Re: Bosque

por **Scarlett Denver** Sáb Nov 20, 2010 1:26 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Sonrei, el sabia que yo jamas podria enfadarme con el, lo amaba demasiado. Me pegue aun mas contra el y suspire. -Jamas me perderas- Musite contra su pecho. -¿Crees que estaremos aqui bien?- Le pregunte pasados unos segundos, estaba claro que no iba a permitir que le hicieran daño, pues ahora tenia suficiente poder para impedirlo, pero me preocupara un poco.

por **Kasha Oskan** Mar Ene 01, 2013 8:59 pm

Kasha no pudo evitar sonreir algo siniestra, la verdad es que tenia algo de envidia, puesto que queria devolverle la puñalada que recibio en la espalda y que por poco le da en la columna vertebral, pero si lo hacia el, se daba por satisfecha.
- Si recuerdo alguna cosa mas que te pueda servir, te lo dire, aun hay cosas que me faltan por analizar, fue demasiado deprisa para fijarme en todo, ademas, tambien estaba atenta a ese otro vampiro, el que hirio a Ziel haciendo que explotaran partes de su cuerpo, si se juntaran los dos a la vez, serian muy dificiles de vencer- dijo frustrada por no haber tenido mas tiempo para observar

por **Yagari Touga** Mar Ene 01, 2013 10:14 pm

Yagari ya estaba dejando de lado su bordería extrema, al menos un poco. Al fin y al cabo, Kasha parecía estar logrando su objetivo, puesto que él ya no se encontraba divagando en pensamientos autodestructivos, sino que ahora meditaba entre posibilidades destructivas para alguien más. En medio de ello, asintió a su alusión a ambos seres. Recordaba aquella escena, pues él había estado protegiendo a la humana que había fallecido en todo ese tiempo. Ya pensarían en algún buen plan para poder destruirlos. Debían ser muy astutos y analizar todas las posibilidades, dejando el menor margen de error posible.

- Le he dado mi Bloody Rose a Ziel -murmuró, clavando un kunai en la húmeda hierba, haciendo un ligero hueco en la tierra mojada que estaba debajo. Miró a Kasha-. Voy a enseñarle a usarla. No pretendo que sea un cazador, pero sí pretendo que sepa defenderse -dijo luego, alzando la mirada y soltando un suave suspiro hacia el cielo, entre las copas de los árboles-. De todos modos, no voy a obligarlo -agregó, contemplando la posibilidad de que él se rehusara a aprender.

por **Kasha Oskan** Mar Ene 01, 2013 10:20 pm

Escucho las palabras de Yagari sobre Ziel, no lo conocia mucho, pero por la pinta que tenia dudaba mucho de que quisiera enseñarle a disparar un arma.
- Antes de enseñarle, habla con Kai, es como su hermano mayor, igual prefiere enseñarlo el, es a la persona que mas caso hace, y aun asi...- puso mala cara dudando seriamente en que ese niño quisiera disparar un arma contra alguien, aunque ese alguien fuera un vampiro- no se si querra aprender, en parte odia a los cazadores por alejar de el a Kai, y aprender a disparar hara que se acerque a ese mundo, y dudo mucho que quiera, pero intentalo, es buena idea, Bella no puede estar protegiendolo siempre- dijo mientras que observaba el agujero que acababa de hacer Yagari en el cesped

por **Yagari Touga** Mar Ene 01, 2013 11:14 pm

Yagari frunció ligeramente el ceño. No le agradaba tener que consultar con otros cosas que le competen a otra persona. Sin embargo, por ser que esos dos eran amigos -según parece y según Kasha daba a entender-, él haría el esfuerzo de explicarle la situación al otro cazador. Continuó prestando atención a lo que decía. Le parecía una completa estupidez. Sólo un imbécil diría eso en medio de la situación actual. Yagari casi sonrió con sorna.

- No creo que piense lo mismo tras lo acontecido en la fiesta -murmuró. Una fría y seca sonrisa ladeada adornaba su rostro-. Y si lo hace, procuraré aclararle que nadie aquí está interesado en cavar su tumba.

por **Kasha Oskan** Mar Ene 01, 2013 11:20 pm

Escucho sus palabras con interes mientras que su cara se entristecia, no sabia que responderle a eso, habia intentado acercarse a Ziel y caerle bien, pero no lo habia conseguido, el la odiaba, y eso la hacia sentirse incomoda muchas veces al sentirse como una intrusa en la vida de Kai
-No lo se, no me deja que me acerque a el, por eso te digo que hables con Kai, el si sabe mucho mejor que yo si realmente quiere aprender a usar un arma o mantenerse lo mas ajeno posible a todo- empezo a balancearse moviendo un poco los pies en esa extraña posicion en la que ella estaba sumamente comoda

por **Yagari Touga** Mar Ene 01, 2013 11:39 pm

Se percató de cómo el semblante de la muchacha se entristeció en cuanto él hizo alusión a Ziel de aquella manera. Parecía ser un chico complicado de tratar, según lo que Kasha le contaba acerca de él. Sin embargo, no sería imposible. Yagari sabía cómo lidiar con jóvenes como él. Lo necesario en estos casos era hacerlo entrar en razón.

