenga que contarle mi historia a alguien, cuando sea viejo y simplemente este plasmando mi historia sobre un papel o sobre la pantalla de un ordenador" Pensé profundamente mientras no dejaba de sonreír.
Eso es genial. Si hay una fiesta tengo que ir sin falta. Tengo que presentarme y tomar el control de la Asociación, es la oportunidad perfecta. Voy a acabar con todos esos traidores que ensucian el apellido Damaru. No te preocupes, no volverán a ponerte la mano. No mientras yo pueda impedirlo. Pero por favor, no lleves tu vestido manchado de sangre eh, que nos conocemos, se te gusta mucho la sangre jajaja.
Bromee sin darme cuenta de lo que estaba diciendo realmente ¿O si lo sabía y solo me engañaba a mi mismo? No podía saberlo pues no quería saberlo, era así de simple. Volví a poner mi cabeza en el sofá y me quedé momificado por mi pelo de nuevo. Era una sensación agradable, la luz de la chimenea se filtraba por mis cabellos y me daba la sensación de que estaba dentro de un lago de ámbar o algo por el estilo, era tranquilizador.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Mientras Fraiah continuaba con la labor de la cocina, aguardaba por las respuestas de Jack. Ante tanta espera -pues habían transcurrido varios minutos e incluso el agua ya estaba lista para arrojar allí la pasta-, creyó que él no quería ir, que realmente no le interesaban esas cosas. Ahora que lo pensaba, ni siquiera ella misma sabía por qué lo había invitado. Se mordió el labio inferior suavemente mientras terminaba de echar los spaguettis. ¿Por qué? ¿Por qué tras tantas veces que quiso evitarlo ahora disfrutaba de pasar la noche con él, con todas las cosas extrañas que esas palabras, "pasar la noche", significaban? Esta era la casa de Nokku, la casa en donde ella había vivido con él por un tiempo. Aunque Jack fuese la persona que, en definitiva, más conocía al cazador, ella sentía que era una falta de respeto que estuviera aquí con él. Pero tal vez debería dejar de enredarse en todo este asunto. Después de todo, ella pensaba dormir aquí abajo, bien lejitos de él y de cualquier cosa que se pudiese malinterpretar.
Tras unos minutos más, las palabras de Jack llegaron a sus oídos. Fraiah se volteó a verlo, sorprendida.
- ¿Vas a hacer eso en la fiesta? ¿No crees que sería un poco... repentino y peligroso? -preguntó, frunciendo el ceño levemente. En su mente quedaron grabadas sus palabras: "Voy a acabar con esos traidores que ensucian el apellido Damaru". Fraiah suspiró levemente-. Gracias, Jack. Pero espero que entiendas la situación peligrosa que estamos atravesando, y como ya te lo he dicho, quedarte a mi lado no es la mejor opción. Pero... -avanzó unos pequeños pasos hacia adelante-. Pero si puedo ayudarte en algo, lo haré. Conozco bastante la Asociación y tengo algunas personas de confianza allí. Solo tienes que pedirme lo que necesites. Además, iré a la fiesta, así que bueno... ya sabes -susurró, rascandose levemente la nuca, sin saber muy bien qué decir para que todo eso no suene raro. Pero luego, toda su preocupación acerca del discurso desapareció. Clavó sus ojos en Jack y emitieron un pequeño destello carmesí. ¿Que si le gustaba la sangre? Este chico era realmente un idiota cuando quería, ¿cierto?
Fraiah recorrió con velocidad el espacio que la separaba de Jack y se inclinó sobre el sofá, lo suficientemente lejos como para no tocarlo pero lo suficientemente cerca como para ponerlo nervioso. Se quitó del uniforme de la cafetería un alfiler que sostenía una pequeña estampa. Con rapidez, la colocó de punta sobre el cuello de Jack, dispersando sus cabellos con un simple soplo de aire que salió de su boca.
- ¿Quieres ver cuánto me gusta la sangre en verdad? ¿O prefieres callar tu bocota y seguir con vida, disfrutando de la cena y de la compañía de una viuda algo enfermiza? -preguntó, sonriendo suavemente pero con una mirada que contrastaba a la perfección con aquella sonrisa, pues era imponente y amenazante. Los cabellos de Fraiah rozaban su rostro y se mecían a medida que el aire de sus palabras chocaba contra ellos. Aunque en el fondo solo bromeaba, estaba dispuesta a darle una lección a ese humorcito crudo que tanto él como Nokku poseían.
Tras unos minutos más, las palabras de Jack llegaron a sus oídos. Fraiah se volteó a verlo, sorprendida.
- ¿Vas a hacer eso en la fiesta? ¿No crees que sería un poco... repentino y peligroso? -preguntó, frunciendo el ceño levemente. En su mente quedaron grabadas sus palabras: "Voy a acabar con esos traidores que ensucian el apellido Damaru". Fraiah suspiró levemente-. Gracias, Jack. Pero espero que entiendas la situación peligrosa que estamos atravesando, y como ya te lo he dicho, quedarte a mi lado no es la mejor opción. Pero... -avanzó unos pequeños pasos hacia adelante-. Pero si puedo ayudarte en algo, lo haré. Conozco bastante la Asociación y tengo algunas personas de confianza allí. Solo tienes que pedirme lo que necesites. Además, iré a la fiesta, así que bueno... ya sabes -susurró, rascandose levemente la nuca, sin saber muy bien qué decir para que todo eso no suene raro. Pero luego, toda su preocupación acerca del discurso desapareció. Clavó sus ojos en Jack y emitieron un pequeño destello carmesí. ¿Que si le gustaba la sangre? Este chico era realmente un idiota cuando quería, ¿cierto?
Fraiah recorrió con velocidad el espacio que la separaba de Jack y se inclinó sobre el sofá, lo suficientemente lejos como para no tocarlo pero lo suficientemente cerca como para ponerlo nervioso. Se quitó del uniforme de la cafetería un alfiler que sostenía una pequeña estampa. Con rapidez, la colocó de punta sobre el cuello de Jack, dispersando sus cabellos con un simple soplo de aire que salió de su boca.
- ¿Quieres ver cuánto me gusta la sangre en verdad? ¿O prefieres callar tu bocota y seguir con vida, disfrutando de la cena y de la compañía de una viuda algo enfermiza? -preguntó, sonriendo suavemente pero con una mirada que contrastaba a la perfección con aquella sonrisa, pues era imponente y amenazante. Los cabellos de Fraiah rozaban su rostro y se mecían a medida que el aire de sus palabras chocaba contra ellos. Aunque en el fondo solo bromeaba, estaba dispuesta a darle una lección a ese humorcito crudo que tanto él como Nokku poseían.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
La escuché, pero en principio no la respondía. Hablaba de peligro, cosa con la que estaba demasiado familiarizado y encariñado, y también de que era repentino, cosa que no era cierta, ya que, de hecho. estaba tardando demasiado en ir a la Asociación . Así que no dije nada, no quería explicárselo, lo haría de todos modos y ella acabaría entendiéndolo cuando viera los resultados de mis acciones, por lo que bueno... simplemente me quedé allí, con mi mano derecha colgado del sofá al tiempo que yo seguía sumido en mis pensamientos. El cansancio me hacía abstraerme pero el café me mantenía despierto. El café, para mi, si lo piensas profundamente, era más efectivo que una espada, y mucho más peligroso. Podía hacer mucho más con algo de café en mi riego sanguíneo que con una katana, sobretodo cuando estaba cansado. Cuando estas cansado y no puedes dormir tu cerebro deja de prestar atención a tu cuerpo y tus pensamientos pasan a ser más ágiles, más perspicaces. Y eso si era peligroso en alguien como yo.
Estaba pensando "¿Qué tenía Fraiah?¿Qué era? Ella ya ha reconocido que tiene secretos, puede que no abiertamente pero me doy cuenta ahora que recuerdo su forma de actuar, esa mirada apenada, ese intento de hablar fracasado que hubo en la cocina, su cambio repentino de actitud y de tema" Ella y Nokku ocultaban algo. Bien, ya sabemos dos cosas: Primera, que Nokku junto con Fraiah ocultaban algo y que ese algo era algo que Fraiah no podía o no quería contarme o ambas cosas. Segunda: que una de las cosas que Fraiah me oculta por propia voluntad es que tiene... si, eso que me negaba a aceptar, algo de vampiro en su mirada. Pues al final si que lo pensé. "No debiste darle al botón de la cafetera pequeña" Me deprimí un poco al redescubrir y aceptar lo que ya sabía.
Pero de pronto ella se acercó a mí en un suspiro, con una mirada asesina y una sonrisa endiablada. Sus palabras salieron de su boca y se clavaron en mi mente como si fueran alfileres. Si, justo como el que descansaba sobre mi garganta. "Boba... estas gritando a pulmón que eres una vampiresa... perdón, no me he dado cuenta, no eres boba, llevas intentando decirmelo un buen rato y no encontrabas la manera ¿Verdad?" Una descarga de adrenalina ascendió por mis venas hasta mi cráneo. "jejeje"
El pelo de mi cara se deslizó hasta a bajo y la dejó al descubierto. Mis ojos miraban apasionados a los de Fraiah. Y no os equivoquéis, me refiero a la mirada apasionada de un cazador cuando acorrala a su presa. Mis ojos rezumaban euforia, y todo ¿Por qué? ¿Por tener un peligrosamente alfiler en la garganta? Tal vez.
Me incorporé un poco de improvisto sin decir nada y dejé que ese pequeño alfiler hiciera lo prohibido. Mis pulsaciones se habían acelerado y para cuando quise darme real cuenta la punta del alfiler había perforado las siete capas de dermis que lo separaban de la arteria que descansaba al lado de mi columna vertebral. Fue solo un instante, un simple pinchazo, pero en ese punto y con mi presión sanguínea fue suficiente para que unas gotas de sangre comenzaran a deslizarse por mi piel poco a poco, pero sin pausa.
