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Zona abandonada
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Re: Zona abandonada
Recuerdo del primer mensaje :
Suspiré sintiéndome segura luego de tanto tiempo. Siempre me había sentido en una cuerda floja. Muchas personas me ayudaban, pero yo no conseguía aferrarme a ellas. Quizás fuera por no querer representar una carga o un problema más para ellos.
Sonreí levemente ante aquel "jamás" que me reconfortó, ciertamente.
- A veces quisiera saber por qué me trata de ese modo - mencioné refiriéndome a Crash. Es que cada vez que él aparecía, con una simple mirada me arrojaba al abismo más oscuro. Yo quería salir de eso, necesitaba alejarme de esa oscuridad a la que jamás pertenecí.
- Eres demasiado bueno conmigo - dije luego, refiriéndome a Nokku.
Suspiré sintiéndome segura luego de tanto tiempo. Siempre me había sentido en una cuerda floja. Muchas personas me ayudaban, pero yo no conseguía aferrarme a ellas. Quizás fuera por no querer representar una carga o un problema más para ellos.
Sonreí levemente ante aquel "jamás" que me reconfortó, ciertamente.
- A veces quisiera saber por qué me trata de ese modo - mencioné refiriéndome a Crash. Es que cada vez que él aparecía, con una simple mirada me arrojaba al abismo más oscuro. Yo quería salir de eso, necesitaba alejarme de esa oscuridad a la que jamás pertenecí.
- Eres demasiado bueno conmigo - dije luego, refiriéndome a Nokku.
- Fraiah B. Eslin
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Humor : Volátil
Re: Zona abandonada
Sacó de la mochila todo lo que creía necesitar. Vendas, alcohol para desinfectar, unas pinzas... Y sin embargo no era suficiente. Se mordió el labio inferior ligeramente y se pasó una mano por el cabello, echándolo hacia atrás. Sus heridas también comenzaban a pasar factura. Aunque pudiera lidiar con la magia anti-vampiros más que un vampiro normal, a la larga su efecto se sentía. Escuchó las palabras de Kasha y rompió un trozo de tela de la chaqueta que "había pedido prestada" a ese cadáver.
- Muerde -ordenó. No quería oír sus gritos-. No deberías presionar a un médico -dijo luego, sonriendo levemente y poniéndose "manos a la obra". Si tan solo tuviera algo de anestesia... Aunque probablemente ella acabara por desmayarse del dolor. Quién sabe. Quizá fuera lo suficientemente resistente, pero esto sería doloroso; muy doloroso.
Con audacia y rapidez, comenzó a realizar su oficio; aquella profesión que había salvado tantas vidas pero no pudo hacer nada con la vida de su esposa.
- Muerde -ordenó. No quería oír sus gritos-. No deberías presionar a un médico -dijo luego, sonriendo levemente y poniéndose "manos a la obra". Si tan solo tuviera algo de anestesia... Aunque probablemente ella acabara por desmayarse del dolor. Quién sabe. Quizá fuera lo suficientemente resistente, pero esto sería doloroso; muy doloroso.
Con audacia y rapidez, comenzó a realizar su oficio; aquella profesión que había salvado tantas vidas pero no pudo hacer nada con la vida de su esposa.
- Marcus O'Conell
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Re: Zona abandonada
Le mire mal cuando dijo lo de medico, el seria la ultima persona a la que acudiria si realmente fuera medico y no un chupasangre, la verdad es que tenia pinta de un matasanos que de un medico.
Hice caso y mordi la tela que me dio mientras que cerraba los puños con fuerza esperando que empezase la oleada de dolor que me esperaba. Rezaba para que supiera lo que hace, porque sino, ya estaria bien muerta
Hice caso y mordi la tela que me dio mientras que cerraba los puños con fuerza esperando que empezase la oleada de dolor que me esperaba. Rezaba para que supiera lo que hace, porque sino, ya estaria bien muerta
- Kasha Oskan
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Re: Zona abandonada
El primer corte fue efectuado. Con unas vendas, trataba de frenar lo más que podía la hemorragia. Sus ojos estaban rojos como ese mismo líquido, pero sabía controlarse. Además, había saciado su sed un rato antes en aquel festín de cazadores. Y ella tenía suerte de poseer ese metabolismo resistente, porque si fuera cualquier humano corriente, ya estaría bien muerta.
Marcus estaba haciendo lo que podía. Por más que pretendía hacerle doler lo menos posible y ser cuidadoso, era muy difícil que no sintiera nada. Era una herida muy dolorosa, y hasta que no quitara la bala y pudiera coser la herida, no acabaría su sufrimiento.
Al cabo de un rato de sudor y trabajo, Marcus suspiró, observando la bala sujetada por la pinza. La dejó a un lado y regresó a su trabajo. Si no se apuraba ahora, Kasha moriría de todos modos.
Marcus estaba haciendo lo que podía. Por más que pretendía hacerle doler lo menos posible y ser cuidadoso, era muy difícil que no sintiera nada. Era una herida muy dolorosa, y hasta que no quitara la bala y pudiera coser la herida, no acabaría su sufrimiento.
Al cabo de un rato de sudor y trabajo, Marcus suspiró, observando la bala sujetada por la pinza. La dejó a un lado y regresó a su trabajo. Si no se apuraba ahora, Kasha moriría de todos modos.
- Marcus O'Conell
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Re: Zona abandonada
Eche la cabeza hacia atras y arañe el suelo con las uñas mientras que hacia un gemido de dolor ahogado con la tela que estaba mordiendo, ¿como podia doler tanto?, si salia de esta, haria picadillo a Marcus, seguro que estaba disfrutando al ver como me retorcia de dolor.
Deseaba que se diera prisa, porque la verdad, no aguantaria mucho mas, apenas tenia fuerzas ya para retorcerme.
Deseaba que se diera prisa, porque la verdad, no aguantaria mucho mas, apenas tenia fuerzas ya para retorcerme.
- Kasha Oskan
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Localización : en el infierno
Re: Zona abandonada
Limpiando un poco la herida en un extremo, curándola desde el otro. Cosiendo cuidadosamente la carne. Claramente, todo esto era provisorio. Él no contaba con los elementos necesarios para llevar a cabo allí una verdadera operación. Si lograba hacer que Kasha viva, podría decir que estaba satisfecho. Pero luego tendría que llevarla a algún lugar donde la atendieran mejor.
- Ya está. Pero necesitas ir a un lugar donde puedan atender mejor todo esto. Es provisorio lo que he hecho. Simplemente para que la bala no continúe estorbando y no termines desangrada. Así que dime, ¿a dónde te llevo? -habló con rapidez. Un horrible sentimiento comenzaba a aprisionar su pecho. Estaba nervioso y aturdido, y el dolor de sus heridas se hacía cada vez más intenso. Incluso se lo podía ver un poco agitado.
- Ya está. Pero necesitas ir a un lugar donde puedan atender mejor todo esto. Es provisorio lo que he hecho. Simplemente para que la bala no continúe estorbando y no termines desangrada. Así que dime, ¿a dónde te llevo? -habló con rapidez. Un horrible sentimiento comenzaba a aprisionar su pecho. Estaba nervioso y aturdido, y el dolor de sus heridas se hacía cada vez más intenso. Incluso se lo podía ver un poco agitado.
- Marcus O'Conell
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Re: Zona abandonada
Cuando todo termino deje caer la cabeza hacia un lado cansada y dolorida, escuche lo que decia y me quede pensando a donde podia llevarme, y la verdad es que, no tenia respuesta a esa pregunta.
- No lo se..., a la asociacion no puedo ir, Kai no esta..., Fra no sabria que hacer conmigo..., no se donde...- le dije a Marcus, la verdad era que, aunque hubiera recuperado amistades que habia perdido, no tenia ningun sitio donde pedir ayuda, era una de mis maldiciones: la soledad. Solo tenia a Kai, y ahora estaba haciendo misiones o en la asociacion.
- Lo siento Marcus, llevame donde tu creas que no me puedan encontrar esos cazadores, con eso es suficiente, yo ya me las apañare despues sola- le dije con malestar por tener que seguir dependiendo de el
- No lo se..., a la asociacion no puedo ir, Kai no esta..., Fra no sabria que hacer conmigo..., no se donde...- le dije a Marcus, la verdad era que, aunque hubiera recuperado amistades que habia perdido, no tenia ningun sitio donde pedir ayuda, era una de mis maldiciones: la soledad. Solo tenia a Kai, y ahora estaba haciendo misiones o en la asociacion.
- Lo siento Marcus, llevame donde tu creas que no me puedan encontrar esos cazadores, con eso es suficiente, yo ya me las apañare despues sola- le dije con malestar por tener que seguir dependiendo de el
- Kasha Oskan
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Localización : en el infierno
Re: Zona abandonada
El vampiro, con la mirada fija en el suelo mientras escuchaba, comenzó a trazar sus planes. A unas cuadras de allí, había un cazador en aquel bar. Se quedó pensativo y la miró.
- Vi a un cazador entrando a un bar, creo que es ese lugar.. The Crow, o como sea. No sé quién es, pero sé que en ocasiones lo he visto contigo -murmuró rápidamente, mirándola a los ojos-. Es el del sombrero, no sé su nombre. Pero puedo llevarte con él. Está cerca y sabrá cómo ayudarte. Si estás de acuerdo, puedo llevarte allí con él -concluyó. No sabía qué iba a salir de todo esto, pero él tenía que buscar una solución rápida tanto para la cazadora como para Bella y Ziel. Debía ir con ellos cuanto antes.
- Vi a un cazador entrando a un bar, creo que es ese lugar.. The Crow, o como sea. No sé quién es, pero sé que en ocasiones lo he visto contigo -murmuró rápidamente, mirándola a los ojos-. Es el del sombrero, no sé su nombre. Pero puedo llevarte con él. Está cerca y sabrá cómo ayudarte. Si estás de acuerdo, puedo llevarte allí con él -concluyó. No sabía qué iba a salir de todo esto, pero él tenía que buscar una solución rápida tanto para la cazadora como para Bella y Ziel. Debía ir con ellos cuanto antes.
- Marcus O'Conell
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Re: Zona abandonada
El cazador del sombrero, sin duda ese era Yagari, arrugue la nariz, la bronca que iba a recibir de ese vejestorio iba a ser un total incordio, pero era mejor que nada.
- Llevame con ese vejestorio, al menos estare protegida, pero dejame sin que te vea, como te descubra, no saldras vivo, el os odia mas que yo- le dije a Marcus, la personalidad de Yagari era mas irritante que la mia, razon por la que la mayoria de las veces discutiamos y su mala leche y frialdad eran muy conocidas entre los cazadores
- Llevame con ese vejestorio, al menos estare protegida, pero dejame sin que te vea, como te descubra, no saldras vivo, el os odia mas que yo- le dije a Marcus, la personalidad de Yagari era mas irritante que la mia, razon por la que la mayoria de las veces discutiamos y su mala leche y frialdad eran muy conocidas entre los cazadores
- Kasha Oskan
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Localización : en el infierno
Re: Zona abandonada
Sin decir más, asintió. No tenía tiempo que perder y al menos podría estar tranquilo de haber hecho las cosas lo mejor posible. Sujetó a Kasha y la cargó en brazos, saliendo de allí en dirección al bar. Se las ingeniaría para que el cazador no lo viera.
- Marcus O'Conell
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Re: Zona abandonada
Caminaba despreocupadamente por la zona mas inhóspita del pueblo, sólo él era capaz de ir aparentemente distraido, con las manos en los bolsillos y silbando mientras atravesaba aquel lugar. Regresaba a casa después de una noche de cacería, varios nivel E daban problemas desde hacía varios días. Bueno, habían dado, tal y como las pequeñas manchas de sangre que adornaba su camisa indicaba, el rubio se había ocupado de que no lo hicieran más. No había sido difícil, tan pronto como se había acercado a su territorio, habían saltado a por él, quizá a otro cazador le habrían pillado de sorpresa, pero Kol era verdaderamente difícil de sorprender, su historial de emboscadas eficaces era bastante corto, solo figuraba un día y después de lo ocurrido aquella vez, no permitiría que sucediera nuevamente. Se notaba que no se habían topado con nadie de la asociación hasta el momento -obvio, pues si lo hubieran hecho, no quedaría de ellos nada más que polvo- así que fueron torpes y bastante predecibles, no le duraron ni diez minutos ¡Y él que había tomado una siesta porque pensaba que no podría dormir aquella noche! Un balazo entre ceja y ceja y a casa.
