|
Bienvenidos a Vampire Knight: Academia Cross. Esperamos realmente que los usuarios y también los personajes, disfruten la estadía en el foro y sobre todo, participen en esta comunidad. ¡Diviértanse por encima de todo!
|
|
Conectarse
Últimos temas
Anuncios
No hay anuncios disponibles.
Salón de baile
Página 3 de 4. • Comparte
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Salón de baile
Recuerdo del primer mensaje :
La enorme sala que se utiliza habitualmente para las fiestas, decorada para la ocasión con flores y guirnaldas, hay comida y bebida en los lados y sillones para sentarse a descansar.
La máscara es obligatoria, no se puede decir quien es aquel que la lleva, independientemente de que sea alguien conocido o no.
La enorme sala que se utiliza habitualmente para las fiestas, decorada para la ocasión con flores y guirnaldas, hay comida y bebida en los lados y sillones para sentarse a descansar.
La máscara es obligatoria, no se puede decir quien es aquel que la lleva, independientemente de que sea alguien conocido o no.
- Kaien Cross
Cantidad de envíos :
450
Localización : En mi despacho
Empleo /Ocio : Director de la academia Cross
Humor : Maravilloso~
Re: Salón de baile
Estaba intentando pensar en medio de aquella masacre. La niña fantasmal había desaparecido, pero extrañamente le había salvado la vida. Aquello solo significaba otra señal. Esa aparición buscaba algo de ella, y tenía que averiguar pronto qué era. Sin embargo, este no era momento para pensar acerca de ello. Era necesario actuar.
Chlóe levantó su vestido y verificó que todos sus cuchillos se encontraran en condiciones. Escuchó el grito feroz de quien alguna vez fue su Jefe, antes de que ella abandonara la Asociación. Por más que no perteneciera a ese grupo de cazadores, colaboraría en su favor. Lentamente, se estaba recuperando de la anemia, por lo cual ya podía darse el lujo de hacer rodar unas cuantas cabezas. Por esa razón, rasgó su vestido. Era muy lindo, muy femenino, etc., pero era un estorbo. Estaba a punto de salir de su escondite cuando un vampiro sujetó su tobillo desde el otro extremo de la mesa. La chica, volteándose, arrojó un cuchillo y lo clavó justo en su cabeza.
- Maldita basura -siseó. Pero, fue muy mala idea creer que eso había bastado. El cretino continuaba tirando de ella y riendo de forma demencial. Si no era Andrei, era ese extraño de cabello verde; si no era ninguno de los dos, tenía que ser otro quien llegara a perturbar su tranquilidad. Le daba asco que la tocase. Con decisión, sujetó al vampiro por los hombros y lo metió debajo de la mesa. Ya en su poder, clavó dos dagas más en cada hombro y una en su corazón. Cerró los ojos y movió los labios, murmurando extrañas palabras. De un momento a otro, lo único que yacía bajo Chlóe era un montón de cenizas y sus firmes dagas brillantes. Las sujetó otra vez y salió de allí, dispuesta a luchar.
Corrió entre la muchedumbre. A medida que avanzaba, derribaba vampiros a su paso. Estos no morían al instante, por lo cual debían detenerse para darles su merecido propiamente. Tomó velocidad y dio un salto, sujetando kunais entre sus finos dedos. Arrojó todos los que llevaba en una mano en dirección al vampiro que se enfrentaba a Nokku, mientras que los de la mano restante los incrustó en un arquero.
Chlóe levantó su vestido y verificó que todos sus cuchillos se encontraran en condiciones. Escuchó el grito feroz de quien alguna vez fue su Jefe, antes de que ella abandonara la Asociación. Por más que no perteneciera a ese grupo de cazadores, colaboraría en su favor. Lentamente, se estaba recuperando de la anemia, por lo cual ya podía darse el lujo de hacer rodar unas cuantas cabezas. Por esa razón, rasgó su vestido. Era muy lindo, muy femenino, etc., pero era un estorbo. Estaba a punto de salir de su escondite cuando un vampiro sujetó su tobillo desde el otro extremo de la mesa. La chica, volteándose, arrojó un cuchillo y lo clavó justo en su cabeza.
- Maldita basura -siseó. Pero, fue muy mala idea creer que eso había bastado. El cretino continuaba tirando de ella y riendo de forma demencial. Si no era Andrei, era ese extraño de cabello verde; si no era ninguno de los dos, tenía que ser otro quien llegara a perturbar su tranquilidad. Le daba asco que la tocase. Con decisión, sujetó al vampiro por los hombros y lo metió debajo de la mesa. Ya en su poder, clavó dos dagas más en cada hombro y una en su corazón. Cerró los ojos y movió los labios, murmurando extrañas palabras. De un momento a otro, lo único que yacía bajo Chlóe era un montón de cenizas y sus firmes dagas brillantes. Las sujetó otra vez y salió de allí, dispuesta a luchar.
Corrió entre la muchedumbre. A medida que avanzaba, derribaba vampiros a su paso. Estos no morían al instante, por lo cual debían detenerse para darles su merecido propiamente. Tomó velocidad y dio un salto, sujetando kunais entre sus finos dedos. Arrojó todos los que llevaba en una mano en dirección al vampiro que se enfrentaba a Nokku, mientras que los de la mano restante los incrustó en un arquero.
- Chlóe Crosszeria
Cantidad de envíos :
373
Empleo /Ocio : Cazadora
Humor : Últimamente.. bastante inestable -ríe-.
Re: Salón de baile
Por fin, ante Nokku se encontraba "padre". Ese vampiro ya había causado demasiados problemas, tenía que eliminarlo ahi mismo, no tenía otra elección como presidente de la asociación de cazadores. Nokku realmente estaba irritado pero después de realizar un ritual mental consiguió calmarse. Se dijo a si mismo que la ira solo conducía a los errores y a la imprudencia y para demostrarlo reprodujo en su mente las decenas de cicatrices, golpes y muertes que se habían producido gracias a esa ira incontrolable que se ocultaba en su interior. Las cadenas que ataban a su personalidad enterrada se reforzaron, pero no consiguió calmarlo del todo y Nokku sabía que ese estúpido intentaría aprovecharse de esa debilidad suya.
Ciertamente, aquel vampiro empezó a tejer una red de sarcasmos, insultos indirectos y provocaciones dirigidas hacia Nokku para sacarlo de sus casillas. Pero, Damaru no se había movido de su sitio, su expresión no cambió y sus ojos seguían clavados en su enemigo, analizando cada una de sus características, cada uno de sus movimientos y expresiones. Ni se molestaría en contestarle. No parecía llevar armas muy peligrosas, solo esa katana, tal vez no las necesitase, y además, esos aires de superioridad que ya había notado antes lo delataban, pensaba que lo tenía todo bajo control, y ese sería su gran error, cosa que reconoció cuando estúpidamente hizo pública su ignorancia acerca de los descubrimientos de Nokku en relación a controlar la esencia y los genes de los vampiros.
Antes de intentar acabar con ese villano tendría que ponerlo a prueba, nada estaba asegurado, aunque Nokku lo diera todo podría fracasar perfectamente y eso era algo de lo que estaba consciente, a diferencia de todas sus luchas anteriores. Esta vez no intentaba esquivar a la muerte con su poder, el sabía que ella era inaplacable, pero a cambio esta vez se enfrentaba a ella cara a cara, sin huir, sin descontrolarse. Su mente era como el agua de un estanque en primavera.
Nokku apuntó con su arma a aquel ser y se lanzó corriendo a por el. Esta vez, no se molesto en gritar, ni siquiera en poner cara de enfado, solo se concentraba en intentar cortar a ese tipo. Cuando estuvo a unos cinco metros libero una onda de aire de su pecho que debería empujar al rival y desequilibrarlo, pero Nokku sabía que su rival no era normal. De todos modos el prosiguió y acto seguido descargo su espada sobre el hombro izquierdo de su rival, agarrando la empuñadura de su espada con ambas manos y tensando los músculos de su cuerpo con la presión exacta para conseguir un golpe poderoso y rápido.
Ciertamente, aquel vampiro empezó a tejer una red de sarcasmos, insultos indirectos y provocaciones dirigidas hacia Nokku para sacarlo de sus casillas. Pero, Damaru no se había movido de su sitio, su expresión no cambió y sus ojos seguían clavados en su enemigo, analizando cada una de sus características, cada uno de sus movimientos y expresiones. Ni se molestaría en contestarle. No parecía llevar armas muy peligrosas, solo esa katana, tal vez no las necesitase, y además, esos aires de superioridad que ya había notado antes lo delataban, pensaba que lo tenía todo bajo control, y ese sería su gran error, cosa que reconoció cuando estúpidamente hizo pública su ignorancia acerca de los descubrimientos de Nokku en relación a controlar la esencia y los genes de los vampiros.
Antes de intentar acabar con ese villano tendría que ponerlo a prueba, nada estaba asegurado, aunque Nokku lo diera todo podría fracasar perfectamente y eso era algo de lo que estaba consciente, a diferencia de todas sus luchas anteriores. Esta vez no intentaba esquivar a la muerte con su poder, el sabía que ella era inaplacable, pero a cambio esta vez se enfrentaba a ella cara a cara, sin huir, sin descontrolarse. Su mente era como el agua de un estanque en primavera.
Nokku apuntó con su arma a aquel ser y se lanzó corriendo a por el. Esta vez, no se molesto en gritar, ni siquiera en poner cara de enfado, solo se concentraba en intentar cortar a ese tipo. Cuando estuvo a unos cinco metros libero una onda de aire de su pecho que debería empujar al rival y desequilibrarlo, pero Nokku sabía que su rival no era normal. De todos modos el prosiguió y acto seguido descargo su espada sobre el hombro izquierdo de su rival, agarrando la empuñadura de su espada con ambas manos y tensando los músculos de su cuerpo con la presión exacta para conseguir un golpe poderoso y rápido.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Re: Salón de baile
Parece que por fin la cosa se ponía seria.
Unas dagas se dirigieron hacia él, pero al voltearse las sujetó con rapidez con una de sus manos. Sonrió y las arrojó lejos. Estúpidos juguetes de cazadores. Vladimir clavó su mirada de reptil en el cazador. ¿Quería controlarse? ¿Quería mantener la calma, acaso? Era muy divertido apreciar sus intentos. Se preguntaba cuánto durarían. Él no era consciente, al parecer, que todos allí morirían. Él no era consciente en absoluto de lo peligroso que era aquel veneno, del cual solo él tenía el antídoto. Sacó el frasco pequeño del interior de su traje. Lo balanceó en su mano suavemente, mostrándoselo. ¿Quería salvar a aquellas personas? Una gota de eso por cada ser bastaría. Sin embargo, primero debería conseguirlo.
Vladimir lo apuntó con su katana en cuanto avistó los primeros movimientos de su cuerpo. Aquella ráfaga de viento amenazó con desplazarlo hacia atrás, pero el vampiro, siempre astuto, se aprovechó de la habilidad de su contrincante. Dio un salto y permitió que la brisa lo meciera en el aire, alejándolo del ataque de Nokku. En cuanto su espada fue a dar con su hombro, Vladimir interpuso su katana, sonriendo diabólicamente. Sus rostros estaban cerca y podía apreciar mejor cada rasgo del cazador.
- Ya deseaba ver de cerca esos ojos llenos de odio -murmuró, venenoso, mientras se tensaban ambos filos de las armas debido a la fuerza ejercida por ambos. Clavó sus iris carmesí en los de Damaru, desplegando su poderoso poder de tortura sobre él. Vladimir podía hacer temblar hasta el más fuerte con el poder de su mirada, y eso mismo estaba haciendo ahora. Nokku comenzaría a sentir un intenso dolor físico, mental y espiritual. Generalmente, cualquier ser preferiría la muerte antes que semejante tortura, pero Nokku no era cualquier ser. Vladimir sabía eso perfectamente.
- Dame tu mejor golpe ahora, Presidente -rugió, abriendo sus ojos enormemente, denotando de aquel modo toda su demencia y perversión. La gran sonrisa de sus labios permitía visualizar a la perfección sus colmillos.
Unas dagas se dirigieron hacia él, pero al voltearse las sujetó con rapidez con una de sus manos. Sonrió y las arrojó lejos. Estúpidos juguetes de cazadores. Vladimir clavó su mirada de reptil en el cazador. ¿Quería controlarse? ¿Quería mantener la calma, acaso? Era muy divertido apreciar sus intentos. Se preguntaba cuánto durarían. Él no era consciente, al parecer, que todos allí morirían. Él no era consciente en absoluto de lo peligroso que era aquel veneno, del cual solo él tenía el antídoto. Sacó el frasco pequeño del interior de su traje. Lo balanceó en su mano suavemente, mostrándoselo. ¿Quería salvar a aquellas personas? Una gota de eso por cada ser bastaría. Sin embargo, primero debería conseguirlo.
Vladimir lo apuntó con su katana en cuanto avistó los primeros movimientos de su cuerpo. Aquella ráfaga de viento amenazó con desplazarlo hacia atrás, pero el vampiro, siempre astuto, se aprovechó de la habilidad de su contrincante. Dio un salto y permitió que la brisa lo meciera en el aire, alejándolo del ataque de Nokku. En cuanto su espada fue a dar con su hombro, Vladimir interpuso su katana, sonriendo diabólicamente. Sus rostros estaban cerca y podía apreciar mejor cada rasgo del cazador.
- Ya deseaba ver de cerca esos ojos llenos de odio -murmuró, venenoso, mientras se tensaban ambos filos de las armas debido a la fuerza ejercida por ambos. Clavó sus iris carmesí en los de Damaru, desplegando su poderoso poder de tortura sobre él. Vladimir podía hacer temblar hasta el más fuerte con el poder de su mirada, y eso mismo estaba haciendo ahora. Nokku comenzaría a sentir un intenso dolor físico, mental y espiritual. Generalmente, cualquier ser preferiría la muerte antes que semejante tortura, pero Nokku no era cualquier ser. Vladimir sabía eso perfectamente.
- Dame tu mejor golpe ahora, Presidente -rugió, abriendo sus ojos enormemente, denotando de aquel modo toda su demencia y perversión. La gran sonrisa de sus labios permitía visualizar a la perfección sus colmillos.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Salón de baile
Inconsciente, se encontraba su cuerpo descansando sobre un sofá del gran salón. La sangre emanaba lentamente de aquella herida. Por más que la flecha había sido extraída, el veneno circulaba por su interior. Sin embargo, Nokku había actuado rápido y evitó que todo aquel líquido ponzoñoso recorriera el cuerpo de Fraiah. Debido a ello, la joven gozaba aún de algo de consciencia muy en el fondo. Sus pensamientos, activos y nerviosos, luchaban por enviar la orden a su cuerpo para que reaccionara. Podía sentir el dolor que se depositaba en su costado, carcomiendo lentamente sus energías.. las pocas que le quedaban. Apenas logró mover los dedos de una mano.
Al cabo de un rato, escuchó las voces cercanas. Una de ellas, era aterradora y penetrante. Fraiah continuó luchando. Debía abrir los ojos. Debía ver qué estaba sucediendo. Nokku estaba allí, en alguna parte, luchando, y ella allí, dormida cual inútil princesa. ¿Acaso jamás haría nada bien? ¿Simplemente estorbaría como siempre? No, definitivamente no quería eso. Ella dijo que iba a ayudarlo, que iba a acompañarlo. Si llevaba su sangre en sus venas, su esencia en su cuerpo gracias a la conversión, ¿por qué no podía confiar un poco en su poder, por más inexistente que pareciese?
"Nokku...". Sus pensamientos solo podían focalizarse en él. Sus ojos, como respuesta a tales deseos, consiguieron abrirse lentamente. Las figuras borrosas pronto se hicieron más claras. Vio aquellos dos cuerpos, enfrentados, rechinando el filo de sus espadas. "Nokku", pensó otra vez. Tenía miedo. Tenía miedo de aquel brillo aterrador inundando los ojos del vampiro. La joven convalenciente bajó la mirada un poco y pudo ver unas dagas en el suelo. Poseían magia antivampiros. Si tan solo pudiera alcanzarlas...
Intentó moverse, pero la respiración era algo muy pesado de sobrellevar. El cuerpo le ardía y lo sentía paralizado. Apenas logró llevar su mano hacia su abdomen. Notó el improvisado vendaje, sin embargo este continuaba manchándose, humedeciéndose. Su vestido era negro y no se notaba el líquido puro y carmesí, pero sí podía sentirse. La sensación era espantosa. ¿Cuánto hacía que no sentía el verdadero dolor como humana?
Al cabo de un rato, escuchó las voces cercanas. Una de ellas, era aterradora y penetrante. Fraiah continuó luchando. Debía abrir los ojos. Debía ver qué estaba sucediendo. Nokku estaba allí, en alguna parte, luchando, y ella allí, dormida cual inútil princesa. ¿Acaso jamás haría nada bien? ¿Simplemente estorbaría como siempre? No, definitivamente no quería eso. Ella dijo que iba a ayudarlo, que iba a acompañarlo. Si llevaba su sangre en sus venas, su esencia en su cuerpo gracias a la conversión, ¿por qué no podía confiar un poco en su poder, por más inexistente que pareciese?
"Nokku...". Sus pensamientos solo podían focalizarse en él. Sus ojos, como respuesta a tales deseos, consiguieron abrirse lentamente. Las figuras borrosas pronto se hicieron más claras. Vio aquellos dos cuerpos, enfrentados, rechinando el filo de sus espadas. "Nokku", pensó otra vez. Tenía miedo. Tenía miedo de aquel brillo aterrador inundando los ojos del vampiro. La joven convalenciente bajó la mirada un poco y pudo ver unas dagas en el suelo. Poseían magia antivampiros. Si tan solo pudiera alcanzarlas...
Intentó moverse, pero la respiración era algo muy pesado de sobrellevar. El cuerpo le ardía y lo sentía paralizado. Apenas logró llevar su mano hacia su abdomen. Notó el improvisado vendaje, sin embargo este continuaba manchándose, humedeciéndose. Su vestido era negro y no se notaba el líquido puro y carmesí, pero sí podía sentirse. La sensación era espantosa. ¿Cuánto hacía que no sentía el verdadero dolor como humana?
- Fraiah B. Eslin
Cantidad de envíos :
6012
Humor : Volátil
Re: Salón de baile
Aun seguía en sus pensamientos. No lograba decidir quienes eran sus aliados. Tal vez careciera de aliados. No lo sabía.
Pero para cuando aun nadaba entre los rincones más ocultos de su mente, las luces del lugar se apagaron y el pianista, al cual se le veía por una tenue luz, se levantó. En ese momento de incógnita, saltaron unos proyectiles, unas flechas lanzadas por unos vampiros que acompañaban a dicho pianista. Evan no observó exactamente a quien se dirigían, pero de entre todas las personas presentes se escuchó un gemido, uno familiar. Era Fraiah, y Nokku, que la estaba acompañando se aroddillo frente a ella.
¿Estaría muerta? No, no lo estaba, él lo sintió. Y lo siguiente fue un sin fin de acciones de todos los presentes. El comandante de la asociación grito una orden a sus cazavampiros y todos actuaron en consecuencia. Parecían tensos y especialmente motivados.
La orden ni iba exactamente para él, pero los líquidos le saltaron, empezaron a hervir y Evan se sumió en una prufunda multitud de particulas moradas y negras, haciendo relucir su verdadero aspecto: su gabardina negra y sus dos espadas colgadas a su espalda. Es la hora de demostrar de que está hecha mi ... oscuridad... Desanvainó sus espadas, que dejaron escapar un jugoso sonido a acero, aun si estrenar. Perduró en el espacio durante unos segundos y cuando eso acabó, chocó las puntas afiladas de sus espadas contra el suelo y ese fue el pistoletazo de salida.
Más particulas de energía oscura emanaban de el chico y se separaban de él como si se estuviera descomponiendo pero recuperándose a la vez. Tras ver el brutal asalto de Nokku contra Vladimir, saltó a una velocidad vertiginosa contra los arqueros que aun estaban en pie. Ensartó sus espadas en el pecho de uno de los vampiros y acontinuación saltó, pasando por encima de Vladimir, sobre otro de ellos, en el cual hundió sus dos hojas, dejando su cabeza con dos endiduras de las cuales emanaban chorros de sangre. Y estaba perdido en sangre. Oh... si... hacia ya tiempo que no sentí esta sensación.... Hizo lo mismo con los dos restantes.
Tras eso, se detuvo. Observó como forcejeaban Nokku y Vladimir. Como te mueras... dijo a la vez que miraba las espaldas de Nokku. Él era su rival y si alguien tenía que derrotarlo era yo. Después se dio la vuelta como olvidándose del problema y observó a Fra acostada en un sofa. Aun no se había decidido con lo de antes pero... no tenía más opción. Y aun con el fragor de la batalla entre todos los presentes, sintió otra presencia. Un presencia olvidada que se acercaba a los otros cazavampiros. A Kasha Oskan, Kai Oliver, Yagari.
¿Estarían en problemas?
