~ Vampire Knight: Academia Cross ~
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    Mensaje por Nokku Damaru Lun Sep 13, 2010 8:32 pm

    Recuerdo del primer mensaje :

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    Mensaje por Kasha Oskan Vie Jun 27, 2014 10:22 pm

    Ni si quiera me dio tiempo a reaccionar, algo me atravesó el muslo haciendo que gritara de sorpresa y dolor. Saque con rapidez la lanza de la pierna y tape la herida con las manos.
    Mire a los demas para comprobar que estaban bien, pero fue entonces cuando me percate de la mirada de Ziel, acaso habia sido el?, le mire desafiante ignorando a Ziel y movi las cadenas en señal de amenaza, lo que no entendia era si fuera él el que me habia atacado, ¿por que se centra en mi y no en Chris?, a mi ya me habia visto antes, era posible que simplemente atacara a todo lo que tuviera delante porque tuviera miedo o porque me hubiera reconocido como una cazadora peligrosa.
    - Chris, suelta el arma, creo que si no nos ve como una amenaza no nos hara nada, al menos no a ti, puesto que eres un vampiro, y no un cazador- dije aun con la mano en el muslo, dejando caer todo el peso del cuerpo en la pierna sana y levantando la otra mano para mostrar a Ziel que no era una amenaza, era un tanto arriesgado, pero aspiraba a que funcionara, sino me caeria otra lanza de esas fueran de el o de alguien de fuera
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    Mensaje por Ziel A. Carphatia Sáb Jun 28, 2014 12:32 am

    Dos iris de diferente color, observaban atentos y pacientes desde la oscuridad, cual depredador en espera del descuido y la relajación de su presa. Fugaces, se clavaban inquisidoramente sobre cada uno de los allí presentes, sentenciando mentalmente la forma de proceder con cada uno de ellos. Su rostro continuaba sin ningún tipo de expresión; al igual que sus ojos, aquellos que una vez eran completamente trasparentes de sus pensamientos, ahora se habían convertido en todo un verdadero misterio e imposible de adivinar lo que circulaba por su cabeza. Pues ya, quizá, no era la misma persona de antaño. Sus orejas se estiraron por completo, mostrándose puntiagudas, al tiempo que ambas colas se mostraban divertidas tras su espalda. Ziel se mantenía en su posición, aparentemente tranquilo y manso, a pesar de la ventisca que se había levantado en el interior de su cuerpo. La tensión únicamente era palpable por la forma que tenía de escrutar a los tres extraños que trataban de comunicarse con él y detener este malentendido, cuando normalmente sus ojos apenas quisieron detenerse en exceso sobre ellos. De alguna forma, Ziel se sentía impaciente y emocionado con este encuentro. Aunque quizá, era la única forma de manifestar lo que ardía y gritaba en el interior de su cuerpo.

    Y durante su espera, la sangre de Christian fue esparcida por todos los alrededores de la habitación. Inmediatamente sus pupilas crecieron, sembrando más negrura sobre los llamativos ojos que poseía. La sed envolvía en sus venenosos brazos al joven neófito, quien cometió el lamentable crimen de eliminar la fuente de su enloquecer por dicho líquido vital, comenzando a hacerse notable en pequeños y minuciosos detalles inapreciables. La respiración que llevaba a cabo el neófito –en la creencia de que le era necesario para sobrevivir–, comenzó a agitarse levemente tras el profundo aroma que se había impregnado en su nariz. Nuevamente, su mirar voló hacia el Pura Sangre. ¿Qué era aquello que estaba desajustando la frialdad de sus acciones? ¿Cómo aquel ser podía provocar una necesidad imprescindible dentro de él? ¿Qué era lo que le había hecho? Y lo peor de todo, ¿de qué manera iba a conseguir enfrentarse a tal corrosiva debilidad? Él ya no formaba parte del grupo de débiles del que los humanos eran fundadores, sino que había escalado hacia la cumbre para lograr ser más fuerte que cualquier otro ser con el que se topara. A fin de cuentas, Osaki era el “guardián” del bosque, y requería que su portador fuera alguien temible, pues de esta manera, nadie osaría a atravesar la maleza hasta cruzar el río y tampoco causaría daños importantes sobre los que “debía proteger”.

    “Ah, ignorantes humanos…”

    Aquel pensamiento invadió su cabeza con una voz bastante peculiar que no procedía del Ziel de cabellos azules que se ocultaba en su mente. Sin embargo, tuvo aquel impulso de querer sonreír, aunque su rostro ni siquiera recordara cómo articular tal gesto y realmente, en el exterior sus labios no lograran moverse. Su mano soltó la katana a la fuerza de Christian, aunque más por mera curiosidad sobre lo que acontecería después. ¿Acaso pensaría que podía quedarse con el arma que Osaki portaba continuamente? Imposible. Blade no tenía el derecho ni la autoridad para rozar su mango, ni siquiera la funda que la envolvía, y mucho menos era merecedor de agarrar su muñeca o acariciar su piel. En cambio, lo dejó, pasó aquella falta de respeto que le provocaba su presencia en la habitación, aun continuando con la discusión que llevaban sus ojos. No obstante, debía recuperar lo que le pertenecía por derecho. La katana que éste sostenía, comenzó a deshacerse entre sus manos, hasta que simplemente pudo capturar unos simples pétalos rosados de cerezo que se escabullían de entre sus dedos. De curiosa manera, esta vez, los animales estudiaban el comportamiento de los humanos y no al revés. Ziel tan sólo estaba observándoles con curiosidad, aprendiendo sus reacciones, sus gestos, escuchando con atención el ritmo del bombeo de su corazón, contando minuciosamente las veces que lo miraban anonadados, así como el nivel de tensión que extendían como una verdadera plaga. Kasha, Chris e incluso la propia Fraiah, eran sus mentores en cuanto a recordar su coherente comportamiento humano, pero al mismo tiempo, se convertían en los experimentos de él y sus instintos.

