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Heladeria
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Heladeria
Recuerdo del primer mensaje :
Esta es la conocida heladeria del pueblo.
Esta es la conocida heladeria del pueblo.
- Kaien Cross
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Localización : En mi despacho
Empleo /Ocio : Director de la academia Cross
Humor : Maravilloso~
Re: Heladeria
Mientras observaba los helados me di cuenta de las palabras de Fraiah. Ya decía yo que le estaba un poco grande, y no le quedaban muy bien esas cosas. Ladee la cabeza y la agarré de la manga, para examinar que evidentemente se trataban de mis prendas.
Ya veo... no pasa nada, luego te compraré la ropa que quieras
Dije tranquilamente con una sonrisa mientras me volvía para observar de nuevo los helados que se extendían ante mi, era como un paraíso de sabores helados.
Me dolía la cabeza de tanto pensar, en estas cosas era demasiado indeciso, y además no sabía que jodido helado le iba a gustar a mi preciosa pareja. Me agarré de los pelos por unos momentos. "Este.. no, este, arrrgh.... hmmm este no esta mal, pero aquel de allí... porras" Miré rápidamente a Fraiah de nuevo "Tengo que preguntarselo, es cuestión de vida o muerte, si no pido rápido me estallara la cabeza"
Oye querida ^___^ ¿Que helado te gusta?
Dije empezando suave la frase para acabar un poco tosco, necesitaba saberlo ya. Hay veces que se me iba la pinza y me volvía un poco loco con esas cosas, serán efectos secundarios de usar su esencia al máximo poder. Porcierto... tenía que hablar con Frah de su estado de salud. Aunque por otro lado parecía tan mona, hmmmm, lo pensaría más tarde.
Ya veo... no pasa nada, luego te compraré la ropa que quieras
Dije tranquilamente con una sonrisa mientras me volvía para observar de nuevo los helados que se extendían ante mi, era como un paraíso de sabores helados.
Me dolía la cabeza de tanto pensar, en estas cosas era demasiado indeciso, y además no sabía que jodido helado le iba a gustar a mi preciosa pareja. Me agarré de los pelos por unos momentos. "Este.. no, este, arrrgh.... hmmm este no esta mal, pero aquel de allí... porras" Miré rápidamente a Fraiah de nuevo "Tengo que preguntarselo, es cuestión de vida o muerte, si no pido rápido me estallara la cabeza"
Oye querida ^___^ ¿Que helado te gusta?
Dije empezando suave la frase para acabar un poco tosco, necesitaba saberlo ya. Hay veces que se me iba la pinza y me volvía un poco loco con esas cosas, serán efectos secundarios de usar su esencia al máximo poder. Porcierto... tenía que hablar con Frah de su estado de salud. Aunque por otro lado parecía tan mona, hmmmm, lo pensaría más tarde.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Observó como la miraba. Fraiah lo miró detenidamente, hasta que él la sujetó de una manga y se vio obligada a dar un paso al frente. Aquel comentario suyo la hizo sentir como una niña malcriada; bueno, en su defecto, como una niña a la cual malcrían. Infló por un momento los mofletes. Pero luego dejó escapar todo el aire y miró hacia otro lado.
- Si vamos a buscar mi maleta, no necesitarás comprarme nada -sugirió, aunque ya ni recordaba donde estaba-. Y, si no la encontramos, le diré a Christian. Por algo es mi hermano mayor -dijo luego, pensativa. No le gustaba la idea de que Nokku gastara su dinero en ella. Él tenía que mantener una casa, sus armas, servicios en la Asociación y demás. No, de ninguna manera permitiría que gaste en ella. Suficiente ya había hecho.
De repente, notó en Nokku una actitud algo extraña. Él parecía nervioso y algo alterado. Frunció el ceño y sujetó la manga de su chaqueta, sacudiéndolo un poco.
- ¿Estás bien? -preguntó pero, en ese instante, él la miró de una forma aterradora, sumando a cómo pronunciaba las palabras-. Eh.. Etto.. Vainilla -respondió riendo algo nerviosa. Se llevó una mano al cabello y jugó con un mechón. Santos cielos, ¿qué le pasaba? Tal vez estuviera muy ansioso por tomar un helado y ella sólo le hablaba de otras cosas, como típica novia charlatana.
- Si vamos a buscar mi maleta, no necesitarás comprarme nada -sugirió, aunque ya ni recordaba donde estaba-. Y, si no la encontramos, le diré a Christian. Por algo es mi hermano mayor -dijo luego, pensativa. No le gustaba la idea de que Nokku gastara su dinero en ella. Él tenía que mantener una casa, sus armas, servicios en la Asociación y demás. No, de ninguna manera permitiría que gaste en ella. Suficiente ya había hecho.
De repente, notó en Nokku una actitud algo extraña. Él parecía nervioso y algo alterado. Frunció el ceño y sujetó la manga de su chaqueta, sacudiéndolo un poco.
- ¿Estás bien? -preguntó pero, en ese instante, él la miró de una forma aterradora, sumando a cómo pronunciaba las palabras-. Eh.. Etto.. Vainilla -respondió riendo algo nerviosa. Se llevó una mano al cabello y jugó con un mechón. Santos cielos, ¿qué le pasaba? Tal vez estuviera muy ansioso por tomar un helado y ella sólo le hablaba de otras cosas, como típica novia charlatana.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Vainilla ¿Cómo demonios no se me había ocurrido antes? Sencillo pero delicioso, sí, tuve que haber pedido un helado de vainilla desde el principio. Ja! Ya no tendría que romperme más el coco pensando. Me acerqué a la chica de los pedidos.
Dos helados de vainilla. Y que estén fríos u.u
Dije antes de irma a una mesita al lado de la ventana con Fraiah.
~~
La nieve caía melancólicamente ahí a fuera, era un espectáculo precioso. No sabía porque, pero me encantaba la nieve, esas formaciones semicristalinas tan simétricas de esos copos que parecían casi de porcelana hacían que dejara de prestar atención a cualquier cosa. Pero esta tarde era diferente. Ni siquiera me giré para mirar por la ventana. Con una leve pero sincera sonrisa observé a Fraiah, llevando puestas mis ropas. La verdad es que era muy gracioso verla así, si hasta casi parecía la presidenta de la asociación. Puse los codos sobre la mesa mientras esperaba el helado y junté mis manos para aguantar con ellas el peso de mi cabeza, que reposaba ahora sobre estas usando la barbilla como punto principal de soporte.
Tal vez a Christian no le agrade la idea de ser nuestro criado jajajaja
Dije cerrando ligeramente los ojos al sonreír. Había un buen ambiente en la sala, me gustaba mucho más la heladería que la cafetería,. Es como si la gente solo fuera a tomar helado cuando están felices, así solo se juntaba la gente alegre a refrescarse con un cono o una tarrina, pero por otro lado, la cafetería era como un lugar de reunión para la gente con problemas, les gusta ir ahí para tomar algo de alcohol y olvidarse de sus asuntos, eso explicaría lo de la camarera.
