Llegada [Actividad veraniega 1ªparte]

Off Rol: Espero no equivocarme posteando aquí >.<

Una vacaciones inesperadas en un lugar desconocido del cual no nos habían dicho ni el nombre, pero de las cuales nos han dado grandes expectativas... Y encima desinteresadamente pagadas por un alumno de la Clase Nocturna, del cual tampoco conocía su identidad... Todo esto comenzaba a parecerse cada vez más a una de esas historias en las que el avión acababa desapareciendo o una de esas en las que todo era muy normal y divertido hasta que, al llegar al destino, comenzaban a asesinar gente. Pero precisamente yo no estaba pensando en thrillers de terror o suspense, sino más bien en uno de los malditos planes de los desertores. Pero, ¿este viaje no había sido cortesía de uno de los vampiros de la Clase Nocturna? Fruncí el ceño y cerré los ojos, tensa y pensativa. Crucé por delante del pecho los brazos. Y no todo se trataba de eso...- Hoshina-san... ¿no podemos cambiar el sitio por un rato? Por favor...- Le rogué a mi compañera, dejando caer la cabeza sobre su hombro, abatida, palideciendo cada vez que miraba por la ventanilla. Me daba vértigo el ver y el pensar todo lo lejos que estábamos del suelo.- Tienes que perderle el miedo ya, no va a pasar nada. Es la primera vez que montas en avión, ¿no? ¡Es el momento perfecto para enfrentarte a tus miedos!- Dijo en tono cantarín, retirando la revista que estaba ojeando y alzando un puño como quien se ha propuesto lograr toda una hazaña.- Precisamente porque es la primera vez que monto en uno de estos cacharros infernales, no sabía que iba a darme tanto vértigo al mirar por la ventanilla...- Musité, levantando la cabeza de su hombro y echándome hacia atrás en el asiento, tratando de serenarme. La mano de mi compañera me dio un par de palmaditas en la cabeza como respuesta: ''Sí sí, me parece muy bien todo eso, pero te quedas sentadita ahí''. Como si la escuchase.

De todas formas, con la de rato que llevábamos ahí, ya tendríamos que estar llegando, ¿no? Levanté la cabeza en busca de Yagari, pues él también venía. Lo buscaba ya de forma automática, pensando en cómo estaría, en qué estaría pensando, en si habría dormido bien... Pero una de las azafatas distrajo mi atención. A pesar de sus pasos aparentemente tranquilos y seguros, sus facciones estaban algo tensas, por no hablar de la rigidez de sus hombros y la tirantez de su cuello. Estreché los párpados, mirándola disimuladamente.- Rangiku-chan, ¿ocurre algo?- Apreté los labios durante un instante. Quizás solo había sido mi imaginación después de todo, no valía la pena preocupar a mi compañera. Negué con la cabeza, sonriendo. Sí, quizás solo hubiese sido mi imaginación.

Coloqué ambas manos sobre el marco de la ventanilla del avión, asomando tan solo los ojos para observar, de forma desconfiada, el ala del avión que se veía desde allí. El ambiente seguía tenso, muy tenso, y me estaba comenzando a inquietar. ¿Qué pasaba? ¿La tripulación se estaba comportando de forma extraña o tan solo era una paranoia mía? Volví la cara para observar pasar a otra de las azafatas, la cual seguía manteniendo la misma rigidez que su compañera. Pero, entonces, la voz del piloto habló. Alcé la cabeza, alerta. Mi compañera de clase y, en esta ocasión, también de asiento, alzó la vista de la revista que había estado ojeando todo el tiempo, con el ceño fruncido. Apreté los labios, impotente. No teníamos más remedio que acatar aquellas órdenes, pues poco podríamos hacer a tantísimos metros del suelo. Cuando comenzaron las sacudidas, sentí la mano de Hoshina buscando la mía. Sujeté su mano y la apreté con cuidado a su vez, tratando de infundirle una pizca de confianza. En cuanto sentí que las ruedas de aquel vehículo infernal habían tocado tierra de aquella forma tan brusca, cerré los ojos casi por instinto. Un grito ahogado surgió de la garganta de mi compañera, quien también parecía esperarse lo peor.

Pero, finalmente, el avión se detuvo sin más problemas.

Abrí los ojos, aun respirando alterada, y me incorporé rápidamente del asiento. Miré hacia todos lados, observando a todo el mundo, tanto a los pasajeros como a los miembros de la tripulación. ¿No... no había pasado nada? No podría decirse que el ambiente estuviese calmado, pero, al menos, estábamos a salvo. Siguiendo las indicaciones de las azafatas, descendimos del avión. Mientras pasaba por el pasillo, aun algo aturdida, divisé varias caras conocidas. ¿Qué hacían ellos aquí? ¿Olivia? ¿Kairi y Christian? ¡¿Fraiah?! Sentí que un escalofrío recorría sin piedad mi columna vertebral al reconocer a la última mencionada. ¿De veras era ella? Mis pupilas trataron de coincidir con las suyas, pero la multitud me obligaba a volver la cara y a seguir avanzando.- Venga, vamos.- Escuché de mi compañera. Tan solo pude asentir a sus palabras y seguir avanzando, sintiendo un nudo en la garganta. Allí estaba pasando algo.

Aquel sitio era como un trocito de paraíso traído a la Tierra, o al menos eso aparentaba. Tras recoger mi mochila, mientras mi compañera se reunía con los demás de la clase, me escabullí entre la abundante vegetación. Aquello cada vez se parecía más a una película, pero por suerte o por desgracia, la realidad era muy capaz de superar con creces a la ficción. A una distancia prudente, saqué una de las dagas que había traído y me la sujeté a la cintura. Avancé sin parar hasta las puertas de aquel gran hotel, empujando con las manos las enormes puertas para entrar. Sin embargo, estas no se movieron ni un centímetro. ¿Estaba cerrado? ¡¿Qué demonios estaba pasando?! Observé los alrededores por si venía alguien, y cuando estuve segura de que no, dejé la mochila escondida entre unos matojos, aseguré la daga a la cintura y comencé a trepar a uno de esos altos árboles. Con cuidado, traté de acercarme lo más posible a una de las ventanas, pero la más cercana estaba cerrada, y si quería ver las demás, corría bastante peligro de romper la rama y acabar cayendo. Aquel lugar... Aquel lugar parecía estar abandonado...- ¿Qué está pasando...?