Pero para cuando aun nadaba entre los rincones más ocultos de su mente, las luces del lugar se apagaron y el pianista, al cual se le veía por una tenue luz, se levantó. En ese momento de incógnita, saltaron unos proyectiles, unas flechas lanzadas por unos vampiros que acompañaban a dicho pianista. Evan no observó exactamente a quien se dirigían, pero de entre todas las personas presentes se escuchó un gemido, uno familiar. Era Fraiah, y Nokku, que la estaba acompañando se aroddillo frente a ella.
¿Estaría muerta? No, no lo estaba, él lo sintió. Y lo siguiente fue un sin fin de acciones de todos los presentes. El comandante de la asociación grito una orden a sus cazavampiros y todos actuaron en consecuencia. Parecían tensos y especialmente motivados.
La orden ni iba exactamente para él, pero los líquidos le saltaron, empezaron a hervir y Evan se sumió en una prufunda multitud de particulas moradas y negras, haciendo relucir su verdadero aspecto: su gabardina negra y sus dos espadas colgadas a su espalda. Es la hora de demostrar de que está hecha mi ... oscuridad... Desanvainó sus espadas, que dejaron escapar un jugoso sonido a acero, aun si estrenar. Perduró en el espacio durante unos segundos y cuando eso acabó, chocó las puntas afiladas de sus espadas contra el suelo y ese fue el pistoletazo de salida.
Más particulas de energía oscura emanaban de el chico y se separaban de él como si se estuviera descomponiendo pero recuperándose a la vez. Tras ver el brutal asalto de Nokku contra Vladimir, saltó a una velocidad vertiginosa contra los arqueros que aun estaban en pie. Ensartó sus espadas en el pecho de uno de los vampiros y acontinuación saltó, pasando por encima de Vladimir, sobre otro de ellos, en el cual hundió sus dos hojas, dejando su cabeza con dos endiduras de las cuales emanaban chorros de sangre. Y estaba perdido en sangre. Oh... si... hacia ya tiempo que no sentí esta sensación.... Hizo lo mismo con los dos restantes.
Tras eso, se detuvo. Observó como forcejeaban Nokku y Vladimir. Como te mueras... dijo a la vez que miraba las espaldas de Nokku. Él era su rival y si alguien tenía que derrotarlo era yo. Después se dio la vuelta como olvidándose del problema y observó a Fra acostada en un sofa. Aun no se había decidido con lo de antes pero... no tenía más opción. Y aun con el fragor de la batalla entre todos los presentes, sintió otra presencia. Un presencia olvidada que se acercaba a los otros cazavampiros. A Kasha Oskan, Kai Oliver, Yagari.
¿Estarían en problemas?
- Evan Darkness
Cantidad de envíos :
412
Edad : 28
Localización : Escondido en la oscuridad eterna del infierno
Empleo /Ocio : Sin ocupación
Re: Salón de baile
Y sin venir a cuento, dos vampiros enormes aparecieron delante de mi y de Kai, obstruyendo la salida a varios humanos, enfadada, levante mi falda y saque mi arma favorita, la cadena de puas. Por suerte, habia sido lista y habia venido ya preparada con los guantes metalizados puestos.
- Hoy no estoy de humor para aguantar a secuaces de un chupasangres loco, estais en mi camino- dije enfadada mientras que movia la cadena a una velocidad inhumana.
Mientras que el cuchillo se clavaba en el cuello de uno de los vampiros, con el resto de la cadena, aprisionaba al otro y tiraba desgarrando piel musculo y hueso hasta que la cadena quedo libre de nuevo aunque recubierta de sangre.
- Kai!!, continua, no dejes que nada de interrumpa, si no sacamos a la gente estaremos en el mismo problema de la ultima vez- le dije mientras que sacaba del cuello del vampiro el cuchillo sin remordimiento alguno
- Hoy no estoy de humor para aguantar a secuaces de un chupasangres loco, estais en mi camino- dije enfadada mientras que movia la cadena a una velocidad inhumana.
Mientras que el cuchillo se clavaba en el cuello de uno de los vampiros, con el resto de la cadena, aprisionaba al otro y tiraba desgarrando piel musculo y hueso hasta que la cadena quedo libre de nuevo aunque recubierta de sangre.
- Kai!!, continua, no dejes que nada de interrumpa, si no sacamos a la gente estaremos en el mismo problema de la ultima vez- le dije mientras que sacaba del cuello del vampiro el cuchillo sin remordimiento alguno
- Kasha Oskan
Cantidad de envíos :
4032
Edad : 32
Localización : en el infierno
Re: Salón de baile
Mientras que terminaba de romper una de las ventanas un par de vampiros aparecieron delante nuestra, pero como siempre Kasha era mas rapido que el en actuar y en apenas un momento se habia librado de ellos y de la manera mas cruel que pudiera, razon por la que adoraba tanto esa cadena.
- Kasha, tu puedes ver en la oscuridad mas que yo, intenta ayudar a los que no saben donde ir, son blancos faciles para los vampiros- le dije mientras que ayudaba a salir por la ventana a una chica que estaba llorando muerta de miedo
- Kasha, tu puedes ver en la oscuridad mas que yo, intenta ayudar a los que no saben donde ir, son blancos faciles para los vampiros- le dije mientras que ayudaba a salir por la ventana a una chica que estaba llorando muerta de miedo
- Kai Olivier
Cantidad de envíos :
362
Edad : 33
Localización : donde menos te lo esperas...
Re: Salón de baile
Aquel ser inhumano le enseño a Nokku lo que debería de ser el antídoto del veneno que en ese momento estaba recorriendo el cuerpo de Fraiah. Perfecto, solo tendría que acabar con el para arrebatarselo. Damaru se lanzó a por el con más energía de la que tenía pensado utilizar, tenía que acabar con el cuanto antes, no tenía tiempo que perder, Fraiah corría serio peligro. La mascara de Nokku se cayó por la intensidad del viento y se perdió entre la muchedumbre
El vampiro reacciono de una manera un tanto inesperada y saltó con la ráfaga de viento hacia atrás. Nokku lo siguió y antes de que su ataque impactara el vampiro se protegió. Tenía una rapidez anormal, pero sabía que incluso ese fenómeno de la naturaleza tenía sus límites. Las palabras de aquel ser eran como esas flechas envenenadas que acosaban a los presentes, pero a Nokku no parecía importarle. Y de nuevo, aquel tipo lo desafió, diciéndole que le diera su mejor golpe.
"¿Y esperar a que estés preparado? Que estúpido" Estaba claro que Vladimir no conocía al nuevo Nokku, desde su último encuentro había pasado demasiadas cosas.
Los ojos del vampiro se clavaron en las de Nokku y este sintió una punzada en todo su ser. Su contrincante estaba intentando meter el dolor en su cuerpo,dolor físico y mental. Menuda estupidez. Nokku no desvió la mirada, se acercó aun más a su contrincante y sus ojos quedaron a escasos quince centímetros. Ese tío quería enseñarle a Damaru el infierno pero el cazador provenía precisamente de uno, si intentaba hacerle sufrir no lograría su objetivo, Nokku había sufrido más de lo que cualquier humano normal hubiera podido soportar, y aun así el podía sonreír.
Su mirada se volvió aun más ruda y fría mientras el azul cyan de sus ojos seguía intensificándose, los dos espadachines estaban manteniendo una lucha que iba más allá de los golpes y los cortes, pero nuevamente, no había tiempo para eso.
Unos cristales finos y puntiagudos salieron rápidamente del cuerpo, de la espada y del suelo que pisaba Vladimir para intentar atravesarlo. Eran como delicadas y mortíferas espadas que buscaban los puntos vitales de su rival para acabar con el.
Fraiah, tenía que salvar a Fraiah, necesitaba derrotar a ese monstruo. Pesase lo que le pesase, lo conseguiría.
El vampiro reacciono de una manera un tanto inesperada y saltó con la ráfaga de viento hacia atrás. Nokku lo siguió y antes de que su ataque impactara el vampiro se protegió. Tenía una rapidez anormal, pero sabía que incluso ese fenómeno de la naturaleza tenía sus límites. Las palabras de aquel ser eran como esas flechas envenenadas que acosaban a los presentes, pero a Nokku no parecía importarle. Y de nuevo, aquel tipo lo desafió, diciéndole que le diera su mejor golpe.
"¿Y esperar a que estés preparado? Que estúpido" Estaba claro que Vladimir no conocía al nuevo Nokku, desde su último encuentro había pasado demasiadas cosas.
Los ojos del vampiro se clavaron en las de Nokku y este sintió una punzada en todo su ser. Su contrincante estaba intentando meter el dolor en su cuerpo,dolor físico y mental. Menuda estupidez. Nokku no desvió la mirada, se acercó aun más a su contrincante y sus ojos quedaron a escasos quince centímetros. Ese tío quería enseñarle a Damaru el infierno pero el cazador provenía precisamente de uno, si intentaba hacerle sufrir no lograría su objetivo, Nokku había sufrido más de lo que cualquier humano normal hubiera podido soportar, y aun así el podía sonreír.
Su mirada se volvió aun más ruda y fría mientras el azul cyan de sus ojos seguía intensificándose, los dos espadachines estaban manteniendo una lucha que iba más allá de los golpes y los cortes, pero nuevamente, no había tiempo para eso.
Unos cristales finos y puntiagudos salieron rápidamente del cuerpo, de la espada y del suelo que pisaba Vladimir para intentar atravesarlo. Eran como delicadas y mortíferas espadas que buscaban los puntos vitales de su rival para acabar con el.
Fraiah, tenía que salvar a Fraiah, necesitaba derrotar a ese monstruo. Pesase lo que le pesase, lo conseguiría.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Re: Salón de baile
Todo había comenzado. Estaba como una cuba y cuando ya estaba todo empezado, el aun tenía en su mano su botella de vino. Ya podía quitarse la mascara y empezar a repartir. Veía intentando escapar a esos cazavampiros. No iba a permitirlo y se dirigió a ellos. Empezó a apartar personas de su camino. Personas enloquecidas por el pánico. A unos los desmenbraba con fuerte golpe en el torso, a otros los les agarraba del cuello y se lo partía con una sola mano. Así hasta llegar ante ellos.
Eh... vosotrogs...-refiriendose a Kasha y Kai.-Dejad de hablag como si pudierais controlar... glups... la situación. Estos pobre humanos... glups... sufriran el cambio... glups... que se merecen.-dijo a la vez que se tambaleaba.
Aun seguía con su botella de vino y tragaba su sustancia rojiza como si fuera agua. Se le derramaba vino por las comisuras y se las limpiaba con las mangas de su lujoso traje. Tenía claro que esos estúpidos cazadores no iban a soltar a todos estos humanos. Él no iba a permitirlo. Y en ese momento, su mano libre empezó a temblar de forma descontrolada y se agrandó un poco, dejando a la vista unas largas garras parecidas a las de un cuervo. Su brazo estaba creando plumas negras que cubrían su brazo hasta casi llegar al hombro. El poder... lo iba a desbordar.
¡¡Vamos, zorritas!! Enseñadme... glups... de qué están hechos los cazavampiros...
Estaba listo para descuartizar a esos dos... y a quien se pusiera en su camino.
Eh... vosotrogs...-refiriendose a Kasha y Kai.-Dejad de hablag como si pudierais controlar... glups... la situación. Estos pobre humanos... glups... sufriran el cambio... glups... que se merecen.-dijo a la vez que se tambaleaba.
Aun seguía con su botella de vino y tragaba su sustancia rojiza como si fuera agua. Se le derramaba vino por las comisuras y se las limpiaba con las mangas de su lujoso traje. Tenía claro que esos estúpidos cazadores no iban a soltar a todos estos humanos. Él no iba a permitirlo. Y en ese momento, su mano libre empezó a temblar de forma descontrolada y se agrandó un poco, dejando a la vista unas largas garras parecidas a las de un cuervo. Su brazo estaba creando plumas negras que cubrían su brazo hasta casi llegar al hombro. El poder... lo iba a desbordar.
¡¡Vamos, zorritas!! Enseñadme... glups... de qué están hechos los cazavampiros...
Estaba listo para descuartizar a esos dos... y a quien se pusiera en su camino.
- Roger Anderson
Cantidad de envíos :
20
Re: Salón de baile
Débiles. Débiles son los seres que son capaces de sentir aprecio por alguien más. Vladimir lo había aprendido con el tiempo, y por eso era, en la actualidad, de tal modo. De nada servía anhelar, proteger, amar... De nada servía, más que para guiar a cada ser a la mismísima ruina. Ahora mismo, Damaru trazaba su sinuoso camino hacia la calamidad. Su aprecio por esa chica sería lo que lo llevaría a la ruina. Y el mensaje iba para todos los presentes. También Olivier y Oskan perecerían por el infinitivo aprecio. Kiryuu y Kuran se retorcerían del dolor ante la distancia. ¿Y él, Vladimir D'Shaitis, qué haría? Sólo se sentaría a apreciar el espectáculo.
El próximo ataque se dirigió a él, rápido y certero. Se había concentrado en la espada del muchacho y había descuidado sus espaldas. Quizás había sido imprudente, quizás no. Siempre tenía más de un As bajo la manga. Mientras esos cristales se encargaron de atravesarlo y clavarlo al suelo sin remedio, Vladimir rió entre dientes. La sangre emanaba por su boca debido a las internas heridas, pero eso no bastaría. Nadie podía vencerlo, y mucho menos en esta forma. Sin embargo, necesitaba recuperarse, por lo cual cambió de aspecto. En ese preciso instante, al cambiar su físico por otro, los critales desaparecieron al instante en que sus heridas ya no estaban. El vampiro tensó la mandíbula de puro placer. Estúpido el presidente, estúpidos sus súbditos. Con un ágil movimiento de sus manos, maniobró la katana alejándola del filo de la espada de Damaru. Hizo un círculo rápido en el aire y mientras el cazador se vio obligado a inclinarse a causa de la falta de fuerza ejercida en su contra al Vladimir alejar la espada, aprovechó para golpear duramente en su espalda, efectuando una herida bastante profunda pero la cual no le impediría seguir luchando. Vamos, alguien de su "calibre" no podría perder ante tal simple golpe.
En medio de la acción, los ahora verdes ojos de Vladimir se posaron sobre la figura que se encontraba a escasos metros de Damaru, observando a la muchacha que se encontraba en el sofá. Entrecerró los ojos. Podía sentir su oscuro poder. Esperaba, francamente, que no fuera imprudente. Sabía de qué lado debía estar si esperaba salir bien parado de esto.
- Deberían haber hecho las cosas más fáciles y unirse a mí desde un principio -siseó. Sacudió la katana, limpiando la sangre del cazador. Sin embargo, su mano se había manchado. La llevó a su boca, deslizando su lengua entre los dedos. Sangre de cazador para alentar la batalla. Perfecto. De reojo, miró a su alrededor. Chasqueó los dedos y cinco vampiros habían aparecido a su lado. Les dio una orden clara y sencilla: evacuen a los heridos por el veneno y háganlos desaparecer de allí. Los necesitaba vivos para sus experimentos, por lo cual no podía demorarse y permitir que los cazadores se le adelanten. Así, los vampiros siguieron su orden, y uno comenzó a aproximarse hacia donde se encontraba Fraiah B. Eslin. Con rapidez, pasó sus manos alrededor del cuerpo de la chica, comenzando a elevarla de aquel lugar. Cuando ya la tenía firmemente sujetada, comenzó a deslizarse a gran velocidad con ella por medio del salón, buscando apartarla del lugar.
El próximo ataque se dirigió a él, rápido y certero. Se había concentrado en la espada del muchacho y había descuidado sus espaldas. Quizás había sido imprudente, quizás no. Siempre tenía más de un As bajo la manga. Mientras esos cristales se encargaron de atravesarlo y clavarlo al suelo sin remedio, Vladimir rió entre dientes. La sangre emanaba por su boca debido a las internas heridas, pero eso no bastaría. Nadie podía vencerlo, y mucho menos en esta forma. Sin embargo, necesitaba recuperarse, por lo cual cambió de aspecto. En ese preciso instante, al cambiar su físico por otro, los critales desaparecieron al instante en que sus heridas ya no estaban. El vampiro tensó la mandíbula de puro placer. Estúpido el presidente, estúpidos sus súbditos. Con un ágil movimiento de sus manos, maniobró la katana alejándola del filo de la espada de Damaru. Hizo un círculo rápido en el aire y mientras el cazador se vio obligado a inclinarse a causa de la falta de fuerza ejercida en su contra al Vladimir alejar la espada, aprovechó para golpear duramente en su espalda, efectuando una herida bastante profunda pero la cual no le impediría seguir luchando. Vamos, alguien de su "calibre" no podría perder ante tal simple golpe.
En medio de la acción, los ahora verdes ojos de Vladimir se posaron sobre la figura que se encontraba a escasos metros de Damaru, observando a la muchacha que se encontraba en el sofá. Entrecerró los ojos. Podía sentir su oscuro poder. Esperaba, francamente, que no fuera imprudente. Sabía de qué lado debía estar si esperaba salir bien parado de esto.
- Deberían haber hecho las cosas más fáciles y unirse a mí desde un principio -siseó. Sacudió la katana, limpiando la sangre del cazador. Sin embargo, su mano se había manchado. La llevó a su boca, deslizando su lengua entre los dedos. Sangre de cazador para alentar la batalla. Perfecto. De reojo, miró a su alrededor. Chasqueó los dedos y cinco vampiros habían aparecido a su lado. Les dio una orden clara y sencilla: evacuen a los heridos por el veneno y háganlos desaparecer de allí. Los necesitaba vivos para sus experimentos, por lo cual no podía demorarse y permitir que los cazadores se le adelanten. Así, los vampiros siguieron su orden, y uno comenzó a aproximarse hacia donde se encontraba Fraiah B. Eslin. Con rapidez, pasó sus manos alrededor del cuerpo de la chica, comenzando a elevarla de aquel lugar. Cuando ya la tenía firmemente sujetada, comenzó a deslizarse a gran velocidad con ella por medio del salón, buscando apartarla del lugar.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Salón de baile
Y ahora un vampiro borracho con garras y plumas, lo que faltaba para sumarlo a su dia. Agite las cadenas, frustrada, haciendo que goteara mas sangre y poniendo mala cara.
- En serio, porque siempre me tienen que tocar a mi a los vampiros mas irritantes o locos?, es que no hay un solo vampiro relativamente normal que pueda matar sin que me cabree en el proceso?- dije con un cabreo encima que no podia ya ni con el.
Mire a Kai y le lance una de las bolas de cristal que Nokku le entrego hace tiempo para emergencias.
- Usala bien, yo evitare que se acerque a ti, tu continua sacando a la gente- le dije mientras que le miraba, pero no de cualquier manera, sino de una forma especial, como cuando estaban completamente solos disfrutando el uno del otro, esta noche iba a ser dificil y era posible que se quedaran aqui y no salieran nunca; queria al menos mirarlo de esa forma una ultima vez. Despues me gire y mire de nuevo al vampiro borracho.
- Bien, chupasangre, es hora de jugar, al igual que tu Padre- dije poniendo tono de burla al nombrarlo- Y tus queridos hermanitos, tu, no saldras vivo de este lugar- dicho eso, separe un poco las piernas y las flexione mientras que de un tiron enroscaba parte de la cadena en mis brazos provocandome rozaduras con las puas y llenando mi vestido de sangre de vampiro y el resto, la hacia girar al lado de mi cuerpo.
Alejaria a ese vampiro de Kai el suficiente tiempo como para que terminara de abrir las ventanas y sacara la gente
- En serio, porque siempre me tienen que tocar a mi a los vampiros mas irritantes o locos?, es que no hay un solo vampiro relativamente normal que pueda matar sin que me cabree en el proceso?- dije con un cabreo encima que no podia ya ni con el.
Mire a Kai y le lance una de las bolas de cristal que Nokku le entrego hace tiempo para emergencias.
- Usala bien, yo evitare que se acerque a ti, tu continua sacando a la gente- le dije mientras que le miraba, pero no de cualquier manera, sino de una forma especial, como cuando estaban completamente solos disfrutando el uno del otro, esta noche iba a ser dificil y era posible que se quedaran aqui y no salieran nunca; queria al menos mirarlo de esa forma una ultima vez. Despues me gire y mire de nuevo al vampiro borracho.
- Bien, chupasangre, es hora de jugar, al igual que tu Padre- dije poniendo tono de burla al nombrarlo- Y tus queridos hermanitos, tu, no saldras vivo de este lugar- dicho eso, separe un poco las piernas y las flexione mientras que de un tiron enroscaba parte de la cadena en mis brazos provocandome rozaduras con las puas y llenando mi vestido de sangre de vampiro y el resto, la hacia girar al lado de mi cuerpo.
Alejaria a ese vampiro de Kai el suficiente tiempo como para que terminara de abrir las ventanas y sacara la gente
- Kasha Oskan
Cantidad de envíos :
4032
Edad : 32
Localización : en el infierno
Re: Salón de baile
Y sin darme tiempo a recomponerme, otro vampiro aparecio, y ademas borracho, quien lo diria, era la primera vez que veia a un vampiro borracho.
Sin venir a cuento, Kasha me tiro una de esas bolas, la guarde en menos de un segundo y descubri en ella aquella mirada que hacia que me derritiera, pero..., tan mal veia esa situacion como para pensar que era la ultima vez?.