Dos helados de vainilla. Y que estén fríos u.u
Dije antes de irma a una mesita al lado de la ventana con Fraiah.
~~
La nieve caía melancólicamente ahí a fuera, era un espectáculo precioso. No sabía porque, pero me encantaba la nieve, esas formaciones semicristalinas tan simétricas de esos copos que parecían casi de porcelana hacían que dejara de prestar atención a cualquier cosa. Pero esta tarde era diferente. Ni siquiera me giré para mirar por la ventana. Con una leve pero sincera sonrisa observé a Fraiah, llevando puestas mis ropas. La verdad es que era muy gracioso verla así, si hasta casi parecía la presidenta de la asociación. Puse los codos sobre la mesa mientras esperaba el helado y junté mis manos para aguantar con ellas el peso de mi cabeza, que reposaba ahora sobre estas usando la barbilla como punto principal de soporte.
Tal vez a Christian no le agrade la idea de ser nuestro criado jajajaja
Dije cerrando ligeramente los ojos al sonreír. Había un buen ambiente en la sala, me gustaba mucho más la heladería que la cafetería,. Es como si la gente solo fuera a tomar helado cuando están felices, así solo se juntaba la gente alegre a refrescarse con un cono o una tarrina, pero por otro lado, la cafetería era como un lugar de reunión para la gente con problemas, les gusta ir ahí para tomar algo de alcohol y olvidarse de sus asuntos, eso explicaría lo de la camarera.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Se quedó mirando a Nokku bastante perpleja pero, cuando pidió los helados, no pudo evitar soltar una cantarina carcajada. ¿Y cómo se los iban a dar si no eran fríos? ¿Acaso los quería calientes y derretidos? Nokku, en verdad, era un show a veces.
Caminó junto a él hasta una mesa al lado de la ventana. Se sentó enfrente del cazador y dejó que su mirada se perdiera en las calles cubiertas de nieve por unos momentos. La nieve vestía todo de un blanco puro y perfecto. Era lo único que le brindaba al pueblo un escenario menos tétrico. Ojalá esa pureza se transmitiera a cada uno de los habitantes, incluso a esos vampiros sedientos de sangre que no hacen más que herir y arrebatar.
Escuchó las palabras de Nokku y se volteó para mirarlo. Se había quedado algo ensimismada en sus pensamientos, pero al verlo todo se esfumó. Estaba aquí, con él, y no debía preocuparse por nada. ¿Verdad? Nokku se veía feliz y despreocupado también. ¿Por qué arruinar esa expresión tan bonita en su rostro? Hacía mucho tiempo que no lo veía sonreír con sinceridad como en este día. Por esa misma razón, le dedicó una dulce sonrisa ella también.
- Eso puede solucionarse -dijo quitándole importancia, mientras la imagen de Christian en traje de mucama venía a su mente. No debería haber pensando tal cosa, pues comenzó a reirse sola-. ¿Te lo imaginas? -dijo cubriendo su boca con una mano, cerrando los ojos a causa de la carcajada. Cuando logró calmarse, respiró hondo y miró al techo por unos segundos, permitiendo que el cabello le cayera libre sobre los hombros. Se echó hacia tras en la silla y suspiró.
- Oye, Nokk -llamó su atención-. ¿En qué estás pensando ahora mismo? -susurró mientras cerraba los ojos. Se sentía tan relajante poder compartir, al menos, una tarde tranquila con él.
Caminó junto a él hasta una mesa al lado de la ventana. Se sentó enfrente del cazador y dejó que su mirada se perdiera en las calles cubiertas de nieve por unos momentos. La nieve vestía todo de un blanco puro y perfecto. Era lo único que le brindaba al pueblo un escenario menos tétrico. Ojalá esa pureza se transmitiera a cada uno de los habitantes, incluso a esos vampiros sedientos de sangre que no hacen más que herir y arrebatar.
Escuchó las palabras de Nokku y se volteó para mirarlo. Se había quedado algo ensimismada en sus pensamientos, pero al verlo todo se esfumó. Estaba aquí, con él, y no debía preocuparse por nada. ¿Verdad? Nokku se veía feliz y despreocupado también. ¿Por qué arruinar esa expresión tan bonita en su rostro? Hacía mucho tiempo que no lo veía sonreír con sinceridad como en este día. Por esa misma razón, le dedicó una dulce sonrisa ella también.
- Eso puede solucionarse -dijo quitándole importancia, mientras la imagen de Christian en traje de mucama venía a su mente. No debería haber pensando tal cosa, pues comenzó a reirse sola-. ¿Te lo imaginas? -dijo cubriendo su boca con una mano, cerrando los ojos a causa de la carcajada. Cuando logró calmarse, respiró hondo y miró al techo por unos segundos, permitiendo que el cabello le cayera libre sobre los hombros. Se echó hacia tras en la silla y suspiró.
- Oye, Nokk -llamó su atención-. ¿En qué estás pensando ahora mismo? -susurró mientras cerraba los ojos. Se sentía tan relajante poder compartir, al menos, una tarde tranquila con él.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Me imagine a Christian vestido de mayordomo y empecé a reirme con Fraiah. La verdad es que sería muy gracioso, si.
De repente Fraiah se echo hacia atrás en la silla y me preguntó sobre mis pensamientos mientras cerraba sus ojos. Por unos instantes me permití mirar hacia el exterior y examinar la nieve que se estaba acumulando en las calles.
Antes de responder volví mi cabeza de nuevo hacia Fraiah y me incline un poco sobre la mesa para que mis palabras se pudieran oir perfectamente sin que tuviera que elevar la voz.
Pienso... que no se como he podido vivir todo este tiempo sin haber compartido mi tiempo contigo...
Finalicé separándome también de la mesa y echándome hacia atrás en la silla. Suspiré y miré al techo.
Ya sabes... todos esos entrenamientos, mis misiones secretas... ahora que lo pienso me hubiera gustado haber podido pasar más tiempo con alguien como tu
Dije sinceramente mientras reflexionaba sobre mis palabras. Yo había echo todos esos viajes a Rusia para poder ganar más poder, para sacrificar mis esfuerzos y mi sangre con el fin de poder protegerlos a todos, pero a cambio había otorgado algo demasiado valioso, mi tiempo. Todos esos años que estuve perfeccionando mis habilidades no pude ver ni a Fraiah ni a los demás. Todavía no se como lo aguantaba, me tiraba meses sin verles, entrenando cada día hasta caerme medio muerto a algunas pajas que consideraba como mi cama, luchando contra poderosos pura sangre que querían acabar con la asociación... Pero ya no importa, ya todo eso da igual, estaba con Fraiah y eso era todo lo que debía de preocuparme por el momento.
