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Estación de tren
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Estación de tren
Desde aquí podréis coger un tren para viajar a otras partes del país.
- Yuuki Cross
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1975
Edad : 30
Localización : Patrullando o dormida en clase...
Empleo /Ocio : Prefecta de la academia
Re: Estación de tren
Era tarde. La noche estaba cayendo y Helena se encontraba en la estación de trenes, aguardando a que llegase la hora para ir a casa. Su vida había girado siempre en la misma monotonía: levantarse, ir a trabajar a la cafetería, regresar a su casa tras no haber hablando con nadie, acostarse a dormir. Y esa enumeración no menciona los detalles. Pues aunque parezca aquella una rutina normal, la desolación y los siniestros pensamientos la frecuentaban. ¿Acaso no dicen que la belleza siempre viene acompañada de pensamientos oscuros? Aquella frase encontraría sabia descripción en Helena, pues aunque ella parezca una joven agradable, alegre, coqueta y llamativa, por dentro era negra como el carbón. La depresión la carcomía, y si no estaba muerta, era porque aún no había tenido el valor para suicidarse y se auto-convencía, día a día, que el despertar de mañana podría ser mejor.
- Pero no lo es -musitó, y tras hacerlo un tren pasó por las vías, justo delante de ella. Helena se ajustó su bufanda, escondiendo el rostro en esta. Cerró los ojos un momento, y cuando el viento de aquel transporte cesó, los abrió otra vez. Ya casi eran las siete y media de la tarde. Su tren ya tendría que estar por llegar. Suspiró levemente y, por mera impaciencia, miró su reloj. Aún debía pasar por el mercado para hacer las compras para la cena. A este paso, acabaría encontrando todo cerrado, y no recordaba tener algo que le apeteciese en su nevera. Miró al frente e hizo una mueca con los labios, pero a pesar de aquella gesticulación, sus ojos se encontraban vacíos, desinteresados-. Tampoco será mucho problema si no ceno.
- Pero no lo es -musitó, y tras hacerlo un tren pasó por las vías, justo delante de ella. Helena se ajustó su bufanda, escondiendo el rostro en esta. Cerró los ojos un momento, y cuando el viento de aquel transporte cesó, los abrió otra vez. Ya casi eran las siete y media de la tarde. Su tren ya tendría que estar por llegar. Suspiró levemente y, por mera impaciencia, miró su reloj. Aún debía pasar por el mercado para hacer las compras para la cena. A este paso, acabaría encontrando todo cerrado, y no recordaba tener algo que le apeteciese en su nevera. Miró al frente e hizo una mueca con los labios, pero a pesar de aquella gesticulación, sus ojos se encontraban vacíos, desinteresados-. Tampoco será mucho problema si no ceno.
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
Aquella noche tenia ganas de salir y olvidarme totalmente de lo que fuera a suceder en la academia, de ves en cuando algunos de mis compañeros también salían, sin importarles las repercusiones....Las cuales nunca había, porque nadie se atrevía a levantarle la voz a otro, supongo que por el miedo a ser aniquilado, después de todo nadie mostraba sus "habilidades" abiertamente cuando estábamos juntos, por miedo a que conocieran también las debilidades de estas.
Yo simplemente me sentaba como cada noche y escuchaba a todos hablar de sus problemas, en fin....parece que me desvió de mi aventura, antes de salir de la academia cogí la primera sudadera que encontré y me la puse sin mas, no me esforcé tampoco en ponerme algún pantalón en especial o peinarme de manera decente...después de todo a nadie le importaría eso, me seguirían viendo como inadaptado social que debería estar en un hospital psiquiátrico en ves de una academia tan prestigiosa.
-Va...panda de gilipollas....nadie entiende mi arte o mi forma de ver el mundo- Me dije para mis adentros mientras salia a paso lento y tranquilo de aquella institución, con rumbo a la estación del tren para tomar el primer tren que me llevara lejos, todo esto con el objetivo de divertirme y conocer un poco mas del mundo que me rodeaba...en ocasiones olvidaba que ya no estaba en Francia y eso resultaba problemático cuando comenzaba a hablar en francés y todos se quedaban con un careto que flipas.
Al llegar por fin a la estación, decidí ponerme unos lentes para esconder aquellos hermosos ojos con los que había nacido, pronto al tener ticket en mano para abordar, note la presencia de alguien mas....en principio pensé que alguien me había seguido, pero pronto abandone la idea cuando razone y me di cuenta de que si alguien se atreviera a seguirme, ya lo habría asesinado. Me quite los lentes para poder ver mejor...después de todo quien se atreve a ponerse lentes cuando es de noche...sin ofender a las personas ciegas claro esta, ellas si tenían razones para ponérselos.
Una ves que mis ojos pudieron adaptarse a las luces titilantes y desagradables de la estación....sentir un perfume muy agradable en el aire, cabía la posibilidad de que la otra persona fuera una mujer, lo cual dibujo en mi rostro una sonrisa un tanto coqueta, camine durante unos minutos hasta que a los lejos logre ver a aquella chica, su cuerpo era delgado y parecía ser bastante delicada, su cabello a contra luz se notaba castaño, un color hermoso....aquellos grandes y atractivos ojos color azul como el océano, pensándolo bien....¿Mi vista era tan buena?, ella estaba a unos metros de distancia, y me impresiono que no notara mi vista posada en ella y su hermosa figura.
Cuando pude acercarme lo suficiente de manera disimulada y un poco nerviosa no pude hacer otra cosa mas que hablar en francés para expresar aquellos pensamientos que atormentaban mi cabeza.
-Je ne peux pas croire qu'elle est très belle-
Decidí centrarme en la idea de que ella era una humana y no tendría interés en interactuar con un vampiro y menos con unos ojos tan raros como los míos que mas que curiosidad, daban miedo, por lo que me senté a esperar que llegara aquel anhelado transporte que me dirigiera a un destino incierto pero que por mi podía ser cualquiera.
Yo simplemente me sentaba como cada noche y escuchaba a todos hablar de sus problemas, en fin....parece que me desvió de mi aventura, antes de salir de la academia cogí la primera sudadera que encontré y me la puse sin mas, no me esforcé tampoco en ponerme algún pantalón en especial o peinarme de manera decente...después de todo a nadie le importaría eso, me seguirían viendo como inadaptado social que debería estar en un hospital psiquiátrico en ves de una academia tan prestigiosa.
- Una vestimenta peculiar:
-Va...panda de gilipollas....nadie entiende mi arte o mi forma de ver el mundo- Me dije para mis adentros mientras salia a paso lento y tranquilo de aquella institución, con rumbo a la estación del tren para tomar el primer tren que me llevara lejos, todo esto con el objetivo de divertirme y conocer un poco mas del mundo que me rodeaba...en ocasiones olvidaba que ya no estaba en Francia y eso resultaba problemático cuando comenzaba a hablar en francés y todos se quedaban con un careto que flipas.
Al llegar por fin a la estación, decidí ponerme unos lentes para esconder aquellos hermosos ojos con los que había nacido, pronto al tener ticket en mano para abordar, note la presencia de alguien mas....en principio pensé que alguien me había seguido, pero pronto abandone la idea cuando razone y me di cuenta de que si alguien se atreviera a seguirme, ya lo habría asesinado. Me quite los lentes para poder ver mejor...después de todo quien se atreve a ponerse lentes cuando es de noche...sin ofender a las personas ciegas claro esta, ellas si tenían razones para ponérselos.
Una ves que mis ojos pudieron adaptarse a las luces titilantes y desagradables de la estación....sentir un perfume muy agradable en el aire, cabía la posibilidad de que la otra persona fuera una mujer, lo cual dibujo en mi rostro una sonrisa un tanto coqueta, camine durante unos minutos hasta que a los lejos logre ver a aquella chica, su cuerpo era delgado y parecía ser bastante delicada, su cabello a contra luz se notaba castaño, un color hermoso....aquellos grandes y atractivos ojos color azul como el océano, pensándolo bien....¿Mi vista era tan buena?, ella estaba a unos metros de distancia, y me impresiono que no notara mi vista posada en ella y su hermosa figura.
Cuando pude acercarme lo suficiente de manera disimulada y un poco nerviosa no pude hacer otra cosa mas que hablar en francés para expresar aquellos pensamientos que atormentaban mi cabeza.
-Je ne peux pas croire qu'elle est très belle-
Decidí centrarme en la idea de que ella era una humana y no tendría interés en interactuar con un vampiro y menos con unos ojos tan raros como los míos que mas que curiosidad, daban miedo, por lo que me senté a esperar que llegara aquel anhelado transporte que me dirigiera a un destino incierto pero que por mi podía ser cualquiera.
- Shadō Dāku
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Re: Estación de tren
Al transcurrir lo minutos, una fría brisa se había levantado. Removía por los aires papeles, bolsas, incluso el propio cabello de Helena. Se hundió un poco más en su abrigo, haciéndose pequeña. La gente pasaba a su alrededor con apurado andar. A ellos, al parecer, sí les preocupaba perder su tren. A Helena, en cambio, no tanto. Si bien quería llegar a su casa, tampoco se desvivía por ello. Después de todo, hallaría allí un poco más de lo mismo de siempre: soledad y pensamientos destructivos. Estando afuera, al menos, podía dispersarse un poco, pues debía prestar atención a otras cosas. Igualmente, era una joven bastante distraída, tanto que no se percató de aquella mirada que la observaba desde la lejanía, no hasta pasados unos cinco minutos, justo cuando aquel joven se situó cerca suyo.
Helena no lo miró siquiera. Mantenía la vista fija hacia el frente, justo al otro lado del andén. Sin embargo, la brisa llevó hasta sus oídos las palabras que aquel muchacho murmuró. Un semblante extrañado se apoderó del rostro de la humana, que giró levemente la cabeza, observándolo de soslayo. ¿Hablaba en francés? Ella era inglesa, por lo que tenía cierta familiaridad con aquel país. Al menos le recordaba la dulce infancia en Europa, antes de que toda su vida se fuera directamente al abismo del diablo. Terminó en este frío y oscuro pueblo, y no contaba con el dinero ni las fuerzas necesarias como para volver a aquel país que tanto le dio y tanto le quitó. Ya ni siquiera tenía familia, pues si aún estaban vivos, de seguro se encontraban en algún sitio donde jamás lograría encontrarlos. Pero sin ir más lejos en sus pensamientos, reparó en las palabras pronunciadas por él. Si bien no sabía francés, se las arreglaba bastante bien para comprenderlo. Por esa razón, le llamó la atención que dijera aquello. Aún así, se hizo la desentendida y lo miró, clavando por primera vez su mirada en él de forma directa.
- Perdón, ¿pero necesita algo? –se atrevió a preguntarle, en un tono de voz mas bien bajo, por pura cortesía. Quizás no sabía qué tren tomar o se encontrara algo perdido. Helena tuvo que trabajar por este día en una de las cafeterías de un pueblo cercano del que vivía. Ahora debería regresar allí, y tal vez él fuera para el mismo sitio. De todos modos, no pensaba interactuar más de lo debido. No se le daba bien. Por esa razón, sólo se limitaba a ser algo amable, o cumplir con su rol de “buena ciudadana”, quién sabe.
En el momento en que se había dignado a observarle, notó que su aspecto era bastante excéntrico. Vestía de un modo llamativo, su peinado también lo era. Pero lo que más resaltaba eran sus ojos, adornados con unas lentillas bastante exóticas y tenebrosas, a decir verdad. ¿Sería miembro de alguna de esas tribus urbanas que suelen deambular haciendo disturbios? Ante tal pensamiento, se arrepintió de haberle hablado. Giró el rostro hacia adelante otra vez, juntando ambas manos por delante de su cuerpo y entrelazando sus dedos enguantados. De todos modos, ya lo había hecho, y no podía quitar las palabras que le había transmitido. Así que daba igual. Pronto llegaría el tren y al subirse en él, buscaría un cómodo asiento y marcharía a casa. Probablemente se olvidase pronto de este curioso encuentro. Sí, lo más probable es que mañana, al amanecer, no recordase nada. Pues así era su existencia, así trabajaba la torturada mente de Helena. Su amnesia le impedía recordar rostros, lugares, situaciones. Sólo recordaba lo esencial: dónde trabajaba y dónde vivía. Principalmente, solía anular todo recuerdo que se asociara, de algún modo, con las memorias de antaño, de su niñez, y que estuviera relacionadas con aquellos seres a los cuales los humanos jamás debían acercarse.
Helena no lo miró siquiera. Mantenía la vista fija hacia el frente, justo al otro lado del andén. Sin embargo, la brisa llevó hasta sus oídos las palabras que aquel muchacho murmuró. Un semblante extrañado se apoderó del rostro de la humana, que giró levemente la cabeza, observándolo de soslayo. ¿Hablaba en francés? Ella era inglesa, por lo que tenía cierta familiaridad con aquel país. Al menos le recordaba la dulce infancia en Europa, antes de que toda su vida se fuera directamente al abismo del diablo. Terminó en este frío y oscuro pueblo, y no contaba con el dinero ni las fuerzas necesarias como para volver a aquel país que tanto le dio y tanto le quitó. Ya ni siquiera tenía familia, pues si aún estaban vivos, de seguro se encontraban en algún sitio donde jamás lograría encontrarlos. Pero sin ir más lejos en sus pensamientos, reparó en las palabras pronunciadas por él. Si bien no sabía francés, se las arreglaba bastante bien para comprenderlo. Por esa razón, le llamó la atención que dijera aquello. Aún así, se hizo la desentendida y lo miró, clavando por primera vez su mirada en él de forma directa.