- Kasha, no hagas ninguna locura, aun te necesito...- le dije antes de que se pusiera en posicion de ataque y me pusiera a romper la ultima de las ventanas.
En cuanto la rompi, tire el extintor y saque de debajo de mi chaqueta un cuchillo de caza muy grande, no podia sacar la pistola aun, habia demasiados vampiros que no tenian nada que ver con esto. A pesar de todo, siguio con su trabajo sacando a gente de alli mientras que vigilaba las salidas y evitaba que le dieran aquellas flechas y que algun vampiro se acercara de mas
Sin venir a cuento, Kasha me tiro una de esas bolas, la guarde en menos de un segundo y descubri en ella aquella mirada que hacia que me derritiera, pero..., tan mal veia esa situacion como para pensar que era la ultima vez?.
- Kasha, no hagas ninguna locura, aun te necesito...- le dije antes de que se pusiera en posicion de ataque y me pusiera a romper la ultima de las ventanas.
En cuanto la rompi, tire el extintor y saque de debajo de mi chaqueta un cuchillo de caza muy grande, no podia sacar la pistola aun, habia demasiados vampiros que no tenian nada que ver con esto. A pesar de todo, siguio con su trabajo sacando a gente de alli mientras que vigilaba las salidas y evitaba que le dieran aquellas flechas y que algun vampiro se acercara de mas
- Kai Olivier
Cantidad de envíos :
362
Edad : 33
Localización : donde menos te lo esperas...
Re: Salón de baile
Aquellos cazadores se paraban a charlar entre ellos. ¿No tenían nada mejor que hacer? Pero Roger estaba lo suficientemente borracho como para casi ni entender nada de lo que trataban esos dos. Sin embargo, sus capacidades de combate no estaban demasiado mermadas.
Terminó lo que quedaba de botella de un solo trago y la arrojó contra un humano que corría al lado suya. Cayó al suelo con una gran herida en la cabeza que expulsaba sangre en abundancia. A Roger se le escapó una leve y pícara risa. En eso, casi se tropieza con sus propios pies.
Las palabras de ese individuo eran tan desafiantes como las intenciones que le impulsaban de destrozarle, y de destrozar a su amigo. Parecían tener una gran confianza. Nada como romper los vínculos y que caigan en la desesperación.
Bien... glups... veamos si esas... glups... ganas de vencer en esta noche ... glups... son tan grandes como las ganas... glups... que tengo de mataros...- y alargó la última palabra por pura incapacidad de detenerlas. Se inclinó para delante, casi a punto de caerse, y mantuvo la compostura con un fuerte movimiento hacia atrás.
Cuando el borracho ya consiguió poner sus pies estables, dejó que su poder vampírico se apoderara de él. Solo uno de sus brazos mostraba su poder, pero ahora su otro brazo también estaba cubierto de plumas junto con otras de esas relucientes garras. Era temible. Debajo de su chaqueta había también numerosas plumas negras que salían de su cuerpo, pero para nada visibles... De cualquier modo, aun no contaba con todo su poder. Los iba a destrozar, y gracias a su borrachera podía incluso matarse a si mismo. Yo controlo... yo controlo...
Observaba como uno de los cazadores rompía una de las ventanas para que los humanos pudieran escapar. No iba a permitirlo. Saltó en el aire y lanzó con su brazo una onda de aire rojiza. Realizó un movimiento de revés e iba a gran velocidad. Eso podía partirle los huesos a cualquiera y era ese el resultado con los humanos a los que atravesaba, dejando personas con los huesos rotos e inertes en el suelo. No más de cinco y seis personas, las que había en la trayectoria de su ataque.
¡¡MUERE!! ¡¡MUERE!!
No sabía si Kai sería capaz de detenerla, pues aun su poder no estaba al completo. Pero no iba a pensar en eso, pues aun tenía otro adversario frente a él. Cuando puso sus pies en el suelo, salió contra Kasha y fue a asestarle una fuerte golpe con las garras en el pecho. Eso la expulsaría y le atravesaría su pecho unos centimetros. ¿Le habría dado?
Tampoco quería matarlo. Después de todo, quería divertirse.
Terminó lo que quedaba de botella de un solo trago y la arrojó contra un humano que corría al lado suya. Cayó al suelo con una gran herida en la cabeza que expulsaba sangre en abundancia. A Roger se le escapó una leve y pícara risa. En eso, casi se tropieza con sus propios pies.
Las palabras de ese individuo eran tan desafiantes como las intenciones que le impulsaban de destrozarle, y de destrozar a su amigo. Parecían tener una gran confianza. Nada como romper los vínculos y que caigan en la desesperación.
Bien... glups... veamos si esas... glups... ganas de vencer en esta noche ... glups... son tan grandes como las ganas... glups... que tengo de mataros...- y alargó la última palabra por pura incapacidad de detenerlas. Se inclinó para delante, casi a punto de caerse, y mantuvo la compostura con un fuerte movimiento hacia atrás.
Cuando el borracho ya consiguió poner sus pies estables, dejó que su poder vampírico se apoderara de él. Solo uno de sus brazos mostraba su poder, pero ahora su otro brazo también estaba cubierto de plumas junto con otras de esas relucientes garras. Era temible. Debajo de su chaqueta había también numerosas plumas negras que salían de su cuerpo, pero para nada visibles... De cualquier modo, aun no contaba con todo su poder. Los iba a destrozar, y gracias a su borrachera podía incluso matarse a si mismo. Yo controlo... yo controlo...
Observaba como uno de los cazadores rompía una de las ventanas para que los humanos pudieran escapar. No iba a permitirlo. Saltó en el aire y lanzó con su brazo una onda de aire rojiza. Realizó un movimiento de revés e iba a gran velocidad. Eso podía partirle los huesos a cualquiera y era ese el resultado con los humanos a los que atravesaba, dejando personas con los huesos rotos e inertes en el suelo. No más de cinco y seis personas, las que había en la trayectoria de su ataque.
¡¡MUERE!! ¡¡MUERE!!
No sabía si Kai sería capaz de detenerla, pues aun su poder no estaba al completo. Pero no iba a pensar en eso, pues aun tenía otro adversario frente a él. Cuando puso sus pies en el suelo, salió contra Kasha y fue a asestarle una fuerte golpe con las garras en el pecho. Eso la expulsaría y le atravesaría su pecho unos centimetros. ¿Le habría dado?
Tampoco quería matarlo. Después de todo, quería divertirse.
- Roger Anderson
Cantidad de envíos :
20
Re: Salón de baile
- fondo musical:
Las agujas de cristal lo ensartaron sin problemas, Vladimir se había dejado golpear, estúpido, pronto se dará cuenta de lo mucho que estaba subestimando a Damaru. Cambió de forma rápidamente, destruyó los cristales con suma facilidad y se deslizó como una lagartija hacia la espalda de Nokku. Era muy rápido, había visto su movimiento y hubiera podido bloquearlo de no ser porque simplemente ni le había dado tiempo de darse la vuelta, su velocidad era desmesurada. Nokku estaba en desventaja, lo sabía desde un principio, pero Nokku poseía algo de lo que Vladimir no, el factor sorpresa. A diferencia del vampiro, Nokku esperaba cualquier cosa de su contrincante mientras que "padre" pensaba que lo tenía bajo control.
Una estrecha linea de sangre cruzó la espalda del joven Damaru. No había podido evitado ser herido. O eso era lo que quería que pensase ese tipo. De todos modos no hubiera valido la pena intentar evitarlo, gastaría demasiada enegía intentando seguir los movimientos de ese tipo. Nokku era el único humano que podía vencer a Vladimir y no desperdiciaría su oportunidad de hacerlo, necesitaba salvar la vida de Fraiah y si para ello tenía que pagar con su sangre lo haría sin vacilar. Algunos llamarían al chico temerario, pero no era así, no es como si se estuviera lanzando a los brazos de la muerte para salvar a sus compañeros, no, en absoluto, se estaba enfrentando a ella y se aferraría a la vida con toda su fuerza, esa era la única forma de darlo todo ¿No?
Vladimir lamió la sangre de Nokku que había quedado en el filo de su espada. Ese había sido su otro error. Ingiriendo la sangre de Nokku solo conseguiría que el efecto de su arma secreta surgiera efecto mucho mejor, como con Fraiah.
Acto seguido el vampiro ordeno a sus secuaces que fueran a por Fraiah ¿De verdad pensaba que era tan estúpido como para dejar a la persona que amaba desprotegida? La soberbia de Vladimir sería definitivamente la clave para ganar esa batalla.
Nokku movió la cabeza de lado como un perro confundido mirando a Vladimir pero no cambió su expresión de gélida indiferencia y también chasqueo los dedos, imitando los movimientos de su rival como si quisiera comprobar que pasaba si hacia eso. En el instante en el que aquellos seres vampíricos se acercaron a su amada un ejercito de anchas estacas de cristal helado salieron del suelo y ensartaron sin remedio a esos incompetentes, creando un maravilloso y macabro espectáculo de cuerpos moribundos alrededor del de su pseudo-inconsciente chica. Damaru siguió mirando a Vladimir y enarcó una ceja como diciéndole "¿Pasa algo?".
Justo después de eso Nokku tomó aire, concentrándose en mantener su pulso firme y en conseguir unos movimientos más certeros, más mortíferos. Pero en vez de eso los recuerdos empezaron a invadir la mente de Nokku como un veneno, recuerdos enterrados y oscuros, recuerdos de su pasado y de su origen que nadie conocía.
- primeros recuerdos, la verdad detrás del Presidente:
Vladimir desconocía muchas cosas del presidente, al igual que todo el mundo. Nadie parecía saber de donde provenía realmente todo ese potencial que el chico utilizaba para cazar, simplemente se alegraban de tenerlo de su lado. Seguramente alguien se lo había planteado alguna vez ¿Cómo hará todo eso siendo solo un humano? Pero los pocos que se habían atrevido a hacerle esa pregunta no recibieron más que respuestas vagas que no les llevaban a ningún sitio. La verdad... la verdad residía en las memorias de Nokku, antes de hacerse cazador, antes de que le encontraran para entrenar Nokku había conocido a una persona, a una persona de la que no quería ni recordar el nombre. Se trataba de un hombre horrible, macabro, pero cuando le tendió la mano a Nokku, ofreciéndole poder, el no pudo rechazarlo.
Había sido pocos días después de que toda su familia fuera masacrada delante de sus ojos a los siete años. Estaba perdido, hambriento, confuso, pensaba que moriría, realmente quería morir. Pero ese hombre apareció de entre las sombras y quiso hacer un trato con Nokku. "Si me ofreces tu cuerpo te haré invencible pequeño, nadie te volverá a arrebatar lo que amas" Entre lagrimas de cansancio y temblores de frió, en la víscera de su cumpleaños, escuchando aquellas cálidas palabras Nokku aceptó sin dudarlo. Aquel hombre, viejo y demacrado hizo muchas cosas con su cuerpo que el no comprendía. Le clavó agujas, le sometió a raros y dolorosos experimentos. Pero Nokku no lloró ni una vez, no se quejó, se mantenía pasivo e inamovible mientras con una mirada perdida y desconcertada simplemente miraba al blanco techo de la oscura habitación de aquel hombre. Hacía frío, no podía comer casi nada y el agua sabía fatal, pero no se quejó, Nokku se aferraba incondicionalmente con sus escuálidos y anémicos brazos al recuerdo de su familia, a la sonrisa de sus seres queridos y a la posibilidad de tener poder suficiente para salvar a todos en un futuro lejano. El chico se desmayó varias veces debido a las descargas que recibía a veces del "doctor", que era lo que a el le gustaba pensar que era esa persona.
No sabía si habían pasado horas, días o incluso meses cuando aquel obscuro sujeto trajo a otro niño. Era rubio, de ojos verdes y a Nokku le pareció que estaba incluso más perdido que el cuando el doctor le encontró. Aquel niño debía de tener un año menos que Nokku y parecía consternado con la situación de su alrededor. La primera vez que vió a Damaru se asusto, Nokku no se había dado cuenta de que su cuerpo parecía un esqueleto cuando intentó sonreír a aquel niño.
Ese niño pronunció tímidamente su nombre cuando el viejo doctor le pregunto. "Jack" soltó con una voz ahogada y temerosa mientras intentaba esconderse detrás de sus bracitos, como si el simple hecho de pronunciar su nombre fuera pecado.
Nokku observó como el chaval era sometido a los mismos experimentos que el desde su camilla y como, progresivamente, el cuerpo de Jack también se volvía flaco y débil. Los dos niños sobrevivían milagrosamente aferrándose a lo único que les quedaba, los recuerdos.
Después de lo que a Nokku le pareció otra eternidad el doctor simplemente se despidió con una macabra sonrisa de los niños y desapareció. Pasaron varias horas hasta que consiguieron levantarse de sus camillas con titánicos esfuerzos. Los niños, sin intercambiar palabra se acercaron y se abrazaron, derrumbándose uno encima del otro, manteniéndose de pie solo por la inercia que producía el peso del cuerpo de uno sobre el otro. Y así, con los brazos sobre los hombros, ayudándose a caminar el uno al otro, los dos empezaron a buscar la salida, debilitados pero victoriosos, los dos había sobrevivido.
En medio del camino de vuelta Jack se paró y se quedó mirando a Damaru. Levantó la mano y le tocó dos veces con el dedo en el pecho como señalándose curioso y tímido a la vez. El chico comprendió al instante lo que Jack quería, no se había presentado antes.
Simplemente Nokku
Dijo mientras sonreía de verdad por primera vez en mucho tiempo.
Parte de los recuerdos de Nokku pasaron fugazmente por su cabeza y supo con certeza que el solo se había mantenido con vida todo ese momento para poder proteger a alguien que le importaba. Su existencia se basaba en conseguir el poder suficiente para defender a sus seres queridos. ¿ Y lo estaba consiguiendo verdad?
Después de ensartar a aquellos vampiros solo quedaba preocuparse del cabecilla, que recientemente había cambiado de forma. ¿Por qué necesitaba cambiar de forma cada vez que recibía daño? Nokku debía cortarlo y cortarlo hasta que dejase de cambiar de forma, esa era la única solución.
Utilizando la potencia que le otorgaban los vientos el presidente se deslizó a gran velocidad por el suelo, empuñando su espada,apuntando directamente al corazón de Vladimir. Antes de llegar a este Nokku saltó y realizó varios giros sobre si mismo para ganar potencia y velocidad para su próximo golpe, que debería impactar en Vladimir a la altura de la parte inferior de su hombro derecho. Si conseguía parar fácilmente ese ataque o si conseguía esquivarlo, cosa que era muy improbable, Nokku se vería obligado a cambiar de estrategia ¿Conseguiría la nueva frialdad de Nokku vengar con su poder la muerte de su familia? ¿Podría aquel chico por fin hacer lo que estaba esperando, matar al vampiro más poderoso e importante del lugar con la única intención de proteger a sus amigos y su amante? Eso realmente nadie tenía forma de saberlo.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Re: Salón de baile
Oh, ¿debería pensar que aquello estuvo bien?
Vladimir clavó sus ojos en Damaru. Sus frías miradas se entrecruzaron en medio de aquel mar de cristales y cuerpos moribundos. El chico había sido listo, pero por más listo que fuese, aquella herida no había podido evitarla. Vladimir entrecerró los ojos, observándolo con mayor detenimiento. Desvió un instante su vista hacia la muchacha envenenada. ¿Cuánto tiempo le quedaría? Sería una pena que alguien decidiera destruir ese antídoto... ¿Verdad?
Mientras el silencio se adueñaba de ambos seres, sus miradas decían más de lo que podían decir sus palabras. Vladimir blandió la katana, preparándose para su próximo ataque y, en primer lugar, como suceso primordial, preparándose para la defensa.
- ¿Te has puesto serio de una vez, Presidente? -inquirió, haciendo danzar su lengua alrededor de sus frívolos y letales colmillos. En cuanto Damaru se abalanzó sobre él para efectuar su ataque, Vladimir lo esperó ansioso. Observó sus movimientos, admiró su valor. Una risa gutural y macabra surgió.
Sus ojos verdes se tornaron del rojo de la sangre.
El vampiro saltó al mismo tiempo en que Nokku lo hizo. En el aire, los filos tajantes de sus armas se encontraron nuevamente. Este era el segundo encontronazo... ¿no dicen, acaso, que no hay dos sin tres?
- Acabemos con esto de una vez por todas. ¿Por qué no te unes a mi y salvas a todos tus seres queridos? Yo les daré una mejor vida que la que llevan -dijo entre dientes, ejerciendo fuerza contra la espada del muchacho. Su golpe hubiera dado justo en el blanco si no fuera porque el vampiro, astuto, salió a su encuentro. No iba a quedarse quieto aguardando por sus ataques.
Cuando la potencia del salto se debilitó, Vladimir descendió al suelo nuevamente. De su cuerpo, salieron dos brazos más de cada lado. Estaba utilizando otro de sus poderes. Dichas extensiones, poseían en cada mano un nuevo artefacto punzante. Vladimir ladeó la cabeza. ¿Qué tal ahora? Sonrió y se lanzó por el cazador, dispuesto a insertarle cada una de sus preciosas armas perfectamente afiladas. Dio un giro en el aire y envió primero un cuchillo hacia su cabeza, con motivo de distraerlo. Seguidamente, arrojó otro a su abdomen. Finalmente, Vladimir estaba dispuesto a caer sobre el muchacho con la katana en punta hacia abajo. Si no reaccionaba rápido, acabaría atravesándole el pecho con ella y, si el cazador tenía un poco de suerte, tal vez no le cortase el cuello.
En medio de aquel accionar, Vladimir se planteó varias veces en su mente si estaba obrando bien. La balanza le indicaba que no. Quizás, el peso moral de su interior, de su verdadera esencia, anunciaba que esto no llevaría a ninguna parte, sino a la mera ruina y destrucción. Sin embargo, la bestia exterior no quería escuchar al Poeta solitario. El pianista se había escondido en lo profundo, con sus bellas y tristes melodías. Ahora, aquella faceta feroz debería acabar lo que él comenzó. Este pueblo sería suyo, y recién en ese instante de posesión podría incrementar su poder traspasando límites inimaginables.
Vladimir clavó sus ojos en Damaru. Sus frías miradas se entrecruzaron en medio de aquel mar de cristales y cuerpos moribundos. El chico había sido listo, pero por más listo que fuese, aquella herida no había podido evitarla. Vladimir entrecerró los ojos, observándolo con mayor detenimiento. Desvió un instante su vista hacia la muchacha envenenada. ¿Cuánto tiempo le quedaría? Sería una pena que alguien decidiera destruir ese antídoto... ¿Verdad?
Mientras el silencio se adueñaba de ambos seres, sus miradas decían más de lo que podían decir sus palabras. Vladimir blandió la katana, preparándose para su próximo ataque y, en primer lugar, como suceso primordial, preparándose para la defensa.
- ¿Te has puesto serio de una vez, Presidente? -inquirió, haciendo danzar su lengua alrededor de sus frívolos y letales colmillos. En cuanto Damaru se abalanzó sobre él para efectuar su ataque, Vladimir lo esperó ansioso. Observó sus movimientos, admiró su valor. Una risa gutural y macabra surgió.
Sus ojos verdes se tornaron del rojo de la sangre.
El vampiro saltó al mismo tiempo en que Nokku lo hizo. En el aire, los filos tajantes de sus armas se encontraron nuevamente. Este era el segundo encontronazo... ¿no dicen, acaso, que no hay dos sin tres?
- Acabemos con esto de una vez por todas. ¿Por qué no te unes a mi y salvas a todos tus seres queridos? Yo les daré una mejor vida que la que llevan -dijo entre dientes, ejerciendo fuerza contra la espada del muchacho. Su golpe hubiera dado justo en el blanco si no fuera porque el vampiro, astuto, salió a su encuentro. No iba a quedarse quieto aguardando por sus ataques.
Cuando la potencia del salto se debilitó, Vladimir descendió al suelo nuevamente. De su cuerpo, salieron dos brazos más de cada lado. Estaba utilizando otro de sus poderes. Dichas extensiones, poseían en cada mano un nuevo artefacto punzante. Vladimir ladeó la cabeza. ¿Qué tal ahora? Sonrió y se lanzó por el cazador, dispuesto a insertarle cada una de sus preciosas armas perfectamente afiladas. Dio un giro en el aire y envió primero un cuchillo hacia su cabeza, con motivo de distraerlo. Seguidamente, arrojó otro a su abdomen. Finalmente, Vladimir estaba dispuesto a caer sobre el muchacho con la katana en punta hacia abajo. Si no reaccionaba rápido, acabaría atravesándole el pecho con ella y, si el cazador tenía un poco de suerte, tal vez no le cortase el cuello.