Nos trajeron los helados. La camarera los dejó con cuidado sobre la mesa, en frente de cada uno de nosotros y nos dedico una cálida sonrisa antes de irse.
De repente Fraiah se echo hacia atrás en la silla y me preguntó sobre mis pensamientos mientras cerraba sus ojos. Por unos instantes me permití mirar hacia el exterior y examinar la nieve que se estaba acumulando en las calles.
Antes de responder volví mi cabeza de nuevo hacia Fraiah y me incline un poco sobre la mesa para que mis palabras se pudieran oir perfectamente sin que tuviera que elevar la voz.
Pienso... que no se como he podido vivir todo este tiempo sin haber compartido mi tiempo contigo...
Finalicé separándome también de la mesa y echándome hacia atrás en la silla. Suspiré y miré al techo.
Ya sabes... todos esos entrenamientos, mis misiones secretas... ahora que lo pienso me hubiera gustado haber podido pasar más tiempo con alguien como tu
Dije sinceramente mientras reflexionaba sobre mis palabras. Yo había echo todos esos viajes a Rusia para poder ganar más poder, para sacrificar mis esfuerzos y mi sangre con el fin de poder protegerlos a todos, pero a cambio había otorgado algo demasiado valioso, mi tiempo. Todos esos años que estuve perfeccionando mis habilidades no pude ver ni a Fraiah ni a los demás. Todavía no se como lo aguantaba, me tiraba meses sin verles, entrenando cada día hasta caerme medio muerto a algunas pajas que consideraba como mi cama, luchando contra poderosos pura sangre que querían acabar con la asociación... Pero ya no importa, ya todo eso da igual, estaba con Fraiah y eso era todo lo que debía de preocuparme por el momento.
Nos trajeron los helados. La camarera los dejó con cuidado sobre la mesa, en frente de cada uno de nosotros y nos dedico una cálida sonrisa antes de irse.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Continuaba en aquella posición relajada sin permitir que las preocupaciones invadan su mente. Sólo quería disfrutar de este momento, uno de los pocos instantes gratos en su vida. La respuesta de Nokku demoró unos segundos en llegar. Cuando lo hizo, Fraiah sintió su voz más cerca, más cálida. Volvió a su posición inicial, abriendo los ojos y no pudiendo evitar que un ligero rubor cubriese sus mejillas. ¿Él había dicho eso en verdad? Lo que es aún más extraño: ¿Él realmente pensaba así? Fraiah no pudo evitar sonreír con calidez.
Cuando la camarera trajo los helados, ella le dedicó una suave sonrisa como agradecimiento. Los observó unos instantes. Él había pedido el mismo sabor que ella. Fraiah apartó su copa a un lado y, luego, apartó un poco la de él. Se inclinó sobre la mesa, teniendo que ponerse de pie incluso. Sujetó con suavidad el cuello de la chaqueta de Nokku y lo obligó a volver a su posición, atrayéndolo hacia sí con cuidado. Ahí mismo, plantó un suave beso sobre sus labios. Una energía diferente recorría su cuerpo cuando estaba con él. ¿A eso las personas llaman "amor"? Despegó sus labios de los suyos para poder susurrar las siguientes palabras:
- Yo no puedo creer cómo has logrado llevarte cada parte de mí a donde fuera que vayas. Ahora, sólo puedo pensar en ti.
Tras mirarlo a los ojos, deslizó su mano desde la base de su cuello hasta su pecho, y volvió a sentarse en su sitio. Acomodó el helado delante de él y sujetó el suyo. Tomó la cuchara y probó un poco. Le sonrió otra vez y se encogió de hombros.
Cuando la camarera trajo los helados, ella le dedicó una suave sonrisa como agradecimiento. Los observó unos instantes. Él había pedido el mismo sabor que ella. Fraiah apartó su copa a un lado y, luego, apartó un poco la de él. Se inclinó sobre la mesa, teniendo que ponerse de pie incluso. Sujetó con suavidad el cuello de la chaqueta de Nokku y lo obligó a volver a su posición, atrayéndolo hacia sí con cuidado. Ahí mismo, plantó un suave beso sobre sus labios. Una energía diferente recorría su cuerpo cuando estaba con él. ¿A eso las personas llaman "amor"? Despegó sus labios de los suyos para poder susurrar las siguientes palabras:
- Yo no puedo creer cómo has logrado llevarte cada parte de mí a donde fuera que vayas. Ahora, sólo puedo pensar en ti.
Tras mirarlo a los ojos, deslizó su mano desde la base de su cuello hasta su pecho, y volvió a sentarse en su sitio. Acomodó el helado delante de él y sujetó el suyo. Tomó la cuchara y probó un poco. Le sonrió otra vez y se encogió de hombros.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Estaba ensimismado en el resultado de mis propias palabras cuando algo me llamó la atención. De repente, como si nada, Fraiah apartó nuestros helados hacia un lado ¿Por qué hacía eso? De repente ella alargó su mano y pude sentir sus dedos agarrando el cuello de mi chaqueta. Ahora lo entendía. Me acerqué por instinto a ella y dejé que nuestros labios se juntaran en ese gesto impulsivo y lleno de energía. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral con el suave contacto de sus labios y los dedos de una de mis manos se clavaron en la mesa. La otra mano acarició con gentileza su mejilla antes de que ella se separara unos centímetros de mí para decirme aquella frase. Al escuchar esas palabras no pude evitar sonrojarme. Yo sabía que Fraiah era un poco tímida y el hecho de que me dijera eso en un lugar público y tan de repente me ofuscó por completo.
Yo simplemente me sentía como si me hubiera bebido de un trago una botella entra de Absenta. Me sentía muy bien, pero también confuso, y eufórico, y tierno, y se podría decir que todo a la vez. Tenía ganas de romper algo, escalar un monte en unos segundos. Pero todo lo que hacía era mirar los gestos de Fraiah. Me sentía embalsamado por las palabras y los regalos que me ofrecían sus labios. Solo pude mirarla totalmente sonrojado hasta que mi mente pudo reaccionar.
Shhhh... harás que me vuelva loco u////u
Dije con una tranquilidad camuflada. Yo era un chico muy impulsivo y la verdad es que Fraiah me estaba tentando demasiado con esa ternura suya, era mi punto débil.
Los cristales que tenía a mi lado empezaron a empañarse un poco y cuando agarré el helado este comenzó a derretirse poco a poco pero a ritmo acelerado. Me lo quedé mirando sin darle ningún mordisco.Yo simplemente me sentía como si me hubiera bebido de un trago una botella entra de Absenta. Me sentía muy bien, pero también confuso, y eufórico, y tierno, y se podría decir que todo a la vez. Tenía ganas de romper algo, escalar un monte en unos segundos. Pero todo lo que hacía era mirar los gestos de Fraiah. Me sentía embalsamado por las palabras y los regalos que me ofrecían sus labios. Solo pude mirarla totalmente sonrojado hasta que mi mente pudo reaccionar.
