Londres

- A mí aún me quedan cosas por ver, muchísimas. Aún estoy en la flor de la vida. - dije mientras jugaba con un mechón de mi cabello enrollándolo en un dedo - Lo más sorprendente que he visto en mi vida fue tu magnífica actuación. Siéntete afortunado. - sonreí

- ¿Sabes qué? No debiste haber destruido las cuchillas aquel día y yo no debería haber preguntado por aquello que eras. Aún siento lo de aquel día, fui una completa estúpida. La verdad es que siento muchas cosas. A partir de ahora voy a intentar ser una chica normal, tendré mis defectos como cualquier otra y olvidaré lo de hacerme daño por un tiempo. Ver lo que has hecho me ha abierto los ojos y me ha afectado bastante. Cuando llegue a la academia me pondré a estudiar en vez de escaparme al establo para poder leer a las tantas de la madrugada. Haré las cosas como otra cualquiera, simplemente seguiré a la multitud. Y respecto a ti, te saludaré cuando te vea. No creo que eso de quedar sea algo normal para aquellas personas que saben lo que eres, me refiero a los de la clase nocturna y al director. No creo que sea apropiado, pero me lo he pasado bien cuando he estado contigo. - sonreí

- Lo que me faltaba, que me tengan envidia y no pueda conseguir amigas. - reí

- Divaaaaa - dije por lo bajo para luego reir

- No me mires así - dije dándole la espalda - Me haces sentir inferior.

- ¿Podrías dejar de ser tan diva o divo? Como quieras llamarte. - reí - Ahora no me hables, todo mi respeto hacia ti se ha disipado - dije en un tono burlón

- Venga, valiente - grité levantándome del suelo - Sé que no eres capaz y si lo eres te devolveré la jugarreta. Soy muy buena en eso de la vendetta, así que ten cuidado.