    Retrocedió con parsimonia un par de pasos, mirando la lanza partida y clavada sobre la madera sin excesivo interés, a comparación de cómo los escrutaba a ellos. Levantó de nuevo el mentón y el contacto visual con Christian resultó efectivo por infinita vez. Esta vez no tendría la katana para defenderse y sería todo un verdadero aprendizaje para él la forma con la que se defendería de su próximo y silencioso ataque, mientras colaboraba y también se decidía a atacarlo. Pues en eso se regocijaba Osaki, a diferencia del verdadero Ziel: en el afecto que pudieran tener aquellas personas hacia su vehículo con forma humana. Si lo dañaban, tan sólo lo harían a su ser querido, no a él. Si sus dudas y remordimientos tampoco eran superados, los condenados serían ellos. Entonces, ¿cómo terminaría el enfrentamiento?

    Sus pies se arrastraron hacia atrás, alejándose del intruso, sin caer en la cuenta del espacio que se cerraba en su espalda. En el fondo, aquel pequeño animal que habitaba dentro de Ziel estaba asustado, temía de lo que pudieran hacerle las tres personas que lo rodeaban; mientras que otra parte deseaba llevarse sus vidas e imponerse como el más fuerte de la habitación, quizá con el fin de escapar de su cautividad y obtener definitivamente su libertad. Y de repente, sus orejas se balancearon a las órdenes de Kasha. Una daga más fue lanzada desde alguna parte hacia su cuerpo, con intenciones de hacerla caer y mostrarle respeto, a diferencia del Pura Sangre. Además de ello, presenció por el rabillo del ojo un sutil movimiento que bailaba para disimularse sin que se diera cuenta, salvo que la voz de la cazadora provocó que el amarillo y el azul se clavara sobre ambos. En cuanto detectó y adivinó su receptor, tres lanzas más se arrojaron desde dos esquinas diferentes en dirección al vampiro, materializándose únicamente cuando estaban apenas a un simple metro de su cuerpo, impidiendo además el avance de su hermana. Sin embargo, una de ellas atravesó la trayectoria que la chica llevaba en ese instante. La sorpresa fue tomada para los tres que lo advirtieron, impactando en sus pupilas.

    Nuevamente, el fino sonido de un cascabel.

    Y sin que nadie pudiera preverlo, la lanza pasó de su cuerpo, ignorando su piel, sin provocar siquiera un mero rasguño sobre su costado. Había traspasado su cuerpo. Fraiah era suya, él lo había decidido de esta manera. A Ziel le daba igual que quisiera escapar, huir, atentar contra su vida. Ella era suya, de su propiedad. Entonces, la defendería de cualquier cosa, arriesgaría su vida por protegerla de ser necesario, pues en sus ropas se encontraba el olor de Osaki. Y este, era considerado un privilegio para alguien como ella. Por esta y no otra razón, una pulsera de color rojo se materializó anteriormente en su muñeca, resultando imposible deshacer el nudo que la sostenía, la cual creaba un fino sonido reconocible para él a cada movimiento que articulara. En cada ataque, a cada vez que un arma blanca saliera contra la cazadora y el vampiro, ocurriría lo mismo: ni siquiera se detendría en su cuerpo, sino que traspasaría su carne. El sonido que se producía a partir de la pulsera y su cascabel, advertía sobre la protección y presencia que cubría a la chica, deshaciéndose cualquier daño posible ocasionado en su cuerpo, dando la sensación de que conseguía atravesarla por completo. Porque Osaki, la protegía con tal bendición.
    Pero a su amiga y hermano… nadie contendría la ira del zorro de ocho colas si se cernía sobre ellos.
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    Mensaje por Christian Blade Sáb Jul 12, 2014 5:41 pm

    Cómo... ¿Cómo era posible que un muchacho como él estuviera desatando de tal modo el caos a su alrededor? Christian estaba confundido, y nadie le daba alguna respuesta que aliviara su incertidumbre. Kasha le había ordenado bajar la katana, pero ni bien se dignó a aceptar su sugerencia, dicha arma se desvaneció entre sus dedos. Y, en lugar de tan preciado filo, miles de heridas llovieron. De buenas a primeras, las lanzas comenzaron a machacar el suelo, las paredes, los muebles... Un total desastre y desperdicio de adornos y recuerdos, pues ese cuarto había pertenecido al difundo Nokku Damaru. Christian, ni bien recordó este detalle, miró en dirección a su hermana, que se encontraba casi arrojada en el suelo, intentando cubrirse de los ataques. Por suerte, ella no corrió el mismo destino que él. Su preciado traje... Ah, lo había ido a buscar a la tintorería hacía tan solo horas. Era uno de sus favoritos, y el segundo más elegante. Encima, ahora que su familia había caído y el apellido Blade estaba manchado de sangre y tragedia, tampoco tenía sustento económico suficiente para darse sus gustos de etiqueta. Si bien él no era un hombre interesado por los lujos excesivos y el dinero, le gustaba verse elegante, acorde a lo que él era en verdad: todo un caballero. Y para su pesar, no sólo debería continuar mendigando que le permitan quedarse una noche más en ese hotel mugroso, sino que también debería vagabundear en busca de un buen atavío.