La miró fijamente y se puso de pie, sacudiendo ligeramente sus pantalones. Sujetó la escopeta, la cual había dejado a un lado apoyada en el tronco de un árbol, y esbozó una sonrisa de cierta satisfacción. ¿A qué se debería aquella expresión?

- Bueno, tuvo la oportunidad de devolverme el arma y no lo ha hecho -dijo con seguridad mientras recogía cada kunai del suelo. Volvió a observarla y se giró, dándole la espalda y alzando una mano a modo de saludo-. Nos vemos, Oskan.

Tras musitar aquellas palabras, desapareció entre la niebla nocturna que se extendía entre los árboles del bosque.

por **Kasha Oskan** Mar Ene 01, 2013 11:43 pm

Observo todos los movimientos de Yagari ademas de escuchar sus palabras, tenia razon en lo que decia, puede que al final Ziel si quisiera aprender a disparar un arma
- Hasta otra Yagari- le dijo mientras que observaba como desaparecia.
Poco tiempo despues, se levanto y se marcho de alli en busca de Kai, seguramente ya habria terminado sus misiones

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 7:43 pm

Guió a Ziel por un sendero que, como bien había dictaminado anoche, no tendrían retorno. Llegaron al bosque, pero se internaron en la zona más oscura de éste. Claramente, lo mejor era estar lo más alejados posible de la Academia y de su gente positiva, amorosa y altamente protectora. Ziel había dejado a la chica allí sola, tras otorgarle un beso que, ante ojos de un vampiro como Marcus, había resultado un poco tierno; claro, un poco tierno, así como también bastante repugnante y ridículo.

Una sonrisa ladeada surcó el rostro de Marcus cuando se detuvo en una zona excesivamente boscosa. Creería que hasta el mismísimo Ziel podría tener más miedo de estar allí solo que estarlo en su presencia. Claramente, era mucho más deleitable que un vampiro poderoso como él lo hiciera suyo que, en su defecto, decenas de miserables Nivel E despedazasen su carne. Clavó sus ojos en él tras voltearse. Aún sujetaba su mano. En un rápido movimiento, similar al ejecutado ayer antes de abandonarlo, lo acercó a él. Sus rostros estaban demasiado cerca, y el brazo de Ziel estaba extendido sobre el hombro de Marcus mientras éste sujetaba su mano con firmeza. Ziel estaría obligado a ponerse en puntillas ante tal movimiento, pues el vampiro era más alto y aquella posición no favorecía que quedaran a una altura pareja. Para nada.

- Creo que está demás decir para qué he venido -susurró muy cerca de él, altamente intimidante, excesivamente posesivo.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 7:59 pm

Llevaba aún la mano en alza cuando me iba guiando por la maleza del bosque. Chico listo. Se había asegurado de que estuviera lo suficiente alejado como para que nadie notara nada. Además entre aquella espesa maleza, era difícil distinguir cualquier cosa, con semejante oscuridad como había. Durante todo el camino nada más que iba pensando en excusas que poner a la gente que me conocía. Eso, si lograba sobrevivir a aquél que me guiaba.

Terminó por pararse y al igual hicieron los pies. Tenía casi más miedo de que alguien cercano apareciera, que de estar a solas con Marcus. Al fin y al cabo, había estado toda la noche pensando en que hoy, se cobraría la deuda. Había preparado a mi mente durante la noche para aquéllo. Miré sus ojos, que se veían perfectamente en semejante oscuridad; a comparación de su figura, algo menos certera de distinguir.
Mi cuerpo se alzó cuando tiró, como si yo no tuviera voz y voto en manejarlo ahora. Quedé de puntillas, recorriendo la distancia de estatura que nos separaba. Frente a él, frente a su rostro una vez más. Notando la gelidez de sus palabras al hablar. Tragué saliva, notando como mis emociones humanas terminaban por controlarme más de lo que creía. El corazón se agitó, era incómodo estar tan cerca de alguien y más, sabiendo que esa persona quiere beber tu sangre.

