|
Bienvenidos a Vampire Knight: Academia Cross. Esperamos realmente que los usuarios y también los personajes, disfruten la estadía en el foro y sobre todo, participen en esta comunidad. ¡Diviértanse por encima de todo!
|
|
Conectarse
Últimos temas
Anuncios
No hay anuncios disponibles.
Planta superior
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Planta superior
Recuerdo del primer mensaje :
Son un conjunto de salas privadas, no es necesario usar la máscara aquí.
Son un conjunto de salas privadas, no es necesario usar la máscara aquí.
- Kaien Cross
Cantidad de envíos :
450
Localización : En mi despacho
Empleo /Ocio : Director de la academia Cross
Humor : Maravilloso~
Re: Planta superior
Natsuki no sabía cómo sentirse en realidad. Estaba nerviosa, inquieta, mareada y preocupada. Sus manos antaño heladas, lentamente volvían a la normalidad, pero su corazón continuaba gélido como el hielo. Sus ojos verdes se clavaron en los de su hermano. Ahora tenían el mismo color ambos pares de iris. Aunque sus palabran intentaran consolarla, ambos sabían perfectamente que eso era casi imposible. ¿Cómo estar tranquila cuando un hombre que no recuerda estuvo en la habitación con ella? De tan solo pensarlo le daba pánico. Se llevó ambas manos al pecho y bajó la mirada. ¿Y si...?
No, Natsuki. Nada de eso pudo ocurrir. Estás bien vestida, no hay marcas en tu cuerpo... Por lo tanto, déjate de tonterías", se dijo a sí misma. Cerró los ojos en cuanto Shima besó su cabello. ¿Desde cuándo albergaba gestos tan amables con ella? Su mano recibió calidez al encontrarse sujeta por la suya, entre ambos. Lo miró a los ojos unos momentos. Ya no tenía sed, ya no estaba tan nerviosa y ya no tenía ese frío aterrador recorriéndole todo el cuerpo. Suspiró suavemente y dejó la botella vacía a un lado. Intentaría encontrar la calma. Lo lograría. Este era el momento ideal para copiar el temple de su hermano.
Tras el suceso de "la entrada triunfal de Sakamoto", Natsuki había quedado pensativa. ¿Qué dirían de ella? Que estaba con un muchacho en la habitación y que, en base a ese chisme, se generaran muchos más, sería ínfimo en comparación a que dijeran que se encontraba allí con su hermano, el cual tenía el torso desnudo. Y sí, ella consideraba que era una pavada esto último, pues ¿qué hay de malo en un torso desnudo? Deberían asombrarse si no llevara los pantalones puestos. Pero, conociendo la mente diminuta de esas muchachas, no le extrañaría que inventaran cualquier disparate con tal de dejarla mal parada.
Suspiró y se dejó caer.
Cerró los ojos mientras escuchaba las palabras de su hermano.
- No quiero quedarme aquí. Hay una fiesta allí afuera, ¿no recuerdas? -murmuró, soltando otro suspiro a continuación-. ¿Te estabas divirtiendo? -indagó, pues por un lado se sentía culpable de que su hermano estuviera allí, como perro guardián, en vez de disfrutar entre la música y la bebida-. Podemos volver al salón -agregó luego, abriendo un solo ojo y mirándolo. No quería pasar la fiesta entre cuatro paredes insulsas. Cerró los ojos otra vez-. Ya habrá tiempo para preocupaciones. Cuando todo el evento termine, me compraré un test de embarazo -dijo con total firmeza y seriedad, tomando una actitud madura ante lo que pudiera pasar. Si alguien había abusado de ella y no lo recordaba, más le convenía que no lo recuerde nunca si no le hizo al menos disfrutar. Lo único que faltaba era que le dejara un obsequio a los nueve meses.
Ah, la mente de Natsuki, nunca cesaba de idear las más morbosas ideas.
No, Natsuki. Nada de eso pudo ocurrir. Estás bien vestida, no hay marcas en tu cuerpo... Por lo tanto, déjate de tonterías", se dijo a sí misma. Cerró los ojos en cuanto Shima besó su cabello. ¿Desde cuándo albergaba gestos tan amables con ella? Su mano recibió calidez al encontrarse sujeta por la suya, entre ambos. Lo miró a los ojos unos momentos. Ya no tenía sed, ya no estaba tan nerviosa y ya no tenía ese frío aterrador recorriéndole todo el cuerpo. Suspiró suavemente y dejó la botella vacía a un lado. Intentaría encontrar la calma. Lo lograría. Este era el momento ideal para copiar el temple de su hermano.
Tras el suceso de "la entrada triunfal de Sakamoto", Natsuki había quedado pensativa. ¿Qué dirían de ella? Que estaba con un muchacho en la habitación y que, en base a ese chisme, se generaran muchos más, sería ínfimo en comparación a que dijeran que se encontraba allí con su hermano, el cual tenía el torso desnudo. Y sí, ella consideraba que era una pavada esto último, pues ¿qué hay de malo en un torso desnudo? Deberían asombrarse si no llevara los pantalones puestos. Pero, conociendo la mente diminuta de esas muchachas, no le extrañaría que inventaran cualquier disparate con tal de dejarla mal parada.