Sonreí de la misma forma que lo hacía ella y la agarré del brazo con la mano que hacía tan solo unos segundos estaba colgando plácidamente en el límite del sofá. No quería que saltara hacia atrás o algo por el estilo, no quería que apartase su mirada de mi ojos.
Atrévete a demostrármelo si es verdad lo que insinúas
Con un tono de voz osco pero a la vez divertido la advertí claramente de que ya no había nada que ocultar, acababa de comprenderlo. La solté y dejé que hiciera lo que le plazca. Si decidía saltarme encima y arrancarme la garganta yo no se impediría, pero debía darse prisa, estaba comenzando a pensar de nuevo. "Esas dos cosas que quieres ocultarme... son realmente partes de la misma ¿Verdad? Nokku tiene algo que ver con el hecho de tengas tendencias vampíricas"
Ya no había tiempo. Me levanté rápidamente del sofá y miré hacia las escaleras
Eureka
Susurré como si de un pequeño llanto de victoria se tratase antes de salir corriendo hacia el piso de arriba. Después de pasar las escaleras de cuatro en cuatro me metí directamente a la habitación de Nokku. Miré en el armario, encima del escritorio, debajo de la cama. "Hay, que estúpido" Me tranquilicé y suspiré. Me acerqué de nuevo al escritorio y abría los pequeños cajones que tenía debajo de la mesa. Papeles, papeles y papeles llenos de apuntes, garabatos y escrituras del propio Damaru. Y entre todos esos papeles había un pequeño frasco azul con una sustancia sospechosa dentro.
¿Que cómo me había podido dar cuenta? ¿No es evidente? Lo debía adivinar desde un principio. Por mucho que Fraiah intentara ocultarlo su olor me recordaba inexplicablemente al aroma de cazador genéticamente modificado de Nokku. Fraiah había sido una vampiresa pero el amor de mi hermano y su sangre la habían vuelto a convertir en una humana. Todos esos papeles contenían la formula de la sustancia que descansaba en mi mano pero yo ya sabía que era lo que se necesitaba principalmente, una fuente de sangre tan poderosa que anule el genoma de la sangre de los vampiros que obliga a los humanos a transformarse. "Muy listo hermanito, pero tu sabías que tus genes no estaban completamente modificados, sabías que Fraiah podría morir y aun así lo hiciste... ¿Hasta que punto habías planeado mi llegada a este pueblo pequeño cabroncete?" Era por eso que Fraiah no era completamente humana, por culpa de que Nokku no era completamente un monstruo... a diferencia de mí. Yo si era un completo mutante.
Me senté en su cama, derrotado por el peso del descubrimiento que acababa de hacer. Todos los cabos sueltos estaban ahora amarrados fuertemente " La razón por la que mis poderes se activan cuando Fraiah esta en peligro reside en esta mierda de frasco y no en lo que sienta o deje de sentir, mis instintos me hacen proteger esa parte suya que no es humana, esa parte de Nokku. Realmente he estado protegiendo a Nokku y no a Fraiah.... ¿Me habrán engañado mis sentidos todo este tiempo?" De nuevo estaba confuso, muy confuso. Era cierto, ya no podía negarlo, sentía algo por esa pequeña pseudo-vampiresa pero... ¿Y si mis sentimientos eran todos de mentira? ¿Y si no había sido más que engañado y usado? Estaba tan seguro de mi mismo y otra vez me veía rodeado de oscuridad.
Tsk...
"De cualquier manera. Ahora realmente el único que puede salvar a Fraiah de su situación soy yo. Me leeré los apuntes de mi hermano y pronto realizaré una cura total, pero ¿Qué es lo que yo deseo?" Suspire profundamente y me guardé el frasco en el bolsillo "Amigo, ahora más que ayudarme comienzas a atormentarme, pero te ayudaré, no lo dudes, puedes contar conmigo aunque espero que me hayas dejado alguna otra pista que me ayude a descubrir más cosas sobre mi mismo" ¿Qué le diría a Fraiah la próxima vez que la viera? ¿Qué pasaría? No quería ni imaginarlo. Encima había sido un idiota con ella, al hablarle de esa manera. Me limpié con desgana la sangre del cuello y me miré los zapatos, arrepentido. Debía reconocerlo. Era demasiada información de golpe para mi.
Estaba pensando "¿Qué tenía Fraiah?¿Qué era? Ella ya ha reconocido que tiene secretos, puede que no abiertamente pero me doy cuenta ahora que recuerdo su forma de actuar, esa mirada apenada, ese intento de hablar fracasado que hubo en la cocina, su cambio repentino de actitud y de tema" Ella y Nokku ocultaban algo. Bien, ya sabemos dos cosas: Primera, que Nokku junto con Fraiah ocultaban algo y que ese algo era algo que Fraiah no podía o no quería contarme o ambas cosas. Segunda: que una de las cosas que Fraiah me oculta por propia voluntad es que tiene... si, eso que me negaba a aceptar, algo de vampiro en su mirada. Pues al final si que lo pensé. "No debiste darle al botón de la cafetera pequeña" Me deprimí un poco al redescubrir y aceptar lo que ya sabía.
Pero de pronto ella se acercó a mí en un suspiro, con una mirada asesina y una sonrisa endiablada. Sus palabras salieron de su boca y se clavaron en mi mente como si fueran alfileres. Si, justo como el que descansaba sobre mi garganta. "Boba... estas gritando a pulmón que eres una vampiresa... perdón, no me he dado cuenta, no eres boba, llevas intentando decirmelo un buen rato y no encontrabas la manera ¿Verdad?" Una descarga de adrenalina ascendió por mis venas hasta mi cráneo. "jejeje"
El pelo de mi cara se deslizó hasta a bajo y la dejó al descubierto. Mis ojos miraban apasionados a los de Fraiah. Y no os equivoquéis, me refiero a la mirada apasionada de un cazador cuando acorrala a su presa. Mis ojos rezumaban euforia, y todo ¿Por qué? ¿Por tener un peligrosamente alfiler en la garganta? Tal vez.
Me incorporé un poco de improvisto sin decir nada y dejé que ese pequeño alfiler hiciera lo prohibido. Mis pulsaciones se habían acelerado y para cuando quise darme real cuenta la punta del alfiler había perforado las siete capas de dermis que lo separaban de la arteria que descansaba al lado de mi columna vertebral. Fue solo un instante, un simple pinchazo, pero en ese punto y con mi presión sanguínea fue suficiente para que unas gotas de sangre comenzaran a deslizarse por mi piel poco a poco, pero sin pausa.
Sonreí de la misma forma que lo hacía ella y la agarré del brazo con la mano que hacía tan solo unos segundos estaba colgando plácidamente en el límite del sofá. No quería que saltara hacia atrás o algo por el estilo, no quería que apartase su mirada de mi ojos.
Atrévete a demostrármelo si es verdad lo que insinúas
Con un tono de voz osco pero a la vez divertido la advertí claramente de que ya no había nada que ocultar, acababa de comprenderlo. La solté y dejé que hiciera lo que le plazca. Si decidía saltarme encima y arrancarme la garganta yo no se impediría, pero debía darse prisa, estaba comenzando a pensar de nuevo. "Esas dos cosas que quieres ocultarme... son realmente partes de la misma ¿Verdad? Nokku tiene algo que ver con el hecho de tengas tendencias vampíricas"
Ya no había tiempo. Me levanté rápidamente del sofá y miré hacia las escaleras
Eureka
Susurré como si de un pequeño llanto de victoria se tratase antes de salir corriendo hacia el piso de arriba. Después de pasar las escaleras de cuatro en cuatro me metí directamente a la habitación de Nokku. Miré en el armario, encima del escritorio, debajo de la cama. "Hay, que estúpido" Me tranquilicé y suspiré. Me acerqué de nuevo al escritorio y abría los pequeños cajones que tenía debajo de la mesa. Papeles, papeles y papeles llenos de apuntes, garabatos y escrituras del propio Damaru. Y entre todos esos papeles había un pequeño frasco azul con una sustancia sospechosa dentro.
¿Que cómo me había podido dar cuenta? ¿No es evidente? Lo debía adivinar desde un principio. Por mucho que Fraiah intentara ocultarlo su olor me recordaba inexplicablemente al aroma de cazador genéticamente modificado de Nokku. Fraiah había sido una vampiresa pero el amor de mi hermano y su sangre la habían vuelto a convertir en una humana. Todos esos papeles contenían la formula de la sustancia que descansaba en mi mano pero yo ya sabía que era lo que se necesitaba principalmente, una fuente de sangre tan poderosa que anule el genoma de la sangre de los vampiros que obliga a los humanos a transformarse. "Muy listo hermanito, pero tu sabías que tus genes no estaban completamente modificados, sabías que Fraiah podría morir y aun así lo hiciste... ¿Hasta que punto habías planeado mi llegada a este pueblo pequeño cabroncete?" Era por eso que Fraiah no era completamente humana, por culpa de que Nokku no era completamente un monstruo... a diferencia de mí. Yo si era un completo mutante.
Me senté en su cama, derrotado por el peso del descubrimiento que acababa de hacer. Todos los cabos sueltos estaban ahora amarrados fuertemente " La razón por la que mis poderes se activan cuando Fraiah esta en peligro reside en esta mierda de frasco y no en lo que sienta o deje de sentir, mis instintos me hacen proteger esa parte suya que no es humana, esa parte de Nokku. Realmente he estado protegiendo a Nokku y no a Fraiah.... ¿Me habrán engañado mis sentidos todo este tiempo?" De nuevo estaba confuso, muy confuso. Era cierto, ya no podía negarlo, sentía algo por esa pequeña pseudo-vampiresa pero... ¿Y si mis sentimientos eran todos de mentira? ¿Y si no había sido más que engañado y usado? Estaba tan seguro de mi mismo y otra vez me veía rodeado de oscuridad.