    El aroma de la sangre de Kasha se impregnaba en sus fosas nasales, confundiéndose con el de la suya propia. El Pura Sangre arrugó su nariz y miró de reojo a las muchachas. Inmediatamente, regresó su vista hacia Ziel. Había logrado esquivar unas lanzas, pero no había podido evitar que algunas rasgaran su ropa. Chasqueó la lengua y suspiró con pesadez. ¿Acaso era mucho pedir un poco de tranquilidad y normalidad en este pueblo? Parecía que sí. Comenzó, no obstante, a acercarse a Ziel, quien lo esperaba amenazante en su pequeño rincón. Sin embargo, la voz de su hermana lo alertó, y al ver cómo aquellas lanzas la habían traspasado sin hacerle ningún daño, quedó más desconcertado que nunca. De todos modos, no demoró mucho tiempo en pesar y quedar estupefacto, sino que se abalanzó sobre Kasha, deshaciendo su posición estratégica anterior, y detuvo aquellas dos lanzas letales que por una diferencia de escasos segundos no le arrebataron la vida. Christian quedó con una lanza en cada mano, de frente a la cazadora, y clavó sus dorados ojos en los suyos. La herida de su muslo no iba a mejorar sola. Quizás lo mejor sería que se fuera, o que pidiera ayuda a otros cazadores que aún se encontraban del lado de Damaru. Pero, a pesar de su iniciativa, ahora Ziel tendría ventajas al verse librado de él por al menos unos segundos. Por lo tanto, lo primero que hizo fue buscar a Fraiah con la mirada, más que desesperado, y estaba allí, sana y salva. Pero, a pesar de ello, no podía permitirse estar relajado. Ziel era un arma allí atrás, a sus espaldas. Clavó sus ojos en Kasha otra vez.
    - Aparentemente a Fraiah no le hace daño, pero a nosotros nos hará el doble y lo que a ella no le hace. Necesitas dejar de sangrar. ¿Dónde está tu novio? -habló velozmente, algo agitado. Estos eran momentos donde desearía cambiar sus destructivos y asesinos dones por alguno que se base en la protección y en la defensa. A veces se preguntaba para qué su naturaleza le había brindado tal fortaleza si ahora no podía utilizarla. Ziel era un animal desconfiado y herido. ¿Cómo harían para tratar con él de otro modo que no fuera la fuerza? Aparentemente la amabilidad tampoco servía, y Christian no era, precisamente, un especialista en cachorros.

    Suspiró de nuevo y se dio la vuelta, dándole la espalda a Kasha y mirando a Fraiah de una manera tan particular que solo podía indicar una cosa: "ven conmigo y no te alejes". Si Ziel volvía a atacar, al menos él podría aguantar más los golpes que Kasha o Fraiah, aunque esta última no fuera el blanco, pues quién sabe si, de repente, el joven neófito feroz cambiaba de opinión.
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    Mensaje por Fraiah B. Eslin Sáb Jul 12, 2014 5:49 pm

    No podía ganar contra él; no de aquella manera. Ziel, además de ser un vampiro, era un neófito, y como si fuera poco, su organismo poseía una mutación producto de experimentos impensables. ¿Cómo se suponía que una humana como ella pudiera detenerlo? No hacía más que gritar su nombre, pero sabía que él no lo entendería. Además, otro hecho que se sumaba a su frustración, era no poder conocer ni controlar aquellos dones que parecía llevar con ella a todas partes, pero que tan rara vez se mostraban. ¿Acaso debía estar al límite de sus emociones para surtir efecto, para ser útil? ¿Por qué cuando los necesitaba no aparecían? Aunque tal vez eso fuese una ventaja al fin y al cabo, porque nadie, ni ella misma, podría determinar las consecuencias. Fraiah se había convertido en una curiosa y llamativa caja de Pandora. Y vaya uno a saber qué otras sorpresas traía dentro.

    Fue inútil insistir. Ziel, a pesar de su apariencia frágil y delicada, se había convertido en una verdadera fiera, la cual no pretendía contenerse mucho en el interior de su delgado cuerpo; parecía querer romper su caja ósea en mil trozos y escapar, huir, salir al exterior y acabar con todo a su paso. Pero, ¿por qué? Y aunque la pregunta resonase una y otra vez en su mente, no había tiempo para meditar el asunto. Sería mejor confiar en los instintos, justamente: Ziel estaba asustado, como hace un rato, al detectar una presencia extraña, y simplemente reaccionó. Fraiah, que seguía luchando por alejar al neófito de su hermano, acabó tambaleándose hacia atrás en cuanto Christian, temerario, provocó que la hoja afilada de la katana entrase más en su cuerpo. La muchacha emitió un imperceptible chillido, pero se tapó la boca. Miró hacia todas partes. ¿Dónde estaban todos? Confiaba en su hermano, pero actualmente no confiaba en Ziel. Estaba demasiado dañado como para comprender. ¿Qué pretendía, entonces, hacer Christian?