Suspiró y se dejó caer.
Cerró los ojos mientras escuchaba las palabras de su hermano.
- No quiero quedarme aquí. Hay una fiesta allí afuera, ¿no recuerdas? -murmuró, soltando otro suspiro a continuación-. ¿Te estabas divirtiendo? -indagó, pues por un lado se sentía culpable de que su hermano estuviera allí, como perro guardián, en vez de disfrutar entre la música y la bebida-. Podemos volver al salón -agregó luego, abriendo un solo ojo y mirándolo. No quería pasar la fiesta entre cuatro paredes insulsas. Cerró los ojos otra vez-. Ya habrá tiempo para preocupaciones. Cuando todo el evento termine, me compraré un test de embarazo -dijo con total firmeza y seriedad, tomando una actitud madura ante lo que pudiera pasar. Si alguien había abusado de ella y no lo recordaba, más le convenía que no lo recuerde nunca si no le hizo al menos disfrutar. Lo único que faltaba era que le dejara un obsequio a los nueve meses.
Ah, la mente de Natsuki, nunca cesaba de idear las más morbosas ideas.
- Natsuki Sugimura
Cantidad de envíos :
76
Humor : De perros
Re: Planta superior
Un hombre alto y enmascarado dio tres golpes a la puerta de la habitación donde se encontraban Shima y Natsuki Sugimura.
- ¿Hay alguien aquí? -murmuró. Intentó abrir la puerta pero estaba trabada desde el interior-. Se solicita que regresen al salón. Pronto habrá una grata sorpresa para los invitados -dijo, comentando aquella información. Tras esto, se alejó de allí sigilosamente.
- ¿Hay alguien aquí? -murmuró. Intentó abrir la puerta pero estaba trabada desde el interior-. Se solicita que regresen al salón. Pronto habrá una grata sorpresa para los invitados -dijo, comentando aquella información. Tras esto, se alejó de allí sigilosamente.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Planta superior
Negó con la cabeza y suspiró. ¿Por qué su hermana era tan repulsiva y tozuda? A veces querría estrangularla para que dejara de decir semejantes pavadas. Llevó una mano al entrecejó y cerró los ojos un momento. Acababa de pasar por una extraña situación, donde un hombre desconocido había utilizado su teléfono y en cambio, Natsuki se preocupaba más por los rumores de Sakamoto. Mujeres...
Levantó la cabeza para mirarla y asintió.
- Lo sé, lo recuerdo perfectamente. - Dijo irónico, sonriendo hacia un lado. Con un movimiento rápido, alejó el pelo de los ojos, sin necesidad de levantar su máscara. - ¿Realmente...? Verdaderamente no mucho. Estuve bailando con varias mujeres ebrias y apenas entablé conversación con una de ellas... - Comentó dejado, sin importarle demasiado. Aunque ante todo, tranquilo. Ya había pasado lo peor. Su temple de hierro había regresado. Y si Natsuki no quería escuchar nada de aquello, que no hubiera preguntado o se tapara los oídos. Pero él, desde luego, no veía reparo en contar lo que estuvo haciendo durante todo el tiempo. Al fin y al cabo, era sumamente aburrido bailar con mujeres apestadas de alcohol. - ... Realmente estaba esperándote. - Confesó finalmente, terminando toda su explicación.
- ¿Te encuentras bien? - Preguntó primeramente. En el caso de que ella no se encontrara bien, no tenía sentido que bajaran a disfrutar de un fiesta, que en realidad sería una catástrofe. Sin embargo, después de hacer la pregunta, lo pensó detenidamente un poco más y dedujo que había hecho mal en preguntar, pues Natsuki no reconocería que se encontraba en malas condiciones. Suspiró, rodando los ojos hacia un lado. Había caído en su propia red.
Y, en ese mismo momento, se escuchó a un hombre al otro lado de la puerta. Seguidamente, miró a su hermana con una sonrisa maliciosa. ¿Una sorpresa? Le gustaban las sorpresas. Sin embargo, lo consideraba un uso de fiestas de cumpleaños. Por el amor del cielo. ¿En qué mundo estaban viviendo?
- Venga, vamos. - Así por lo menos podría dejar de pensar en lo de Sakamoto y además olvidar durante unos segundos el tema. Se vistió rápidamente y tiró de la mano de Natsuki. - Vamos. - Repitió. Abrió la puerta y llevándosela casi arrastras. - Anda, anda, una pruba de embarazo... - Dijo marchando hacia el salón de baile.
Levantó la cabeza para mirarla y asintió.