Con la mano que aún me quedaba libre, quité el parche de mi ojo. Era molesto tener que fijar la vista con uno solo. Brillaba con la marca y de un color diferente al de los iris azules. Presente del seño que tenía Marcus en la otra mano. -Lo sé. - Asentí, agarrándolo del traje para no caer a mi estatura normal. Giré la cabeza, como si de una muñeca se tratara y cerré los ojos, esperando que su avaricia terminara.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 8:13 pm

Otra vez, su apetecible y embriagador aroma frente a él, envolviéndolo con lentitud. Observó sus movimientos. Esta vez parecía más preparado que ayer. Tal vez había requerido un arduo trabajo psicológico. No debe ser fácil entregar la propia voluntad a alguien más, que está dispuesto a hacer lo que quiera con su cuerpo. Ziel no tenía, claramente, ni voz ni voto en esto. Pero suficiente con que ayer le permitió pedir por la integridad de esa joven de cabellos rojos. Marcus no solía tener tal muestra de cordialidad hacia alguien. Ziel podría sentirse honrado: podría tratarlo mucho peor; la forma en que lo sujetaba, era todo un lujo.

Observó el ojo brillante del muchacho. Qué agradable vista. Era algo extraño así como fascinante. La mano de Marcus latió bajo el guante. Debería preguntarle a Padre en qué consistía exactamente la marca que llevaba. Pero eso ahora, no importaba. ¿Verdad? No hay que ser maleducados dejando que la comida se enfríe. Estaban en invierno y los árboles hacían del lugar un sitio más lúgubre y frío. A Marcus no le interesaba, pues no sentía la frialdad del ambiente como una amenaza; pero no creía que el humano corriera la misma ventaja. Evaluó sus actos, sus gestos, su total entrega. ¿Así de fácil se rendiría? Marcus se relamió y sus músculos se tensaron. Hacía mucho tiempo que no encontraba sangre tan apetecible como esa.

- Y no sabes cuánto me regocija que lo sepas -susurró lascivamente, acercándose a su cuello y deslizando su lengua por él, en un auténtico gesto promiscuo y depredador. En un rápido y brusco movimiento, acorraló el cuerpo de Ziel entre el suyo y un árbol ancho y viejo. Sujetó ambas manos del muchacho contra el tronco, a la altura de su cabeza. Lo miró a los ojos y percibió un pequeño rasguño en su mejilla, ocasionado por una de las ramas rebeldes de otro árbol aledaño. Marcus lamió su herida con suavidad. La sangre cálida, aunque fuese en míseras gotas, comenzaba a enervar su cuerpo desde dentro.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 8:28 pm

La verdad es que no me sentía para nada cómodo con la situación. ¿Cómo quería que lo estuviera? A cada segundo que seguía manteniendo su mirada puesta, llegaba más nerviosismo. Incluso tenía ganas de que una vez por todas lo hiciera. Odiaba que se tomara tanta demora en hacerlo, la verdad. Aunque al parecer, Marcus no opinaba igual. ¿Le gustaba hacer sufrir a sus víctimas? O es que después de que probara mi sangre, ¿estaba saboreando cada movimiento que hacía?

Me di cuenta de que ponía especial atención en mi extraño ojo. Había amanecido así, aunque ahora brillara diferente. No conocía si quiera que él tuviera una marca parecida en el cuerpo; pese a que mi imaginación podía suponerlo. Con la caída del sol, y entre tanta maleza, no llegaban los últimos rayos de sol que se dijera. Y con un simple uniforme escolar, con un vampiro al lado, no daba demasiado calor a mi cuerpo, en verdad. "Hazlo de una vez, maldita sea", pensé para mis adentros. Me enfermaba que se entretuviera en algo tan simple como aquello. Era como si yo fuera su conejo, y él, el depredador de ese indefenso animal.

Desprecié sus palabras con el gesto de la cara, intentando librarme de él. O se debatía ya en hacerlo o... Recibí un fuerte golpe en la espalda. Miré hacia atrás, viendo la corteza de un árbol tras ella. Si ya quedaban pocas posibilidades de que escapara, ahora ya sí que no tenía ninguna. Atrapado con su cuerpo, como estaba, era imposible encontrar un flanco libre para huir. Tampoco lo había pensado hasta ahora. Huir. Era de cobardes, y estaba luchando contra esto mismo. No me percaté del corte en mi mejilla, salvo cuando él se acercó más de la cuenta. Ese pequeño hilo rojizo bajaba por la mejilla hasta hacer la forma de ésta. Asqueado por el gesto, intenté que me soltara para abofetearlo. - Eres un maldito animal.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 8:51 pm

Su respiración era agitada; agitada y deliciosa. Ziel estaba nervioso e impaciente, tal vez. Pero Marcus se tomaba aquello con calma, o al menos eso intentaba. Cuando encerró su cuerpo entre aquel árbol y el suyo propio, no quedó demostrada ninguna sutileza de su ser. Más aún cuando la sangre de aquella pequeña herida fue saboreada por el vampiro. Escuchó las palabras que el humano le espetó, advirtiendo su desesperación. Se removía entre su agarre creyendo, vanamente, que iba a lograr algo. Marcus apretó más las muñecas del joven de porcelana. Lo miró a los ojos con furia y determinación. Le había llamado "animal", por no considerar lo de "maldito" que él creía un halago. Se quedó quieto unos segundos, mientras sus ojos se asemejaban aún más al color de la sangre. A decir verdad, "animal" no configura tampoco un insulto. Sonrió.