Nunca le había gustado matar, aunque los objetivos fueran aquellos despreciables seres, pero en ocasiones como esta no quedaba otra, había que proteger a los vecinos del pueblo, era su deber para con la Asociación, fuera cual fuese su opinión sobre ella. No le gustaba su gente, no le gustaban sus métodos, aborrecía el hecho de que no ayudaran al más débil cuando era necesario; aún asi, Kol cumplía con sus órdenes, obedecía, pues necesitaba aquel trabajo desesperadamente, no quería regresar a aquella época en la que se pateaba las calles en busca de algún trabajo sucio para poder llevar dinero a casa donde le esperaba su hermana hambrienta. A pesar de todo aquello, el cazador disfrutaba de la sensación que le producía el estar ayudando a alguien durante las frías y largas noches en las que tenía que salir a cumplir con su deber.
La suave brisa primaveral mecía su fino cabello y le traía de lejos diversos olores, al mismo tiempo que le llegaba la esencia que desprendían los vampiros, escuchó unos pasos en la lejanía, era consciente de que hacía un buen rato que había alguien siguiéndole, pero prefirió hacerse el tonto y esperar a que estuviera más cerca. Se detuvo y alzó las mános, como si de un ladrón atrapado por la policía se tratara.
-¡Ya me quedo quieto, no me haga daño! -estaba de buen humor, como siempre, y bromear era una parte imprescindible de su forma de ser. Dio media vuelta, con una sonrisa radiante- Esos de antes ¿eran amigos tuyos? O...¿Acaso me he adelantado y te he ahorrado el trabajo? Sí es así, lo lamento, aunque puedes decirle a quien te haya enviado que lo has hecho tú, no me gusta concederme el mérito de este tipo de trabajos -No sería la primera vez que ocurría, los vampiros poderosos tenían la manía de enviar a aquellos que les servían a eliminar las amenazas de la zona ¿por qué eran tan entrometidos? ¿No tenían suficiente con el trabajo de los cazadores? Así la asociación parecía más incompetente de lo que ya era.
Nunca le había gustado matar, aunque los objetivos fueran aquellos despreciables seres, pero en ocasiones como esta no quedaba otra, había que proteger a los vecinos del pueblo, era su deber para con la Asociación, fuera cual fuese su opinión sobre ella. No le gustaba su gente, no le gustaban sus métodos, aborrecía el hecho de que no ayudaran al más débil cuando era necesario; aún asi, Kol cumplía con sus órdenes, obedecía, pues necesitaba aquel trabajo desesperadamente, no quería regresar a aquella época en la que se pateaba las calles en busca de algún trabajo sucio para poder llevar dinero a casa donde le esperaba su hermana hambrienta. A pesar de todo aquello, el cazador disfrutaba de la sensación que le producía el estar ayudando a alguien durante las frías y largas noches en las que tenía que salir a cumplir con su deber.
La suave brisa primaveral mecía su fino cabello y le traía de lejos diversos olores, al mismo tiempo que le llegaba la esencia que desprendían los vampiros, escuchó unos pasos en la lejanía, era consciente de que hacía un buen rato que había alguien siguiéndole, pero prefirió hacerse el tonto y esperar a que estuviera más cerca. Se detuvo y alzó las mános, como si de un ladrón atrapado por la policía se tratara.
-¡Ya me quedo quieto, no me haga daño! -estaba de buen humor, como siempre, y bromear era una parte imprescindible de su forma de ser. Dio media vuelta, con una sonrisa radiante- Esos de antes ¿eran amigos tuyos? O...¿Acaso me he adelantado y te he ahorrado el trabajo? Sí es así, lo lamento, aunque puedes decirle a quien te haya enviado que lo has hecho tú, no me gusta concederme el mérito de este tipo de trabajos -No sería la primera vez que ocurría, los vampiros poderosos tenían la manía de enviar a aquellos que les servían a eliminar las amenazas de la zona ¿por qué eran tan entrometidos? ¿No tenían suficiente con el trabajo de los cazadores? Así la asociación parecía más incompetente de lo que ya era.
- Kol Solberg
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Re: Zona abandonada
No pasó mucho tiempo desde que había abandonado de forma casi fantasmal el despacho del director Cross. No era de las que tenia charlas sociales con la gente, con quien sea. Y tenía bastante trabajo por hacer, empezando por comunicarle a su maestro que le mensaje había sido entregado y que el mismo ex cazador le enviaba uno de vuelta.
Podía haberlo hecho en una llamada, pero de seguido Kaname Kuran habría de pedirle otra cosa, y no había nada mas confiable que hacerlo en persona. lo que este pensar, le hizo apresurar el paso aun mas de lo que velocidad conocida, y sin fallas podía llevarle.
Y así su andar, en dirección a sus deberes iban relativamente tranquilo, hasta que no se demoró en percatar la presencia de Vampiros nivel E en la cercanía de sus pasos. Quizás estarían de caza, aquellos inferiores hasta para ella misma y la verdad, no er algo que le inquietase demasiado pero estaba algo cerca de la academia y aquello, pensando egoísta, sólo en los beneficios y planes del ancestro podrían ser un problema para todo lo fríamente calculado por todos, incluso por ella.
Deteniendo sus pasos de golpe, se mantuvo a la deriva de las sombras que la noche ayudaban a entregar. Lista y asechando a una distancia poco prudente humana a los vampiros sedientos e incontrolables que caminaban seguros y casi majestuosos en su total mediocridad. Ella, una asesina completa. Cada parte de su cuerpo era un arma letal, no tendría problemas con ellos. Tampoco era que se jactara de sus habilidades. Ella los únicos niveles que respetaba eran los iguales o superior a Kuran -algo casi imposible- y eliminaría a todos aquellos que podrían ser le un problema al mismo. En su mayoría atrevidos o niveles E que no conocían ni entendían bien cuales eran su lugar.
Pero habían otro que también eran una cierta molestia, no del todo para su maestro, pero si para ella y mas por las exageradas faltas de respetos que estos tenían ante cualquiera sin importar su nivel: Los cazadores.
Y justo ahora mismo, veía como uno de ellos eliminaba su trabajo expreso como si de un favor se tratase. Creyendo que este era el único que podría hacerlo. Algo molesto, casi infame de su parte.
No le gustaba mucho que otros hagan las cosas que por derecho, tenía que hacer ella. aunque su facciones no mostraran un gran molestar por dentro sentía que sus manos debían atravesar la piel, los músculos ojalá el cuello por completo de ese cazador.
Nadie debía meterse en su camino y en los planes que ella disponía a favor de quien era el mas honorable e importante en su vida.
Tranquila y sigilosa, aunque sin ocultarse por completo. Siguió el camino del cazador que parecía algo distinto a todo cazador serio y de pésimo humor que conocía por el trato directo que tenía. Algo así como el profesos Yagari o el dolor de cabeza, alzado y a quien tenía que amenazar siempre, Zero Kiryu.
Escuchó su voz demandante, algo simpático para sus gusto. Alguien totalmente distinto a el semblante habitual de aquellos tipos. A lo que ella sólo hizo presente su cuerpo a los ojos del rubio y saludo en una pequeña pero cordial reverencia, descantando sus modeles y clara forma de ser.
-¿Quién eres, cazador?- Cuestionó sin expresión alguna en sus rostro y voz. Frialdad dura de atravesar y un poco escalofriante a quien acostumbrara de tratar con gente amable en su vida. No era como los demás vampiros que radiaban seguridad en sus pocas fuerzas y maldad llena de ambiciones, sólo era una presencia seca destinada a hacer lo que fuese por el bienestar de quien se lo ordenase. Y había visto algo en este joven, a la hora que cazaba a los otros vampiros que yacían en polvo ahora mismo, algo que su sentir pudo inquietarle en algo y que eran lo que mas preocupaban cuando se cruzaban en el camino de algo gran de a su venir. Su sonrisa, era bastante amable a simple vista, alguien bastante simple y buen humorado para haber sido quien sin piedad despedazo las cabezas de los inferiores y hacer como si nada.
Esos, sin dudar siempre han sido los peor y a la larga, son los que mas problemas traían. Así que sólo quedaba una cosa por hacer y eso era, eliminarle.
Podía haberlo hecho en una llamada, pero de seguido Kaname Kuran habría de pedirle otra cosa, y no había nada mas confiable que hacerlo en persona. lo que este pensar, le hizo apresurar el paso aun mas de lo que velocidad conocida, y sin fallas podía llevarle.
Y así su andar, en dirección a sus deberes iban relativamente tranquilo, hasta que no se demoró en percatar la presencia de Vampiros nivel E en la cercanía de sus pasos. Quizás estarían de caza, aquellos inferiores hasta para ella misma y la verdad, no er algo que le inquietase demasiado pero estaba algo cerca de la academia y aquello, pensando egoísta, sólo en los beneficios y planes del ancestro podrían ser un problema para todo lo fríamente calculado por todos, incluso por ella.
Deteniendo sus pasos de golpe, se mantuvo a la deriva de las sombras que la noche ayudaban a entregar. Lista y asechando a una distancia poco prudente humana a los vampiros sedientos e incontrolables que caminaban seguros y casi majestuosos en su total mediocridad. Ella, una asesina completa. Cada parte de su cuerpo era un arma letal, no tendría problemas con ellos. Tampoco era que se jactara de sus habilidades. Ella los únicos niveles que respetaba eran los iguales o superior a Kuran -algo casi imposible- y eliminaría a todos aquellos que podrían ser le un problema al mismo. En su mayoría atrevidos o niveles E que no conocían ni entendían bien cuales eran su lugar.
Pero habían otro que también eran una cierta molestia, no del todo para su maestro, pero si para ella y mas por las exageradas faltas de respetos que estos tenían ante cualquiera sin importar su nivel: Los cazadores.
Y justo ahora mismo, veía como uno de ellos eliminaba su trabajo expreso como si de un favor se tratase. Creyendo que este era el único que podría hacerlo. Algo molesto, casi infame de su parte.
No le gustaba mucho que otros hagan las cosas que por derecho, tenía que hacer ella. aunque su facciones no mostraran un gran molestar por dentro sentía que sus manos debían atravesar la piel, los músculos ojalá el cuello por completo de ese cazador.
Nadie debía meterse en su camino y en los planes que ella disponía a favor de quien era el mas honorable e importante en su vida.
Tranquila y sigilosa, aunque sin ocultarse por completo. Siguió el camino del cazador que parecía algo distinto a todo cazador serio y de pésimo humor que conocía por el trato directo que tenía. Algo así como el profesos Yagari o el dolor de cabeza, alzado y a quien tenía que amenazar siempre, Zero Kiryu.
Escuchó su voz demandante, algo simpático para sus gusto. Alguien totalmente distinto a el semblante habitual de aquellos tipos. A lo que ella sólo hizo presente su cuerpo a los ojos del rubio y saludo en una pequeña pero cordial reverencia, descantando sus modeles y clara forma de ser.
-¿Quién eres, cazador?- Cuestionó sin expresión alguna en sus rostro y voz. Frialdad dura de atravesar y un poco escalofriante a quien acostumbrara de tratar con gente amable en su vida. No era como los demás vampiros que radiaban seguridad en sus pocas fuerzas y maldad llena de ambiciones, sólo era una presencia seca destinada a hacer lo que fuese por el bienestar de quien se lo ordenase. Y había visto algo en este joven, a la hora que cazaba a los otros vampiros que yacían en polvo ahora mismo, algo que su sentir pudo inquietarle en algo y que eran lo que mas preocupaban cuando se cruzaban en el camino de algo gran de a su venir. Su sonrisa, era bastante amable a simple vista, alguien bastante simple y buen humorado para haber sido quien sin piedad despedazo las cabezas de los inferiores y hacer como si nada.
Esos, sin dudar siempre han sido los peor y a la larga, son los que mas problemas traían. Así que sólo quedaba una cosa por hacer y eso era, eliminarle.
