~ Vampire Knight: Academia Cross ~
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    Mensaje por Kaien Cross Miér Ago 14, 2013 12:00 pm

    Recuerdo del primer mensaje :

    La enorme sala que se utiliza habitualmente para las fiestas, decorada para la ocasión con flores y guirnaldas, hay comida y bebida en los lados y sillones para sentarse a descansar.

    La máscara es obligatoria, no se puede decir quien es aquel que la lleva, independientemente de que sea alguien conocido o no.
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    Mensaje por Fraiah B. Eslin Vie Sep 06, 2013 5:55 am

    Sus pensamientos, su voz... nada parecía alcanzarlo. Fraiah, con sus más retorcidos esfuerzos, luchaba por incorporarse, pero al primer intento sus brazos temblaron y cayó de espaldas sobre el sofá otra vez. Un pequeño gemido de dolor escapó entre sus labios. La herida, aunque no era profunda, resultaba dolorosa y ponzoñosa. Simplemente quería que todo aquello acabara, pero no en tragedia como la mayoría de las veces. Fraiah no hacía más que mirar a Nokku y soñar... Soñar que ellos pudieron haber sido adolescentes normales, que iban a fiestas y se divertían como todo joven y que, luego -e incluso ahora mismo- podrían estar regresando juntos a sus respectivos hogares, aguardando con deseo el próximo día para verse.

    Pero ellos no eran adolescentes normales. Ellos jamás habían tenido ni una sola gota de benevolencia por parte del Destino.

    - N-nokk... -susurró otra vez. Una eternidad pareció transcurrir, hasta que finalmente él estaba frente a ella, tratandola con extremada gentileza. Ella, ansiando tenerlo entre sus brazos otra vez, alzó ambas manos. No le importaba si tenía que lidiar con aquel veneno hasta el último instante de su vida. No le importaba nada de eso, pues lo único que quería era acariciarlo, abrazarlo, besarlo y protegerlo como nadie lo protegió jamás en su vida. Porque así era Nokku: él siempre fuerte, protector, haciendo las cosas por sí solo y sin depender de nadie; jamás le dio la oportunidad a alguien para que se encargara de él ni siquiera cuando se encontraba enfermo o muy cansado. Sin embargo, Fraiah no iba a dejar pasar esos detalles tan importantes. Ella iba a ser la primera, entonces, en otorgarle a aquel muchacho solitario toda la calidez que merecía. Sus manos no tardaron en llegar hasta sus mejillas, enmarcando su rostro. Una tenue sonrisa se apoderó de los frágiles labios de Fraiah. Cerró los ojos por unos momentos. Su contacto era, simplemente, increíble. ¿Por qué tenía que dejarlo ir? ¿Por qué tenía que consentir aquel capricho del Destino, que quería alejarlo de ella?

    Escuchó sus palabras y asintió. La verdad, solo asintió por mera cortesía. ¿Qué le interesaba a ella aquel veneno? Si aquel líquido letal era capaz de traer a Nokku junto a ella, pues lo llevaría en las venas por siempre. Abrió los ojos otra vez, perdiéndose en el abismo de sus iris azules oscuros. Divisó sus suaves lágrimas y Fraiah no pudo evitar derramar otras tantas. No podía explicar en ese instante todo lo que sentía dentro. La agonía se entremezclaba tétrica y encantadoramente con la mayor de sus esperanzas. La joven parpadeó suavemente y permitió que aquellas gotas de salvación descendieran por su garganta. Hubiera querido decir "lo tomaré sólo si te quedas conmigo", pero sabía que aquellas palabras serían dichas en vano. Su egoísmo le aconsejaba desde un extremo y su comprensión desde el otro. Fraiah tragó aquel líquido, el cual poseía un sabor horrible, y suspiró pesadamente. Se sentía pésimo. Su estómago comenzaba a padecer los efectos secundarios de aquel líquido. Quería vomitar, pero contuvo las náuseas. Se llevó una mano a la boca y apartó la mirada. No sabía qué era peor, si el remedio o la enfermedad.

    "Fraiah... con esto te pondrás bien, no volveré a dejar que te hagan nada".
    "Yo no quiero dejar que te hagan nada".

    Fraiah abrió sus ojos con desesperación. Aferró sus manos a la chaqueta de Nokku, inclinándose hacia él. Quería hablarle. Quería decirle tantas cosas. Quería aconsejarle y persuadirlo para que permanezca a su lado y no se acerque a aquel vampiro, pero nada de eso fue posible. Nokku, sutil y delicado, besó sus labios sin darle ningún espacio a sus reproches y súplicas. La joven, que creía ser lo suficientemente fuerte como para decirle todo lo que sentía y pensaba de un tirón, no fue capaz de conservar su fortaleza ante aquel contacto. La calidez de los labios de Nokku se unía en perfecta sintonía a su fresco aliento. La suavidad de su piel, el deseo de sus ojos...

    - Por favor, no te vayas... -logró decir al fin, entre lágrimas, contra sus labios. No podía soltarlo. Se rehusaba a hacerlo. No obstante, cada vez la distancia parecía ejercer más presión sobre ambos seres. El alma y el corazón de Fraiah eran, lentamente, desgarrador por el exuberante amor que no le permitía respirar. Y, justo en el momento en que sus labios querían atraparlo para siempre, Nokku comenzó a a alejarse. "No, por favor, no lo hagas; Nokku, no lo hagas..." decía una y otra vez en su mente. Ella quiso incorporarse, pero su cuerpo no le respondía aún. Maldita sea. Apretó la mandíbula y cerró sus ojos, ejerciendo un gran esfuerzo, pero no fue capaz de mantenerse erguida por más de un segundo.

    Sus manos, antaño aferradas, comenzaban a padecer las letanías de la frívola distancia.

    "Nokku...". Solo el reflejo de su nombre en su pensamiento quedó. Fraiah ya no podía hacer nada. Él se alejaba más y más de ella y ya no podía detenerlo. ¡Cuánto quería hacerlo! Quería gritar su nombre, llorar y patalear como una niña. Quería arrojarse sobre él y hacerle imposible la batalla, quería...

    Solo quería amarlo por siempre.
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    Mensaje por Nathan Hawthorne Vie Sep 06, 2013 6:19 am

    Su palabra había sido cumplida. Nokku Damaru le arrebató de las manos aquel antídoto a una velocidad abismal. ¿Tan importante era esa chica? Vladimir lo pensaba detenidamente, y mientras más lo analizaba, menos y, contradictoriamente, más lo comprendía. Él, probablemente, hubiera hecho lo mismo por algún ser querido. Pero la pregunta sería: ¿tenía Vladimir D'Shaitis alguien por el cual dar hasta el último aliento? Miles de imágenes, cientos de rostros y siluetas danzaban por su mente. El vampiro cerró los ojos un momento. Un leve suspiro seco sus labios a causa del gélido soplo. ¿De qué servía continuar pensando? ¿Para qué buscar explicaciones inútiles? Lo hecho, hecho estaba. Esa chica iba a salvarse y ahora aquel cazador podría luchar con mayor frialdad, sin permitir que sus emociones lo descontrolasen.

    Vladimir abrió los ojos y desvió sus pupilas por unos instantes a aquella escena. El amor, sentimiento estúpido y banal, perdía a las personas y las extraviaba en sus más profundos mares de pasión y desdicha. Emoción contradictoria, sentimiento traicionero. Extraño que un amante de las letras y el arte pensara tales cosas, pero quizá resultaba evidente que la vida le había hecho conocer a golpes la verdadera cara de aquel sustantivo abstracto al que la gente ordinaria denomina "Amor". Sí, "gente ordinaria", porque en el idioma de Vladimir, aquel sentimiento se denomina "Destrucción".

    Una vez la separación de la pareja aconteció, el vampiro clavó sus fríos y vacíos ojos sobre la silueta de Damaru. Penetró en el interior de sus pupilas con las suyas propias, efectuando una macabra y silenciosa danza de poder y superioridad. Ahora estarían iguales, ¿verdad? Ya podían enfrentarse como contrincantes dignos, oponentes orgullosos y esmerados. Ya no existían trucos. Al menos no los había de parte de Vladimir. Él se estaba mostrando ante el Presidente tal cual era. No había mentiras ni engaños. Ningún As extraño bajo la manga esta vez, a excepción por supuesto de sus habilidades usuales. Sin embargo, no las utilizaría. Ganaría este combate a fuerza de su destreza, con la fuerza y el sudor de sus puños.

    El vampiro crujió su cuello y flexionó los dedos de ambas manos, provocando el estruendoso sonido de sus huesos. Bien, allí estaban ambos, y alguien debía dar el primer golpe. Vladimir, sin previo aviso, se lanzó hacia Damaru con gran velocidad vampírica. Fue imposible detectar el momento en el cual sus pies audaces se deslizaron por el suelo. En cuanto Nokku quisiera darse cuenta, Vladimir estaría frente a sus ojos a punto de propinarle un fuerte golpe de puño en el medio de su frente. Simplemente, quería devolverle el favor de aquel golpe idéntico que el cazador le propinó antes. Nada personal, ¿eh? Acto seguido, el vampiro giró sobre sí mismo y elevó una de sus rodillas, buscando la fuerza y la destreza adecuadas para finalmente extender su pierna en el aire y buscar golpear justo el cuello de su contrincante, debajo de su mentón, con toda la potencia de su empeine, con el objetivo de apartarlo y quitarle la capacidad de respirar por unos momentos.
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    Mensaje por Nokku Damaru Vie Sep 06, 2013 3:41 pm

    Ya todo había sido dicho, ahora solo quedaba... enfrentarse al destino. Una sonrisa desafiante borró la frialdad de la cara de Nokku. Estúpido Vladimir, no podría ganar a alguien que tuviera que proteger algo tan importante como a sus seres queridos, sin importar que Nokku lo derrotaría, bajo cualquier coste.
    La mirada de Vladimir también había cambiado, aun mantenía esa frialdad típica de los combates, pero... estaba emocionado, lo podía percibir, ya no había indiferencia en sus ojos. Los dos rivales se estaban mirando, observando las reacciones del otro, aprendiendo a cada instante que pasaba. Realmente Vladimir podría ser más poderoso que Nokku, de echo lo era, pero... Nokku tenía más experiencias en combates difíciles que el. El vampiro estaba acostumbrado a acabar con sus contrincantes a base de usar puramente su poder, ninguna de sus víctimas tenía nada que hacer contra el, sin embargo Nokku se había enfrentado decenas de veces a seres que bien podrían matarlo sin dificultades si este no hubiera mostrado una destreza y una habilidad, ganada por la experiencia, que superaba con creces la de cualquier otro cazador.
    Los recuerdos, muchos recuerdos estaban surcando la mente de Nokku, no lo comprendía muy bien, nunca antes había experimentado sus recuerdos de una forma tan viva y seguida. Pero eso no importaba, porque los recuerdos no le molestaban, le recordaban todo lo que era y lo que había sido el cazador, le daban poder y fuerza de voluntad para poder seguir hacia delante.