- Lo sé, lo recuerdo perfectamente. - Dijo irónico, sonriendo hacia un lado. Con un movimiento rápido, alejó el pelo de los ojos, sin necesidad de levantar su máscara. - ¿Realmente...? Verdaderamente no mucho. Estuve bailando con varias mujeres ebrias y apenas entablé conversación con una de ellas... - Comentó dejado, sin importarle demasiado. Aunque ante todo, tranquilo. Ya había pasado lo peor. Su temple de hierro había regresado. Y si Natsuki no quería escuchar nada de aquello, que no hubiera preguntado o se tapara los oídos. Pero él, desde luego, no veía reparo en contar lo que estuvo haciendo durante todo el tiempo. Al fin y al cabo, era sumamente aburrido bailar con mujeres apestadas de alcohol. - ... Realmente estaba esperándote. - Confesó finalmente, terminando toda su explicación.
- ¿Te encuentras bien? - Preguntó primeramente. En el caso de que ella no se encontrara bien, no tenía sentido que bajaran a disfrutar de un fiesta, que en realidad sería una catástrofe. Sin embargo, después de hacer la pregunta, lo pensó detenidamente un poco más y dedujo que había hecho mal en preguntar, pues Natsuki no reconocería que se encontraba en malas condiciones. Suspiró, rodando los ojos hacia un lado. Había caído en su propia red.
Y, en ese mismo momento, se escuchó a un hombre al otro lado de la puerta. Seguidamente, miró a su hermana con una sonrisa maliciosa. ¿Una sorpresa? Le gustaban las sorpresas. Sin embargo, lo consideraba un uso de fiestas de cumpleaños. Por el amor del cielo. ¿En qué mundo estaban viviendo?
- Venga, vamos. - Así por lo menos podría dejar de pensar en lo de Sakamoto y además olvidar durante unos segundos el tema. Se vistió rápidamente y tiró de la mano de Natsuki. - Vamos. - Repitió. Abrió la puerta y llevándosela casi arrastras. - Anda, anda, una pruba de embarazo... - Dijo marchando hacia el salón de baile.
- Shima Sugimura
Cantidad de envíos :
68
Humor : Insoportable.
Re: Planta superior
"Realmente estaba esperándote".
Natsuki miró a su hermano a los ojos. Por primera vez, prestó atención a sus palabras de otra manera. ¿Por qué la estaría esperando? ¿Era cierto, entonces, que ella era importante para él a pesar de todo? Una extraña alegría la envolvió. Quizá fuera porque sus palabras sonaron sinceras pese al orgullo y la soberbia de Shima. Natsuki anhelaba con todas sus fuerzas, en su interior, ser importante para alguien de su familia. Conociendo la mezquindad que se esparcía en la sangre Sugimura, era muy gratificante y tranquilizante saber que al menos su hermano la apreciaba a pesar de todo.
- Gracias -mencionó, sonriendo de un modo algo infantil. El interior de Natsuki salió a la luz por primera vez en mucho tiempo. Tal vez su hermano tomara aquel agradecimiento como la muestra de gratitud por haberla ayudado, pero en realidad iba más allá de eso.
Natsuki se puso de pie rápidamente, ignorando completamente la pregunta que él le había hecho. Claro que estaba bien. Ahora, se encontraba mejor que nunca. Como si se hubiera despojado de los nervios y la exaltación en un instante, Natsuki se mostraba con energías renovadas. Quería bajar a la fiesta, bailar, divertirse. Simplemente, eso. Y, en ese instante, escuchó que alguien golpeaba la puerta y las palabras de aquel hombre. Miró a su hermano, sorprendida. ¿Qué sorpresa sería? Se dejó arrastrar por su hermano, colocándose mejor la máscara. Avanzaron por el pasillo, pero entonces algo la detuvo.
- Shima... ¿qué son esos gritos? -frunció el ceño. Parecían verdaderos gritos de desesperación y dolor. Lo primero que se le vino a la mente era si aquella sorpresa se trataba de alguna representación teatral de alguna tragedia. Apretó fuertemente la mano de Shima y detuvo su andar. Sus ojos verdes se clavaron en un cuerpo que acababa de estrellarse en la pared hacia donde el pasillo doblaba y daba a las escaleras para descender.
- Shima... -murmuró de nuevo, temblorosa. Aquello no podía ser una sorpresa. La sangre emanaba del cuerpo de aquel muchacho sin vida, el cual era su compañero de clase. No podían bajar. ¿Qué sabían acerca de lo que yacía allí abajo? Tiró de la mano de su hermano. Debían esconderse nuevamente. Debían... ¿Qué se suponía que debían hacer en una situación como esa?
Natsuki miró a su hermano a los ojos. Por primera vez, prestó atención a sus palabras de otra manera. ¿Por qué la estaría esperando? ¿Era cierto, entonces, que ella era importante para él a pesar de todo? Una extraña alegría la envolvió. Quizá fuera porque sus palabras sonaron sinceras pese al orgullo y la soberbia de Shima. Natsuki anhelaba con todas sus fuerzas, en su interior, ser importante para alguien de su familia. Conociendo la mezquindad que se esparcía en la sangre Sugimura, era muy gratificante y tranquilizante saber que al menos su hermano la apreciaba a pesar de todo.