Tsk...
"De cualquier manera. Ahora realmente el único que puede salvar a Fraiah de su situación soy yo. Me leeré los apuntes de mi hermano y pronto realizaré una cura total, pero ¿Qué es lo que yo deseo?" Suspire profundamente y me guardé el frasco en el bolsillo "Amigo, ahora más que ayudarme comienzas a atormentarme, pero te ayudaré, no lo dudes, puedes contar conmigo aunque espero que me hayas dejado alguna otra pista que me ayude a descubrir más cosas sobre mi mismo" ¿Qué le diría a Fraiah la próxima vez que la viera? ¿Qué pasaría? No quería ni imaginarlo. Encima había sido un idiota con ella, al hablarle de esa manera. Me limpié con desgana la sangre del cuello y me miré los zapatos, arrepentido. Debía reconocerlo. Era demasiada información de golpe para mi.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
La sangre había comenzado a fluir a través de esa pequeña herida. Los ojos de Fraiah se mantuvieron fijos en los de Jack. Sus pupilas No se movieron ni un centímetro en búsqueda del brillo carmesí que descendía por el cuello del cazador. Ella no era un vampiro, al menos no uno al cien por ciento, por lo tanto no necesitaba de aquello. No necesitaba alimentarse de humanos para sobrevivir. Aunque en muchas ocasiones su autocontrol flaqueó con el simple hecho de ver algún objeto rojo, con el tiempo había conseguido evitar todo lo que Katrina le había dicho y había conseguido mantenerse intacta, siendo lo que era, desde que Nokku le otorgó esta nueva vida.
La mano de Jack aferraba su brazo y Fraiah continuaba mirándolo, apacible y amenazante a la vez. "¿Tanto deseas saberlo? ¿Cuántas indirectas vas a plantearme en el camino para poder averiguar la verdad que es evidente a los ojos? Soy un monstruo de esos a los cuales tú das caza, Jack, ¿y qué harás ante la verdad?". Mientras aquellos pensamientos surcaban la mente de Fraiah, Jack la había desafiado una vez más. Sin embargo, el violáceo de sus ojos no cambió en ningún momento. Ni una pizca carmesí podía adivinarse en el interior de los mismos. Aunque una parte de ella quisiera beber esa sangre hasta la última gota, ahora mismo era más fuerte su humanidad. Sus sentimientos hacia Nokku eran más fuertes que esta sed de sangre, y no haría algo como esto en su propia casa.
Jack la soltó de repente y ascendió las escaleras. Fraiah se volteó para mirarlo, siguiendo el movimiento de su cuerpo con determinación. Dejó que el brazo que contenía la aguja cayera a un lado, mientras su cabeza se giraba hacia la cocina: ya estaba lista la comida. Fraiah se acercó y apagó el fuego, pero decidió que no se quedaría allí abajo a esperar. Subió las escaleras y se colocó en el marco de la puerta. Observó con un brillo en los ojos cómo aquel líquido azul se balanceaba dentro del frasco.
- Parece que ya no necesito decirlo. Es bueno que me hayas ahorrado el esfuerzo -susurró, provocativa y astuta-. ¿Esto era lo que tanto deseabas saber? Espero que no te sientas decepcionado con el descubrimiento. Esto es lo que soy, Jack, y no podrás hacer nada para cambiarlo. De la noche a la mañana podré ser tu enemiga, y espero que para ese entonces no estés cerca -sonrió cálidamente, acercándose a él y sentándose a su lado. Lo miró fijamente, mientras apreciaba su concentración-. Solo bromeaba... prometo no intentar matarte de nuevo, como aquella vez -recordó la ocasión en la que tuvieron aquel pequeño problema en la sala de música de Nokku-. Si lo hiciera, ahora sí podrían acusarme de atentar contra el Presidente -sonrió y suspiró, negando con la cabeza-. Yo no fui siempre un vampiro, ¿sabes? Y aunque no lo creas, el ser uno en el fondo, me ayuda a recordar y mantener viva quien en verdad fui -comentó, por más paradójico que sonara-. Entiendo si ya no quieres verme ni hablarme, pues a veces suele ocurrir eso con ustedes, los cazadores -rió suavemente-. Muchos me odian en la Asociación porque sospechan de mí -agregó, estirando uno de sus brazos y apoyando su mano sobre la de Jack-. Pero... -ascendió su mano hasta el mentón de Jack y le obligó a mirarla suavemente-, ¿tú sospechas de mi, Jack? -preguntó con un tono de voz suave y melodioso. Y en ese momento el destello carmesí emergió en unos ojos puros.
La mano de Jack aferraba su brazo y Fraiah continuaba mirándolo, apacible y amenazante a la vez. "¿Tanto deseas saberlo? ¿Cuántas indirectas vas a plantearme en el camino para poder averiguar la verdad que es evidente a los ojos? Soy un monstruo de esos a los cuales tú das caza, Jack, ¿y qué harás ante la verdad?". Mientras aquellos pensamientos surcaban la mente de Fraiah, Jack la había desafiado una vez más. Sin embargo, el violáceo de sus ojos no cambió en ningún momento. Ni una pizca carmesí podía adivinarse en el interior de los mismos. Aunque una parte de ella quisiera beber esa sangre hasta la última gota, ahora mismo era más fuerte su humanidad. Sus sentimientos hacia Nokku eran más fuertes que esta sed de sangre, y no haría algo como esto en su propia casa.
Jack la soltó de repente y ascendió las escaleras. Fraiah se volteó para mirarlo, siguiendo el movimiento de su cuerpo con determinación. Dejó que el brazo que contenía la aguja cayera a un lado, mientras su cabeza se giraba hacia la cocina: ya estaba lista la comida. Fraiah se acercó y apagó el fuego, pero decidió que no se quedaría allí abajo a esperar. Subió las escaleras y se colocó en el marco de la puerta. Observó con un brillo en los ojos cómo aquel líquido azul se balanceaba dentro del frasco.
- Parece que ya no necesito decirlo. Es bueno que me hayas ahorrado el esfuerzo -susurró, provocativa y astuta-. ¿Esto era lo que tanto deseabas saber? Espero que no te sientas decepcionado con el descubrimiento. Esto es lo que soy, Jack, y no podrás hacer nada para cambiarlo. De la noche a la mañana podré ser tu enemiga, y espero que para ese entonces no estés cerca -sonrió cálidamente, acercándose a él y sentándose a su lado. Lo miró fijamente, mientras apreciaba su concentración-. Solo bromeaba... prometo no intentar matarte de nuevo, como aquella vez -recordó la ocasión en la que tuvieron aquel pequeño problema en la sala de música de Nokku-. Si lo hiciera, ahora sí podrían acusarme de atentar contra el Presidente -sonrió y suspiró, negando con la cabeza-. Yo no fui siempre un vampiro, ¿sabes? Y aunque no lo creas, el ser uno en el fondo, me ayuda a recordar y mantener viva quien en verdad fui -comentó, por más paradójico que sonara-. Entiendo si ya no quieres verme ni hablarme, pues a veces suele ocurrir eso con ustedes, los cazadores -rió suavemente-. Muchos me odian en la Asociación porque sospechan de mí -agregó, estirando uno de sus brazos y apoyando su mano sobre la de Jack-. Pero... -ascendió su mano hasta el mentón de Jack y le obligó a mirarla suavemente-, ¿tú sospechas de mi, Jack? -preguntó con un tono de voz suave y melodioso. Y en ese momento el destello carmesí emergió en unos ojos puros.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Así que Nokku no solo me había traído al pueblo para ocupar su puesto si no que además quería que yo salvase a Fraiah de ese fatal destino. Y como cuando nombras al diablo tres veces el diablo aparece Fraiah apareció finalmente en la habitación de mi hermano. Ella también estaba confusa, sus delicadas palabras no podían ocultármelo, estaba confusa porque yo lo estaba, no sabía cuál iba a ser mi decisión pero era boba, Fraiah era muy boba si estaba pensando que yo la abandonaría. "Mujeres... pensé que lo que decían los libros de que eran unas expertas en el chantaje emocional era una exageración, pero, parecía que por lo menos a Fraiah se le daba muy bien eso de decir las cosas que se supone que uno necesita escuchar en el momento adecuado" Era una pena que a mi realmente esos trucos no me hacían efecto, no por otra cosa si no porque ella estaba equivocada, me daba igual lo que pensara, no iba a dejarla ni iba a ponerme en su contra.
Seguía mirándome los zapatos cuando apoyó su mano contra la mía. Me daba igual "Haz lo que quieras" Pensé, no sabía que intentaba pretender con eso. No sabía lo que quería y como ella siempre se había mostrado hosca y desagradable pensé que se estaba burlando de mi o algo por el estilo. De todos modos ni me enfadé ni lo rechacé, estaba ocupado pensando en cosas más grandes.
Entonces me agarró del mentón y me hizo mirarla a los ojos. Un atisbo de ese color rojo carmesí centelleó en sus iris pero... ¿Qué más daba, si ya lo sabía, no hacía falta que me lo demostrase? " A lo mejor solo intenta que concíe más en ella, aunque no se como podría hacer eso si ya he puesto mi vida en sus manos una vez" A diferencia de ella mis ojos no mostraban ya ese entusiasmo alocado de antes, si no que estaban pensativos, como aburridos. Giré la cabeza de nuevo hacia el escritorio y me deshice así del agarre de la mano de Fraiah.
No digas tonterías. No hay nada de lo que sospechar. Ya te lo he dicho, eres simplemente Fraiah. Todo lo demás me da igual
Dije con un tono apagado y lejano.Me levanté y cogí los viejos papeles llenos de escrituras que había en el cajón. Los hojee con paciencia y suspiré después de un rato. Eso no era bueno, nada bueno. Seguramente ella ya lo sabía pero yo le iba a recordar un detalle que acababa de descubrir.
