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Ficha Gin Fujiwara
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Ficha Gin Fujiwara
por Gin Fujiwara Jue Nov 03, 2011 8:14 pm
-Nombre: Gin Fujiwara
-Edad: Aparenta 17, tiene 25
-Lugar y fecha de nacimiento: Tokio, Japón. 28/05/1986
-Raza: Vampiro
-Clase: Nocturna
-Curso: Tercero
-Descripcion fisica o foto: Cuerpo escultural debido a la tonicidad que sus músculos adquirieron con la transformación, aunque ya como humano tenía una figura privilegiada: 1, 95 mts de altura, musculatura perfetca, 75 kg de peso.
Tiene el cabello color plata, por lo que se ganó el apodo de “lobo plateado”. Sus ojos son celestes, pero tan, tan claros que simulan el cristal. De mirada fría, e insondable, jamás revela lo que realmente siente… puede decirse que tiene un rostro enigmático y críptico.
Sus voz es profunda y suave, simulando una paciencia que en realidad no posee.
La suavidad de su piel es sólo comparable al mármol, igual de blanca, e igual de fría.
-Descripcion psicologica:Frío y calculador. Aún su experiencia con un vampiro no cambió su perspectiva del mundo. Es más, el hecho de ser prácticamente omnipotente, no hizo más que engrandecer su ego, su furia, y su desdén hacia cualquiera que no sea él.
Desconoce lo que es el amor y no le interesa en lo más mínimo conocerlo. Quizás lo único que lo alienta en esta vida, es volver a encontrarse con su creador… pero no es algo que le quite el sueño.
Vive la "vida" tras la idea de que el dinero todo lo puede comprar, y no ha habido alguien que le enseñe lo contrario. Pagando o engañando, Gin siempre ha conseguido lo que quiere.
Siente placer en denigrar al otro, y en ganar "trofeos" que en el momento en que han sido conseguidos, descarta. Es altamente competitivo, e inmensamente inteligente.
Que su carita de nene bueno no los engañe, él es maquiavélico y no deja puntada sin hilo.
En cuanto a sus gustos, le deleita que lo alaben, que lo mimen, y recalquen lo inteligente y bello que es. Disfruta del sadismo, de la sangre y de la violencia. En otro orden de cosas, tiene delirio por las fresas.
Detesta los gritos, las voces agudas y en especial, odia a la gente que le dice que “el amor lo puede todo”. Tampoco le atraen las cosas cursis.
-Historia:Ginzou Fujiwara nació en cuna privilegiada. En tales circunstancias, engendrado en una familia repleta de dinero, exitosa y de elite en cada una de las áreas que manejan al mundo, el chico jamás conoció la palabra "no", o siquiera experimentó una carencia material. Sin embargo, y cayendo en un cliché, "el dinero no lo compra todo", y Gin (así le gusta que le digan) jamás experimentó el afecto de una familia. La cosa más trivial, como sentarse a la mesa a compartir una cena con su hermano, su padre y su madre, fueron completamente ajenas para él.
En ese contexto, el pequeño Gin creció con una gran educación formal, pero no afectiva. Nunca hubo una persona que le pusiera límites, que lo encaminara en la vida, y los excesos no tardaron en llegar. Con 15 años de edad Gin había experimentado con absolutamente todo: sexo, drogas, personas, lugares. Se había hecho un nombre en el mundo de los negocios, y en la sociedad misma. Todos sabían de él, del lobo plateado (pues color plata es su cabello), que despiadadamente utilizaba a las personas a su alrededor, como antes lo había hecho con sus juguetes de la infancia. Ya a los 16 años, había recorrido el mundo, conocido alcobas de incontables mujeres y hombres, que indefectiblemente abandonaba cuando ya los había utilizado. "Ginzou Fujiwara", el lobo plateado, igual de feroz, igual de frío y calculador... Con un corazón tan frío como sus ojos del color del cristal.
Sin embargo, dinero, fama, fortuna e inmensurable hermosura, no lo satisfacían.
Recostado en una alcoba, en uno de sus tantos viajes al Cairo, Gin meditaba sobre su vida, sobre el vacío que cada noche lo invadía al cerrar los ojos. Lo tenía todo, y al mismo tiempo, no tenía nada. Escondido tras su frase de cabecera “El dinero puede comprarlo todo”, había alcanzado el punto culminante de su vida.
El reloj dio las doce. El reloj le informó que tenía 17 años y que, otra vez, nadie había corrido a felicitarle por tal evento. Cogió su chaqueta y decidió mezclarse entre la multitud… fue entonces cuando le vio. Un hombre hermoso, deslumbrante, exquisito… un hombre que no tardó en apreciar como su presa y que no dudó en abordar con sus refinados modales, con su experiencia para la manipulación.