- Perdón, ¿pero necesita algo? –se atrevió a preguntarle, en un tono de voz mas bien bajo, por pura cortesía. Quizás no sabía qué tren tomar o se encontrara algo perdido. Helena tuvo que trabajar por este día en una de las cafeterías de un pueblo cercano del que vivía. Ahora debería regresar allí, y tal vez él fuera para el mismo sitio. De todos modos, no pensaba interactuar más de lo debido. No se le daba bien. Por esa razón, sólo se limitaba a ser algo amable, o cumplir con su rol de “buena ciudadana”, quién sabe.
En el momento en que se había dignado a observarle, notó que su aspecto era bastante excéntrico. Vestía de un modo llamativo, su peinado también lo era. Pero lo que más resaltaba eran sus ojos, adornados con unas lentillas bastante exóticas y tenebrosas, a decir verdad. ¿Sería miembro de alguna de esas tribus urbanas que suelen deambular haciendo disturbios? Ante tal pensamiento, se arrepintió de haberle hablado. Giró el rostro hacia adelante otra vez, juntando ambas manos por delante de su cuerpo y entrelazando sus dedos enguantados. De todos modos, ya lo había hecho, y no podía quitar las palabras que le había transmitido. Así que daba igual. Pronto llegaría el tren y al subirse en él, buscaría un cómodo asiento y marcharía a casa. Probablemente se olvidase pronto de este curioso encuentro. Sí, lo más probable es que mañana, al amanecer, no recordase nada. Pues así era su existencia, así trabajaba la torturada mente de Helena. Su amnesia le impedía recordar rostros, lugares, situaciones. Sólo recordaba lo esencial: dónde trabajaba y dónde vivía. Principalmente, solía anular todo recuerdo que se asociara, de algún modo, con las memorias de antaño, de su niñez, y que estuviera relacionadas con aquellos seres a los cuales los humanos jamás debían acercarse.
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
Me encontraba deseoso de partir, mientras mas tiempo pasaba sentado mas me cuestionaba a mi mismo si hablar con aquella chica de aspecto interesante y en cierto modo si se me permitía mencionarlo suculento....después de todo soy un vampiro, no hay como negar que la sangre joven es la que mejor sabor tiene, agregando a esto que era de una hermosa mujer y quizá si no me equivocaba extranjera, ya que su porte y físico no eran algo que se viera muy seguido por acá.
Mis pensamientos sobre si gesticular alguna palabra o no eran tan profundos que no llegue a notar el que ella fuera la primera en comenzar con la platica, con un tono del todo cortes y aquel acento que me resultaba familiar. Cuando reaccione, su pregunta para mi tenia miles de respuestas, tales como: Necesito Platicar, Necesito tu sangre, Necesito que te acerques para poder besarte, o simplemente Necesito que me indiques a donde es que te diriges en esta gélida noche porque deseo acompañarte para evitar que algo te suceda, etc etc.Respuesta sin sentido que mas que ayudar, serian excusa para que aquella mujer se alejara, por lo que pensé detenidamente mi respuesta antes de notar que ella me miraba directamente, aquellos hermosos y grandes ojos estaban posados sobre mi gélida persona, y al parecer le había resultado ser raro o por mi vestimenta descuidada podría confundirme con algún pandillero o gótico....Hablando de GÓTICOS, deberían enseñarles a ser originales, los vampiros somos los únicos que tienen permitido ser depresivos con la vida y vestir colores como negro o morado....obviamente desde mucho antes que ellos nosotros comenzamos con esta "moda"...malditos copiones.....En fin regresando al caso, de ser cierta mi sospecha de que me confundió con alguno de los antes mencionados, mi deber era responder a su pregunta de manera amable y demostrarle que yo era simplemente un vampiro chiflado mas del montón.
Por lo que lo primero que se me vino a la cabeza como respuesta fue algo que nunca creí mencionar y menos a alguien que no conociera.
-Lo que necesito es comprensión y unas galletitas- Un argumento un tanto raro, pero que se puede esperar de alguien como yo, en fin la parte rara fue pedirle comprensión...Digo ¿cualquiera puede acercarse a pedirte galletitas o chocolate cierto?, no lo se.
Luego de responder a su pregunta decidí de manera rápida levantarme y moverme rápido para posicionarme frente a ella, y de manera un tanto irrespetuosa de mi parte acercarme un poco para poder admirar aquellos ojos que tenia, ademas de el agradable olor de su sangre, que no tenia intención alguna de beber o algo por el estilo...eso no evito que las pupilas de mis ojos como siempre de manera inoportuna se tornaran de un color rojo escarlata, me arrodille y tome una de sus manos para darle un beso con aquellos labios gélidos típicos de un vampiro.
-Mademoiselle, yo soy Shado Daku, es un placer conocerla- Una presentación típica en mi país, pero ¿lo seria en este?
Me levante y con una sonrisa decidí hacer una reverencia antes de sacar un chocolate, y comenzar a degustarlo, todo esto claro desde una distancia segura para que la bella chica no se sintiera presionada o que invadía su espacio personal (Claro...luego de arrodillarme y besar su mano, sin su consentimiento, algo que puede verse raro de diferentes formas), al terminar mi chocolate decidí aclarar la situación en la que me encontraba y por supuesto aclarar su duda sobre quien era o mejor dicho que era.
-Por cierto mademoiselle, soy un vampiro y no uno mas de esos Frikis que se pasean por la calle haciendo tonterías o dañando a las pobres ancianitas que recién regresan a sus casas luego de ir a comprar algo a la tienda- Todo esto lo dije con un tono cordial y también un tanto caballeroso, después de todo seguía siendo un noble, un tanto trastornado y todo pero noble.
Luego de la no tan extensa explicación sobre que era, decidí sentarme en mi lugar de antes, pero al pasar a su lado sentí por un momento como si su piel rozara con la mía, lo cual me detuvo en seco...¿Que era esa sensación tan agradable?, no encontre respuesta a mi pregunta, pero aun seguía parado como tonto con los ojos abiertos de par en par, hasta que logre tranquilizarme y logre tomar asiento, esperando que ella se dirigiera al mismo lugar que yo...¿Esperando?¿Deseando? preguntas que no me habia formulado antes...me encontraba confuso y mi corazón por raro que suene lo sentía cálido....
Mis pensamientos sobre si gesticular alguna palabra o no eran tan profundos que no llegue a notar el que ella fuera la primera en comenzar con la platica, con un tono del todo cortes y aquel acento que me resultaba familiar. Cuando reaccione, su pregunta para mi tenia miles de respuestas, tales como: Necesito Platicar, Necesito tu sangre, Necesito que te acerques para poder besarte, o simplemente Necesito que me indiques a donde es que te diriges en esta gélida noche porque deseo acompañarte para evitar que algo te suceda, etc etc.Respuesta sin sentido que mas que ayudar, serian excusa para que aquella mujer se alejara, por lo que pensé detenidamente mi respuesta antes de notar que ella me miraba directamente, aquellos hermosos y grandes ojos estaban posados sobre mi gélida persona, y al parecer le había resultado ser raro o por mi vestimenta descuidada podría confundirme con algún pandillero o gótico....Hablando de GÓTICOS, deberían enseñarles a ser originales, los vampiros somos los únicos que tienen permitido ser depresivos con la vida y vestir colores como negro o morado....obviamente desde mucho antes que ellos nosotros comenzamos con esta "moda"...malditos copiones.....En fin regresando al caso, de ser cierta mi sospecha de que me confundió con alguno de los antes mencionados, mi deber era responder a su pregunta de manera amable y demostrarle que yo era simplemente un vampiro chiflado mas del montón.
Por lo que lo primero que se me vino a la cabeza como respuesta fue algo que nunca creí mencionar y menos a alguien que no conociera.
-Lo que necesito es comprensión y unas galletitas- Un argumento un tanto raro, pero que se puede esperar de alguien como yo, en fin la parte rara fue pedirle comprensión...Digo ¿cualquiera puede acercarse a pedirte galletitas o chocolate cierto?, no lo se.
Luego de responder a su pregunta decidí de manera rápida levantarme y moverme rápido para posicionarme frente a ella, y de manera un tanto irrespetuosa de mi parte acercarme un poco para poder admirar aquellos ojos que tenia, ademas de el agradable olor de su sangre, que no tenia intención alguna de beber o algo por el estilo...eso no evito que las pupilas de mis ojos como siempre de manera inoportuna se tornaran de un color rojo escarlata, me arrodille y tome una de sus manos para darle un beso con aquellos labios gélidos típicos de un vampiro.
-Mademoiselle, yo soy Shado Daku, es un placer conocerla- Una presentación típica en mi país, pero ¿lo seria en este?
Me levante y con una sonrisa decidí hacer una reverencia antes de sacar un chocolate, y comenzar a degustarlo, todo esto claro desde una distancia segura para que la bella chica no se sintiera presionada o que invadía su espacio personal (Claro...luego de arrodillarme y besar su mano, sin su consentimiento, algo que puede verse raro de diferentes formas), al terminar mi chocolate decidí aclarar la situación en la que me encontraba y por supuesto aclarar su duda sobre quien era o mejor dicho que era.
-Por cierto mademoiselle, soy un vampiro y no uno mas de esos Frikis que se pasean por la calle haciendo tonterías o dañando a las pobres ancianitas que recién regresan a sus casas luego de ir a comprar algo a la tienda- Todo esto lo dije con un tono cordial y también un tanto caballeroso, después de todo seguía siendo un noble, un tanto trastornado y todo pero noble.
Luego de la no tan extensa explicación sobre que era, decidí sentarme en mi lugar de antes, pero al pasar a su lado sentí por un momento como si su piel rozara con la mía, lo cual me detuvo en seco...¿Que era esa sensación tan agradable?, no encontre respuesta a mi pregunta, pero aun seguía parado como tonto con los ojos abiertos de par en par, hasta que logre tranquilizarme y logre tomar asiento, esperando que ella se dirigiera al mismo lugar que yo...¿Esperando?¿Deseando? preguntas que no me habia formulado antes...me encontraba confuso y mi corazón por raro que suene lo sentía cálido....
- Shadō Dāku
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Re: Estación de tren
Le había hablado y quizás eso era lo que no debería haber hecho. ¿Acaso no le habían enseñado a no hablar con extraños? Pues claro que no. El único contacto que tuvo Helena en la niñez con otras personas era con su familia y con aquel Pura Sangre que los hospedó amablemente. Ella era en aquel entonces sólo una pequeña sirvienta que se encargaba de llevarle el desayuno y limpiar los suelos de aquella lujosa mansión. Sin embargo, luego del terrible incidente, acabó en un orfanato. ¿Qué podían enseñarle allí? Nadie le daba demasiada importancia a eso, pues consideraban que eran niños desdichados, claramente, y quizás creyeron que ninguno saldría de allí algún día. Lo más probable era que creyeran que ella moriría en ese lugar también, tal vez presa de alguna enfermedad.
Pero no fue así. Allí estaba Helena. De pie frente al andén, aguardando por su tren y dialogando con un extraño. Cuando él se decidió a responderle, la joven parpadeó un par de veces. Vaya respuesta extraña. Sin embargo no demostró sobresalto alguno. Serie e inexpresiva, como solía ser, continuó mirándolo con aquellos ojos azules y tan vacíos por dentro. Silenciosamente revolvió su cartera, y de allí extraño unas galletas con chispas de chocolate. Siempre sobraban en la cafetería donde trabajaba, y se las repartían entre sus empleadas. Entonces le extendió la pequeña bolsa, aún observándolo. Pero sus repentinos movimientos acabaron sorprendiéndola de más.
En cuanto apareció frente a ella, dio un paso hacia atrás. Cuando se presentó de aquel modo, Helena abrió mucho los ojos, e instintivamente se echó hacia atrás por completo, apartándose. La bolsa con galletas cayó al suelo, y algunas de ellas se rompieron. Con una de sus manos abrazó la otra, la que él había besado, y desvió su mirada hacia algún punto del suelo. Él la había sujetado justo por donde las heridas de sus muñecas estaban vendadas. Gracias a los guantes que llevaba, estas no podían advertirse, pero Helena sabía que allí estaban, y por propia culpa. Además, no le gustaba que la tocasen. El contacto con las demás personas siempre se convertía en un martirio, aunque fuese un simple saludo, como era el caso actual. Si bien era una extraña manera de saludar a alguien en este país, ella conocía los modales de Europa, donde gestos así eran perfectamente aceptables.