- Gracias -mencionó, sonriendo de un modo algo infantil. El interior de Natsuki salió a la luz por primera vez en mucho tiempo. Tal vez su hermano tomara aquel agradecimiento como la muestra de gratitud por haberla ayudado, pero en realidad iba más allá de eso.
Natsuki se puso de pie rápidamente, ignorando completamente la pregunta que él le había hecho. Claro que estaba bien. Ahora, se encontraba mejor que nunca. Como si se hubiera despojado de los nervios y la exaltación en un instante, Natsuki se mostraba con energías renovadas. Quería bajar a la fiesta, bailar, divertirse. Simplemente, eso. Y, en ese instante, escuchó que alguien golpeaba la puerta y las palabras de aquel hombre. Miró a su hermano, sorprendida. ¿Qué sorpresa sería? Se dejó arrastrar por su hermano, colocándose mejor la máscara. Avanzaron por el pasillo, pero entonces algo la detuvo.
- Shima... ¿qué son esos gritos? -frunció el ceño. Parecían verdaderos gritos de desesperación y dolor. Lo primero que se le vino a la mente era si aquella sorpresa se trataba de alguna representación teatral de alguna tragedia. Apretó fuertemente la mano de Shima y detuvo su andar. Sus ojos verdes se clavaron en un cuerpo que acababa de estrellarse en la pared hacia donde el pasillo doblaba y daba a las escaleras para descender.
- Shima... -murmuró de nuevo, temblorosa. Aquello no podía ser una sorpresa. La sangre emanaba del cuerpo de aquel muchacho sin vida, el cual era su compañero de clase. No podían bajar. ¿Qué sabían acerca de lo que yacía allí abajo? Tiró de la mano de su hermano. Debían esconderse nuevamente. Debían... ¿Qué se suponía que debían hacer en una situación como esa?
- Natsuki Sugimura
Cantidad de envíos :
76
Humor : De perros
Re: Planta superior
Una vez salió de la habitación y se dispuso a bajar hacia el salón, ensordecedores gritos comenzaron a oírse bajo las escaleras. Lo primero que hizo, después de escuchar a su hermana, fue reírse ampliarmente. Desvió hacia un lado sus labios y cerró los párpados, tirando de su mano para llegar a las escaleras.
- Alguno se habrá puesto borracho y se está dedicando a ir tocando a las mujeres. - Suspiró negando con la cabeza. Por favor, ¿qué iba a ocurrir en una fiesta con tanta vigilancia? ¿Se pensaría Natsuki que había un secuestro o algo? Maldita angustiosa. Siempre dramatizando la situación. - Y seguramente haya coincidido que ha tocado con una malhumorada chica de Academia, que rige el Club de Teatro. - Dijo a carcajadas, irónico.
Sin embargo, en cuanto giraron la esquina, lo que vieron sus ojos no era para nada lo que esperaba. En el suelo, un chico de más o menos la edad de Natsuki, se desangraba irremediablemente sobre la moqueta. Rápidamente, echó la mirada hacia su hermana y la pegó contra la pared. No debían ser vistos o la tragedia caería también sobre sus cabezas. Sin vacilación, tapó la boca de su hermana con la otra mano para que dejara de seguir hablando. Debía mantener silencio y pasarían desapercibidos. Asomó la cabeza por dicho pasillo. Nadie, salvo el cuerpo del muchacho. Se giró hacia su hermana.
- Natsuki, no pienses en eso. Olvídalo. - Intentó convencerla de sus palabras, tomando su rostro y mirándola a los ojos. - Ves a la habitación y escóndete, que ahora mismo vuelvo. - Aseguró completamente.
La empujó hacia el camino de regreso. Asomó de nuevo la mitad de la cabeza por la esquina, viendo el cuerpo del chico. No esperaba demasiado, pero quizá estuviera vivo. Y aunque estuviera totalmente en contra de los suicidas que se preocupaban por otros y finalmente acababan muriendo, su cabeza iba tan deprisa que terminó haciéndolo. Silencioso, se agachó y salió de detrás de la pared, avanzando hacia el cuerpo. Con dos dedos tocó su cuello y confirmó lo inevitable: estaba muerto. Chasqueó la lengua y giró la cabeza hacia un lado. Era demasiado joven, joder. Y sin detenerse más tiempo, se apuró para volver corriendo a la habitación donde estaba Natsuki. Abrió a toda velocidad y cerró. Echó el pestillo y para asegurarse, empujó todo mueble que podía mover hacia la puerta. Estarían encerrados, pero al menos a salvo de quien estuviera abajo.
- Hay que llamar a la policía. - Sacó su teléfono móvil y miró la cobertura. Nula. - ¿Cómo que no hay cobertura? - Vociferó.