Te mueres. Da igual lo fuerte que seas. El antídoto que te suministro Nokku era simplemente imperfecto.
Hablé de nuevo con ese tono pesado y después dejé los papeles sobre la mesa, eso era todo lo que necesitaba saber por el momento. Me giré hacia Fraiah y me quedé delante de ella, mirándola sin saber muy bien que decir.
Pero el mio si lo será.
Susurré. El olor de la pasta subió hasta la parte de arriba de la casa y me abrió el apetito de repente así que le dirijí una mirada cómplice y después sonreí sinceramente.
No voy a abandonarte Fraiah. Acabaré con lo que Nokku empezó y entonces no tendrás que preocuparte. Porcierto... cuando te cures por completo... realmente, em. Bueno, acabarás siendo como yo y Nok. Más bien como yo, con las habilidades latentes de mi hermano. Es todo lo que se puede hacer, no puedo hacer que vuelvas a ser una humana normal... si esque lo has sido alguna vez jajajaja. Vayamos a cenar, me muero de ganas por probar la salsa sospechosa.
Entonces me volteé y mi melena me siguió, rebotando contra el aire como una solemne capa, hasta que me perdí en la cocina. Traje la comida y los cubiertos junto con los platos. Me senté sonriente y esperé a Fraiah.
Seguía mirándome los zapatos cuando apoyó su mano contra la mía. Me daba igual "Haz lo que quieras" Pensé, no sabía que intentaba pretender con eso. No sabía lo que quería y como ella siempre se había mostrado hosca y desagradable pensé que se estaba burlando de mi o algo por el estilo. De todos modos ni me enfadé ni lo rechacé, estaba ocupado pensando en cosas más grandes.
Entonces me agarró del mentón y me hizo mirarla a los ojos. Un atisbo de ese color rojo carmesí centelleó en sus iris pero... ¿Qué más daba, si ya lo sabía, no hacía falta que me lo demostrase? " A lo mejor solo intenta que concíe más en ella, aunque no se como podría hacer eso si ya he puesto mi vida en sus manos una vez" A diferencia de ella mis ojos no mostraban ya ese entusiasmo alocado de antes, si no que estaban pensativos, como aburridos. Giré la cabeza de nuevo hacia el escritorio y me deshice así del agarre de la mano de Fraiah.
No digas tonterías. No hay nada de lo que sospechar. Ya te lo he dicho, eres simplemente Fraiah. Todo lo demás me da igual
Dije con un tono apagado y lejano.Me levanté y cogí los viejos papeles llenos de escrituras que había en el cajón. Los hojee con paciencia y suspiré después de un rato. Eso no era bueno, nada bueno. Seguramente ella ya lo sabía pero yo le iba a recordar un detalle que acababa de descubrir.
Te mueres. Da igual lo fuerte que seas. El antídoto que te suministro Nokku era simplemente imperfecto.
Hablé de nuevo con ese tono pesado y después dejé los papeles sobre la mesa, eso era todo lo que necesitaba saber por el momento. Me giré hacia Fraiah y me quedé delante de ella, mirándola sin saber muy bien que decir.
Pero el mio si lo será.
Susurré. El olor de la pasta subió hasta la parte de arriba de la casa y me abrió el apetito de repente así que le dirijí una mirada cómplice y después sonreí sinceramente.
No voy a abandonarte Fraiah. Acabaré con lo que Nokku empezó y entonces no tendrás que preocuparte. Porcierto... cuando te cures por completo... realmente, em. Bueno, acabarás siendo como yo y Nok. Más bien como yo, con las habilidades latentes de mi hermano. Es todo lo que se puede hacer, no puedo hacer que vuelvas a ser una humana normal... si esque lo has sido alguna vez jajajaja. Vayamos a cenar, me muero de ganas por probar la salsa sospechosa.
Entonces me volteé y mi melena me siguió, rebotando contra el aire como una solemne capa, hasta que me perdí en la cocina. Traje la comida y los cubiertos junto con los platos. Me senté sonriente y esperé a Fraiah.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Fraiah, intimidante y paciente, estaba probando a Jack. Sus ojos eran provocativos e inquisidores, pero los suyos eran apagados y desanimados. No duró mucho aquel contacto, pues Jack lo deshizo en un abrir y cerrar de ojos. Fraiah siguió su el rastro de su rostro en cuanto giró su cabeza. La joven apenas entreabrió los labios, quizás esperando que algunas palabras salieran de su boca. Sin embargo, Jack habló primero, y ella lo agradeció internamente, pues sentía que no tenía nada para decir.
"Simplemente Fraiah". Eso suena bien, lástima que ella no pueda verlo de ese modo. A veces envidiaba la facilidad con la que Jack ignoraba todas las cosas crudas que emergían ante sus ojos. A veces deseaba tener ese control para seguir como si nada cuando había más problemas que soluciones. Aunque por dentro Jack meditaba cada cosa, cada suces -pues su expresión lo denotaba-, no acababan por transcurrir unos minutos y ya volvía a ser el de antes. A veces no lo entendía. En realidad, creía no entenderlo nunca y ser incapaz de comprenderlo jamás. Pero quién sabe... Tal vez algún día... Aunque a pesar del tiempo que pasó junto a Nokku, ella jamás pudo saber mucho de él. Era como dormir con un extraño al que aprecias mucho.
Jack se puso de pie y cogió los papeles y documentos que Nokku tenía allí. Cuando se volteó para mirarla, no meditó ni un segundo en soltar aquello con tal sequedad. Fraiah frunció el ceño y lo miró amenazante y distante. Así que Katrina tenía razón al fin y al cabo. Y Nokku siempre intentaba desmentir aquello, como si jamás fuera a suceder. ¿Pero qué si hubiera ocurrido antes de tiempo? ¿Qué si ocurre mañana mismo? Tal vez la muerte llegara por fin y la alejara de todo este sufrimiento, de todo este dolor y de las sucesivas pérdidas. Sin embargo, aún no estaba lista. Por más que lo deseara fervientemente, no estaba preparada para morir. Y las sucesivas ocasiones en que pudo perecer, algo o alguien lo evitó, transmitiendo así la orden del Destino.
Fraiah aún tenía mucho que hacer por aquí.
- Admiro tu seguridad, pero gracias por decirme que me estoy muriendo y esto por ser el conejillo de indias de ambos. La verdad, me siento muy apreciada y querida. Y ni hablar de lo amada que me siento por Nokku Damaru -dijo con clara ironía, mirando hacia un lado y perdiendo sus ojos violáceos en el exterior de la casa, donde parecía comenzar a nevar suavemente. Tras unos momentos, suspiró y se puso de pie. Se miró la ropa. Debería sacarse este uniforme y ponerse algo más cómodo. Comenzó a rebuscar algo cómodo en el armario, y encontró un short y una sudadera ancha de Nokk. Suspiró otra vez. Algo es algo. Comenzó a desatar el lazo de su vestido mientras oía las palabras de Jack. Dejó de hacer lo que estaba haciendo para proceder a mirarlo fijamente. ¿Qué era lo que estaba oyendo? Tragó saliva suavemente, nerviosa. ¿Entonces si él lograba lo que quería, qué pasaría con ella exactamente? ¿Cómo que se convertiría en alguien como Nokk o como él? Esto no estaba bien. Incluso comenzaba a creer que era peor que ser un vampiro. ¿Cómo demonios se suponía que ella iba a estar bien de ese modo? Sería como un mono con navaja.
Antes que pudiera reprochar algo, Jack se fue de la habitación. Fraiah terminó de cambiarse de ropa y se llevó ambas manos a la cabeza, echando su cabello hacia atrás y haciendo con él una coleta. Se sentía incómoda, rara... Se sentía como un verdadero experimento más que como una joven a la que un cazador amó alguna vez. Nokku... ¿qué pretendías y qué pretendes conmigo ahora?, pensó.
Tragó saliva otra vez y comenzó a bajar, no antes sin revisar su móvil. No había mensajes ni llamadas perdidas. Qué extraño. Lo dejó en el bolsillo de su uniforme de trabajo y salió de la habitación. Al llegar a la sala de estar, observó a Jack en la mesa listo para cenar.
- He aquí la salsa sospechosa -murmuró, sentándose frente a él. Se abrazó a sí misma unos momentos, hacía frío allí y con todo el revuelo de la cafetería había dejado su abrigo en aquel lugar. Dejó de frotar sus brazos para servir la comida. A Jack le sirvió un plato abundante, pero ella se sirvió mas bien poco. No tenía mucho hambre. Los nervios siempre lograban apoderarse de su apetito.
- Buen provecho -susurró, comenzando a enredar los spaguettis en su tenedor.
"Simplemente Fraiah". Eso suena bien, lástima que ella no pueda verlo de ese modo. A veces envidiaba la facilidad con la que Jack ignoraba todas las cosas crudas que emergían ante sus ojos. A veces deseaba tener ese control para seguir como si nada cuando había más problemas que soluciones. Aunque por dentro Jack meditaba cada cosa, cada suces -pues su expresión lo denotaba-, no acababan por transcurrir unos minutos y ya volvía a ser el de antes. A veces no lo entendía. En realidad, creía no entenderlo nunca y ser incapaz de comprenderlo jamás. Pero quién sabe... Tal vez algún día... Aunque a pesar del tiempo que pasó junto a Nokku, ella jamás pudo saber mucho de él. Era como dormir con un extraño al que aprecias mucho.
Jack se puso de pie y cogió los papeles y documentos que Nokku tenía allí. Cuando se volteó para mirarla, no meditó ni un segundo en soltar aquello con tal sequedad. Fraiah frunció el ceño y lo miró amenazante y distante. Así que Katrina tenía razón al fin y al cabo. Y Nokku siempre intentaba desmentir aquello, como si jamás fuera a suceder. ¿Pero qué si hubiera ocurrido antes de tiempo? ¿Qué si ocurre mañana mismo? Tal vez la muerte llegara por fin y la alejara de todo este sufrimiento, de todo este dolor y de las sucesivas pérdidas. Sin embargo, aún no estaba lista. Por más que lo deseara fervientemente, no estaba preparada para morir. Y las sucesivas ocasiones en que pudo perecer, algo o alguien lo evitó, transmitiendo así la orden del Destino.