- Y tú un maldito cordero masoquista -siseó acercándose nuevamente. Apartó el rostro del muchacho hacia un lado gracias a una "suave" caricia de su mejilla contra la suya. Los colmillos quedaron al descubierto en cuestión de segundos. Si él no estaba listo para esto, no debería haber propuesto aquel pacto. Al fin y al cabo, así son los humanos. En el fondo, todos son perversos, quieran asumirlo o no. Lentamente, su boca comenzó a abrirse. Los fríos labios del vampiro rozaban la cálida piel. Tras unos segundos, los que rozaban la fragilidad del humano eran sus intrépidos colmillos. En un rápido movimiento, se incrustaron en su piel. La sangre emanó cual manantial, provocando incluso que se derramara un poco a través del cuello de Ziel, manchado el cuello de su uniforme.

Dos figuras en la oscuridad. Aquel líquido vital envolviendo el escenario, como protagonista de este encuentro. ¿Qué pecado más profundo podría superar este? Si hay algo por lo que ellos jamás serán perdonados, es por la sangre derramada esta noche.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 9:08 pm

Crecía la rabia en el interior, de lo enfermizo que podía llegar a ser aquél ser. Le tenía respeto, pavor, miedo, pero ni un ápice de compasión. Menos hablar de que pudiera llegar a comprender sus instintos, y la pérdida de cordura por la sangre. Eso era puramente de animales. Y aunque Bella, Alucard o Evan pudieran también ser de la misma raza, no los veía tan sumamente depredarores ni amenazantes como lo era Marcus.
Apreté la mandíbula cuando ejerció más fuerza sobre mis muñecas. Temía incluso que pudiera llegar a romperlas si seguía así. Quise mover las piernas, en un intento de conseguir mi objetivo, pero su cuerpo obstaculizaba al mío. Por si no fuera poco, sabía que mi desprevenido comentario no le había hecho gracia. Era una forma de comprobar dónde estaba su límite de paciencia. O puede que simplemente estuviera provocándole.

Me llamó cordero. Puede que pareciera que no había roto un plato, pero no era del todo un cordero. Agaché la cabeza y escupí en su zapato, para dar muestra de mi gratitud por el adjetivo. Tampoco era un masoquista. Si no, simplemente habría dejado que tomara su sangre sin necesitar un pacto de por medio. Maldito lascivo. Quería que sus palabras dejaran de sonar tan cantarinas. Había visto cómo era en verdad, y eso me enfermaba más aún.
Se acercó. Tal vez más de lo que había pensado que haría. Podía incluso oler su pelo en esa posición. Las pulsaciones aumentaron cuando posó sus labios gélidos en mi cuello. Realmente estaban fríos. Una descarga siguió mi columna en un escalofrío. Esperaba sin embargo, que volviera a retirarse con esa sonrisa socarrona, para ver la reacción que tenía su presa. Me equivoqué en cambio.

Sus colmillos se clavaron en mi garganta por sorpresa y ahogué en la garganta un gemido de dolor por la punción. Podía incluso notar como el pulso le favorecía para que la sangre brotara con mayor rapidez, escurriéndose una poca por el cuello; o hasta cómo su garganta tragaba ese rojizo líquido. Notaba mi propia sangre caer, caliente aún, bajando poco a poco, hasta empapar también un poco el hombro de ese color tan profundo. Cerré los ojos, dejando de aportar fuerza a mis brazos. Había empezado el trato.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 9:24 pm

Dulzura, éxtasis, demencia, lujuria; lujuria por esa sangre. Eso era lo que Marcus sentía en ese momento. No había probado, en años, un líquido que se le asemejase. Era, simplemente, grandiosa y llenadora. Podría decirse que se sentía casi vivo, aunque fuera a costas de una vida que pendía de un hilo. Aumentó la presión de sus colmillos en su piel, aprisionando más aún el cuerpo del joven. Podía sentir los latidos acelerados de su corazón contra el suyo. El chico se encontraría débil en cuestión de segundos, por lo que Marcus aminoró la fuerza en sus muñecas.