    Un lobo salvaje, eso era en lo que Nokku se había convertido. Eso era lo que el destino había querido que el fuera. Siempre solo, siempre herido, lamiéndose sus propias heridas, cerrado, frío, osco, tozudo, agresivo... pero cálido en el fondo. Aquel lobo no estaba simplemente vagabundeando por los rincones del mundo, siempre estuvo buscando amor, compañerismo, hermanos, familia, buscaba a esa camada que le había abandonado sin previo aviso. Necesitaba encontrar a alguien que derritiera el hielo que encerraba todos sus sentimientos, quería sentirse vivo, quería tener un motivo por el que poder morir feliz, por eso se había mantenido vivo hasta el momento. Nokku estuvo varias veces al borde de la muerte pero en todas ellas había regresado del mismísimo inframundo, negándose a abandonar este mundo hasta que cumpliera un objetivo. El chico se lo había repetido una infinidad de veces a si mismo "Si tengo que morir, moriré defendiendo algo que amo, no puede ser de otra forma...eso, realmente, me haría muy feliz". Cada batalla, cada rasguño, cada herida en la que la muerte se presentaba enfrente de Damaru era rechazada por su corazón. Una y otra vez Nokku había rechazado a la muerte, gruñendo con sus salvajes y afilados colmillos hacia ella. Pero en ese momento, en el momento en el que Vladimir le miró con esos ojos sintió, sintió en su espalda el suave soplo de aquella presencia. Sintió como le abrazaba con aquellos esqueléticos y gélidos brazos por la espalda, dándole un poder sin igual a la vez que le condenaba. Y por primera vez Nokku no rechazo su contacto, dejó que aquella pesada pero suave presencia lo rodeara como lo haría una madre con su hijo, dejó que ese frescor invadiera su mente y su alma, calmando su dolor, acallando sus pensamientos de preocupación, ahuyentando su pesadez, destruyendo por completo su malestar. Susurrándole al oído cada pasaje de su vida mientras el vampiro que había delante de el tensaba sus músculos, preparándose para un irremediable ataque. En la mente de Nokku solo permanecía la imagen de Fraiah, sonriendole con lagrimas de felicidad en los ojos. Realmente merecía la pena enfrentarse a la muerte por eso.

    la sonrisa de la muerte:

    Nokku abrió los ojos y notó la inminente presión del combate. La batalla había comenzado. El vampiro desapareció de la vista del cazador ¿Tan rápido era? Instintivamente Nokku se echó hacia atrás, pero no pudo evitar que un potente golpe le impactara directamente en la frente. El cazador apretó los dientes pero no cerró los ojos en ningún momento, aguanto el puñetazo en el lugar, sin moverse. Aquel ataque había provocado una onda parecida a la que había conseguido la colisión de las cabezas de ambos combatientes en el anterior enfrentamiento pero Nokku no retrocedió, simplemente dejó que otro hilillo de sangre surcara su cara, partiendo de su frente y separándose a la altura de su nariz, dándole un aspecto realmente tétrico.
    Todo se paralizó y Nokku sintió como una voz resonaba en su cabeza, la voz de un maestro, la voz de alguien que había sido como un padre y un hermano para el, o tal vez fuera su propia voz, intentando decirle algo. El caso es que las palabras que una vez Nokku había escuchado en su entrenamiento volvieron a ser susurradas en su oido: "No te esfuerces por ser rápido, Nokku. No te esfuerces tampoco en ir despacio. Simplemente, muévete en el instante adecuado y tu golpe no será ni precipitado ni lento, sino que será fácil. El tempo lo es todo en la batalla. Debes prestar una gran atención al ritmo y a la forma de moverse de tus contrincantes: en qué momento son fuertes y en qué momento son débiles, cuándo se muestran tensos y cuándo flexibles. Acomódate a ese ritmo si eso sirve a tu objetivo, y confúndelos cuando no te sirva. De esta manera podrás dar forma al curso de la batalla como te plazca."
    De repente Vladimir comenzó a cambiar la inercia de su cuerpo hacia un lado, cogiendo potencia para un golpe giratorio. La mirada de Nokku cambió en el instante en el que vio lo que estaba a punto de hacer Vladimir y con una fluidez de pensamiento espontánea leyó su movimiento. Eso realmente sería peligroso si le impactaba directamente. Era un golpe de largo alcance, así que el lugar más seguro para evitar esa clase de ataques era... justo al lado del enemigo. Nokku rápidamente tensó los músculos de sus piernas y saltó hacia delante, en el momento exacto, con la velocidad exacta mientras Vladimir aún se encontraba girando sobre si mismo. Pero en medio de esa maniobra, cuando la mirada de los dos se encontró Nokku agarró al vampiro de la cabeza con ambas manos, levantó su rodilla y aprovechando la potencia de su salto combinado con la fuerza  que estaba ejerciendo sobre la cabeza de su contrincante con las manos intentó descargar su rodilla en la cara de Vladimir el momento en que este se disponía a golpear el lugar en el que hacía solo unos instantes se encontraba el cuello de Nokku. Si la jugada salía bien y el vampiro no se desvanecía en el aire o se descomponía como había hecho hacia tan solo unos momentos ese golpe debería tirarlo al suelo, ya que se encontraba apoyado solamente en una pierna.

    Aquel combate era algo en lo que nadie debía de intervenir, ni siquiera para ayudar, porque solo entorpecerían los movimientos de ambos luchadores. El escenario sobre el que se encontraban era como un tata-mi o el cuadrilátero de dos boxeadores, era un lugar sagrado en el que dos personas intercambiarían movimientos y golpes, intentando comprenderse el uno al otro y finalmente el combatiente que mejor comprenda a su rival, el que consiga leer los movimientos de su compañero será el vencedor.
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    Mensaje por Nathan Hawthorne Vie Sep 06, 2013 4:51 pm

    El tiempo era lento y rápido a la vez. Poseía una letal velocidad menguada. Vladimir había efectuado sus movimientos y uno de ellos había dado en el blanco, pero el otro estaba aún por llegar a su objetivo, cuando Damaru fue listo y saltó sobre él. El vampiro, al girar sobre su propio cuerpo, hizo la cabeza hacia un lado y pudo ver por el rabillo de su ojo como su oponente se encontraba en el aire sobre él. Allí el tiempo se volvió lento para Vladimir. Sabía que no escaparía de aquel golpe. Por su mente la imagen fugaz de un pasado tortuoso clavó sus agujas en sus terminales nerviosas. No, no iba a morir tan fácilmente. Aquel golpe no significaba nada. Vladimir tenía las cosas demasiado bien planeadas como para perecer de una forma tan estúpida.

    El tiempo se aceleró otra vez.

    Nokku sujetó su cabeza con ambas manos y elevó su rodilla. Vladimir hizo rechinar sus colmillos. Maldición. Vio venir su golpe pero no se inmutó ni un instante. En cuanto la potencia de aquel movimiento se incrustó en su rostro, Vladimir salió despedido hacia atrás a causa del escaso equilibrio y la imposibilidad de aferrarse al suelo con toda su fuerza. El cuerpo del vampiro cayó sobre una de las mesas, desparramando las bebidas que aún había allí. Quedó recostado, con la cabeza colgando hacia atrás, pero sus ojos continuaban abiertos e intactos.

    Oscuros y vacíos.

    Se incorporó más rápido que un rayo y, en un parpadear de ojos, ya no se encontraba en el círculo de visión del Presidente de la Asociación. Por ninguna parte de podía ver a Vladimir D'Shaitis, a menos que los presentes fueran algo astutos. Su sombra, letal y zigzagueante, avanzaba con velocidad por el techo. A causa de su rapidez, no caía al suelo y podía moverse con total facilidad y agilidad. Cuando llegó sobre Damaru, se dejó caer dando una voltereta en el aire y quedando nuevamente cabeza hacia arriba. Sus movimientos habían sido elegidos con gran cálculo. El vampiro estaba cayendo sobre los hombros de Nokku, listo para aferrarse con sus piernas y apresar su cabeza y cuello. Había, incluso, procurado caer sobre su espalda y no sobre su pecho, pues esta última forma le daría más oportunidades al cazador para abatirlo y deshacerse de él. Entonces, Vladimir ya encerrando a su contrincante, podría dar un último y letal golpe incluso para cualquier humano: romperle el cuello.

    Mientras la acción era llevada a cabo, a causa de los fuertes y estridentes movimientos, de la camisa del vampiro una pequeña hoja de papel cayó al suelo. Esta contenía unas palabras escritas en latín:


    DEFICIVNT magico torti sub carmine rhombi,
    et iacet exstincto laurus adusta foco;
    et iam Luna negat totiens descendere caelo,
    nigraque funestum concinit omen avis.
    una ratis fati nostros portabit amores
    caerula ad infernos velificata lacus.
    sed non unius, quaeso, miserere duorum!
    vivam, si vivet; si cadet illa, cadam.
    pro quibus optatis sacro me carmine damno:
    scribam ego 'Per magnum est salva puella Iovem';
    ante tuosque pedes illa ipsa operata sedebit,
    narrabitque sedens longa pericla sua.


    El pequeño trozo de papel había caído al suelo, y a causa de las ráfagas de aire emitidas por ambos combatientes, éste iba deslizándose cada vez más lejos de ambos. ¿Qué clase de mensaje yacía allí escrito? Vladimir y su pesado corazón poeta.
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    Mensaje por Evan Darkness Vie Sep 06, 2013 5:50 pm

    La batalla entre Vladimir y Nokku continuaba. Se trataba de una lucha fugaz y letal, el la cual solo uno podía sobrevivir. Evan la observaba pasivo, ya que su vida no se veía amenazada por enemigos cercanos.

    Durante ese tiempo, muchas cosas ocurrieron. Aparte de los destellos enérgicos que los principales combatientes realizaban, otro de los vampiros, aliado de Vladimir, luchaba contra unos cazadores al mando del presidente. Tenían también una lucha brutal, llena de violencia y muerte. El chico pensó que podría ayudarlos, pero parecían bien servidos. Y entonces, más enemigos aparecieron. Iban a por todos los que habían sufrido el veneno y entre ellos, estaba Fraiah. No le dio tiempo a reaccionar como para que pudiera destrozar a los que iban a por ella. El corrió entre la gente que aun estaba intentando escapar y mataba a todos los enemigos que se dirigían hacia él. Realizaba movimientos sencillos, pues no estaban a su altura. Pero venían más y más y Evan no pudo alcanzarla. Cuando dos de ellos la agarraron para llevársela, Evan gruñó entre dientes: Mierda, se la van a llevar. Pensó a la vez que le cortaba por la mitad a uno de ellos. Pero sus preocupaciones terminaron, pronto. Un ataque de Nokku a distancia los detuvo y logró salvarla. En cierto modo lo tranquilizó pero aun seguía rodeado por los vampiros de Vladimir.

    En ese momento, se dio lugar a una danza de filos y garras junto con la sangre que se esparramaba en la escena. Unos morían cercenados por sus espadas, otros se ahogaban en oscuridad y otros eran empalados por pinchos oscuros que emergían del suelo bajos sus enemigos. No fue mucho lo que le llevó deshacerse de sus enemigos.

    Y volvió a quedarse ahí, de pie, en medio de todos los cadáveres, que se deshacían en cenizas, y entre los pocos que aun intentaban salir. Solo le importaba la lucha entre Nokku y Vladimir. Era intensa, tal vez más intensa que antes y la cosa se complicaba para los dos. En ese momento, el vampiro vio algo, algo en su mente. Era una visión... más bien su imaginación, pero convertida en un mal presentimiento.