Última edición por Seiren el Miér Mayo 06, 2015 11:19 pm, editado 1 vez
- Seiren
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Re: Zona abandonada
Su interlocutora no parecía dispuesta a aguantar sus bromas, se la veía bastante -exageradamente, diría Kol- seria, era una lástima, puesto que cuando ella saludó con una breve reverencia al rubio se le había ocurrido un comentario bastante ingenioso, pero sería mejor guardarlo para otra ocasión, no parecía de buen humor y Kol no tenia ganas de provocar peleas con nadie, si por él hubiera sido, ahora estaría en la cama durmiendo tranquilamente, o jugado a cualquier tontería con su hermana pequeña. Maldito trabajo. Parpadeó sorprendido ante el tono de su voz, si ella ya de por sí parecía seria, ahora más, hasta le dio la impresión de que podía estar enfadada con él ¿serían amigos suyos aquellos nivel E? ¿Sería de esos vampiros que aborrecen a los cazadores -que no eran pocos y era comprensible- y piensan que su labor no es útil?
-Kol Solberg -se presentó, acompañando su nombre con una reverencia algo más pomposa que la que ella había hecho, los modales japoneses le resultaban demasiado fríos y serios, cosa que no iba en absoluto con el, acto seguido volvió a fijar su vista en ella, para lo que tenía que mirar hacia abajo, no sabría decir si él era muy alto o ella muy bajita, aunque se decantaba por lo primero, como siempre- miembro de la asociación de cazadores por lo que espero que sepas que antes solo estaba haciendo mi trabajo, si tienes alguna queja o algo así, habla con mis superiores, aunque creo que tú y yo sabemos que son unos viejos desagradables -mientras decía eso último, colocó su mano a un lado del rostro, como si estuviera diciendo un secreto- ¿Quién eres tú, vampiro? -empleó la misma construcción que la chica, solo que el tono era completamente diferente al suyo, la voz del cazador estaba cargada de diversión, no como si estuviera riéndose de ella, claro está, solo dejaba ver que disfrutaba con la interacción humana, bueno, humana no ¿interracial? Aquella estupidez suya le hizo sonreir más.
Se llevó las manos a los bolsillos. Estaba seguro de que tarde o temprano la joven le tiraría algo a la cabeza, parecía de ese tipo de personas que no soportaban sus tonterías y su manía de sonreir continuamente. Amargados...Tanta seriedad no lleva a ninguna parte, la vida había que tomarsela con humor y ver las cosas de una forma agradable y positiva, con ser serio cuando lo requería la situación -cosa que a él le suponía un esfuerzo sobrehumano- bastaba ¿para qué pasarse la vida lamentándose o continuamente preocupados? ¡Con lo corta que era! Así pasaba, que la mayoría de los jefazos de la asociación y/o cazadores de a pie, andaban por ahí como si les hubieran metido un palo por donde la espalda pierde el nombre.Anque bueno, la situación cambiaba a medida que cambiabas de raza, los vampiros como ella podrían permitirse el ser serios ¿No? Con todo lo que vivían...Kol se imaginó por un instante una eternidad de seriedad y el resultado era aún peor que el de un humano. Pobre criatura. Pero claro, eso no podías decírselo así como así a alguien, así que el rubio se guardó aquellos pensamientos para él y decidió poner en voz alta otras cosas más adecuadas para el contexto.
-¿Por qué me seguías? -preguntó con cierta curiosidad.
-Kol Solberg -se presentó, acompañando su nombre con una reverencia algo más pomposa que la que ella había hecho, los modales japoneses le resultaban demasiado fríos y serios, cosa que no iba en absoluto con el, acto seguido volvió a fijar su vista en ella, para lo que tenía que mirar hacia abajo, no sabría decir si él era muy alto o ella muy bajita, aunque se decantaba por lo primero, como siempre- miembro de la asociación de cazadores por lo que espero que sepas que antes solo estaba haciendo mi trabajo, si tienes alguna queja o algo así, habla con mis superiores, aunque creo que tú y yo sabemos que son unos viejos desagradables -mientras decía eso último, colocó su mano a un lado del rostro, como si estuviera diciendo un secreto- ¿Quién eres tú, vampiro? -empleó la misma construcción que la chica, solo que el tono era completamente diferente al suyo, la voz del cazador estaba cargada de diversión, no como si estuviera riéndose de ella, claro está, solo dejaba ver que disfrutaba con la interacción humana, bueno, humana no ¿interracial? Aquella estupidez suya le hizo sonreir más.
Se llevó las manos a los bolsillos. Estaba seguro de que tarde o temprano la joven le tiraría algo a la cabeza, parecía de ese tipo de personas que no soportaban sus tonterías y su manía de sonreir continuamente. Amargados...Tanta seriedad no lleva a ninguna parte, la vida había que tomarsela con humor y ver las cosas de una forma agradable y positiva, con ser serio cuando lo requería la situación -cosa que a él le suponía un esfuerzo sobrehumano- bastaba ¿para qué pasarse la vida lamentándose o continuamente preocupados? ¡Con lo corta que era! Así pasaba, que la mayoría de los jefazos de la asociación y/o cazadores de a pie, andaban por ahí como si les hubieran metido un palo por donde la espalda pierde el nombre.Anque bueno, la situación cambiaba a medida que cambiabas de raza, los vampiros como ella podrían permitirse el ser serios ¿No? Con todo lo que vivían...Kol se imaginó por un instante una eternidad de seriedad y el resultado era aún peor que el de un humano. Pobre criatura. Pero claro, eso no podías decírselo así como así a alguien, así que el rubio se guardó aquellos pensamientos para él y decidió poner en voz alta otras cosas más adecuadas para el contexto.
-¿Por qué me seguías? -preguntó con cierta curiosidad.
- Kol Solberg
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Re: Zona abandonada
Había conocido de todo tipo de cazador en el camino recorrido junto a el ancestro, e ignorando por completo el bueno humor del director Cross -que a la hora de pelear era completamente distinto- este era de los mas "simpático" e infantil que cruzó en sus lineas. Aquella forma de ser tan peculiar, el tono de voz, lo divertido en sus ojos, parecía que este en cualquier momento sacaría de sus bolsillos serpentinas y globos, y los lanzaría en contra de ella en gusto propio de naturaleza.
Pero aquello no le inmutaría en lo mas mínimo. Estaba segura que si fuese alguien mas expresiva, hubiese al menos alzado una ceja en confusión a las actitudes rubias pero no, su semblante no vario en nada y sólo un leve pestañeo fue el cambio que tuvo desde que habló y el mismo, respondió.
No quitó vista alguna de sus movimientos. Este parecía relajado, andante y parlante entre amigos pero ella, siempre recta en su puesto, lista a cualquier trampa dispuesta que al momento y viendo quien era el percutor de las palabras, no creía tan posible pero debía estar en guardia, siempre.
Colocando una de sus manos a la altura de su pecho, con sus dedos estirados al filo de sus uñas. No por amenaza, o quizás si, pero demostraba que no estaba dispuesta a charlas de simpatía mutua con el cazador, ni con ningún otro que se lo pidiese.
Además, en cierta parte él le recordaba mucho a Aido. Ese siempre intentando que ella sonriera o se uniera mas a las actividades que como grupo solían hacer, pero jamás dio revuelvo o intención alguna de querer hacerlo. Era y siempre sería feliz de estar a la sombra y ordenes de Kuran. Por eso menos gracia le hacía el ojiceleste.
No le molestaba la felicidad y diversión ajena, pero en ella no era un ideal a seguir. Cada uno en sus vidas hacía lo que venía en gana y en la de ella, lo correcto y dedicación sin distracción, era su ley.
Permanente de tal quietud, mirada fría de porcelana y ojos de cazador acechando presa internamente. Fue lo única respuesta que obtuvo en su momento el joven contrario. Dejando un vacío entre ambos que le viento nocturno rellenó con un silbido helador, a la corta distancia que ellos presentaban.
- Serien...- No pronunció ni mas ni menos. Aunque no estaba en si u obligación responderle, quiso hacerlo por mero respeto a que este también respondió a su cuestionar. Además, entrarle un poco quizás le serviría con alguna dudas que se le presentaron sobre la situación actual que acontecía entre el consejo y asociación. Sabía que una demora podría molestar un tanto al pura sangre, pero sería compensada por información que en ese instante les era algo negada, y como se trataba de la sirviente que informaba con mas credibilidad, aquello le daría puntos a su favor.
- No importan los nivel E, ni por qué te seguía..- Acotó en un hilo de palabras sin pausas, seca. - Cazador, si te cuestiono. ¿serías tan amable de responder mis preguntas? - Bajó su manos, dejando las dos a las alturas de sus caderas colgando. Dando un paso al frente sin dejar su ya, habitual rostro y actitud pero denotando un poco mas de confianza al ser ella quien se acercase sin esa manera defensiva o lista para el ataque. Esperando una respuesta positiva del cazador. No quería perder tiempo en prejuicios burlistas masculinos pero tampoco quería perder el tiempo en tener que atraparle y obligarle a sacar palabra. Aprovecharía el punto de desconocer al el cazador y no verle directamente ligado con los que ya conocía. Si aquello se le pasaba de las manos, fingiría demencia y no habría problemas para ella. Aun así debía ser prudente y eso lo tenía en claro tras ver la habilidad que él poseía, aunque si era honesta, aquello le era aun mas favorecedor, puesto que el rubio no tenía ni la mas menor idea de que era capaz la vampiro.
Pero aquello no le inmutaría en lo mas mínimo. Estaba segura que si fuese alguien mas expresiva, hubiese al menos alzado una ceja en confusión a las actitudes rubias pero no, su semblante no vario en nada y sólo un leve pestañeo fue el cambio que tuvo desde que habló y el mismo, respondió.
No quitó vista alguna de sus movimientos. Este parecía relajado, andante y parlante entre amigos pero ella, siempre recta en su puesto, lista a cualquier trampa dispuesta que al momento y viendo quien era el percutor de las palabras, no creía tan posible pero debía estar en guardia, siempre.
Colocando una de sus manos a la altura de su pecho, con sus dedos estirados al filo de sus uñas. No por amenaza, o quizás si, pero demostraba que no estaba dispuesta a charlas de simpatía mutua con el cazador, ni con ningún otro que se lo pidiese.
Además, en cierta parte él le recordaba mucho a Aido. Ese siempre intentando que ella sonriera o se uniera mas a las actividades que como grupo solían hacer, pero jamás dio revuelvo o intención alguna de querer hacerlo. Era y siempre sería feliz de estar a la sombra y ordenes de Kuran. Por eso menos gracia le hacía el ojiceleste.
No le molestaba la felicidad y diversión ajena, pero en ella no era un ideal a seguir. Cada uno en sus vidas hacía lo que venía en gana y en la de ella, lo correcto y dedicación sin distracción, era su ley.
Permanente de tal quietud, mirada fría de porcelana y ojos de cazador acechando presa internamente. Fue lo única respuesta que obtuvo en su momento el joven contrario. Dejando un vacío entre ambos que le viento nocturno rellenó con un silbido helador, a la corta distancia que ellos presentaban.
- Serien...- No pronunció ni mas ni menos. Aunque no estaba en si u obligación responderle, quiso hacerlo por mero respeto a que este también respondió a su cuestionar. Además, entrarle un poco quizás le serviría con alguna dudas que se le presentaron sobre la situación actual que acontecía entre el consejo y asociación. Sabía que una demora podría molestar un tanto al pura sangre, pero sería compensada por información que en ese instante les era algo negada, y como se trataba de la sirviente que informaba con mas credibilidad, aquello le daría puntos a su favor.
- No importan los nivel E, ni por qué te seguía..- Acotó en un hilo de palabras sin pausas, seca. - Cazador, si te cuestiono. ¿serías tan amable de responder mis preguntas? - Bajó su manos, dejando las dos a las alturas de sus caderas colgando. Dando un paso al frente sin dejar su ya, habitual rostro y actitud pero denotando un poco mas de confianza al ser ella quien se acercase sin esa manera defensiva o lista para el ataque. Esperando una respuesta positiva del cazador. No quería perder tiempo en prejuicios burlistas masculinos pero tampoco quería perder el tiempo en tener que atraparle y obligarle a sacar palabra. Aprovecharía el punto de desconocer al el cazador y no verle directamente ligado con los que ya conocía. Si aquello se le pasaba de las manos, fingiría demencia y no habría problemas para ella. Aun así debía ser prudente y eso lo tenía en claro tras ver la habilidad que él poseía, aunque si era honesta, aquello le era aun mas favorecedor, puesto que el rubio no tenía ni la mas menor idea de que era capaz la vampiro.