Se separó de él al cabo de unos segundos más. La herida abierta sólo le transmitía aquel aroma excitante. Miró su zapato por unos instantes y luego al humano. Soltó una de sus muñecas para sujetar el rostro del chico y zarandearlo un poco.
- Esto será por eso -murmuró antes de clavar sus colmillos al otro lado de su cuello. Esta vez, de manera más brutal y violenta. Era el costo por faltarle el respeto creyendo que podría escupirle. ¿Quién se creía? No iba a durar mucho si continuaba con esa actitud de mocoso insolente. La sangre emanaba, ahora, nuevamente hacia el exterior. Sólo si Marcus decidía parar, él podría salir de aquí con vida. Faltaría muy poco para que no quedase ni una gota en su cuerpo y cayera, inerte, al suelo. Todos llorarían su muerte, probablemente. Qué agradable espectáculo.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 9:39 pm

La sangre salía como si estuviera impaciente por llegar a su boca. Al mismo tiempo que mi sangre salía, parecía que sus colmillos sembraban la desesperación, la agonía, el terror y la propia muerte sobre mi cuerpo. Como si esto además se contagiara al alma que ocupaba, tiñendo de negro todo lo que tocaba a su paso. Arruinándome en la misera propiamente dicho. Notaba como la fuerza iba disminuyendo como un pequeño hilo. Inpalpable, pero iba desapareciendo poco a poco, como la arena vacía un reloj.

Abrí los ojos cuando dejé de notar sus colmillos clavados. Creí que había terminado de su martirio, y sonreí de lado. Seguramente estaría dejando que me recuperara para una próxima vez. Al menos yo daba por hecho que volvería a dejarme con vida, por el mero hecho de aprovecharse de su esclavo una vez más. Conocía lo tentador que era para ellos una fuente humana de sangre, no me dejaría escapar tan fácilmente. Era un animal, al fin y al cabo.
Lo miré a los ojos con desprecio, apretando los dientes; con la marca en mi cuello y la sangre aún resbalando hasta manchar también el uniforme por la zona del hombro. Miré donde señalaba y no pude soltar una carcajada, fatigado por la falta de sangre.

Se acercó en cambio una vez más, para morder al otro lado de mi cuello. Alcé la cabeza con propósito de evitar tal fin, pero ni si quiera conseguí tal mérito. Una nueva mordedura marcaba mi cuerpo. Percibí su rencor hacia "mi muestra de afecto", la violencia con la que tomaba mi sangre, con la fuerza de sus colmillos. Ahogaba algunos gemidos de dolor, deseando que parara. Veía y notaba cómo la vida se escapaba de mis manos y la tomaba para sí. Perdía fuerzas. Demasiadas. Tanto, que incluso mi cuerpo no se mantenía por su propio pie. - Bas... t... ta... - Musité entre dientes, rogándo por vida.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 9:58 pm

Eso quería. Que aprenda, que escarmiente; que sepa que con él no se juega, que no le conviene tontear con un vampiro hambriento y asesino. Grave error del humano pretender que heriría su orgullo escupiendo sobre su pie. Gran estupidez aquella. Marcus, gracias a ello, disfrutaba de un manjar que, esta vez, había sido robado. Ziel creía que con una mordida bastaría. En un principio, Marcus no tenía la intención de continuar con ello. Lo dejaría por hoy, pues no quería que su humano se fuese a mejor vida antes de tiempo. Sin embargo, el imprudente joven había osado de hacerse el rebelde con él, su amo y señor. Eso le estaba costando caro, muy caro, justo ahora.

Las fuerzas de Ziel disminuían a cada sorbo. La sangre, cálida, resbalaba por la garganta de Marcus cual catarata de sabor. El placer que le transmitía era inmenso. Y nada aumentó aquel sentimiento embriagador como la súplica del muchacho. El pobre y miserable humano rogaba por su vida ahora mismo. ¿Qué cosa más deleitable que esa? Marcus no quería que muriese así, sin más. Aún quedaba mucho camino que recorrer; mucha sangre que arrebatar. Se separó de él y lamió la zona de la herida, saboreando los últimos vestigios carmesí. Miró al humano a los ojos y lo sujetó de la barbilla. Estaba pálido y débil. Se notaba a simple vista. Marcus sonrió con el brillo de la sangre en sus labios y ojos.

El pacto estaba completamente sellado y por hoy el martirio parecía haber terminado.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 10:16 pm

Había aprendido la lección. No hacía falta que utilizara las palabras para decirme lo aprendido. Él incluso había aprovechado mi descuido y mi sobra de mi confianza. Tenía claro que no volvería a hacer semejante impertenencia, ni a dejar que el orgullo me controlara una vez más. Quería vivir por el momento. Aunque tuviera que arrastrarme cual reptil, suplicando por mi vida. Por volver a verla si era posible. Pese a que dijera que era un masoquista, sabía bien dónde estaba el límite para mí. Ahora lo sabía.