    Deseaba que no se hiciera realidad... lo demás no le importaba.
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    Mensaje por Nokku Damaru Vie Sep 06, 2013 6:07 pm

    El golpe había sido perfectamente ejecutado, Vladimir simplemente salió despedido y chocó contra una mesa. Nokku siguió mirándole mientras la sangre empezaba a bajar por el cuello del cazador. Era un combate muy reñido. Todo se decidiría en unos segundos, en unos minutos tal vez, pero sabía que no tardarían demasiado en acabar.
    El fuego del combate ardía dentro de Nokku mientras el vació invadía cada esencia de su contrincante. Era como el lo había dicho, eran tan parecidos y tan diferentes a la vez.
    Vladimir se levantó y comenzó de nuevo su rápida carrera. Lo perdió por unos momentos de vista, estaba harto, no podía seguirlo con los ojos. Cerró ambos párpados y logró percibir la presencia de su contrincante justo encima de el. Eso de nuevo era demasiado peligroso. Pero, a diferencia de cuando te encuentras en el suelo, cuando estas en el aire no tienes donde apoyarte, sin tener puntos de apoyo Vladimir no podría manejar desde su posición el movimiento rectilíneo de su cuerpo.

    La única razón por la que Nokku pudo percibir a Vladimir a tiempo es que en vez de impulsarse contra el techo e había dejado caer, lo que hacía que su velocidad se viera reducida drásticamente, pasando a tener una simple aceleración de unos 9,8 metros por segundo. Esa velocidad podía seguirla perfectamente y dominarla sin problemas. Nokku abrió sus ojos y miró hacia arriba, observando que su contrincante pretendía aterrizar sobre sus hombros con los pies ¿Intentaría ejecutarlo? Todos los movimientos del vampiro parecían apuntar directamente a las partes débiles de los humanos ¿Acaso Vladimir pretendía acabar con Damaru con un único y letal golpe? De cualquier forma no pensaba permitírselo.

    Nokku se tenso entero y dejó que su rival aterrizara sobre sus hombros. El golpe fue bastante doloroso, pero era menor de lo que se imaginaba. Nokku comenzó a levantar sus brazos y pronto notó como su cuello era aprisionado por los pies del pianista. No se iba a dejar vencer tan fácilmente. Damaru simplemente metió sus brazos entre las piernas de aquel ser y le agarró fuertemente las piernas, concretamente en la zona que se encuentra detrás de las rodillas. En esa zona se encontraban desprotegidos varios nervios y tendones de la pierna, si eran dañados su contrincante sufriría un terrible dolor que le imposibilitaría hacer fuerza con las piernas, por lo que, sin demorarse más Nokku hincó sus pulgares en los tendones del vampiro, debilitando su agarre instantáneamente. Acto seguido, cuando Vladimir se disponía a agarrar la cabeza de Damaru Nokku desenredó sus manos de las piernas de su rival y lo agarró por las muñecas, evitando que su cuello fuera retorcido.
    A continuación, con las piernas de su rival debilitadas por un momento, tiró fuertemente de los brazos del vampiro, empujando su cuerpo hacia el suelo, donde debería estrellarse.

    Nokku estaba en desventaja, el vampiro no tenía tantos puntos débiles como un humano, así que el no se tenía que preocupar tanto por proteger su vida como lo tenía que hacer el presidente. Cuando el vampiro se encontraba en el suelo, boca arriba Nokku le soltó de una de las muñecas, sujetándolo solo por un brazo e intentó aplastar su cuello con la bota de un fuerte pisotón lleno de energía. Era la primera vez que Nokku se mostraba tan agresivo, seguramente en otro momento habría dejado recuperarse a su rival pero esa no era un lucha de honor, se estaban jugando demasiado y el juego limpio había quedado irremediablemente apartado en cuanto Vladimir hubo decidido atacar a Fraiah. No se lo perdonaría. "Solo muere" Pensó fieramente mientras su expresión adoptaba un ápice de ese rencor salvaje que le llevaba recorriendo su piel desde que aquella flecha se clavó en el cuerpo de su amada."Imperdonable" Volvió a pensar fugazmente mientras su bota iba adquiriendo una feroz velocidad y potencia conforme descendía hacia el cuello de Vladimir
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    Mensaje por Nathan Hawthorne Vie Sep 06, 2013 6:53 pm

    Sus movimientos habían sido precisos, perfectamente calculados para acabar con ese cazador, pero al parecer no fue suficiente. Vladimir sabía que su rival no era como aquellos a los que se había enfrentado con anterioridad. Tenía una gran potencia y habilidad, pero Vladimir también contaba con la fuerza de mil demonios, por lo cual no se echaría atrás ni un instante. Acabaría con esto de una vez. Este combate, sucio y destructivo, iba a acabar con la muerte de alguno de los dos, y Vladimir se aseguraba en cada momento que no sería él.

    Sus pies había aterrizado sobre los hombros de Damaru. Sin embargo, en el momento en que su técnica comenzaba a prosperar, el cazador hundió sus dedos en la cara interna de sus rodillas. Vladimir apretó los dientes. Debía apresurarse. Si rápidamente afectaba el cuello del muchacho, lo dejaría fuera de juego. Pero, conociendo a su rival, debió suponer que no se iba a dejar vencer tan fácilmente. Nokku agarró con fuerza los brazos del vampiro y lo ejerció potencia hacia delante, buscando alejarlo de su espalda y de uno de sus puntos débiles. Vladimir gruñó levemente, mostrando apenas un rasgo de emoción alguna. En ese instante, sus pupilas detectaron aquella hoja de papel en el suelo. Instantáneamente, su semblante regresó a la normalidad vacía de siempre. Mientras él era trasladado por los aires hacia el suelo, Vladimir clavó sus ojos en los ojos de su oponente. Había salvado su pescuezo de una muerte segura. Nada mal para un cazador sentimental.

    La espalda de Vladimir se estrelló contra el suelo. Nokku sostenía uno de sus brazos y con velocidad aprisionó su cuello. La presión ejercida sobre su tráquea le dificultaba hacer cualquier movimiento. Sin embargo, él no necesitaba respirar. Los vampiros no padecían aquella necesidad. Entonces, con voz entrecortada y serena, comenzó a recitar aquel poema, pero lo hizo en un idioma que Nokku pudiera comprender.


    Caen los rombos que giran al son de un canto mágico
    y el laurel está quemado en el fuego ya apagado.
    Y ya la Luna se niega a descender del cielo tantas veces
    y negra ave presagia funesto augurio.
    Una sola barca del destino llevará nuestros amores
    con velas azules hasta la laguna infernal.
    ¡Si no de uno, compadécete, por favor, de los dos!
    Viviré, si ella vive; si ella muere, yo moriré.Por tales deseos me comprometo con un canto sagrado,
    y escribiré: GRACIAS AL GRAN JÚPITER ESTÁ A SALVO MI AMADA;
    y ante tus pies ella misma se sentará como una devota
    y, sentada, contará la larga duración de sus peligros.


    La voz de Vladimir, pese a encontrarse oprimida y reprimida por la fuerte bota de Nokku, se podía oír perfectamente. Suave, pausada, marcando el ritmo musical de cada estrofa. El significado de aquella composición era profundo y amargo, pero a su vez romántico y oscuro. La mirada púrpura de Vladimir penetró en los ojos del cazador, infundiéndole aquella complicidad endemoniada. Cuando acabó el recitado, la mano que el vampiro tenía libre comenzó a sufrir una especie de mutación: el poder original que él poseía. Ascendió hasta el cuello de Damaru, sujetándolo con rudeza y fiereza. Tiró de él y lo atrajo hacia sí, rompiendo la distancia entre ambos. Esta lucha cuerpo a cuerpo acabaría junto con el aliento expulsado en cada palabra poética. Vladimir presionó sobre la yugular del cazador y, del mismo modo, torturó la zona de su tráquea. El aire de Damaru comenzaría a disminuir, y a diferencia del vampiro, él sí lo necesitaba.
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    Mensaje por Nokku Damaru Vie Sep 06, 2013 7:57 pm

    La bota de Damaru golpeo con un potencia abismal el cuello de Vladimir, oprimiéndolo, pero este no parecía muy afectado, estúpido cuerpo vampírico. De repente, su rival, como por arte de magia comenzó a recitar un triste y lúgubre poema. Por unos momentos hipnotizó a Nokku, de manera que sus defensas se vieron rebajadas ¿Por qué el vampiro estaba recitando en un momento como aquel? ¿Acaso había perdido la cabeza? ¿O es que estaba rezando a su Dios antes de morir? Todas esas preguntas surcaron la mente de Nokku, pero no le dio tiempo a que fueran respondidas, pues, fuerte y veloz, la mano de Vladimir se aferró a su cuello cuando este acabó su poema. Estaba en problemas, el vampiro atacaba de nuevo su cuello, eso podría matarlo sin dificultad.
    La respiración de Nokku comenzó a fallar, sus pulmones exigían un oxígeno que no llegaba y la traquea del presidente era oprimida fuertemente por el pulgar de Vladimir. La cara de Damaru comenzó a palidecer mientras su cuerpo perdía fuerzas. Como último recurso Nokku se agarró con ambas manos al brazo de Vladimir para intentar separarlo de su cuello, pero parecía imposible, era como un cangrejo que se aferraba a su presa. Lentamente  Nokku comenzó a perder el conocimiento y sus brazos soltaron al vampiro, deslizandose por las mangas de su traje, cayó de rodillas junto a su contrincante, pero,su mirada perdida adoptó un intenso brillo de picardía en el último momento. Noku metió descuidadamente la mano derecha en el bolsillo de su chaqueta y sacó un pequeño frasco con una aguja que funcionaba por presión. Nokku sonrió con infinita dificultad  y con renovadas fuerzas alzó su brazo victorioso. Rápidamente, como un letal rayo Nokku dejó que su mano silbara en el aire y clavara la aguja de ese frasco directamente en la arteria carótida de su contrincante, que sobresalía del resto de las venas gracias a la presión que había ejecutado Damaru sobre el cuello del vampiro hacía solo unos momentos con su bota.
    El veneno, o el antídoto, mejor dicho empezó a adueñarse del cuerpo de Vladimir. Su mano dejó de ejercer presión sobre el cuello de Nokku y este recuperó el aliento, tosiendo con fuerza. Aquella sustancia era la misma que había conseguido que Fraiah se convirtiera en humana, pero esta vez Nokku había cambiado ligeramente su composición. En solo unos momentos Vladimir perdería todos sus poderes y Nokku finalmente podría irse a casa de nuevo después de machacarlo definitivamente.

    Aquella sustancia haría que Vladimir finalmente acabara con su reinado de terror y sus hijos terminarían igual que el. Con la respiración agitada, jadeando, Nokku miró al inerte cuerpo de Vladimir, debería tardar unos minutos en hacer efecto la poción, de todos modos: el ya estaba acabado. Había ganado, Nokku había ganado. Quiso reírse pero su garganta no emitió ningún sonido, así que sus labios simplemente esbozaron una sonrisa complacida. Con la frente sudada y sintiendo como su poder abandonaba su cuerpo Nokku se echó el cabello hacia atrás. Todo había acabado bien. Los iris del caballero oscuro volvieron a su tono normal y un repentino cansancio invadió todo su ser, su cuerpo le amenazó con caerse junto al inmóvil  Vladimir pero se resistió a la tentación, más tarde tendría que ocuparse de esa escoria.