Shhhh... harás que me vuelva loco u////u
Dije con una tranquilidad camuflada. Yo era un chico muy impulsivo y la verdad es que Fraiah me estaba tentando demasiado con esa ternura suya, era mi punto débil.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Tras sonreírle en aquel gesto inocente, volvió a mirarle. Realmente, la imagen que se cernía ante ella era encantadora. Nokku, vestido con aquella chaqueta de cuero, portando aquella figura tan determinante y amenazante para cualquiera que lo viese sin conocerlo, era muy gracioso sonrojado. Era como si se tratara de un chico malo completamente redimido. Y es que, en verdad, él no era ningún chico malo. El corazón de Nokku era tan grande que irradiaba seguridad y cariño a todos. Fraiah lo admiraba mucho. Sin él, su vida no hubiera sido igual. Probablemente, sin él, ella ya estaría muerta.
Miró su helado e, instantáneamente, los cristales de la ventana que comenzaban a empañarse. La sonrisa se borró del rostro de la joven por un momento. Miró a Nokku y posó una de sus manos sobre la suya que sostenía la copa de helado.
- ¿Estás bien? -susurró-. Tu helado se está... derritiendo -dijo luego, atravesando sus pupilas con sus iris violáceos. Al mismo tiempo que continuaba rozando su mano con la suya, con la mano que tenía libre intentó tomar una cucharada de helado. Cuando iba a llevársela a la boca, éste se derramó sobre la mesa. Fraiah comenzó a reir ante su torpeza, aunque en el fondo quería enfadarse consigo misma: desperdiciar helado era sacrilegio.
En ese instante, se percató de algo. Nokku le había dicho que haga silencio, pues lo volvería loco. ¿Acaso estaba así por sus palabras? Fraiah lo miró de nuevo, entre tierna y pícara. Sonrió con suavidad y puso en marcha la misión que averiguaría si era eso lo que sucedía:
- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero... -comenzó a decir rápidamente, cual niña pequeña, soltando un "te quiero" tras otro. Quería ver la reacción de Nokku. De seguro sería muy divertida su expresión. Ya mismo le parecía divertido estar actuando como una niña ante él.
Miró su helado e, instantáneamente, los cristales de la ventana que comenzaban a empañarse. La sonrisa se borró del rostro de la joven por un momento. Miró a Nokku y posó una de sus manos sobre la suya que sostenía la copa de helado.
- ¿Estás bien? -susurró-. Tu helado se está... derritiendo -dijo luego, atravesando sus pupilas con sus iris violáceos. Al mismo tiempo que continuaba rozando su mano con la suya, con la mano que tenía libre intentó tomar una cucharada de helado. Cuando iba a llevársela a la boca, éste se derramó sobre la mesa. Fraiah comenzó a reir ante su torpeza, aunque en el fondo quería enfadarse consigo misma: desperdiciar helado era sacrilegio.
En ese instante, se percató de algo. Nokku le había dicho que haga silencio, pues lo volvería loco. ¿Acaso estaba así por sus palabras? Fraiah lo miró de nuevo, entre tierna y pícara. Sonrió con suavidad y puso en marcha la misión que averiguaría si era eso lo que sucedía:
- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero... -comenzó a decir rápidamente, cual niña pequeña, soltando un "te quiero" tras otro. Quería ver la reacción de Nokku. De seguro sería muy divertida su expresión. Ya mismo le parecía divertido estar actuando como una niña ante él.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Por si no fuera suficiente Fraiah me cogió de la mano mientras mi helado se desintegraba en su copita. No estaba acostumbrado a estas cosas, yo simplemente tenía demasiadas cosas dentro como para mostrarlas en público y Fraiah se aprovechó de eso en cuanto se dio cuenta. Si fuera un vampiro me hubiera defendido sacandole los colmillos, y si no estuviéramos en la haldearía la estaría comiendo a besos. Pero estábamos en su campo de juego, y ella me había arrinconado.
Sutilmente ella me lanzó una pícara mirada que me redujo aun más y empezó a pronunciar esas palabras una y otra vez, machacando mi corazón, que con cada silaba suya pronunciada se encogía más y más, para luego ensancharse golpeando las paredes de mi traquea.
Empecé a encogerme mientras metía las piernas por debajo de la mesa para ocultarme tras la misma y encogía mi cabeza tras el cuello de la gabardina para ocultar mi sonrojada cara.
Fra...iah...
Sutilmente ella me lanzó una pícara mirada que me redujo aun más y empezó a pronunciar esas palabras una y otra vez, machacando mi corazón, que con cada silaba suya pronunciada se encogía más y más, para luego ensancharse golpeando las paredes de mi traquea.
Empecé a encogerme mientras metía las piernas por debajo de la mesa para ocultarme tras la misma y encogía mi cabeza tras el cuello de la gabardina para ocultar mi sonrojada cara.
Fra...iah...
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Listo. Aquello era demasiado. Ya no podía soportarlo más. Nokku, completamente sonrojado, escondiéndose lentamente bajo la mesa. Tendría que haberlo filmado. Una pena que no tuviese su móvil encima. Quién sabe en dónde lo había dejado. Encima le dijo a Kasha que la llamase para quedar. Primero debería encontrar el maldito teléfono. Pero, en fin, ahora sería necesario y no lo encontraba en sus bolsillos. Sin embargo, lo que sí encontró fue la risa fácil. Con Nokku vivir era fácil, sencillo. Podía respirar tranquila, hablar sin tapujos, decir todo lo que sentía sin temor alguno. Él la hacía sentir cómoda, a gusto. Y deseaba fervientemente que nada los separase, nunca.
La risa de Fraiah invadió el lugar. Su helado también se estaba derritiendo, pero por el mero hecho de que le prestaba más atención al cazador redimido que al delicioso dulce fresco. Se inclinó sobre la mesa otra vez y pasó su dedo índice por el helado de Nokku, que estaba a punto de ser líquido. En un ágil movimiento, ensució la punta de la nariz del chico. La vainilla resbalaba por su tabique y ella no paraba de reir.
- Así te ves mucho mejor -dijo mientras volvía a sentarse. Aunque tenía más ideas en mente. Miró la puerta. ¿Y si...? No, sería muy cruel de su parte. Pero... Era demasiado tentador. Terminó su helado, o al menos lo congelado que quedaba de él. Se mordió el labio inferior y miró a Nokku. Comenzó a ponerse de pie lentamente... ¿Adivinaría lo que estaba a punto de hacer?