Había suplicado por mi vida, el resto, quedaba en manos del destino y en la voluntad de Marcus. No tenía más fuerzas. No podía pensar con claridad si quiera, menos aún llegar a pronuncial otra letra por mis labios. Estaba perdiendo incluso la percepción de la vista; dejando que a veces mis ojos captaran todo negro y no percibieran el intenso color rojo de sus ojos. Cerré los ojos, ahora sin brillo apenas, rendido por el dolor y la falta de sangre.
Cuando se separó, y su lengua lamió de nuevo mi cuello; volvió la esperanza a llenarme. Pero no tenía nada que sujetara mi cuerpo ahora, así que se desplomó cual muñeca vacía. Abrí de nuevo los ojos en un esfuerzo de mantenerme consciente, volviendo a ver sus rojos ojos carmesí, teñidos del que seguramente era color de mi sangre. Eran hasta más vivos que otras veces. Una sonrisa afloró en la palidez de mi cara, demostrando que había aprendido la lección; agradeciendo además que hubiera tenido la compasión de dejarme con un suspiro escaso de vida. Sería fiel a mi amo, lo prometía.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 11:11 pm

Supuso que el joven perdería el equilibrio en cuanto Marcus lo soltara. Pero, por esa misma razón, no se separó del todo de él. Aún poseía una mano debajo de la barbilla del muchacho. Podía percibir su sonrisa. ¿Era una sonrisa de satisfacción? No le extrañaría que un humano deseara que beban de él. Por los rumores de los mortales más perversos que ha oído, las mordidas de un vampiro tienen una consecuencia bastante extasiante. Quién sabe. A él no le importaba aquello. Y si este humano era como ellos, mejor que fuera con la verdad antes de usar como excusa la protección de alguien más.

Tras pensarlo unos segundos, consideró que tal vez esa sonrisa se debiera a resignación total. Ziel sabía lo que le deparaba de aquí en más; incluso sabía lo que sería de su efímera vida si amenazaba con pasarse de vivo una vez más. "Pasarse de vivo", qué graciosa frase para el momento. Marcus gozaba de un buen sentido del humor, al fin y al cabo.

Rodeó el cuerpo del joven por unos momentos. Estaba bastante frío a causa del ambiente. Examinó su palidez. Tal vez se había pasado... No, nada de eso. Había sido perfecto aquel momento. Sonrió y dejó un brazo tras su espalda mientras se agachaba y pasaba el otro del revés de sus rodillas. Volvió a erguirse ya con Ziel en brazos. No podría dar ni dos pasos solo. Una vez estuvo en aquella posición adormilada contra su pecho, lo miró fijamente. Todos los pensamientos que quisieron acudir a él en el medio de aquella imagen, fueron destilados. No quería recordar nada de su pasado, sólo quería deleitarse con su poderío en el presente.

por **Alucard** Dom Ene 06, 2013 11:12 pm

Alucard ya se temía que ese vampiro de ojos de mermelada de fresa se tramaba algo. Sin duda se trataba de obtener la sangre del pequeño Ziel, y el mayordomo lo había conseguido.
El viejo vampiro se materializó desde las sobras a unos cinco metros de las dos figuras que jugaban a los médicos. Alucard los miró de abajo a arriba, ya era demasiado tarde, Marcus había acabado con su trabajo. No tocó siquiera su arma, no merecía la pena. La culpa era del pequeño, ¿Por qué estaba ahí fuera? ¿Acaso se estaba ofreciendo como sacrificio? A lo mejor ese vampiro tenía algún tipo de poder mental... aunque lo dudaba.
Si hubiera sido otro el que hubiera encontrado a esos dos en el bosque estaba seguro de que se hubiera entablado en un combate sin cuartel contra Marcus, pero Alucard no era como los demás, el también era un vampiro y podía comprender las necesidades de sangre de los de su especie, porque, al fin y al cabo el chico seguía con vida.
Parece que llegó un poco tarde
Dijo con una cara mucho más seria que la que había mostrado en el jardin. Dejaba que su pelo ondeara desordenado al son de los vientos mientras sus sobras se debatían en lo más oscuro, sus perros habían olido la sangre y tenían hambre. A los perros les encantaba la sangre de la gente débil de mente y Alucard supuso que el débil era el humano, que habría sucumbido a los juegos de palabras de Marcus. Suspiró
Dime ¿Cómo le has convencido?
Dijo con un tono de indiferencia mientras se acercaba al vampiro y se quedaba a escasos centímetros del cuerpo del humano. Esperaba que se lo entregara, de lo contrario tendrían algo más que palabras. De todos modos, como es costumbre en Alucard mantuvo con Marcus una segunda conversación, esta vez mental. "Me recuerdas a mi cuando unos siglos menos que tu, aunque te falta algo de sutileza, entrégame su moribundo cuerpo antes de que se congele, no hará falta que diga nada de ti, ya te odian lo suficiente por estos lares, y por otro lado... si hay alguien que tenga algo que decir creo que será este chiquillo" Alucard se fijó en los dos pares de marcas que tenía el pequeño, una hecha con precisión y la segunda con total fiereza, algo tuvo que provocar la ira del vampiro "Contrólate la próxima vez ¿Quieres?... no es una petición, es una orden" Aclaré mientras lo miraba con ojos algo amargados. A Alucard no le gustaba ver a gente débil en el suelo, hace unos ocho siglos incluso se hubiera podido animar a animarse a beber la sangre del muchacho, pero ahora no, Alucard había cambiado, solo le gustaban las presas poderosas... como ese individuo que se encontraba enfrente de el.