En medio de aquel accionar, Vladimir se planteó varias veces en su mente si estaba obrando bien. La balanza le indicaba que no. Quizás, el peso moral de su interior, de su verdadera esencia, anunciaba que esto no llevaría a ninguna parte, sino a la mera ruina y destrucción. Sin embargo, la bestia exterior no quería escuchar al Poeta solitario. El pianista se había escondido en lo profundo, con sus bellas y tristes melodías. Ahora, aquella faceta feroz debería acabar lo que él comenzó. Este pueblo sería suyo, y recién en ese instante de posesión podría incrementar su poder traspasando límites inimaginables.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Salón de baile
Tic Tac. El tiempo seguía avanzando y el veneno seguía amenazando a Fraiah mientras Nokku buscaba una manera de vencer a su contrincante. En el mismo momento en el que Nokku estaba en el aire Vladimir saltó a por el y sus espadas chocaron estridentemente, creando un fuerte soplo de viento que sacudió toda la sala. El vampiro había saltado para prevenir el siguiente golpe del presidente, eso quería decir que tampoco estaba dispuesto a recibir muchos más daños y, además, sus habilidades no eran mejores que las de Damaru. Estaban a la par en cuanto a poder, eso podría ser un grave problema teniendo en cuenta que una pelea de ese tipo se podía alargar por horas y Fraiah no disponía de tanto tiempo.
La inercia de sus cuerpos los hizo rebotar hacia atrás y los dos rivales se quedaron prácticamente en la misma posición que antes. Nokku empezaba a darse cuenta del problema en el que se encontraba: estaba seguro de poder vencer a aquel sujeto con su templanza y frialdad, pero tardaría demasiado. Los recuerdos volvieron a atenazar al presidente mientras este intentaba pensar en una solución rápida para todo aquello.
Como ya había observado antes, el poder de Nokku y de Vladimir estaban muy a la par, por lo tanto Nokku tendría que recurrir, como el había temido, a usar ese poder corrupto que le consumía por dentro, esa energía ilegítima que corría por sus venas, tendría que recurrir a esa parte oscura de su alma que solo deseaba muerte, sangre y destrucción.
Del torso de Vladimir comenzaron a salir otros cuatro brazos, lo que a Nokku le pareció algo un tanto asqueroso, y cada uno de ellos portaba un nuevo arma. Damaru suspiró, no le quedaba otra. Cuando Vladimir saltó hacia el y le lanzó aquel cuchillo a la cabeza el simplemente cerró los ojos y dejó que, lentamente, la empuñadura de su pesada arma se deslizara por su mano hasta caer al suelo, rebotando dos veces, produciendo un extraño ruido metálico que acompaño al sonido del segundo cuchillo, que se dirigía al abdomen de Damaru, silbando por el aire. Una nube de vapor emergió del cuerpo de Damaru, engullendo todo a su alrededor en un radio de medio metro.
Nokku expiró lentamente el aire que había tragado y este salió de su boca como si se tratara de una pequeña llamarada de hielo en esa nube blanca que le rodeaba. Entre aquel vapor, provocado por el calor que desprendía todo su cuerpo el Presidente notó como sus articulaciones crujían, como sus huesos se retorcían y como sus músculos eran arañados cariñosamente por el líquido cristalino que recorría ahora todo su cuerpo, tanto por dentro como por fuera. Damaru solo alcanzó a escuchar como los cuchillos rebotaban contra el cristal que su cuerpo acababa de originar antes de sumirse en el oscuro lago de sus pensamientos.
Si recurría a ese poder podría acabar mal herido, podría dañar a alguien inocente, podría... "Mira, pueden pasar muchas cosas pero si no lo hago no tendré posibilidades de salvarla a ella" Pensó definitivamente Nokku mientras dejaba que poco a poco la ira, empezara a correr por todas sus venas. Al principio fue una sensación como de molestia, luego se convirtió en tristeza, melancolía e instantes después se convirtió en sed de venganza, convirtiéndose poco a poco en furia, una furia manchada de la sangre de sus enemigos.
Mientras Vladimir caía sobre Damaru con la katana la nube de vapor se disipó instantáneamente y de ella apareció Nokku, cubierto por una especie de exoesqueleto de cristal azulado. Sus iris estaban más brillantes de lo que lo habían estado nunca en su vida. Estaba comenzando a soltar toda la rabia contenida en su cuerpo, no se reservó ni una parte.
Antes de que Vladimir se acercara demasiado Nokku saltó hacia el y deslizó su brazo, ahora cubierto completamente por esa especie de armadura de cristal, que le confería el aspecto de un monstruo mitológico más que de un héroe. Damaru rió sádicamente mientras las chispas saltaban del arma de Vladimir. Cuando los dos se encontraron juntos en el aire Nokku descargó el puño de su mano libre con una fiereza y velocidad increíble en las costillas del vampiro, esperando que ese ataque diera mejores resultados que los anteriores.
La inercia de sus cuerpos los hizo rebotar hacia atrás y los dos rivales se quedaron prácticamente en la misma posición que antes. Nokku empezaba a darse cuenta del problema en el que se encontraba: estaba seguro de poder vencer a aquel sujeto con su templanza y frialdad, pero tardaría demasiado. Los recuerdos volvieron a atenazar al presidente mientras este intentaba pensar en una solución rápida para todo aquello.
- el secreto del Presidente, segunda parte:
Sangre. Había demasiada sangre en ese lugar, olía mucho mucho a sangre y a Nokku le resultaba especialmente vomitivo. Había vampiros cerca, y el problema residía en que aquellos dos muchachos eran una presa demasiado fácil ¿O no tanto? De cualquier manera, Jack se debilitaba por momentos, cada día estaba peor y Nokku sentía la ferviente necesidad de salvar a su amigo... a su nuevo y único hermano.
Una figura negra, encapuchada apareció delante de ellos. Sus ojos brillaban bajo la sombra que le proporcionaba su ropa y un hilillo de sangre salía de la comisura de sus labios. Estaba claro, ese tipo quería comérselos.
Jack miró al vampiro y le lanzó una sonrisa pícara
Si nos dejas vivir... estoy dispuesto a darte parte de mi sangre ¿Qué te parece eh? Podemos colaborar
Soltó el muchacho con una fingida seguridad mientras sus piernas temblaban de miedo y una gota de sudor frío se deslizaba sobre su frente.
El vampiro solo sonrió, por un instante pensamos que había aceptado el trato, pero Nokku ya estaba sientiendo sus ansias de matanza antes de que este se propusiera saltar sobre Jack para acabar con el. No estaba dispuesto a volver a perder a su familia. Los iris del pequeño Nokku comenzaron a brillar y la expresión de su rostro paso del terror a la rabia incontenible. El vampiro se abalanzó sobre el cuello de su amigo casi en ese mismo instante.
¡¡Jack!!
Gritó mientras sentía como todo su cuerpo comenzaba a sentirse muy lívido, otra vez esa sensación. Todo comenzó a moverse más lento para el y sus ojos podían apreciar todos los detalles de su alrededor. La gota de sangre que se estrelló en el suelo después de caerse de la boca del vampiro, la blanca pigmentación del rostro de su amigo consternado, incrédulo ante la imagen que se le cernía encima. Nokku tensó todos sus músculos y saltó desesperadamente contra el vampiro, reventando la fachada de cemento que había bajo sus pies por la energía que estaba desprendiendo todo su cuerpo. Antes de que aquel chupasangres pudiera alcanzar a su amigo Nokku lo agarró del cuello con un fuerza sobrehumana y tiró de el hacia atrás mientras su pequeño cuerpo todavía se encontraba en el aire. Estrelló la cabeza del vampiro contra la pared de un edificio cercano y todo parecía haber acabado, pero sus instintos, esos instintos animales y artificiales que le habían implantado le aseguraban de que ese ser seguía con vida. Nokku gruño, dejando que su ya largo pelo azul ondeara al viento mientras estampaba una, y otra, y otra vez el cráneo de ese individuo sobre el frió ladrillo de la pared, hasta que finalmente se dio cuenta de que había acabado con aquel acechador de las sombras.
Instantáneamente Nokku se tranquilizó y bajo los brazos, volviendo a adoptar esa actitud apagada y cansada que tanto le caracterizaba. Jack no dijo ni una palabra, solo se acercó, cogió a Nokku de la mano y ambos se fueron de ese horrible lugar.
Muchas cosas pasaron mientras esos dos niños deambulaban por las calles, y de todas ellas lograron salir con vida. Los dos eran realmente diferentes: mientras Nokku actuaba como por instinto, atacando solo cuando se sentía acorralado o temeroso, exponiendo siempre sus sentimientos, estando enfadado cuando lo estaba, tímido cuando se avergonzaba Jack permanecía siempre calmado, intentado buscar la mejor solución en todo momento, sonriendo a pesar de la oscuridad que los rodeaba, era flexible y decidido, sabiendo que decir en todo momento. Eran totalmente distintos, pero parecidos a la vez.
Los dos consiguieron sobrevivir, consiguieron una casa y se podía decir que ya no estaban perdidos. Su casa era destartalada y estaba abandonado, la comida que conseguían era robada y mientras dormían pasaban mucho frío, pero nada de eso importaba, ellos seguían vivos.
Un día como otro cualquiera, mientras Nokku y Jack paseaban por el mercado, fijándose en que podían robar se tropezaron con un personaje. Bueno, realmente se tropezó Jack. Se trataba de un noble. Instantáneamente Jack se echo hacia atrás disculpandose y Nokku se puso a su lado mirando al noble con cara de malas pulgas, más le valía no intentar tocar a su hermano pequeño. Pero en lugar de regañarles o castigarles, aquel sujeto empezó a reírse.
Chico, pareces muy educado, no te preocupes, no ha sido nada...
Dijo mientras se limpiaba un poco los pantalones.
Eres un chico listo, lo veo en tus ojos... ¿Y tus padres? ¿Ya no están verdad? Es una verdadera pena... me sentiría muy mal si te mueres aquí de hambre. Mira ¿Qué te parece si vienes conmigo? Necesitamos nuevos alumnos en nuestra academia, no te arrepentirás chico.
Nokku y Jack se quedaron con la boca abierta y para cuando Jack se dispuso a contestar el noble simplemente lo cogió de la mano y empezó a llevárselo. Nokku no sabía como reaccionar, era todo tan repentino, tan extraño. Pero pronto se dio cuenta de que se estaban llevando a su único amigo y hermano. Comenzó a correr entre la gente, persiguiendo a Jack, desesperado. Su corazón se aceleró como nunca lo había hecho antes, los recuerdos de su familia le volvían a hostigar y las lágrimas nublaron su vista. Entonces los alcanzó
¡No! No te lleves Jack ¡No te lo lleves maldita sea!
Dijo agarrandose a la pierna de aquel hombre sin importar las consecuencias
Es mi hermano, no me puedes dejar solo ¡NO otra vez!
Grito entre lagrimas y sollozos. Jack abrió los ojos, sorprendido ante las palabras de Nokku, el lo había llamado hermano, y por encima de todo no quería perderlo, pero el niño rubio no sabía como reaccionar, ni que decir, ni que hacer, solo podía dejarse llevar por las circunstancias de la situación. El noble se giró y lo miró, algo conmovido.
Solo puedo llevarme a uno y... si eres su hermano ¿No deseas acaso lo mejor para el? Míralo, no podrá aguantar más contigo a su lado ¿Quieres dejarlo ir o ver como muere en tus manos? ¡¿Es eso lo que quieres?!
Le gritó. Nokku comenzó a llorar desconsoladamente mientras caía de rodillas y se llevaba las manos a la cara. El noble se subió a un carro con Jack. El peli azul se levantó, mirando desesperado a Jack por la ventanilla, alargó su mano, como queriendo agarrarlo, pero estaba demasiado lejos.
No...por favor... no quiero volver a estar solo... Jack, por favor, regresa...
Susurró mientras observaba como el carro se alejaba y se perdía entre la muchedumbre. Nokku se quedó mirando la fachada, trastornado, no parpadeaba, no se movía, solo miraba al suelo mientras las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas. De repente, una energía, una rabia animal, una sensación tan fuerte que sería imposible describir con palabras recorrió todo su ser. El niño levantó las manos y rugió al cielo como protesta a todo lo que le estaba pasando. Estaba tan furioso, tan triste, tan... solo. No había podido hacer nada para impedir que se llevaran a Jack, era un inútil.
Sus iris volvieron a emitir ese destello de color cyan y en unos segundos Nokku comenzó a destruir el mercado. Saltaba sobre los puestos, levantaba carros enteros a base de puñetazos, empujaba lejos a todo aquel que intentara detenerle. y todo esto mientras lloraba, dejando que sus lagrimas saltaran al aire, reflejando en su mente los recuerdos que habia vivido con Jack, su sonrisa, su silencioso compañerismo. ¿Por que el mundo se empeñaba en dejarlo solo siempre? ¿Acaso era ese su castigo? ¿Su castigo por existir?
Nokku perdió la conciencia poco después de su arrebato de ira
Como ya había observado antes, el poder de Nokku y de Vladimir estaban muy a la par, por lo tanto Nokku tendría que recurrir, como el había temido, a usar ese poder corrupto que le consumía por dentro, esa energía ilegítima que corría por sus venas, tendría que recurrir a esa parte oscura de su alma que solo deseaba muerte, sangre y destrucción.
Del torso de Vladimir comenzaron a salir otros cuatro brazos, lo que a Nokku le pareció algo un tanto asqueroso, y cada uno de ellos portaba un nuevo arma. Damaru suspiró, no le quedaba otra. Cuando Vladimir saltó hacia el y le lanzó aquel cuchillo a la cabeza el simplemente cerró los ojos y dejó que, lentamente, la empuñadura de su pesada arma se deslizara por su mano hasta caer al suelo, rebotando dos veces, produciendo un extraño ruido metálico que acompaño al sonido del segundo cuchillo, que se dirigía al abdomen de Damaru, silbando por el aire. Una nube de vapor emergió del cuerpo de Damaru, engullendo todo a su alrededor en un radio de medio metro.
Nokku expiró lentamente el aire que había tragado y este salió de su boca como si se tratara de una pequeña llamarada de hielo en esa nube blanca que le rodeaba. Entre aquel vapor, provocado por el calor que desprendía todo su cuerpo el Presidente notó como sus articulaciones crujían, como sus huesos se retorcían y como sus músculos eran arañados cariñosamente por el líquido cristalino que recorría ahora todo su cuerpo, tanto por dentro como por fuera. Damaru solo alcanzó a escuchar como los cuchillos rebotaban contra el cristal que su cuerpo acababa de originar antes de sumirse en el oscuro lago de sus pensamientos.
Si recurría a ese poder podría acabar mal herido, podría dañar a alguien inocente, podría... "Mira, pueden pasar muchas cosas pero si no lo hago no tendré posibilidades de salvarla a ella" Pensó definitivamente Nokku mientras dejaba que poco a poco la ira, empezara a correr por todas sus venas. Al principio fue una sensación como de molestia, luego se convirtió en tristeza, melancolía e instantes después se convirtió en sed de venganza, convirtiéndose poco a poco en furia, una furia manchada de la sangre de sus enemigos.
Mientras Vladimir caía sobre Damaru con la katana la nube de vapor se disipó instantáneamente y de ella apareció Nokku, cubierto por una especie de exoesqueleto de cristal azulado. Sus iris estaban más brillantes de lo que lo habían estado nunca en su vida. Estaba comenzando a soltar toda la rabia contenida en su cuerpo, no se reservó ni una parte.
Antes de que Vladimir se acercara demasiado Nokku saltó hacia el y deslizó su brazo, ahora cubierto completamente por esa especie de armadura de cristal, que le confería el aspecto de un monstruo mitológico más que de un héroe. Damaru rió sádicamente mientras las chispas saltaban del arma de Vladimir. Cuando los dos se encontraron juntos en el aire Nokku descargó el puño de su mano libre con una fiereza y velocidad increíble en las costillas del vampiro, esperando que ese ataque diera mejores resultados que los anteriores.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Re: Salón de baile
¿Qué es lo que a un ser le impide apropiarse de todo y consumirlo todo bajo la palma de su mano? Los sentimientos... Los puros sentimientos que puede albergar su corazón. Aquellas emociones son un arma de doble filo, salvan y condenan. ¿Cuánto daría Vladimir D'Shaitis porque su corazón pertenezca a alguien, porque alguien lo aprecie benévolamente y no por temor a su poder? Probablemente, en el pasado hubiera dado mucho por tener a esa persona consigo durante más tiempo. Pareciera como si, en todos los casos, la mismísima Muerte combatiese con cada ser, mortal e inmortal, y pretendiese proclamarse como Reina Soberana. Siempre quitando donde más duele y hace falta. Siempre aprovechándose de los más débiles hasta llegar al centro del poder de algún que otro ser colapsado y carcomido por su desdicha. Pero nunca ataca de frente, prefiere ir perfilando a su próxima y temeraria víctima. Vladimir ya había hablado de esto antes. Recordaba habérselo dicho a Marcus el día en que cambió su vida: "Ella no da tregua, y tú tampoco debes darla".
El vampiro puso toda su furia y rencor en aquel golpe. Estaba listo para arruinar a ese cazador. De alguna forma u otra, acabaría con él. Vladimir aún conservaba sus energías. Aún tenía aquel ímpetu vencedor. En cuanto su katana fue a parar sobre el cuerpo del humano, divisó aquella sonrisa y escuchó aquella sádica risa. ¿Realmente se había puesto serio, entonces? Vladimir mostró sus dientes, abrió sus rojos ojos y rió descaradamente. Vamos, eso buscaba. Que le diera su mejor golpe desde hace rato. Y, justo en el instante en que el filo de su katana iba a incrustarse en el muchacho, un rechinante sonido emergió ante el contacto. Una densa nube de vapor rodeaba a ambos seres en combate. Vladimir tensó la mandíbula. Sus dientes chillaron. Su expresión ganadora pasó a ser de sorpresa.
- Maldito -alcanzó a murmurar con profundo odio, justo antes de salir despedido por la fuerza de su golpe.
La sangre manó desde la boca de Vladimir. Su cuerpo salió despedido por los aires y su katana cayó al suelo, justo donde se encontraba la espada de Nokku. Parecía que el Destino quería que se exterminaran el uno al otro, pero sin aquellos objetos brillantes y cortantes. Esta pasaría a ser una batalla cuerpo a cuerpo, dando todo lo que tienen el uno contra el otro. El cuerpo de Vladimir acabó por estrellarse en uno de los muros del lugar. La pared se resquebrajó y el vampiro, aferrándose con sus manos vueltas garras al muro, miró fijamente a Nokku, comenzando a reír cada vez más fuerte.
- Me sorprendes... ¡En verdad me sorprendes, Nokku Damaru! -gritó entre carcajadas endemoniadas. Respiró profundamente, tomando un descanso entre risa y risa, hasta que su semblante se volvió serio. Sus ojos rojos oscilaron entre el verde y el negro. De un momento a otro, el cuerpo del vampiro había desaparecido de la pared. Vladimir se movió a gran velocidad, creando más y más extremidades. Sus dos brazos se volvieron diez. De todas partes, rodeaban a Damaru. Y, aprovechándolos como distracción, se deshizo de sus miembros creados y emergió detrás del cazador, atinando a rodearle por el cuello con sus propios y verdaderos brazos.
- Ya me cansé de estos juegos. Pasemos a la acción, ¿no te parece? -siseó en su oído. Si sus ataques funcionaban, el cazador se vería prontamente aprisionado por aquellos brazos impíos y por el mismísimo Vladimir D'Shaitis a sus espaldas, amenazando con estrangularlo y partir su cuello en dos. No le dejaría las cosas tan sencillas. Aquel cazador no era el único que había sufrido y que, aún hoy, continuaba haciéndolo.
El vampiro puso toda su furia y rencor en aquel golpe. Estaba listo para arruinar a ese cazador. De alguna forma u otra, acabaría con él. Vladimir aún conservaba sus energías. Aún tenía aquel ímpetu vencedor. En cuanto su katana fue a parar sobre el cuerpo del humano, divisó aquella sonrisa y escuchó aquella sádica risa. ¿Realmente se había puesto serio, entonces? Vladimir mostró sus dientes, abrió sus rojos ojos y rió descaradamente. Vamos, eso buscaba. Que le diera su mejor golpe desde hace rato. Y, justo en el instante en que el filo de su katana iba a incrustarse en el muchacho, un rechinante sonido emergió ante el contacto. Una densa nube de vapor rodeaba a ambos seres en combate. Vladimir tensó la mandíbula. Sus dientes chillaron. Su expresión ganadora pasó a ser de sorpresa.
- Maldito -alcanzó a murmurar con profundo odio, justo antes de salir despedido por la fuerza de su golpe.
La sangre manó desde la boca de Vladimir. Su cuerpo salió despedido por los aires y su katana cayó al suelo, justo donde se encontraba la espada de Nokku. Parecía que el Destino quería que se exterminaran el uno al otro, pero sin aquellos objetos brillantes y cortantes. Esta pasaría a ser una batalla cuerpo a cuerpo, dando todo lo que tienen el uno contra el otro. El cuerpo de Vladimir acabó por estrellarse en uno de los muros del lugar. La pared se resquebrajó y el vampiro, aferrándose con sus manos vueltas garras al muro, miró fijamente a Nokku, comenzando a reír cada vez más fuerte.