La risa de Fraiah invadió el lugar. Su helado también se estaba derritiendo, pero por el mero hecho de que le prestaba más atención al cazador redimido que al delicioso dulce fresco. Se inclinó sobre la mesa otra vez y pasó su dedo índice por el helado de Nokku, que estaba a punto de ser líquido. En un ágil movimiento, ensució la punta de la nariz del chico. La vainilla resbalaba por su tabique y ella no paraba de reir.
- Así te ves mucho mejor -dijo mientras volvía a sentarse. Aunque tenía más ideas en mente. Miró la puerta. ¿Y si...? No, sería muy cruel de su parte. Pero... Era demasiado tentador. Terminó su helado, o al menos lo congelado que quedaba de él. Se mordió el labio inferior y miró a Nokku. Comenzó a ponerse de pie lentamente... ¿Adivinaría lo que estaba a punto de hacer?
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Y no, aún no era suficiente para Fraiah, debía de ser muy divertido para ella verme así. Ya me vengaría en su momento. Fraiah cogió y, con esa sonrisa suya tan bonita, me llenó la nariz de helado. Estupendo. Me puse bizco mientras me miraba la nariz. Me limpié rápidamente y estornude a causa del frió contacto con mi incandescente piel.
¿Qué yo me veo mejor así?
Dije enarcando una ceja entre divertido y mosqueado. De repente ella decidió levantarse lentamente de su sitio. Ladee la cabeza confuso y no pude evitar preguntarla.
¿Qué vas ha...?
Pregunté interrogándola más con mi mirada que con mis palabras mientras apoyaba las manos en la mesa para empezar a incorporarme lentamente, por si acaso dejé un billete de dinero sobre la mesa.
No sabía lo que la pequeña tenía en mente pero dada su expresión y que se había mordido el labio, gesto que consideraba bastante morboso, deduje que me la iba a jugar de nuevo, pero ¿Cómo?
¿Qué yo me veo mejor así?
Dije enarcando una ceja entre divertido y mosqueado. De repente ella decidió levantarse lentamente de su sitio. Ladee la cabeza confuso y no pude evitar preguntarla.
¿Qué vas ha...?
Pregunté interrogándola más con mi mirada que con mis palabras mientras apoyaba las manos en la mesa para empezar a incorporarme lentamente, por si acaso dejé un billete de dinero sobre la mesa.
No sabía lo que la pequeña tenía en mente pero dada su expresión y que se había mordido el labio, gesto que consideraba bastante morboso, deduje que me la iba a jugar de nuevo, pero ¿Cómo?
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Claro que sí. De ese modo se veía muy bonito. Fraiah no podía dejar de reir. Pero, ahora mismo, la travesura surcaba sus expresiones; atravesaba cada uno de sus actos. Su mirada se clavó en la de Nokku. Una mezcla de coqueteo y astucia surcó sus pupilas, transmitiendo aquella sensación al joven que tenía enfrente. Se mordió el labio por última vez antes de alejarse unos cinco veinte centímentros de la mesa. Escuchó sus palabras y examinó su mirada sagaz, exigiéndole una respuesta. ¿Quería una respuesta? Pues la tendría en tres, dos, uno...
Fraiah rió de nuevo y salió corriendo hacia la puerta. La cerró tras de sí mientras todos los presentes la miraban. Comenzó a correr por la acera, sorteando la nieve que amenazaba con hacerla resbalar. La noche estaba realmente fría. Dentro de la heladería no lo había notado, pero allí estaba todo muy congelado. La respiración agitada de Fraiah emanaba vapor hacia el exterior. Miró hacia atrás para evaluar si Nokku venía tras ella. Volvió a mirar al frente, riendo para sus adentros.
Fraiah rió de nuevo y salió corriendo hacia la puerta. La cerró tras de sí mientras todos los presentes la miraban. Comenzó a correr por la acera, sorteando la nieve que amenazaba con hacerla resbalar. La noche estaba realmente fría. Dentro de la heladería no lo había notado, pero allí estaba todo muy congelado. La respiración agitada de Fraiah emanaba vapor hacia el exterior. Miró hacia atrás para evaluar si Nokku venía tras ella. Volvió a mirar al frente, riendo para sus adentros.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Claro, como no, Fraiah salió corriendo entre risas y carcajadas. Debía de encantarle hacerme sufrir. Me quedé mirando con cara de enfado de niño pequeño la puerta momentos después de que ella se fuera corriendo. Todos se me quedaron mirando, como si yo hubiera hecho algo malo y Fraiah se hubiera ido corriendo huyendo de mí. Miré también a los presentes. Note algunas risitas de adolescentes a mis espaldas y murmullos de algunas personas a mis lados.
Ni una sola palabra...
Sentencié malhumorado con los pelos tapándome un poco la cara antes de que alguien me dijera nada. Luego suspiré, la verdad es que la situación también me divertía a mi. Volví a mirar a todos, esta vez con una sonrisa de entusiasmo.
Que demonios, estamos enamorados!
Susurré casi para mi antes de emprender una carrera hacia la calle. Abrí rápidamente la puerta y salí al exterior. Algunos de esos malditos personajillos de la heladería me conocían y sabían quien era así que se acercaron todos al escaparate desde dentro y se quedaron pegados al cristal observándome actuar como un adolescente atontado, con una sonrisa demasiado eufórica para estar a la intemperie con esa ropa.
Mi respiración provocaba que mi boca exhalara una gran nube de bao que derretía los pequeños copos de nieve que se acercaban a mi. Vi a Fraiah cruzar una esquina y se pudo vislumbrar un ligero brillo de predador en mis ojos. Empecé a correr detrás de ella , derrapando en la misma esquina por la que había pasado ella, levantando mucha nieve con mis botas y llenando sin querer a un niño de ella. Le pedí perdón aun riéndome mientras intentaba alcanzar a Fraiah.
Finalmente llegué hasta ella jadeando un poco y la abracé por detrás evitando asi que se volviera a escapar. Era extraño, mi respiración era más agitada ahora que había parado que cuando estaba corriendo. Tomé un poco de ese gélido aire.
Queda usted arrestada~ Cualquier cosa que diga podrá ser usado en su contra ante un tribunal
Dije sonriendo jadeando un poco cada tres palabras, dejando que el bao empañara el cristal de una casa que estaba al lado de nosotros.
Mientras abrazaba a Fraiah por detrás pude sentir el aroma de su cabello, fresco y agradable, como una pradera de dulces en una mañana de primavera, no sabía porque pero me hacía pensar en los paisajes boscosos de "Charlie y la Fabrica de Chocolate"... tal vez Fraiah fuera comestible. Se me hacía la boca agua solo de pensarlo.
Ni una sola palabra...