Fraiah aún tenía mucho que hacer por aquí.
- Admiro tu seguridad, pero gracias por decirme que me estoy muriendo y esto por ser el conejillo de indias de ambos. La verdad, me siento muy apreciada y querida. Y ni hablar de lo amada que me siento por Nokku Damaru -dijo con clara ironía, mirando hacia un lado y perdiendo sus ojos violáceos en el exterior de la casa, donde parecía comenzar a nevar suavemente. Tras unos momentos, suspiró y se puso de pie. Se miró la ropa. Debería sacarse este uniforme y ponerse algo más cómodo. Comenzó a rebuscar algo cómodo en el armario, y encontró un short y una sudadera ancha de Nokk. Suspiró otra vez. Algo es algo. Comenzó a desatar el lazo de su vestido mientras oía las palabras de Jack. Dejó de hacer lo que estaba haciendo para proceder a mirarlo fijamente. ¿Qué era lo que estaba oyendo? Tragó saliva suavemente, nerviosa. ¿Entonces si él lograba lo que quería, qué pasaría con ella exactamente? ¿Cómo que se convertiría en alguien como Nokk o como él? Esto no estaba bien. Incluso comenzaba a creer que era peor que ser un vampiro. ¿Cómo demonios se suponía que ella iba a estar bien de ese modo? Sería como un mono con navaja.
Antes que pudiera reprochar algo, Jack se fue de la habitación. Fraiah terminó de cambiarse de ropa y se llevó ambas manos a la cabeza, echando su cabello hacia atrás y haciendo con él una coleta. Se sentía incómoda, rara... Se sentía como un verdadero experimento más que como una joven a la que un cazador amó alguna vez. Nokku... ¿qué pretendías y qué pretendes conmigo ahora?, pensó.
Tragó saliva otra vez y comenzó a bajar, no antes sin revisar su móvil. No había mensajes ni llamadas perdidas. Qué extraño. Lo dejó en el bolsillo de su uniforme de trabajo y salió de la habitación. Al llegar a la sala de estar, observó a Jack en la mesa listo para cenar.
- He aquí la salsa sospechosa -murmuró, sentándose frente a él. Se abrazó a sí misma unos momentos, hacía frío allí y con todo el revuelo de la cafetería había dejado su abrigo en aquel lugar. Dejó de frotar sus brazos para servir la comida. A Jack le sirvió un plato abundante, pero ella se sirvió mas bien poco. No tenía mucho hambre. Los nervios siempre lograban apoderarse de su apetito.
- Buen provecho -susurró, comenzando a enredar los spaguettis en su tenedor.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Las cosas que estaban pasando a fuera, la Asociación, los líos de vampiros que surgían cada día, las numerosas muertes que se llevaban en las calles a manos tanto de humanos como de neófitos, eran asuntos muy importantes y todas aquellas cosas había que tratarlas pero, verás, para mi, por muy egoísta que sonara, me importaba más pasar un tiempo con aquella chica y además, puede que ni siquiera estuviera haciendo nada malo, al fin y al cabo: puede que ella tuviera el secreto para poder acabar con toda aquella locura. El antídoto a la enfermedad que generaban los vampiros. Pero incluso si algún día todos los vampiros desaparecían nada cambiaría, los humanos seguirían matándose unos a otros. Todo seguiría siendo igual. Distinto collar, mismo perro. Así que no daba igual lo que hiciera siempre que pensara que eso estaba bien. Al pensar aquello me sentí pequeño, inútil, pero no podía rendirme, daría mi vida por la causa y lo sabía de sobra, de todos modos yo ya estaba muerto en realidad, solo era un fantasma. Claro que quien no lo supiera todo sobre mí muy difícilmente entendería el significado de esas palabras en mi mente.
Fraiah me sirvió la pasta y yo le eché esa salsa, que probablemente sería venenosa, pero no importaba. Si Nokk podía comérsela yo también(?). Probé una cucharada y de pronto me desmaye... solo bromeaba, estaba bastante bueno. Comí hasta estar lleno y luego recogí mi plato para llevarlo a la cocina. No había dicho ni una palabra desde que habíamos empezado a comer pero ¿Qué esperaba ella que la dijese? ¿Que su querido amorcito tenía planeada mi llegada desde el principio para que yo completase el suero cuando el muriera? Hay, Nokku era muy poderoso pero realmente no era tan listo como todos se esperaban, había dejado tantas cosas al azar. No tuvo en cuenta mis sentimientos, no tuvo en cuenta los peligros a los que se tendría que enfrentar Fraiah, no tuvo en cuenta para nada mis futuras acciones. ¿O si? "Tu estás ahí, sonriendo, contento de tener por fin tus alas y yo sigo aquí, procurando mantener el orden en el caos" Suspiré mientras volvía de la cocina, Nokku nunca preguntaba a los demás, siempre hacía las cosas a su manera y los demás teníamos que adecuarnos a ellas porque el pensaba que sus decisiones eran siempre las más acertadas. Y por muy mal que eso pueda parecer lo peor era que normalmente su elección si solía ser bastante buena. Me paré curioso a medio camino. Como respondiendo a mi llamada ese ángel se me acercó, desde atrás y apoyó una mano en mi hombro "Ya, supongo que debería dejarte descansar un poco" Pensé antes de escuchar el susurro de esa melodiosa y endemoniada voz "Te lo dejo todo a ti hermano, confía en tu fuerza" Me giré bruscamente pero allí no había nadie, claro que no había nadie. Solo pude escuchar de nuevo su molesta risa alejándose. "Que sepas que eres un capullo por planear TODO esto" Me sentía incómodo, controlado, como el niño de siete años que era controlado por su hermano mayor para que hiciera lo que el quisiese. Me sentía mal pero bien a la vez "Idiota, idiota, idiota, has dejado que te matasen para dármelo todo a mí" Tenía ganas de llorar de nuevo como el niño estúpidamente pequeño que era, pero no mostré signos de ello, simplemente seguía caminando hasta el sofá y me senté en el con cara de pocos amigos. Mi melena botó conmigo en ese mullido mueble. ¿Era acaso esa la carga de un hermano mayor? Sacrificarse por su hermano pequeño... Nah, sé que no, estoy seguro de que él podría haberlo hecho pero no hubo sacrificio, simplemente un asesinato y un testamento que me dejaba... ¿Qué me dejaba?... miré a Fraiah, claro, como no.... y bueno, al resto del pueblo también. ¿No podía elegir a otro, no? Pues claro que no, ¿A quién se lo dejaría todo? ¿A un viejo malhumorado o a algún adolescente descerebrado? Miré hacia otro lado, aun malhumorado y me cogí la melena, quería hacerme la maldita coleta de una vez. Empecé a hacerla pero los nervios no me dejaban.
¿Sabes? Me han traído aquí sin preguntar y nadie quiere explicarme las reglas de este estúpido y macabro juego. Ni siquiera quería jugar y ahora en mis manos descansan los dados que decidirán la vida de muchas personas.
Lo dije como mero desfogo. En realidad había venido por voluntad propia pero ¿Acaso tenía elección? No sabía si ella me comprendería siquiera, tal vez había usado demasiadas metáforas, pero no me importaba. Yo no quería nada de eso pero era el único que podía hacer lo que se me encomendaba era yo y lo haría, pero a ver, "¿Y mi aliciente? ¿Salvar a la gente del pueblo? Me importan todos tres cominos... grrr, lucho por vaciar el océano de arena con un cubo para luego encontrar un cofre del tesoro vació" Puse mi cara de "odio todo" y me quedé mirado la ventana. Necesitaba tranquilizarme, cuanto más pensara más nervioso me pondría. Era estúpido seguir con eso pero supongo que de vez en cuando debía de sacar mi lado más ¿Infantil? Bueno, sea lo que sea tenía que mostrar de alguna forma que yo no había pedido nada de aquello y a nada me refiero a que tampoco pedí que no me dejaran morir tranquilo en las frías calles de esa asquerosa ciudad que todo el mundo aprecia por su "belleza". Ya tendría mis alas hace tiempo y no tendría que llevar tantas cargas, sin embargo si me moría en ese momento, después de todo eso haría que muchas personas lo pasaran mal. "Y ahora que lo pienso, estando en la posición que estoy ¿Se me permite odiar algo?" Mis pensamientos ya empezaban a divagar así que cogí y apagué mi cerebro por un momento, el café era fuerte y no merecía la pena desperdiciar el tiempo pensando en sandeces. Me sentía como si varias partes de mi razonamiento tiraran de mi hacia un lado u otro con fuerza. Al final de tanto tirar podrían romperme, como cuando dos niños se pelean por el mismo muñeco y le arrancan los brazos sin querer.