    En cuanto Kasha apareció, casi quiso dar rienda suelta a la calma, pero sabía que no podía, pues la cosa, evidentemente, se puso peor: ella era una cazadora, y todo aroma que Ziel relacionase con aquellos rufianes, sería objeto de desconfianza y posible ataque. De hecho, las lanzas comenzaron a llover. Fraiah, en un intento por esquivar una de ellas, se arrodilló en el suelo, cubriendo su cabeza con ambos brazos mientras doblaba su columna, arqueándose hacia abajo. Cuando el sonido letal y zumbante dejó de taladrar sus oídos, alzó la vista y se sorprendió de lo que veía. ¿Cómo había cambiado tan rápido aquel "espectáculo"? Christian había desarmado a Ziel, éste se encontraba en el otro extremo, amenazante y a la defensiva, y Kasha estaba herida también. ¿Por qué ella no podía hacer nada al respecto? Miró a Ziel con reproche, pero rápidamente cambió su expresión. De nada servía demostrarle hostilidad, pues al fin y al cabo no sabía lo que hacía. Iba a hacerle unas señas, buscando su entendimiento de otra manera, pero entonces se percató del brazalete que rodeaba su muñeca. Fraiah abrió los ojos enormemente, permitiendo resplandecer el color violáceo de los mismos.
    - ¿Eh? ¿Qué...? -emitió apenas, pues en cuanto sus ojos se cruzaron con la afilada y espectante mirada de aquel Ziel que ya no era el que todos conocían, la lluvia de lanzas comenzó otra vez. Fraiah gritó y no dudó en mirar a su alrededor, buscando algo para protegerse y proteger a los suyos, ¿pero qué podía ser aquello? Se puso de pie y esquivó una de ellas, pero entonces, cuando menos lo esperaba, mientras había ido hacia Kasha para intentar asistir su herida, el veloz zumbido de un ataque la paralizó. Fraiah se volteó y la lanza se dirigió directo a su abdomen. La muchacha cerró los ojos, esperando la inevitable embestida y el futuro escozor, pero aquello no ocurrió: la lanza la traspasó, como si su cuerpo físico estuviera hecho de aire. Y seguida de esta lanza, otra más, directo a su ojo derecho: traspasó su cráneo también. No obstante, el susto no fue cosa menor. Pero había algo más: si los ataques la evitaban a ella, se suponía que seguirían su curso tras de sí, y tras de sí se encontraba Kasha. Fraiah volvió a voltearse, gritando esta vez un potente "basta, Ziel", ¿pero de qué serviría aquello? La desesperación la inundó, y aún más al ver que Christian se dirigía hacia el ser salvaje que parecía poseer a Ziel.
    - ¡Christian, detente! ¿Acaso no entiendes que él puede matarte si quiere? -gritó con todas sus fuerzas. Pero vio cómo su hermano auxiliaba a Kasha justo en el momento oportuno. Y, al ver su mirada y percibir su indicación, respiró profundo. Iba a correr hacia él, pero se detuvo a mitad de la iniciativa. Si se acercaba, probablemente Ziel pensara que ella también iría a atacarlo, poniéndose del lado de los "desconocidos" o, en su defecto, entendiese mal el mensaje y su accionar lo incitara a atacar a Christian inmediatamente. Entonces, al oír el sonido a cascabel que emitía el brazalete, se le ocurrió una idea; arriesgada, pero idea al fin y al cabo. En lo profundo de su mente, alcanzó a hacerse una idea de lo que este lazo significaba. ¿Acaso él la estaba protegiendo? ¿Acaso no quería hacerle daño mientras mutilaba al resto? Entonces... ¿qué ocurriría si, desgraciadamente, ocurriera un accidente que amenazase con arrebatar su vida?

    Fraiah observó hacia la ventana abierta; luego, miró a Ziel otra vez. Su mirada se cruzó con la suya, indicando quién sabe cuántas cosas a la vez; transmitiendo quién sabe cuántas emociones a la vez. En su mente, alcanzó a formular solo un pensamiento claro: "no me sigas". Este, fue pensando directamente para Christian, quien debería ser cómplice de su acción y luego transmitírselo a Kasha. Si querían acabar con esto, solo había una manera para evitar que ellos salieran heridos. La joven, respirando hondo, se preparó e inmediatamente salió corriendo hacia la ventana. Se aferró al alfeizar y de un pequeño salto se posicionó sobre él. Su cabello ondeó al viento. No era consciente de la fuerte brisa. Cerró los ojos un momento, sintiendo el particular aroma que traía consigo. Tan familiar, tan nostálgico. Echó brevemente un vistazo hacia atrás y giró sobre su propio eje. Y, tras clavar sus felinas pupilas en los feroces iris de Ziel, se dejó caer.
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    Mensaje por Ziel A. Carphatia Dom Jul 13, 2014 3:53 pm

    "¿Acaso no entiendes que él puede matarte si quiere?"

    Efectivamente, Christian Blade debía comprender lo que su hermana le transmitía. En este instante, el zorro blanco que compartía cuerpo con un chico de dieciocho años, era una verdadera amenaza para la cazadora y éste. Nadie conocía hasta qué punto podría llegar sus dones, ni qué más podrían experimentar los presentes. Cierto era que Ziel no era plenamente consciente de a quién estaba atacando, pues no reconocía absolutamente a nadie. Ni siquiera podía hallarse a él mismo frente a un espejo. Y de haber sido plenamente el que siempre fue, no estaría enfrentándose a un Sangre Pura ni a Kasha, pues conocía de antemano que, aun siendo un neófito y poseer una gota más de fuerza que el resto de vampiros nobles, no era comparable a lo que Chris y su compañera pudieran hacer con él. Podrían dejarlo inmóvil en tal sólo unos simples minutos, o quizá acabar con su vida si lo decidieran. Sin embargo, este no era el caso favorable para ninguno y tampoco sería fácil enfrentarlo en este estado de agresividad. El neófito estaba dispuesto a combatir hasta la misma muerte si era necesario, con tal de defender su propiedad sobre Fraiah y el territorio que el mismo Jack le había dejado. Incluso, defendía su libertad frente a Kasha y los suyos, sin comprender aún la verdadera razón de que necesitara atacarla, o de otra forma, sentía que el atacado sería él. Por tanto, frente a su visión, todos eran sus enemigos.