Sentencié malhumorado con los pelos tapándome un poco la cara antes de que alguien me dijera nada. Luego suspiré, la verdad es que la situación también me divertía a mi. Volví a mirar a todos, esta vez con una sonrisa de entusiasmo.
Que demonios, estamos enamorados!
Susurré casi para mi antes de emprender una carrera hacia la calle. Abrí rápidamente la puerta y salí al exterior. Algunos de esos malditos personajillos de la heladería me conocían y sabían quien era así que se acercaron todos al escaparate desde dentro y se quedaron pegados al cristal observándome actuar como un adolescente atontado, con una sonrisa demasiado eufórica para estar a la intemperie con esa ropa.
Mi respiración provocaba que mi boca exhalara una gran nube de bao que derretía los pequeños copos de nieve que se acercaban a mi. Vi a Fraiah cruzar una esquina y se pudo vislumbrar un ligero brillo de predador en mis ojos. Empecé a correr detrás de ella , derrapando en la misma esquina por la que había pasado ella, levantando mucha nieve con mis botas y llenando sin querer a un niño de ella. Le pedí perdón aun riéndome mientras intentaba alcanzar a Fraiah.
Finalmente llegué hasta ella jadeando un poco y la abracé por detrás evitando asi que se volviera a escapar. Era extraño, mi respiración era más agitada ahora que había parado que cuando estaba corriendo. Tomé un poco de ese gélido aire.
Queda usted arrestada~ Cualquier cosa que diga podrá ser usado en su contra ante un tribunal
Dije sonriendo jadeando un poco cada tres palabras, dejando que el bao empañara el cristal de una casa que estaba al lado de nosotros.
Mientras abrazaba a Fraiah por detrás pude sentir el aroma de su cabello, fresco y agradable, como una pradera de dulces en una mañana de primavera, no sabía porque pero me hacía pensar en los paisajes boscosos de "Charlie y la Fabrica de Chocolate"... tal vez Fraiah fuera comestible. Se me hacía la boca agua solo de pensarlo.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Corría. Corría y ya no miraba hacia atrás. Si perdía tiempo en ver por dónde él venía, eso provocaría que se volviese más lenta y le otorgaría ventajas a Nokku. Aquella era una lección aprendida cuando entrenaba en su ciudad en el grupo de atletismo. Siempre le habían dicho que, en una carrera, sean cien metros llanos o lo que fuere, nunca mirase hacia atrás. Nunca, jamás. Y esa filosofía la podía aplicar tanto en el deporte como en cualquier circunstancia de la vida. Actualmente, ¿por qué querría mirar hacia atrás y ver su pasado? Si tenía que voltear a ver, sólo sería para ver a Nokku corriendo hasta ella, que al fin y al cabo era su presente, y esperaba que fuese su futuro. No quería que su tiempo se acabara pronto, pues creía que recíen ahora había comenzado a vivir.
Dobló en una esquina y se sujetó de la barandilla de una ventana. Casi se tropieza a causa de la nieve, húmeda y resbaladiza. Pasó por al lado de un niño que se la quedó mirando divertido; niño que poco tiempo después Nokku llenó de nieve cual muñeco. No demoró demasiado en alcanzarla, como era evidente. Cuando la atrapó entre sus brazos, Fraiah se vio obligada a frenar. Mejor dicho, ella no frenó: la frenaron. Sus pies resbalaron y su cabello se meció hacia adelante, debido a que casi cae de espalda al suelo si no fuera porque Nokku estaba detrás. Al escuchar sus palabras, una suave risa escapó de entre sus labios. Podía sentir su agitada respiración junto a la de ella.
- Tengo derecho a un abogado. Juro, por mi vida, que yo no robé la colección de peluches del Presidente de la Asociación de Cazadores -dijo rápidamente, elevando ambas manos a cada lado de su cabeza, demostrando que no portaba armas y que se entregaba para salvaguardar su integridad.
Dobló en una esquina y se sujetó de la barandilla de una ventana. Casi se tropieza a causa de la nieve, húmeda y resbaladiza. Pasó por al lado de un niño que se la quedó mirando divertido; niño que poco tiempo después Nokku llenó de nieve cual muñeco. No demoró demasiado en alcanzarla, como era evidente. Cuando la atrapó entre sus brazos, Fraiah se vio obligada a frenar. Mejor dicho, ella no frenó: la frenaron. Sus pies resbalaron y su cabello se meció hacia adelante, debido a que casi cae de espalda al suelo si no fuera porque Nokku estaba detrás. Al escuchar sus palabras, una suave risa escapó de entre sus labios. Podía sentir su agitada respiración junto a la de ella.
- Tengo derecho a un abogado. Juro, por mi vida, que yo no robé la colección de peluches del Presidente de la Asociación de Cazadores -dijo rápidamente, elevando ambas manos a cada lado de su cabeza, demostrando que no portaba armas y que se entregaba para salvaguardar su integridad.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Algo cansado pero feliz dejé que mi frente reposara sobre la cabeza de Fraiah mientras recuperaba el aliento. Escuché su respuesta y reí una única vez mientras no dejaba que la sonrisa se borrara de mi cara. Hacía frío, mucho frío, pero yo no lo sentía, no lo sentía en absoluto, es posible que nunca antes en mi vida hubiera tenido una sensación más cálida que esta. Era cierto que había compartido experiencias con otras mujeres, pero eran efímeras, puro deseo carnal y tal vez algún interés sentimental, pero en eso se quedaban.
Cerré los ojos mientras, suavemente, deslizaba mis brazos por debajo de los de Fraiah, abrazandola ahora por el abdomen, eliminando mi anterior posición de dominio y semi-encarcelamiento. La nevada se había echo más intensa y un mar de preciosos copos de nieve cristalina nos rodeo, danzando al son del viento que mis propios sentimientos creaban. La nieve caía lenta, muy lentamente a nuestro alrededor mientras nuestros ajetreados alientos amenazaban con derretir esas frágiles y elegantes formaciones de fino cristal.
Con un simple y delicado movimiento de cuello separé mi frente de la cabeza de Fraiah y dejé que mis labios se fueran acercando cada vez más y más al oido de mi "prisionera". Con cada bocanada de aire fresco que exhalaba me iba acercando más y más a su oreja, llegando a calentarla, sin querer, lo suficiente como para que se pusiera un poco roja, pero tal vez eso no se debiera a la cercanía de mi boca.
Abrí en ese momento lentamente los ojos, que denotaban un tentador y casi hostil brillo cyan, y susurré al oído de la muchacha.