Se mantuvo en silencio. ¿Debía acaso decirle su nombre? Sigilosamente levantó su mirada hacia él, y advirtió aquellos extraños ojos con mayor cercanía. ¿Qué lentillas tan raras eran esas? Pero sus posteriores palabras terminaron por desencajar sus pensamientos. ¿Qué estaba diciendo? Si fuese una adolescente normal, estaría riéndose en su cara. Pero Helena no era una chica convencional. Y ante la palabra "vampiro" un halo oscuro invadió su semblante. Así resultaba ser: su amnesia comenzaba a actuar otra vez. Desde lo ocurrido en su infancia, se encerró tanto en sí misma que había prometido olvidar todo lo referido a esos seres, y así lo hizo. Y cada vez que algún acontecimiento o recuerdo se relacionaba con aquello, lo anulaba por completo. Porque esos seres no existen. Esos seres son sólo producto de la imaginación de los humanos, ¿cierto?
- Si actúas así con cada persona a la que te le acercas, lo único que conseguirás es que salga corriendo -aseguró, mirándolo de reojo mientras él volvía a tomar asiento. Se sorprendió a sí misma diciendo aquellas palabras, pues ¿por qué no se alejaba despavorida ella también? Quizás porque no tenía nada más interesante que hacer, no tenía nada que perder o simplemente no podía irse porque no podría tomar su tren. Lentamente, flexionó sus rodillas y recogió el paquete de galletas-. Ten -musitó en aquel tono de voz suave y neutro-. Algunas están rotas, pero fue tu culpa -agregó, soltando la pequeña bolsa sobre el regazo del chico. Ella, de todos modos, continuó de pie. Y regresó su vista al frente, observando cómo uno de los trenes llegaba. Pero no era el suyo. Suspiró y escondió su rostro un poco más en la bufanda. De su boca, salió vaho a causa del frío. Juntó ambas manos, restregando la una con la otra. Qué extraño. A pesar de llevar guantes, la frialdad de aquel muchacho los había traspasado. ¿Acaso no debería abrigarse un poco más? De todos modos eso no era de su incumbencia.
Pero no fue así. Allí estaba Helena. De pie frente al andén, aguardando por su tren y dialogando con un extraño. Cuando él se decidió a responderle, la joven parpadeó un par de veces. Vaya respuesta extraña. Sin embargo no demostró sobresalto alguno. Serie e inexpresiva, como solía ser, continuó mirándolo con aquellos ojos azules y tan vacíos por dentro. Silenciosamente revolvió su cartera, y de allí extraño unas galletas con chispas de chocolate. Siempre sobraban en la cafetería donde trabajaba, y se las repartían entre sus empleadas. Entonces le extendió la pequeña bolsa, aún observándolo. Pero sus repentinos movimientos acabaron sorprendiéndola de más.
En cuanto apareció frente a ella, dio un paso hacia atrás. Cuando se presentó de aquel modo, Helena abrió mucho los ojos, e instintivamente se echó hacia atrás por completo, apartándose. La bolsa con galletas cayó al suelo, y algunas de ellas se rompieron. Con una de sus manos abrazó la otra, la que él había besado, y desvió su mirada hacia algún punto del suelo. Él la había sujetado justo por donde las heridas de sus muñecas estaban vendadas. Gracias a los guantes que llevaba, estas no podían advertirse, pero Helena sabía que allí estaban, y por propia culpa. Además, no le gustaba que la tocasen. El contacto con las demás personas siempre se convertía en un martirio, aunque fuese un simple saludo, como era el caso actual. Si bien era una extraña manera de saludar a alguien en este país, ella conocía los modales de Europa, donde gestos así eran perfectamente aceptables.
Se mantuvo en silencio. ¿Debía acaso decirle su nombre? Sigilosamente levantó su mirada hacia él, y advirtió aquellos extraños ojos con mayor cercanía. ¿Qué lentillas tan raras eran esas? Pero sus posteriores palabras terminaron por desencajar sus pensamientos. ¿Qué estaba diciendo? Si fuese una adolescente normal, estaría riéndose en su cara. Pero Helena no era una chica convencional. Y ante la palabra "vampiro" un halo oscuro invadió su semblante. Así resultaba ser: su amnesia comenzaba a actuar otra vez. Desde lo ocurrido en su infancia, se encerró tanto en sí misma que había prometido olvidar todo lo referido a esos seres, y así lo hizo. Y cada vez que algún acontecimiento o recuerdo se relacionaba con aquello, lo anulaba por completo. Porque esos seres no existen. Esos seres son sólo producto de la imaginación de los humanos, ¿cierto?
- Si actúas así con cada persona a la que te le acercas, lo único que conseguirás es que salga corriendo -aseguró, mirándolo de reojo mientras él volvía a tomar asiento. Se sorprendió a sí misma diciendo aquellas palabras, pues ¿por qué no se alejaba despavorida ella también? Quizás porque no tenía nada más interesante que hacer, no tenía nada que perder o simplemente no podía irse porque no podría tomar su tren. Lentamente, flexionó sus rodillas y recogió el paquete de galletas-. Ten -musitó en aquel tono de voz suave y neutro-. Algunas están rotas, pero fue tu culpa -agregó, soltando la pequeña bolsa sobre el regazo del chico. Ella, de todos modos, continuó de pie. Y regresó su vista al frente, observando cómo uno de los trenes llegaba. Pero no era el suyo. Suspiró y escondió su rostro un poco más en la bufanda. De su boca, salió vaho a causa del frío. Juntó ambas manos, restregando la una con la otra. Qué extraño. A pesar de llevar guantes, la frialdad de aquel muchacho los había traspasado. ¿Acaso no debería abrigarse un poco más? De todos modos eso no era de su incumbencia.
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
A mi parecer la chica no creía mis palabras, algo típico de los humanos que se niegan a aceptar que no son los que dominan el mundo HOLA! muchos famosos, empresarios, cantantes y mas son vampiros...es que acaso no se dan cuenta de que no envejecen con los años y se mantienen siempre con ese aspecto "juvenil", ponerse una o dos arrugas es un truco básico en el libro de los vampiros, si es que se puede denominar de esa forma...pero en estos tiempos ya casi nadie se preocupa por que se den cuenta de lo que son en realidad...en fin no podía creer que esa linda chica fuera tan cerrada.
Ademas sus palabras fueron un poco hirientes, aun para alguien medio loco...a nadie le gusta que le digan que le da miedo a los demás, es como si todos creyeran que vas a lastimarlos solo por ser vampiro o algo parecido...en lo personal nunca he visto a alguien que con mi apariencia perjudique a otros, y con esto me refiero a mi vestimenta, porque obvio muchos vampiros se dedican a saciar su sed de sangre con inocentes que no tienen porque ser sus cenas, como odio a esos desgraciados.
Note que la chica me había dado una galletas, un gesto muy noble de su parte y bueno decidí regresarle ese gesto, no muy lejos de aquel solitario y gélido lugar había un señor que parecía tener flores en sus manos, quizá se las daría a su novia o quería conquistar a alguna chica...en fin eso no me importaba, por lo que camine a paso tranquilo a donde el se encontraba y note que eran rosas y uno que otro clavel, lo mire con una pequeña sonrisa fingida y le pregunte sobre su razón de tener aquel arreglo floral.
-Monsieur, ¿perdone que sea descortés pero me podría decir para quien son esas hermosas flores?-
-No hay problema joven, pues resulta que son para una chica del trabajo de la que estoy enamorado y acepto salir en una cita conmigo luego de mucho tiempo insistiendo-
-Que interesante, ¿le molesta si me quedo con ellas?-
El señor no entendió mi pregunta y se quedo con una cara un tanto rara, mientras miraba fijamente a mis ojos, luego de un corto tiempo un pequeño hilo escarlata recorría su cuello, de la impresión aquel hombre se desmayo, y decidí tomar las flores no sin antes ponerlo en una posición cómoda y tapar su herida con una bandita adhesiva que tenia en uno de los bolsillos de la chamarra, justo antes de irme note que la chica parecía tener un poco de frió por lo que a nuestro amigo dormido le quite su gabardina, luego decidí decirle al guardia que por favor se encargara de llamar a alguien para que pudiera llevarlo a su casa o de plano al hospital porque "se había desmayado de un momento a otro sin razón aparente".
Luego regrese de manera tranquila y un tanto callada a mi lugar con la gabardina en una mano y el arreglo de flores en el otro, me acerque a la chica y puse sobre sus hombros la gabardina, luego tome una de sus manos y puse una rosa en ella, algún impulso estúpidamente romántico me orillo a darle un delicado beso en la mejilla y luego susurrarle algo al oído.
-Perdona si te parezco un poco hostil o incluso llegue a asustarte en algún momento, y gracias por las galletitas, me parece que aun estando rotas son lo mejor que me pudieron dar en esta noche-
Luego me retire a un lugar un tanto lejos de ella, para no provocar mas problemas y que ella pudiera sentirse segura, abrí las galletas y comencé a comerlas de manera delicada para que pudieran durarme un rato en lo que llegaba mi transporte, tiempo en el que no pude quitar mis ojos de aquella silueta angelical que me parecía una de las cosas mas hermosas que había podido ver en mi larga y un tanto aburrida vida, no sabia si eran sus ojos o su cabello, quizá incluso era el aroma de su sangre que me estaba volviendo un poco mas cuerdo de lo normal, recordé que un día mi tío me comento que cuando conociera a una chica que me pusiera cuerdo...no la dejara ir....eso me parecía tonto...pero comenzaba a entender aquella noche lo que queria decirme.
Ademas sus palabras fueron un poco hirientes, aun para alguien medio loco...a nadie le gusta que le digan que le da miedo a los demás, es como si todos creyeran que vas a lastimarlos solo por ser vampiro o algo parecido...en lo personal nunca he visto a alguien que con mi apariencia perjudique a otros, y con esto me refiero a mi vestimenta, porque obvio muchos vampiros se dedican a saciar su sed de sangre con inocentes que no tienen porque ser sus cenas, como odio a esos desgraciados.
Note que la chica me había dado una galletas, un gesto muy noble de su parte y bueno decidí regresarle ese gesto, no muy lejos de aquel solitario y gélido lugar había un señor que parecía tener flores en sus manos, quizá se las daría a su novia o quería conquistar a alguna chica...en fin eso no me importaba, por lo que camine a paso tranquilo a donde el se encontraba y note que eran rosas y uno que otro clavel, lo mire con una pequeña sonrisa fingida y le pregunte sobre su razón de tener aquel arreglo floral.
-Monsieur, ¿perdone que sea descortés pero me podría decir para quien son esas hermosas flores?-
-No hay problema joven, pues resulta que son para una chica del trabajo de la que estoy enamorado y acepto salir en una cita conmigo luego de mucho tiempo insistiendo-
-Que interesante, ¿le molesta si me quedo con ellas?-
El señor no entendió mi pregunta y se quedo con una cara un tanto rara, mientras miraba fijamente a mis ojos, luego de un corto tiempo un pequeño hilo escarlata recorría su cuello, de la impresión aquel hombre se desmayo, y decidí tomar las flores no sin antes ponerlo en una posición cómoda y tapar su herida con una bandita adhesiva que tenia en uno de los bolsillos de la chamarra, justo antes de irme note que la chica parecía tener un poco de frió por lo que a nuestro amigo dormido le quite su gabardina, luego decidí decirle al guardia que por favor se encargara de llamar a alguien para que pudiera llevarlo a su casa o de plano al hospital porque "se había desmayado de un momento a otro sin razón aparente".
Luego regrese de manera tranquila y un tanto callada a mi lugar con la gabardina en una mano y el arreglo de flores en el otro, me acerque a la chica y puse sobre sus hombros la gabardina, luego tome una de sus manos y puse una rosa en ella, algún impulso estúpidamente romántico me orillo a darle un delicado beso en la mejilla y luego susurrarle algo al oído.
-Perdona si te parezco un poco hostil o incluso llegue a asustarte en algún momento, y gracias por las galletitas, me parece que aun estando rotas son lo mejor que me pudieron dar en esta noche-
Luego me retire a un lugar un tanto lejos de ella, para no provocar mas problemas y que ella pudiera sentirse segura, abrí las galletas y comencé a comerlas de manera delicada para que pudieran durarme un rato en lo que llegaba mi transporte, tiempo en el que no pude quitar mis ojos de aquella silueta angelical que me parecía una de las cosas mas hermosas que había podido ver en mi larga y un tanto aburrida vida, no sabia si eran sus ojos o su cabello, quizá incluso era el aroma de su sangre que me estaba volviendo un poco mas cuerdo de lo normal, recordé que un día mi tío me comento que cuando conociera a una chica que me pusiera cuerdo...no la dejara ir....eso me parecía tonto...pero comenzaba a entender aquella noche lo que queria decirme.
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Re: Estación de tren
Se había quedado en silencio luego de ello. Le había dado las galletas y había decidido callar. El tren había arrojado sobre ella toda la tempestad de su brisa llena de polvo. Su cabello se meció con brusquedad y tuvo que apoyarse una mano en la cabeza para poder sostener el gorro tejido que llevaba. Era una de las pocas cosas a las cuales le tenía afecto. No quería perderlo. Y mucho menos quería extraviarlo en una sucia estación de trenes. Y mientras pensaba en aquello, notó que el muchacho se ponía de pie y se marchaba. Vaya, ¿tan rápido había logrado espantarlo? Y eso que fue ella quien le dijo que debería tener más cuidado al acercarse a alguien, aludiendo a su impulsiva sociabilidad exótica. Helena lo siguió con la mirada mientras se alejaba. Se encogió de hombros ligeramente. Como si de todos modos importase. Era un desconocido y ella también. Helena era una desconocida, sí, incluso para sí misma.