por **Marcus O'Conell** Dom Ene 06, 2013 11:26 pm

Otra presencia inundó el lugar. Marcus podía sentirlo con precisión. Miró al frente y a unos cuantos metros, se hallaba aquel vampiro. Él otra vez. ¿Qué querría? Aunque aquella era una pregunta estúpida; no, no existían las preguntas estúpidas, sólo existían las respuestas tontas. Miró el cuerpo débil que tenía entre sus brazos y escuchó las palabras de él. ¿Convencido? ¿En verdad creía que esto era a causa de sus dotes persuasivos? No, este era un pecado aún mayor. El humano se había entregado a él por ella, por Bella. Si bien Marcus podría haber obtenido de él lo que quisiera, jamás se hubiera esperado que el humano fuese capaz de proponerle aquel trato infernal.

- Los humanos son seres muy volubles -dijo mirando, nuevamente, al joven muchacho entre sus brazos. Al instante, escuchó las palabras en su mente. Otra vez a través de aquel poder el viejo vampiro quería comunicarse con él. Una fría sonrisa surcó el rostro de Marcus. ¿Con que sutileza, eh? El chico se había ganado eso por su propia cuenta. "Como vampiro antiguo que eres, dudo que permitas que alguien toque el orgullo animal que duerme en ti", pensó para que el otro ser lo escuchase. Cuando le "ordenó" que se controlase, simplemente lo miró a los ojos y mostró sus colmillos en una sonrisa mucho más pérfida que la anterior. A Marcus nadie le ordenaba nada excepto Padre. Es más, nadie le decía lo que tenía que hacer con su sirviente. Si el humano seguía con vida, era sólo gracias a él.

Avanzó unos pasos y se lo entregó al viejo cazador. Continuaba mirándolo a los ojos fijamente. Sería mejor que lo llevasen pronto a un lugar cálido.
- Seguramente su novia querrá verlo -susurró siniestramente, ya sin Ziel entre sus brazos. Dio unos pasos hacia atrás hasta que las sombras lo cubrieron por completo. La oscuridad cayó y la sangre derramada se heló. Marcus desapareció por completo.

Ziel tendrá un dulce sueño esta noche.

por **Ziel A. Carphatia** Dom Ene 06, 2013 11:45 pm

En un principio creí que solamente mordería una vez, que bebería la sangre para sellar el pacto, pero que dejaría simplemente unas pequeñas naúseas en el cuerpo. Todo lo contrario, no podía ni levantar un músculo. Y al final no todo había acabo tan "bien", como en un momento pudo pensar. Las cosas se habían convertido en una sombra negra que tapaba por completo todo aquéllo que había alrededor, y rellenándolo con unos bultos indefinidos. Tampoco notaba ya el contraste de temperatura de mi cuerpo con la noche. Estaban practicamente iguales. Reconocía que me había pasado, y como consecuencia él también con las dos mordidas. Era un ingenuo y un imbécil. Un verdadero imbécil.

Me encontraba débil. La respiración no se notaba casi apenas. El aire que entraba no llenaba igual con la faltaba de sangre. Incluso pestañear suponía casi un esfuerzo humano. Pero al menos daba gracias de poder seguir con vida.
No noté si quiera que mi cuerpo fue alzado, pues era nula la sensibilidad de mi cuerpo ahora. Mi mejilla acabó por apoyarse en el pecho de mi amo, cerrando los ojos; con la cabeza hacia atrás. Mi sangre manchó su vestimenta, pero no pretendía hacer semejante descuido. Esperaba que no se ofendiera, ni que volviera a morder en otra parte del cuerpo. Tenía miedo a esa idea, pavor es mas. Prometería que iba a ser un perro fiel. No volvería a desobederle ni a ofenderle, menos aún volver a tentar su límite.

