Las dos caras de la Luna: Ficha de Vladimir D'Shaitis y Nathan Hawthorne.

¿Qué poder decir acerca de una mente tan compleja y sellada? Nathan Hawthorne es misterioso y reservado, pero al mismo tiempo extrovertido y amable. Algunos días puede ser borde y estar ensimismado en sus profundos pensamientos, pero otros puede ser completamente gentil y agradable. Todo depende del día, de la ocasión, de las personas y de su divergente corazón. Su mente, la cual algún día le perteneció a un vampiro abominable, es ahora un mar pacificador. Pero la pregunta sería... ¿hasta cuándo? Su verdadero "yo" siempre fue un muchacho triste, desolado, que cargaba con una terrible depresión que lo llevó a las más extremas situaciones, a las más extremas locuras. Y, sin duda, aquí y ahora, Nathan padecerá exactamente exactamente del mismo germen. Un alma perdida, vacía, sin motivos para vivir más que la desolada misma existencia. Un pianista diabólico y pasional, un poeta enamorado de la Muerte. Así es él; así es Nathan Hawthorne y Vladimir D'Shaitis. Portador de un oscuro corazón que cree vivir en la luz. Soñando despierto cada día, creyendo que su historia es verdadera; en síntesis, creyéndose ser el personaje que él mismo creó sabiendo que su fin llegaría en algún momento y buscando, por todos los medios, el evitar desaparecer. Aquí está ahora, sonriendo sin comprender por qué, pues simplemente cree que lo hace porque dos de cada tres días no siente tristeza en su interior. Iluso, inocente, amigable... cuando la oscura verdad no se interpone entre su estadía paradisíaca y el infierno que se contiene en su interior.

Vladimir D'Shaitis solía ser un hombre desalmado; un hombre cruel, sucio y despiadado, pero con un pasado turbio y desolador. Nadie es de una manera u otra sin un fundamento, y esta es la historia de aquel vampiro omnipotente que descansa tras un velo de humanidad en un inocente y puro cuerpo, en apariencia. Su vida ha sido desde siempre, miserable. Vladimir es un bastardo, un "don nadie" que ha cambiado el mundo vampírico. Hijo no deseado de un Pura Sangre y una humana, producto de una noche de lujuria y sangre. Maldito por su existencia, odiado, marginado. Ignorado por su hermanastro, un Pura Sangre hijo de aquel que cometió injurias con su madre, que no ha tardado en convertirse en polvo en manos de un cazador. Vladimir ha crecido sólo con angustia, tristeza, odio, sentimientos que ha ido alimentando y arrastrado desde los primeros años de su vida. Siempre fue considerado una desdicha para los de su raza, un chico del infortunio, un error que jamás debió aparecer. Y como quien dice "el que rompe, lo arregla", Vladimir ha sido perseguido para ejecutarlo durante años. Estuvo prófugo durante 50 años, en los cuales estudió y estudió, oculto en una pocilga, alimentándose únicamente de la sangre de una joven a la cual había enamorado. Ella siempre guardó su secreto y lo ayudó en todo lo que pudo. Incluso le llevaba algunos "sacrificios" para que él experimentase sus sueños.

Pero nada es para siempre, ni siquiera en medio de la eternidad.

Vladimir buscaba una manera de convertir a su novia en un ser semejante a él, ya que sabía perfectamente que al no ser un Pura Sangre, no podría hacerlo él mismo. Cada día pensaba que su destino era similar al de su maldito padre. Él con una simple humana, al igual que aquel despreciable vampiro. Día y noche, maldecía su existencia. Y llegó, entonces, el momento en donde pasó de maldecirla a odiarla, detestarla, repudiarla profundamente, hasta el punto de llevarse su vida. Resulta que Kazama, el progenitor del demonio, quiso fastidiarlo. Raptó a su novia y la convirtió. Vladimir, corroído por el odio, asesinó a su padre y al hijo prodigio de éste, Dimitri. Su venganza estaba casi realizada, pero nunca supo lo suficiente, pues cegado por la ira, ignoró el hecho de que su novia ya era un Nivel E incontrolable. No llegó a tiempo con la sangre de su padre, por lo que ella fue asesinada por un cazador al igual que su madre.

Así, envuelto sólo en oscuridad y soledad, Vladimir deseó estudiar más y más. Descubrir, crear, modificar. No quería estar nunca más solo, pero tampoco quería permitir que le robasen algo más. Es por eso, que se mantuvo a una soledad forzada todos esos años, hasta que logró lo que quería: vampiros superiores en habilidad, destreza y fuerza, a los Pura Sangre. Él es el creador de los más esplendorosos seres. Vampiros que han acudido a él igual de desesperados que él, en algunos casos, y en otros, porque ya no tenían razones para vivir. O, simplemente, por avaricia de poder.