Fraiah me sirvió la pasta y yo le eché esa salsa, que probablemente sería venenosa, pero no importaba. Si Nokk podía comérsela yo también(?). Probé una cucharada y de pronto me desmaye... solo bromeaba, estaba bastante bueno. Comí hasta estar lleno y luego recogí mi plato para llevarlo a la cocina. No había dicho ni una palabra desde que habíamos empezado a comer pero ¿Qué esperaba ella que la dijese? ¿Que su querido amorcito tenía planeada mi llegada desde el principio para que yo completase el suero cuando el muriera? Hay, Nokku era muy poderoso pero realmente no era tan listo como todos se esperaban, había dejado tantas cosas al azar. No tuvo en cuenta mis sentimientos, no tuvo en cuenta los peligros a los que se tendría que enfrentar Fraiah, no tuvo en cuenta para nada mis futuras acciones. ¿O si? "Tu estás ahí, sonriendo, contento de tener por fin tus alas y yo sigo aquí, procurando mantener el orden en el caos" Suspiré mientras volvía de la cocina, Nokku nunca preguntaba a los demás, siempre hacía las cosas a su manera y los demás teníamos que adecuarnos a ellas porque el pensaba que sus decisiones eran siempre las más acertadas. Y por muy mal que eso pueda parecer lo peor era que normalmente su elección si solía ser bastante buena. Me paré curioso a medio camino. Como respondiendo a mi llamada ese ángel se me acercó, desde atrás y apoyó una mano en mi hombro "Ya, supongo que debería dejarte descansar un poco" Pensé antes de escuchar el susurro de esa melodiosa y endemoniada voz "Te lo dejo todo a ti hermano, confía en tu fuerza" Me giré bruscamente pero allí no había nadie, claro que no había nadie. Solo pude escuchar de nuevo su molesta risa alejándose. "Que sepas que eres un capullo por planear TODO esto" Me sentía incómodo, controlado, como el niño de siete años que era controlado por su hermano mayor para que hiciera lo que el quisiese. Me sentía mal pero bien a la vez "Idiota, idiota, idiota, has dejado que te matasen para dármelo todo a mí" Tenía ganas de llorar de nuevo como el niño estúpidamente pequeño que era, pero no mostré signos de ello, simplemente seguía caminando hasta el sofá y me senté en el con cara de pocos amigos. Mi melena botó conmigo en ese mullido mueble. ¿Era acaso esa la carga de un hermano mayor? Sacrificarse por su hermano pequeño... Nah, sé que no, estoy seguro de que él podría haberlo hecho pero no hubo sacrificio, simplemente un asesinato y un testamento que me dejaba... ¿Qué me dejaba?... miré a Fraiah, claro, como no.... y bueno, al resto del pueblo también. ¿No podía elegir a otro, no? Pues claro que no, ¿A quién se lo dejaría todo? ¿A un viejo malhumorado o a algún adolescente descerebrado? Miré hacia otro lado, aun malhumorado y me cogí la melena, quería hacerme la maldita coleta de una vez. Empecé a hacerla pero los nervios no me dejaban.
¿Sabes? Me han traído aquí sin preguntar y nadie quiere explicarme las reglas de este estúpido y macabro juego. Ni siquiera quería jugar y ahora en mis manos descansan los dados que decidirán la vida de muchas personas.
Lo dije como mero desfogo. En realidad había venido por voluntad propia pero ¿Acaso tenía elección? No sabía si ella me comprendería siquiera, tal vez había usado demasiadas metáforas, pero no me importaba. Yo no quería nada de eso pero era el único que podía hacer lo que se me encomendaba era yo y lo haría, pero a ver, "¿Y mi aliciente? ¿Salvar a la gente del pueblo? Me importan todos tres cominos... grrr, lucho por vaciar el océano de arena con un cubo para luego encontrar un cofre del tesoro vació" Puse mi cara de "odio todo" y me quedé mirado la ventana. Necesitaba tranquilizarme, cuanto más pensara más nervioso me pondría. Era estúpido seguir con eso pero supongo que de vez en cuando debía de sacar mi lado más ¿Infantil? Bueno, sea lo que sea tenía que mostrar de alguna forma que yo no había pedido nada de aquello y a nada me refiero a que tampoco pedí que no me dejaran morir tranquilo en las frías calles de esa asquerosa ciudad que todo el mundo aprecia por su "belleza". Ya tendría mis alas hace tiempo y no tendría que llevar tantas cargas, sin embargo si me moría en ese momento, después de todo eso haría que muchas personas lo pasaran mal. "Y ahora que lo pienso, estando en la posición que estoy ¿Se me permite odiar algo?" Mis pensamientos ya empezaban a divagar así que cogí y apagué mi cerebro por un momento, el café era fuerte y no merecía la pena desperdiciar el tiempo pensando en sandeces. Me sentía como si varias partes de mi razonamiento tiraran de mi hacia un lado u otro con fuerza. Al final de tanto tirar podrían romperme, como cuando dos niños se pelean por el mismo muñeco y le arrancan los brazos sin querer.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Comieron en silencio. Ni una mosca parecía molestar aquel clima tranquilo pero incómodo. Fraiah pinchaba la pasta aleatoriamente, pensativa, y rara vez se llevaba un bocado a la boca. No sabía por qué, pero tenía un sabor amargo y no era por la comida. Aquella sensación de nervios le impedía alimentarse y recuperar energías. Ella ya no quería nada más de todo esto. Ya estaba harta, completamente cansada. ¿Por qué decidió venir a la Academia aquel día? Con apenas quince años ya se vio metida en todo este embrollo. No solo tuvo que lidiar con un hermano psicópata sino que también con novios vampiros bastante problemáticos. Y es más, tuvo que lidiar con un cazador cabezota que no hacía más que preocuparla e introducirla, lentamente, en un círculo pecaminoso del que jamás lograría salir. Porque aquí estaba, en medio de todo el desastre, intentando nadar contra la corriente y siendo el resultado de un experimento con fallas.
Levantó la mirada para observar cómo Jack se levantaba y llevaba su plato hacia la cocina. Fraiah bajó la mirada en cuanto él regresó, sin ser capaz de observarlo a los ojos. Podía percibir su molestia y sus nervios. Estaba estresado y cansado, y eso que apenas llegaba a este pueblo. Le gustaría poder decirle que todo será sencillo y terminará pronto, pero nadie podría creerse semejante mentira. Fraiah se mordió el labio inferior y se llevó ambas manos al rostro, cubriéndolo. ¿Qué podía hacer ella para ayudarlo? Le encantaría poder asegurarle que si él quería podría ser su mano derecha, pero eso era imposible. Fraiah traía siempre más problemas que soluciones, y sabía perfectamente que en la Asociación había muchos cazadores que desconfiaban de ella y que no la querían ver sino muerta. Incluso muchos de ellos, tras la muerte de Nokku, se dieron vuelta como una tortilla, y ahora amenazaban con resquebrajar todo lo que Nokku había levantado con esfuerzo y sudor. Definitivamente, era mejor que ningún cazador, salvo Kasha y Kai -porque ya lo sabían- supiera que ella y Jack se conocían e intercambiaban información.
Rió para sus adentros. Esto parecía una película de espionaje, solo que más peligroso.
Al escuchar sus palabras, Fraiah descubrió su rostro y lo observó. Ladeó suavemente la cabeza, algo apenada. Realmente se sentía mal por él, porque comprendía la responsabilidad que cargaba sobre sus hombros y la frustración que sentiría.
- Es que ese es el problema, Jack -susurró mientras se levantaba y sujetaba su plato sin acabar-. No hay reglas en este juego -concluyó, mirándolo a los ojos con una expresión seria y peligrosa-. Todos podemos morir de la noche a la mañana, ya sea por tu mala jugada -dijo señalando los dados imaginarios que Jack debería tener-, como por la mía, la de Yagari, la de Kasha... -agregó negando con la cabeza. Cualquier movimiento en falso, y sería el fin.
Se dio la vuelta y fue hasta la cocina, comenzando a lavar los trastos que utilizaron y dejándolos a un lado, ya limpios y relucientes. Suspiró llevando su antebrazo a su frente, luchando por apartar ciertos mechones de cabello que le molestaban. Debería hacerse la coleta de nuevo. Ese era el problema del cabello lacio y sedoso. Una vez concluida su labor de ama de casa, se volteó y regresó a la sala de estar, mirando a Jack con ojos preocupados.
- ¿Por qué no vas a descansar? Necesitas hacerlo -sugirió, un poco atemorizada por el estado nervioso del chico. Ahora mismo, a juzgar por su expresión y su forma de hablar, podría jurar que este no era el Jack que conoció aquel día. Era como ver todo aquello que le corroe por dentro mientras sonríe y bromea despreocupadamente, casi como Nokku solía hacerlo. ¿Y será que sentía esta casa como un pequeño refugio donde podía ser él sin más, donde podía optar por ser débil si quería, pues nadie le haría daño?
Al ver que el silencio entre ambos continuaba, ella se acercó un poco y le arrojó un cojín a la cara.
- Oye, te estoy hablando. Ve a dormir -ordenó, frunciendo el ceño mientras preparaba el cojín para golpearlo de nuevo si no le hacía caso.
Levantó la mirada para observar cómo Jack se levantaba y llevaba su plato hacia la cocina. Fraiah bajó la mirada en cuanto él regresó, sin ser capaz de observarlo a los ojos. Podía percibir su molestia y sus nervios. Estaba estresado y cansado, y eso que apenas llegaba a este pueblo. Le gustaría poder decirle que todo será sencillo y terminará pronto, pero nadie podría creerse semejante mentira. Fraiah se mordió el labio inferior y se llevó ambas manos al rostro, cubriéndolo. ¿Qué podía hacer ella para ayudarlo? Le encantaría poder asegurarle que si él quería podría ser su mano derecha, pero eso era imposible. Fraiah traía siempre más problemas que soluciones, y sabía perfectamente que en la Asociación había muchos cazadores que desconfiaban de ella y que no la querían ver sino muerta. Incluso muchos de ellos, tras la muerte de Nokku, se dieron vuelta como una tortilla, y ahora amenazaban con resquebrajar todo lo que Nokku había levantado con esfuerzo y sudor. Definitivamente, era mejor que ningún cazador, salvo Kasha y Kai -porque ya lo sabían- supiera que ella y Jack se conocían e intercambiaban información.
Rió para sus adentros. Esto parecía una película de espionaje, solo que más peligroso.
Al escuchar sus palabras, Fraiah descubrió su rostro y lo observó. Ladeó suavemente la cabeza, algo apenada. Realmente se sentía mal por él, porque comprendía la responsabilidad que cargaba sobre sus hombros y la frustración que sentiría.