Volvió su vista al frente. No valía la pena perseguir a alguien, aunque fuese con los ojos. Ya estaba acostumbrada a la soledad, y lo que en verdad le resultaba extraño era que alguien se acercase a hablar con ella, por más estúpido que sea el tema de conversación. Francamente, Helena era peor que un lobo solitario. Al menos los lobos tenían algún aprecio por su propia vida y luchaban por sobrevivir. Helena prefería estar muerta desde que tenía uso de razón, ¿y quién iba a culparla? Una infancia nefasta y ningún motivo para seguir adelante eran motivos suficiente para su complicada cabeza. Inconscientemente, había quedado dando vueltas la palabra “vampiro” en su mente. ¿Por qué se quedaba tan prendida de aquel mal chiste? El muchacho sólo había estado bromeando, y quizás ella era lo suficiente despistada como para no haberse percatado de lo que ocurrió unos metros más allá, justo por donde él se fue, y que dicho muchacho estaba regresando en su dirección.
De un instante a otro, sintió sobre sus hombros el peso de un abrigo. “¿Eh?” Giró sus ojos, y entonces lo vio. ¿Por qué hacía eso? La expresión confusa de Helena fue el primer signo de inmutación que tuvo su rostro. Por primera vez, la joven le demostró a aquel chico que existía algo más que seriedad e indiferencia en su semblante. Y no fue sólo eso. Luego aquella rosa se depositó sobre su mano. Pero no todo concluyó allí. Sorpresivamente, él se atrevió a darle un beso en la mejilla. Instintivamente, Helena llevó una de sus manos hasta su rostro, tocando el sitio donde sus fríos labios se apoyaron. Sus claros ojos acabaron perdidos en las vías de tren que tenía enfrente, pero al escuchar sus posteriores palabras, lo siguió con la mirada, sin saber qué decir o cómo reaccionar. ¿Qué ocurría con ese chico? ¿Por qué se comportaba así con ella? Y lo principal de todo: ¿qué se suponía que ella debía hacer?
Lentamente giró sus pies. Rotando sobre sí misma, comenzó a caminar. Él continuaba mirándola. ¿Por qué hacía todo eso? No sabía si le daba miedo, ira o incertidumbre. O quizás un poco de todo. Pero sorprendiéndose un poco a sí misma, llegó a su lado y lo miró por unos momentos, hasta que dejó caer su cuerpo justo a su lado, sobre aquel asiento. Aunque no le dijo ninguna palabra al respecto, bastaban sus actos para comprender que si había algo que perdonar, ya estaba perdonado.
- Gracias –musitó, encogiéndose en la gabardina que, desde luego, suponía que era de él. Sus despistados sentidos no habían llegado a captar ni el hurto ni el “incidente”-. ¿Hacia dónde vas? –inquirió, tal vez intentando ser un poco sociable, como jamás lo hacía. Pero para ser sincera, le daba miedo lo que podría resultar de aquel intento de entablar conversación con alguien, por más extraño y excéntrico que fuese el interlocutor. Ella se dirigía al pueblo cercano, donde estaba la Academia Cross. Le parecía raro que su tren no llegase aún. Llevaba diez minutos de retraso, y estaba comenzando a nevar.
- Mi nombre es Helena -dijo sin más, presentándose al fin, y juntó ambas manos sobre su regazo, mirando al frente otra vez.
Volvió su vista al frente. No valía la pena perseguir a alguien, aunque fuese con los ojos. Ya estaba acostumbrada a la soledad, y lo que en verdad le resultaba extraño era que alguien se acercase a hablar con ella, por más estúpido que sea el tema de conversación. Francamente, Helena era peor que un lobo solitario. Al menos los lobos tenían algún aprecio por su propia vida y luchaban por sobrevivir. Helena prefería estar muerta desde que tenía uso de razón, ¿y quién iba a culparla? Una infancia nefasta y ningún motivo para seguir adelante eran motivos suficiente para su complicada cabeza. Inconscientemente, había quedado dando vueltas la palabra “vampiro” en su mente. ¿Por qué se quedaba tan prendida de aquel mal chiste? El muchacho sólo había estado bromeando, y quizás ella era lo suficiente despistada como para no haberse percatado de lo que ocurrió unos metros más allá, justo por donde él se fue, y que dicho muchacho estaba regresando en su dirección.
De un instante a otro, sintió sobre sus hombros el peso de un abrigo. “¿Eh?” Giró sus ojos, y entonces lo vio. ¿Por qué hacía eso? La expresión confusa de Helena fue el primer signo de inmutación que tuvo su rostro. Por primera vez, la joven le demostró a aquel chico que existía algo más que seriedad e indiferencia en su semblante. Y no fue sólo eso. Luego aquella rosa se depositó sobre su mano. Pero no todo concluyó allí. Sorpresivamente, él se atrevió a darle un beso en la mejilla. Instintivamente, Helena llevó una de sus manos hasta su rostro, tocando el sitio donde sus fríos labios se apoyaron. Sus claros ojos acabaron perdidos en las vías de tren que tenía enfrente, pero al escuchar sus posteriores palabras, lo siguió con la mirada, sin saber qué decir o cómo reaccionar. ¿Qué ocurría con ese chico? ¿Por qué se comportaba así con ella? Y lo principal de todo: ¿qué se suponía que ella debía hacer?
Lentamente giró sus pies. Rotando sobre sí misma, comenzó a caminar. Él continuaba mirándola. ¿Por qué hacía todo eso? No sabía si le daba miedo, ira o incertidumbre. O quizás un poco de todo. Pero sorprendiéndose un poco a sí misma, llegó a su lado y lo miró por unos momentos, hasta que dejó caer su cuerpo justo a su lado, sobre aquel asiento. Aunque no le dijo ninguna palabra al respecto, bastaban sus actos para comprender que si había algo que perdonar, ya estaba perdonado.
- Gracias –musitó, encogiéndose en la gabardina que, desde luego, suponía que era de él. Sus despistados sentidos no habían llegado a captar ni el hurto ni el “incidente”-. ¿Hacia dónde vas? –inquirió, tal vez intentando ser un poco sociable, como jamás lo hacía. Pero para ser sincera, le daba miedo lo que podría resultar de aquel intento de entablar conversación con alguien, por más extraño y excéntrico que fuese el interlocutor. Ella se dirigía al pueblo cercano, donde estaba la Academia Cross. Le parecía raro que su tren no llegase aún. Llevaba diez minutos de retraso, y estaba comenzando a nevar.
- Mi nombre es Helena -dijo sin más, presentándose al fin, y juntó ambas manos sobre su regazo, mirando al frente otra vez.
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
Aquella linda chica se mostró agradecida por la ayuda que le había brindado, desinteresada por mi parte, ya que pensaba que ella no tenia porque sufrir por el frió de aquella noche, luego de eso note como se sentaba a mi lado, algo que me desconcertó en un principio ya que ella de alguna manera parecía evitarme y sobre todo evitar el tema de mi "vampirismo", lo que me llevo a pensar por unos segundos que la pequeña humana de ojos azules y cabello hermoso podría haber experimentado un hecho fatal o traumatizante en algún momento de su vida y se negaba a aceptar que esta había sucedido y no la culpaba por intentarlo después de todo ¿Quien en su sano juicio se juntaría con un ser frió y que en cualquier momento puede tener sed y drenar toda la sangre en tu cuerpo?.
Aquella agradable voz que tenia, había dejado escapar una pregunta a la cual no había una respuesta concreta por mi parte, como la mayoría de las preguntas que todos me hacían, incluso yo mismo, por lo que me digne a contestarla de la manera mas correcta y cortes que se me ocurrió.
Pero antes de poder responder a su pregunta ella se adelanto a mi y me proporciono su nombre, Helena....¿quien lo diría?, los fantasmas de mi pasado se centraban en atormentar mi mente una ves mas, aquel nombre era igual al de mi madre, la cual por azares del destino había sucumbido ante unos cazadores hacia muchos años atrás junto con mi padre y uno de mis hermanos bastardos, en fin me dispuse a contestar aquella pregunta que me había hecho.
-Resulta mademoiselle, que no se muy bien a donde me llevara el tren en el que me suba, compre el primer boleto que pudiera llevarme lo mas lejos que se pudiera de la Academia Cross, es un lugar interesante pero luego de un tiempo resulta aburrido-
Luego de esto me levante de mi lugar y me arrodille, tomando su mano de una manera delicada para no lastimarla y con una sonrisa sincera procedí a volver a presentarme ante ella, pero esta ves de una manera mas cuerda y cortes.
-Mi nombre señorita Helena como supongo que ya lo sabe es Shado Daku, estudiante de la clase nocturna de la Academia Cross y debo admitir que ha sido todo un placer conocerla-
Al terminar con la presentación formal, tome mi lugar de nuevo a su lado y sin soltar su mano, me acerque un poco, según muchos libros que había leído los humanos sentían mas confianza si te acercabas a ellos con una sonrisa y hacías un poco de contacto físico para formar un vinculo, aunque sinceramente no tenia ni la mas mínima idea de esto ya que yo siempre había convivido con los de mi "clase", esto para mi era como un experimento, mi primera ves con una mujer humana desde hace mucho años, ademas mas o menos de mi edad, por lo que estaba nervioso y bueno no se notaba en mi ya que la mayor parte del tiempo mi rostro no reflejaba emoción alguna, solo serenidad.
-Y usted mademoiselle ¿a donde se dirige en esta linda noche?-Recuerdo formular aquella pregunta con una voz tranquila
Pensándolo bien nunca me había enterado de donde es que la señorita Helena deseaba dirigirse, con aquella ropa tan abrigada supongo que se dirigía a su casa o a la academia a la que fuera....no sabia nada sobre ella en realidad, ni su edad, algo sobre sus padres o si tenia hermanos....en fin si el destino era que ella y yo dialogáramos mucho mas tiempo, ya habría oportunidad para acabar con mis dudas, por el momento con saber su nombre y a donde se dirigía, estaba feliz.
Aquella agradable voz que tenia, había dejado escapar una pregunta a la cual no había una respuesta concreta por mi parte, como la mayoría de las preguntas que todos me hacían, incluso yo mismo, por lo que me digne a contestarla de la manera mas correcta y cortes que se me ocurrió.
Pero antes de poder responder a su pregunta ella se adelanto a mi y me proporciono su nombre, Helena....¿quien lo diría?, los fantasmas de mi pasado se centraban en atormentar mi mente una ves mas, aquel nombre era igual al de mi madre, la cual por azares del destino había sucumbido ante unos cazadores hacia muchos años atrás junto con mi padre y uno de mis hermanos bastardos, en fin me dispuse a contestar aquella pregunta que me había hecho.
-Resulta mademoiselle, que no se muy bien a donde me llevara el tren en el que me suba, compre el primer boleto que pudiera llevarme lo mas lejos que se pudiera de la Academia Cross, es un lugar interesante pero luego de un tiempo resulta aburrido-
Luego de esto me levante de mi lugar y me arrodille, tomando su mano de una manera delicada para no lastimarla y con una sonrisa sincera procedí a volver a presentarme ante ella, pero esta ves de una manera mas cuerda y cortes.
-Mi nombre señorita Helena como supongo que ya lo sabe es Shado Daku, estudiante de la clase nocturna de la Academia Cross y debo admitir que ha sido todo un placer conocerla-
Al terminar con la presentación formal, tome mi lugar de nuevo a su lado y sin soltar su mano, me acerque un poco, según muchos libros que había leído los humanos sentían mas confianza si te acercabas a ellos con una sonrisa y hacías un poco de contacto físico para formar un vinculo, aunque sinceramente no tenia ni la mas mínima idea de esto ya que yo siempre había convivido con los de mi "clase", esto para mi era como un experimento, mi primera ves con una mujer humana desde hace mucho años, ademas mas o menos de mi edad, por lo que estaba nervioso y bueno no se notaba en mi ya que la mayor parte del tiempo mi rostro no reflejaba emoción alguna, solo serenidad.
-Y usted mademoiselle ¿a donde se dirige en esta linda noche?-Recuerdo formular aquella pregunta con una voz tranquila
Pensándolo bien nunca me había enterado de donde es que la señorita Helena deseaba dirigirse, con aquella ropa tan abrigada supongo que se dirigía a su casa o a la academia a la que fuera....no sabia nada sobre ella en realidad, ni su edad, algo sobre sus padres o si tenia hermanos....en fin si el destino era que ella y yo dialogáramos mucho mas tiempo, ya habría oportunidad para acabar con mis dudas, por el momento con saber su nombre y a donde se dirigía, estaba feliz.