    ¿Por qué si no le gritaban? ¿Por qué si no, intentaban acorralarle? Si hubieran tenido más paciencia, si no excitaran su miedo y no torturaran sus sentidos, ahora mismo podría ser más manso que cualquier otro animal. Seguramente, se encontrara tumbado al lado de la chimenea, viendo crepitar el fuego y sin importarle nada ni nadie. Pero se habían equivocado. Tomaron la decisión errónea y sus actos habían desencadenado en esta lucha de inmortales y una cazadora. Y la única excepción de los presentes resultaba: Fraiah Eslin. Por suerte, la única humana. Ella estaba considerada de su manada porque, nada más despertar, reconoció la propia presencia de su olor, indicándole que ambos debieron conocerse antes de su amnesia. En cambio, la chica también se estaba equivocando, o puede que lo estuviera confundiéndolo a él para clavarle un cuchillo por la espalda. Sus instintos comenzaron a estudiarla con el olfato y la intensa mirada que se clavaba en su espalda. A fin de cuentas, un zorro siempre fue un animal desconfiado y ciertamente inteligente. Pero, ¿en qué bando se encontraba su compañera? Se suponía que debía intentar comunicarse con aquella gente -dado que él no era capaz-, defenderle de ellos y formar equipo, o atacarlos de inmediato para que él tomara su velocidad en un fortuito ataque sorpresa; pero en vez de eso, continuaba gritando, hablándole con palabras sin sentido y taladrando su sentido del oído con crueldad.

    Se giró de repente en cuanto percibió movimiento por su rabillo. Nuevamente, Chris interpretaba el papel de protector con la cazadora. Pero él no lo dejaría. Su vida acabaría antes de que pudieran defenderse. Cuatro dagas se lanzaron desde cada esquina, dirección sus dos principales enemigos, dos desde la espalda de Kasha y dos hacia el frente del vampiro. Antes de llegar a su objetivo, cada una se dividió en dos más, convirtiéndose en un total de ocho dagas. No lograrían esquivarlas todas, y tampoco el inmortal podría contener todas las dagas. Aprovechaba que él se encargaba de la defensa para quitarle del medio y quedarse con un blanco fijo: Kasha Oskan. Su mirar se clavó sobre ésta última, pero se desvió hacia la joven humana y sus acciones. Dio un paso al frente para cubrirla con su cuerpo. Desde su posición, podía oler y sentir su miedo, los golpes de su alocado y vivo corazón humano. No obstante, no entendía ni recordaba lo que era sentirse humano, lo que era reír o llorar. Lo que era sentir la muerte sobre los talones. Aunque tal vez, de hacérselo recordar ya se encargara Fraiah.

    Sus ojos la miraron absorto, sin entender la razón por la cual se alejaba. Por una parte, contemplaba la mágica existencia de otra ventana abierta y la posibilidad que tenía ahora de escapar con su rehén. Sin embargo, un inesperado acto, recuperó toda su atención. Y entonces, una imagen parecida se mostró velozmente sobre su mente.
    Aquella mujer desconocida que apareció la anterior vez, corría decidida por el bosque, delante de él. Como si Fraiah se hubiera convertido en la musa de sus sueños y recuerdos confundidos. Y de repente, un destello de luz y el estruendo que traería la tragedia. Su brazo intentó agarrarla desesperadamente para cubrirla con su cuerpo, pero se hallaba demasiado lejos. Era incapaz de alcanzarla, así como siempre fue. Y ojalá aquella vez hubiera sido diferente. Tras eso, sus cabellos castaños se mecieron, esparciendo su dulce aroma por última vez; justo del mismo modo que la mujer que se lanzó por la ventana. La sangre de su cuerpo saltó sobre su rostro, desfalleciendo en el acto. Ni siquiera fue capaz de avanzar para ver su cuerpo y la sonrisa que contenía el dolor sobre sus labios.
    Sus ojos se desorbitaron en cuanto la vio caer, bloqueándose su ataque hacia los otros dos presentes de inmediato. Su cuerpo se paralizó, sin ser capaz de mover su mano derecha o pensar con claridad. El pecho se le encogió rápidamente, como si entendiera lo que significaba caer desde la altura de un segundo piso. Su respiración se aceleró y los nervios se desgarraron sobre su cuerpo. ¿Por qué recordaba esto ahora?

    "No quería perderla por segunda vez".

    Cerró los ojos mientras corría con todas sus fuerzas hacia la ventana y saltaba por ésta. Si hubiera actuado antes, si hubiera sido más fuerte, habría evitado que muriera de esa forma. No quería sentirse miserable y culpable de nuevo. Esta vez, lograría evitar el trágico final que dejó a sus descendientes. Esta vez, podía llegar a tiempo para salvarla. Abrió los ojos, localizándola. Su mano se estiró para alcanzarla del mismo modo que en su extraño recuerdo, alcanzándola. Sin pensar nada más que en su seguridad, sus brazos rodearon el cuerpo de la humana con fuerza, atrayéndola hacia él. Formó una coraza con su cuerpo en torno a ella, guareciendo la fragilidad de su cuerpo humano. Por alguna extraña razón, sentía que ella volvería a desvanecerse delante de sus ojos si la dejaba nuevamente. No quería estar solo después de haberla recuperado milagrosamente, cientos de años después. Fraiah era suya, únicamente suya y jamás se la cedería a su familia, ni a sus amigos. A nadie. Ella debía acompañarle y sonreír felizmente como lo hizo en el pasado. Del resto se encargaría él, así que no podía preocuparse por nada más. En esta ocasión que el Destino creaba, Osaki no dejaría que su difunta amada se enredara en las manos de la Muerte, sino que le regalaría lo que una vez le fue robado de las manos.

