Parque

Había llegado la hora de divertirse un rato. Niños correteando de un lado para otro, madres en corro hablando de cosas sin importancia sin echarle ningún vistazo a sus queridísimos hijos. Yo, como siempre iba saltando como un loco de un lado para otro mientras mi melena roja se ondeaba con el viento. La gente me miraba y yo veía miedo en sus caras. Pensaban, y este loco que hace aquí. Las madres cogían rápidamente a sus hijos de la mano.

Me dirijí hacia un pequeño rubio y le dí una piruleta. Sí, algo típico diría yo. Su madre se dirigió hacia él quitándole la piruleta y tirándola al suelo. yo me encogí de hombros. Me llamaron la atención dos jóvenes.

-Tu!! maricona!!-dijeron los dos al unísono, mientras giraba la cabeza para mirarles fríamente.
-Con que maricona eh?-Mi risa se tornó siniestra y mi mano derecha se dirigió hacia el interior de la gabardina cogiendo la sierra eléctrica en marcha, las mujeres y los niños salieron huyendo de allí. A decir verdad solamente la usaba para asustar a la gente, para divertirme, para hacerles pasar un mal rato.

-Vale vale tío, lo sentimos-dijeron los dos pálidos como la nieve. Me gustaba oír las últimas palabras de las personas.
-No hay otra oportunidad-levanté la sierra mecánica con una sola mano por encima de sus cabezas, las caras de los dos chicos eran todo un poema. Mis ojos se tonaron negros, moví un molímetro la posición de mis dedos y todos los miembros de los dos humanos quedaron desperdigados por el parque.
Desaparecía de allí sin dejar rastro alguno.

Llego con Astrid a la zona, cuando así de repente, nos encontramos... eso. ¿Había alguna manera de describirlo?

Llegué con Tedsuya y dos personas aparecían mutiladas en el suelo. Yo estaba acostumbrado a ver cosas así y no me impactó como a Tedsuya... ni como a Fraiah. Estaba allí. Hacía mucho que no la veía y estaba algo cambiada. Pero algo era raro. Fraiah estaba asustada pero... demasiado... de lo normal. Ella era asustadiza, o al menos un poco, pero era demasiado para como estaba. Decidí mantenrme en silencio. Tal vez estaba equivocado.

La verdad es que estaba un poco acostumbrado a ver estas cosas, pero simplemente, es que algo en el ambiente me daba mala espina, esto no fue hecho por ningún psicópata corriente o ningún vampiro asedentado... ¿Quién podría ser?
Me fijo en Fraiah, no sé por qué, pero la verdad es que parecía estar muy rara.