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Re: Estación de tren
Estaba allí, sentada a su lado. ¿Por qué? ¿Por qué había resuelto hacer eso? ¿Qué clase de demencia la guiaba hacia proseguir con aquella conversación, con aquella manera de interacturar con alguien más? Ella no era así. De hecho, creía que no necesitaba hablar con nadie. Tanto tiempo sola, tanto tiempo siendo motivo de burla o de provecho. ¿Y si él se mostraba amable pero en verdad sus intenciones eran otras? ¿No se había detenido siquiera un segundo al pensarlo? Pero lo cierto era que no, porque Helena estaba continuamente desconectada del mundo. Encerrada en su propia caja de cristal, en su propia locura. Presa de sus miedos, de su cobardía para hacerse cargo de su pasado, de quién era en verdad, pecando sobre su cuerpo con múltiples flagelos; marcando su piel como la suicida que en realidad aspiraba a ser, pero respecto a la cual aún no había encontrado el valor suficiente.
Suspiró levemente, y desvió su mirada del frente hacia el chico otra vez. Escuchó sus palabras. ¿Academia Cross? Y cuando continuó hablando, parpadeó un par de veces, pero esa fue la única reacción que demostró a modo de sorpresa. Así que era estudiante de allí. ¿La Clase Nocturna no era esa de la que todas las muchachas hablaban en la cafetería? ¿Acaso no era donde se encontraban los chicos más lindos y todas esas tonterías? Helena lo siguió con la mirada. Ahí estaba de nuevo, actuando de esa manera. Su mano estaba entre la suya, y aunque tuviera guantes, otra vez, del mismo modo, pudo experimentar la frialdad que él desprendía. Helena se había puesto algo nerviosa otra vez, pero intentaba no demostrarlo. Aunque posiblemente, para él que era un vampiro, no fuera difícil percibir los fuertes latidos del corazón de ella. No obstante, cuando se apartó para regresar a su sitio, un extraño alivio la invadió. Inconscientemente, se llevó una de sus manos a la cabeza, justo en su frente. ¿Qué le pasaba? Algo le incomodaba. Y era esa palabra “vampiro” que continuaba dando vueltas. Lo que a Helena le ocurrían no eran más que indicios de que, dentro de unas horas, olvidaría todo; olvidaría este día, olvidaría que había conocido a un joven llamado Shado, olvidaría la siniestra palabra “vampiro” gravada a fuego sobre su pecho, infundiendo sigilosamente el veneno de un pasado turbulento.
- Lo mismo digo –respondió, cortando con los pensamientos que la atormentaban. Lo observó y bajó la mirada otra vez-. ¿Te aburres en la Academia porque no te gusta estudiar? –preguntó de repente. Los comentarios de ella parecían los de una niña curiosa e inocente. Quizás en el fondo lo seguía siendo. Pero lo cierto era que su nivel de inocencia era directamente proporcional a la oscuridad que se cernía sobre ella-. Me hubiera gustado poder ir allí –agregó luego, y al escuchar su pregunta, suspiró levemente-. Voy hacia el pueblo cercano, en donde se encuentra la Academia –explicó-. Al parecer, tomaremos trenes diferentes. El tuyo llegará en quince minutos, si no me equivoco –continuó, ¿no estaba hablando demasiado para ser ella? Su mente la obligó a callarse, pero la incertidumbre la hizo hablar-. El mío lleva quince diez minutos de retraso –dijo algo confusa. Y en el momento en que lo miró otra vez, se percató de que él aún sostenía su mano, y de algún modo estaba algo más cerca de ella. Su mirada inexpresiva, honda como un abismo, se posó sobre sus extraños y exóticos ojos-. ¿Por qué aún sostienes..? –y sus palabras fueron cortadas por una aguda alarma. Los pasajeros que se encontraban esperando su tren fueron alertados acerca de uno que venía a una velocidad peligrosa, debido a que se había quedado sin frenos. Todos deberían apartarse. Helena, sobresaltada, miró a Shado otra vez, pero entonces unos gritos se oyeron a escasos metros. Hombres y mujeres gritaban “ahí viene”. Y en cuanto la joven se dio vuelta otra vez, allí estaba el tren, arrasando las vías y, debido al impulso y a la escasez de frenos, acabó descarrilando, dirigiendo toda su masa de rígido metal hacia donde ellos estaban sentados, arrasando con varias personas que estaban desprevenidas, de pie cerca de las vías. La sangre se esparció por los aires, y los ojos de Helena se abrieron de par en par.
“¿Por qué te sorprendes? ¿Acaso no habías estado buscando hace tiempo diversos modos de morir? ¿Esta no te parece una apropiada oportunidad?”
Suspiró levemente, y desvió su mirada del frente hacia el chico otra vez. Escuchó sus palabras. ¿Academia Cross? Y cuando continuó hablando, parpadeó un par de veces, pero esa fue la única reacción que demostró a modo de sorpresa. Así que era estudiante de allí. ¿La Clase Nocturna no era esa de la que todas las muchachas hablaban en la cafetería? ¿Acaso no era donde se encontraban los chicos más lindos y todas esas tonterías? Helena lo siguió con la mirada. Ahí estaba de nuevo, actuando de esa manera. Su mano estaba entre la suya, y aunque tuviera guantes, otra vez, del mismo modo, pudo experimentar la frialdad que él desprendía. Helena se había puesto algo nerviosa otra vez, pero intentaba no demostrarlo. Aunque posiblemente, para él que era un vampiro, no fuera difícil percibir los fuertes latidos del corazón de ella. No obstante, cuando se apartó para regresar a su sitio, un extraño alivio la invadió. Inconscientemente, se llevó una de sus manos a la cabeza, justo en su frente. ¿Qué le pasaba? Algo le incomodaba. Y era esa palabra “vampiro” que continuaba dando vueltas. Lo que a Helena le ocurrían no eran más que indicios de que, dentro de unas horas, olvidaría todo; olvidaría este día, olvidaría que había conocido a un joven llamado Shado, olvidaría la siniestra palabra “vampiro” gravada a fuego sobre su pecho, infundiendo sigilosamente el veneno de un pasado turbulento.
- Lo mismo digo –respondió, cortando con los pensamientos que la atormentaban. Lo observó y bajó la mirada otra vez-. ¿Te aburres en la Academia porque no te gusta estudiar? –preguntó de repente. Los comentarios de ella parecían los de una niña curiosa e inocente. Quizás en el fondo lo seguía siendo. Pero lo cierto era que su nivel de inocencia era directamente proporcional a la oscuridad que se cernía sobre ella-. Me hubiera gustado poder ir allí –agregó luego, y al escuchar su pregunta, suspiró levemente-. Voy hacia el pueblo cercano, en donde se encuentra la Academia –explicó-. Al parecer, tomaremos trenes diferentes. El tuyo llegará en quince minutos, si no me equivoco –continuó, ¿no estaba hablando demasiado para ser ella? Su mente la obligó a callarse, pero la incertidumbre la hizo hablar-. El mío lleva quince diez minutos de retraso –dijo algo confusa. Y en el momento en que lo miró otra vez, se percató de que él aún sostenía su mano, y de algún modo estaba algo más cerca de ella. Su mirada inexpresiva, honda como un abismo, se posó sobre sus extraños y exóticos ojos-. ¿Por qué aún sostienes..? –y sus palabras fueron cortadas por una aguda alarma. Los pasajeros que se encontraban esperando su tren fueron alertados acerca de uno que venía a una velocidad peligrosa, debido a que se había quedado sin frenos. Todos deberían apartarse. Helena, sobresaltada, miró a Shado otra vez, pero entonces unos gritos se oyeron a escasos metros. Hombres y mujeres gritaban “ahí viene”. Y en cuanto la joven se dio vuelta otra vez, allí estaba el tren, arrasando las vías y, debido al impulso y a la escasez de frenos, acabó descarrilando, dirigiendo toda su masa de rígido metal hacia donde ellos estaban sentados, arrasando con varias personas que estaban desprevenidas, de pie cerca de las vías. La sangre se esparció por los aires, y los ojos de Helena se abrieron de par en par.
“¿Por qué te sorprendes? ¿Acaso no habías estado buscando hace tiempo diversos modos de morir? ¿Esta no te parece una apropiada oportunidad?”
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
A mi parecer la linda y tímida Helena había cambiado su comportamiento, se mostraba mas accesible y abierta, algo que al principio nunca imagine que fuera posible, tal ves y solo tal ves ella solo necesitaba agarrar un poco de confianza para poder ser mas amigable, yo tampoco es que fuera DON AMIGABLE, pero hacia mi intento, luego de mostrarse un tanto mas tranquila y comunicativa, soltó la pregunta que estaba esperando y por la cual la mayor parte del tiempo tengo problemas, mas si se trata de mis maestros, respire hondo y luego solté un leve y tranquilo suspiro acompañado de un pensamiento que por razones obvias me guarde para mi mismo y no me digne a compartirlo.
(No es que no me guste estudiar, es solo que lo que estoy viendo en la academia este año es lo que vi en Francia hace unos....30 años atrás...)
Simplemente mostré una sonrisa tímida y me dispuse a darle una respuesta positiva, para que ella tuviera en sus pensamientos que era otro rebelde mas sin cultura que solo se dedicaba a escaparse lo mas posible de sus clases, supongo que en ese momento tome esto como lo mas correcto, parra no seguir atormentando su linda mente con mis "relatos sin sentido" que afirmaban el que era vampiro. Ella expreso su gusto por haber podido asistir a la academia, lo cual me recordó la LAAARGA, lista de gente que tenia como meta principal entrar en la super famosa Academia Cross..como si fuera algo por lo que recibirían un premio...lo difícil no era entrar, si no mantener el ritmo de estudios rigurosos que lleva la academia, o al menos en el turno nocturno era de esta manera, teníamos que aprender muchas cosas sobre la sociedad de los humanos y como poder existir en ella sin alterar el orden de las cosas.
Así fue como de un momento a otro ella respondió a mi pregunta acerca de su destino y me menciono que mi tren llegaría en poco tiempo, al igual que el hecho de que el suyo por alguna extraña razón lleva un poco o mejor dicho un tiempo considerable de atraso, eso me resulto en un principio extraño ya que según algunos libros que había sacado un tiempo atrás de la biblioteca en este país se tomaban muy en serio los horarios y los cumplían de una manera tan rigurosa y exacta que el que un tren estuviera retrasado por 15 o 20 minutos era algo tan raro como ver a un vampiro tomando el sol.
-Que raro...pensé que acá los horarios si se los tomaban muy en serio, quizá algo sucedió con el encargado de esta noche...ojala que todo este bien- Dije en voz baja sin intención alguna de traernos mala suerte aquella noche.
Mi mano seguía sosteniendo la suya y al parecer eso le resultaba un poco incomodo, por lo que logre escuchar el principio de lo que era su pregunta, antes de que una alarma ofuscara su intento de terminarla y los pasajeros que se encontraban esperando el tren en el que se suponía que yo alguno de nosotros se iría fueron alertados acerca de un tren que venía a una velocidad muy peligrosa, y según lo que escuche esto se debía a que se había quedado sin frenos y de igual manera el que todos deberían apartarse lo antes posible para evitar cualquier tipo de siniestro.
Note la mirada de Helena, se encontraba sobresaltada y pude notarlo en los latidos acelerados de su corazón, luego unos gritos pudieron escucharse un tanto cerca de nosotros, esos gritos provenían de gente que al parecer intentaban alertar a todos de que se aproximaba el tren, vi a Helena voltear y mi mirada también se fue en la misma dirección, allí estaba el tren, arrasando las vías de una manera digna de una película de horror y, debido al impulso que este llevaba, lo impensable termino por suceder......acabó descarrilando, dirigiendo todo su metal hacia donde estábamos sentados, llevándose de por medio mucha gente inocente, lo mas terrorífico fue que pude escuchar el ultimo latido de sus corazones antes de que su carne y su sangre fueran esparcidos por los aires, el corazón de Helena se acelero aun mas, estábamos en la linea de fuego y parecía que nuestro fin estaba asegurado.....Tuve que tomar una decisión...uno de la que no me arrepiento...
-Helena....cierra los ojos, quiero que pienses en lo mas hermoso que has podido contemplar en tu vida- Esas fueron las ultimas palabras que pude dirigirle antes de abrazarla y forzar mi cuerpo al limite para llevarnos lo mas lejos posible de aquel lugar.
No se si ella cerro sus ojos, pero puedo asegurar que cuando llegamos al otro lado de las vías donde las cosas estaban un poco mas tranquilas, no pude contener mi sed, tanta sangre por un momento estaba volviéndome loco, me aleje de ella, no quería lastimarla...me senté y logre controlarme.
-Helena....Perdón...-
Tuve el valor para mirarla apenas a los ojos de nuevo, pero simplemente me quede sentado esperando que ella tuviera miedo de mi y quisiera alejarse, temblando un poco, pero feliz de haberla podido salvar por lo menos a ella.
(No es que no me guste estudiar, es solo que lo que estoy viendo en la academia este año es lo que vi en Francia hace unos....30 años atrás...)