- Seiren
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Re: Zona abandonada
Aquel pensamiento que instantes antes había rondado en su cabeza sobre lo amargados que estaban algunos cazadores y la posibilidad de que hubiera algo en su interior que les hiciera andar de ese modo, comenzaba a aplicarse a la joven –o eso creía, que si intentar adivinar la edad de una mujer humana ya era un asunto peliagudo, imagínate con una vampiresa, la que se podía montar si se pasaba mucho- pero a pesar de la seriedad que desprendía y el hecho de que pareciera dispuesta a abalanzarse sobre él en caso de que dijera algo fuera de lugar, no parecía algo que molestara mucho al rubio, de hecho, se sentía en la tentación de ver cuantas tonterías suyas era capaz de aguantar, parecía alguien con mucha paciencia y si algo destacaba en el cazador, era que le gustaba poner a prueba a la gente con paciencia.
Era como un niño pequeño, incapaz de dejar de jugar con el fuego hasta que se quema.
Tardó bastante en contestarle, pero finalmente le dio un nombre, Seiren, si fuera de esos que le prestaba atención al papeleo o a las listas que había repartidas por la asociación podría haber dicho que le sonaba de algún lado, pero el día en el que Kol se aprendiera el nombre de un vampiro que no conociera personalmente, vamos, que para dejar claro hasta donde llegaba su dejadez en ese aspecto, no tenía la más mínima idea de cómo se llamaba la líder del consejo y, ojo, no es porque fuera malo en su trabajo, simplemente reservaba su memoria para cosas más importante, como nombres de dulces que comía por ahí y que quería que su hermana le preparara para poder comerlos cuando quisiera. Era mucho más importante. No obstante, trataría de recordar el nombre de Seiren, no fuera a ser que se confundiera y causara algún problema con ello.
Alzó las cejas sorprendido ante su petición y no pudo contener el impulso de sonreír de medio lado. Así que buscaba información. A pesar de que el aprecio que el rubio le tenía a sus empleadores, no podía evitar ser un buen empleado –dentro de la medida de lo posible- por lo que no pensaba revelar nada confidencial ni dejar caer algún dato importante para la asociación, pues esto podría hacer que perdiera su trabajo y que la poca estabilidad que había conseguido para su pequeña familia se fuera al garete. Además, a pesar de que ella ahora tratara de expresar mayor confianza el entrenado instinto del cazador le indicaba que era mejor no confiarse, en aquel momento la veía como uno de los animales salvajes que salían en los documentales, observando con cautela antes de abalanzarse sobre su presa. Él, aunque en apariencia ingenuo, también sabía cómo jugar a aquello.
-Bueno, tú pregunta lo que desees saber y yo responderé siempre y cuando no me pongas en un compromiso -respondió encogiendose de hombros- Eso sí, no revelaré nada que no pueda revelar, así que si no te gustan mis respuestas piensa en que tengo que obedecer a mis superiores, no sé si tu obedeces órdenes de alguien o vas a tu bola, pero espero que entiendas eso y no me muerdas. –le guiñó un ojo, divertido, quizá tendría que tomarse la situación algo más en serio, pero la seriedad de Seiren le resultaba curiosa, no comprendía como alguien podía comportarse así durante tanto tiempo seguido.
Off: Siento mucho la tardanza.
Era como un niño pequeño, incapaz de dejar de jugar con el fuego hasta que se quema.
Tardó bastante en contestarle, pero finalmente le dio un nombre, Seiren, si fuera de esos que le prestaba atención al papeleo o a las listas que había repartidas por la asociación podría haber dicho que le sonaba de algún lado, pero el día en el que Kol se aprendiera el nombre de un vampiro que no conociera personalmente, vamos, que para dejar claro hasta donde llegaba su dejadez en ese aspecto, no tenía la más mínima idea de cómo se llamaba la líder del consejo y, ojo, no es porque fuera malo en su trabajo, simplemente reservaba su memoria para cosas más importante, como nombres de dulces que comía por ahí y que quería que su hermana le preparara para poder comerlos cuando quisiera. Era mucho más importante. No obstante, trataría de recordar el nombre de Seiren, no fuera a ser que se confundiera y causara algún problema con ello.
Alzó las cejas sorprendido ante su petición y no pudo contener el impulso de sonreír de medio lado. Así que buscaba información. A pesar de que el aprecio que el rubio le tenía a sus empleadores, no podía evitar ser un buen empleado –dentro de la medida de lo posible- por lo que no pensaba revelar nada confidencial ni dejar caer algún dato importante para la asociación, pues esto podría hacer que perdiera su trabajo y que la poca estabilidad que había conseguido para su pequeña familia se fuera al garete. Además, a pesar de que ella ahora tratara de expresar mayor confianza el entrenado instinto del cazador le indicaba que era mejor no confiarse, en aquel momento la veía como uno de los animales salvajes que salían en los documentales, observando con cautela antes de abalanzarse sobre su presa. Él, aunque en apariencia ingenuo, también sabía cómo jugar a aquello.
-Bueno, tú pregunta lo que desees saber y yo responderé siempre y cuando no me pongas en un compromiso -respondió encogiendose de hombros- Eso sí, no revelaré nada que no pueda revelar, así que si no te gustan mis respuestas piensa en que tengo que obedecer a mis superiores, no sé si tu obedeces órdenes de alguien o vas a tu bola, pero espero que entiendas eso y no me muerdas. –le guiñó un ojo, divertido, quizá tendría que tomarse la situación algo más en serio, pero la seriedad de Seiren le resultaba curiosa, no comprendía como alguien podía comportarse así durante tanto tiempo seguido.
Off: Siento mucho la tardanza.
- Kol Solberg
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Re: Zona abandonada
Se había alejado de la casa de aquella cazadora con una velocidad que incluso ella misma creía increíble. ¿Cuánto hacía que no se dedicaba al espionaje? Bastante tiempo. El último año se dedicó únicamente a matar a cambio de un precio, uno muy alto por cierto. Los servicios de Lisbeth no eran para nada económicos. Si querían cosas bien hechas, que pagasen. Para baratijas están todos esos charlatanes que se vanaglorean de ser los mejores en quién sabe cuántas cosas, pero luego, cuando los tienes en frente, se hacen en sus pantalones. "Si de esos el mundo estará lleno", pensó.
- En fin, mientras más de esos haya, mejor para mí -acabó por decir en voz alta, quitándose la apretada capucha que cubría su cabeza, dejando libre así su larga melena morada. Prosiguió a deslizar el seguro cierre del traje, para luego deslizar la dura tela hasta dejarla caer al ras del suelo. Dio unos ligeros dos pasos hacia adelante y observó el cuero negro que unos minutos antes ocultaba su figura. Hizo una mueca con la boca. Cielos, cómo le gustaba ese traje. Era una pena tener que despedirse de él ahora. En el pasado año se había acostumbrado tanto a llevarlo... pero ahora tenía que disimular. No podía pasearse por las calles así vestida. Llamaría mucho la atención durante el día.
Sus cabellos, sedosos, cayeron cual cascada cubriendo su desnuda espalda. Caminó entre la suciedad y los escombros de la zona abandonada y rebuscó dentro de la mochila que traía con ella. La había escondido allí y esta poseía en su interior un cambio de ropa nueva así como ropa interior. Aquel traje era tan ajustado que ni siquiera le permitía utilizar la misma sin que se marcase de forma horrenda. Y ella odiaba eso. Entre sus manías estaba esa tendencia a estar perfecta y deslumbrante incluso aunque su cuerpo esté cubierto de la sangre más putrefacta de cada una de sus víctimas. Entonces, ¿cómo podía permitir que sus curvas fueran estropeadas por unas costuras insulsas que se marcaban a través de su sensual traje de verdugo? Sonrió de lado. Inadmisible.
Estaba guardando el traje de cuero en su mochila cuando sus sentidos detectaron movimientos cerca. Su agudo oído, así como su tenaz mirada de cazadora, se pusieron alerta. Se apresuró a sacar del interior de su mochila la ropa interior, pero entonces las pisadas fueron aún más intensas, figurándose más cercanas. "Mierda", pensó. Miró la ropa, su mochila, se miró a sí misma, miró la ropa de nuevo, luego a su alrededor, otra vez a sí misma, dio dos saltitos caprichosos en el lugar, rugió de forma ahogada, maldijo, miró la mochila de nuevo y... salió corriendo. Sí, salió corriendo con mochila en una mano y ropa interior en la otra. "Mierda, mierda, mierda", reiteraba continuamente en su mente. ¿Acaso la habrían seguido después de todo? Su expresión, entre frustrada y cómica, decoraban la maratón que su cuerpo desnudo estaba proclamando en el desierto que representaba la zona abandonada. Se inmiscuyó entre edificios derruidos, entre montañas de escombros y chatarra. No se preocupó en mirar hacia atrás, porque eso sólo la retrasaría. Por lo tanto, haciendo uso de aquella característica agilidad suya, continuó avanzando y escondiéndose. Estaba segura de que, en el fondo, la situación le divertía, pues así de extravagante era Lisbeth, en todo sentido de la palabra. Correr en pelotas por una zona abandonada y llena de basura. ¡Eso sí era adrenalina, de la más bizarra y pura! Además, ¿para qué mentir? ¡Le fascinaba andar desnuda! No había sensación de libertad más grande que esa. Pero aunque hubiera querido reír a carcajadas, estaba el principal impedimento: hacer el menor ruido posible. Y, por supuesto, agregar el detalle de que seguramente hubiera preferido otro escenario para mostrar sus despampanantes curvas. ¡Si tan sólo estuviera rodeada de hombres sensuales, con cuerpos tallados a mano y una radiante sonrisa! Pero no, estaba huyendo y ocultándose de una figura desconocida que por ninguna razón del mundo podía verla, y muy claras y rotundas eran las razones, como podrá verse, que respaldaban esta determinación.
- En fin, mientras más de esos haya, mejor para mí -acabó por decir en voz alta, quitándose la apretada capucha que cubría su cabeza, dejando libre así su larga melena morada. Prosiguió a deslizar el seguro cierre del traje, para luego deslizar la dura tela hasta dejarla caer al ras del suelo. Dio unos ligeros dos pasos hacia adelante y observó el cuero negro que unos minutos antes ocultaba su figura. Hizo una mueca con la boca. Cielos, cómo le gustaba ese traje. Era una pena tener que despedirse de él ahora. En el pasado año se había acostumbrado tanto a llevarlo... pero ahora tenía que disimular. No podía pasearse por las calles así vestida. Llamaría mucho la atención durante el día.
Sus cabellos, sedosos, cayeron cual cascada cubriendo su desnuda espalda. Caminó entre la suciedad y los escombros de la zona abandonada y rebuscó dentro de la mochila que traía con ella. La había escondido allí y esta poseía en su interior un cambio de ropa nueva así como ropa interior. Aquel traje era tan ajustado que ni siquiera le permitía utilizar la misma sin que se marcase de forma horrenda. Y ella odiaba eso. Entre sus manías estaba esa tendencia a estar perfecta y deslumbrante incluso aunque su cuerpo esté cubierto de la sangre más putrefacta de cada una de sus víctimas. Entonces, ¿cómo podía permitir que sus curvas fueran estropeadas por unas costuras insulsas que se marcaban a través de su sensual traje de verdugo? Sonrió de lado. Inadmisible.
Estaba guardando el traje de cuero en su mochila cuando sus sentidos detectaron movimientos cerca. Su agudo oído, así como su tenaz mirada de cazadora, se pusieron alerta. Se apresuró a sacar del interior de su mochila la ropa interior, pero entonces las pisadas fueron aún más intensas, figurándose más cercanas. "Mierda", pensó. Miró la ropa, su mochila, se miró a sí misma, miró la ropa de nuevo, luego a su alrededor, otra vez a sí misma, dio dos saltitos caprichosos en el lugar, rugió de forma ahogada, maldijo, miró la mochila de nuevo y... salió corriendo. Sí, salió corriendo con mochila en una mano y ropa interior en la otra. "Mierda, mierda, mierda", reiteraba continuamente en su mente. ¿Acaso la habrían seguido después de todo? Su expresión, entre frustrada y cómica, decoraban la maratón que su cuerpo desnudo estaba proclamando en el desierto que representaba la zona abandonada. Se inmiscuyó entre edificios derruidos, entre montañas de escombros y chatarra. No se preocupó en mirar hacia atrás, porque eso sólo la retrasaría. Por lo tanto, haciendo uso de aquella característica agilidad suya, continuó avanzando y escondiéndose. Estaba segura de que, en el fondo, la situación le divertía, pues así de extravagante era Lisbeth, en todo sentido de la palabra. Correr en pelotas por una zona abandonada y llena de basura. ¡Eso sí era adrenalina, de la más bizarra y pura! Además, ¿para qué mentir? ¡Le fascinaba andar desnuda! No había sensación de libertad más grande que esa. Pero aunque hubiera querido reír a carcajadas, estaba el principal impedimento: hacer el menor ruido posible. Y, por supuesto, agregar el detalle de que seguramente hubiera preferido otro escenario para mostrar sus despampanantes curvas. ¡Si tan sólo estuviera rodeada de hombres sensuales, con cuerpos tallados a mano y una radiante sonrisa! Pero no, estaba huyendo y ocultándose de una figura desconocida que por ninguna razón del mundo podía verla, y muy claras y rotundas eran las razones, como podrá verse, que respaldaban esta determinación.