Él creía que ya no sería nunca más juzgado, y que podría salir y pasear libremente. Creía que todos habían olvidado el nombre Vladimir D'Shaitis; que todos habían olvidado al bastardo hijo de Kazama, el Pura Sangre asesinado. Y aunque en parte esto así fue, todo principio tiene un fin; todo lo que sube, debe bajar. Y Vladimir disfrutó del poderío y la dicha durante más de un año en el pueblo en el cual se ubica la Academia Cross. Pero creo que de aquí en adelante, ya muchos conocerán la historia. Llegó la fiesta que la Academia celebra todos los años y, allí, Vladimir se batió en un duelo a muerte con el Presidente de la Asociación de cazadores, Nokku Damaru. Se trató de una batalla sangrienta, poderosa, que por momentos parecía no acabar jamás. Y quizás hubiera durado por mucho más tiempo si no fuese porque el cazador utilizó aquella ventaja que tenía, aquella "arma secreta" que él mismo había creado y sobre la cual Vladimir ansiaba obtener información. El vampiro era consciente del peligro al cual se enfrentaba, pero aún así decidió jugar ese juego de la muerte. Nokku Damaru le inyectó una extraña sustancia en el cuerpo, la cual redujo sus habilidades y poderes, pero a Vladimir le alcanzó el tiempo como para arrancarle el corazón del pecho al cazador debido a uno de sus descuidos creyéndose victorioso del todo. De esa manera, Nokku Damaru halló la muerte y la Asociación, que ya se encontraba en crisis, acabó sin Jefe. Sin embargo, Vladimir acabó inconsciente en medio de aquella velada, pero Roger, uno de sus hijos, sacó su cuerpo de allí. Todos los presentes creyeron que ambos titanes habían muerto, pero la oscura realidad era que uno de ellos no había muerto... del todo.

Los Hijos de Vladimir tenían órdenes severas que cumplir. Ellos estaban informados de que algo malo podría ocurrirle a su Padre en aquella batalla, por eso mismo el vampiro se encargó de planearlo todo por anticipado. En su laboratorio secreto, oculto en una base subterránea debajo de las ruinas del pueblo abandonado, había dejado todo listo para aquel momento. Los vampiros súbditos conectaron su cuerpo a una máquina que él mismo había creado. Pies, manos, brazos, pecho, cabeza, absolutamente todo su cuerpo poseía heridas graves y, en cada una de ellas, ahora había tubos que drenaban sustancias hacia el exterior y hacia el interior. El cuerpo inerte de Vladimir era, ahora, débil, frágil... humano. Nokku Damaru le había inyectado aquella extraña cura para el vampirismo que había creado. Vladimir estaba acabado si sus Hijos no llevaban adelante esa misión a tiempo. Una joven muchacha tecleaba con rapidez en un teclado mientras un hombre proveía al cuerpo moribundo y mortal de Vladimir con sangre para evitar que lo que le quedaba de vida expiase en ese mismo instante. Su memoria fue completamente borrada, sus heridas fueron curadas y cada hueso roto fue recompuesto. Aquello duró horas, eternas horas, pero esos vampiros que tenía bajo su mando lo hicieron terriblemente bien. Por un mes estuvo el cuerpo humano de Vladimir en coma, hasta que un día sus ojos se abrieron de par en par, pero no se encontraba en aquel laboratorio oscuro y siniestro, sino que se encontraba en una cómoda habitación de hotel. El hombre, al desviar su vista hacia un costado, perdió sus ojos sobre un pequeño reloj, y entonces lo recordó todo: Él era un muchacho que provenía de Inglaterra. Era huérfano y había pasado todos sus días de infancia en un orfanato. Al alcanzar la mayoría de edad, pudo ingresar en la universidad y se recibió como Profesor de Lengua y Literatura. Ahora mismo, las agujas del reloj indicaban que se hacía tarde para su cita con el Director de la Academia Cross y peligraba su posibilidad de conseguir un puesto como profesor. Había llegado a ese pueblo la noche pasada y había pasado la noche en un hotel para probar suerte y luego ver si podía conseguir un hogar estable.

Como verán, todo dio un vuelvo drástico.

Desde ese momento, aquel a quien llamaban Padre desapareció y, en su lugar, emergió un joven ingenuo, noble, algo torpe en algunas ocasiones y, sobre todo, muy sentimental. Ya ningún vestigio del anterior monstruo quedaba en él, más que su apariencia, pues esa forma real que Vladimir mostró un día, ahora mismo la portaba pero siendo un humano completamente indefenso y común. Sin embargo, ¿quién aseguraría que la Bestia despertaría y, sedienta de sangre, buscaría vengar aquel ultraje hacia su persona? Sea como sea, Nokku Damaru está muerto y el objeto de su venganza, por ende, también. Por el momento nadie con tales deseos podría aflorar desde tan dulce y comestible cuerpo. Pero, como dicen, mejor no tentar al Destino, ¿cierto? El Rey se levanta sobre el tablero cada vez que comienza una nueva partida.

- Es incapaz de reconocer a cualquiera de sus Hijos.
- Lleva siempre consigo un cuaderno en el cual escribe su poesía.
- Admira y se deleita con las noches de luna llena.
- Cree que tuvo una novia, la cual lo abandonó por creer que él no haría nada con su vida. Vladimir, mejor dicho, Nathan, cree que ella volverá si se entera que él finalmente ha alcanzado sus objetivos y metas. Siempre envía cartas a una dirección suponiendo que es de ella, pero en verdad las envía a una casa abandonada de Londres que está ocupada por uno de sus Hijos, el cual las recibe y las guarda cuidadosamente, siendo consciente del por qué de semejante accionar de su Padre.
- Aunque su apariencia sofisticada y delicada no lo demuestre, Nathan posee una gran habilidad con las armas blancas y suele entrenar en su tiempo libre. Posee una afilada katana, que le perteneció desde siempre, solo que no tiene ni idea de cuántas personas han sido asesinadas con ella. Y, aunque no le agrade la violencia, cree que todo ser humano debe saber defenderse, y es por eso que trabaja duro en su entrenamiento.
- Desconoce completamente la exitencia de vampiros.
- Es profesor de la Clase Diurna de la Academia Cross.