    Damaru se levantó gruñendo por el dolor que emitían todos sus músculos, se dio la vuelta, dándole la espalda a su abatido contrincante y vio que el sol empezaba a salir y que Fraiah lo miraba consternada. Ya todo había acabado, con "padre" fuera de juego sus hijos no tendrían que acosar más a los invitados de la fiesta.
    La felicidad invadió el rostro de Nokku mientras los primeros rayos de sol golpeaban su cara, haciendo que cerrara un ojo por la intensa luz.
    El presidente dio un torpe paso hacia delante, tambaleándose sobre si mismo y cojeando mientras miraba a todos sus amigos y a Fraiah.
    Jajajajajajajaja, hey, chicos...
    Intentó gritar, pero la voz que emergió de su boca se ahogó en la ultima sílaba de la última palabra de esa frase.
    "Esta sensación... esta gélida y a la vez calurosa sensación.... se siente como si mi familia estuviera... justo detrás de mi, abrazándome con sus manos, protegiéndome, aguardandome, junto con todos aquellos que murieron ante mis ojos... ¿Por qué? ¿Por qué esto se siente tan triste?....¿Fraiah?"
    Sus pensamientos divagaban en el fondo de su mente mientras todo ocurría demasiado rápido como para que Nokku se pudiera dar cuenta de la realidad.
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    Mensaje por Nathan Hawthorne Vie Sep 06, 2013 8:46 pm

    La orquesta, justo sobre el escenario, continuaba tocando pese al gran mar de sangre. Sus máscaras, ahora completamente negras, perturbaban el ambiente. La melodiosa armonía, triste y emocionante, invadió el ambiente con rapidez. La voz de las mujeres que allí cantaban, parecieron sedar los oídos de los invitados una vez más... ~♫~

    El reloj marcaba con sus agujas la hora final para uno de ellos... ¿o para ambos? Vladimir ejercía presión sobre el cuello de Damaru, luchando por salir ventajoso de tal situación. Un ligero brillo triunfal surcó el semblante del oscuro poeta, mientras que su brazo aún intentaba mutilar aquel cuerpo humano excesiva y pecaminosamente poderoso. El vampiro apretó sus dientes y los huesos de su mano crujieron. Ha llegado la hora. Este era el fin del baile. Aquí concluía esta danza macabra.

    Nokku palidecía a cada instante. Se notaba que la falta de oxígeno estaba acabándolo. Solo un poco más de esfuerzo por parte de Vladimir y finalmente sería él quien ganara esta partida de ajedrez humano. Sin embargo, aquel cazador también tenía su As bajo la manga. El secreto que Vladimir quería descubrir hace tiempo estaba en la mano de aquel muchacho letal. Vladimir observó el frasco, admiró la sustancia... ¿Eso era...? Frunció el ceño e intentó moverse, intentando alejar a Nokku de él sin soltarlo, pero no consiguió alcanzar su objetivo. El vampiro gimió cuando aquella sustancia ingresó en su organismo. Instintivamente, aflojó el agarre sobre el humano cuello. El cuerpo de Vladimir pareció convulsionar por unos momentos. Por primera vez, aquel vampiro gritaba de dolor.

    "¿No era esto, acaso, lo que tanto buscabas, Vladimir D'Shaitis?"

    Su cuerpo padecía los síntomas de aquella sustancia. Maldito juego traicionero. Pese a que su organismo perdía fuerzas, su mente gozaba por tener frente a sí aquel antídoto que tanto deseó conseguir y que, al comienzo de este enfrentamiento, le preguntó a Nokku cómo había logrado tal fórmula química. Una gran contradicción era entonces el cuerpo del poderoso Vladimir que, lenta y dolorsamente, iba perdiendo sus facultades. Ya no gozaba de poder supremo, ya no poseía mil caras. La esencia de todos los cuerpos que Vladimir poseyó y mantuvo cautivos dentro de sí, comenzaba a liberarse junto con todo el poder que a él, desde un principio, le sobraba; aquel poder corrupto y vanidoso. El vampiro, tendido en el suelo, retorciéndose, sentía cómo por su mente mil imágenes y recuerdos transcurrían. Uno de ellos, en particular, le dio una pizca de esperanza: no, él no moriría. Tenía todo demasiado calculado como para permitir que alguien le provocara la muerte. No iba a perecer. Vladimir D'Shaitis había nacido para ser un Dios.

    La risa de aquel cazador llegó hasta sus oídos. Cuando su cuerpo logró calmarse un poco, Vladimir apoyó sus manos en el suelo. No le quedaban casi fuerzas y poco a poco su ser entero comenzaría a marchitarse. Mientras Damaru gozaba su triunfo momentáneo, Vladimir se las ingenió para ponerse de pie con sus últimas fuerzas. Sus ojos, vacíos e inexpresivos como siempre, no había cambiado un ápice su expresión. El vampiro o, mejor dicho, lo que quedaba de él, caminó lenta y pesadamente. Parecía mentira, pero cada golpe recibido, cada esfuerzo dado en batalla, ahora consternaba completamente cada centímetro de su cuerpo. Era una sensación demasiado real, intensamente asfixiante...

    Demasiado humana.

    Vladimir se posicionó detrás de Damaru. La Muerte, al parecer, había elegido bando. El vampiro, en medio de su transición para abandonar aquella inmortalidad, elevó su brazo y en un simple y tenaz movimiento, atravesó el pecho de Damaru con su mano. Sus dedos, firmes y helados, aferraron su corazón. Comenzó a ejercer presión sobre el órgano vital, deteriorándolo para, finalmente, extraerlo de aquel cuerpo poderoso pero humano al fin.

    La vida de Nokku Damaru acababa de abandonar el cuerpo que le hacía de habitáculo.

    Vladimir jadeó y dejó escapar un suspiro tras otro. No podía más. A lo lejos, había detectado a un par de sus Hijos, aquellos a los cuales le había concedido información confidencial acerca de su último experimento. Un intercambio de miradas bastó para que aquellos vampiros se movilizaran entre las columnas que adornaban al salón. Las luces parpadearon otra vez y Vladimir cayó de rodillas al suelo. Se llevó una mano a la garganta y escupió sangre: todas las heridas internas se hacen reales. Levantó apenas la mirada para poder clavarla en las personas a su alrededor, pero acabó observando a la joven que permanecía aún sobre aquel sofá aguardando por su ser amado. Arrojó el corazón de Nokku a los pies de ella. Vladimir utilizó, finalmente, sus últimos esfuerzos para decir unas palabras:
    - Esto es lo que él ha perdido por ti -susurró-. Se ha arrancado el corazón por tu amor... ¿No es... r-romántico? -concluyó, sonriendo levemente, sonriendo a su vez por primera vez desde que había adoptado su verdadera apariencia.

    Vladimir cerró los ojos al fin y cayó hacia un costado. Su cuerpo, completamente debilitado, había marcado el fin de su reinado en aquel pueblo. Mientras las luces continuaban parpadeando ferozmente, aquellos vampiros suyos avanzaron entre la multitud de muertos y sobrevivientes. La luz se apagó por completo y recogieron los restos de Vladimir: un cuerpo humano que no tenía ninguna oportunidad. Comenzaron a alejarse con el inerte pseudo-cadáver, y las luces paulatinamente comenzaron a parpadear otra vez. Sin embargo, el destello colorido de aquella iluminación no brillaría para nadie más aquella noche.

    Nokku Damaru había muerto y, con él, las esperanzas y sueños de tantos... Las esperanzas y sueños de muchos, realmente, menos de Vladimir D'Shaitis.
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    Mensaje por Nokku Damaru Vie Sep 06, 2013 10:38 pm

    " Un susurro helado, una canción sin acabar, una sonrisa entrecortada, un adiós inesperado"

    Nokku simplemente no pudo continuar con las palabras que tenía pensado dirigir a sus compañeros después de haber salido victorioso de aquella batalla. Un dolor punzante, agudo, terrorífico, desgarró su piel, atravesó limpiamente cada uno de sus mortales músculos y rompió las costillas de aquel hombre antes de agarrar, con un desesperado movimiento, el corazón de Nokku. El dolor, a pesar de ser insoportable pronto perdió todo sentido, el cuerpo del cazador ya sabía que no podría sobrevivir y prestar atención al agonizante sentimiento que recorría el pecho de Damaru sería totalmente inútil.
    Pero aquella mano no se detuvo ahí, con un fuerte y sádico gesto Vladimir arrancó aquel órgano de su lugar, haciendo que las arterias de Nokku se partieran, derramando en unos instantes un chorro de sangre sobre el suelo de la sala. La sangre, caliente como el infierno salpicó la ropa y la cara de Vladimir, otorgándole una imagen muy macabra cuando pronunció aquellas palabras a Fraiah, al mismo tiempo que se separaba de Nokku.
    Toda la esencia del presidente se agito, descontrolada. Un error, un único error le iba a costar la vida. En su mente Nokku sintió como la bestia de su interior, la fuente de su poder, sufría lo mismo que el mientras se retorcía de dolor bajo aquellas cadenas con las que Nokku la había apresado. Aquellas cadenas que la mantenían a raya y evitaban que Damaru fuera consumido por su propia energía. En su interior el presidente sonrió amargamente, ya no tenía sentido tener encerrada al núcleo de su poder. Dejó que las cadenas, una a una, cayeran al suelo, liberando al animal etéreo que habitaba en su interior. Nokku imagino y sintió como aquel lobo de pelo azulado, porque ahora, liberado de sus ataduras aquel ser se veía como un gran lobo, simplemente se acercaba a su lado y apoyaba su frente en la de Nokku mientras del pecho de ambos empezaba a correr un manantial de sangre. Aquel poder que le habían otorgado hacía casi diecisiete años por fin se rendía, le cedió a Damaru toda su energía y simplemente se quedó a su lado. Nokku aceptó aquel regalo de buen grado, el poder desconmensurado de la malherida bestia pararía su hemorragia y... le daría unos segundos más de vida antes de consumir su cuerpo.

    Sin dejar de observar a Fraiah Nokku se cayó de rodillas. Era incapaz de moverse, pero aún seguía vivo, no se iría de ese mundo hasta despedirse, irse sin más sería del todo inapropiado. Como ya lo habían hecho tantas otras veces: los iris de Nokku adquirieron el color del cielo, aunque esta vez era algo apagado. La herida de su espalda, o más bien: el agujero de su espalda, comenzó a cicatrizarse. Eso sería del todo inútil, pues el corazón de Nokku estaba tirado en el suelo, junto a Fraiah y todo a su alrededor estaba, inevitablemente empapado en sangre.

    Con esfuerzo, pues toda la energía que le quedaba provenía directamente de su poder logró pronunciar unas débiles palabras.

    Fraiah...

    Susurró cayéndose al suelo de lado, inevitablemente. Su tiempo, su tiempo se acababa, quería verla por última vez, quería acariciar su rostro, su dulce y angelical rostro. Todo por lo que el seguía ahí era ella. Se quedó tendido en el suelo, tosiendo sangre, mientras observaba la bóveda del recinto. Poco a poco sintió como su pequeña reserva de energía iba agotándose, consumiendolo poco a poco pues percibió que bajo la bota de su pie derecho ya no había pie alguno, Nokku se estaba desmaterializando, convirtiéndose en energía pura. La materia no es más que energía comprimida y aquel chico había consumido toda la energía de su cuerpo, por lo tanto ahora, simplemente se desvanecería.

    Por su mente empezaron a pasar recuerdos. Eran recuerdos cálidos, ya ninguno de ellos era doloroso. Recordó la primera vez que conoció a Black, como había entrenado con el, recordó su encontro con Fraiah, sus aventuras con katrina y Stella, su amistad con Astrid, Tetsuya, kasha, kai, recordó también las broncas que tuvo con Yagari, Alucard, sus enfrentamientos con Adam, las pocas palabras que había intercambiado con Yuki, su eterna rivalidad con Adam y Evan, Christian, el hermano de Fraiah, el pequeño Taito que se creía su hermano, Crash, su amistad con Bella e incluso el pequeño discurso que le había recitado a Ziel sobre el miedo pasó fugazmente por su mente. Sus múltiples batallas, sus sentimientos, sus amigos, todo lo que le importaba. Pero Nokku no estaba triste... su voluntad de fuego siempre viviría con esos seres a los que el amaba, estaba más que seguro de ello.