    El golpe contra el suelo fue seco, abrupto y resentido, pero al menos evitó la desgracia. Fraiah ni siquiera había rozado una sola hoja del césped, pues Ziel lo acaparó todo con la protección que ejercía, recibiendo la caída con un lateral de su cuerpo y la espalda. Se escuchó un gemido luego de eso. Quizá el neófito no hubiera caído con la mejor gracia que tenía, a pesar de sentirse satisfecho por haber operado antes de tiempo. Sus brazos se abrieron lentamente, dolorido, cediendo el espacio que necesitaba para salir de la coraza que formó. Las colas de su espalda comenzaron a inquietarse, irguiéndose rápidamente. Se escuchó otro gemido a causa del pinchazo que sembraba el golpe sobre uno de sus hombros y el costado, pero decidió no reparar en ello, sino más bien en el cuerpo de la chica. Se inclinó sobre ella con las orejas bajas y la mirada curiosa por su estado, brillando sus ojos con cierto signo de tristeza contenida; acercándose a su pecho. Delicadamente apoyó la cabeza sobre su corazón y lo escuchó latir con paciencia durante poco tiempo, comprobando que había conseguido sobrevivir y que él llevó a cabo la acción requerida para ese fin. Lo había conseguido. Después de tanto tiempo esperando para deshacer su error, recuperó a aquella mujer de cabellos castaños que aparecía en su cabeza.

    Acarició su mejilla con la de ella, señalizando su presencia con un ronroneo y además la preocupación por cualquier daño que la caída le pudiera haber ocasionado. Miró hacia la ventana de la que habían saltado ambos, inquieto porque sus enemigos aprovecharan el momento de debilidad y comenzaran a atacarlos de nuevo. Con la mano que lograba mover, empezó a mecerla de un lado a otro para que se levantara y así cediera la prueba de que se encontraba perfectamente y sin ningún rasguño, también para urgirle prisa. Ambos debían irse de aquel lugar, pues nadie conocía las intenciones de los inquilinos de la vivienda y desgraciadamente, estaba comenzando a amanecer.
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    Mensaje por Fraiah B. Eslin Lun Jul 21, 2014 8:48 pm

    "Sólo pensaba lo inútil que es desvariar y pensar que estoy bien cuando es invierno."

    Saltó. Se arrojó al vacío, acompañada únicamente de una fe ciega: que él saltara con ella. Fraiah había meditado cada posibilidad, y como siempre prefirió privilegiar el hecho de arriesgarse a sí misma antes que arriesgar la vida de los demás. Ante este hecho, Chris y Kasha podrían verse libres de las amenazas inminentes de un vampiro neófito e inexperto -al menos en apariencia- y lograrían sanar sus heridas y poder ponerse en marcha para ejecutar algún plan o algo por el estilo. Mientras tanto, Fraiah se encargaría del "pez más gordo", por llamarlo de algún modo. Y de paso podría cuidarlo y ayudarlo. Al parecer, ella era una de las pocas personas que lo entendían un poco, por no decir la única.

    Caía. Caía rápidamente a pesar de sentir el aire contra su espalda, alborotando su cabello y meciéndola, en cierta forma. Había cerrado los ojos, pero en el instante brusco en que sintió una especie de aleteo, los abrió. El viento era más intenso allí afuera, como si se tratara de alguna magia extraña. Las hojas de los árboles zumbaban estrepitosamente, y la brisa se escurría entre sus dedos. Sentía la frescura de aquel aire rodeando sus piernas y brazos. ¿Por qué una caída de tan pocos metros parecía ser eterna? Parpadeó una vez, luego otra, y decidió cerrar los ojos. Tal vez su plan no fue lo suficientemente bueno y ahora su cuerpo se estrellaría, sin remedio, contra la húmeda tierra. Quizás él no se arriesgaría a pesar de todo. Y, entonces, cuando la eterna espera pareció llegar a su fin, cuando su cuerpo estaba a punto de hacerse añicos, alguien tomó su mano.

    Ziel aferró su muñeca, tirando de ella. Fraiah abrió los ojos, y entonces ya se encontraba entre aquellos brazos. ¿Ya había muerto? ¿O en verdad él había saltado, cediendo a la manipulación que la muchacha había ejercido, sin saberlo, sobre sus recuerdos tortuosos, que lo atormentaba desde quién sabe cuantos años? Porque si bien Ziel no tendría nada similar por lo cual odiarse, tal vez aquella esencia que estaba en su interior sí. Pues aquel espíritu del bosque, aquel guardián de blanco pelaje, seguramente tendría una historia que contar. Y quizás los cabos sueltos confluyeran, extrañamente, en la presente situación. Fraiah había cerrado sus ojos nuevamente, tras hundirse en el pecho que le proporcionaba protección. Posteriormente, el golpe fue seco. Aquella caída que pareció durar un milenio, aquella situación de extrema tensión y peligro, en verdad había tomado segundos. Y ahora, ya se encontraban en el suelo. El joven vampiro había decidido recibir absolutamente todo el castigo de esos metros, repercutiendo, seguramente, en sus huesos inmortales. Fraiah apretó los párpados en el momento del impacto, y luego comenzó a abrir sus ojos lentamente, para toparse con aquella mirada melancólica luego de sentirlo sobre su pecho, examinando sus latidos. Porque sí, así era, Fraiah, una suicida por excelencia, estaba viva una vez más, y gracias a él. En el fondo, lamentaba mucho haberle hecho esto, pero era la única manera que había encontrado para desviar su atención de su hermano y su amiga.