Simplemente mostré una sonrisa tímida y me dispuse a darle una respuesta positiva, para que ella tuviera en sus pensamientos que era otro rebelde mas sin cultura que solo se dedicaba a escaparse lo mas posible de sus clases, supongo que en ese momento tome esto como lo mas correcto, parra no seguir atormentando su linda mente con mis "relatos sin sentido" que afirmaban el que era vampiro. Ella expreso su gusto por haber podido asistir a la academia, lo cual me recordó la LAAARGA, lista de gente que tenia como meta principal entrar en la super famosa Academia Cross..como si fuera algo por lo que recibirían un premio...lo difícil no era entrar, si no mantener el ritmo de estudios rigurosos que lleva la academia, o al menos en el turno nocturno era de esta manera, teníamos que aprender muchas cosas sobre la sociedad de los humanos y como poder existir en ella sin alterar el orden de las cosas.
Así fue como de un momento a otro ella respondió a mi pregunta acerca de su destino y me menciono que mi tren llegaría en poco tiempo, al igual que el hecho de que el suyo por alguna extraña razón lleva un poco o mejor dicho un tiempo considerable de atraso, eso me resulto en un principio extraño ya que según algunos libros que había sacado un tiempo atrás de la biblioteca en este país se tomaban muy en serio los horarios y los cumplían de una manera tan rigurosa y exacta que el que un tren estuviera retrasado por 15 o 20 minutos era algo tan raro como ver a un vampiro tomando el sol.
-Que raro...pensé que acá los horarios si se los tomaban muy en serio, quizá algo sucedió con el encargado de esta noche...ojala que todo este bien- Dije en voz baja sin intención alguna de traernos mala suerte aquella noche.
Mi mano seguía sosteniendo la suya y al parecer eso le resultaba un poco incomodo, por lo que logre escuchar el principio de lo que era su pregunta, antes de que una alarma ofuscara su intento de terminarla y los pasajeros que se encontraban esperando el tren en el que se suponía que yo alguno de nosotros se iría fueron alertados acerca de un tren que venía a una velocidad muy peligrosa, y según lo que escuche esto se debía a que se había quedado sin frenos y de igual manera el que todos deberían apartarse lo antes posible para evitar cualquier tipo de siniestro.
Note la mirada de Helena, se encontraba sobresaltada y pude notarlo en los latidos acelerados de su corazón, luego unos gritos pudieron escucharse un tanto cerca de nosotros, esos gritos provenían de gente que al parecer intentaban alertar a todos de que se aproximaba el tren, vi a Helena voltear y mi mirada también se fue en la misma dirección, allí estaba el tren, arrasando las vías de una manera digna de una película de horror y, debido al impulso que este llevaba, lo impensable termino por suceder......acabó descarrilando, dirigiendo todo su metal hacia donde estábamos sentados, llevándose de por medio mucha gente inocente, lo mas terrorífico fue que pude escuchar el ultimo latido de sus corazones antes de que su carne y su sangre fueran esparcidos por los aires, el corazón de Helena se acelero aun mas, estábamos en la linea de fuego y parecía que nuestro fin estaba asegurado.....Tuve que tomar una decisión...uno de la que no me arrepiento...
-Helena....cierra los ojos, quiero que pienses en lo mas hermoso que has podido contemplar en tu vida- Esas fueron las ultimas palabras que pude dirigirle antes de abrazarla y forzar mi cuerpo al limite para llevarnos lo mas lejos posible de aquel lugar.
No se si ella cerro sus ojos, pero puedo asegurar que cuando llegamos al otro lado de las vías donde las cosas estaban un poco mas tranquilas, no pude contener mi sed, tanta sangre por un momento estaba volviéndome loco, me aleje de ella, no quería lastimarla...me senté y logre controlarme.
-Helena....Perdón...-
Tuve el valor para mirarla apenas a los ojos de nuevo, pero simplemente me quede sentado esperando que ella tuviera miedo de mi y quisiera alejarse, temblando un poco, pero feliz de haberla podido salvar por lo menos a ella.
- Shado lleno de sangre:
- Shadō Dāku
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Re: Estación de tren
¿A esto le llamaban ver pasar la vida delante de tus ojos? Helena se encontraba rígida, incapaz de moverse. Aquel enorme tren descarrilado arrasaba con las personas que encontraba a su paso. En los ojos de la joven se reflejó la sangre que volaba por los aires, del mismo modo que por sus oídos ingresaron los peores gemidos del último aliento. ¿Qué era todo esto? ¿Por qué de repente ocurrían semejantes infortunios? El cuerpo de la joven tembló ligeramente. En medio de las chispas que desprendía el metal arrastrándose por el cemento podía ver aquellas imágenes extraviadas de su familia, aquellos recuerdos bañados en sus peores pesadillas. Pudo ver el rostro ensangrentado del Pura Sangre que por tanto tiempo los protegió, e incluso su última sonrisa antes de que los cazadores acabasen con él. Todo lo que Helena se preocupaba en ocultar y jamás recordar, estaba volviendo bruscamente ante las fuertes emociones experimentadas. Todo lo que su propia mente guardaba en un rincón oscuro, emergía. Y quiso gritar. Y lo hubiera hecho, si no fuese porque la voz se había extraviado en algún punto de su contraída garganta.
“Ojalá todo esté bien”, dijo él. Y luego, el descontrol. Parecía alguna especie de broma del Destino. Por una vez en su vida, Helena había dado un paso hacia adelante; por primera vez, había decidido entablar una conversación con alguien, por mucho que le costase. Y entonces sucedía esto. Los gritos persistían, y la cámara lenta del evento parecía volverse cada segundo que transcurría, más letal. Inconscientemente, apretó un poco más la mano de Shado. Helena, simplemente, comenzó a cerrar los ojos. No había manera de escapar a esa muerte inminente. No había forma de huir. Y frente a sus ojos la desdicha de su pasado parecía repetirse. Por un momento los vampiros se hicieron tan reales en su mente como en verdad lo eran. Por un segundo, recordó absolutamente todo lo que no debía olvidar. Y entonces él la obligó a mirarlo a los ojos. Murmuró aquellas palabras que ella no pudo comprender. Estaba tan absorta que creyó sentir el nerviosismo lejos. ¿Esta era, acaso, la calma de la Muerte? Pero se vio rodeada de repente por sus brazos, y no sabía cómo ocurrió ni cómo lo hizo, pero de un momento a otro, el tren se estrelló contra el sitio donde antes estaban, y Helena ahora contemplaba el lugar donde podría haber muerto desde el otro lado de las vías.
No podía moverse. Se encontraba en el suelo, apoyada sobre una de sus piernas, algo de lado. Con ambas manos, se mantenía medianamente erguida, observando completamente shockeada el escenario catastrófico que había quedado al otro lado. ¿No había muerto? ¿Estaba viva? ¿Cómo..? Giró suavemente la cabeza al escuchar aquella voz, y al verlo, lo recordó: él la había sacado de allí. Pero.. ¿cómo había sido capaz? Y entonces se percató de la sangre que lo cubría, de la sonrisa que le dedicaba, y de aquellos ojos inyectados en carmesí. Los ojos de Helena se hicieron aún más grandes, expresando la redondez de sus iris en todo esplendor. Aquella expresión era idéntica a la de aquel Pura Sangre de su infancia. Comenzó a negar con la cabeza. No podía reaccionar. Aunque su mente la movilizaba a hacer algo, no podía. “¿Qué demonios haces? ¡Está herido! ¡Ve a ayudarlo! ¡Haz algo maldita sea!” Pero su cuerpo no respondía. En su lugar, un fuerte dolor de cabeza la invadió. Se llevó una mano su frente y emitió un pequeño quejido, inclinándose hacia adelante: ¿estaba a punto de suceder otra vez? ¿Estaba a punto de olvidarlo todo nuevamente? Pero se movió. Antes de que la inconsciencia llegase, se arrastró en el suelo hasta él, intentando alcanzarlo con una de sus manos. Tomó fuerzas y se puso de pie, mostrando una expresión de dolor.
- Sha… do –susurró, pretendiendo auxiliarlo de algún modo, ella, en su ingenuidad, pero no pudo ser. Antes de poder hacer algo en su beneficio, Helena perdió la consciencia. A causa de su amnesia y las fuertes emociones vividas y los intensos recuerdos resucitados que debían quedarse bien enterrados, acabó por descompensarse. Su cuerpo comenzó a caer, hasta quedar en el suelo, a escasos centímetros del vampiro. En cuanto unos bomberos que estaban cerca observaron la escena, acudieron corriendo a velocidad, con dos camillas.
- Tranquilos, estarán bien –dijo uno de ellos, decidido, intentando transmitirle confianza a una pobre chica desmayada y a un vampiro que, al parecer, podía cuidarse muy bien solo, pero ellos no lo sabían. Al ver la sangre que empapaba el cuerpo del chico, se sorprendió por la gran cantidad de sangre. ¿Era toda suya? Con mayor rapidez, cargaron el cuerpo de Helena sobre una camilla y se acercaron a él, intentando tranquilizarlo al ver que estaba consciente-. No te preocupes, te sacaremos de aquí –aseguró, y extendió sus brazos hacia él, hasta que desde detrás suya, su compañero, quizás más experimentado que él, le hizo una advertencia:
- John, él no es… -se quedaron a medio camino sus palabras. ¿Acaso iba a completar la frase con la palabra “humano”?
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
Sus bellos ojos se abrieron como platos, y note que comenzaba a negar con la cabeza como si lo que había sucedido fuera un milagro, entendía su reacción y mas cuando ella estaba muy decidida a negar con todo su ser que yo fuera un vampiro, posterior a esto ella se llevo las manos a la cabeza como si algo estuviera provocandole una fuerte migraña, incluso pude escuchar un pequeño gemido de su parte, estire un poco mi mano e intente pedirle que respirara para que se tranquilizara, pero mi esfuerzo fue en vano ya que ella apenas pudo mencionar mi nombre y luego note que caía al suelo, intente evitar que se golpeara muy fuerte en su caída y solo pude amortiguarla un poco.
-Estarás bien...Helena-
Luego pude notar a unos bomberos que estaban cerca observaron la escena, que de manera eficiente y muy rapida acudieron corriendo a nosotros con dos camillas, yo escondí un poco mi cara para evitar que lograran ver mis ojos los cuales de inmediato harían que se notara mi naturaleza de vampiro. Escuche sus palabras atentamente mientras dirigía mi mirada al sitio donde antes nos encontrábamos.
-Tranquilos, estarán bien –dijo el que se encontraba mas cerca de Helena.
Parece que estaba intentando transmitirnos confianza, algo que no serviría especialmente con una pobre chica desmayada y un vampiro al que le ardía la garganta por la sed que le había provocado usar su velocidad, pero ellos desconocían esto por lo que prosiguieron con su intento de auxiliarnos. Al ver la sangre que empapaba mi ropa pude notar que se acercaban intentando diagnosticar si toda esa sangre provenía de mi cuerpo, algo un tanto gracioso para mi fue el que me intentaran dar apoyo moral y confianza a la hora de notar que había mas sangre de los muertos que mía, lo que ellos desconocían por completo hasta ese momento seria lo que ocurrió luego, un incidente que no estaba dentro de mis planes.
-No te preocupes, te sacaremos de aquí– Aseguró el bombero que se acerco de buena fe a mi, y extendió sus brazos, hasta que desde detrás suya, su compañero, quizás más experimentado que él, le hizo una advertencia:
- John, él no es…-Se quedaron a medio camino sus palabras, pero ciertamente eran acertadas, en realidad no es que yo fuera uno mas de los humanos presentes aquella noche.
El bombero se alejo de un manera rápida y saco el hacha para derribar puertas de su camión, y poniéndose en una posición meramente amenazante, esbozo sus ultimas palabras antes de que yo me levantara y los mirara con un gesto un tanto serio y espeluznante, me acerque poco a poco mientras ellos retrocedían y sus corazones acelerados daban la impresión de estar a punto de salir de sus cuerpos, sus ojos abiertos como platos y sus mandíbulas que temblaban, no mostraban otra cosa mas que su miedo por morir.
-Lamento decirlo señores...pero tengo mucha sed y ustedes son las personas mas cercanas de las que puedo beber-
Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras velozmente corte la cabeza del que no portaba el hacha y me bañaba en la sangre que salia disparada por su cuello, el otro cayo al suelo y se arrastro hasta queda contra una pared, temblando como un animal indefenso a punto de ser devorado por su predador....arranque el hacha de sus manos y la tire lejos, luego le tome del cuello y lo levante dejando sus pies sin poder tocar el suelo mientras el suplicaba por su vida, lo que mas rabia me dio fue un comentario que hizo sobre no decirle a nadie si bebía de Helena en ves de el, fue entonces que rompi su cuello y deje caer el cuerpo al suelo sin vida.
-Odio la sangre de los cobardes-
Luego de esto apenas pude esquivar un disparo efectuado por el personal de seguridad que había visto todo, no me quedo otra opción que moverme lo mas rápido posible, tomar a Helena y llevarla a un hotel cercano a la estación, donde pague al encargado para que no preguntara nada y solo me diera las llaves, supongo que el estaba acostumbrado a la movida porque me pidió el dinero de una noche por el cuarto mas un extra por quedarse callado, luego de pagar, deje a Helena sobre la cama del cuarto y me senté al borde de esta para apartar el cabello de su cara y poder notar que estaba dormida de una manera que parecía que nunca despertaría, bese su mejilla y me fui a buscar algo para poder saciar la sed que tenia, después de todo un bombero no era suficiente luego de haber gastado tanta energía en salvarnos.