Te... amo~~
Dije simplemente volviendo a cerrar mis párpados a la vez que apretaba un poco más su cuerpo contra el mio, dejando que, sus brazos levantados rozaran mi cara, despeinándome ligeramente. Había sido un acto simple, pero de enorme carga emocional, puesto que me resultaba sumamente difícil decir ese tipo de cosas. Me costaba bastante controlar las descargas de adrenalina y feniletilamina que recibía todo mi cuerpo a través de mi cerebro y eso pronto se pudo vislumbrar cuando un océano de rosas de cristal empezó a cubrir la acera, meciendose cada una de ellas por el peso de la nieve que empezaba a posarse sobre ellas. Era la primera vez que lograba recrear una estructura de cristal que no fuera dura, rígida e inexpresiva. De echo, se podría decir que había logrado en mi descontrol, crear unas perfectas rosas transparentes ¿Maravilloso verdad?
Antes de que Fraiah empezara a notar los efectos del frío hice que soplara un poco de viento cálido desde nuestra espalda, provocando que sus ropas, o mejor dicho, mis ropas, se mecieran con este en su cuerpo de muñeca de porcelana.
Cerré los ojos mientras, suavemente, deslizaba mis brazos por debajo de los de Fraiah, abrazandola ahora por el abdomen, eliminando mi anterior posición de dominio y semi-encarcelamiento. La nevada se había echo más intensa y un mar de preciosos copos de nieve cristalina nos rodeo, danzando al son del viento que mis propios sentimientos creaban. La nieve caía lenta, muy lentamente a nuestro alrededor mientras nuestros ajetreados alientos amenazaban con derretir esas frágiles y elegantes formaciones de fino cristal.
Con un simple y delicado movimiento de cuello separé mi frente de la cabeza de Fraiah y dejé que mis labios se fueran acercando cada vez más y más al oido de mi "prisionera". Con cada bocanada de aire fresco que exhalaba me iba acercando más y más a su oreja, llegando a calentarla, sin querer, lo suficiente como para que se pusiera un poco roja, pero tal vez eso no se debiera a la cercanía de mi boca.
Abrí en ese momento lentamente los ojos, que denotaban un tentador y casi hostil brillo cyan, y susurré al oído de la muchacha.
Te... amo~~
Dije simplemente volviendo a cerrar mis párpados a la vez que apretaba un poco más su cuerpo contra el mio, dejando que, sus brazos levantados rozaran mi cara, despeinándome ligeramente. Había sido un acto simple, pero de enorme carga emocional, puesto que me resultaba sumamente difícil decir ese tipo de cosas. Me costaba bastante controlar las descargas de adrenalina y feniletilamina que recibía todo mi cuerpo a través de mi cerebro y eso pronto se pudo vislumbrar cuando un océano de rosas de cristal empezó a cubrir la acera, meciendose cada una de ellas por el peso de la nieve que empezaba a posarse sobre ellas. Era la primera vez que lograba recrear una estructura de cristal que no fuera dura, rígida e inexpresiva. De echo, se podría decir que había logrado en mi descontrol, crear unas perfectas rosas transparentes ¿Maravilloso verdad?
Antes de que Fraiah empezara a notar los efectos del frío hice que soplara un poco de viento cálido desde nuestra espalda, provocando que sus ropas, o mejor dicho, mis ropas, se mecieran con este en su cuerpo de muñeca de porcelana.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
El frío del ambiente provocaba que su piel se helara delicadamente. Sus mejillas, rosadas por la adrenalina de huir, representaban el rubor gélido de una noche invernal. La joven se sentía a gusto, sin embargo. Su mente podía estar tranquila, al menos por esa vez. Y tenía el presentimiento de que las ocasiones de extrema felicidad se repetirían, sólo si él permanecía a su lado; sólo si él continuaba abrazándola de esa manera.
Sintió sus manos recorrer con suavidad la piel de sus brazos. La remera que le había robado tenía mangas cortas, por lo cual su piel blanca y brillante estaba en contacto con los pequeños copos de nieve que descendían del cristalino cielo. Fraiah cerró los ojos cuando él la rodeó con los brazos de aquella manera tan cálida. Sentía su protección sobre ella; sentía su cariño envolverla por completo. Era una sensación casi mágica. Aunque, mejor dicho, era mágica por completo. El amor es un sentimiento que siempre va de la mano con aquel hechizo encantador e incandescente.
Enredó sus manos, aún en alto, en los suaves y oscuros cabellos del cazador; su cazador. Cerró los ojos nuevamente cuando sintió sus labios rozando una de sus pequeñas orejas. Lentamente, su dulce aliento comenzaba a embriagarla. Pero nada como sus siguientes palabras para atraparla por completo en aquel sueño eterno. Fraiah abrió los ojos de repente, sintiendo que su respiración amenazaba con volverse estática mientras que su corazón tomaba el camino inverso, acelerándose como si aún estuviera huyendo. ¿Era cierto lo que había oído? ¿Su mente no la había engañado? ¿Nokku en verdad sentía aquel profundo sentimiento? Casi sin aliento, pudo percibir las preciosas formas de cristal que se erguían a ambos lados del camino. Parpadeó un par de veces, aún atónita por el sentimiento transmitido. Se había quedado igual o más helada que la mismísima nieve.
De manera suave y lenta, giró su cuerpo entre los brazos de Nokku, habiendo dejado caer sus propias manos a cada lado de su cuerpo unos segundos antes. Cuando estuvo frente a él, tuvo el valor de mirarle a los ojos. Sus pupilas estaban brillantes, resplandeciendo ante el violáceo color cristalino que ahora las empañaba. Sostuvo el rostro del joven entre sus manos, encerrándolo con cuidado. Una sutil sonrisa se formó en sus labios, amenazando con quedarse allí para siempre. Su cabello se mecía con fervor a causa de la brisa, ahora algo más cálida.
- Y yo a ti, como nunca he amado a alguien en mi vida -susurró casi al punto de quebrarse. Se puso en puntillas y acercó su rostro al de él, permitiendo el roce secreto de sus ya no sellados labios. Lo besó con extrema delicadeza, pero aquel gesto se volvía poco a poco más pasional. Jamás hubiera esperado que esas palabras escaparan de la boca de Nokku y, por esa razón, la habían dejado casi sin respiración. Quería decirle tantas cosas que sentía que no le alcanzaría el tiempo, que no le alcanzaría la eternidad incluso. Se separó apenas de él, procurando no alejarse más de dos centímetros. Bajó la mirada hasta sus labios, apreciando la tentación que significaban y lo mucho que los anhelaba, aún teniéndolos frente a sí.
- No permitiré que nada nos separe, es una promesa -susurró mientras sus brazos rodeaban con cautela el cuello del joven. Lo miró a los ojos y enjugó sus labios ante el nerviosismo y el impacto de la situación. No podía creerlo. Todo este tiempo le había amado en secreto y fueron años los que transcurrieron hasta que se animó a confesarlo sin miedo.