- Me sorprendes... ¡En verdad me sorprendes, Nokku Damaru! -gritó entre carcajadas endemoniadas. Respiró profundamente, tomando un descanso entre risa y risa, hasta que su semblante se volvió serio. Sus ojos rojos oscilaron entre el verde y el negro. De un momento a otro, el cuerpo del vampiro había desaparecido de la pared. Vladimir se movió a gran velocidad, creando más y más extremidades. Sus dos brazos se volvieron diez. De todas partes, rodeaban a Damaru. Y, aprovechándolos como distracción, se deshizo de sus miembros creados y emergió detrás del cazador, atinando a rodearle por el cuello con sus propios y verdaderos brazos.
- Ya me cansé de estos juegos. Pasemos a la acción, ¿no te parece? -siseó en su oído. Si sus ataques funcionaban, el cazador se vería prontamente aprisionado por aquellos brazos impíos y por el mismísimo Vladimir D'Shaitis a sus espaldas, amenazando con estrangularlo y partir su cuello en dos. No le dejaría las cosas tan sencillas. Aquel cazador no era el único que había sufrido y que, aún hoy, continuaba haciéndolo.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Salón de baile
A duras penas, consegui dar un salto y agarrarme a la cortina para esquivar su golpe, pero en el proceso, y sin saber como, me corte con algun cristal y mi brazo empezo a sangrar.
Del dolor, solte la cortina y cai de culo en el suelo, menudo leñazo, pero al menos seguia vivo.
Mire como aquel vampiro iba a por Kasha y rezaba que pudiera apañarselas sola con ese tipo, al menos el tiempo suficiente como para sacar a la gente de alli, ya quedaban pocos, pero aun no podia ir a ayudarla
Del dolor, solte la cortina y cai de culo en el suelo, menudo leñazo, pero al menos seguia vivo.
Mire como aquel vampiro iba a por Kasha y rezaba que pudiera apañarselas sola con ese tipo, al menos el tiempo suficiente como para sacar a la gente de alli, ya quedaban pocos, pero aun no podia ir a ayudarla
- Kai Olivier
Cantidad de envíos :
362
Edad : 33
Localización : donde menos te lo esperas...
Re: Salón de baile
No me dio tiempo ayudar a Kai a esquivar ese golpe, pero Kai era muy escurridizo, siempre se escapaba cuando tenia problemas y el solo no podia resolverlo.
Pero no me dio tiempo a pensar, como estaba previsto, ahora venia a por mi, pise con fuerza en el suelo con la punta de mis pies y con la otra me impulse justo a tiempo para esquivar esa garra, tan solo rozo mi vestido, el cual se rasgo. Pero no solo habia hecho ese giro para esquivarlo, cuando estabas a espaldas de el mientras que giraba, con un rapido movimiento, le clave el cuchillo en el costado y lo volvi a sacar mientras que daba un salto y me alejaba de el, esperando a cabrearlo suficiente como para que solo se centrara en mi y no en Kai.
Pero no me dio tiempo a pensar, como estaba previsto, ahora venia a por mi, pise con fuerza en el suelo con la punta de mis pies y con la otra me impulse justo a tiempo para esquivar esa garra, tan solo rozo mi vestido, el cual se rasgo. Pero no solo habia hecho ese giro para esquivarlo, cuando estabas a espaldas de el mientras que giraba, con un rapido movimiento, le clave el cuchillo en el costado y lo volvi a sacar mientras que daba un salto y me alejaba de el, esperando a cabrearlo suficiente como para que solo se centrara en mi y no en Kai.
- Kasha Oskan
Cantidad de envíos :
4032
Edad : 32
Localización : en el infierno
Re: Salón de baile
El cuerpo de Vladimir se estremeció y salió disparado hacia la pared, al tiempo que sus costillas se rompían y algunos de sus órganos simplemente quedaban aplastados. De su boca emanaba la sangre pero, como Nokku esperaba, el semblante de ese ser parecía divertido. Comenzó a reírse a carcajadas mientras se levantaba de su tumba de piedras incrustada en la pared.
Sin embargo.. tu no me sorprendes en absoluto.
Gruño Damaru con energías renovadas. Nokku seguía sin tener mucho tiempo que perder, ahora era más poderoso que Vladimir, pero ese poder le agotaba demasiado y si no lo utilizaba bien lo llevaría hasta la extenuación.
De repente el un sinfín de miembros invocados por Vladimir surgieron como de la nada. No sabía lo que planeaba aquel ser, pero no se iba a dejar impresionar. Esperó su ataque, el vampiro estaba furioso y estaba seguro de que lo atacaría, reforzó sus cristales todo lo que pudo, porque sabia que aun así, ese vampiro podría romperlos.
A Nokku le pareció que había pasado como una eternidad desde que Vladimir, casualmente, apareció por su espalda. En un principio no esperaba recibir un ataque traicionero, pero pensándolo bien ¿No era esa la manera de actuar de los que no podían demostrar su verdadero poder luchando de frente? ¿No luchaban así los cobardes?
Las manos agarraron el cuello de Damaru y lo apretaron fuertemente mientras parte de su armadura se resquebrajaba ligeramente.
¡¿Qué es lo que temes que vea en ti Vladimir, que te hace escapar a la mirada de mis ojos?! ...Jejejeje
Sonrió mientras su armadura seguía crujiendo bajo el peso de las manos de aquel ser.
¿Será miedo a que descubra como eres de verdad?
Susurró el joven presidente con una sonrisa de media luna que se podía pre veer incluso desde la posición del vampiro.
Eso le parecía una verdadera falta de respeto a Nokku, mientras que el se había esforzado en mostrarle todo su potencial a su rival, este se había limitado a atacarle por la espalda ¿Acaso lo estaba menospreciando?¿Acaso no quería tratarlo como un rival de su altura? Graso error de nuevo. Nokku tomó aire y dejó que el poder de sus recuerdos sacudieran su cuerpo, otorgándole más voluntad para seguir luchando... aquellos recuerdos que Nokku estaba sacrificando para vencer a ese vampiro.
Estúpido vampiro ¿Por qué demonios se creía que estaba por encima de los demás? ¿Por que diablos pensaba que podía manipular a la gente que era más débil que el? No se lo iba a permitir, Nokku le demostraría de lo que eran capaces los humanos. El presidente abrió los ojos, soltando todo el aire que había acumulado mientras se concentraba en sus pensamientos.
De la la línea que recorría la médula espinal de Damaru comenzaron a salir rápidamente una serie de estacas de cristal que ensartaron a Vladimir al mismo tiempo que de sus hombros salían otras dos estacas que atravesaron los músculos de ambos brazos del vampiro para que soltase el cuello de Nokku en el preciso instante en el que la armadura de su cuello y de parte de su mandíbula se partía en miles de diminutos cristales que se esparcieron por el aire.
Damaru se dio la vuelta, partiendo todos los cristales que habían salido de su cuerpo y se encontró cara con cara con Vladimir. Rápidamente y casi por instinto agarró al chupasangre de su camisa, a la altura del pecho, al lado de una estaca que se había ensartado irremediablemente en su cuerpo. Nokku lo miró con infinita ira y abrió la boca.
¡DEJA DE SUBESTIMARME!
Proclamó antes de realizar un potente movimiento con su cabeza hacia la cara de Vladimir. El golpe fue tan potente que resonó en toda la sala, provocando que la mayoría de los invitados solo pudieran oír un ruidoso pitido en sus oídos. El impacto hizo que el cuerpo de Nokku temblara entero y que la armadura de su cabeza, su casco, se rompiera también en el acto, dejando una marca roja, de sangre en la frente del joven presidente. Damaru solo esperaba que ese golpe lo mandara bien lejos.
¡Deja de jugar tu! Muéstrame tu verdadera forma ¡Cobarde!
Gritó nuevamente Nokku. El no era un simple contrincante que pudiera ganar con tretas y engaños, Nokku se estaba dirigiendo a el, tratandole de igual a igual, quería que Vladimir luchara en las mismas condiciones que el. Esa era la magia de los combates, que hace que incluso los enemigos mortales pueden comprenderse el uno al otro por unos instantes. Esos actos de violencia sin igual eran la forma de demostrarle al otro su fuerza de voluntad, de mostrarle que se estaba equivocando y que el otro estaría dispuesto a darlo todo para detenerlo.
"Fraiah, solo espera un poco pequeña..." pensó Nokku mientras sentía un terrible dolor en todas las células de su cuerpo. La carga de ese poder era demasiado para un humano, por mucha que fuera su fuerza de voluntad o su resistencia. Pero, increíblemente, Nokku todavía se podía mantener consciente, preparado para volver a destrozar a su oponente en su próximo movimiento o para morir en el intento, pero no estaba dispuesto a rendirse.
Sin embargo.. tu no me sorprendes en absoluto.
Gruño Damaru con energías renovadas. Nokku seguía sin tener mucho tiempo que perder, ahora era más poderoso que Vladimir, pero ese poder le agotaba demasiado y si no lo utilizaba bien lo llevaría hasta la extenuación.
De repente el un sinfín de miembros invocados por Vladimir surgieron como de la nada. No sabía lo que planeaba aquel ser, pero no se iba a dejar impresionar. Esperó su ataque, el vampiro estaba furioso y estaba seguro de que lo atacaría, reforzó sus cristales todo lo que pudo, porque sabia que aun así, ese vampiro podría romperlos.
A Nokku le pareció que había pasado como una eternidad desde que Vladimir, casualmente, apareció por su espalda. En un principio no esperaba recibir un ataque traicionero, pero pensándolo bien ¿No era esa la manera de actuar de los que no podían demostrar su verdadero poder luchando de frente? ¿No luchaban así los cobardes?
Las manos agarraron el cuello de Damaru y lo apretaron fuertemente mientras parte de su armadura se resquebrajaba ligeramente.
¡¿Qué es lo que temes que vea en ti Vladimir, que te hace escapar a la mirada de mis ojos?! ...Jejejeje
Sonrió mientras su armadura seguía crujiendo bajo el peso de las manos de aquel ser.
¿Será miedo a que descubra como eres de verdad?
Susurró el joven presidente con una sonrisa de media luna que se podía pre veer incluso desde la posición del vampiro.
Eso le parecía una verdadera falta de respeto a Nokku, mientras que el se había esforzado en mostrarle todo su potencial a su rival, este se había limitado a atacarle por la espalda ¿Acaso lo estaba menospreciando?¿Acaso no quería tratarlo como un rival de su altura? Graso error de nuevo. Nokku tomó aire y dejó que el poder de sus recuerdos sacudieran su cuerpo, otorgándole más voluntad para seguir luchando... aquellos recuerdos que Nokku estaba sacrificando para vencer a ese vampiro.
- recuerdos lejanos, recuperar la familia, primera parte:
Nokku se despertó en los brazos de un hombre que corría ¿Qué estaba pasando? Abrió los ojos de par en par y se agitó, intentando escapar de su apresor... de repente lo recordó ¡Jack! Tenía que encontrar a Jack. El hombre que lo llevaba tenía el pelo largo y castaño, una pequeña perilla y mostraba una cara un tanto de preocupación, aunque lo que más le llamó la atención era el cansancio que parecía presentar aquel hombre ¿Acaso estaban huyendo de algo? ¿Lo estaba ayudando o es que quería llevarse al niño a algún lugar para matarlo?
¡Oye ¿Quién eres?¡
Preguntó el chico todavía consternado por la situación. De repente aquel hombre se paró y miró a Nokku.
Despertaste, al fin.
Dijo entre jadeos a la vez que miraba hacia atrás.
¿Tienes la menor idea de lo que has hecho?
Le pregunto sin mirar siquiera al chico, unas gotas de sudor se derramaban por sus mejillas hacia atrás mientras el viento mecía su pelo y el de Nokku.
Yo... solo quería recuperar a mi hermano, no quería volver a estar solo... aquel hombre podrá salvarlo, Jack no volverá a pasar hambre.
Susurró finalmente Nokku desviando su mirada hacia el suelo entristecido. Seguramente no volvería a ver a Jack.
Ese hombre es el director de una prestigiosa academia chico, tu amigo estará muy bien, además... no tienes nada que envidiarle jejeje, tu también iras a una escuela. Soy profesor ¿Sabes?
Nokku se estaba confundiendo más y más con cada palabra que decía aquel hombre.
¿Profesor?
Si, soy instructor de cazadores... puedes llamarme Victor.
Victor no mentía, realmente era un cazador, y su tarea era la de instruir a los jóvenes para que entrasen en la asociación como soldados entrenados. Más adelante, cuando los dos escaparon de lo que a Nokku le parecía una muchedumbre cabreada Victor le explicó que tenía mucho potencial "No se como has podido hacer todo ese destrozo con ese cuerpo demacrado que tienes, pero estoy seguro de que podremos aprovecharlo".
Nokku nunca habló de su pasado, nunca explico el origen de sus poderes. El estaba aterrado de que si descubrieran la verdad sobre el lo tratarían como a un bicho raro. De todas formas, los primeros días en la academia Nokku no hizo amigos, ni siquiera intento acercarse a nadie, solo seguía las ordenes del instructor y mantenía una postura ambigua e indiferente ante todos sus compañeros. La única persona con la que se relacionaba era con Victor, le debía la vida, si no fuera por el: en aquel momento le hubieran tomado por un vampiro y lo habrían apedreado. Poco a poco Vladimir fue convirtiéndose para Nokku en lo que debería ser una figura paternal. Los demás niños de vez en cuando intentaban hablar con el, pero Nokku los evadía, no quería saber nada de ellos.
Los niños en cuanto vieron la rara actitud del chaval comenzaron a acosarle, a molestarle y hostigarle con bromas e insulto, hasta que llegó el turno de las clases prácticas de combate.
Todos sabían como utilizar una espada, menos Nokku, que no había empuñado nunca realmente una espada. En los tres primeros enfrentamientos solo se llevó garrotazos y palazos por parte de las duras y frías espadas de madera de sus compañeros, pero no le importaba, solo tenía que seguir entrenando hasta ser lo suficientemente fuerte como para poder ir a buscar a Jack.
El cuarto combate era contra Darius, el mejor espadachín de su edad de la escuela. Darius no le dio tregua al pequeño y despeinado Nokku, le golpeó y lo golpeó hasta que consiguió que el chico gritara de dolor y rabia. Su pulso se estaba comenzando a acelerar demasiado y entre jadeos miró decidido a Darius, no estaba dispuesto a rendirse, nunca lo hacía, pero ¿Por qué el instructor no paraba el combate como lo había hecho las tres anteriores veces? Cuando Nokku recibía los suficientes golpes y era derrotado siempre paraban el combate ¿Por qué seguían con esa carnicería? ¿Qué sentido tenía?
Darius tiró a Nokku al suelo de una estocada en el pecho, arrebatandole el aliento que tenía. Pero no soltó su espada, simplemente se negaba a rendirse, por muy fuerte o habilidoso que fuera su rival.
¿Qué pasa Nok? ¿Acaso eres tan inútil que tus padres te han enviado aquí porque no te quieren?
Un mar de risas se despertó a las espaldas de Nokku, pero el... el simplemente se había quedado paralizado. La furia y rabia de su pecho era tan grande que lo paralizaba, era desconmensurado. Pero pronto los músculos de Nokku empezaron a moverse por voluntad propia. El chico se levantó con una velocidad vertiginosa del suelo, levantando una estela de polvo tras de sí. Levantó su brazo para golpear con su espada a Darius pero este se protegió justo en el último momento. O eso creía el. Solo era un amago. Nokku se giró rápidamente sobre si mismo, describiendo un amplio circulo con la espada a su alrededor mientras se agachaba, para descargar con una fuerza monstruosa aquella espada de madera sobre la parte interior de la rodilla de Darius. El contrincante de Nokku a poco estuvo de dar un voltereta entera a causa de tal brutal golpe. Todo el mundo calló, el silencio invadió el lugar y solo se oyó el eco del golpe de Darius contra el suelo. Pero Nokku no se detuvo ahí. Se acercó a su rival y con su mano libre lo agarró por el cuello de su camisa, levantándolo sin casi esfuerzo.
¡MI FAMILIA ESTA MUERTA!
Rugió antes de propinarle a Darius tal cabezazo que lo mandó volando hacia atrás, con la nariz retorcida y rota. Nadie volvió a tratar con despreció al joven Damaru. Salvo los profesores, que empezaron a mirarlo con recelo y con algo de ¿Miedo? algo ocultaban los mayores.
Estúpido vampiro ¿Por qué demonios se creía que estaba por encima de los demás? ¿Por que diablos pensaba que podía manipular a la gente que era más débil que el? No se lo iba a permitir, Nokku le demostraría de lo que eran capaces los humanos. El presidente abrió los ojos, soltando todo el aire que había acumulado mientras se concentraba en sus pensamientos.
De la la línea que recorría la médula espinal de Damaru comenzaron a salir rápidamente una serie de estacas de cristal que ensartaron a Vladimir al mismo tiempo que de sus hombros salían otras dos estacas que atravesaron los músculos de ambos brazos del vampiro para que soltase el cuello de Nokku en el preciso instante en el que la armadura de su cuello y de parte de su mandíbula se partía en miles de diminutos cristales que se esparcieron por el aire.
Damaru se dio la vuelta, partiendo todos los cristales que habían salido de su cuerpo y se encontró cara con cara con Vladimir. Rápidamente y casi por instinto agarró al chupasangre de su camisa, a la altura del pecho, al lado de una estaca que se había ensartado irremediablemente en su cuerpo. Nokku lo miró con infinita ira y abrió la boca.
¡DEJA DE SUBESTIMARME!
Proclamó antes de realizar un potente movimiento con su cabeza hacia la cara de Vladimir. El golpe fue tan potente que resonó en toda la sala, provocando que la mayoría de los invitados solo pudieran oír un ruidoso pitido en sus oídos. El impacto hizo que el cuerpo de Nokku temblara entero y que la armadura de su cabeza, su casco, se rompiera también en el acto, dejando una marca roja, de sangre en la frente del joven presidente. Damaru solo esperaba que ese golpe lo mandara bien lejos.
¡Deja de jugar tu! Muéstrame tu verdadera forma ¡Cobarde!
Gritó nuevamente Nokku. El no era un simple contrincante que pudiera ganar con tretas y engaños, Nokku se estaba dirigiendo a el, tratandole de igual a igual, quería que Vladimir luchara en las mismas condiciones que el. Esa era la magia de los combates, que hace que incluso los enemigos mortales pueden comprenderse el uno al otro por unos instantes. Esos actos de violencia sin igual eran la forma de demostrarle al otro su fuerza de voluntad, de mostrarle que se estaba equivocando y que el otro estaría dispuesto a darlo todo para detenerlo.
"Fraiah, solo espera un poco pequeña..." pensó Nokku mientras sentía un terrible dolor en todas las células de su cuerpo. La carga de ese poder era demasiado para un humano, por mucha que fuera su fuerza de voluntad o su resistencia. Pero, increíblemente, Nokku todavía se podía mantener consciente, preparado para volver a destrozar a su oponente en su próximo movimiento o para morir en el intento, pero no estaba dispuesto a rendirse.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Re: Salón de baile
El que estaba sacando a los humanos había esquivado su rafaga. La próxima... ni le dolerá.... Y realizó su ataque contra su otro adversario, quien casi perece ante su arremetida. Logró un buen contrataque, apuñalándole con su cuchillo en el costado. Lo divertido es que eso no le hizo ni cosquillas.
¡JA! ¿Pensaste que... glups... harías algo con esa birria de ataque?-gritó como si no hubiera mañana.-Solo observa como mata un verdadero "cazador".
Y volvió a por ella. Se lanzó, encima de ella, agarrándola por el hombro y postrándola contra el suelo, como una presa apunto de ser devorada. La tenía bien agarrada. No podía moverse. Le clavaba sus afiladas garras en el hombro y su mandíbula se acercaba más y más a su cuello y... la iba a devorar y nada... lo detendría...
¡JA! ¿Pensaste que... glups... harías algo con esa birria de ataque?-gritó como si no hubiera mañana.-Solo observa como mata un verdadero "cazador".
Y volvió a por ella. Se lanzó, encima de ella, agarrándola por el hombro y postrándola contra el suelo, como una presa apunto de ser devorada. La tenía bien agarrada. No podía moverse. Le clavaba sus afiladas garras en el hombro y su mandíbula se acercaba más y más a su cuello y... la iba a devorar y nada... lo detendría...
- Roger Anderson
Cantidad de envíos :
20
Re: Salón de baile
Su ataque me pillo por sorpresa haciendo que mi mascara cayera al suelo y se vieran aquellos ojos plagados de oscuridad, pero por suerte, pude doblar las piernas en el ultimo momento. El hombro era molesto, empezo a sangrar, pero sobreviviria a aquello.
Su cara cada vez estaba mas cerca de mi cuello, donde habia ya marcas de mordeduras de aquella vampira empatica que casi me mata, pero no iba a permitirlo otra vez.
- Lo siento...- dije empezando a hacer fuerza con las piernas hacia arriba para poder quitarmelo de encima lo suficiente como para escaparme- pero aun no me ha dado por ser el almuerzo de nadie-en ese momento consegui colocar los pies sobre su estomago y empuje hacia arriba lo suficiente como para que sus garras salieran de mi hombro y empece a rodar por el suelo rodeandome de mi cadena de puas.