La noche fue eterna… el hombre decía llamarse Lestat, el hombre parecía saberlo todo, conocer hasta la última partícula de Gin, saber exactamente lo que el jovencito quería. Y al parecer, el encanto era mutuo. Lestat miró el reloj… dos horas más y el sol comenzaría a asomarse como un degenerado visitante.
“eres hermoso, Gin” le susurró Lestat en el oído. “Sé que ya nada te complace en esta vida, sé que ya nada te interesa y eso es lo que te hace tan soberbiamente tentador… ¿qué harías con este poder? ¿Qué harías si yo te diera los ojos para recorrer el Jardín Prohibido?”. Lestat sonrió, le besó los labios, y desapareció.
Gin, por primera, había quedado prendado de algo… de las palabras de ese individuo que ahora deseaba más que cualquier cosa en el mundo.
Pasaron siete noches antes de que Lestat volviera a aparecer en el umbral de la puerta, con finas sedas blancas tapando la escultura de su cuerpo. Habían pasado 7 noches en las que Gin había pensado seriamente las palabras, extrañas, que habían sido susurradas en su oído.
“¿Tienes algo para perder?” Le preguntó Lestat entre las sábanas, aún cuando conocía la respuesta. Gin, estaba rendido a la vida, ya nada tenía sabor, pero… ni siquiera eso le había preparado para el abrazo del vampiro.
Lestat mostró colmillos aterradores y antes de que Gin se diera cuenta pudo sentir cómo la vida se iba de él, cómo sus fuerzas le abandonaban en un éxtasis que jamás había experimentado. Una comunión de alma, corazón y sangre, que lenta y exquisitamente caía por la garganta del blondo hombre a su lado, que le tomaba con fuerza, con amor, con sublime delicadeza… Y luego… luego sintió húmeda la boca, dulce y oxidada… sangre… deliciosa y adictiva.
Entre sueños, pudo reconocer a Lestat cerrado la habitación, dejándola completamente oscura… “Cuando todo termine, busca refugio en las criptas, no estés en el sol, no dejes que nadie conozca tu existencia como ser inmortal y húyele al fuego… ahora, tu vida comenzará nuevamente…”.
Esa fue la noche más aterradora de todas, mientras los fluidos corporales abandonaban su cuerpo y reconocía el proceso de muerte llevándose a cabo en su cuerpo. Pero estaba vivo, y ahora lo comprendía, comprendía que todas esas historias eran ciertas, que él ahora era un vampiro y que ya nada sería como antes…
-Edad: Aparenta 17, tiene 25
-Lugar y fecha de nacimiento: Tokio, Japón. 28/05/1986
-Raza: Vampiro
-Clase: Nocturna
-Curso: Tercero
-Descripcion fisica o foto: Cuerpo escultural debido a la tonicidad que sus músculos adquirieron con la transformación, aunque ya como humano tenía una figura privilegiada: 1, 95 mts de altura, musculatura perfetca, 75 kg de peso.
Tiene el cabello color plata, por lo que se ganó el apodo de “lobo plateado”. Sus ojos son celestes, pero tan, tan claros que simulan el cristal. De mirada fría, e insondable, jamás revela lo que realmente siente… puede decirse que tiene un rostro enigmático y críptico.
Sus voz es profunda y suave, simulando una paciencia que en realidad no posee.
La suavidad de su piel es sólo comparable al mármol, igual de blanca, e igual de fría.
-Descripcion psicologica:Frío y calculador. Aún su experiencia con un vampiro no cambió su perspectiva del mundo. Es más, el hecho de ser prácticamente omnipotente, no hizo más que engrandecer su ego, su furia, y su desdén hacia cualquiera que no sea él.
Desconoce lo que es el amor y no le interesa en lo más mínimo conocerlo. Quizás lo único que lo alienta en esta vida, es volver a encontrarse con su creador… pero no es algo que le quite el sueño.
Vive la "vida" tras la idea de que el dinero todo lo puede comprar, y no ha habido alguien que le enseñe lo contrario. Pagando o engañando, Gin siempre ha conseguido lo que quiere.
Siente placer en denigrar al otro, y en ganar "trofeos" que en el momento en que han sido conseguidos, descarta. Es altamente competitivo, e inmensamente inteligente.
Que su carita de nene bueno no los engañe, él es maquiavélico y no deja puntada sin hilo.
En cuanto a sus gustos, le deleita que lo alaben, que lo mimen, y recalquen lo inteligente y bello que es. Disfruta del sadismo, de la sangre y de la violencia. En otro orden de cosas, tiene delirio por las fresas.
Detesta los gritos, las voces agudas y en especial, odia a la gente que le dice que “el amor lo puede todo”. Tampoco le atraen las cosas cursis.