    La bola de cristal que tenía kai en su bolsillo empezó a deshacerse, al igual que todas las cosas que Nokku había generado en su casa, incluso los cristales que habían sido creados hacia poco tiempo, los mismos que estaban tirados en el suelo después de su batalla, todo comenzó a desaparecer, toda su esencia.

    El cazador volvió a escupir un poco de sangre y solo esperó unos instantes más, sabía que pronto aparecerían a su lado aquellos a los que el había protegido esa noche, ofreciendo a cambio su vida.
    Solo una última vez chicos....
    Susurró sin que nadie pudiera oírlo mientras sentía como se acercaba su inminente final.

    "Fluye lentamente el cauce de mi vida y siento con melancolía como se desvanece mi ser, como mis recuerdos pasaran a ser los recuerdos de ellos y como mis sentimientos serán lo único que los abrigaran después de mi muerte. Porque aunque muera aquí y ahora se que nunca podré descansar en vuestras mentes, porque sois mis amigos, mis rivales, mis amantes, mi todo."
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    Mensaje por Fraiah B. Eslin Vie Sep 06, 2013 11:09 pm

    Lentamente, Fraiah recuperaba la movilidad. Sin embargo, no lograba ser rápido el proceso. ¿Por qué tardaba tanto? Necesitaba ponerse de pie y correr hasta Nokku. Necesitaba alejarlo de aquella batalla, de aquel peligro, porque una sensación que le oprimía el pecho estaba consumiéndola desde el interior. Apoyó sus manos en el sofá una y otra vez. Emitió leves gemidos y se quedó sin respiración, pero aún así prosiguió. Logró apoyar sus rodillas y evitar continuar acostada. Se encontraba medianamente erguida. Sus ojos se clavaron en la sangre propia que había dejado de ella, manchando el tapizado de aquel sofá. Fraiah observó sus manos y respiró entrecortadamente. La herida... dolía. Dolía demasiado. Pero lo que más la torturaba era el dolor que su alma estaba sintiendo.

    Al levantar la vista, visualizó a Evan delante de ella. Sus violáceos ojos se clavaron en los del chico. ¿Por qué él se quedaba allí, simplemente observando? ¿Por qué no hacía algo para detener aquella batalla? Quizá Fraiah no conociera nada acerca de los códigos de los guerreros y quisiera interponerse a toda costa entre dos dignos oponentes, pero le importaba una mierda aquella lucha de superioridad. Ella solo quería estar cerca de Nokku y traerlo hacia sí, alejarlo de la sangre y la angustia. Necesitaba protegerlo. Tenía la intensa necesidad de protegerlo de todo y de todos esa noche.

    La chica emitió un quejido y logró erguir su cuerpo. El fragor de la batalla llegaba hasta sus oídos. Sus ojos reflejaban las sombras aledañas que se movían con brutalidad y velocidad. Nokku y Vladimir estaban batiéndose un duelo a muerte. Fraiah sentía un escalofrío inmundo recorriéndole el cuerpo. Se encontraba arrodillada sobre aquel sofá, con las manos sobre su vientre, reuniendo fuerzas cuando la risa de Nokku llegó hasta sus oídos. La joven giró inmediatamente el rostro, provocando que algunos mechones de su cabello giraran junto con sus facciones. No sabía qué pensar en ese momento: Vladimir en el suelo, él riendo como un niño cansado de jugar... Una sonrisa involuntaria se adueñó de los labios de Fraiah. Quiso reír. Él estaba bien. Lo había logrado. El corazón le dio un vuelco y luchó por ponerse de pie. Quería correr hacia él. Quería lanzarse a sus brazos como en tantas otras ocasiones. Quería dormir en su pecho y soñar con un futuro grato a su lado. Quería... Quería salvarlo de todo mal.

    Y la sangre se derramó... otra vez.

    - No... -había comenzado a pronunciar su nombre justo antes que aquel escenario mortífero invadiera sus iris y reflejara la muerte-... kku... -concluyó, sin poder creérselo. Su sonrisa desapareció en medio de una mutación de incredulidad. Esto no podía ser cierto. Aquella imagen no tenía ni una pizca de verdad. ¿Qué clase de sucio truco era aquel? ¿Qué clase de broma de mal gusto? Nokku siempre fue un bromista. Incluso en una situación tal no se cansaba de serlo. Fraiah quería convencerse firmemente de que aquello no era real, pero la sangre que emanaba del cuerpo de Nokku era demasiado roja, demasiado refulgente, como para ser mentira.

    Aquel aroma a muerte se coló por cada poro de la piel de Fraiah. Nuevamente, la canción que Angelique le cantaba se adueñó de su mente. No... Esto no podía estar ocurriendo. Nokku era invencible, Nokku era...

    Él era todo lo que ella siempre anheló, y ahora... se esfumaba entre sus dedos.

    - Nokku... -le llamó-. Nokku... ¿qué está sucediendo? Nokku... -continuó, haciendo intentos desesperados por avanzar hacia él. Logró ponerse de pie pero el dolor consumía su cuerpo. Un ardor insoportable la estaba condenando junto con aquella herida de su vientre. Fraiah se tambaleó pero comenzó a avanzar, sin embargo no pudo continuar. La joven cayó al suelo y apoyó sus manos, pero entonces, algo más cayó justo delante de sus cristalinos ojos violáceos...

    Un corazón.

    Un corazón tan grande y humano como los mismísimos sentimientos que ella sentía por Nokku, se estrelló contra el suelo justo delante de ella. Fraiah abrió los ojos. Algo en todo su cuerpo pareció paralizarse. La chica se perdió en cada recoveco de tan carmesí objeto. Mientras su cuerpo no lograba ejecutar ningún movimiento, las palabra de Vladimir llegaban hasta sus oídos cual martirio incesante. Nuevamente, la canción que Angelique cantaba se adueñó de su mente. Fraiah, de manera inconsciente, comenzó a cantarla. Su voz, frágil y melodiosa, se abría paso entre la distancia que separaba a ambos amantes. A causa del impacto de la situación, Fraiah apenas pudo estirar una de sus manos para rozar la Vida de su amado que yacía, sangrante, delante de sus ojos.

    - No te di el ser, más te vi crecer. Te tuve entre mis pechos y te enseñé mil cuentos que ahora ya no puedo contarte... ¿por qué? ¿Dónde estará Dios? ¿Dónde que no ve? ¿Acaso está cansado o no tiene a su lado a alguien que le grite que te voy a perder..? -respiró profundamente, mientras lentamente acariciaba la tierna carne que aquel órgano poseía-. Se abre mi vientre al saber... que quizás no te vuelva a tener. Quiero ocupar tu lugar y brindarte mi sangre, volver a engendrarte y poder dar mi vida por ti... -su voz, a cada momento, se oprimía aún más-. ¿Por qué me lo quieren quitar? Si a nadie le ha hecho algún mal. ¿Es que el cielo no clama ante tanta crueldad? -las lágrimas comenzaban a rodar por aquel par de ojos anestesiados y aplastados por el dolor inminente-. ¿Recuerdas? Te dije una vez "el amor todo lo ha de vencer". Confía, entonces, que el amor sea tu escudo, y yo te aseguro no hay poder en el mundo que te pueda romper... -ya su llanto era incontrolable. Fraiah, lentamente, caía en la cruda verdad. Su propio corazón se estaba congelando por dentro para luego derretirse miserablemente; para luego desgarrarse y sangrar por siempre.

    - ¡Es mentira! -gritó de repente-. ¡Todo es mentira! -continuó. Comenzó a arrastrarse por el suelo. No podía caminar, pues no podía mantenerse en pie, pero entonces podría ser capaz de deslizarse al ras de aquel frío suelo, intentando alcanzar el cuerpo sin vida de su amado. Entre sus últimas palabras, él había pronunciado su nombre. Un triste y solitario "Fraiah" en medio de aquella desolación. Fraiah, mientras avanzaba manchando su vestido, rasgándolo incluso, deteriorando aún más la herida que la contaminaba, continuaba firme directo a su objetivo. "Nokku... Por favor..." repetía en su mente, en vano. Había visto cómo su cuerpo comenzaba a volverse evanescente. Negó con la cabeza. Las lágrimas continuaban derramándose. La distancia entre ambos parecía no tener fin. Los gritos desesperados de la chica irrumpían el lugar, sofocando incluso la música. Y, de repente, la melodía anterior concluyó y la orquesta comenzó a hacer sonar otra canción. La chica extendió su brazo. Estaba a punto de tocar a Nokku...

    Y cayó rendida ante él. Sujetó su mano, deslizó sus dedos hasta poder agarrar su muñeca y así aferrarse a su brazo. Llegó hasta su lado, negando con la cabeza y respirando con dificultad. Abatida y desesperada, tomó el rostro del chico entre sus manos.
    - Nokku... Por favor... Dime que es otro de tus trucos... No puedes hacerme esto, ¡Nokku! No puedes dejarme, ¡esto no puede ser real! -gritó, sin dejar de mirarlo a los ojos; sin apartar sus iris refulgentes de pasión y anhelo de los suyos, tan apagados y distantes-. ¡Dijiste que tenías planes para nosotros! ¡Miles de sueños estaban por cumplirse, no puedes permitir que se desvanezcan, por favor Nokku... ¡Tan solo no te vayas! ¡Quédate conmigo!

    Sus súplicas desgarradoras no parecían obtener respuesta. Fraiah estrechó a Nokku contra su pecho. ¿Por qué el... se volvía tan frío? Sus lágrimas estaban empapando el rostro del muchacho. Se las llevaría... Se las llevaría todas completamente con él. Todo lo que pertenecía a Nokku o tenía, al menos, una parte de su esencia desaparecía, pero no podía desaparecer la esencia suya que recorría las venas de la chica. Nokku no podría desaparecer ni de su mente, ni de su corazón; ni de su alma ni de su sangre. Él la había salvado como nadie jamás la salvó alguna vez. Le había dado motivos para vivir, dicha y felicidad. Le había dado una humanidad que le habían arrebatado. Ahora, tendría que convivir con este regalo y con este pesar. El cuerpo del Presidente se esfumaba entre los brazos de Fraiah y ella, creando esperanzas utópicas, intentaba firmemente atesorarlo junto a sí y evitar su partida.

    - Nokku... ¿Qué haré sin ti? No puedo seguir si tu no estás... ¡Ya nada tiene sentido! ¡ESTE MUNDO ESTÁ FUERA DE QUICIO! -gritó de forma cúlmine y tajante. Ninguna melodía podía compararse con aquel grito de dolor. Fraiah divisó las dagas que estaban cerca, las cuales habían sido arrojadas por Vladimir unos momentos antes. La joven, en un arrebato, sujetó una de ellas. No iba a vivir en un mundo sin Nokku Damaru. No podía hacerlo ni podía permitírselo. Miró al joven cazador a los ojos firmemente, pero la determinación de su mirada lentamente se fue apagando. Las lágrimas no cesaban de salir, y Fraiah acababa de hacer una elección.