La cadena era un arma antivampiros bastante potente, Marcus ya la habia probado varias veces, si intentaba golpearme o rozarme se toparia con la cadena, aunque antes debia superar mi otra defensa, el giro de la cadena.
- Lo siento, pero no te sera tan facil morderme, no me apetece ser de nuevo el plato de un vampiro, y menos de uno como tu, tengo demasiado orgullo- mi vestido ya manchado de sangre de vampiro, ahora empezaba a mancharme de la mia propia
Su cara cada vez estaba mas cerca de mi cuello, donde habia ya marcas de mordeduras de aquella vampira empatica que casi me mata, pero no iba a permitirlo otra vez.
- Lo siento...- dije empezando a hacer fuerza con las piernas hacia arriba para poder quitarmelo de encima lo suficiente como para escaparme- pero aun no me ha dado por ser el almuerzo de nadie-en ese momento consegui colocar los pies sobre su estomago y empuje hacia arriba lo suficiente como para que sus garras salieran de mi hombro y empece a rodar por el suelo rodeandome de mi cadena de puas.
La cadena era un arma antivampiros bastante potente, Marcus ya la habia probado varias veces, si intentaba golpearme o rozarme se toparia con la cadena, aunque antes debia superar mi otra defensa, el giro de la cadena.
- Lo siento, pero no te sera tan facil morderme, no me apetece ser de nuevo el plato de un vampiro, y menos de uno como tu, tengo demasiado orgullo- mi vestido ya manchado de sangre de vampiro, ahora empezaba a mancharme de la mia propia
- Kasha Oskan
Cantidad de envíos :
4032
Edad : 32
Localización : en el infierno
Re: Salón de baile
“Una vez, alguien me dijo que no se puede vivir con tanto veneno”.
Vladimir cerró los ojos en el instante en que las estacas de cristal atravesaron su cuerpo. Sentía aquellos elementos atravesándole cada órgano del cuerpo. Por unos instantes, pensó en acabar con todo esto y dar marcha atrás. Por apenas unos segundos, por su mente pasó el fugaz pensamiento de irse lejos de allí, de comenzar una nueva vida, de olvidar todo lo hecho hasta el momento y simplemente buscar un verdadero motivo para continuar viviendo. Pero, más pensaba en ello, y más se percataba de la utopía: ¿cómo barajar las cartas otra vez y empezar de cero una nueva partida? Aquello no tenía sentido. Él había sido creado para gobernar. Había sido elegido para ello. De entre tantos seres miserables, él había sido el bendecido por el toque divino de una extraña y oscura Providencia.
Vladimir abrió los ojos otra vez. En ese instante, la voz furiosa del cazador llegó hasta sus oídos. ¿Que no lo subestimase, dijo? ¿Y por qué no hacerlo? ¿Acaso no se subestimaba él mismo? Aunque el cazador salió bien parado de diversas situaciones, Vladimir se percató de su actitud vacilante en más de una ocasión. Ahora mismo creía que finalmente, en verdad, iba enserio. Su furia desataba un infierno interno en el cuerpo del vampiro. No, definitivamente no podía echarse atrás. Esto era lo que él había construido en este pueblo por casi un año. No lo dejaría ir. No dejaría escapar su oportunidad de ser un tirano en un mundo de mediocres. En este mundo había nacido y a este mundo él iba a modificar. Una fina sonrisa surcó el rostro de Vladimir y así dejó de ejercer fuerza contra Nokku. Recibió su golpe de buena gana, podría decirse. En el momento en que sus frentes se encontraron, el crujido de sus cráneos resonó en todo el salón. A causa del impacto, Vladimir se dejó caer hacia atrás. Su espalda no tardó en chocar con el suelo, generando un sonido brusco pero irónicamente elegante. La sonrisa no se borraba de sus labios. Ahora mismo, estaba meditando.
Sí, incluso él también vacilaba.
¿Cobarde? ¿Nokku, acaso, le había llamado de ese modo? Quería que él mostrase su verdadera forma pero… ¿acaso el cazador lo había hecho? Vladimir se planteó en su mente una vez más qué hacer. Ahora, yaciendo en el frío y húmedo suelo, podía darse el lujo de desplegar sus pensamientos sin ningún problema. No moriría por retrasarse un poco en la batalla, ¿o si? Sin embargo, aunque el tiempo pareciera transcurrir muy lento, en realidad transcurría de forma veloz. Apenas había caído al suelo y todos esos pensamientos se arremolinaban en su mente calculadora. ¿Por qué no ser él mismo una vez más? Pero… ¿estaba seguro de querer sacar a la luz aquella fachada que creyó olvidada hace tiempo y que, rara vez, dependiendo de la ocasión, se daba el lujo de sacar a relucir? ¿Estaría bien volver a ser aquel joven deprimido y suicida, sin intenciones de seguir con su vida, que solo pensaba en la belleza de la música y el deleitar de la poesía? ¿Por qué volver a caer entre aquellas abismales emociones de porcelana rota? Ya había tenido suficiente de eso por décadas. Ya había vivido lo suficientemente mal. Entre parpadeo y parpadeo, no hacía más que pensar y repensar cada hecho, cada situación, cada día desperdiciado y cada día buen logrado. Su pequeño lecho de pulgas, su novia amable y siempre dispuesta, sus brillantes ideas y su sed de venganza. ¿Quién podría culpar, acaso, a un científico que sólo pretendía otorgarle a los demás la oportunidad que a él parecía haberle sido vedada? Cerraba los ojos y pensaba en cada uno de sus Hijos: Roger, John, Marcus… Chie. ¿Acaso él era el culpable de la ira desmesurada que estos poseían? Vladimir jamás les enseñó cómo debían tratar a sus enemigos. Simplemente, los salvó de la miseria porque los vio en la misma circunstancia que él se encontraba: eran unas sombras para la sociedad, eran hijos de la Nada y Vladimir estaba dispuestos a darles un nombre y una nueva vida. Él les mostró el poder y ellos se dejaron seducir. ¿Qué hay de malo en generar la esperanza otra vez en corazones ya aparentemente perdidos? Antaño, no eran nada; hoy día, eran los vampiros más temidos en el pueblo. Entonces, ¿qué hay que lamentar? La gente nace y muere todos los días. ¿Por qué él debería lamentar las muertes y las desgracias? Cuando a él le quitaron todo, nadie estuvo allí para tenderle una mano. Vladimir D’Shaitis nunca se quejó. Simplemente, movió sus hilos en silencio. Él, un vampiro maldito elegido por el lado oscuro del Destino.
La sangre hacía un sinuoso sendero desde el centro de su cabeza, justo entre medio de las cejas, hasta la base de su cuello, marcando especialmente ambas mejillas. Con los brazos extendidos, el vampiro suspiró. Ah, todo estaba dicho ya. No daría vuelta atrás. Ni un ápice. Su cuerpo, rápidamente comenzó a descomponerse. Su piel, sus órganos, sus músculos y sus huesos. Cada parte de su organismo comenzó a volverse líquida. Una sustancia viscosa apenas permitían que un par de ojos flotasen al ras del frío y empapado suelo. Lentamente, aquella sustancia comenzó a rodear al cazador. Vladimir no había concluido sus trucos, pero ahora le apetecía ser un poco sincero. No es que no lo haya sido antes, pues jamás mintió en nada de lo que dijo: les advirtió acerca de lo que sucedería, les ofreció unírseles y cambiar este trágico destino, le dijo a Ziel que no dejaría que muera y aseguró a Marcus que podría disfrutar con ese chico. Vladimir cumplió con cada una de sus palabras. Por más perverso y sanguinario que fuera, nadie podría decir jamás que era un hombre traicionero. El que avisa no traiciona, dicen, y él avisó con bastante tiempo de anticipación.
Finalmente, el líquido que fétidamente se trasladaba por el suelo, acabó por tomar forma justo detrás de Damaru. Una nueva silueta emergió de la podredumbre. Una apariencia conocida pero desconocida a la vez. El nuevo físico que había adoptado Vladimir no era, nada más ni nada menos, que el mismo que poseía aquel solitario y melancólico pianista. El color morado de sus ojos encontró rápidamente la mirada de su adversario. Sin embargo, los iris de Vladimir ya no transmitían ni odio, ni furia, ni deseos de muerte y destrucción. Simplemente, esos morados ojos no transmitían nada; absolutamente nada. Tal era la indiferencia y tal era el sopor. Unos ojos cansados de la vida emergían delante del Presidente de la Asociación. Los violáceos mechones de cabello caían suavemente sobre el rostro del vampiro, enmarcándolo en perfecta armonía, pues su apariencia era hermosa y delicada, sumisa y misteriosa. ¿Quién diría que tal cuerpo elegiría Vladimir para presentarse ante su enemigo? No se parecía en nada a los cuerpos utilizados con anterioridad, violentos y brutales. Ahora, su apariencia era tan apacible que podía hacer temblar a cualquiera. Nadie podría en absoluto ver a través de esos ojos y adivinar sus más oscuros secretos.
- Parece que tú y yo somos bastante similares –murmuró, dando lentamente pasos hacia el frente. Se detuvo a unos metros de Damaru. Su inexpresivo rostro continuaba fijo en el de su contrincante-. Lo único que nos diferencia es que tú tienes algo más puro por lo que luchar –aclaró luego. Su voz sonaba suave y adormecedora. Sus ojos se dirigieron a la chica que “descansaba” en aquel sofá. Sacó el pequeño frasco con el antídoto y lo meció ante los ojos cyan del cazador-. Esto es algo entre tú y yo. ¿Por qué no la ayudas y luego acabamos con esto de una buena vez? –inquirió, ofreciéndole la salvación para aquella vida. Podría, incluso, dárselo a todos aquellos que él considerase, pues solo necesitaba utilizar una gota en cada ser. Apenas sus cejas se movieron, como indicando que decidiera rápido. Esta oportunidad se le presentaría, pues, solo una vez.
“Angustia, poder y odio. Es todo lo que necesito para interpretar el más perfecto de los sueños”, solía decirse a sí mismo. Y, ahora, simplemente necesitaba que el sueño acabase de una vez. Este había llegado a su fin y el último capítulo estaba siendo escrito por el Destino.
Vladimir D’Shaitis había mostrado su verdadero ser, su verdadera esencia, y esto lo convertía en el ser más poderoso y vulnerable sobre la faz de la tierra.
Vladimir cerró los ojos en el instante en que las estacas de cristal atravesaron su cuerpo. Sentía aquellos elementos atravesándole cada órgano del cuerpo. Por unos instantes, pensó en acabar con todo esto y dar marcha atrás. Por apenas unos segundos, por su mente pasó el fugaz pensamiento de irse lejos de allí, de comenzar una nueva vida, de olvidar todo lo hecho hasta el momento y simplemente buscar un verdadero motivo para continuar viviendo. Pero, más pensaba en ello, y más se percataba de la utopía: ¿cómo barajar las cartas otra vez y empezar de cero una nueva partida? Aquello no tenía sentido. Él había sido creado para gobernar. Había sido elegido para ello. De entre tantos seres miserables, él había sido el bendecido por el toque divino de una extraña y oscura Providencia.
Vladimir abrió los ojos otra vez. En ese instante, la voz furiosa del cazador llegó hasta sus oídos. ¿Que no lo subestimase, dijo? ¿Y por qué no hacerlo? ¿Acaso no se subestimaba él mismo? Aunque el cazador salió bien parado de diversas situaciones, Vladimir se percató de su actitud vacilante en más de una ocasión. Ahora mismo creía que finalmente, en verdad, iba enserio. Su furia desataba un infierno interno en el cuerpo del vampiro. No, definitivamente no podía echarse atrás. Esto era lo que él había construido en este pueblo por casi un año. No lo dejaría ir. No dejaría escapar su oportunidad de ser un tirano en un mundo de mediocres. En este mundo había nacido y a este mundo él iba a modificar. Una fina sonrisa surcó el rostro de Vladimir y así dejó de ejercer fuerza contra Nokku. Recibió su golpe de buena gana, podría decirse. En el momento en que sus frentes se encontraron, el crujido de sus cráneos resonó en todo el salón. A causa del impacto, Vladimir se dejó caer hacia atrás. Su espalda no tardó en chocar con el suelo, generando un sonido brusco pero irónicamente elegante. La sonrisa no se borraba de sus labios. Ahora mismo, estaba meditando.
Sí, incluso él también vacilaba.
¿Cobarde? ¿Nokku, acaso, le había llamado de ese modo? Quería que él mostrase su verdadera forma pero… ¿acaso el cazador lo había hecho? Vladimir se planteó en su mente una vez más qué hacer. Ahora, yaciendo en el frío y húmedo suelo, podía darse el lujo de desplegar sus pensamientos sin ningún problema. No moriría por retrasarse un poco en la batalla, ¿o si? Sin embargo, aunque el tiempo pareciera transcurrir muy lento, en realidad transcurría de forma veloz. Apenas había caído al suelo y todos esos pensamientos se arremolinaban en su mente calculadora. ¿Por qué no ser él mismo una vez más? Pero… ¿estaba seguro de querer sacar a la luz aquella fachada que creyó olvidada hace tiempo y que, rara vez, dependiendo de la ocasión, se daba el lujo de sacar a relucir? ¿Estaría bien volver a ser aquel joven deprimido y suicida, sin intenciones de seguir con su vida, que solo pensaba en la belleza de la música y el deleitar de la poesía? ¿Por qué volver a caer entre aquellas abismales emociones de porcelana rota? Ya había tenido suficiente de eso por décadas. Ya había vivido lo suficientemente mal. Entre parpadeo y parpadeo, no hacía más que pensar y repensar cada hecho, cada situación, cada día desperdiciado y cada día buen logrado. Su pequeño lecho de pulgas, su novia amable y siempre dispuesta, sus brillantes ideas y su sed de venganza. ¿Quién podría culpar, acaso, a un científico que sólo pretendía otorgarle a los demás la oportunidad que a él parecía haberle sido vedada? Cerraba los ojos y pensaba en cada uno de sus Hijos: Roger, John, Marcus… Chie. ¿Acaso él era el culpable de la ira desmesurada que estos poseían? Vladimir jamás les enseñó cómo debían tratar a sus enemigos. Simplemente, los salvó de la miseria porque los vio en la misma circunstancia que él se encontraba: eran unas sombras para la sociedad, eran hijos de la Nada y Vladimir estaba dispuestos a darles un nombre y una nueva vida. Él les mostró el poder y ellos se dejaron seducir. ¿Qué hay de malo en generar la esperanza otra vez en corazones ya aparentemente perdidos? Antaño, no eran nada; hoy día, eran los vampiros más temidos en el pueblo. Entonces, ¿qué hay que lamentar? La gente nace y muere todos los días. ¿Por qué él debería lamentar las muertes y las desgracias? Cuando a él le quitaron todo, nadie estuvo allí para tenderle una mano. Vladimir D’Shaitis nunca se quejó. Simplemente, movió sus hilos en silencio. Él, un vampiro maldito elegido por el lado oscuro del Destino.
La sangre hacía un sinuoso sendero desde el centro de su cabeza, justo entre medio de las cejas, hasta la base de su cuello, marcando especialmente ambas mejillas. Con los brazos extendidos, el vampiro suspiró. Ah, todo estaba dicho ya. No daría vuelta atrás. Ni un ápice. Su cuerpo, rápidamente comenzó a descomponerse. Su piel, sus órganos, sus músculos y sus huesos. Cada parte de su organismo comenzó a volverse líquida. Una sustancia viscosa apenas permitían que un par de ojos flotasen al ras del frío y empapado suelo. Lentamente, aquella sustancia comenzó a rodear al cazador. Vladimir no había concluido sus trucos, pero ahora le apetecía ser un poco sincero. No es que no lo haya sido antes, pues jamás mintió en nada de lo que dijo: les advirtió acerca de lo que sucedería, les ofreció unírseles y cambiar este trágico destino, le dijo a Ziel que no dejaría que muera y aseguró a Marcus que podría disfrutar con ese chico. Vladimir cumplió con cada una de sus palabras. Por más perverso y sanguinario que fuera, nadie podría decir jamás que era un hombre traicionero. El que avisa no traiciona, dicen, y él avisó con bastante tiempo de anticipación.
Finalmente, el líquido que fétidamente se trasladaba por el suelo, acabó por tomar forma justo detrás de Damaru. Una nueva silueta emergió de la podredumbre. Una apariencia conocida pero desconocida a la vez. El nuevo físico que había adoptado Vladimir no era, nada más ni nada menos, que el mismo que poseía aquel solitario y melancólico pianista. El color morado de sus ojos encontró rápidamente la mirada de su adversario. Sin embargo, los iris de Vladimir ya no transmitían ni odio, ni furia, ni deseos de muerte y destrucción. Simplemente, esos morados ojos no transmitían nada; absolutamente nada. Tal era la indiferencia y tal era el sopor. Unos ojos cansados de la vida emergían delante del Presidente de la Asociación. Los violáceos mechones de cabello caían suavemente sobre el rostro del vampiro, enmarcándolo en perfecta armonía, pues su apariencia era hermosa y delicada, sumisa y misteriosa. ¿Quién diría que tal cuerpo elegiría Vladimir para presentarse ante su enemigo? No se parecía en nada a los cuerpos utilizados con anterioridad, violentos y brutales. Ahora, su apariencia era tan apacible que podía hacer temblar a cualquiera. Nadie podría en absoluto ver a través de esos ojos y adivinar sus más oscuros secretos.
- Parece que tú y yo somos bastante similares –murmuró, dando lentamente pasos hacia el frente. Se detuvo a unos metros de Damaru. Su inexpresivo rostro continuaba fijo en el de su contrincante-. Lo único que nos diferencia es que tú tienes algo más puro por lo que luchar –aclaró luego. Su voz sonaba suave y adormecedora. Sus ojos se dirigieron a la chica que “descansaba” en aquel sofá. Sacó el pequeño frasco con el antídoto y lo meció ante los ojos cyan del cazador-. Esto es algo entre tú y yo. ¿Por qué no la ayudas y luego acabamos con esto de una buena vez? –inquirió, ofreciéndole la salvación para aquella vida. Podría, incluso, dárselo a todos aquellos que él considerase, pues solo necesitaba utilizar una gota en cada ser. Apenas sus cejas se movieron, como indicando que decidiera rápido. Esta oportunidad se le presentaría, pues, solo una vez.
“Angustia, poder y odio. Es todo lo que necesito para interpretar el más perfecto de los sueños”, solía decirse a sí mismo. Y, ahora, simplemente necesitaba que el sueño acabase de una vez. Este había llegado a su fin y el último capítulo estaba siendo escrito por el Destino.
Vladimir D’Shaitis había mostrado su verdadero ser, su verdadera esencia, y esto lo convertía en el ser más poderoso y vulnerable sobre la faz de la tierra.
- Nathan Hawthorne
Cantidad de envíos :
106
Re: Salón de baile
Fraiah luchaba contra aquel veneno y con el dolor punzante de aquella herida. Lentamente, parecía lograr efectuar algunos movimientos, pero ninguno era lo suficientemente fuerte como para lograr mover su cuerpo de un modo eficiente. La chica mantenía los ojos abiertos, pero por momentos se veía obligada a cerrarlos. El cansancio se adueñaba de todo su organismo. Sin embargo, sabía que no debía dejarse llevar por aquel adormecimiento, pues si lo hacía corría el riesgo de no despertar nunca más.
El sopor era impresionante. Pasaban los minutos y cada vez parecía ser peor. Fraiah apenas pudo mover su cabeza levemente, y entonces vio a aquellos vampiros llevándose a la gente. Se alarmó. Por dentro quiso gritar y ponerse de pie de una buena vez, para poder colaborar o, incluso, intentar esquivar sus garras secuestradoras. No obstante, su cuerpo inerte no podía hacer nada al respecto. Uno de esos mutantes pasó sus brazos alrededor de su cuerpo listo para llevársela, pero el vampiro fue destrozado en cuestión de segundos. La joven cayó sobre el sofá otra vez y, a su alrededor, la sangre se extendía y los cristales emergían del suelo, encerrándola en aquella barrera de cristal protectora. La sangre que aún emanaba de su herida caía en gotas sobre uno de los cristales, haciendo un recorrido un tanto tétrico pero, paradójicamente, elegante hasta el suelo.
Fraiah estaba a salvo... pero solo de aquellas manos. Aún el veneno recorría sus frágiles venas. Un leve suspiro escapó de sus labios. Su pecho, agitado, se elevaba forzosamente luchando por respirar. La garganta cada vez se le cerraba más. Giró lentamente la cabeza. Aquella batalla se reflejaba en sus cristalinos ojos violáceos. Nokku... él estaba allí luchando y ella, simplemente, aguardando. No podía tolerarlo. Le hubiera encantado poder estar con él allí, luchando codo a codo, cuidando sus espaldas y siendo su pilar. ¿Por qué la vida la había puesto en tal difícil situación desde su niñez? ¿Por qué sus padres biológicos no pudieron seguir con vida y ella, entonces, ser hoy día una cazadora experimentada y capaz? Sin embargo, nada de esto sucedió, pues el Destino lo impidió. Ahora, simplemente, Fraiah era una suerte de híbrido mitad humano, mitad vampiro, incapaz de hacer algo productivo por quienes ama. Lo único que podía hacer era estar allí, tendida cual doncella, esperando a que los demás hagan algo por ella.
