Fuente

Llego allí corriendo tras salir de la academia saltando por una ventana, no quería estar allí, simplemente no quería, no se sentía parte del lugar ni el lugar era parte de ella. Estaba segura de que jamas encontraría su hogar aquí. Llego hasta un lugar que no había visitado previamente, en un claro del parque se erigía una imponente fuente que, salpicada con los rayos de luna parecía mágica. Pero las lagrimas en los ojos de Jess no la dejaron ver el espectáculo, ni la piedra del suelo con la que tropezó para caerse sobre el césped. Si quedo allí, sollozando con rabia y angustia de no ser la dueña de su propio destino.

Jessica estaba ahí tirada sin ganas de levantarse, sin ganas de vivir. ¿Por que ella seguía viva mientras sus padres habían muerto? ¿Por que tenia que acudir a esta estúpida academia? No, no quería, solo quería.. En realidad ni siquiera sabia que quería. Dejo de sollozar pasados unos segundos, ¿De que servia llorar? De nada y ella lo sabia mejor que nadie. Se seco las lagrimas y comenzó a incorporarse pero de pronto escucho una voz tras ella. Se levanto con rapidez y se seco el resto de lagrimas para después girarse ante el desconocido.

Un hombre alto y demasiado, demasiado perfecto para ser humano, lo que solo podía significar que era un vampiro y a judgar por su atuendo no era un cualquiera. Se abrazo a si misma, comenzaba a tener frío y no llevaba consigo su preciada mochila. Yo.. yo simplemente no podía mas. Dijo bajando la mirada, toda la chulería había desaparecido, ahora solo era ella, sin esa fachada de frialdad que la acompañaba normalmente. En estos momentos, mirando a Jess solo se podía ver a una pequeña y asustada humana.

Con la cabeza aun gacha escucho las palabras del joven que la dolieron como una puñalada, si ella estaba aquí, para su desgracia. En ocasiones se preguntaba que hubiera pasado si las tornas se hubieran cambiado, si sus padres hubieran vivido y ella hubiera muerto y tampoco le gustaba lo que veía en su mente.

El chico le puso su chaqueta encima y ella se acurruco en el interior de la misma sintiéndose minúscula en su interior. Gracias. Musito al tiempo que levantaba la cabeza para mirar al chico con media sonrisa. Vio como hacia un gesto extraño, a la nada, no, a la nada no, un chico de cabello rubio se hallaba sentado a pocos metros de donde se encontraban, ¿Como no lo había visto? Se quedo observándole aun acurrucada bajo la chaqueta del muchacho.

Allí, ante aquellos extraños Jess se sentía la cosa mas miserable del mundo. se quedo observando al muchacho que se acercaba a ellos escuchando sus palabras, Jess no solía ser así, ella solía ser una muchacha alegre pero últimamente, desde que salio del hospital se sentía fuera de lugar, como si no encajara en aquel lugar. El rubio le tendió la mano que ella, dentro de aquella chaqueta tomo sin dudar. Su piel, fría como el hielo, le decía que ese muchacho tampoco era humano. ¿Como podía ser que dos seres de la noche pudieran ayudar a una frágil humana que lo único que quería era desaparecer?

Esbozo una débil sonrisa con la cabeza gacha aun ante el comentario del chico. Matarnos por dentro, que expresión tan apropiada para como se sentía en ese mismo instante, como si algo, o alguien estuviera devorándola desde el interior. Escucho las palabras del chico de cabello azulado y lo observo con sus ojos celestes. ¿Estaba comparándola con una luchadora? Ella hacia a penas una hora deseaba morir, ella no era una luchadora, era un cobarde que deseaba tomar el camino fácil.

Jessica observo a los muchachos, ¿que hacia ella aquí? Debería de estar en su habitación como una niña buena en vez de en medio del bosque con dos vampiros, aunque sinceramente prefería no estar encerrada, había pasado meses en la camilla de un hospital y añoraba la naturaleza. Escucho las palabras del vampiro y dio un paso hacia atrás apretando la mandíbula. Abrió la boca para replicarle pero, en ese momento el rubio le cruzo la cara, Jessica no entendía nada estaba paralizada allí en pie frente a los dos muchachos.

Jess observaba esta escena al margen, parecía que el del cabello azul le arrancaría la cabeza si se atrevía a siquiera toserse pero el chico del cabello rubio no parecí tener una pizca de terror, era fuerte, ella quería ser así y, pensando aun en las palabras de Christian se irguió aun mirando aquella escena. Se limpio con la mano el resto del llanto y miro al chico cuando se giro con la cabeza bien alta. Se quito la chaqueta que le tendió y se hizo una coleta con rapidez. Dejando visibles las espeluznantes marcas que los vampiros le habían dejado y que a la chica no le había dado tiempo a curarla. Hazlo, no serias el primero en intentarlo esta noche. Dijo mirándolo con la voz aun entrecortadas por haber llorado, otra lagrima rodó por su ahora solitaria mejilla, pero no, no iba a llorar mas.