    - No viviré en un mundo sin ti, mi sueño eterno -susurró justo en el momento en que aquel puñal era dirigido por sus temblorosas pero firmes manos hacia su propio corazón. Si Nokku se había arrancado el corazón por ella, de acuerdo, ella también se lo arrancaría por él.

    "Te amo" fueron las palabras que los labios de Fraiah murmuraron en aquel último instante.
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    Mensaje por Roger Anderson Vie Sep 06, 2013 11:25 pm

    La humana se había escapado de una muerte segura. Las puertas de la Muerte habían emergido frente a ella, pero... a Roger se le olvidó la llave para abrirla. Una lastima... habría sido un buen bocado. Lanzó contra ella otra onda de fuerza similar a la anterior. iba rápida y sin demora. Después, decidió avalanzarse sobre la humana de nuevo pero...

    Justo antes de arremeter contra ella otra vez  se detuvo. Sus agudos sentidos, aunque mermados por el alcohol, habían percibido lo último que deseaba. La energía de Padre casi era indetectable. Sus ojos se abrieron de par en par, mostrando en miedo y temor inimaginables. Se dio la vuelta, dando la espalda a su enemigo y observó a el presidente de pie y Padre bajo sus pies. Habían derrotado a Padre. No... no puede ser... La borrachera se le había pasado de golpe. Quería gritar, quería correr hacia su cuerpo. Tal vez podía ayudarlo. Debía hacerlo. Sentía devoción por él. Si el moría, de nada servía que él siguiera con vida. Y ante todo, tenía claro que iba a seguir disfrutando de los placeres que el mundo le ofrecía. Anhelaba el calor de una mujer, o de cuatro, el sentimiento que le producía el alcohol, el derramar sangre inocente y devorar humanos tanto indefensos como capaces de darle juego, pero ante todo... anhelaba que Padre siguiera vivo... y así fue, pero muy por debajo de lo malo.

    Padre se había levantado. Mostraba una apariencia agotada y destrozada. Se tambaleaba, estaba a punto de caerse, pero... con su último estertor atravesó el pecho del Presidente. La sangre salió despedida y se derramaba como si de una fuente se tratara. El chico peliazul dejo salir una expresión de dolor y muerte. Estaba acabado...

    Padre...-dijo admirado por el gran esfuerzo que había hecho.

    Fueron unos segundos los que pasaron ambos detenidos. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Sentía cómo las gotas de sangre saltaban en forma de pequeñas perlas carmesís y flotaban en el aire, cómo el sudor que corría por la frente de ambos se deslizaba y salía despedida con la fuerza y la inercia de ambos cuerpos, cómo incluso las emociones, sentimientos, deseos, sueños y miedos salían como fantasmas que se esparcían en el espacio. Todo en escasos instantes. Cuando se intervalo espacio-temporal había vuelto a retomar la velocidad, ambos cayeron al suelo. Derrotados y sin energías.

    ¡¡PADRE!!-y saltó a toda velocidad a su posición con una expresión de horror y miedo.-¡Padre! ¡Padre!-se arrodillo junto a él. Había dejado atrás al cadáver del presidente y solo fijaba en él.

    Sus ojos estaban cerrados. ¿Estaría muerto? Busco esa respuesta. Puso su mano en su corazón, bajo el cuello, en cualquier parte donde pudiera sentir sus palpitaciones. Se había olvidado de que podía sentir su energía. El miedo abundaba en él. Tanto que no podía pensar con claridad. Tras unos incesante segundos, logró averiguar que estaba vivo. Si... si... está vivo.... Cuando dio su repuesta, lo agarró por los brazos y las rodillas. Se puso frente al escenario y sonrió, como tal demonio. Con una expresión pícara y de placer absoluto ante todo el espectáculo que veía.

    ¡¡Ja Ja Ja Ja!! ¡¡Hasta la vista, pobres infelices!! ¡¡Hasta la vista!!

    Cuando terminó su frase, cargó energía en uno de sus brazos y soltó una onda de energía hacia la pared que estaba tras él. Finalmente, de su espalda emergieron unas largas alas negras con miles de plumas negras. Las batió con fuerza y se elevó en el aire.

    ¡Vamos, malditos vampiros! ¡Es hora de marcharnos!-dijo a sus secuaces.

    Y salió de escena contento... no... eso no muestra ni la mitad de la euforía que sentía... más bien... salió triunfante...
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    Mensaje por Kasha Oskan Sáb Sep 07, 2013 12:46 am

    Me quede de pie, mirando aquella escena, con la cara llena de lagrimas, impotente, sin saber que hacer, Nokku no podia morir asi, el era de los pocos amigos que tenia y era el unico jefe que habia conseguido mantenerme bajo su mando.
    La cadena cayo al suelo con un golpe seco, no tenia fuerza para sujetarlo. Pero en ese momento Fraiah cogio un cuchillo, por mucho que quisiera, no llegaria hasta ella a tiempo.
    - FRAIAH!! NO!!, Tu tambien no!!- grite desesperada mientras que intentaba alcanzarla.
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    Mensaje por Kai Olivier Sáb Sep 07, 2013 12:54 am

    Sali corriendo detras de Kasha y la cogi a mitad de camino la abrace encarcelando sus brazos y levantandola del suelo para que no fuera corriendo hacia alli.
    Era cruel hacerle esto a Kasha, Fraiah era como su hermanita pequeña, la cuidaba desde siempre, aunque no se daba cuenta, la habia convertido en la familia que le faltaba, pero..., el destino que estaba haciendo Fraiah, era el que habia escogido y no podiamos hacer nada para cambiarlo.
    - Ssshh..., dejala marchar..., dejala cumplir su deseo..., no la obligues a estar en un lugar que no desea...- no sabia de donde sacaba la fuerza para decirle algo asi, pero, que otra cosa podia hacer?
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    Mensaje por Evan Darkness Sáb Sep 07, 2013 1:16 am

    Aun cercenaba a más secuces de Vladimir. Venían a por él. No tenía más que deshacerse de ellos. Soltó unos cuantos mandobles y los exterminó con rapidez. Su ropa estaba empapada en sangre. Prácticamente era roja y sus hojas se encontraban en el mismo estado.

    Seguía detenido. Pensando en todo lo que acontecía. Volvió a pensar en quienes eran sus aliados, a quienes debía matar y a quienes tenía que proteger. La protección no estaba entre sus habilidades innatas, pero cuando se tenían amigos era obligatorio. En realidad, Evan era de pocos amigos. ¿Quién querría estar con un vampiro sediento de sangre? Como no fuera otro igual que yo... ¿Acaso Fraiah era su amiga? ¿Acaso Nokku, su eterno rival, también era su amigo? Ni siquiera era vampiro ni humano. Había dominado a un vampiro. No era más que un alma que se había adueñado del cuerpo de otro. Nada más. ¿Acaso alguien como él podía sentir esas cosas? Bueno, si me las estoy planteando ahora será por algo, ¿no? Pero aun seguía molesto y no era capaz de quitarse esas agujas clavadas tan molestas.

    Tal era su abstracción, que había dejado de percibir lo que había a su alrededor. ¿Había alguien que lo estaba apuñalando por la espalda? No le importaba. Mantenerse materializado era un pequeño esfuerzo que debía hacer y se volvía atravesable. Ahora, el filo de uno de ellos lo había atravesado, pero no había hecho más que remover partículas suyas. Eso era un problema para él. Si dejaba que el aire esparciera sus partículas por todas partes, podía perderse para siempre y no poder volver a materializarse. Pero se olvidó... seguía pensando... pensando... pensando... la sangre que estaba posada en él se convertía también en aire, como evaporado y se marchaba por el espacio. El sudor actuaba igual... hasta parte de su gabardina se desvanecía...

    Cuando se dio cuenta de que estaba a punto de que sus pies se descompusieran en partículas de si mismo, abrió los ojos, se dirigió hacia su enemigo y la atravesó la garganta con su mano. Había materializado su mano, y poco a poco todo su cuerpo. Lo que se había desprendido de él volvió a su estado original. Estaba de espaldas a los principales contrincantes. Ladeó su cabeza y observó a Fraiah. Estaba recuperando la movilidad y se acercaba a duras penas. ¿A dónde? A la batalla entre Vladimir y Nokku. ¿Acaso estaba loca? ¿Se le había pasado por la cabeza enfrentarse a Vladimir? Ilusa Pero el verdadero iluso había sido él. Evan Darkness era el verdadero tonto que no se había percatado de nada. Era Nokku. Estaba de pie... con un brazo que atravesaba su pecho... su corazón.

    Vladimir lo había atravesado con el brazo. La expresión de su eterno rival se convirtió un sin fin de sentimientos. Evan no supo analizarlos todos con claridad, pero sabía qué significaba: estaba muriendo.

    No... Nokku...-dejó escapar.

    Cuando Vladimir extrajo su brazo de su cuerpo, tiró el corazón en la dirección de Fraiah, que seguía arrastrandose. Ambos cayeron. Estaban derrotados. No se movían.

    ¡¡PADRE!!-retumbó en toda la sala. Era uno de sus hijos. Cubierto de plumas negras cual azabache cuervo, se arrodilló frente a su "Padre". Estaba aterrado. Pasó el tiempo. El vampiro cuervo lo miraba, lo tocaba. Parecía estar intentando verificar su estaba vivo o muerto. Evan se acercó poco a poco, aun sin lograr entender la situación. Agarraba sus espadas sin demasiado fuerza. Estaban a punto de caer de sus manos. Las arrastraba y el sonido a acero rugía sin demasiada fuerza.

    El cuervo cogió a Vladimir, casi destrozado y en descomposición. Sacó unas largas alas negruzcas y se marchó de allí, junto con "Padre". Cuando comenzaba el vuelo, forzó sus manos, sujetó sus espadas y saltó sobre el escenario. Solo faltaba una gota para que el vaso colmará y saldría despedido a por ellos, pero... Nokku... estaba ahí, bajo sus pies. Susurraba algunas palabras. Logró comprender "Fraiah" y algunas otras cosas. Pero eso no le importaba. Se acercó a él. Lo miraba desde arriba. Sus ojos estaban cerrados. ¿Buscaba ese descanso? ¿El descanso... del guerrero...? Evan pensó que no, al menos aun no. Nokku era un hombre... de familia, de amistades, de hermandad, de respeto y de confianza. Él... no podía marcharse así... no porque Evan lo dijera, si no porque estaba en el código del Presidente.

    Enfundó sus espadas lentamente. Tenía los ojos cerrados, pensativo. Aun intentaba canalizar lo que tenía ante sus ojos. El cuerpo de su más poderoso rival agujereado en el centro del universo del hombre. La sangre se desenvolvía por los suelos y caía por el escenario. Rozaba sus botas. El lo vio y por alguna razón... sintió que él lo estaba tocando. Recordaba recuerdos que no le pertenecían. Su mano se posaba en su hombro, sus puños se chocaban, su pelo se removía... oía sus gritos, sus ánimos y palabras de fuerza y confianza. Era una llama cálida y helada al mismo tiempo que rugía en su interior. Esa llama no era suya... era de Astrid. Aun seguía vivo. Esos recuerdos eran de él. ¿Eres tú, Astrid? Pensaba que ya estabas muerto. Ya veo que eres... más fuerte de lo que pensaba...

    Evan se agachó al lado de Nokku. No sabía que decirle. ¿Acaso había que decir algo en un momento cómo este? Por supuesto. Él se merece esa muestra de respeto. Es lo menos que puedes hacer por quien te ha convertido en quien eres. Maldita sea. Ahora era Astrid quien hablaba. Al parecer, su fuerza había crecido.