    Suspiró suavemente luego de unos minutos de silencio. Se incorporó un poco, sin interrumpir la cercanía entre él y ella, y miró hacia arriba, en dirección a la ventana por la cual se había arrojado. No demorarían en aparecer por allí Kasha y Christian, por lo cual sería imprescindible salir de allí cuanto antes. Por más que ellos quisieran ayudar, Ziel en su actual estado no lo comprendería. La presencia e intromisión de ellos sólo equivaldría a problemas, por lo cual era necesario desaparecer de allí pronto. Fraiah regresó sus ojos a Ziel y, con los suyos propios, guió la mirada de aquel desde la ventana hacia el camino de piedras que llevaba al bosque. Los violáceos iris alertaron a los suyos, de color dispar. Luego, una de sus manos se posó sobre la fría mejilla del muchacho, y entonces sus labios se entreabrieron, murmurando una sencilla frase: "Debemos irnos de aquí". Aunque él no la entendiera, podría relacionar el sonido a los gestos que ella realizó previamente. De aquel modo, quizás pudiera asociar el sentido extraño de las palabras a la imagen clara de huír. La grave mirada de Fraiah, aunque se mostraba preocupada, era sumisa y apacible en ese instante. Le dedicó una sonrisa, animándolo. Era necesario darse prisa. Tomó sus manos y se puso de pie, invitándolo a hacer lo mismo. No había más tiempo que perder, y aunque ella estuviera entregándose a un ser inestable y sensible del mismo modo que poderoso y peligroso, no había otra opción. Actualmente, sólo ella podría ayudarlo, por lo tanto, todo estaría bien.


    Si, sin duda.
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    Mensaje por Kai Olivier Miér Jul 30, 2014 10:46 pm

    No me dio tiempo ni a decirle nada, se escurrio de entre mis brazos con una facilidad que realmente llego a sorprenderme, fui a seguirla escaleras arriba, pero si era Ziel e intentaba escapar, seria mas facil para mi verlo desde la planta baja, ya fuera por si le diera por escaparse por las escaleras, como si saltaba por la ventana, podia verlo todo desde aqui. Y ademas, de Kasha y yo, el mejor rastreador era yo, mientras que Kasha era mejor matando, por eso haciamos tan buen equipo.
    Escuche los golpes y los gritos que hacian que me pusiera nervioso por si a Kasha le ocurria algo, hasta tal punto de mover una de las piernas con impaciencia y nerviosismo intentando mantenerme sereno y quieto y no salir corriendo hacia donde estaba ella.
    Y como bien predije, vi por la ventana salir corriendo a Ziel, por lo que en cuanto vi que desaparecia, sali por la puerta y lo segui, desapareciendo del lugar.
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    Mensaje por Jack Wintersnow Lun Nov 17, 2014 8:41 pm

    Me había desmayado irremediablemente. Algo había pasado en mi interior. Todos ya se habían ido y me dejaron en la casa. Yo no sabía nada, no entendía nada, no sentía...nada.

    Carraspeé mientras comenzaba a abrir los ojos. Me dolía mucho la cabeza ¿Qué había ocurrido exactamente? ¿Cuánto tiempo llevaba yo tirado ahí? Me dolía todo. Maldita sea. Miré a mi alrededor y no pude vislumbrar nada nuevo. Pero todo era diferente. Algo en mi interior se había borrado. Algo que yacía muy dentro de mí y que no era mío se había ido para siempre. Mis descontrolados sentimientos, mi aloca manera de pensar... se había ido todo. Todo lo que Nokku había dejado.

    Por fin, se podría decir que por fin mi voluntad se había alzado por si misma y había eliminado los retazos que quedaban de mi querido y difunto hermano Nokku. Aspire aire fuertemente y me incorporé. Me mareé al principio y a punto estuve de perder el control de mi cuerpo. Por mi cabeza comenzaron a pasar recuerdos ¿Qué iba a hacer con Fraiah y el resto? No lo sabía pero ellos ya no significaban lo mismo para mi. No me refiero a que no me importaran, si no que... yo ya no era eso que ellos conocían, me había liberado de mi hermano y del dolor de su perdida. Nunca lo olvidaré, eso esta claro, y lo recordaré con melancolía, pero eso ya no me hará titubear sobre mis decisiones.

    Me fui hacia mi cuarto después de salir del baño y me vestí apropiadamente, con un buen traje. Recogí las dos pistolas de cazador que había en la encimera de la habitación y suspire. Esas pistolas estaban ya cogiendo polvo, era hora de darles algún uso, mi gente estaría esperándome, a su nuevo presidente.

    Baje las escaleras con cuidado, aun mareado por el repentino despertar, y salí por la puerta y comencé un nuevo capitulo en mi vida.
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    Mensaje por Kasha Oskan Lun Nov 17, 2014 11:36 pm

    Christian me protegio, mientras que estaba mal herida, pero no podia protegerme siempre, ni si quiera el aguantaria tantos ataques, por muy vampiro que fuera.
    Con rapidez, me puse a pensar en los puntos donde era posible que recibieramos un ataque: si atacaba a Christian, los detendria con facilidad, si me atacaba a mi sola, seria por la espalda y Christian me apartaria por lo que, tendria que atacarnos a la vez y desde distintos puntos para que fuera dificil esquivarlo y proteger al otro.
    Asi que no me lo pense mas veces, aparte a Christian de un empujon tirandolo al suelo lo suficiente lejos como para que mi arma no lo rozara, mientras que con la cadena de puas hacia un circulo a mi alrededor en el aire a gran velocidad como si fuera un torbellino para desviar las lanzas lo suficiente como para que no me dieran en puntos vitales y sobrevivir al ataque.
    Al final, un par de lanzas lograron alcanzarme en la espalda, por las que perdi el equilibrio y cai de bruces al suelo con un gemido de dolor y frustracion mientras que veia como ese mocoso salia disparado por la ventana seguido por Kai.
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    Mensaje por Christian Blade Mar Nov 18, 2014 5:01 pm

    ¿Acaso no podía, por una vez en su vida, lograr que la situación no acabara así? Christian siempre tenía buenas intenciones cuando decidía intervenir, pero aparentemente los designios futuros no querían darle el lujo de mantener una situación a raya y que las cosas acaben bien.