- Lisbeth C.
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Re: Zona abandonada
*Crash había intentado seguir el nulo rastro de aquella figura que vio hasta aquí. Si acabo aquí era por una pequeña corazonada y no por ser un gran rastreador, de hecho lamentaba que su hermano fuera mas necesario en esa casa. Él era peor que Sasuke, pero algo aprendió de estar con esa familia. Perdido, intento buscar alguna pista pero solo vio pisadas poco marcadas... En cambio, el olor era algo mas fuerte que antes y eso le hizo seguir avanzando por la zona. Estaba atento a todo, sujetando con la mano izquierda la funda de la katana fuertemente. Yo hacia tiempo que no le veía tan serio y dedicado a este trabajo. Paso a paso, avanzaba sobre la zona con algo de éxito o nulo. Todo dependía de que ese olor fuera mas fuerte cada vez. Y parecía que si, sobretodo hacia la zona de los edificios. Con paso firme avanzaba. Sin miedo, ni temor a un combate. Estaba en peligro todo ese plan de los cazadores contra la nueva asociación. No quería que su hermano corriera peligro por imbécil.
Tapo su rostro aun mas con la capucha de su capa. Quería concentrase en el olor y en posible rastro del espía. Él cual era muy bueno. Crash avanzo aun mas, hasta que se detuvo en medio de los edifico. En el fondo pensó que era una tontería continuar hacia ningún rumbo fijo. Se concentro todo lo que pudo. Con los ojos cerrados y medito durante unos segundos. Buena idea, si señor Crash... Demostrándome por que aun sigues vivo. Busco fuentes de calor, era un truco fácil pero de gran concentración. Él al controlar el fuego y manipularlo, se dio cuenta hace años que también podría crearlo de pequeñas fuentes de calor. No todo dependía de una llama ya consolidad o de su propio ser. Al ser invierno, todo a su alrededor era muy frió excepto los cuerpos de seres vivos.*
- Se que estas por aquí... Tu olor es débil, pero tu calor corporal no.(Dijo en alto.) -Ademas al luchar contra el frió es algo mas intenso.(Sentencio)
Tapo su rostro aun mas con la capucha de su capa. Quería concentrase en el olor y en posible rastro del espía. Él cual era muy bueno. Crash avanzo aun mas, hasta que se detuvo en medio de los edifico. En el fondo pensó que era una tontería continuar hacia ningún rumbo fijo. Se concentro todo lo que pudo. Con los ojos cerrados y medito durante unos segundos. Buena idea, si señor Crash... Demostrándome por que aun sigues vivo. Busco fuentes de calor, era un truco fácil pero de gran concentración. Él al controlar el fuego y manipularlo, se dio cuenta hace años que también podría crearlo de pequeñas fuentes de calor. No todo dependía de una llama ya consolidad o de su propio ser. Al ser invierno, todo a su alrededor era muy frió excepto los cuerpos de seres vivos.*
- Se que estas por aquí... Tu olor es débil, pero tu calor corporal no.(Dijo en alto.) -Ademas al luchar contra el frió es algo mas intenso.(Sentencio)
- Crash
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Re: Zona abandonada
Quién sabe cuántos metros había avanzado ya de aquella manera. Unos cuantos. Entre edificio y edificio, procuraba saltar una ventana, salir por una puerta, subir alguna que otra escalera que le permitiera hallar un atajo, y todo como dios la trajo al mundo, literalmente. No conocía aún de quién se trataba la presencia que había aparecido en el lugar, pero lo más seguro era que fuese alguien de aquella casa. Allí parecía estar llevándose acabo una reunión importante, y por lo que pudo oír, realmente lo era. Todos los datos que pudo almacenar quedaron bien guardados en su mente, pero este no era momento de ponerse a analizarlos.
Se detuvo unos segundos dentro de lo que parecía ser un antiguo gimnasio. Aún los aros de basquet y las redes de voley se mantenían. Estaban bastante echados a perder y destruidos, pero lograban mantenerse intactos de algún modo. El suelo estaba completamente cubierto de polvo. Según su radar intuitivo, la presencia que la seguía se encontraba algo lejos. Sin dudarlo dos segundos más, comenzó a ponerse la ropa interior. "Mierda, mierda, mierda". La joven de cabellos violáceos no dejaba de maldecir por dentro. Comenzó a rebuscar en su mochila el resto de la ropa cuando una voz masculina irrumpió en el silencio del lugar. Sus ojos se abrieron de par en par. Miró hacia un lado, hacia otro, y la velocidad con la que sus manos sacaron de dentro de ese bolso la ropa fue sobrehumana. Comenzó a vestirse con aquel atuendo completamente normal: unos jeans ajustados y una blusa negra. Era una vestimenta típica de cualquier adolescente del lugar, que perfectamente la haría pasar por una civil más. Por eso, sin demorarse más y calculando que sus pasos estaban cada vez más cerca, escondió la mochila en un lugar entre varios escombros que no llamaría la atención de ninguna manera. Necesitaba continuar con su misión, y para eso debía preservar su identidad a como diera lugar. Acto seguido, se situó en el medio del gimnasio derruido y sacudió su abundante melena. Se sacudió las manos, acomodó mejor su blusa, estiró los brazos y carraspeó, acomodando su garganta. Sonrió, inhaló una profunda bocanada de aire y... gritó. Gritó como nunca antes. Un perfecto sonido de alerta propio de una dama en apuros. Su voz sonó femenina pero potente, delicada e inocente en medio de la desesperación que parecía desgarrar su garganta. Estaba segura de que el sonido guiaría hacia el sitio en el que se encontraba a aquel que había osado seguirla. Pero todo no terminaba allí. Luego de gritar, de hacerse la suplicante diciendo palabras sueltas, inentendibles entre pedidos de auxilio y piedad al aire, se arrojó al suelo. Su cabello, completamente arremolinado sobre su rostro, lo cubrían, dándole un aspecto de lucha, como si hubiera estado forcejeando con alguien. Y los raspones que se había hecho en los brazos en su rápida huida trepando árboles y edificios le venían al pelo en este momento. Lo único que faltaba era el detalle final: cerrar los ojos y... dormir. Bueno, no literalmente, pero se suponía que se trataba de una pobre humana inocente a la cual habían atacado y arrastrado hasta ese lugar, y que a causa de la conmoción y el peligro inminente, ahora se hallaba inconsciente. Así que la joven cazadora concluyó su hazaña, y ahora sólo restaba apreciar el desenlace de su estrategia.
Se detuvo unos segundos dentro de lo que parecía ser un antiguo gimnasio. Aún los aros de basquet y las redes de voley se mantenían. Estaban bastante echados a perder y destruidos, pero lograban mantenerse intactos de algún modo. El suelo estaba completamente cubierto de polvo. Según su radar intuitivo, la presencia que la seguía se encontraba algo lejos. Sin dudarlo dos segundos más, comenzó a ponerse la ropa interior. "Mierda, mierda, mierda". La joven de cabellos violáceos no dejaba de maldecir por dentro. Comenzó a rebuscar en su mochila el resto de la ropa cuando una voz masculina irrumpió en el silencio del lugar. Sus ojos se abrieron de par en par. Miró hacia un lado, hacia otro, y la velocidad con la que sus manos sacaron de dentro de ese bolso la ropa fue sobrehumana. Comenzó a vestirse con aquel atuendo completamente normal: unos jeans ajustados y una blusa negra. Era una vestimenta típica de cualquier adolescente del lugar, que perfectamente la haría pasar por una civil más. Por eso, sin demorarse más y calculando que sus pasos estaban cada vez más cerca, escondió la mochila en un lugar entre varios escombros que no llamaría la atención de ninguna manera. Necesitaba continuar con su misión, y para eso debía preservar su identidad a como diera lugar. Acto seguido, se situó en el medio del gimnasio derruido y sacudió su abundante melena. Se sacudió las manos, acomodó mejor su blusa, estiró los brazos y carraspeó, acomodando su garganta. Sonrió, inhaló una profunda bocanada de aire y... gritó. Gritó como nunca antes. Un perfecto sonido de alerta propio de una dama en apuros. Su voz sonó femenina pero potente, delicada e inocente en medio de la desesperación que parecía desgarrar su garganta. Estaba segura de que el sonido guiaría hacia el sitio en el que se encontraba a aquel que había osado seguirla. Pero todo no terminaba allí. Luego de gritar, de hacerse la suplicante diciendo palabras sueltas, inentendibles entre pedidos de auxilio y piedad al aire, se arrojó al suelo. Su cabello, completamente arremolinado sobre su rostro, lo cubrían, dándole un aspecto de lucha, como si hubiera estado forcejeando con alguien. Y los raspones que se había hecho en los brazos en su rápida huida trepando árboles y edificios le venían al pelo en este momento. Lo único que faltaba era el detalle final: cerrar los ojos y... dormir. Bueno, no literalmente, pero se suponía que se trataba de una pobre humana inocente a la cual habían atacado y arrastrado hasta ese lugar, y que a causa de la conmoción y el peligro inminente, ahora se hallaba inconsciente. Así que la joven cazadora concluyó su hazaña, y ahora sólo restaba apreciar el desenlace de su estrategia.
- Lisbeth C.
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Re: Zona abandonada
*Crash estaba muy concentrado en la búsqueda del espía. Los detalles son los que importaban en esta ocasión, por que todo reside en los detalle cuando estas en una búsqueda de algo. Sabia que el calor provenía de una dirección en concreto, pero ese rastro tan débil se movía mucho por los edificios y esto lo hacia muy difícil de seguir. Él era muy cabezón con algunas cosas, pero sentía que se le escapaba y hubiera sido gran idea enviar a Sasuke. En callejón se había liado y no sabia por donde seguir. Ojala fuera un radar térmico para ser mas preciso pensó, pero siguió avanzando hasta una zona donde había un gimnasio. Algo no le cuadraba mucho, pero cuando empezó ha oír gritos su mente dejo de pensar fríamente. Se fue acercando atento a todo a su alrededor para entrar en ese gimnasio abandonado.
Entro lento, no se fiaba ni de su sombra. Miro a todo sin poner mucha atención, y mas cuando vio a una joven tirada en el suelo con signos de violencia. Se acerco con la mano en la katana enfundada en esa funda negra. Se agacho para apartar su cabello de la cara y ver su rostro. Sabia que respiraba pero tenia que valorar su pulso, pero no tardo mucho ya que sentía los latidos de su corazón a un ritmo normal después de algo intenso. Parecía estar bien y eso alivio al bobo de Crash. Aunque esta vez no parecía tan bobo. Me explico, no la cogió para llevarla a un lugar seguro... Solo se limito a mirarla, de pie y a una cierta distancia del cuerpo de la joven. Su mente calculadora de estratega por fin funcionaba de nuevo (?) Pues parece que si. Ahora si empezó a mirar con detalle todo lo de su alrededor y a pensar. Lo que nunca hacia vamos. El suelo estaba lleno de una capa de polvo, el cual dejaba un pequeño rastro de pisadas y esto le hacia dudar. Ese era el punto uno y el punto dos, era mucho mas sencillo de lo que se puede creer. En todo momento solo había un rastro y una fuente de calor. Él estaba convencido de que todo esto era una trampa mas que un escenario de un ataque. Por eso se alejo algo mas de la joven y se sentó en uno de esos viejos banquillos donde una vez el entrenador daba las ordenes a sus muchachos para ganar el partido. Con una pequeña sonrisa en su rostro siguió mirando a la débil chica que aun seguía tirada en el suelo.*
- Eres muy hábil, y lista... ¿Pero creo que fingir un ataque no es lo mejor de ti? (Dijo con un tono suave)- Te delato estar en un sito donde las únicas pisadas, aparte de las nuestras claro, son de animales como gatos y ratones... felicito tu intento. Porque de no ser por él, lo mas seguro era que nunca te hubiera pillado dado a que me iba dar la vuelta. Bueno o cambiar de estrategia de búsqueda. (Rectifico su comentario mirando por un momento al techo para acabar mirándola a ella.)