Miró a su hermana y acudió a ella. Seguramente esa escena tardaría mucho en desaparecer de su cabeza, pero no podía hacer otra cosa. Pasó una mano por su cabello, tranquilizándola.
- Ven, escóndete. - Agarró su mano y la llevó al baño sin dar oportunidad a que contestara. La obligó a meterse en la bañera y a agacharse, quedando él de rodillas. - Todo saldrá bien, ¿vale? Alguien vendrá a por nosotros. - Definitivamente, esto terminaría bien. De lo contrario, Shima Sugimura estaba dispuesto a dar primeramente la vida por su hermana pequeña.
- Alguno se habrá puesto borracho y se está dedicando a ir tocando a las mujeres. - Suspiró negando con la cabeza. Por favor, ¿qué iba a ocurrir en una fiesta con tanta vigilancia? ¿Se pensaría Natsuki que había un secuestro o algo? Maldita angustiosa. Siempre dramatizando la situación. - Y seguramente haya coincidido que ha tocado con una malhumorada chica de Academia, que rige el Club de Teatro. - Dijo a carcajadas, irónico.
Sin embargo, en cuanto giraron la esquina, lo que vieron sus ojos no era para nada lo que esperaba. En el suelo, un chico de más o menos la edad de Natsuki, se desangraba irremediablemente sobre la moqueta. Rápidamente, echó la mirada hacia su hermana y la pegó contra la pared. No debían ser vistos o la tragedia caería también sobre sus cabezas. Sin vacilación, tapó la boca de su hermana con la otra mano para que dejara de seguir hablando. Debía mantener silencio y pasarían desapercibidos. Asomó la cabeza por dicho pasillo. Nadie, salvo el cuerpo del muchacho. Se giró hacia su hermana.
- Natsuki, no pienses en eso. Olvídalo. - Intentó convencerla de sus palabras, tomando su rostro y mirándola a los ojos. - Ves a la habitación y escóndete, que ahora mismo vuelvo. - Aseguró completamente.
La empujó hacia el camino de regreso. Asomó de nuevo la mitad de la cabeza por la esquina, viendo el cuerpo del chico. No esperaba demasiado, pero quizá estuviera vivo. Y aunque estuviera totalmente en contra de los suicidas que se preocupaban por otros y finalmente acababan muriendo, su cabeza iba tan deprisa que terminó haciéndolo. Silencioso, se agachó y salió de detrás de la pared, avanzando hacia el cuerpo. Con dos dedos tocó su cuello y confirmó lo inevitable: estaba muerto. Chasqueó la lengua y giró la cabeza hacia un lado. Era demasiado joven, joder. Y sin detenerse más tiempo, se apuró para volver corriendo a la habitación donde estaba Natsuki. Abrió a toda velocidad y cerró. Echó el pestillo y para asegurarse, empujó todo mueble que podía mover hacia la puerta. Estarían encerrados, pero al menos a salvo de quien estuviera abajo.
- Hay que llamar a la policía. - Sacó su teléfono móvil y miró la cobertura. Nula. - ¿Cómo que no hay cobertura? - Vociferó.
Miró a su hermana y acudió a ella. Seguramente esa escena tardaría mucho en desaparecer de su cabeza, pero no podía hacer otra cosa. Pasó una mano por su cabello, tranquilizándola.
- Ven, escóndete. - Agarró su mano y la llevó al baño sin dar oportunidad a que contestara. La obligó a meterse en la bañera y a agacharse, quedando él de rodillas. - Todo saldrá bien, ¿vale? Alguien vendrá a por nosotros. - Definitivamente, esto terminaría bien. De lo contrario, Shima Sugimura estaba dispuesto a dar primeramente la vida por su hermana pequeña.
- Shima Sugimura
Cantidad de envíos :
68
Humor : Insoportable.
Re: Planta superior
Su hermano no le creía ni una palabra. Tenía que ver un cadáver con sus propios ojos para tomar enserio lo que Narsuki decía. Y, de repente, de un momento a otro, fue empujada dentro de esa habitación. Aunque no fuera el momento oportuno, tenía ganas de gritarle a los cuatro vientos que era un estúpido. De todos modos, era más grande su preocupación y miedo que las ganas de ponerse allí mismo a dictar una pelea de hermanos.
- Shima... ¿a dónde vas? -dijo, temerosa. No quería que vaya solo. Ella, realmente, temía por él. Pero, en cuanto quiso darse cuenta, él ya estaba de vuelta. Natsuki, con semblante alarmado, lo observó fijamente. Asintió a cada una de sus palabras y se dirigió junto a él hacia el baño. Cerró los ojos mientras se acurrucaba, abrazándolo como nunca antes lo había hecho-. Shima... ¿qué está ocurriendo? ¿Qué clase de fiesta es esta? -murmuró mordiendo su labio inferior. Apenas cerraba los ojos y ya recordaba el cuerpo de Ikki tendido sobre el suelo. Simplemente, no podía concebir que eso hubiera ocurrido-. Él era mi compañero de clase -susurró, casi involuntariamente. En ese momento, elevó sus ojos hasta el mentón de su hermano. Un grito desgarrador provenía desde el salón. Natsuki sujetó a su hermano por los hombros. No podían quedarse allí sin hacer nada. Algo horrible estaba ocurriendo allí abajo. ¿Cómo podían ser tan cobardes y quedarse allí, "refugiados"? Pero, si lo pensaba con mayor claridad, ¿qué sentido tenía ir? Acabarían muertos también.