- Es que ese es el problema, Jack -susurró mientras se levantaba y sujetaba su plato sin acabar-. No hay reglas en este juego -concluyó, mirándolo a los ojos con una expresión seria y peligrosa-. Todos podemos morir de la noche a la mañana, ya sea por tu mala jugada -dijo señalando los dados imaginarios que Jack debería tener-, como por la mía, la de Yagari, la de Kasha... -agregó negando con la cabeza. Cualquier movimiento en falso, y sería el fin.
Se dio la vuelta y fue hasta la cocina, comenzando a lavar los trastos que utilizaron y dejándolos a un lado, ya limpios y relucientes. Suspiró llevando su antebrazo a su frente, luchando por apartar ciertos mechones de cabello que le molestaban. Debería hacerse la coleta de nuevo. Ese era el problema del cabello lacio y sedoso. Una vez concluida su labor de ama de casa, se volteó y regresó a la sala de estar, mirando a Jack con ojos preocupados.
- ¿Por qué no vas a descansar? Necesitas hacerlo -sugirió, un poco atemorizada por el estado nervioso del chico. Ahora mismo, a juzgar por su expresión y su forma de hablar, podría jurar que este no era el Jack que conoció aquel día. Era como ver todo aquello que le corroe por dentro mientras sonríe y bromea despreocupadamente, casi como Nokku solía hacerlo. ¿Y será que sentía esta casa como un pequeño refugio donde podía ser él sin más, donde podía optar por ser débil si quería, pues nadie le haría daño?
Al ver que el silencio entre ambos continuaba, ella se acercó un poco y le arrojó un cojín a la cara.
- Oye, te estoy hablando. Ve a dormir -ordenó, frunciendo el ceño mientras preparaba el cojín para golpearlo de nuevo si no le hacía caso.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
Todo estaba tranquilo. Fraiah seguía diciéndome cosas y yo seguía empanado mirando hacia la nada. Tenía que hacer algo, no me iba a ir a dormir sin más, no podía ¿Qué era? ¿Qué era lo que tenía que hacer, se me escapa algo? Empecé a repasar los acontecimientos anteriores porque sabía que se me estaba olvidando algo importante y mientras lo hacía cerré los ojos. Comencé desde el principio, en la tumba de Nokku, cuando me encontré por primera vez con Fraiah y con Evan. Después fue la escena del tropezón, más tarde aquel ziel y la cazadora.
No era capaz de caer en lo que estaba buscando y mientras tanto Fraiah fruncía el ceño e intentaba llamar mi atención. Pero yo estaba meditando. Ooooohhhmmmm. No podía molestarme. Había terminado de hacerme la coleta por fin y ya me podía recostar en paz a pensar en cosas de cazadores. Meditaba y meditaba repasando mi pasado más cercado. Pero "maldita sea, esa escena, no para de repetirse en mi cerebro" Dentro de mi cabeza me tropezaba una y otra y otra vez con el sofa y caía encima de Fraiah repetidas veces como en un remix. Era molesto, y aun así no pude evitar que una sonrisita se asomara en mis labios.
Inspiré profundamente y seguí pensando pero de repente Fraiah se me acercó y me atizó con el cojín en la cara. Instintivamente, sin pensar esta vez, me volteé directamente hacia ella, agarré el cojín y salté encima suya, empujándola con el cojín que me había arrojado al mismo tiempo que gruñía. No sabía muy bien que había ocurrido pero yo estaba de cuclillas, encima de ella mientras la miraba con cara sospechosa al tiempo que sujetaba maliciosamente el cojín. Y una vez allí me volví a bloquear. "¿Qué diablos hago?" Me posicione de nuevo de forma correcta en el sofá, al lado de Fraiah y suspiré.
Perdona... supongo que quería cazarte, pero eres una chica buena u.u
Cazar...cazadores, chicos malos ¡Eso es! Los cazadores traidores volverían a actuar pronto, volvería a por Ziel o algo peor, actuarían pronto, Kasha lo dijo, que lo buscarían. Kasha me advirtió. Ya lo tenía. Iría a por esos capullos primero, pero... necesitaba que ellos supieran que yo era el jefe, la estrategia de pasar desapercibido ya no funcionaría porque ya la había montado en una cafetería pública y cualquiera habría podido verme luchando contra ese vampiro dopado. En la fiesta tomaría el control y después los aniquilaría a todos, pero... a lo mejor debería de ir ya a buscar, mientras todavía no me podían reconocer todos los cazadores desertores. "Hmmmm... ¿Qué hacer?" Me quedé mirando con los ojos entrecerrados al sofá que había delante de mi y me rasqué la barbilla como si tuviera una gran barba.
No era capaz de caer en lo que estaba buscando y mientras tanto Fraiah fruncía el ceño e intentaba llamar mi atención. Pero yo estaba meditando. Ooooohhhmmmm. No podía molestarme. Había terminado de hacerme la coleta por fin y ya me podía recostar en paz a pensar en cosas de cazadores. Meditaba y meditaba repasando mi pasado más cercado. Pero "maldita sea, esa escena, no para de repetirse en mi cerebro" Dentro de mi cabeza me tropezaba una y otra y otra vez con el sofa y caía encima de Fraiah repetidas veces como en un remix. Era molesto, y aun así no pude evitar que una sonrisita se asomara en mis labios.
Inspiré profundamente y seguí pensando pero de repente Fraiah se me acercó y me atizó con el cojín en la cara. Instintivamente, sin pensar esta vez, me volteé directamente hacia ella, agarré el cojín y salté encima suya, empujándola con el cojín que me había arrojado al mismo tiempo que gruñía. No sabía muy bien que había ocurrido pero yo estaba de cuclillas, encima de ella mientras la miraba con cara sospechosa al tiempo que sujetaba maliciosamente el cojín. Y una vez allí me volví a bloquear. "¿Qué diablos hago?" Me posicione de nuevo de forma correcta en el sofá, al lado de Fraiah y suspiré.
Perdona... supongo que quería cazarte, pero eres una chica buena u.u
Cazar...cazadores, chicos malos ¡Eso es! Los cazadores traidores volverían a actuar pronto, volvería a por Ziel o algo peor, actuarían pronto, Kasha lo dijo, que lo buscarían. Kasha me advirtió. Ya lo tenía. Iría a por esos capullos primero, pero... necesitaba que ellos supieran que yo era el jefe, la estrategia de pasar desapercibido ya no funcionaría porque ya la había montado en una cafetería pública y cualquiera habría podido verme luchando contra ese vampiro dopado. En la fiesta tomaría el control y después los aniquilaría a todos, pero... a lo mejor debería de ir ya a buscar, mientras todavía no me podían reconocer todos los cazadores desertores. "Hmmmm... ¿Qué hacer?" Me quedé mirando con los ojos entrecerrados al sofá que había delante de mi y me rasqué la barbilla como si tuviera una gran barba.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Y parecía que Jack no tenía la más mínima intención de escucharle. Fraiah frunció el ceño. ¿Acaso no se daba cuenta que se lo decía por su bien? Maldito rubio burlón. A veces sentía que Nokku le había dejado en su lugar a un niño al cual debía cuidar y proteger, aunque siempre resultasen los roles invertidos. Pero en estos casos, se sentía como una madre regañando a un hijo. Aunque bueno, ¿qué podía esperar? Era básicamente hermano de Nokku, por más que no lo fuera de sangre, y ambos compartían, por ende, los mismos comportamientos del demonio con tal de hacerla reventar.
- Jack... -murmuró poniendo los ojos en blanco-. ¡Te estoy hablando, maldita sea! -gritó mirándolo y agitando las manos en el aire, para luego darle otro cojinazo en la cara. Pero, entonces, no pudo preveer su movimiento. Jack la sujetó fuertemente y la obligó a caer sobre el sofá, apresándola y amenazándola con un gruñido y un cojín. El rostro de Fraiah permaneció inmutable, rígido, con una expresión de sorpresa y exaltación. ¿Qué demonios..?
Cuando Jack se alejó y miró al frente, dejándole por fin su espacio, Fraiah no se movió. Permaneció en esa posición en la cual él la había dejado un poco más, meditando. ¿Por qué Jack actuaba como un madito animal? Frunció el ceño y dejó a un lado ese pensamiento, para canalizar otro: ¿qué libertades son esas como para acercarse a ella de tal manera? ¿Cómo se atrevíaa tirársele encima cual can en plena cacería? Fraiah, frunciendo los labios levemente, sujetó otro cojín y apretó los dientes. Emitió un pequeño gruñido de ira, y se lo estampó contra el rostro, por pervertido y malicioso.
- Algo me dice que aquí hay un sucio perro que necesita modales y que, sobretodo, debe aprender a NO morder la mano que le da de comer -dijo entre dientes, mientras continuaba ejerciendo presión con el cojín sobre el rostro de Jack. Fraiah se encontraba arrodillada en el sofá y podía obtener más fuerza e intensidad desde esa postura. Si Jack no se librara de esa, quizá son suerte lo dejara sin oxígeno y se desmayara, por no decir que podría morirse.
- ¿No quieres dormir? Bien... ¡Te haré dormir a la fuerza! -gritó, cerrando los ojos y poniendo una expresión seria y calmada, mientras continuaba apresando las facciones de Jack bajo aquel cojín blanco. Abrió uno de sus ojos y lo observó de reojo. No pudo evitar atisbar una pequeña sonrisa entre divertida y maliciosa.
- Jack... -murmuró poniendo los ojos en blanco-. ¡Te estoy hablando, maldita sea! -gritó mirándolo y agitando las manos en el aire, para luego darle otro cojinazo en la cara. Pero, entonces, no pudo preveer su movimiento. Jack la sujetó fuertemente y la obligó a caer sobre el sofá, apresándola y amenazándola con un gruñido y un cojín. El rostro de Fraiah permaneció inmutable, rígido, con una expresión de sorpresa y exaltación. ¿Qué demonios..?