    Mm...-aun no sabía que decir.-Quiero que sepas que te odio... muy profundamente...-se detuvo. Suspiró, mirando hacia otro lado...Era yo... quien te tenía que matar. O tú quien tenía que matarme... Era... una promesa... una promesa... que no requería de palabras.-volvió a callar y a suspirar.-Probablemente... pienses que estoy loco... pero... aun odiante a muerte... por no cumplir esa... mierda...-volvió a dirigir a la mirada a otro lado.-te considero...-suspiró, se agarró la cara con su mano y se dejó acariciar su rostro por el caer de su miembro.-Mi amigo y mi eterno rival.

    Y elevó su mano frente a él. Quería que se la agarrara.

    Solo quiero qué... me esperes... sea en el cielo o infierno que sea... Voy a ir a buscarte para terminar lo que hemos dejado durante tanto tiempo...-respiró profundamente, recordando las múltiples batallas que forjaron entre los dos.-Solo espero que de eso... no te olvides...-y no pudo evitar soltar un poco tristeza en sus palabras.

    Se había levantado. Y caminado unos pasos. Estaba frente a la espada de Nokku. Era simplemente perfecta. La cogió y la miró, pero no solo la miraba. Sentía su fuerza solo con empuñarla. Sabía a quien pertenecía, a quien debía de seguir eternamente. Pero no solo ese. "Él" le estaba hablando. Se mantuvo en el sitio y al cabo de los segundos se dio la vuelta.

    Ah...-espetó.-El chico... Astrid tiene unas... últimas palabras para ti... Dice...

    Te he considerado mi hermano desde la primera vez que me diste hueco en tu familia. Gracias a ti, he conocido a muchas personas que he considera importantes, que eran mi vida y que sin ellas no podría vivir. Pero... eso no estaba bien. Aprendí qué... había que ser fuerte en los momento más duros y que si uno caía, todos caíamos. Por eso, mantuve mi cabeza en alto... incluso tras perecer ante mi hablante... Nokku... se él que eres. No pierdas tú "yo" y... incluso desde donde estés... protégela. Protege a esa chica. Protege a Fraiah. Ella... era parte de mí... al igual... que siempre lo serás tú.

    Eso es todo...

    ...lo que tenía que decir Astrid. Se dio la vuelta y decidió decir otra cosa más.

    No te preocupes. Yo cuidaré de ella. Te lo debo.

    Y se marchó por la abertura que había hecho el cuervo. No miró atrás. No quería hacerlo. Apoyaba la espada del Presidente en su hombro y se iba con la perdida de un amigo... en su oscuro corazón...

    Vuela pájaro, vuela y muestra ese pelaje azulado que tanto orgullo desprende.
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    Mensaje por Nokku Damaru Sáb Sep 07, 2013 1:55 am

    "Una sonrisa tan cálida en su lecho de muerte que incluso intimida a la muerte, que se acerca cautelosa para llevárselo con ella al fin"

    Fraiah estaba ante el. El semblante moribundo del presidente mostraba su inmensa felicidad. Ella estaba bien y estaba junto a el en el lecho de su muerte ¿Qué más podía pedir? Era como un ángel, un ángel sin alas, pero estaba llorando. No, eso no era bueno, no quería que Fraiah llorase, no quería que ella sufriese. "No llores Fraiah, todo estará bien" repitió el chico en su mente como si ella pudiese escucharlo. Y como respuesta a ello la chica simplemente le agarró del brazo y entrelazo sus dedos con los de el. "¿Lo ves?, estamos juntos, no llores por favor".  Friah hablaba pero el chico no podía contestarla, no podía mantener una conversación con ella, tal y como le hubiera gustado. La pobre solo sollozaba desconsoladamente mientras apretaba a su amado contra su pecho. Se sentía tan cálido, tan reconfortable... pero el debía irse, su camino acababa ahí mismo, no podría seguir protegiendo a su princesa durante más tiempo.

    A decir verdad Nokku no había sido un novio excelente, siempre hacía que Fraiah se preocupara, y pasaba poco tiempo con ella. A el de veras le hubiera encantado pasar mucho más tiempo con ella, pero alguien debía de ocuparse de sus asuntos ¿no?
    Todo estaba tan tranquilo de repente, todo se volvía blanco y pacifico. No había sangre, ni muertes, no había batallas, no había nada que defender porque todo estaba bien. ¿Era felicidad ese sentimiento? ¿Acaso el presidente se alegraba de dejar aquel mundo tan cruel y a la vez tan hermoso? No, nada de eso. Era el simple hecho de que Nokku había conseguido todas sus metas, sus objetivos reales, encontrar de nuevo amigos, una familia y finalmente morir protegiendo todo eso que amaba. ¿Que mayor placer mayor que ese podría existir en el mundo?

    Sin embargo las lágrimas de su amada, que no paraban de caer sobre su cuerpo, le seguían apenando "No, no es eso lo que quiero para ti, quiero que seas feliz, quiero que sonrías, que encuentres de nuevo el amor y que vivas, vive mi amor, por favor, vive el tiempo que a mi me falta" Lentamente el cuerpo de Nokku seguía deshaciéndose, parte de su torso, la mitad de su pierna derecha, su codo izquierdo... ya no estaban. Pero nada de eso dolía el mundo al lado de Fraiah, simplemente... se sentía bien, mirases por donde lo mirases.

    Los cabellos de Nokku ondearon un poco por la ligera brisa mañanera y por las pequeñas sacudidas de la chica. La luz se filtraba por el techo y le ofrecía a Fraiah un aura demasiado hermoso como para ser cierto "Hoy es un bonito día para morir" pensó riendo para sus adentros. Esa era la imagen de el con la que quería que todo el mundo se quedase, la imagen de un Nokku despreocupado, feliz, sonriente, amigable, cálido. No quería que lo recordasen como un humano serio, frió e imbatible, nada de eso, todos debían recordarle como un amigo, como un amigo alegre y feliz, para así, al recordar que ya no estaba junto a ellos sus seres queridos pudieran sonreír en vez de llorar. Quería que el día de su muerte fuera recordado con una melancólica sonrisa manchada de felicidad.

    "-No viviré en un mundo sin ti, mi sueño eterno -" Aquellas palabras resonaron con eco en la mente de Nokku cuando Fraiah se dispuso a quitarse la vida. Ella era así, no podía evitarlo, pero tampoco iba a permitir que cometiera tal estupidez, incluso por un instante Nokku se enfado ¿Cómo iba a quitarse ella la vida después de que el se hubiera sacrificado precisamente para que ella siguiera viva? No, definitivamente eso era inaceptable. Con un movimiento no muy rápido pero si preciso Nokku alargó su mano y agarró las pequeñas manos de Fraiah, encerrando ambas en su puño.

    No... Tu... No permitas que mi muerte sea en vano... ¿si?

    Las palabras salieron como una pequeña cascada de su boca, seguras, potentes, agradables, felices. Fraiah debía vivir, debía vivir mucho más, esa era su voluntad. Nokku volvió a sonreír, quería transmitirle un poco de esa felicidad a Fraiah.

    Poco después apareció la figura de Evan a su lado. Su rival, su amigo en realidad lo miró detenidamente. Simplemente le sonrió y asintió con la cabeza ante su presencia, así que el también estaba ahí, eso era muy bueno. Su eterno rival se agacho al lado de Nokku y comenzó a recitar una serie de palabras. Su tosca y oscura voz le pareció esta vez templada y ligera, como la de un hermano que se despide de ti. También pudo apreciar la tristeza en sus palabras.
    Nokku agarró con su mano libre el brazo de Evan cuando este se lo ofreció con toda la fuerza que pudo.

    Sea donde sea... ahí te esperaré

    Soltó, convencido de su respuesta, después Evan simplemente se levantó y se alejó despacio. Que gran rival, y que gran amigo... Pero la cosa no había acabado ahí porque instantes más tarde Nokku pudo escuchar la voz de Astrid. Sus ojos soltaron unas pequeñas lagrimas de emoción, pensó que nunca volvería a oír la voz de su amigo.

    Mi voluntad vivirá en vosotros y os protegerá a todos...hermano

    Después de eso Evan cogió la espada que Nokku había dejado en el suelo y se fue. Que gran despedida, digna de un rey, digna de un Dios... digna de un hermano. Nokku ya no podía aguantar más, su cuerpo entero se desvanecía, su hora había llegado.

    Fraiah, te quiero y no dejaré de quererte ahí donde vaya. Solo prométeme, prométeme que encontraras a alguien que cumplirá las promesas que yo no pude cumplir contigo. Solo con eso yo seré feliz para siempre.

    En un último suspiro de pasión, amor, esperanza y felicidad Nokku Damaru deslizó su mano por el rostro de Fraiah, acariciando sus mejillas y limpiando sus lágrimas. Se levantó un poco, acercando su cara a la de ella y una última vez...beso a su amada. Dejó que los labios de los dos sellaran su amor platónico y eterno hasta que su cuerpo, cansado ya de ese mundo, se desvaneció por completo, dejando a la malherida Fraiah besando el aire. Ya nada quedaba de Nokku excepto el recuerdo. Y de su cuerpo... solo su corazón se mantuvo intacto, como símbolo del sacrificio que el presidente había realizado aquel día.

    "Entonces despertó... en una blanca habitación, y comprendió... con una amarga sonrisa... que nunca volvería a ver a su amada"
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    Mensaje por Fraiah B. Eslin Sáb Sep 07, 2013 3:23 am

    Click~


    Escuchó la voz de Kasha. De reojo, vio cómo Kai la detenía. Fraiah no podía hacer más que estar ensimismada observando a su amado. Él... él lo era todo para ella. Desde que Fraiah puso un pie sobre este pueblo, lo único que cayó sobre ella fue tragedia. Este final, al parecer, no podía faltar. Maldito Destino. ¿Por qué se empeñaba en arruinarla y destruirla cada día un poco más? ¿Por qué todos en este desgraciado pueblo debían sufrir? Y, lo más importante, ¿por qué no se marchaban? Quizás no fuera posible, pues estaban atados con cadenas inquebrantables a este lugar.

    La voz de Nokku. Su suave voz... Fraiah negaba con la cabeza. Continuaba sin poder creerlo. Estaba lista para acabar con su vida. ¿Acaso él tampoco lo entendería? No quería vivir en un mundo sin él. No podía concebir la idea de encontrar a alguien más. La daga estaba en perfectas condiciones como para atravesar su corazón. Incluso escuchó la voz de Evan a su lado. Todo aquello pasó frente a sus ojos y la joven ni se inmutó. Es que, en verdad, no podía pensar en nada más. No podía quitar sus ojos del cuerpo de Nokku. Suspiró por última vez. No valía la pena tener un corazón desgarrado por siempre. No valía la pena estar sin él. Nada valía la pena. Ya nada tenía sentido. Esto simplemente no podía estar ocurriendo.

    Pero ocurría. Y dolía. Dolía demasiado.

    Fraiah dirigió con determinación el puñal a su pecho, finalmente. Sin embargo, unas manos frías la detuvieron. La joven abrió los ojos. Incluso en sus ojos podía advertirse cierta molestia entremezclada con el dolor. Pero, al ver que Nokku había impedido aquello, la joven casi quiso desmoronarse por completo. Frunció el ceño. El dolor ya no conseguía otra forma más de expresarse. Entrecerró los ojos mientras las lágrimas aún caían.
    - Nokku... por favor... -susurró. La daga se deslizó entre sus dedos y cayó al suelo. Sus manos, desesperadas, acariciaron el rostro del muchacho. Parecía buscar señales de vida donde no las había. ¿Por qué aquel vampiro, hijo de Vladimir, podía salir riendo de aquel lugar? ¿Por qué ella no podía salir de allí también, riendo junto a Nokku?