Debido a tales razonamientos, Natsuki hizo silencio y no dijo ni una palabra de lo que pensaba. Tan solo deseaba que esto fuera un mal sueño.
Al cabo de un rato, alguien golpeó la ventana de la habitación. Una voz se oyó. Sonaba decidida y seria.
- ¿Hay alguien aquí? Oye, Fred, ¿por qué no tiras esta ventana abajo? Creo que hay humanos encerrados aquí dentro. Sí, estoy seguro -decía, pero solo se oía su voz, no la de otro. Probablemente estuviera hablando por algún móvil. Natsuki miró a su hermano con el temor latente en sus verdes ojos. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué decían "humanos" como si pudiera haber otra cosa en esas habitaciones? Natsuki estaba confusa y aterrorizada. Es entonces cuando el vidrio de la ventana se rompe en mil pedazos y un hombre ingresa con una linterna.
- No, nada de Niveles E ni de Niveles A -murmuró el hombre que, en verdad, era un cazador. Habían decidido llamarle "Nivel A" a los vampiros mutantes. El sujeto apuntó con la linterna hacia el baño y frunció el ceño. Comenzó a caminar hacia el sitio en el cual Natsuki y Shima Sugimura se refugiaban.
- Shima... ¿a dónde vas? -dijo, temerosa. No quería que vaya solo. Ella, realmente, temía por él. Pero, en cuanto quiso darse cuenta, él ya estaba de vuelta. Natsuki, con semblante alarmado, lo observó fijamente. Asintió a cada una de sus palabras y se dirigió junto a él hacia el baño. Cerró los ojos mientras se acurrucaba, abrazándolo como nunca antes lo había hecho-. Shima... ¿qué está ocurriendo? ¿Qué clase de fiesta es esta? -murmuró mordiendo su labio inferior. Apenas cerraba los ojos y ya recordaba el cuerpo de Ikki tendido sobre el suelo. Simplemente, no podía concebir que eso hubiera ocurrido-. Él era mi compañero de clase -susurró, casi involuntariamente. En ese momento, elevó sus ojos hasta el mentón de su hermano. Un grito desgarrador provenía desde el salón. Natsuki sujetó a su hermano por los hombros. No podían quedarse allí sin hacer nada. Algo horrible estaba ocurriendo allí abajo. ¿Cómo podían ser tan cobardes y quedarse allí, "refugiados"? Pero, si lo pensaba con mayor claridad, ¿qué sentido tenía ir? Acabarían muertos también.
Debido a tales razonamientos, Natsuki hizo silencio y no dijo ni una palabra de lo que pensaba. Tan solo deseaba que esto fuera un mal sueño.
Al cabo de un rato, alguien golpeó la ventana de la habitación. Una voz se oyó. Sonaba decidida y seria.
- ¿Hay alguien aquí? Oye, Fred, ¿por qué no tiras esta ventana abajo? Creo que hay humanos encerrados aquí dentro. Sí, estoy seguro -decía, pero solo se oía su voz, no la de otro. Probablemente estuviera hablando por algún móvil. Natsuki miró a su hermano con el temor latente en sus verdes ojos. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué decían "humanos" como si pudiera haber otra cosa en esas habitaciones? Natsuki estaba confusa y aterrorizada. Es entonces cuando el vidrio de la ventana se rompe en mil pedazos y un hombre ingresa con una linterna.
- No, nada de Niveles E ni de Niveles A -murmuró el hombre que, en verdad, era un cazador. Habían decidido llamarle "Nivel A" a los vampiros mutantes. El sujeto apuntó con la linterna hacia el baño y frunció el ceño. Comenzó a caminar hacia el sitio en el cual Natsuki y Shima Sugimura se refugiaban.
- Natsuki Sugimura
Cantidad de envíos :
76
Humor : De perros
Re: Planta superior
Él también pegó la espalda a la bañera y alargó los brazos para tenerla entre sus brazos. A salvo de cualquier mal, como cuando eran pequeños. Notó la fuerza del agarre de su hermana y besó su pelo protectoramente, mientras lo acariciaba para que Natsuki no entrara en pánico. Sin embargo, esta situación era digna de este, pues nadie se encuentra de repente el cadáver de su compañero de clase tendido en el suelo. Pero Shima Sugimura era mucho más frío que el hielo y más duro que el acero; y aunque viera allí a cualquiera, seguiría estando con la misma expresión en la cara.