Nokku, desde el comienzo, siempre tuvo que salvarla, tanto de los peligros ajenos como de ella misma. Le había dado felicidad a su ser, confianza, seguridad... pero, sobre todas las cosas, le había otorgado la vida misma. Y ahora, ante sus ojos, observaba sin inmutarse la Muerte danzando entre ambos combatientes. Quería gritar, quería correr hacia él y detener aquel combate. Sabía que Nokku corría mucho riesgo pese a tener un potencial inigualable, pero eso no significaba que no temiera por su vida. Ya había apreciado con sus propios ojos lo que podía llegar a ocurrir si su amado se precipitaba con sus capacidades y explotaba al máximo su potencial. Aquella vez ni siquiera supo cómo demonios había logrado detenerlo. Esta vez, a diferencia de aquella, no creía ser capaz, y de tan solo pensar en un mundo sin él, tenía ganas de arrancarse el corazón del pecho y arrojarlo al vacío.
"Nokku, detente. Nokku, por favor, debe haber otra manera... Tiene que haber otra manera... Alguien debe detenerlos...", pensaba mientras cerraba los ojos. En medio de sus pensamientos, recordó una canción de la comedia musical "Drácula" que Angelique, su madre adoptiva y madre de Adam y Christian, les cantaba a ella y a sus hermanos a menudo. Aunque la letra tenía un sentido maternal, era perfectamente aplicable a esta situación. Fraiah solo podía desesperarse en su interior mientras veía cómo lentamente Nokku era alejado de entre sus manos, del calor de sus brazos y de su protección tierna y gentil. Ella, por él, podría ser lo que él quisiera. Conocía la soledad de Nokku y su triste pesar de cada día, pero a pesar de eso, él jamás se había abierto completamente hacia ella. Fraiah apenas conocía acerca de su pasado. Sinceramente, quería de todo corazón que aún les quedara tiempo para poder hablar todo aquello que faltó y que era necesario. Quería curar cada una de sus heridas, calmar su desolación y saciar su sed de amor. Ella podía darle absolutamente todo por él, y jamás se arrepentiría, pues jamás sintió correr por sus venas un amor tan grande e intenso.
Mientras sus ojos permanecían cerrados y el fragor de la batalla llegaba hasta sus oídos, Fraiah reía interiormente por el recuerdo de aquella melodía. Angelique jamás había sido una buena madre, pues era evidente aquello visto y considerando cómo acabó. Sin embargo, jamás le faltó algo a Fraiah cuando estaba con ella. Aunque ahora lo que una vez fue su familia se encontrase completamente desintegrada, aún los recuerdos permanecían intactos. Cada sílaba, cada palabra de aquella canción, regresaba a la memoria de la joven. Sin embargo, ahora cada estrofa que conformaba aquella melodía reaparecía frente a ella con otro significado. Quizás Angelique quería transmitir lo que sentiría si perdía a cada uno de sus hijos, pero Fraiah en este instante quería desgarrar su alma por el temor inminente de perder al ser amado.
"Nokku...", clamó su pensamiento otra vez. Fraiah abrió los ojos y estos se encontraban llenos de un brillo cristalino. La joven, con gran esfuerzo, levantó uno de sus brazos. Su mirar no podía soportar más lo que veía. El temor crecía y crecía en su interior. La desesperación echaba las más feroces raíces en su alma y la esperanza descansaba en un rincón desolado de su corazón, esperando por el momento oportuno para cantar su victoria. Francamente, deseaba que ese instante llegara pronto, porque ya no podía soportar la incertidumbre y el lento correr del tiempo.
- N-nokku -consiguió decir finalmente. Su mano, extendida hacia él, no hacía más que pretender ilusamente alcanzarlo. Ella se había prometido que esta noche se divertiría, que esta fiesta sería estupenda y que todos podrían pasarla bien de una vez por todas. Entonces... ¿por qué? Y si esto debía suceder, ¿por qué Nokku debía enfrentarse a aquel vampiro sanguinario y soberbio? Por primera vez en la vida, deseaba ser lo suficientemente egoísta como para privar a Nokku de todas y cada una de sus obligaciones e impedirle ejercer como Presidente de la Asociación. Por primera vez deseaba interponerse entre él y su obligación. Una pena, la verdad, que este deseo, como tantos otros, jamás puedan ser concedidos...
El sopor era impresionante. Pasaban los minutos y cada vez parecía ser peor. Fraiah apenas pudo mover su cabeza levemente, y entonces vio a aquellos vampiros llevándose a la gente. Se alarmó. Por dentro quiso gritar y ponerse de pie de una buena vez, para poder colaborar o, incluso, intentar esquivar sus garras secuestradoras. No obstante, su cuerpo inerte no podía hacer nada al respecto. Uno de esos mutantes pasó sus brazos alrededor de su cuerpo listo para llevársela, pero el vampiro fue destrozado en cuestión de segundos. La joven cayó sobre el sofá otra vez y, a su alrededor, la sangre se extendía y los cristales emergían del suelo, encerrándola en aquella barrera de cristal protectora. La sangre que aún emanaba de su herida caía en gotas sobre uno de los cristales, haciendo un recorrido un tanto tétrico pero, paradójicamente, elegante hasta el suelo.
Fraiah estaba a salvo... pero solo de aquellas manos. Aún el veneno recorría sus frágiles venas. Un leve suspiro escapó de sus labios. Su pecho, agitado, se elevaba forzosamente luchando por respirar. La garganta cada vez se le cerraba más. Giró lentamente la cabeza. Aquella batalla se reflejaba en sus cristalinos ojos violáceos. Nokku... él estaba allí luchando y ella, simplemente, aguardando. No podía tolerarlo. Le hubiera encantado poder estar con él allí, luchando codo a codo, cuidando sus espaldas y siendo su pilar. ¿Por qué la vida la había puesto en tal difícil situación desde su niñez? ¿Por qué sus padres biológicos no pudieron seguir con vida y ella, entonces, ser hoy día una cazadora experimentada y capaz? Sin embargo, nada de esto sucedió, pues el Destino lo impidió. Ahora, simplemente, Fraiah era una suerte de híbrido mitad humano, mitad vampiro, incapaz de hacer algo productivo por quienes ama. Lo único que podía hacer era estar allí, tendida cual doncella, esperando a que los demás hagan algo por ella.
Nokku, desde el comienzo, siempre tuvo que salvarla, tanto de los peligros ajenos como de ella misma. Le había dado felicidad a su ser, confianza, seguridad... pero, sobre todas las cosas, le había otorgado la vida misma. Y ahora, ante sus ojos, observaba sin inmutarse la Muerte danzando entre ambos combatientes. Quería gritar, quería correr hacia él y detener aquel combate. Sabía que Nokku corría mucho riesgo pese a tener un potencial inigualable, pero eso no significaba que no temiera por su vida. Ya había apreciado con sus propios ojos lo que podía llegar a ocurrir si su amado se precipitaba con sus capacidades y explotaba al máximo su potencial. Aquella vez ni siquiera supo cómo demonios había logrado detenerlo. Esta vez, a diferencia de aquella, no creía ser capaz, y de tan solo pensar en un mundo sin él, tenía ganas de arrancarse el corazón del pecho y arrojarlo al vacío.
"Nokku, detente. Nokku, por favor, debe haber otra manera... Tiene que haber otra manera... Alguien debe detenerlos...", pensaba mientras cerraba los ojos. En medio de sus pensamientos, recordó una canción de la comedia musical "Drácula" que Angelique, su madre adoptiva y madre de Adam y Christian, les cantaba a ella y a sus hermanos a menudo. Aunque la letra tenía un sentido maternal, era perfectamente aplicable a esta situación. Fraiah solo podía desesperarse en su interior mientras veía cómo lentamente Nokku era alejado de entre sus manos, del calor de sus brazos y de su protección tierna y gentil. Ella, por él, podría ser lo que él quisiera. Conocía la soledad de Nokku y su triste pesar de cada día, pero a pesar de eso, él jamás se había abierto completamente hacia ella. Fraiah apenas conocía acerca de su pasado. Sinceramente, quería de todo corazón que aún les quedara tiempo para poder hablar todo aquello que faltó y que era necesario. Quería curar cada una de sus heridas, calmar su desolación y saciar su sed de amor. Ella podía darle absolutamente todo por él, y jamás se arrepentiría, pues jamás sintió correr por sus venas un amor tan grande e intenso.
Mientras sus ojos permanecían cerrados y el fragor de la batalla llegaba hasta sus oídos, Fraiah reía interiormente por el recuerdo de aquella melodía. Angelique jamás había sido una buena madre, pues era evidente aquello visto y considerando cómo acabó. Sin embargo, jamás le faltó algo a Fraiah cuando estaba con ella. Aunque ahora lo que una vez fue su familia se encontrase completamente desintegrada, aún los recuerdos permanecían intactos. Cada sílaba, cada palabra de aquella canción, regresaba a la memoria de la joven. Sin embargo, ahora cada estrofa que conformaba aquella melodía reaparecía frente a ella con otro significado. Quizás Angelique quería transmitir lo que sentiría si perdía a cada uno de sus hijos, pero Fraiah en este instante quería desgarrar su alma por el temor inminente de perder al ser amado.
"Nokku...", clamó su pensamiento otra vez. Fraiah abrió los ojos y estos se encontraban llenos de un brillo cristalino. La joven, con gran esfuerzo, levantó uno de sus brazos. Su mirar no podía soportar más lo que veía. El temor crecía y crecía en su interior. La desesperación echaba las más feroces raíces en su alma y la esperanza descansaba en un rincón desolado de su corazón, esperando por el momento oportuno para cantar su victoria. Francamente, deseaba que ese instante llegara pronto, porque ya no podía soportar la incertidumbre y el lento correr del tiempo.
- N-nokku -consiguió decir finalmente. Su mano, extendida hacia él, no hacía más que pretender ilusamente alcanzarlo. Ella se había prometido que esta noche se divertiría, que esta fiesta sería estupenda y que todos podrían pasarla bien de una vez por todas. Entonces... ¿por qué? Y si esto debía suceder, ¿por qué Nokku debía enfrentarse a aquel vampiro sanguinario y soberbio? Por primera vez en la vida, deseaba ser lo suficientemente egoísta como para privar a Nokku de todas y cada una de sus obligaciones e impedirle ejercer como Presidente de la Asociación. Por primera vez deseaba interponerse entre él y su obligación. Una pena, la verdad, que este deseo, como tantos otros, jamás puedan ser concedidos...
- Fraiah B. Eslin
Cantidad de envíos :
6012
Humor : Volátil
Re: Salón de baile
El golpe de Nokku lanzó a Vladimir al suelo y aun después de recibir tal ataque el vampiro seguía sonriendo ¿Qué era lo que le hacía tanta gracia? La situación no era para nada graciosa, la gente estaba muriendo y los supervivientes estaban viviendo sus peores pesadillas. Nokku no quería siquiera comprender porque aquel diabólico ser sonreía, pero en el fondo comprendía muy bien su forma de ser, algo que le repugno. Le daba pavor saber que se parecía tanto a un hombre como aquel, era difícil imaginárselo pero Nokku podría ocupar perfectamente el lugar de Vladimir... no, eso sería completamente imposible, Damaru había elegido su camino y en ningún caso hubiera escogido seguir la misma senda que había seguido Vladimir.
El cuerpo del vampiro comenzó a deshacerse poco a poco, como si un millar de letales organismos estuvieran consumiéndolo a un ritmo desmesurado Cualquiera que estuviera viendo la batalla podría decir que el presidente por fin había vencido a su temible rival, pero no era así, Noku sabía que no era asi. Una masa viscosa y líquida fue acercándose a Nokku la misma masa que debía de componer el cuerpo del vampiro y poco después algo empezó a surgir detrás de el ¿De nuevo por la espalda? ¿Acaso su estupidez no tenía límites? Pero cuando Damaru se disponía a descargar un letal golpe con la mano sobre el nuevo cuerpo de Vladimir se paró en seco. Eso había sido bastante raro, pero ese vampiro siempre hacía cosas extravagantes así que tampoco se extraño del todo. Los ojos del pianista que se mostró ante Nokku eran realmente los mismos que había mostrado el presidente hacía solo unos momentos. Era como mirarse en un reflejo, porque a pesar de que el aspecto de ambos personajes fuera diferente parecía como si su actitud hubiera sido mimetizada. Esos ojos no expresaban exactamente nada, o eso quería parecer. Cuando una persona sufre demasiado su mente suele refugiarse, dejando su cuerpo en ese estado, haciendo que la persona en cuestión adopte esa actitud, eso, claro esta, si puede soportar ese dolor, si no, simplemente pierde el control cuando no la cabeza. Y era evidente que los dos contrincantes habían sobrevivido a ese dolor sufriendo unas ligeras diferencias entre ambos, pues Nokku también había extraviado parte de su autocontrol mientras que Vladimir había perdido una parte de su cordura.
A pesar de todo eso, al encontrarse esos dos guerreros, las almas de ambos se apaciguaron a la vez que empezaron a arder en llamas, era como si quisieran matarse el uno al otro de la forma más sádica posible al mismo tiempo que comprendían y compadecían completamente al otro. Como dos compañeros predestinados a luchar y a matarse el uno al otro, como dos juguetes del destino incapaces de parar su pelea a pesar de no querer pelear. Cada uno de ellos tenía algo que defender. Nokku fue a abrir la boca pero Vladimir se le adelantó, robandole las palabras de la boca al joven cazador, algo que le sorprendió completamente.
Poco después el vampiro, para sorpresa de Damaru, le ofreció lo que parecía el rasco del antídoto que recorría el cuerpo de Fraiah. Nokku sonrió por primera vez, era una sonrisa amarga y comprensiva, por fin su rival lo tomaba como un igual, quería acabar la batalla, quería enfrentarse a Nokku como a un contrincante al que abatir, no como a un novio cabreado que solo buscaba salvar la vida de su chica.
Acepto..
Dijo simplemente mientras cerraba los ojos durante un instante y dejaba que sus recuerdos le volvieran a imbuir. El dolor de todo su cuerpo comenzó a cesar un poco ya que bajó las defensas suficiente tiempo como para poder recuperarse de su propio poder, después de todo, su instinto le decía que Vladimir no le iba a atacar en ese momento, y Nokku decidió creer ciegamente en esa corazonada suya.
Nokku volvió a abrir los ojos y se acercó sin temor a aquel diabólico ser, sabía que no tenía nada que temer en realidad, por mucho que se imaginara a Vladimir rompiendo ese frasco o ensartando el cuerpo del propio cazador en ese momento de descuido.
Agarró la botellita con un movimiento fugaz y cambiando una mirada de complicidad muy reducida con Vladimir se dirigió a Fraiah apresuradamente. Cuando el deshizo el mar de estacas que rodeaban a Fraiah vió que esta estaba despierta, y que, con un esfuerzo infinito susurraba su nombre. El corazón de Nokku dió tal brincó que pensó que moriría de un infarto ahí mismo, su armadura se deshizo en miles de pedazos, dándole por unos instantes un aspecto angelical al presidente, a pesar de que llevara esas ropas tan oscuras.
Damaru pasó su mano por debajo de la cabeza de Fraiah para poder inclinar un poco su cuerpo y que pudiera beber sin atragantarse al mismo tiempo que destaponaba la botellita con un movimiento rápido y preciso. No podía soportar más verla en ese estado, parecía como si estuviera gravemente enferma. Estúpido Vladimir y estúpido veneno suyo, estúpidos hijos vampíricos ¿Cómo se atrevía a hacer todo aquello? Tenía que demostrarle que no estaba haciendo lo correcto y más importante, tenía que parar esa estúpida carnicería.
Dejó que el líquido se deslizara por los labios de Fraiah hasta su garganta. No utilizó todo el contenido, estaba seguro de que si había tanto antídoto en ese frasco era precisamente porque Vladimir pensaría usarlo después, con todos los cuerpos que estaba intentado secuestrar con sus súbditos. Algo que Damaru agradecía infinitamente, si ese psicópata asesino hubiera querido matar a toda esa gente ya habrían muerto, pero el amor por la ciencia de ese ser había salvado la vida de Fraiah, después de haberla condenado claro, algo que Nokku no estaba dispuesto a perdonar por nada del mundo.
Fraiah... con esto te pondrás bien, no volveré a dejar que te hagan nada.
Dijo Nukku sonriendo tiernamente mientras unas pequeñas lagrimas de felicidad se le escapaban, Fraiah estaría bien, eso era todo lo que le importaba por el momento. Mientras Fraiah recuperaba sus sentidos y su movilidad la abrazó con fuerza. Sintió la calidez de su cuerpo, sintió la calidez de su cuerpo sabiendo que había sido una vampiro, que había pasado por muchísimas cosas y sabiendo que el no iba a permitir que nadie la volviera a dañar.
Alejó su cabeza del hombro de ella para poder mirarla a la cara y simplemente no dejó que hablara, fuera lo que fuese lo que tuviera en mente no podría detener a Nokku, no podría y ella lo sabía. Sus miradas se juntaron y la felicidad que Nokku sintió en ese momento calmó todo lo malo que albergaba su cuerpo. Pero sabía que eso era solo momentáneo, era como si su furia solo le estuviera dando una tregua. Y no era algo que Nokku fuera a desaprovechar.
Lentamente, como la primera vez que Nokku y Fraiah descubrieron que sentían algo el uno por el otro en aquellos prados, Nokku comenzó a bajar su cabeza hasta que los labios de ambos se juntaron. La sensación de melancolía, aprecio, compañerismo y amor que le invadió en ese instante había sido tan intensa que hubiera podido dar energía a una ciudad entera por mucho tiempo. Sintió como cada célula de su cuerpo rejuvenecía, por pura devoción y también sintió como unas lágrimas, unas lágrimas pesadas y tristes empezaron a surcar por su rostro, no sabía exactamente porque pero ese beso, ese momento era como el "hola" y a la vez el "adiós" más feliz y amargo de todos los tiempos. Las manos de el se enredaron en el cabello de ella. Era tan suave que le entraban ganas de dormirse allí mismo y tan familiar que le entraban ganas de no volverse a separar de esa persona pasase lo que pasase.
Finalmente, cuando se separaron, lentamente y poco a poco Nokku solo pudo dirigirla su sonrisa más sincera antes de agarrar su mano y levantarse de su lado. De nuevo poco a poco su mano fue resbalándose de la de ella hasta que en un último instante, en el que sus dedos quedaron colgando los unos de los otros, los dos se separaron. Nokku se giró y supo que Fraiah no podría levantarse para impedirle que se fuera pues el efecto del veneno era aun fuerte en ella. Envuelto en aquella luz lunar tan familiar se dirigió al mismo sitio de antes, enfrente de Vladimir.
Bien... acabemos con esto entonces.
Proclamó Damaru antes de que sus iris volvieran a iluminarlo todo con aquel color azulado, cual cielo despejado en una mañana de primavera. Estaba vez lo daría todo. No se hizo ninguna armadura, ni ningún arma, solo concentró todo su poder en cada uno de sus músculos mientras ese aura que todos habían visto tantas veces comenzaba a rodearlo, pero ahora mucho más intenso, poderoso y peligroso. Definitivamente, si salía de esa con vida estaría en coma durante por lo menos una semana por el sobre esfuerzo. El presidente dió un fuerte pisotón decidido para terminar de concentrarse y una onda de un aire cálido y a la vez poderoso recorrió cada uno de los rincones del lugar, meneando el pelo de todos los presentes del lugar, ya fueran vivos o muertos. Nokku se puso en posición de combate y miró desafiante a su rival, imitando la mirada indiferente que el pianista había adquirido hacia tan solo unos momentos, que para el cazador, había sido como una eternidad. Una frágil y fugaz eternidad.
El cuerpo del vampiro comenzó a deshacerse poco a poco, como si un millar de letales organismos estuvieran consumiéndolo a un ritmo desmesurado Cualquiera que estuviera viendo la batalla podría decir que el presidente por fin había vencido a su temible rival, pero no era así, Noku sabía que no era asi. Una masa viscosa y líquida fue acercándose a Nokku la misma masa que debía de componer el cuerpo del vampiro y poco después algo empezó a surgir detrás de el ¿De nuevo por la espalda? ¿Acaso su estupidez no tenía límites? Pero cuando Damaru se disponía a descargar un letal golpe con la mano sobre el nuevo cuerpo de Vladimir se paró en seco. Eso había sido bastante raro, pero ese vampiro siempre hacía cosas extravagantes así que tampoco se extraño del todo. Los ojos del pianista que se mostró ante Nokku eran realmente los mismos que había mostrado el presidente hacía solo unos momentos. Era como mirarse en un reflejo, porque a pesar de que el aspecto de ambos personajes fuera diferente parecía como si su actitud hubiera sido mimetizada. Esos ojos no expresaban exactamente nada, o eso quería parecer. Cuando una persona sufre demasiado su mente suele refugiarse, dejando su cuerpo en ese estado, haciendo que la persona en cuestión adopte esa actitud, eso, claro esta, si puede soportar ese dolor, si no, simplemente pierde el control cuando no la cabeza. Y era evidente que los dos contrincantes habían sobrevivido a ese dolor sufriendo unas ligeras diferencias entre ambos, pues Nokku también había extraviado parte de su autocontrol mientras que Vladimir había perdido una parte de su cordura.