* Vale, de donde salio este Crash. Ah claro, que vosotros nunca le conocisteis así. De alocado a calculador, su cambio fue para bien supongo. Pero de haberla perdido me pegaba un tiro. No sabéis lo que es narrar algo sabiendo lo que pasa de verdad. Crash solo espero a que la joven diera su sentencia, paciente como un cazador esperando a su presa. El lugar estaba fatal y el no tenia intención de luchar aquí. Solo quería saber la verdad y porque ella estaba espiando la casa de Kasha. La casa de Kasha que parecía mas un trabalenguas que un lugar normal. Pero de normal nada dado que estaba Sasuke.*
Entro lento, no se fiaba ni de su sombra. Miro a todo sin poner mucha atención, y mas cuando vio a una joven tirada en el suelo con signos de violencia. Se acerco con la mano en la katana enfundada en esa funda negra. Se agacho para apartar su cabello de la cara y ver su rostro. Sabia que respiraba pero tenia que valorar su pulso, pero no tardo mucho ya que sentía los latidos de su corazón a un ritmo normal después de algo intenso. Parecía estar bien y eso alivio al bobo de Crash. Aunque esta vez no parecía tan bobo. Me explico, no la cogió para llevarla a un lugar seguro... Solo se limito a mirarla, de pie y a una cierta distancia del cuerpo de la joven. Su mente calculadora de estratega por fin funcionaba de nuevo (?) Pues parece que si. Ahora si empezó a mirar con detalle todo lo de su alrededor y a pensar. Lo que nunca hacia vamos. El suelo estaba lleno de una capa de polvo, el cual dejaba un pequeño rastro de pisadas y esto le hacia dudar. Ese era el punto uno y el punto dos, era mucho mas sencillo de lo que se puede creer. En todo momento solo había un rastro y una fuente de calor. Él estaba convencido de que todo esto era una trampa mas que un escenario de un ataque. Por eso se alejo algo mas de la joven y se sentó en uno de esos viejos banquillos donde una vez el entrenador daba las ordenes a sus muchachos para ganar el partido. Con una pequeña sonrisa en su rostro siguió mirando a la débil chica que aun seguía tirada en el suelo.*
- Eres muy hábil, y lista... ¿Pero creo que fingir un ataque no es lo mejor de ti? (Dijo con un tono suave)- Te delato estar en un sito donde las únicas pisadas, aparte de las nuestras claro, son de animales como gatos y ratones... felicito tu intento. Porque de no ser por él, lo mas seguro era que nunca te hubiera pillado dado a que me iba dar la vuelta. Bueno o cambiar de estrategia de búsqueda. (Rectifico su comentario mirando por un momento al techo para acabar mirándola a ella.)
* Vale, de donde salio este Crash. Ah claro, que vosotros nunca le conocisteis así. De alocado a calculador, su cambio fue para bien supongo. Pero de haberla perdido me pegaba un tiro. No sabéis lo que es narrar algo sabiendo lo que pasa de verdad. Crash solo espero a que la joven diera su sentencia, paciente como un cazador esperando a su presa. El lugar estaba fatal y el no tenia intención de luchar aquí. Solo quería saber la verdad y porque ella estaba espiando la casa de Kasha. La casa de Kasha que parecía mas un trabalenguas que un lugar normal. Pero de normal nada dado que estaba Sasuke.*
- Crash
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Re: Zona abandonada
En verdad creyó que iba a funcionar. De hecho, esa técnica casi nunca fallaba. Pero quién sabe por qué fue: si por olvido, por descuido, por desesperación. Pero un detalle le había faltado a su táctica, detalle que aquel hombre pronunciaría luego de apartar un poco sus cabellos morados del rostro blanquecino que yacía "inconsciente".
Lisbeth sintió cómo sus pisadas quedaban marcadas en el polvo, cerca de ella, antes de sentarse un poco más lejos. La examinaba. Podía sentirlo. La examinaba cual depredador espera a su presa. Y sí sabría ella de tales andanzas... pero ella siempre, siempre, era la cazadora. ¿Y ahora? ¿Acaso no se habían invertido los papeles? No, de ninguna manera. No podía permitirlo. Pero aunque quisiera, la situación se tornaba complicada para ella. Debido a la proximidad de su mano, había podido notar -o mejor dicho rectificar- que él era un vampiro. Aquella nauseabunda frialdad no se debía al frío que los rodeaba. Frío que durante todo este tiempo y a causa de la adrenalina ella no había sentido. Pero ahora, que se encontraba inmóvil en el suelo, podía percibir cómo este se hacía notar, incluso más que cuando esquivaba edificios destrozados completamente desnuda minutos antes.
El silencio reinaba el lugar y tan sólo una ínfima brisa provocaba algo de ruido al movilizar viejas latas oxidadas y trozos de cartón que pululaban por la zona. La cazadora, aún así, no movía ni un dedo. Apenas respiraba. Pero, por dentro, miles de estrategias e ideas volaban. Detestaba ser subestimada, y más aún detestaba equivocarse. En todos estos años de servicio, jamás había cometido un error tan grande y nefasto. Era tal su exigencia consigo misma que simplemente no podía permitirlo. Pero claro que jamás le tocó tener que huir de aquel modo, sin una pizca de ropa, en medio de un pueblo al cual acababa de llegar. De todos modos, no había más tiempo para culparse. Ya podría hacerlo luego... si salía de esta.
No había abierto los ojos, por ende ni siquiera conocía el aspecto físico de quien la vigilaba. No obstante, no necesitó admirarlo demasiado para ejecutar su siguiente movimiento: se levantó y salió corriendo. La agilidad y destreza con la que puso en marcha su fortuito escape harían dudar de su humanidad, pero ella era una muchacha que había entrenado toda su vida, y llevaba la adrenalina en las venas. Sus brazos se movían al compás de sus piernas, equilibrando su cuerpo mientras avanzaba con furia hacia adelante, sin mirar atrás. Nuevamente, huía. Su cabello ondeaba al viento, y maldecía no tenerlo atado. Su movimiento fue tan repentino y sorpresivo, que seguramente generó algo de estupefacción. Se escabulló por una ventana del lugar cuyos vidrios estaban rotos, y comenzó a subir una escalera oxidada que daba a la azotea. Una vez allí, saltó del techo del gimnasio al edificio contiguo, ingresando en su interior a través de un hueco en el techo. Se trataba de una casa. Abrió cada puerta de las habitaciones interiores buscando algo efectivo para utilizar o algún medio óptimo para continuar huyendo y complicarle la vida a ese individuo. Acabó por salir por otra ventana, y ya su figura avanzaba velozmente por las calles deshabitadas. Su respiración agitada en contraste con el frío producía un vaho grisáceo que se esfumaba con la brisa. ¿Por qué alguien huiría así? ¿Qué tendría para ocultar? Pero él mismo lo había dicho: ella era lista, y aquí no terminaba su plan. Sin embargo, el siguiente paso dependería de qué clase de movimiento realizara él.
Lisbeth sintió cómo sus pisadas quedaban marcadas en el polvo, cerca de ella, antes de sentarse un poco más lejos. La examinaba. Podía sentirlo. La examinaba cual depredador espera a su presa. Y sí sabría ella de tales andanzas... pero ella siempre, siempre, era la cazadora. ¿Y ahora? ¿Acaso no se habían invertido los papeles? No, de ninguna manera. No podía permitirlo. Pero aunque quisiera, la situación se tornaba complicada para ella. Debido a la proximidad de su mano, había podido notar -o mejor dicho rectificar- que él era un vampiro. Aquella nauseabunda frialdad no se debía al frío que los rodeaba. Frío que durante todo este tiempo y a causa de la adrenalina ella no había sentido. Pero ahora, que se encontraba inmóvil en el suelo, podía percibir cómo este se hacía notar, incluso más que cuando esquivaba edificios destrozados completamente desnuda minutos antes.
El silencio reinaba el lugar y tan sólo una ínfima brisa provocaba algo de ruido al movilizar viejas latas oxidadas y trozos de cartón que pululaban por la zona. La cazadora, aún así, no movía ni un dedo. Apenas respiraba. Pero, por dentro, miles de estrategias e ideas volaban. Detestaba ser subestimada, y más aún detestaba equivocarse. En todos estos años de servicio, jamás había cometido un error tan grande y nefasto. Era tal su exigencia consigo misma que simplemente no podía permitirlo. Pero claro que jamás le tocó tener que huir de aquel modo, sin una pizca de ropa, en medio de un pueblo al cual acababa de llegar. De todos modos, no había más tiempo para culparse. Ya podría hacerlo luego... si salía de esta.
No había abierto los ojos, por ende ni siquiera conocía el aspecto físico de quien la vigilaba. No obstante, no necesitó admirarlo demasiado para ejecutar su siguiente movimiento: se levantó y salió corriendo. La agilidad y destreza con la que puso en marcha su fortuito escape harían dudar de su humanidad, pero ella era una muchacha que había entrenado toda su vida, y llevaba la adrenalina en las venas. Sus brazos se movían al compás de sus piernas, equilibrando su cuerpo mientras avanzaba con furia hacia adelante, sin mirar atrás. Nuevamente, huía. Su cabello ondeaba al viento, y maldecía no tenerlo atado. Su movimiento fue tan repentino y sorpresivo, que seguramente generó algo de estupefacción. Se escabulló por una ventana del lugar cuyos vidrios estaban rotos, y comenzó a subir una escalera oxidada que daba a la azotea. Una vez allí, saltó del techo del gimnasio al edificio contiguo, ingresando en su interior a través de un hueco en el techo. Se trataba de una casa. Abrió cada puerta de las habitaciones interiores buscando algo efectivo para utilizar o algún medio óptimo para continuar huyendo y complicarle la vida a ese individuo. Acabó por salir por otra ventana, y ya su figura avanzaba velozmente por las calles deshabitadas. Su respiración agitada en contraste con el frío producía un vaho grisáceo que se esfumaba con la brisa. ¿Por qué alguien huiría así? ¿Qué tendría para ocultar? Pero él mismo lo había dicho: ella era lista, y aquí no terminaba su plan. Sin embargo, el siguiente paso dependería de qué clase de movimiento realizara él.
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Re: Zona abandonada
*Por motivos algo complicados de entender solo escribiré dos lineas... El user de esta cuenta y yo, discutimos sobre la moralidad de mis comentarios y mi servicio. #NoAlBloqueoDelNarrador #MiTabrajoEsElMejor #2Lineas.*
(Él estaba expectante desde su posición. Pensaba en cual seria el movimiento de la joven o que diría ante sus palabras anteriores. Tranquilo y relajado, mirándola. Jugaba con las manos juntas a que sus pulgares chocaran continuamente, mientras que en su olfato se quedaba con el olor de la muchacha de cabellos violáceos. Ya no era una persona x para él. Ahora tenia un rostro, un olor y un rastro que podría seguir con facilidad. ¿Quien la contrato para espiar esa conversación? Pensó justo antes de ver como se levantaba y huía del lugar.)
- Por qué siempre huyen así, tanto les cuesta hablar. (Dijo justo antes de ir tras ella. Veloz salio disparado de su asiento en la dirección de la joven. Sujetando con su mano Izquierda la katana, para que esta no le molestara, y usando su brazo derecho como apoyo en la carrera y para tomar impulso. Atravesó la venta por la cual la joven salio, dejándose pedacitos de tela de su capa por culpa de los cristales rotos, y llegar a esa escalera oxidara. La cual subió con mucho impulso haciendo que esta se tambaleara dado a su estado. Llegó a la azotea del edificio para ver como la joven pelo-violeta saltaba de este hacia un edificio colindante. Él no lo dudo ni un segundo. Se lanzo de cabeza, hacia el mismo hueco que ella lo hizo, y rodar en su caída para amortiguar esta. Con eso consiguió un impulso valioso para acercase aun mas. Aunque el intento de la joven para obstaculizar su persecución le ayudo algo. Salio por otra ventana, diferente a la usada, para salir a la misma calle que ella. Estaba muy cerca de ella, solo en cada giro que daba la perdía muy momentáneamente. No tenia escapatoria.)