La mente de Shima daba miles de suposiciones de lo que estaba sucediendo y por consiguiente, soluciones para salir. Y de haber estado él solo, seguramente hubiera bajado a la fiesta a comprobar que no hubiera niños en la fiesta. Después, miraría a las mujeres y por último, abandonaría el lugar. Los hombres, si tenían pelos en el pecho, deberían saber utilizar su instinto de supervivencia y lograr salir de allí. En cambio, todo se volvía distinto cuando tienes a alguien a quien proteger. Sobre todo si es tu hermana pequeña.
- No lo sé, Natsuki. No lo sé. - Dijo mirando a los azulejos. Y eso era lo peor que podían decirle: que no sabía nada. Él conocedor, descubridor y dotado de inteligencia para resolver cualquier tipo de problema, estaba ahora completamente en blanco, sin saber qué hacer con su hermana pequeña. Bajó el mentón y lo dejó sobre la cabeza de la chica, cerrando los ojos; pensando alguna alternativa. - Olvida que era tu compañero. - Musitó fríamente por su oído. Pareciere que Shima no tuviera compasión ahora mismo, pero le preocupaban más sus vidas que aquel muchacho muerto. Si se dejaban manipular por los sentimientos, acabarían haciendo cualquier locura y perdiendo la vida intentando escapar. Era más sensato dejar que sus nervios de acero y su corazón invisible dominaran la situación.
Su expresión no vaciló al escuchar los gritos de la gente. Le daban igual los extraños. Lo más importante ahora era sacar a Natsuki de aquel lugar. Pero no parecía estar todo tan fácil. Dos hombres entraron en la habitación hablando. Podía oír sus pisadas y saber cuánto les quedaba aproximadamente para llegar hasta la puerta. ¿Sería gente de ayuda? ¿O serían los asesinos? Sus ojos verdosos fueron rápidamente a buscar algún utensilio que utilizar en su contra, suponiendo que fueran enemigos. Lo encontró y su pérfida sonrisa se torció hacia un lado.
- Quédate aquí agachada y no hagas ni un solo ruido. - Susurró a la chica. Retiró a Natsuki y se levantó a coger su arma: un bote de desodorante. Era perfecto cuando se lleva un mechero en el bolsillo.
Y así, Shima se dispuso a esconderse detrás de la puerta, con el bote en una mano y el mecho delante en la otra; esperando por los hombres que deberían entrar en... cuatro... tres... dos... uno...
La mente de Shima daba miles de suposiciones de lo que estaba sucediendo y por consiguiente, soluciones para salir. Y de haber estado él solo, seguramente hubiera bajado a la fiesta a comprobar que no hubiera niños en la fiesta. Después, miraría a las mujeres y por último, abandonaría el lugar. Los hombres, si tenían pelos en el pecho, deberían saber utilizar su instinto de supervivencia y lograr salir de allí. En cambio, todo se volvía distinto cuando tienes a alguien a quien proteger. Sobre todo si es tu hermana pequeña.
- No lo sé, Natsuki. No lo sé. - Dijo mirando a los azulejos. Y eso era lo peor que podían decirle: que no sabía nada. Él conocedor, descubridor y dotado de inteligencia para resolver cualquier tipo de problema, estaba ahora completamente en blanco, sin saber qué hacer con su hermana pequeña. Bajó el mentón y lo dejó sobre la cabeza de la chica, cerrando los ojos; pensando alguna alternativa. - Olvida que era tu compañero. - Musitó fríamente por su oído. Pareciere que Shima no tuviera compasión ahora mismo, pero le preocupaban más sus vidas que aquel muchacho muerto. Si se dejaban manipular por los sentimientos, acabarían haciendo cualquier locura y perdiendo la vida intentando escapar. Era más sensato dejar que sus nervios de acero y su corazón invisible dominaran la situación.
Su expresión no vaciló al escuchar los gritos de la gente. Le daban igual los extraños. Lo más importante ahora era sacar a Natsuki de aquel lugar. Pero no parecía estar todo tan fácil. Dos hombres entraron en la habitación hablando. Podía oír sus pisadas y saber cuánto les quedaba aproximadamente para llegar hasta la puerta. ¿Sería gente de ayuda? ¿O serían los asesinos? Sus ojos verdosos fueron rápidamente a buscar algún utensilio que utilizar en su contra, suponiendo que fueran enemigos. Lo encontró y su pérfida sonrisa se torció hacia un lado.
- Quédate aquí agachada y no hagas ni un solo ruido. - Susurró a la chica. Retiró a Natsuki y se levantó a coger su arma: un bote de desodorante. Era perfecto cuando se lleva un mechero en el bolsillo.
Y así, Shima se dispuso a esconderse detrás de la puerta, con el bote en una mano y el mecho delante en la otra; esperando por los hombres que deberían entrar en... cuatro... tres... dos... uno...
- Shima Sugimura
Cantidad de envíos :
68
Humor : Insoportable.