-Estarás bien...Helena-
Luego pude notar a unos bomberos que estaban cerca observaron la escena, que de manera eficiente y muy rapida acudieron corriendo a nosotros con dos camillas, yo escondí un poco mi cara para evitar que lograran ver mis ojos los cuales de inmediato harían que se notara mi naturaleza de vampiro. Escuche sus palabras atentamente mientras dirigía mi mirada al sitio donde antes nos encontrábamos.
-Tranquilos, estarán bien –dijo el que se encontraba mas cerca de Helena.
Parece que estaba intentando transmitirnos confianza, algo que no serviría especialmente con una pobre chica desmayada y un vampiro al que le ardía la garganta por la sed que le había provocado usar su velocidad, pero ellos desconocían esto por lo que prosiguieron con su intento de auxiliarnos. Al ver la sangre que empapaba mi ropa pude notar que se acercaban intentando diagnosticar si toda esa sangre provenía de mi cuerpo, algo un tanto gracioso para mi fue el que me intentaran dar apoyo moral y confianza a la hora de notar que había mas sangre de los muertos que mía, lo que ellos desconocían por completo hasta ese momento seria lo que ocurrió luego, un incidente que no estaba dentro de mis planes.
-No te preocupes, te sacaremos de aquí– Aseguró el bombero que se acerco de buena fe a mi, y extendió sus brazos, hasta que desde detrás suya, su compañero, quizás más experimentado que él, le hizo una advertencia:
- John, él no es…-Se quedaron a medio camino sus palabras, pero ciertamente eran acertadas, en realidad no es que yo fuera uno mas de los humanos presentes aquella noche.
El bombero se alejo de un manera rápida y saco el hacha para derribar puertas de su camión, y poniéndose en una posición meramente amenazante, esbozo sus ultimas palabras antes de que yo me levantara y los mirara con un gesto un tanto serio y espeluznante, me acerque poco a poco mientras ellos retrocedían y sus corazones acelerados daban la impresión de estar a punto de salir de sus cuerpos, sus ojos abiertos como platos y sus mandíbulas que temblaban, no mostraban otra cosa mas que su miedo por morir.
-Lamento decirlo señores...pero tengo mucha sed y ustedes son las personas mas cercanas de las que puedo beber-
Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras velozmente corte la cabeza del que no portaba el hacha y me bañaba en la sangre que salia disparada por su cuello, el otro cayo al suelo y se arrastro hasta queda contra una pared, temblando como un animal indefenso a punto de ser devorado por su predador....arranque el hacha de sus manos y la tire lejos, luego le tome del cuello y lo levante dejando sus pies sin poder tocar el suelo mientras el suplicaba por su vida, lo que mas rabia me dio fue un comentario que hizo sobre no decirle a nadie si bebía de Helena en ves de el, fue entonces que rompi su cuello y deje caer el cuerpo al suelo sin vida.
-Odio la sangre de los cobardes-
Luego de esto apenas pude esquivar un disparo efectuado por el personal de seguridad que había visto todo, no me quedo otra opción que moverme lo mas rápido posible, tomar a Helena y llevarla a un hotel cercano a la estación, donde pague al encargado para que no preguntara nada y solo me diera las llaves, supongo que el estaba acostumbrado a la movida porque me pidió el dinero de una noche por el cuarto mas un extra por quedarse callado, luego de pagar, deje a Helena sobre la cama del cuarto y me senté al borde de esta para apartar el cabello de su cara y poder notar que estaba dormida de una manera que parecía que nunca despertaría, bese su mejilla y me fui a buscar algo para poder saciar la sed que tenia, después de todo un bombero no era suficiente luego de haber gastado tanta energía en salvarnos.
- Shadō Dāku
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Re: Estación de tren
La oscuridad había envuelto sus ojos. Helena perdió la consciencia, como tantas veces antes, como siempre en su vida desde aquel incidente. Lo último que vio fue a Shado cubierto de sangre, mientras extendía su mano hacia él y éste, a su vez, intentaba alcanzarla. Quizás ese instante fue el único en que un atisbo de la verdadera Helena asomó. En ese momento de plena consciencia antes de que todo se nuble, la verdad había sido delatada ante su juicio y había recordado absolutamente todo, incluso lo que ella era, lo que había sido, y lo que debería ser. Pero, como siempre, su mente volvió a protegerla; sus emociones se vieron rodeadas así como también se vieron rodeados los recuerdos. Nuevamente la burbuja de cristal se creó a su alrededor, y entonces todo se volvió más negro que la noche.
¿Cuánto tiempo había transcurrido? Aproximadamente una hora. Helena abrió sus ojos luego de aquel tiempo. Parpadeó suavemente, confundida. Un grisáceo techo se extendía sobre ella. Sus pupilas poseían el reflejo de alguien que realmente estaba extraviado, tanto mental como espiritualmente. Sus dedos se movieron suavemente, tanteando debajo de ellos una mullida cama. ¿Dónde se encontraba? ¿Qué era todo esto? Por un momento creyó estar en su casa, pero aquel sitio distaba mucho del conocido “hogar”. Lentamente se sentó en la cama, conservando la calma, volviendo a aquel inexpresivo semblante que nada decía y que todo lo ocultaba. Al mirar hacia un costado, divisó una fría ventana. Los colores de la pared estaban saltados, había humedad, y el aspecto del lugar era bastante tétrico y sombrío. Sin pensarlo ni buscarlo, un escalofrío recorrió su columna. ¿Estaba sola allí? ¿Cómo había llegado? Y tras hacerse esas preguntas internamente, comprendió que nuevamente había un bache en su memoria, y que otra vez había sucedido: la inconsciencia le arrebató los sentidos.
Se puso de pie lentamente. No había nadie en la habitación, pero estaba segura de que allí no llegó sola. Y entonces el miedo comenzó a crecer en su interior. Lo mejor que podría pasarle era estar sola, ¿verdad? ¿Y si se habían aprovechado de la situación y había sido víctima de un secuestro? Miró sus manos. Necesitaba recordar. Necesitaba saber qué ocurrió y cómo llegó allí. Pero… ¿cómo? Ya lo había intentado en otras ocasiones, y fue en vano. Apenas podía tener entendimiento sobre lo que le ocurría, sobre su enfermedad, pero ir más allá le resultaba imposible. Y siempre temía lo que podía ocurrir cuando estos ataques le tomaban por sorpresa. Y las horas anteriores a despertarse aquí… eran un completo misterio. Ante la frustración, Helena comenzó a alterarse. Se puso de pie y caminó hacia la ventana. Intentó abrirla, pero estaba trabada. Las persianas estaban bajas y ni siquiera podía ver hacia el exterior para intentar reconocer la zona en la que se encontraba. Su corazón comenzó a agitarse. Necesitaba recordar, necesitaba salir de allí. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que su bolso no estaba, y por lo tanto tampoco estaba su móvil. En ese momento, divisó las manchas de sangre que tenía su vestido. ¿Qué..? Sus pupilas se volvieron ínfimas. Quería gritar, pedir ayuda, pero hacer eso sería una completa estupidez. Y entonces escuchó pasos, al otro lado de la puerta. ¿Habría un pasillo? ¿Escaleras? Lentamente, miró hacia un costado y se aproximó a la mesa de noche, abriendo el cajón y encontrando un cortapapeles dentro. Tenía una punta aguda, afilada. Sigilosamente, se sentó en la cama otra vez, y escondió su improvisada arma en la manga de su abrigo. Se quedó observando la puerta, callada, con ojos brillantes y expectantes. El pomo comenzó a girarse. Alguien regresaba de quién sabe dónde. Y ella… Ella simplemente aguardaba, con el corazón en la garganta y el miedo golpeteando su pecho.
¿Cuánto tiempo había transcurrido? Aproximadamente una hora. Helena abrió sus ojos luego de aquel tiempo. Parpadeó suavemente, confundida. Un grisáceo techo se extendía sobre ella. Sus pupilas poseían el reflejo de alguien que realmente estaba extraviado, tanto mental como espiritualmente. Sus dedos se movieron suavemente, tanteando debajo de ellos una mullida cama. ¿Dónde se encontraba? ¿Qué era todo esto? Por un momento creyó estar en su casa, pero aquel sitio distaba mucho del conocido “hogar”. Lentamente se sentó en la cama, conservando la calma, volviendo a aquel inexpresivo semblante que nada decía y que todo lo ocultaba. Al mirar hacia un costado, divisó una fría ventana. Los colores de la pared estaban saltados, había humedad, y el aspecto del lugar era bastante tétrico y sombrío. Sin pensarlo ni buscarlo, un escalofrío recorrió su columna. ¿Estaba sola allí? ¿Cómo había llegado? Y tras hacerse esas preguntas internamente, comprendió que nuevamente había un bache en su memoria, y que otra vez había sucedido: la inconsciencia le arrebató los sentidos.
Se puso de pie lentamente. No había nadie en la habitación, pero estaba segura de que allí no llegó sola. Y entonces el miedo comenzó a crecer en su interior. Lo mejor que podría pasarle era estar sola, ¿verdad? ¿Y si se habían aprovechado de la situación y había sido víctima de un secuestro? Miró sus manos. Necesitaba recordar. Necesitaba saber qué ocurrió y cómo llegó allí. Pero… ¿cómo? Ya lo había intentado en otras ocasiones, y fue en vano. Apenas podía tener entendimiento sobre lo que le ocurría, sobre su enfermedad, pero ir más allá le resultaba imposible. Y siempre temía lo que podía ocurrir cuando estos ataques le tomaban por sorpresa. Y las horas anteriores a despertarse aquí… eran un completo misterio. Ante la frustración, Helena comenzó a alterarse. Se puso de pie y caminó hacia la ventana. Intentó abrirla, pero estaba trabada. Las persianas estaban bajas y ni siquiera podía ver hacia el exterior para intentar reconocer la zona en la que se encontraba. Su corazón comenzó a agitarse. Necesitaba recordar, necesitaba salir de allí. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que su bolso no estaba, y por lo tanto tampoco estaba su móvil. En ese momento, divisó las manchas de sangre que tenía su vestido. ¿Qué..? Sus pupilas se volvieron ínfimas. Quería gritar, pedir ayuda, pero hacer eso sería una completa estupidez. Y entonces escuchó pasos, al otro lado de la puerta. ¿Habría un pasillo? ¿Escaleras? Lentamente, miró hacia un costado y se aproximó a la mesa de noche, abriendo el cajón y encontrando un cortapapeles dentro. Tenía una punta aguda, afilada. Sigilosamente, se sentó en la cama otra vez, y escondió su improvisada arma en la manga de su abrigo. Se quedó observando la puerta, callada, con ojos brillantes y expectantes. El pomo comenzó a girarse. Alguien regresaba de quién sabe dónde. Y ella… Ella simplemente aguardaba, con el corazón en la garganta y el miedo golpeteando su pecho.
- Helena Hoffman
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Re: Estación de tren
* Crash, como casi siempre estaba en su terapia de buscar la calma y la tranquilidad con el universo. Yo ya os dijo que eso es imposible para alguien que lleva en su interior ser un justiciero. Tal vez, eso no es lo malo pero no ayuda. Uso el tren para viajar por los sitios colindantes, ya que hacia mucho que no iba a las montañas. Pero tranquilos que no se despeño. Aun que eso hubiera sido gracioso de contar. Crash se sentó, en uno de esos bancos mas alejados de la gente, para ver los trenes salir de la estación.
Poco a poco, se dio cuenta. Había olores conocidos en el ambiente. Pero no les dio mucha importancia, el ya no pintaba nada con los temas ajenos. Esa ya no era su vida. O no quería esa vida de preocupación constante por los demás. Y ahí estaba él. Viendo trenes. Que diversión (?). *
Poco a poco, se dio cuenta. Había olores conocidos en el ambiente. Pero no les dio mucha importancia, el ya no pintaba nada con los temas ajenos. Esa ya no era su vida. O no quería esa vida de preocupación constante por los demás. Y ahí estaba él. Viendo trenes. Que diversión (?). *
- Crash
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Re: Estación de tren
Megan se había retrasado mas de lo necesario, había hecho un par de paradas de camino a su destino para comprar un par de cosas. Pero por supuesto no se había alejado en ningún momento de Haki, la loba que compartía cuerpo con su madre y que, de alguna extraña manera ella conseguía invocar.
Acababan de llegar, el tren se detuvo y la niña se levanto de su asiento, provocando que la gran loba blanca que ocupaba gran parte del pasillo se pusiera en marcha tras ella. Bajo dando un pequeño salto del tren y olfateo el aire, había tantos olores distintos que no conocía que se puso muy nerviosa, solo cuando Haki poso su hocico en su hombro consiguió relajarse, no había nada que temer, o eso le había dicho su madre. Agarro las bolsas con ambas manos y comenzó a deambular por la estación, reconociendo el lugar.
Se fijo en un muchacho, estaba sentado en un banco mirando a los trenes pasar, estaba de espaldas por lo que no podia verle la cara. En un primer momento pensaba que se trataba de un error, pero una mirada a Haki le confirmo sus dudas, se trataba de un vampiro.