A lo lejos oí una voz que llegaba a resultarme conocida, sin saber quién era su poseedor; y abrí los ojos una vez más. Como suponía, no llegué a identificar la figura. Llegué incluso a barajar que fuera alguno de sus hermanos, que venía a rematar el trabajo. El iris azul apenas se podía distinguir entre la oscuridad, pero el otro ojo, el derecho, marcado con la señal del pecado, era al menos algo perceptible por su suave color violeta. Tampoco tenía fuerza el color en el iris. Estaba consumido, al borde del abismo. Sin saber si despertaría al día siguiente o si cerraba los ojos. Ya no tenía fuerzas para mantener o levantar los párpados otra vez.
Cerré los ojos, dejando que la inconsciencia surcara mi cuerpo y mente; sin saber quién ni dónde, llevarían mi cuerpo cualquiera de aquellos dos seres.

por **Alucard** Lun Ene 07, 2013 11:28 am

Alucard no dejó de mirar fijamente al vampiro mientras recogía el cuerpo del muchacho. No respondió a sus palabras, no tenía tiempo que perder y sinceramente, no consideraba que una conversación con ese tipo fuera a ser muy fructífera. Suspiró. El cuerpo de Ziel era muy liviano y estaba pálido, Bella tendría que verlo rápidamente, no iba a dejar que el chico muriera por estar a la intemperie. Alucard cubrió al pequeño con su capa, como si fuera una manta, e instantáneamente el frío desapareció para dar lugar a una sensación cálida, tal vez no muy reconfortante, pero cálida al fin y al cabo, se trataban de algunas de las brasas del fuego del limbo, o el infierno, como lo llaman aquí. En efecto, Alucard ya estaba acostumbrado a comunicarse con ese mundo bello y salvaje, no le resultaba muy dificil utilizar su propia capa como un pequeño "portal" a esas tierras y sinceramente, muchas veces le venía muy bien, como en ese momento. Irónico ¿verdad? Un chico salvado de la congelación del mundo terrenal por las llamas del infierno. Alucard sonrió antes de desaparecer en las sombras con el chico.

por **Jessica Hamilton** Lun Ene 07, 2013 7:35 pm

Jessica se interno bastante en el bosque, esta noche dormiría allí pues no tenia ganas de entrar en al academia. Ella estaba sola y era su tutora legal, no podían decirla nada por no estar allí una noche, y, aunque se lo dijeran, la daba lo mismo. Aun seguía pensando en el episodio con el muchacho que se había producido recientemente, maldito arrogante, seguro que esperaba que Jess se derritiera solo con verle. Tsk. Llego a un pequeño claro del bosque ahora iluminado por la luna llena y se tumbo en el centro, dejando su mochila como almohada y con la música en su mp3 aun puesta. Dormiría aquí esta noche, al amparo de las estrellas. aun le dolía un poco la espalda, pero era un simple corte, no había nada por lo que preocuparse aunque seguía sangrando, igual qeu la herida de su labio.

por **PNJ y Ambientación** Lun Ene 07, 2013 9:47 pm

El olor de la sangre los había atraído y solo su sabor los haría desaparecer, dejando un cadáver tras ellos. Los gritos y chillidos se escuchaban por todo el bosque. Vampiros que buscaban una pieza de carne fresca para poder alimentarse. No tardaron demasiado en recorrer la distancia que separaba el parque del pequeño claro donde se encontraba la humana, sola y a merced suya.

por **Jessica Hamilton** Lun Ene 07, 2013 10:01 pm

Jessica se encontraba mirando las estrellas absorta en sus pensamientos cuando escucho algo de fondo. Algo que no gusto en absoluto. Se incorporo quitándose los auriculares para escuchar algo aterrador. Gritos, en un bosque de noche, con ella sangrando, no podían ser otra cosa que vampiros. Sonrió de medio lado. No me vais a dejar dormir tranquila, eh. Mascullo mientras buscaba algo en su mochila. Saco un objeto brillante y puntiagudo, una daga antivampiros que había robado de quien sabe donde. Guardo con parsimonia casi exasperante su mp3 y se puso en pie. Que vinieran, nadie sabia de lo que Jessica Hamilton era capad de hacer.

La luz de la luna la empalidecía el rostro y hacia que su rubia cabellera brillara casi con luz propia. Escruto, con sus azules ojos, la oscuridad del bosque que la rodeaba esperando casi con ansia, el primer ataque.

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