Re: Planta superior
Nunca creyó que abrazaría a su hermano de aquella manera. Escondió su rostro en pecho y simplemente se dejó llevar por sus tenues y consoladoras caricias. ¿Este era el fin? ¿Ya todo estaba perdido? No, no podía ser así. Ambos tenían una vida por delante. Ambos debían seguir viviendo y cumpliendo sus sueños, por más que estos se vieran obstaculizados por las personas que los rodeaban, como por ejemplo sus padres. Pero, aún así, valía la pena seguir vivos. ¿Verdad?
La incertidumbre. La incertidumbre era lo peor del mundo, el sentimiento más desesperante de todos. Apenas levantó la vista para observar a su hermano. Los ojos de ambos estaban verdes, refulgentes, como siempre habían sido. Unas gotas cristalinas adornaban los de Natsuki, pero había decidido no ser una niña tonta. No se quedaría allí de brazos cruzados. Haría algo. Y lo haría por los dos.
-Shima... -susurró cuando advirtió lo que él iba a hacer. ¿Estaba loco? La chica se lo quedó mirando pero, al instante, se puso de pie detrás de él. Sujetó entre sus temblorosas manos una hoja de afeitar. De acuerdo, a simple vista eso no podría servirle para una mierda, pero si los tenía cerca, no dudaría ni dos segundos en clavárselas en la yugular. Miró a su hermano seriamente. Sus manos ya no temblaban. Los pasos se acercaron a la puerta y, finalmente, ésta fue abierta de un golpe seco. Allí estaba aquel tipo, de pie y armado. Llamó a otro que estaba fuera y alumbró el interior del baño. a simple vista, no parecía haber nadie. El sujeto, astuto, enarcó una ceja.
- ¿Hay alguien aquí? Somos el equipo de rescate. Por favor, si hay alguien, salga de inmediato. No hay tiempo que perder -murmuró con rapidez. Claramente, estaba listo para que lo que saliera de allí dentro fuera un vampiro, por lo tanto no iba a cometer la estupidez de ingresar en ese baño y ser presa fácil para un depredador tan sanguinario. De todos modos, dentro del margen de error, cabía la posibilidad de que humanos con vida estuvieran refugiándose en esa habitación, puesto que habían encontrado algunos ocultos en las otras aledañas.
La incertidumbre. La incertidumbre era lo peor del mundo, el sentimiento más desesperante de todos. Apenas levantó la vista para observar a su hermano. Los ojos de ambos estaban verdes, refulgentes, como siempre habían sido. Unas gotas cristalinas adornaban los de Natsuki, pero había decidido no ser una niña tonta. No se quedaría allí de brazos cruzados. Haría algo. Y lo haría por los dos.
-Shima... -susurró cuando advirtió lo que él iba a hacer. ¿Estaba loco? La chica se lo quedó mirando pero, al instante, se puso de pie detrás de él. Sujetó entre sus temblorosas manos una hoja de afeitar. De acuerdo, a simple vista eso no podría servirle para una mierda, pero si los tenía cerca, no dudaría ni dos segundos en clavárselas en la yugular. Miró a su hermano seriamente. Sus manos ya no temblaban. Los pasos se acercaron a la puerta y, finalmente, ésta fue abierta de un golpe seco. Allí estaba aquel tipo, de pie y armado. Llamó a otro que estaba fuera y alumbró el interior del baño. a simple vista, no parecía haber nadie. El sujeto, astuto, enarcó una ceja.
- ¿Hay alguien aquí? Somos el equipo de rescate. Por favor, si hay alguien, salga de inmediato. No hay tiempo que perder -murmuró con rapidez. Claramente, estaba listo para que lo que saliera de allí dentro fuera un vampiro, por lo tanto no iba a cometer la estupidez de ingresar en ese baño y ser presa fácil para un depredador tan sanguinario. De todos modos, dentro del margen de error, cabía la posibilidad de que humanos con vida estuvieran refugiándose en esa habitación, puesto que habían encontrado algunos ocultos en las otras aledañas.
- Natsuki Sugimura
Cantidad de envíos :
76
Humor : De perros
Página 2 de 2. • 1, 2
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Ene 01, 2024 11:07 pm por Ichihara Yuuko
» Plaza del pueblo
Miér Jul 01, 2020 3:36 pm por Issei Chrane
» Define en una palabra.
Sáb Oct 12, 2019 3:06 pm por Fraiah B. Eslin
» Que harias con el de arriba si se quedaran en cerrados en un habitación.
Jue Oct 10, 2019 9:42 pm por Ziel A. Carphatia
» Edificios abandonados
Dom Abr 22, 2018 9:41 pm por Ryu Olivier
» Calles
Dom Mayo 21, 2017 7:11 pm por Lisbeth C.
» El que llegue a 100 gana
Sáb Ene 21, 2017 9:21 pm por Nathan Von Kleist
» ¿Roleas?
Miér Ene 04, 2017 12:52 am por Celest Blaze
» ¿Qué estás escuchando?
Lun Dic 19, 2016 1:56 am por Rangiku Matsumoto