Cuando Jack se alejó y miró al frente, dejándole por fin su espacio, Fraiah no se movió. Permaneció en esa posición en la cual él la había dejado un poco más, meditando. ¿Por qué Jack actuaba como un madito animal? Frunció el ceño y dejó a un lado ese pensamiento, para canalizar otro: ¿qué libertades son esas como para acercarse a ella de tal manera? ¿Cómo se atrevíaa tirársele encima cual can en plena cacería? Fraiah, frunciendo los labios levemente, sujetó otro cojín y apretó los dientes. Emitió un pequeño gruñido de ira, y se lo estampó contra el rostro, por pervertido y malicioso.
- Algo me dice que aquí hay un sucio perro que necesita modales y que, sobretodo, debe aprender a NO morder la mano que le da de comer -dijo entre dientes, mientras continuaba ejerciendo presión con el cojín sobre el rostro de Jack. Fraiah se encontraba arrodillada en el sofá y podía obtener más fuerza e intensidad desde esa postura. Si Jack no se librara de esa, quizá son suerte lo dejara sin oxígeno y se desmayara, por no decir que podría morirse.
- ¿No quieres dormir? Bien... ¡Te haré dormir a la fuerza! -gritó, cerrando los ojos y poniendo una expresión seria y calmada, mientras continuaba apresando las facciones de Jack bajo aquel cojín blanco. Abrió uno de sus ojos y lo observó de reojo. No pudo evitar atisbar una pequeña sonrisa entre divertida y maliciosa.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Casa de Nokku Damaru
A ver. Estaba tan tranquilo descubriendo cosas para que los desertores no mataran más gente y una loca me estampa por segunda vez una almohada en toda la jeta. Eso no era normal, quiero decir, la primera vez me tiré encima de ella para que parara. Evidentemente no la estaba escuchando porque los gatos gordos y rubios solo nos preocupamos por nosotros mismos (?) pero esa no era razón para golpearme de nuevo. Pensé que la primera vez había sido demasiado blando, tal vez por eso mismo había vuelto a atacarme. "Ah, osea,¿Te salvo la vida tres veces y me intentas ahogar por segunda? Muy bonito Fraiah, precioso" Pensé mientras ese cojín me aplastaba con fuerza. Joder ¿Se había sentado encima o que? ¿Porque apretaba con tantas ganas? Bueno, de cualquier manera no me moví. Esperé.
Esperé y esperé hasta que la almohada se aflojó un poco. Entonces fue la hora de actuar. Me levanté agitando los brazos mientras lanzaba la almohada al quinto pino.
¡¿Cómo diablos quieres que duerma si me atizas la cara?! Además ¡Ya me has intentado ahogar antes, maldita sea!- recogí el cojín al vuelo, pues estaba cayendo después de que yo lo lanzara por los aires - Y yo te he salvado tres. ¡Tú aprende modales!
Grité medio riéndome mientras la empujaba de nuevo con el cojín. Era la primera vez que la hablaba con tanta libertad. Antes siempre la trataba con delicadeza, casi con demasiada, como si tuviera miedo de decir algo malo, pero en ese momento me daba todo igual, solo decía lo que pensaba y actuaba como me apetecía actuar. Me estaba divirtiendo y además no me estaba guardando nada, solo respondía a los ataques que ella me lanzaba. Tal vez esa era mi única forma de comunicarme realmente: luchando. Uno no puede mentir mientras lucha, es algo que acabas aprendiendo, pues si mientes podrías creerte tu propia mentira y entonces morirías. Tal vez, y solo tal vez esa sea la razón por la que me estaba comportando como un animal y como un niño, respondía a ataques, a avisos de batalla. Que paradójico todo.
Todo eran risas en mi cabeza hasta que por los movimientos bruscos mi coleta se deshizo de nuevo. El pelo rebotó hacia todos los lados, y yo pude sentir su suavidez por todo mi cuerpo y mi cara, aunque esta no era para nada de agrado. Era culpa de Fraiah, si, era culpa suya por darme con el cojín. ¿Sabía ella lo que costaba hacerse la satánica coleta del quilombo? No, su pelo era más cortó. Me limité a mirarla con mala cara y frunciendo el ceño abrí lentamente los labios.
Te odio -.-
No volvería a recogerme el pelo jamás, era tedioso, laborioso y aburrido. Y ahora estaba suelto de nuevo. Sacudí la cabeza y dejé que mis estúpidamente largos cabellos golpearan la cara de Fraiah. Así aprendería la lección. Le haría cosquillas y entonces nunca más me desharía la coleta ni me tiraría cosas. Era un plan perfecto. No podía fallar.
Esperé y esperé hasta que la almohada se aflojó un poco. Entonces fue la hora de actuar. Me levanté agitando los brazos mientras lanzaba la almohada al quinto pino.
¡¿Cómo diablos quieres que duerma si me atizas la cara?! Además ¡Ya me has intentado ahogar antes, maldita sea!- recogí el cojín al vuelo, pues estaba cayendo después de que yo lo lanzara por los aires - Y yo te he salvado tres. ¡Tú aprende modales!
Grité medio riéndome mientras la empujaba de nuevo con el cojín. Era la primera vez que la hablaba con tanta libertad. Antes siempre la trataba con delicadeza, casi con demasiada, como si tuviera miedo de decir algo malo, pero en ese momento me daba todo igual, solo decía lo que pensaba y actuaba como me apetecía actuar. Me estaba divirtiendo y además no me estaba guardando nada, solo respondía a los ataques que ella me lanzaba. Tal vez esa era mi única forma de comunicarme realmente: luchando. Uno no puede mentir mientras lucha, es algo que acabas aprendiendo, pues si mientes podrías creerte tu propia mentira y entonces morirías. Tal vez, y solo tal vez esa sea la razón por la que me estaba comportando como un animal y como un niño, respondía a ataques, a avisos de batalla. Que paradójico todo.
Todo eran risas en mi cabeza hasta que por los movimientos bruscos mi coleta se deshizo de nuevo. El pelo rebotó hacia todos los lados, y yo pude sentir su suavidez por todo mi cuerpo y mi cara, aunque esta no era para nada de agrado. Era culpa de Fraiah, si, era culpa suya por darme con el cojín. ¿Sabía ella lo que costaba hacerse la satánica coleta del quilombo? No, su pelo era más cortó. Me limité a mirarla con mala cara y frunciendo el ceño abrí lentamente los labios.
Te odio -.-
No volvería a recogerme el pelo jamás, era tedioso, laborioso y aburrido. Y ahora estaba suelto de nuevo. Sacudí la cabeza y dejé que mis estúpidamente largos cabellos golpearan la cara de Fraiah. Así aprendería la lección. Le haría cosquillas y entonces nunca más me desharía la coleta ni me tiraría cosas. Era un plan perfecto. No podía fallar.
- Jack Wintersnow
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Re: Casa de Nokku Damaru
Lo tenía. Lo tenía. Solo debería continuar apretando el cojín contra su rostro para lograr que Jack se ahogara en su propia saliva intentando hablarle y luchando por quitárselos de encima, a ella y al cojín, claramente. Fraiah había decidido cambiar la tristeza por la risa, y ahora mismo se comportaba como una niña, como la niña que fue en el pasado, como aquella pequeña criatura inocente e ingenua que escondía dentro, para que nadie más dañara lo poco que quedaba de ella. Fraiah se estaba mostrando de aquel modo ante Jack, como una joven despreocupada y alegre por primera vez. Se estaba demostrando tal cual era, con todas las consecuencias que ello conllevaba. Mostrarse transparente, sin muros de acero, era sinónimo de mostrar al otro lo más profundo de un ser, y también la más profunda debilidad.
Fraiah era frágil por naturaleza, pero últimamente había logrado adquirir un temperamento fuerte e imponente; la mirada dulce y temeraria se había trocado por una segura y provocativa, como si escondiese miles de Ases bajo ese par de iris violáceos. Y ahora, estos mismos, miraban a Jack con furia divertida, pues había logrado quitársela de encima y le estaba reprochando el haberla salvado tres veces.
- ¡Pues que sepas que jamás te pedí que lo hagas! Lo hiciste por tú cuenta, rubito, así que te aguantas -gritó, lanzándole por poco rayos con los ojos-. Y si tanto te molestó el haberme salvado el pellejo, ¿por qué no sales por ahí y te buscas a otra Doncella en peligro? ¿Eh? ¿Por qué no lo haces y me dejas en paz? ¡Chucho feo! -continuó, y entonces paró con ambas manos el cojín que él le lanzó con esperanzas de dárselo en el rostro. No se había puesto a pensar lo tonta que parecería a cualquiera esta pelea. E incluso parecía como si ella estuviera haciéndole una escena de celos con esas palabras.
Fraiah lo observó con astucia, pero entonces apreció cómo su larga melena dorada quedaba suelta otra vez. La chica no pudo evitar reír ante la expresión de Jack y sus palabras de odio.
- ¿Me odias? Qué pena... y yo que te empezaba a tomar cariño... Creo que mejor te trato igual de borde como antes, así me ahorraré problemas -soltó, desafiándolo, pero entonces él se aprovechó de la cercanía para hacerle cosquillas en la cara con su cabello. Fraiah empezó a mover el rostro de un lado a otro, intentando alejarse, a la vez que parecía escupir el aire debido a los intentos de no comerse las hebras-. ¡Hey, eso es trampa! ¡Eres un tramposo y un mentiroso! -se quejó, a la vez que estiraba sus manos para intentar detener aquello. Y entonces consiguió aferrar su cabello a la altura de sus orejas, tirando fuertemente de él, como dos niños pequeños que se pelean por una galleta-. Será mejor que lo dejes si no quieres acabar pelado -amenazó, enredando los mechones rubios entre sus dedos. ¿Así que él quería jugar sucio? Muy bien.
- Fraiah B. Eslin
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