(Su olor ahora era muy fuerte, su respiración agitada daba mucha información y esto tendría que acabar ahora. En una calle larga, dio un poderoso salto hacia arriba, para que en el aire lanzara una bola de fuego desde su mano derecha. La bola de fuego, de tamaño pequeño, golpeo el suelo a unos metros delante de ella. Haciendo una explosión para impedir su paso. De hecho, con la explosión se creo una pequeña pantalla de fuego por si intentaba atravesarla.)- Vale, eres rápida. Pero no me hagas usar mi poder. (Grito para intentar que la persecución acabara aquí. En ningún momento fue al limite de sus posibilidades, pero, dudaba de ella y su físico entrenado. Se preparo para cualquier cosa, dado que no sabia lo que iba pasar ahora. La calle no era muy ancha con edificios a los lados. Él se acerco a ella lentamente para no tener que hablar a gritos. Pero ¿Que sera lo siguiente? Solo esperaba que no volviera a huir por su bien. Apelaba a su inteligencia y no su testarudez para no volver a tener que usar su poder contra ella. Llevaba casi un año sin hacer daño a alguien y no quería que eso cambiara.)
(Él estaba expectante desde su posición. Pensaba en cual seria el movimiento de la joven o que diría ante sus palabras anteriores. Tranquilo y relajado, mirándola. Jugaba con las manos juntas a que sus pulgares chocaran continuamente, mientras que en su olfato se quedaba con el olor de la muchacha de cabellos violáceos. Ya no era una persona x para él. Ahora tenia un rostro, un olor y un rastro que podría seguir con facilidad. ¿Quien la contrato para espiar esa conversación? Pensó justo antes de ver como se levantaba y huía del lugar.)
- Por qué siempre huyen así, tanto les cuesta hablar. (Dijo justo antes de ir tras ella. Veloz salio disparado de su asiento en la dirección de la joven. Sujetando con su mano Izquierda la katana, para que esta no le molestara, y usando su brazo derecho como apoyo en la carrera y para tomar impulso. Atravesó la venta por la cual la joven salio, dejándose pedacitos de tela de su capa por culpa de los cristales rotos, y llegar a esa escalera oxidara. La cual subió con mucho impulso haciendo que esta se tambaleara dado a su estado. Llegó a la azotea del edificio para ver como la joven pelo-violeta saltaba de este hacia un edificio colindante. Él no lo dudo ni un segundo. Se lanzo de cabeza, hacia el mismo hueco que ella lo hizo, y rodar en su caída para amortiguar esta. Con eso consiguió un impulso valioso para acercase aun mas. Aunque el intento de la joven para obstaculizar su persecución le ayudo algo. Salio por otra ventana, diferente a la usada, para salir a la misma calle que ella. Estaba muy cerca de ella, solo en cada giro que daba la perdía muy momentáneamente. No tenia escapatoria.)
(Su olor ahora era muy fuerte, su respiración agitada daba mucha información y esto tendría que acabar ahora. En una calle larga, dio un poderoso salto hacia arriba, para que en el aire lanzara una bola de fuego desde su mano derecha. La bola de fuego, de tamaño pequeño, golpeo el suelo a unos metros delante de ella. Haciendo una explosión para impedir su paso. De hecho, con la explosión se creo una pequeña pantalla de fuego por si intentaba atravesarla.)- Vale, eres rápida. Pero no me hagas usar mi poder. (Grito para intentar que la persecución acabara aquí. En ningún momento fue al limite de sus posibilidades, pero, dudaba de ella y su físico entrenado. Se preparo para cualquier cosa, dado que no sabia lo que iba pasar ahora. La calle no era muy ancha con edificios a los lados. Él se acerco a ella lentamente para no tener que hablar a gritos. Pero ¿Que sera lo siguiente? Solo esperaba que no volviera a huir por su bien. Apelaba a su inteligencia y no su testarudez para no volver a tener que usar su poder contra ella. Llevaba casi un año sin hacer daño a alguien y no quería que eso cambiara.)
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Re: Zona abandonada
Francamente, no entendía cómo aún le aguantaban las piernas, pero si se cansaba sólo por esto, entonces ya debía jubilarse del oficio. Pues, ¿qué sería de una cazarrecompensas si no pudiese hacer algo tan simple como esto? Huir era ley primordial en su labor, pero también lo era saber esconderse y no dejar rastro, y estas últimas dos las quebrantó.
Continuó avanzando sin voltearse ni un segundo. No necesitaba hacerlo para saber que aquel sujeto venía pisándole los talones. Sin embargo, era un vampiro, y a pesar de tener en cuenta eso en todo momento, decidió arriesgarse y probar suerte en su escapatoria. Sabía que muchos de ellos tenían poderes especiales por ser nobles o Sangre Pura, pero la verdad era que no se esperaba algo como esto. Sus piernas se vieron obligadas a frenar de repente, de forma brusca y desordenada. Era tal la velocidad que había ganado que por poco la inercia la lleva a sobrevolar las llamas. Sus ojos, sorprendidos, reflejaron en el azul de sus iris el intenso fulgor. Se tambaleó un poco y chasqueó la lengua. Maldita sea. El fuego era intenso, y no había posibilidades de atravesarlo sin resultar herida. Y si había llegado hasta aquí, no echaría a perder todo el esfuerzo de su misión en una barbacoa.
Todo el tiempo de espaldas a él, pudo oír su voz. Cerró los ojos y suspiró levemente, con pesadumbre. Bien, estaba atrapada. ¿Estaría él contento? Porque ella, para ser sinceros, no. De todos modos, no permitiría que él supiese su identidad. Nadie en este pueblo lo haría. Por eso, acabó dándose la vuelta enseñando las palmas de sus manos en alto, en símbolo de que estaba desarmada y ya no tenía dónde huir.
- Bien, de acuerdo, tú ganas, sheriff -susurró, un poco de mala gana denotando un tono irónico en sus palabras. Suspiró y ladeó un poco el rostro, provocando que su cabello se meciera hacia un lado. Estaba algo agitada por la persecución, por lo que respiró con profundidad a la vez que clavaba sus certeros ojos en él. Ninguno de sus movimientos se le escaparía, sobre todo lo que podía llegar a hacer con esa bonita katana y sus trucos de magia-. ¿Qué viene ahora? ¿Una muralla de hielo, Elsa? -bromeó respecto de sus poderes, pero acabó por negar con la cabeza y bajar los brazos, dejándose caer en el suelo y sentándose allí. Al menos el calor a sus espaldas le sentaba bastante bien. Además, debía ponerse cómoda para la sentencia, ¿cierto? Pero su mente calculadora no cesaba de trabajar. Algo le decía que este no era el fin de esta travesía, sino apenas el comienzo.
Continuó avanzando sin voltearse ni un segundo. No necesitaba hacerlo para saber que aquel sujeto venía pisándole los talones. Sin embargo, era un vampiro, y a pesar de tener en cuenta eso en todo momento, decidió arriesgarse y probar suerte en su escapatoria. Sabía que muchos de ellos tenían poderes especiales por ser nobles o Sangre Pura, pero la verdad era que no se esperaba algo como esto. Sus piernas se vieron obligadas a frenar de repente, de forma brusca y desordenada. Era tal la velocidad que había ganado que por poco la inercia la lleva a sobrevolar las llamas. Sus ojos, sorprendidos, reflejaron en el azul de sus iris el intenso fulgor. Se tambaleó un poco y chasqueó la lengua. Maldita sea. El fuego era intenso, y no había posibilidades de atravesarlo sin resultar herida. Y si había llegado hasta aquí, no echaría a perder todo el esfuerzo de su misión en una barbacoa.
Todo el tiempo de espaldas a él, pudo oír su voz. Cerró los ojos y suspiró levemente, con pesadumbre. Bien, estaba atrapada. ¿Estaría él contento? Porque ella, para ser sinceros, no. De todos modos, no permitiría que él supiese su identidad. Nadie en este pueblo lo haría. Por eso, acabó dándose la vuelta enseñando las palmas de sus manos en alto, en símbolo de que estaba desarmada y ya no tenía dónde huir.
- Bien, de acuerdo, tú ganas, sheriff -susurró, un poco de mala gana denotando un tono irónico en sus palabras. Suspiró y ladeó un poco el rostro, provocando que su cabello se meciera hacia un lado. Estaba algo agitada por la persecución, por lo que respiró con profundidad a la vez que clavaba sus certeros ojos en él. Ninguno de sus movimientos se le escaparía, sobre todo lo que podía llegar a hacer con esa bonita katana y sus trucos de magia-. ¿Qué viene ahora? ¿Una muralla de hielo, Elsa? -bromeó respecto de sus poderes, pero acabó por negar con la cabeza y bajar los brazos, dejándose caer en el suelo y sentándose allí. Al menos el calor a sus espaldas le sentaba bastante bien. Además, debía ponerse cómoda para la sentencia, ¿cierto? Pero su mente calculadora no cesaba de trabajar. Algo le decía que este no era el fin de esta travesía, sino apenas el comienzo.
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Re: Zona abandonada
* En mis próximas dos lineas diré nanananananana. Ale, que os zurzan #NoAlBloqueoDelNarrador xD*
(Él la miro con mucha seriedad mientras se acercaba a ella. Con su mano derecha se quito la capa, la cual dejo caer al suelo como si de un trapo se tratase, y siguió avanzando. Se detuvo, cuando estaba lo suficiente cerca para no dejarla escapar de nuevo. Ella se giro con las manos levantadas lo cual era un alivio para él. Pero eso no impidió que su lengua tratara de lastimarlo como si de un látigo se tratase. Eso era algo que él tenia bien asumido por su relación con su hermano. No caería en esa trampa de perder el respeto a alguien porque si. Entonces se hizo un pequeño silencio entre los gestos de ambos para analizarse. Pensaba que ahora podrían hablar con algo de seriedad, pero la joven de pelo violeta le costaba saber cual era su posición en esta conversación.)
- Eso depende de ti Forrest Gump (Dijo con una pequeña sonrisa.)- ¿Podemos dejar de insultarnos con protagonistas de películas y hablar de una vez? ( Dijo mirando como se sentaba en el suelo frió. Parecía ponerse cómoda usando el calor generado por las llamas de su espalda. Por eso no las hizo desaparecer. Él se puso de cuclillas para estar mas o menos a su altura. La miro fijamente a sus ojos azules y no espero mas para interrogarla.)- ¿Para quien trabajas? (Soltó con algo de desprecio.) - ¿ Y porque quería que espiaras la casa de una cazadora? (Reclamo, mientras no la quitaba la vista de los ojos. Estaba claro que no seria algo fácil de sacar. En su mente sabia que alguien así no lo haría por mera diversión. El problema para él seria, que tendría que sacarle información de alguna forma. Pero no quería hacerla daño. Por eso, esperaba en el fondo que fuera sincera y que no tuviera que ser la persona que fue durante su estancia en Rusia. Si la vida de su hermano o de alguno de sus amigos corría peligro, no dudaría en actuar y en usar todo lo que este a su alcance.)
- Eso depende de ti Forrest Gump (Dijo con una pequeña sonrisa.)- ¿Podemos dejar de insultarnos con protagonistas de películas y hablar de una vez? ( Dijo mirando como se sentaba en el suelo frió. Parecía ponerse cómoda usando el calor generado por las llamas de su espalda. Por eso no las hizo desaparecer. Él se puso de cuclillas para estar mas o menos a su altura. La miro fijamente a sus ojos azules y no espero mas para interrogarla.)- ¿Para quien trabajas? (Soltó con algo de desprecio.) - ¿ Y porque quería que espiaras la casa de una cazadora? (Reclamo, mientras no la quitaba la vista de los ojos. Estaba claro que no seria algo fácil de sacar. En su mente sabia que alguien así no lo haría por mera diversión. El problema para él seria, que tendría que sacarle información de alguna forma. Pero no quería hacerla daño. Por eso, esperaba en el fondo que fuera sincera y que no tuviera que ser la persona que fue durante su estancia en Rusia. Si la vida de su hermano o de alguno de sus amigos corría peligro, no dudaría en actuar y en usar todo lo que este a su alcance.)