-Historia:Ginzou Fujiwara nació en cuna privilegiada. En tales circunstancias, engendrado en una familia repleta de dinero, exitosa y de elite en cada una de las áreas que manejan al mundo, el chico jamás conoció la palabra "no", o siquiera experimentó una carencia material. Sin embargo, y cayendo en un cliché, "el dinero no lo compra todo", y Gin (así le gusta que le digan) jamás experimentó el afecto de una familia. La cosa más trivial, como sentarse a la mesa a compartir una cena con su hermano, su padre y su madre, fueron completamente ajenas para él.
En ese contexto, el pequeño Gin creció con una gran educación formal, pero no afectiva. Nunca hubo una persona que le pusiera límites, que lo encaminara en la vida, y los excesos no tardaron en llegar. Con 15 años de edad Gin había experimentado con absolutamente todo: sexo, drogas, personas, lugares. Se había hecho un nombre en el mundo de los negocios, y en la sociedad misma. Todos sabían de él, del lobo plateado (pues color plata es su cabello), que despiadadamente utilizaba a las personas a su alrededor, como antes lo había hecho con sus juguetes de la infancia. Ya a los 16 años, había recorrido el mundo, conocido alcobas de incontables mujeres y hombres, que indefectiblemente abandonaba cuando ya los había utilizado. "Ginzou Fujiwara", el lobo plateado, igual de feroz, igual de frío y calculador... Con un corazón tan frío como sus ojos del color del cristal.
Sin embargo, dinero, fama, fortuna e inmensurable hermosura, no lo satisfacían.
Recostado en una alcoba, en uno de sus tantos viajes al Cairo, Gin meditaba sobre su vida, sobre el vacío que cada noche lo invadía al cerrar los ojos. Lo tenía todo, y al mismo tiempo, no tenía nada. Escondido tras su frase de cabecera “El dinero puede comprarlo todo”, había alcanzado el punto culminante de su vida.
El reloj dio las doce. El reloj le informó que tenía 17 años y que, otra vez, nadie había corrido a felicitarle por tal evento. Cogió su chaqueta y decidió mezclarse entre la multitud… fue entonces cuando le vio. Un hombre hermoso, deslumbrante, exquisito… un hombre que no tardó en apreciar como su presa y que no dudó en abordar con sus refinados modales, con su experiencia para la manipulación.
La noche fue eterna… el hombre decía llamarse Lestat, el hombre parecía saberlo todo, conocer hasta la última partícula de Gin, saber exactamente lo que el jovencito quería. Y al parecer, el encanto era mutuo. Lestat miró el reloj… dos horas más y el sol comenzaría a asomarse como un degenerado visitante.
“eres hermoso, Gin” le susurró Lestat en el oído. “Sé que ya nada te complace en esta vida, sé que ya nada te interesa y eso es lo que te hace tan soberbiamente tentador… ¿qué harías con este poder? ¿Qué harías si yo te diera los ojos para recorrer el Jardín Prohibido?”. Lestat sonrió, le besó los labios, y desapareció.
Gin, por primera, había quedado prendado de algo… de las palabras de ese individuo que ahora deseaba más que cualquier cosa en el mundo.
Pasaron siete noches antes de que Lestat volviera a aparecer en el umbral de la puerta, con finas sedas blancas tapando la escultura de su cuerpo. Habían pasado 7 noches en las que Gin había pensado seriamente las palabras, extrañas, que habían sido susurradas en su oído.
“¿Tienes algo para perder?” Le preguntó Lestat entre las sábanas, aún cuando conocía la respuesta. Gin, estaba rendido a la vida, ya nada tenía sabor, pero… ni siquiera eso le había preparado para el abrazo del vampiro.
Lestat mostró colmillos aterradores y antes de que Gin se diera cuenta pudo sentir cómo la vida se iba de él, cómo sus fuerzas le abandonaban en un éxtasis que jamás había experimentado. Una comunión de alma, corazón y sangre, que lenta y exquisitamente caía por la garganta del blondo hombre a su lado, que le tomaba con fuerza, con amor, con sublime delicadeza… Y luego… luego sintió húmeda la boca, dulce y oxidada… sangre… deliciosa y adictiva.
Entre sueños, pudo reconocer a Lestat cerrado la habitación, dejándola completamente oscura… “Cuando todo termine, busca refugio en las criptas, no estés en el sol, no dejes que nadie conozca tu existencia como ser inmortal y húyele al fuego… ahora, tu vida comenzará nuevamente…”.
Esa fue la noche más aterradora de todas, mientras los fluidos corporales abandonaban su cuerpo y reconocía el proceso de muerte llevándose a cabo en su cuerpo. Pero estaba vivo, y ahora lo comprendía, comprendía que todas esas historias eran ciertas, que él ahora era un vampiro y que ya nada sería como antes…
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