En esa estación repleta de humanos su olor destacaba con claridad frente a los otros. ¿Que quería decir aquello? ¿Quizá ese muchacho la estaba esperando a ella? Se quedo petrificada por el miedo. ¿Jonh la había encontrado? ¿Tan pronto? No, no podía ser. Sin darse cuenta las bolsas resbalaron de sus manos cayendo al suelo de manera sumamente ruidosa, era imposible que no lo hubiera oído. -Mierda- Musito entre dientes mientras las recogía sin apartar la mirada del chico.
Acababan de llegar, el tren se detuvo y la niña se levanto de su asiento, provocando que la gran loba blanca que ocupaba gran parte del pasillo se pusiera en marcha tras ella. Bajo dando un pequeño salto del tren y olfateo el aire, había tantos olores distintos que no conocía que se puso muy nerviosa, solo cuando Haki poso su hocico en su hombro consiguió relajarse, no había nada que temer, o eso le había dicho su madre. Agarro las bolsas con ambas manos y comenzó a deambular por la estación, reconociendo el lugar.
Se fijo en un muchacho, estaba sentado en un banco mirando a los trenes pasar, estaba de espaldas por lo que no podia verle la cara. En un primer momento pensaba que se trataba de un error, pero una mirada a Haki le confirmo sus dudas, se trataba de un vampiro.
En esa estación repleta de humanos su olor destacaba con claridad frente a los otros. ¿Que quería decir aquello? ¿Quizá ese muchacho la estaba esperando a ella? Se quedo petrificada por el miedo. ¿Jonh la había encontrado? ¿Tan pronto? No, no podía ser. Sin darse cuenta las bolsas resbalaron de sus manos cayendo al suelo de manera sumamente ruidosa, era imposible que no lo hubiera oído. -Mierda- Musito entre dientes mientras las recogía sin apartar la mirada del chico.
- Megan Blade Darent
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Re: Estación de tren
* Crash tenia su mente en babia. No paraba de recordar el paisaje de las montañas y de hacer loterías consigo mismo de a donde iban los trenes que con tanto detalle miraba. Tonto, lo pone en los paneles de los mismos. Suspiro al recordar que tenia que estudiar para los exámenes. Eso le cambio los pensamientos.
Y cuando parecía que su mente brillante daba con la decimoquinta sinfonía, un ruido le despertó. Su olfato no le engaño. No se giro. Se quedo quieto. Estaba analizando ese olor, ese aroma a vampiro que le recordaba otra época y a vampiros que daba por desaparecidos. Aun que el bobo de Crash no supiera relacionar el 1+1 y eso que podría estar muy claro. Se sintió aliviado y tranquilo. Sobretodo por que analizo que era una simple niña vampiro, si era bobo pero con grandes dotes. Se pregunto ¿Que hace una niña sola con una especie de loba? y nada mas.
Se giro para mirarla. Al verla asustada no quiso acercarse. Pero, a los segundos se levanto. Fue calmado hasta situarse donde estaba la niña con una sonrisa.*
- Tranquila, no voy hacerte nada. Mi nombre es Crash.¿Puedo ayudarte con las bolsas?
Y cuando parecía que su mente brillante daba con la decimoquinta sinfonía, un ruido le despertó. Su olfato no le engaño. No se giro. Se quedo quieto. Estaba analizando ese olor, ese aroma a vampiro que le recordaba otra época y a vampiros que daba por desaparecidos. Aun que el bobo de Crash no supiera relacionar el 1+1 y eso que podría estar muy claro. Se sintió aliviado y tranquilo. Sobretodo por que analizo que era una simple niña vampiro, si era bobo pero con grandes dotes. Se pregunto ¿Que hace una niña sola con una especie de loba? y nada mas.
Se giro para mirarla. Al verla asustada no quiso acercarse. Pero, a los segundos se levanto. Fue calmado hasta situarse donde estaba la niña con una sonrisa.*
- Tranquila, no voy hacerte nada. Mi nombre es Crash.¿Puedo ayudarte con las bolsas?
- Crash
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Re: Estación de tren
La pequeña se puso tensa al notar que el chico se estaba acercando. Se levanto y agarro sus bolsas con fuerza mirando al chico que le hablaba. Era rubio, un poco mas alto que ella y de ojos azules. Era un contraste divertido verse reflejada en la mente del chico, ella, tan menuda, con su cabello negro cortado por ella misma, con sus ojos de distinto color. Tan dispares..
-Gracias- Musito al extraño que acababa de presentarse como Crash, ¿que clase de nombre era aquel? ¿Quizá era un mote? Lo miro unos instantes con la cabeza ladeada y el ceño fruncido, con cara de concentración. No, este no podía ser discípulo de Jonh, ni siquiera había intentado matarla aun. Al darse cuenta de eso la cara de la niña cambio para dar paso a una gran sonrisa. También Haki se relajo y comenzó a mirar a los alrededores, atenta a cualquier cosa sospechosa.
-Yo me llamo Megan- Dijo la muchacha alegremente. -Es un placer- Continuo hablando sin dejar contestar al chico. -Eres un vampiro, ¿Por que estas aquí?- Pregunto inquisitiva acercándose al chico y poniéndose de puntillas para quedar a la altura de su rostro. -No estarás buscando a quien comerte, ¿Verdad?- Pregunto entrecerrando los ojos de manera mas cómica que amenazante.
-Gracias- Musito al extraño que acababa de presentarse como Crash, ¿que clase de nombre era aquel? ¿Quizá era un mote? Lo miro unos instantes con la cabeza ladeada y el ceño fruncido, con cara de concentración. No, este no podía ser discípulo de Jonh, ni siquiera había intentado matarla aun. Al darse cuenta de eso la cara de la niña cambio para dar paso a una gran sonrisa. También Haki se relajo y comenzó a mirar a los alrededores, atenta a cualquier cosa sospechosa.
-Yo me llamo Megan- Dijo la muchacha alegremente. -Es un placer- Continuo hablando sin dejar contestar al chico. -Eres un vampiro, ¿Por que estas aquí?- Pregunto inquisitiva acercándose al chico y poniéndose de puntillas para quedar a la altura de su rostro. -No estarás buscando a quien comerte, ¿Verdad?- Pregunto entrecerrando los ojos de manera mas cómica que amenazante.
- Megan Blade Darent
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Re: Estación de tren
* Crash sonrió ante las palabras y los movimientos de la niña. Últimamente no hacia otra cosa que no fuera como de hermano mayor o algo por el estilo. Ay Crashito, donde te has metido. Se agacho para ponerse a la altura de la niña. Y paso de la loba claro. Este lado tan amigable de él, no se, me daba como... Vamos a dejarlo.*
- No, solo vine aquí a ver los trenes y a pensar. (Dijo con una sonrisa) Yo no me alimento de humanos...Pero ¿Como es que viajas sólita? Este mundo es peligro. (Intento decir con cierto humor)
* A Crash no se le daban bien los niños. Bueno ni los niños, ni los adolescentes, ni los adultos y mucho menos a los que encima eran vampiros. Digamos que últimamente estaba tan metido en su mundo de relax que ya no sabia ni hablar. Mejor dicho tratar. Pero siempre intentaba dar lo mejor de si.*
- No, solo vine aquí a ver los trenes y a pensar. (Dijo con una sonrisa) Yo no me alimento de humanos...Pero ¿Como es que viajas sólita? Este mundo es peligro. (Intento decir con cierto humor)
* A Crash no se le daban bien los niños. Bueno ni los niños, ni los adolescentes, ni los adultos y mucho menos a los que encima eran vampiros. Digamos que últimamente estaba tan metido en su mundo de relax que ya no sabia ni hablar. Mejor dicho tratar. Pero siempre intentaba dar lo mejor de si.*
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Re: Estación de tren
La niña escucho atentamente las palabras del chico y cuando escucho que no se alimentaba de humanos su cara paso del "enojo" a la sorpresa. -Si no te alimentas de humanos.. ¿Que comes?- Pregunto curiosa, si hubiera estado en presencia de alguno de sus padres se habría llevado una reprimenda por esa pregunta.
-No me da miedo viajar sola, y se defenderme si llega el caso- Dijo poniendo los brazos en jarras en postura de héroe. -Ademas, Haki esta siempre conmigo, ella me protege- Comento poniéndole la mano izquierda sobre la cabeza a la loba que asintió mirando a los ojos al muchacho.
La gente continuaba pasando por la estación, bajando y subiendo a los trenes, había mucha afluencia para ser un pueblo no demasiado grande. Megan miro a un lado, un hombre acababa de robarle la cartera a una anciana sin que esta se diera cuenta, pero Megan lo había podido ver perfectamente.
-Sujétame esto- Dijo tirando prácticamente las bolsas al muchacho al pecho y en un abrir y cerrar de ojos desapareció de la vista de los presentes. Se había movido a demasiada rapidez para un ojo común, aunque no dudaba de que el vampiro había podido verla, aunque fuera fugazmente.
La chica se encontraba frente al ladrón que la miraba confuso sin saber como esa niña había llegado allí. -No esta bien robar a las ancianas- Dijo la chica mirándole a los ojos con el ceño fruncido, el ojo rojo brillaba en este punto. -¡Debería darte vergüenza!- Grito mientras soltaba un puñetazo bajo la mandíbula del hombre tirándole hacia atrás varios metros. La cartera, salio volando de las manos del hombre y Megan la cogió al vuelo. Volvió a moverse con suma rapidez acercándose a la anciana al tiempo que esta subía al tren para colarle la cartera en el bolso de nuevo.
Para ese momento, varias personas habían rodeado al hombre que yacía en el suelo inconsciente. Megan corrió en dirección a Crash y a Haki y, tomando de la mano al chico, salio corriendo en dirección a la salida, seguidos por la loba. -Sera mejor que salgamos de aquí- Dijo soltándole la mano. -Ademas, odio los trenes.- Dijo desapareciendo de allí.
-No me da miedo viajar sola, y se defenderme si llega el caso- Dijo poniendo los brazos en jarras en postura de héroe. -Ademas, Haki esta siempre conmigo, ella me protege- Comento poniéndole la mano izquierda sobre la cabeza a la loba que asintió mirando a los ojos al muchacho.
La gente continuaba pasando por la estación, bajando y subiendo a los trenes, había mucha afluencia para ser un pueblo no demasiado grande. Megan miro a un lado, un hombre acababa de robarle la cartera a una anciana sin que esta se diera cuenta, pero Megan lo había podido ver perfectamente.
-Sujétame esto- Dijo tirando prácticamente las bolsas al muchacho al pecho y en un abrir y cerrar de ojos desapareció de la vista de los presentes. Se había movido a demasiada rapidez para un ojo común, aunque no dudaba de que el vampiro había podido verla, aunque fuera fugazmente.
La chica se encontraba frente al ladrón que la miraba confuso sin saber como esa niña había llegado allí. -No esta bien robar a las ancianas- Dijo la chica mirándole a los ojos con el ceño fruncido, el ojo rojo brillaba en este punto. -¡Debería darte vergüenza!- Grito mientras soltaba un puñetazo bajo la mandíbula del hombre tirándole hacia atrás varios metros. La cartera, salio volando de las manos del hombre y Megan la cogió al vuelo. Volvió a moverse con suma rapidez acercándose a la anciana al tiempo que esta subía al tren para colarle la cartera en el bolso de nuevo.
Para ese momento, varias personas habían rodeado al hombre que yacía en el suelo inconsciente. Megan corrió en dirección a Crash y a Haki y, tomando de la mano al chico, salio corriendo en dirección a la salida, seguidos por la loba. -Sera mejor que salgamos de aquí- Dijo soltándole la mano. -Ademas, odio los trenes.- Dijo desapareciendo de allí.
- Megan Blade Darent
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Re: Estación de tren
-Pues pastillas de sangre (Susurro enseñándola un bote pequeño con alguna de ellas.)
* Cuando iba a preguntar sobre la loba acabo lleno de bolsas. Él vio la escena con cara de sorpresa. No se lo esperaba. Ni yo a decir verdad. Que la hija de... ya sabéis, sea así. La alucinada de Crash fue en aumento cuando le soltó aquella reprimenda y luego un buen puño. En ningún momento pudo decir nada. Imagínate que harías tu en una situación así. Pues imagina la mente de la gente de alrededor. Crash pensó " Vaya, con la niña." Y cuando iba a decir algo. La niña le cogió y le saco de allí como si nada. Esto va de mal en peor... Y Crash sin enterarse de nada.*
* Cuando iba a preguntar sobre la loba acabo lleno de bolsas. Él vio la escena con cara de sorpresa. No se lo esperaba. Ni yo a decir verdad. Que la hija de... ya sabéis, sea así. La alucinada de Crash fue en aumento cuando le soltó aquella reprimenda y luego un buen puño. En ningún momento pudo decir nada. Imagínate que harías tu en una situación así. Pues imagina la mente de la gente de alrededor. Crash pensó " Vaya, con la niña." Y cuando iba a decir algo. La niña le cogió y le saco de allí como si nada. Esto va de mal en peor... Y Crash sin enterarse de nada.*
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