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La seriedad invadía, como nunca, el rostro de Lisbeth. No porque su carácter estuviera representado por ese rasgo, sino porque no quería perderlo de vista, ni darle ningún margen para que pudiese salirse con la suya. Si algo sabía hacer bien, eso era identificar cuándo el otro miente, esconde algo o es simplemente sospechoso. Podría decirse que aquel era su "superpoder", mientras que él se jactaba, silencioso y meditabundo, de su colorida fogata. Y Lisbeth no lo conocía de nada. Por esa misma razón no quería subestimarlo tampoco. Observó sus movimientos y lo miró con un marcado sarcasmo en los ojos al oír sus palabras. Enarcó una ceja y sonrió de lado, apartando por un instante su mirada de la suya. Con que Forest Gump, ¿eh? Mejor que dejase de hacerse el vivo porque seguramente encontraría para él algún apelativo mejor.
Volvió a mirarlo cuando él se situó en cuclillas frente a ella. La forma en la que giró su rostro hacia él transmitió su mala gana. Elevó ambas cejas a la vez y le hizo un gesto con las manos, indicándole que comience. Si tanto quería hablar pues bien, he aquí Lisbeth todo oídos. Tal vez debería haberse planteado el hecho de seguir el camino de la psicología en vez de cercenar cabezas por la vida. Una pena que ya fuera tarde para replantearse su vida, ¿cierto? Este rubio podría ser un excelente paciente.
Mientras aguardaba por sus palabras, miró un instante hacia el cielo. La noche era fría, pero ciertamente muy bonita. Y hubiera querido que sus pensamientos divagasen un poco más, pero su pregunta realmente la descolocó. Lo miró con incredulidad, frunciendo el ceño y riendo levemente a causa de la locura que estaba preguntándole. "Locura", claro, para esta Lisbeth que lo único que haría sería fingir.
- What? -inquirió completamente estupefacta-. No, no, no; yo no estaba espiando a nadie -asegurómintió mirándolo, porque ante todo: la dignidad-. ¡En ningún momento quise espiar esa casa! Por mí podrían haber seguido con su orgía o.. lo que sea, que no iba a importarme -insistió, haciendo un gesto de darle poca importancia a sus asuntos con una de sus manos. Negó con la cabeza, como si tuviera derecho a estar ofendida. La cuestión era que obviamente él no le creería una palabra, a menos que realmente se sincerara, y eso hizo tras un largo suspiro-. Está bien, está bien -repitió, mientras sentía su acusadora mirada sobre sí-. Quería robar allí, me dijeron que había cosas valiosas que podría vender, lo intenté, me descubrieron, fallé y aquí estamos por disfrutar del campamento -sonrió e ironizó en torno al fuego-, ¿contento? -concluyó con una exigida sonrisa sarcástica, acompañada por sus manos a cada lado de su rostro enseñando las palmas en dirección a él. La sonrisa se desvaneció en el acto y apartó la mirada-. No me interesaba nada más que eso, así que sus asuntitos secretos por mí puedes quedártelos. Sólo quería ganarme el pan, eso es todo -finalizó, bajando la mirada mientras su estómago, de repente, comenzó a rugir. Se sorprendió un poco y fingió estar algo incómoda. ¡Nunca el hambre había llegado en mejor momento!
Volvió a mirarlo cuando él se situó en cuclillas frente a ella. La forma en la que giró su rostro hacia él transmitió su mala gana. Elevó ambas cejas a la vez y le hizo un gesto con las manos, indicándole que comience. Si tanto quería hablar pues bien, he aquí Lisbeth todo oídos. Tal vez debería haberse planteado el hecho de seguir el camino de la psicología en vez de cercenar cabezas por la vida. Una pena que ya fuera tarde para replantearse su vida, ¿cierto? Este rubio podría ser un excelente paciente.
Mientras aguardaba por sus palabras, miró un instante hacia el cielo. La noche era fría, pero ciertamente muy bonita. Y hubiera querido que sus pensamientos divagasen un poco más, pero su pregunta realmente la descolocó. Lo miró con incredulidad, frunciendo el ceño y riendo levemente a causa de la locura que estaba preguntándole. "Locura", claro, para esta Lisbeth que lo único que haría sería fingir.
- What? -inquirió completamente estupefacta-. No, no, no; yo no estaba espiando a nadie -aseguró
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Re: Zona abandonada
Él estaba incomodo en la postura en la que se encontraba. Pero su forma de ser le impedía mover se de su sitio y mas, cuando el acercamiento y el contacto visual eran esenciales para creer a la joven. Y no, no lo hacia. Todo lo que escuchaba al parecer, solo era en su justa medida, mas mentiras de una profesional. Ella buscaba sacar algo de comedia, en lo que para él era muy serio. Su única familia podría estar en peligro. La información que había sacado de esa sala era un arma en contra muy poderosa. Su sarcasmos solo le indicaba que le estaba analizando, bueno, o al menos intentando buscar por donde tiraba. Pero se canso.
Tras estar en silencio durante el monologo de la joven, se levanto, quedándose de pie delante de ella. Su mirada era muy fría, como el mismo hielo, raro en alguien tan cálido. Desenvaino su katana velozmente, y lentamente la apoyo en el hombro de la joven con el filo apuntando hacia su cuello. Durante ese segundo escaso, la llama de su espalda calentó mucho mas para volver a estar como estaba antes.- ¿Me tomas por bobo? En esa casa lo mas valioso que había en ese momento era esta katana. Sentencio, no quería mas mentiras por su parte.- Ahora, que tengo tu atención... Empecemos por lo básico ¿Como debo llamarla? Dijo mientras guardaba su arma. Volvió a intentar estar a su altura, pero esta vez arrodillándose. Su mirada había vuelto a cambiar, esta vez si era la conocida por todos, cálida y mas amable.- Se, mas o menos, que es la forma en la que te ganas el pan. Solo quiero saber quien te contrato para ese trabajo.Su voz quería ser mas amable antes. Algo que ella debía agradecer y darse cuenta, que él no tenia porque hacerla daño.
Ya estaba muy entrada la noche, algo que tal vez a él no le importaba. Solo quería acabar aquí para preparar todo. Tenia que pensar una estrategia, y ver, claramente donde él encajaría en todo esta historia. Pero tenia pinta que esto se alargaría bastante. Entonces, él tendría que hacer algo mas que solo palabras.
Tras estar en silencio durante el monologo de la joven, se levanto, quedándose de pie delante de ella. Su mirada era muy fría, como el mismo hielo, raro en alguien tan cálido. Desenvaino su katana velozmente, y lentamente la apoyo en el hombro de la joven con el filo apuntando hacia su cuello. Durante ese segundo escaso, la llama de su espalda calentó mucho mas para volver a estar como estaba antes.- ¿Me tomas por bobo? En esa casa lo mas valioso que había en ese momento era esta katana. Sentencio, no quería mas mentiras por su parte.- Ahora, que tengo tu atención... Empecemos por lo básico ¿Como debo llamarla? Dijo mientras guardaba su arma. Volvió a intentar estar a su altura, pero esta vez arrodillándose. Su mirada había vuelto a cambiar, esta vez si era la conocida por todos, cálida y mas amable.- Se, mas o menos, que es la forma en la que te ganas el pan. Solo quiero saber quien te contrato para ese trabajo.Su voz quería ser mas amable antes. Algo que ella debía agradecer y darse cuenta, que él no tenia porque hacerla daño.
Ya estaba muy entrada la noche, algo que tal vez a él no le importaba. Solo quería acabar aquí para preparar todo. Tenia que pensar una estrategia, y ver, claramente donde él encajaría en todo esta historia. Pero tenia pinta que esto se alargaría bastante. Entonces, él tendría que hacer algo mas que solo palabras.
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El cruce de miradas era evidente, pero al parecer a él no le bastó. Y no sólo eso, sino que incluso se atrevió a amenazarla. Lisbeth, que mantenía un semblante dentro de todo pacífico y hasta algo jovial y bromista, cambió radicalmente. En cuanto el filo de la katana rozó su cuello y sintió aquel pequeño escozor provocado por el calor, sus terribles iris azules se clavaron en el vampiro sin piedad. Al retirar el arma, una pequeña marca rosada permaneció por unos segundos en su blanca piel hasta que desapareció. Sin embargo, lo que no desapareció fue esa mirada de fiera a punto de atacar.
- Vuelves a tocarme y te arranco los brazos -sentenció con afilada lengua, quizás más afilada que esa espadita suya. ¿Es que acaso necesitaba alguna otra advertencia? Él era un desconocido, y si Lisbeth no le permitía aquellas confianzas ni a sus más preciados amigos, ¿qué hacía pensar que se lo dejaría pasar a un vampiro como él? Al ver la posición que volvió a adoptar delante de sí, continuó mirándolo sin cesar-. ¿Y tú me quieres tomar por idiota? ¿Piensas que no sé que en esa casa hay un arsenal de armas iguales o mejor que la tuya? No subestimes mi trabajo, vampiro -sentenció, marcando cada sílaba de esta última palabra-. Y trabajo sola. Nadie me dice lo que debo hacer -agregó, ignorando completamente su petición acerca de cómo debería llamarla. No iba a decir su nombre, y mucho menos a alguien que la había amenazado cuando ella lo único que había hecho era tomar evasivas respecto de su persona. Todo hubiera sido más sencillo si la dejaba ir, pero no, su instinto paranoico podían mucho más.
Se arrodilló y quedó medianamente a su altura, pues él era un poco más alto. Lo miró con hostilidad y cierto brillo melancólico en los ojos.
- Si tan preocupado estás, ¿por qué no me borras los recuerdos y ya? ¿Acaso no es ese uno de los truquitos favoritos de los de tu especie? -sugirió desafiante-. Si tanto te preocupa lo que haya oído, ¿por qué no lo haces y terminas con esto? Al menos eso evitaría que tengas que ensuciarte las manos -escupió, venenosa y despectiva, observando con desdén la blanca capa-. O esa capita tan mona que traes.. como sea -frunció los labios con desinterés, para luego deslizar sus ojos otra vez a los suyos-. ¿Y? ¿Qué esperas? Tengo algo de hambre, ¿sabes? Ni quiero seguir perdiendo el tiempo mientras me sigo congelando en este lugar de mala muerte -finalizó, ladeando su rostro un poco y alzando ambas cejas en un gesto que aguarda por una respuesta.
- Vuelves a tocarme y te arranco los brazos -sentenció con afilada lengua, quizás más afilada que esa espadita suya. ¿Es que acaso necesitaba alguna otra advertencia? Él era un desconocido, y si Lisbeth no le permitía aquellas confianzas ni a sus más preciados amigos, ¿qué hacía pensar que se lo dejaría pasar a un vampiro como él? Al ver la posición que volvió a adoptar delante de sí, continuó mirándolo sin cesar-. ¿Y tú me quieres tomar por idiota? ¿Piensas que no sé que en esa casa hay un arsenal de armas iguales o mejor que la tuya? No subestimes mi trabajo, vampiro -sentenció, marcando cada sílaba de esta última palabra-. Y trabajo sola. Nadie me dice lo que debo hacer -agregó, ignorando completamente su petición acerca de cómo debería llamarla. No iba a decir su nombre, y mucho menos a alguien que la había amenazado cuando ella lo único que había hecho era tomar evasivas respecto de su persona. Todo hubiera sido más sencillo si la dejaba ir, pero no, su instinto paranoico podían mucho más.
Se arrodilló y quedó medianamente a su altura, pues él era un poco más alto. Lo miró con hostilidad y cierto brillo melancólico en los ojos.
- Si tan preocupado estás, ¿por qué no me borras los recuerdos y ya? ¿Acaso no es ese uno de los truquitos favoritos de los de tu especie? -sugirió desafiante-. Si tanto te preocupa lo que haya oído, ¿por qué no lo haces y terminas con esto? Al menos eso evitaría que tengas que ensuciarte las manos -escupió, venenosa y despectiva, observando con desdén la blanca capa-. O esa capita tan mona que traes.. como sea -frunció los labios con desinterés, para luego deslizar sus ojos otra vez a los suyos-. ¿Y? ¿Qué esperas? Tengo algo de hambre, ¿sabes? Ni quiero seguir perdiendo el tiempo mientras me sigo congelando en este lugar de mala muerte -finalizó, ladeando su rostro un poco y alzando ambas cejas en un gesto que aguarda por una respuesta.
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