    Ziel estaba acorralado, pero aquel gesto, aquella acción por parte del Pura Sangre, no bastó para contenerlo. Las dagas comenzaron a martillear la habitación, a dirigirse con tenacidad a cada uno de los presentes. Christian tan sólo quería acercarse a Ziel y apaciguar su ánimo. Estaba a la defensiva, lo entendía. Tenía miedo, también lo comprendía. Pero esta... esta no era la manera. Debía haber alguna forma para que el neófito comprendiese que ellos no eran sus enemigos. Ahora Kasha estaba herida, sangrando, y no era ningún buen presagio. Ya fuera porque su vida corría riesgo, ya fuera porque su sangre podría alterar tanto a Ziel como a cualquier otro vampiro que deambulara cerca. Por parte de Christian, él se jactaba de controlar su sed a la perfección. Luego de obtener el control sobre sus dones, todo se equilibró en su interior. Además, procuraba alimentarse apropiadamente todos los días, y así no peligraría la vida de ninguna persona querida para él. Y Kasha, desde luego, era alguien importante. Con el simple hecho de ser importante para Fraiah, su hermana, ya la convertía en alguien importante para él también.

    Mientras intentaba contener la herida de la cazadora, su mirada se había clavado en Fraiah. Esperaba que ella siguiera su orden y viniese a su lado. En el preciso momento en que sus ojos se cruzaron con los de ella, supo que algo no encajaba. Christian, advirtiendo que algo tramaba la joven, ladeó levemente la cabeza. Luego, comenzó a moverla de un lado a otro, negando. “Lo que sea que se te está ocurriendo hacer, no lo hagas” ordenó en su mente. No obstante, una daga, surcando el aire, halló su mejilla, y lo obligó a desviar su mirada, sintiendo cómo la roja sangre se derramaba de la fina herida. Y, cuando volvió a mirar a Fraiah, ya era demasiado tarde. Ella corrió y se arrojó por la ventana. Christian abrió los ojos de par en par, poniéndose de pie y pretendiendo correr hacia ella con la velocidad vampírica de la cual estaba dotado. Gritó y gruñó, desesperado, pero en cuanto salió, Kasha logró embestirlo, arrojándolo lejos. ¿Por qué? ¿Por qué hacía eso? Vio cómo la cedena desviaba las dagas. Lo agradecía, por supuesto, pero.. ¿qué había de Fraiah? ¿Qué habría de la suicida de su hermana? ¿Acaso estaba loca? Intentó ponerse de pie con velocidad, y al comenzar a avanzar hacia la ventana, vio cómo Ziel se arrojaba por allí. Cuando se asomó para ver lo que ocurría, esperando, quizás, lo peor, un extraño alivio le invadió al ver que niguno de los dos estaba. Por lógica, no debería tranquilizarlo aquello, pero podía sentir el corazón de su hermana latir a lo lejos. Cerró los ojos y, preso de los nervios, miró a Kasha.

    - Debemos ir tras ellos –dijo, y en ese instante vio las nuevas heridas que la constreñían. Por la puerta, vio cómo Jack se iba. ¿Y ahora qué demonios ocurría con él? Frunció el ceño y se acercó a la cazadora. Levantó suavemente su cabeza, intentando erguirla un poco-. Tranquila. Nos iremos de aquí. Siento cerca a un grupo de cazadores, y entre ellos está Yagari y Kai. Fraiah y Ziel están con ellos también –cerró los ojos un momento, rastreando más presencias en la zona-. También hay otros tres, y conocí hace poco a una de ellos –acotó, refiriéndose a Rangiku-. No sé qué habrá ocurrido allí, pero será mejor que vayamos a ver. Tienes tres heridas profundas, pero en zonas donde no corre riesgo tu vida. Te llevaré hacia allí, y seguramente podrán atenderte, antes que acabes desangrada de la forma más estúpida –concluyó. La tomó en brazos con suma delicadeza y cuidado y, sin demorar más, su figura huyó por la ventana, desapareciendo del lugar.
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    Mensaje por Kasha Oskan Mar Nov 18, 2014 5:23 pm

    Las heridas tenian un aspecto bastante feo debido a que sangraban bastante, pero en realidad no habia excesivo problema, con aplicar un par de torniquetes y unas gasas, no habria problema. El problema radicaba en que en menos de un segundo, la mitad de los que se encontraban en la habitacion hace un momento habian saltado por la ventana y desaparecido de alli tras una chica asustada y un mocoso que habia perdido la razon.
    Christian era el unico que quedaba alli, y que menos herido estaba de los dos, con que me diera un poco de tiempo, podria curarme, o que el se adelantara, ya que ahora mismo yo me podia convertir en un postre para el desquiciado de Ziel o cualquier otro vampiro que estuviera suficientemente cerca como para oler mi sangre.
    Escuche con atencion lo que decia, como siempre, Kai era rapido siguiendo rastros, de hecho uno de los mejores de la Asociacion, asi que no me sorprendio que los encontrara tan rapido, pero si me sorprendio que hubiera aparecido Yagari, el no solia encargarse de este tipo de cosas.
    - Puedes adelantarte, yo...- no me dio tiempo a terminar la frase porque Christian me levanto del suelo haciendo que se manchara de sangre, la verdad, no era la mejor idea dejar que un vampiro me cargara en brazos estando yo herida y sangrando, por mucho control que tuviera, una persona tenia sus limites, y a parte, estaba mi orgullo, los dos unicos vampiros que habian tenido permiso para cargarme, era porque salian conmigo y tampoco es que me hiciera especial gracia que pasara eso.
    - Espera un momento!!, bajame!!, es que estas majareta!!- me revolvi en los brazos de Christian mientras que saliamos de alli, pero fue inutil, era demasiado fuerte y yo estaba demasiado maltrecha.
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