    - ¡¿POR QUÉ?! -gritó. El sonido de su voz se extendió por un rato. Fraiah cayó sobre Nokku, abatida. Su cuerpo se elevaba y descendía a causa de los sollozos. Miró a Nokku una vez más, antes que su perfecto rostro desapareciera. Él siempre sería para ella aquel caballero oscuro que la salvó de sus peor pesadilla: ella misma. Las miradas de ambos estaban tan cerca, tan compenetradas. ¿Era esto lo que él quería, que ella viviera y sufriera por el resto de sus días? Lo haría. ¿Era esto lo que él deseaba, que Fraiah lo conservara en su pecho por siempre, como un cálido recuerdo inolvidable? Concedería eso también. Pero... ¿en verdad él deseaba que ella encontrara a alguien más? No, Nokku. Lo siento, pero Fraiah no es capaz de concederte eso.

    En cuanto la joven apreció el esfuerzo de Nokku por alcanzar sus labios con los suyos, la joven se inclinó y lo besó. Lo besó con pasión, con fuerza, con deseo, con dolor, con cariño y con desesperación. Era el último beso. Era el último baile.

    Nokku desapareció. Finalmente, desapareció por completo. Fraiah, con las manos elevadas debido a que antes lo sostenía, se quedó quieta, sin nada. Sus labios ya no sentían los suyos. Pero el dolor no se lo había llevado. Nokku se había ido... Se había ido para siempre. La joven apoyó las manos en el suelo. Su expresión indicaba total abatimiento. Pasó de sentirlo todo... a no sentir nada. Ya ni recordaba cuánto dolía la herida de su abdomen, pues lo único que sentía era el dolor de la herida abierta en su pecho, la cual Nokku se olvidó sanar.

    Fraiah, al cabo de un rato, giró su rostro. El corazón de Nokku seguía allí. La joven se puso de pie. Había sacado fuerzas quién sabe de dónde. Antes, no podía ni caminar. Ahora, ya no sentía nada. Absolutamente nada. Con su enorme vestido manchado de sangre, caminó en la dirección de lo último que quedaba de Nokku. Se arrodillo frente a aquel corazón reluciente y llamativo. Lo sujetó entre sus manos y, extrañamente, al posar una de ellas sobre él, una capa de cristal lo encerró, cual diamante perfecto y brillante. Y es que el corazón de Nokku valía eso. Valía el peso de mil diamantes y mucho más. La chica volvió a levantarse y comenzó a caminar lentamente. No miraba a nadie. No podía siquiera levantar la vista de aquel objeto.

    De aquel modo, lentamente, Fraiah acabó yéndose por la puerta. No valía la pena que intentaran detenerla, pues no lo haría. Tenía un tesoro preciado entre sus manos, y debía ponerlo a salvo. Quizás Nokku tenía razón al final. La Muerte sería un camino demasiado fácil... ¿verdad?
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    Mensaje por Kasha Oskan Sáb Sep 07, 2013 3:52 am

    Con su ultimo esfuerzo Nokku la salvo y ella se marcho con una expresion que conocia muy bien, la misma expresion que yo misma tuve cuando esa persona murio.
    Me deje caer hacia delante, dejando todo el peso de mi cuerpo encima de Kai mientras que bajaba la mirada y lloraba no solo por un jefe, sino por un amigo perdido. Eramos cuatro los que pertenecian al escuadron secreto que Itachi recupero del pasado, del que ahora solo quedabamos dos. Nokku habia crecido conmigo, habiamos hecho misiones juntos y era de las pocas personas que habian conseguido que le obedeciera, pero sobre todo, era un amigo, cuando tenia un problema solo tenia que pedir su ayuda, dejaba que hiciera lo que quisiera mientras que no me necesitara... Pero, y ahora?, donde encontrare en la asociacion a alguien como el?, alguien en quien confiar, y ademas, quien se quedara ahora con el puesto de jefe de la asociacion?
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    Mensaje por Kai Olivier Sáb Sep 07, 2013 3:58 am

    Kasha se dejo caer y no me quedo mas remedio que mantenerla sujeta mientras que mantenia las lagrimas guardadas, era la primera vez que veia morir a un compañero de la asociacion, aunque para mi era ya mas que un amigo.
    Gire a Kasha lo suficiente para cogerla en brazos mientras que lloraba y sacarla de alli sin olvidar echar un vistazo al lugar donde hacia a penas unos minutos, Nokku habia muerto.
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    Mensaje por Chlóe Crosszeria Sáb Sep 07, 2013 5:02 am

    Todo había ocurrido tan velozmente que Chlóe cesó de batallar solo en el momento en que los gritos inundaron el salón más que antes. La joven se paralizó mientras uno de sus oponentes vampíricos caía al suelo, completamente derrotado. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Chlóe de pies a cabeza. Su corazón palpitó de un modo diferente. ¿Qué era... aquella sensación? Giró su rostro hacia un lado, y allí la vio. Aquella niña, otra vez. Miró a Chlóe y luego, con su pequeña mano, señaló justo detrás de ella. Chlóe se volteó con rapidez y observó cómo el cuerpo del Presidente de la Asociación caía, inerte, al suelo. La joven cazadora negó con la cabeza.

    - No puede ser... Eso no puede ser cierto. Él es fuerte. Nunca conocía a alguien con semejante fuerza interior -dijo para sí misma pero, a su vez, para aquella niña. No obstante, los hechos eran los hechos. Nokku Damaru había sido atravesado por el brazo verdugo de Vladimir D'Shaitis. Chlóe negó con la cabeza una vez más. Vio todo aquel dolor. Sintió en carne propia cómo la novia del Jefe caía completamente abatida sobre el cadáver. ¿En verdad la gente podía soportar tanto dolor? Definitivamente, tenía que existir algún modo de salvarlo. Chlóe se rehusaba a ver su muerte. La chica, con velocidad y determinación, dio una serie de pasos para acercarse a ellos y poder hacer algo al respecto. Sin embargo, su cuerpo se detuvo. Una serie de brazos la aprisionaron.

    Brazos fantasmales.

    "Él no puede volver, Chlóe. Ya ha cruzado la línea. Tú, más que nadie, debería comprender eso. Obsérvalo. Tan solo hazlo. Allí va él. Tú no puedes hacer nada. No está permitido por la Naturaleza impedirle a la Muerte que se lleve su víctima cuando ésta ya ha sido elegida con precisión. No cometas ese crimen, doncella. ¿Por qué no le haces un favor y le facilitas el paso al Otro Mundo?."

    Chlóe bajó la mirada y cerró los ojos. Tenían razón. Ellos tenían razón. Aunque estuviera dentro de sus facultades, regresar a alguien a la vida era un pecado mortal para la gente de su estirpe. Chlóe levantó la mirada otra vez. Ya nada podía hacerse. Dejó caer sus dagas a los costados. "Lo siento mucho", pensó, como si aquellas palabras pudieran llegar a cada ser dolido. Como si pudieran alcanzar incluso a Nokku. Podía ver su alma alejándose y otras figuras a su alrededor, tomándolo de las manos. Chlóe murmuró una serie de palabras por lo bajo en un idioma extraño e incoherente para cualquiera que la oyese. Acto seguido, sintió cómo el aire del lugar se volvía más liviano y cómo el sol comenzaba a inundar con claridad todo el ambiente. La chica sonrió levemente y cerró los ojos. Se volteó y comenzó a caminar, saliendo lentamente del lugar. Los humanos ya estaban a salvo. Ella no era una cazadora en este momento, pero había cumplido con su deber en honor a Nokku Damaru.
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    Mensaje por Yagari Touga Sáb Sep 07, 2013 5:38 am

    Yagari había dejado fuera de juego a gran cantidad de vampiros, pero estos continuaban llegando. El cazador comenzó a creer que no le daría el tiempo para poder sacar a ese grupo de humanos vivos de allí. Sin embargo, observó en el exterior que algunos alumnos de la Clase Nocturna estaba colaborando. Tsk, vampiros y más vampiros. Ya uno no podía identificar el límite de los buenos y los malos. De todas formas, dejó sus pensamientos filosóficos a un lado y se puso en marcha, guiando a los humanos hacia uno de los ventanales para sacarlos de allí. Todo marchaba bien. Estos salían mientras Yagari cortaba en pedazos a unos cuantos vampiros más. Pero, hubo un instante en que todo se silenció, absolutamente.

    Yagari escuchó los gritos de aquella chica junto con la risa de Damaru. ¿Qué demonios? También se entremezclaron las imágenes de aquel poderoso vampiro cayendo completamente rendido y aquel loco borracho acudiendo en su ayuda velozmente. Estaba confundido y mareado. Demasiadas cosas estaban aconteciendo juntas. Y todas, cada una de ellas, derivaban en un único hecho: El Presidente de la Asociación de cazadores estaba muerto.

    - No me jodas -fue lo que le salió del alma emitir. Así Yagari demostraba su abatimiento. Simplemente, no podía creerlo. Corrió hacia el sitio en donde se encontraban y se agachó cerca de los novios. No quería acercarse demasiado, pues no quería irrumpir en aquella intimidad. Yagari comprendía perfectamente lo que estaba ocurriendo. Más allá de la muerte de un fuerte miembro de la Asociación, aquella era la muerte de un joven muchacho que tenía toda una vida por delante. Esa escena era la representación de lo que él mismo sufrió una vez. Sabía el dolor que se sentía al perder a alguien importante. Podía sentir en su propia piel el dolor de Fraiah Eslin. Touga también había perdido a alguien muy importante una vez. Aunque la situación fue algo diferente a la presente, las causas eran las mismas: vampiros.

    El Sub-jefe bajó la cabeza, a modo de respeto. Nunca se había llevado bien con aquel crío, pero una vez que lograron dialogar y ponerse de acuerdo, estaba comenzando a caerle bien. No le molestaba en lo absoluto seguir sus órdenes ni tampoco darle consejo cuando éste lo requería. La verdad es que le hubiera gustado poder compartir más tiempo y acabar con todo este problema juntos, sin la necesidad de que él deba partir.

    Cuando el cuerpo del cazador se desvaneció, Yagari se puso de pie y apartó la mirada. Debía continuar ayudando a llevar a los humanos a un lugar seguro y que les borraran la memoria de esta trágica noche. Suspiró y comenzó a caminar. Al pasar, miró cómo Kai se llevaba a Kasha. Jamás había visto tan mal a aquella chica. Se detuvo frente a la puerta, apreciando la luz del sol. Aquí comenzaba otro día, al fin y al cabo. Alguien, seguramente, estaría naciendo en este preciso momento. Muerte por Vida, Vida por Muerte. Ocurría todos los días.

    Yagari desapareció de la visión de los presentes, saliendo al exterior. Ahora tendría que ocuparse de los asuntos como Sub-líder. Esperaba que ese crío, al menos, haya dejado un testamento. Sonrió de lado ante tal pensamiento. Él y su humor negro. Pero estaba casi seguro de que a Damaru le hubiera agradado su chiste. El antiguo cazador encendió un cigarro e inhaló la nicotina. Exhaló el humo y comenzó a caminar. Había mucho trabajo que hacer. El mundo continuaba. La rueda no paraba de girar.
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