A pesar de todo eso, al encontrarse esos dos guerreros, las almas de ambos se apaciguaron a la vez que empezaron a arder en llamas, era como si quisieran matarse el uno al otro de la forma más sádica posible al mismo tiempo que comprendían y compadecían completamente al otro. Como dos compañeros predestinados a luchar y a matarse el uno al otro, como dos juguetes del destino incapaces de parar su pelea a pesar de no querer pelear. Cada uno de ellos tenía algo que defender. Nokku fue a abrir la boca pero Vladimir se le adelantó, robandole las palabras de la boca al joven cazador, algo que le sorprendió completamente.
Poco después el vampiro, para sorpresa de Damaru, le ofreció lo que parecía el rasco del antídoto que recorría el cuerpo de Fraiah. Nokku sonrió por primera vez, era una sonrisa amarga y comprensiva, por fin su rival lo tomaba como un igual, quería acabar la batalla, quería enfrentarse a Nokku como a un contrincante al que abatir, no como a un novio cabreado que solo buscaba salvar la vida de su chica.
Acepto..
Dijo simplemente mientras cerraba los ojos durante un instante y dejaba que sus recuerdos le volvieran a imbuir. El dolor de todo su cuerpo comenzó a cesar un poco ya que bajó las defensas suficiente tiempo como para poder recuperarse de su propio poder, después de todo, su instinto le decía que Vladimir no le iba a atacar en ese momento, y Nokku decidió creer ciegamente en esa corazonada suya.
- traición, lágrimas y sangre:
Jack, ese era su objetivo, y seguía siéndolo, debía volver a ver a su "hermano". Y para Nokku era su hermano, se negaba a creer cualquier otra cosa, simplemente no podría aceptar que Jack no fuera de su familia.
Nokku había crecido, aprendido y había madurado en solo unos meses. Se había entrenado a conciencia, había llevado su cuerpo a límites insospechados, incluso se había desmayado varias veces en el parque de entrenamiento mientras todos sus compañeros dormían por la noche. La primera vez que sus compañeros le vieron tirado en medio de la arena, demacrado, se asustaron un poco, creyeron que había sido un ataque, una broma de mal gusto premeditada, pero después de la quinta vez que ocurrió aquello se acostumbraron a ver a Nokku tirado en el suelo, o simplemente entrenar medio dormido. Sus compañeros no trataban ya con el, no le prestaban mucha atención aparente y no le hablaban, pues era lo que a Nokku le gustaba, pero en el fondo empezaron a guardarle un insospechado respeto, su fuerza de voluntad era tal que su sola presencia imponía, su aura evocaba poder y a pesar de su estatura y de su delgado cuerpo se podía observar en sus ojos el alma de un ser que podría acabar con cualquier enemigo que le plantase cara.
El cabello de Nokku no había parado de crecer desde que su familia falleció y en ese momento sus azulados cabellos le llegaban por los hombros, dándole un aspecto un tanto tétrico, algo que, en cierto modo, alegraba al joven cazador, pero esa no era la verdadera razón por la que se había negado a dejarse cortar el pelo, tal y como habían hecho el resto de los alumnos. Para el su cabello significaba el paso del tiempo, significaba ese cúmulo de dolor y desesperación por el que había tenido que pasar desde que su familia murió, representaba su fuerza, la prueba de que seguía vivo.
Un día, Victor se presentó en la habitación de Nokku sin previo aviso, portando con el un par de espadas cubiertas de trapos para que no hicieran ruido ni se golpeasen.
El departamento y yo hemos decidido... que esta noche vendrás de caza conmigo...
Dijo dejando una de las espadas sobre la mesa antes de darse la vuelta.
Estate en la salida a las ocho... si lo haces bien puede que hoy sea tu primera noche como cazador oficial
Proclamó Victor secamente. Nokku simplemente asintió con esos ojos inexpresivos suyos y dejó que su tutor le dejara solo para prepararse. Algo raro estaba pasando. La mirada de Victor, sus gestos oscos y poco amigables. Esa expresión en su cara: como si estuviera mirando a algún desconocido. Su relación, desde que le había salvado la vida el mismo día que Jack se fue, había cambiado tanto que Nokku no podía preguntarse una y otra vez "¿Qué te pasa conmigo?¿Ya no soy más que una herramienta para ti?" Esos pensamientos realmente lo apenaban porque era precisamente Victor la persona que lo había apoyado y adiestrado en sus primeras semanas, por eso se había sentido tan cercano a el, pero ahora, y más, esa noche sentía que Victor había ocultado sus sentimientos hacia el pequeño Nok en algún lugar oscuro y recóndito de su extraño corazón. el "tío" Victos, como finalmente Nokku decidió llamarlo para si mismo, definitivamente estaba muy extraño, demasiado reacio hacia Nokku.
A las ocho en punto Nokku se encontraba en la puerta de la escuela, tal y como le había dicho el "tío" Victor. La espada que le habían dado era realmente buena y cortaría la carne de los vampiros como si fueran mantequilla.
Pronto llegó su tutor y dándole una palmada en la espalda animo a Nokku a que se fueran rápidamente. Este simplemente asintió con la cabeza y los dos se pusieron en marcha. Durante el camino Victor no paraba de darle consejos a Nokku, consejos que podrían salvarle la vida en caso de que los escuchara y luego los aplicara en el combate. Aquel hombre volvía a mostrarse emotivo y feliz con Nokku ¿A qué venía ese cambio repentino? Nokku simplemente agito la cabeza hacia un lado y hacia otra rápidamente, despejando su cabeza de dudas y siguió corriendo hacia delante, al lado de Victor.
Al final de su trayecto encontraron un extraño descampado, donde pararon. Victor le avisó de que ese era un lugar de reunión para los niveles E. Esa misión, al parecer no sería nada fácil de realizar. También le dijo, con una amarga y melancólica sonrisa, que era posible que ninguno de los dos salieran con vida de esa. Eso era inaceptable, Victor podría aceptar la muerte todo lo que el quisiera, pero Nokku nunca se daría por vencido.
Esperaron escondidos durante varios minutos, hasta que escucharon el suave crujir de una ramas. El primer vampiro llegó al descampado y se quedó sentado sobre la hierba, despreocupado, sin sospechar siquiera de que le estuvieran espiando. Después de aquel muchos más vampiros comenzaron a llegar desde todos lados, a Nokku le sorprendió que ninguno de esos seres les hubiera descubierto, porque, por lo que el había comprobado cuando todavía estaba con Jack, los vampiros tenían una asombrosa facilidad para oler a Nokku, al parecer su oculto poder destilaba por los poros de su cuerpo y hacía que los vampiros se volvieran locos por probar su sangre. Era imposible que no les hubieran olido, era imposible que... crack.
Un crujido sonó justo detrás de los dos cazadores, que estaban escondidos en unos matorrales. Sin pensárselo ni un instante Nokku giró sobre si mismo, dispuesto a descargar el filo de su espada sobre cualquier enemigo que se encontrara detrás de ellos. El vampiro, porque era evidentemente un vampiro lo que los había encontrado para el golpe del chico con dos dedos, había agarrado su espada por el filo como si no fuera más que una mosca. El vampiro gruño de placer, levantó su brazo y cuando estaba empezando a bajarlo para acabar con el muchacho Victor realizó un rápido y fuerte tajo en horizontal que, cortando el torso del vampiro, acabó con la amenaza en un solo instante.
¿Cómo demonios...?
Gruño el instructor, pero no le dio tiempo a terminar, porque todos los vampiros ya se habían dado cuenta de su presencia. El miedo surcó los ojos de Victor mientras la ira recorría las venas de Nokku. Alumno y maestro juntaron sus espaldas inmediatamente para evitar cualquier punto ciego y comenzaron a girar en círculos, apuntando con sus espadas a los vampiros, que les habían rodeado completamente. Victor tragó saliva y dejó que una gota de sudor frío se deslizara lentamente por su mejilla, haciéndole un poco de cosquillas. Esas gotas de sudor realmente se sentían como caricias de la mismísima muerte, como si esta estuviera degustando con sus gélidos dedos su próximo trofeo.
Aquellos seres comenzaron a abalanzarse contra los cazadores. Estocada tras estocada, gruñido tras gruñido los cuerpos de los vampiros comenzaron a caer a sus pies mientras el agotamiento hacía una rápida y repentina aparición en los músculos de los cazadores. Los vampiros eran muy rápidos y pronto, la pareja humana empezó a recibir numerosos rasguños y magulladuras por parte de esos infernales seres.
En un momento de confusión Nokku sintió como la cálida y protectora espalda de Victor se alejaba lentamente de la suya ¡Los estaban separando! Y no podían hacer nada para remediarlo. Nokku todavía podía escuchar los valientes bramidos de su maestro mientras se defendía como podía de los vampiros. Ellos eran más y más fuertes. Las manos de Nokku se estaban cansando muy rápido, el no estaba acostumbrado a utilizar una espada de metal durante tanto tiempo, y menos si tenía que cortar, rasgar y apuñalar constantemente para mantenerse con vida.
Por el rabillo del ojo derecho Nokku pudo divisar de nuevo al "tío" Victor y comenzó a retroceder lentamente hacia el, pero, en aquel mismo momento la mano furtiva de un vampiro, en posesión de unas aterradoras garras de un negro muy intenso, apareció de repente y con un movimiento fugaz desgarró la carne del pecho de su maestro, salpicando el aire con su sangre y tiñendo la hierba de su alrededor. Los dos cazadores gritaron a la vez, Victor por el dolor y el miedo a morir y Nokku preocupado por su maestro y asustado por este mismo ¡No, no podía creerlo! ¡No! "¡NO!" volvió a pensar Nokku cuando vio que ese mismo vampiro se abalanzaba de nuevo hacia Victor para acabar definitivamente con el y con su existencia.
¡NO!
Esta vez lo pronunció más como una orden que una súplica o una simple negación. No quería que ese hombre muriese, estaba harto de ver morir a sus seres queridos, no, estaba más que harto. Estaba furioso con el mundo, estaba tan furioso que simplemente podría...
"Matarlos a todos...simplemente eso"
Los tres vampiros que rodeaban a Nokku no tuvieron tiempo de percibir como sus iris se volvían de un cyan intenso. Igual que tampoco pudieron advertir el filo de su espada rebanando el torso de los tres a la vez, de un único y brutal golpe. Tal y como hizo aquella vez con Jack el joven cazador tensó los músculos de todo su cuerpo y simplemente saltó directamente sobre el vampiro que estaba a punto de acabar con Victor. En el aire, con el pelo agitado por el viento y con la espada silbando entre la hierba, Nokku se hizo un ovillo, encogiéndose sobre si mismo como si fuera una pelota, y cuando llegó a la altura de ese maldito vampiro, cuando pasó por encima de su cuello giró con la espada como si fuera una peonza y pulverizó con un golpe de potencia titánica la sien y todo el cuello de ese ser. La sangre salpicó la incrédula cara de su maestro y en sus ojos se reflejó el intenso brillo azul que emergía de Nokku.
El joven cazador, descontrolado por su ira y sus sentimientos comenzó a encadenar tajos, golpes, patadas, puñetazos, cabezazos, codazos y un sinfín de movimientos más en ese mar de vampiros hasta que no quedó ninguno con vida.
La luna salió de su escondite detrás de las nubes y su tétrica luz brilló como un colmillo sobre el ensangrentando y empapado cuerpo de Nokku. Sus manos y las puntas de sus cabellos dejaron que unas gotas de sangre se deslizaran por el aire hasta caer al suelo, mientras Nokku observaba el cielo, recuperando el color normal de sus ojos. Esta vez no se desmayó, solo se giró y miró a Victor. Se había quedado paralizado, la cara del instructor se veía realmente como si hubiera visto la peor de las pesadillas, estaba aterrado, consternado, aterrorizado. Faltan las palabras para describir con precisión la expresión de la cara de ese hombre, más muerto que vivo, parecía como si su enorme herida del pecho ni siquiera lo molestara porque simplemente no podía parar de mirar a su alumno con una mueca en la boca.
Nokku se acercó con dos pasos lentos hacia el y le tendió la mano.
Maestro ¿Estas...
Un rápido bofetón de Victor sobre la mano de Nokku lo apartó de inmediato ¿Qué estaba pasando?
Aléjate de mí monstruo...
Decía con un semblante pálido como el mármol mientras retrocedía agazapado.
No te acerques, vete, vete lejos... Nunca debí salvarte aquel día en el mercado
Dijo entre lagrimas mientras se llevaba una mano al pecho, notando que evidentemente, ya empezaba a doler.
Aquellas palabras entraron en el corazón de Nokku más fuerte y con mayor precisión de lo que lo hubiera podido hacer la mejor espada del mundo. Su mundo se venía de nuevo abajo y esta vez... había sido todo su culpa.
Nokku, ahora paralizado se quedó mirando a Victor mientras unas pequeñas y casi imperceptibles lágrimas saltaban de sus ojos y se mezclaban con la sangre que había quedado en sus mejillas. Nokku, retrocedió un paso, luego dos... y finalmente se dio lentamente la vuelta. No lo comprendía, y le dolía muchísimo, pero debía alejarse de esa persona porque Nokku sabía que el no volvería a aceptarlo. Aun así el chico fue a girarse para despedirse de su tutor, tío y maestro cuando una piedra, casi del tamaño de su puño impactaba en su mejilla, confundiendolo por unos instantes.
¡He dicho que te vayas demonio, no quiero volver a verte!
Gritó mientras la sangre de Nokku comenzaba a mezclarse con la sangre seca de sus enemigos y su mejilla empezara a inflarse por dentro a causa del impacto. Nokku apretó fuertemente los puños mientras se alejaba paso a paso, notando como el dolor y la soledad se intensificaban por cada metro que se separaba de esa persona. Las lágrimas empezaron a nublar su vista, al igual que lo habían hecho cuando perdió a Jack, de la misma forma que lo hicieron cuando su familia se esfumo delante de sus narices en ese ritual sangriento. Las lágrimas de aquel niño limpiaron su cara de sangre y resbalaron por su rostro cuando este empezó a correr.
Nokku nunca volvió a esa academia, nunca volvió a ver nadie relacionado con esa academia en realidad y solo una vez se acercó de nuevo a aquel lugar, una única vez después de que pasaran varios años, cuando el ya se había instalado en la asociacón de japón, junto con Black. Y solo se acerco para poder dejar una nota sobre la tumba de su difunto maestro, que proclamaba así:
"Es un exceso de imaginación lo que hace que los hombres se vuelvan cobardes; no es el miedo"
Nokku volvió a abrir los ojos y se acercó sin temor a aquel diabólico ser, sabía que no tenía nada que temer en realidad, por mucho que se imaginara a Vladimir rompiendo ese frasco o ensartando el cuerpo del propio cazador en ese momento de descuido.
Agarró la botellita con un movimiento fugaz y cambiando una mirada de complicidad muy reducida con Vladimir se dirigió a Fraiah apresuradamente. Cuando el deshizo el mar de estacas que rodeaban a Fraiah vió que esta estaba despierta, y que, con un esfuerzo infinito susurraba su nombre. El corazón de Nokku dió tal brincó que pensó que moriría de un infarto ahí mismo, su armadura se deshizo en miles de pedazos, dándole por unos instantes un aspecto angelical al presidente, a pesar de que llevara esas ropas tan oscuras.
Damaru pasó su mano por debajo de la cabeza de Fraiah para poder inclinar un poco su cuerpo y que pudiera beber sin atragantarse al mismo tiempo que destaponaba la botellita con un movimiento rápido y preciso. No podía soportar más verla en ese estado, parecía como si estuviera gravemente enferma. Estúpido Vladimir y estúpido veneno suyo, estúpidos hijos vampíricos ¿Cómo se atrevía a hacer todo aquello? Tenía que demostrarle que no estaba haciendo lo correcto y más importante, tenía que parar esa estúpida carnicería.
Dejó que el líquido se deslizara por los labios de Fraiah hasta su garganta. No utilizó todo el contenido, estaba seguro de que si había tanto antídoto en ese frasco era precisamente porque Vladimir pensaría usarlo después, con todos los cuerpos que estaba intentado secuestrar con sus súbditos. Algo que Damaru agradecía infinitamente, si ese psicópata asesino hubiera querido matar a toda esa gente ya habrían muerto, pero el amor por la ciencia de ese ser había salvado la vida de Fraiah, después de haberla condenado claro, algo que Nokku no estaba dispuesto a perdonar por nada del mundo.
Fraiah... con esto te pondrás bien, no volveré a dejar que te hagan nada.
Dijo Nukku sonriendo tiernamente mientras unas pequeñas lagrimas de felicidad se le escapaban, Fraiah estaría bien, eso era todo lo que le importaba por el momento. Mientras Fraiah recuperaba sus sentidos y su movilidad la abrazó con fuerza. Sintió la calidez de su cuerpo, sintió la calidez de su cuerpo sabiendo que había sido una vampiro, que había pasado por muchísimas cosas y sabiendo que el no iba a permitir que nadie la volviera a dañar.
Alejó su cabeza del hombro de ella para poder mirarla a la cara y simplemente no dejó que hablara, fuera lo que fuese lo que tuviera en mente no podría detener a Nokku, no podría y ella lo sabía. Sus miradas se juntaron y la felicidad que Nokku sintió en ese momento calmó todo lo malo que albergaba su cuerpo. Pero sabía que eso era solo momentáneo, era como si su furia solo le estuviera dando una tregua. Y no era algo que Nokku fuera a desaprovechar.
Lentamente, como la primera vez que Nokku y Fraiah descubrieron que sentían algo el uno por el otro en aquellos prados, Nokku comenzó a bajar su cabeza hasta que los labios de ambos se juntaron. La sensación de melancolía, aprecio, compañerismo y amor que le invadió en ese instante había sido tan intensa que hubiera podido dar energía a una ciudad entera por mucho tiempo. Sintió como cada célula de su cuerpo rejuvenecía, por pura devoción y también sintió como unas lágrimas, unas lágrimas pesadas y tristes empezaron a surcar por su rostro, no sabía exactamente porque pero ese beso, ese momento era como el "hola" y a la vez el "adiós" más feliz y amargo de todos los tiempos. Las manos de el se enredaron en el cabello de ella. Era tan suave que le entraban ganas de dormirse allí mismo y tan familiar que le entraban ganas de no volverse a separar de esa persona pasase lo que pasase.
Finalmente, cuando se separaron, lentamente y poco a poco Nokku solo pudo dirigirla su sonrisa más sincera antes de agarrar su mano y levantarse de su lado. De nuevo poco a poco su mano fue resbalándose de la de ella hasta que en un último instante, en el que sus dedos quedaron colgando los unos de los otros, los dos se separaron. Nokku se giró y supo que Fraiah no podría levantarse para impedirle que se fuera pues el efecto del veneno era aun fuerte en ella. Envuelto en aquella luz lunar tan familiar se dirigió al mismo sitio de antes, enfrente de Vladimir.
Bien... acabemos con esto entonces.
Proclamó Damaru antes de que sus iris volvieran a iluminarlo todo con aquel color azulado, cual cielo despejado en una mañana de primavera. Estaba vez lo daría todo. No se hizo ninguna armadura, ni ningún arma, solo concentró todo su poder en cada uno de sus músculos mientras ese aura que todos habían visto tantas veces comenzaba a rodearlo, pero ahora mucho más intenso, poderoso y peligroso. Definitivamente, si salía de esa con vida estaría en coma durante por lo menos una semana por el sobre esfuerzo. El presidente dió un fuerte pisotón decidido para terminar de concentrarse y una onda de un aire cálido y a la vez poderoso recorrió cada uno de los rincones del lugar, meneando el pelo de todos los presentes del lugar, ya fueran vivos o muertos. Nokku se puso en posición de combate y miró desafiante a su rival, imitando la mirada indiferente que el pianista había adquirido hacia tan solo unos momentos, que para el cazador, había sido como una eternidad. Una frágil y fugaz eternidad.
- Nokku Damaru
Cantidad de envíos :
2032
Edad : 30
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Ene 01, 2024 11:07 pm por Ichihara Yuuko
» Plaza del pueblo
Miér Jul 01, 2020 3:36 pm por Issei Chrane
» Define en una palabra.
Sáb Oct 12, 2019 3:06 pm por Fraiah B. Eslin
» Que harias con el de arriba si se quedaran en cerrados en un habitación.
Jue Oct 10, 2019 9:42 pm por Ziel A. Carphatia
» Edificios abandonados
Dom Abr 22, 2018 9:41 pm por Ryu Olivier
» Calles
Dom Mayo 21, 2017 7:11 pm por Lisbeth C.
» El que llegue a 100 gana
Sáb Ene 21, 2017 9:21 pm por Nathan Von Kleist
» ¿Roleas?
Miér Ene 04, 2017 12:52 am por Celest Blaze
» ¿Qué estás escuchando?
Lun Dic 19, 2016 1:56 am por Rangiku Matsumoto