Sintió sus manos recorrer con suavidad la piel de sus brazos. La remera que le había robado tenía mangas cortas, por lo cual su piel blanca y brillante estaba en contacto con los pequeños copos de nieve que descendían del cristalino cielo. Fraiah cerró los ojos cuando él la rodeó con los brazos de aquella manera tan cálida. Sentía su protección sobre ella; sentía su cariño envolverla por completo. Era una sensación casi mágica. Aunque, mejor dicho, era mágica por completo. El amor es un sentimiento que siempre va de la mano con aquel hechizo encantador e incandescente.
Enredó sus manos, aún en alto, en los suaves y oscuros cabellos del cazador; su cazador. Cerró los ojos nuevamente cuando sintió sus labios rozando una de sus pequeñas orejas. Lentamente, su dulce aliento comenzaba a embriagarla. Pero nada como sus siguientes palabras para atraparla por completo en aquel sueño eterno. Fraiah abrió los ojos de repente, sintiendo que su respiración amenazaba con volverse estática mientras que su corazón tomaba el camino inverso, acelerándose como si aún estuviera huyendo. ¿Era cierto lo que había oído? ¿Su mente no la había engañado? ¿Nokku en verdad sentía aquel profundo sentimiento? Casi sin aliento, pudo percibir las preciosas formas de cristal que se erguían a ambos lados del camino. Parpadeó un par de veces, aún atónita por el sentimiento transmitido. Se había quedado igual o más helada que la mismísima nieve.
De manera suave y lenta, giró su cuerpo entre los brazos de Nokku, habiendo dejado caer sus propias manos a cada lado de su cuerpo unos segundos antes. Cuando estuvo frente a él, tuvo el valor de mirarle a los ojos. Sus pupilas estaban brillantes, resplandeciendo ante el violáceo color cristalino que ahora las empañaba. Sostuvo el rostro del joven entre sus manos, encerrándolo con cuidado. Una sutil sonrisa se formó en sus labios, amenazando con quedarse allí para siempre. Su cabello se mecía con fervor a causa de la brisa, ahora algo más cálida.
- Y yo a ti, como nunca he amado a alguien en mi vida -susurró casi al punto de quebrarse. Se puso en puntillas y acercó su rostro al de él, permitiendo el roce secreto de sus ya no sellados labios. Lo besó con extrema delicadeza, pero aquel gesto se volvía poco a poco más pasional. Jamás hubiera esperado que esas palabras escaparan de la boca de Nokku y, por esa razón, la habían dejado casi sin respiración. Quería decirle tantas cosas que sentía que no le alcanzaría el tiempo, que no le alcanzaría la eternidad incluso. Se separó apenas de él, procurando no alejarse más de dos centímetros. Bajó la mirada hasta sus labios, apreciando la tentación que significaban y lo mucho que los anhelaba, aún teniéndolos frente a sí.
- No permitiré que nada nos separe, es una promesa -susurró mientras sus brazos rodeaban con cautela el cuello del joven. Lo miró a los ojos y enjugó sus labios ante el nerviosismo y el impacto de la situación. No podía creerlo. Todo este tiempo le había amado en secreto y fueron años los que transcurrieron hasta que se animó a confesarlo sin miedo.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Amor, pasión, todas esas cosas que hacen que uno haga locuras y que saque lo mejor o lo peor de si mismo estaban a flor de piel de la pareja de la acera. ¿Qué más se podía decir de nosotros?¿Dos personajes alocados y enamorados que harían cualquier cosa el uno por el otro?
Ella me besó con la misma suavidad como la primera vez que yo la había besado, pero ahora era diferente, no había sorpresa, tampoco reproche o preocupación, solo estábamos los dos, mostrándole al mundo que por muchas dificultades que la vida pudiera presentarnos, el amor siempre encontraría algún recoveco, una piedra agrietada en la que echar raíces y florecer. Y la roca que tenía yo por corazón, congelado por los infortunios del destino, se convirtió en el centro de una rosa tan grande como mi propio pecho, partiendo esa roca en dos, dejando que la pasión cubriera mi cuerpo, bañándolo en inocencia y devoción.
Cuando Fraiah separó sus labios para comunicarme sus sentimientos cerré los ojos, deleitándome con esas palabras, esa promesa inquebrantable que se había forjado en esos instantes de lujuria impulsiva. Todo era tan efímero pero a la vez real que chocaba en unos primeros instantes, no sabía muy bien que hacer, y de echo no sabía lo que hacía, como ya había explicado con anterioridad, en esos momentos mi mente dejaba de funcionar, para convertirse en un caos de ideas y sentimientos.
Una cascada de electricidad surcó rápidamente mi columna vertebral mientras poco a poco mi subconsciente volvía a tomar el control sobre todos mis actos. Se lo había avisado, Fraiah no debía de provocarme de esa forma, me costaba retenerme a mi mismo, no podía evitarlo, era como un perro persiguiendo la rueda de un coche en marcha, si se me quitaba la cadena iría tras ella por instinto, porque al fin y al cabo no dejada de ser un humano como otro cualquiera, un animal.
Abrí de nuevo los ojos, mostrando una vez más ese brillo cyan en mi iris, ese azul cielo brillante que resplandeció, reflejandose en los preciosos ojos de Fraiah. Mis manos se encontraban entrelazadas entre ellas por los dedos en la espalda de la joven promesa, de esa tentación de sonrisa radiante a la que normalmente llamábamos Fraiah, ese ser que al que habían obligado a permanecer en las sombras hasta que en mis actos impulsivos decidí arriesgar su propia vida para poder permanecer con ella, aunque solo fueran unas horas, ella no se merecía ser un ser de la oscuridad, no, ella debería tener un par de deslumbrantes alas blancas en su espalda, ofuscando toda la maldad que nos rodeaba hoy en día.
Mis mano derecha se deslizó apasionadamente por la pelvis de la muchacha y subió hasta su barbilla, donde la sujeto gentilmente hasta que mis labios plantaron un nuevo beso, ahora poderoso, descontrolado, feroz pero sin dejar de ser delicado y suave, cargado de toda esa tensión que los dos necesitábamos soltar en sus carnosos labios, añadiéndole una carga erótica que tal vez fuera demasiada para el momento.
Con la otra mano apretó el cuerpo de ella aún más contra si, estrellando suavemente sus abdómenes, encontrando el calor de los dos cuerpos.
Una fina pero opaca cúpula de cristal empezó a surgir del suelo para ocultar a los ojos ajenos el momento que compartíamos en ese instante de... ¿tranquilidad?
Ella me besó con la misma suavidad como la primera vez que yo la había besado, pero ahora era diferente, no había sorpresa, tampoco reproche o preocupación, solo estábamos los dos, mostrándole al mundo que por muchas dificultades que la vida pudiera presentarnos, el amor siempre encontraría algún recoveco, una piedra agrietada en la que echar raíces y florecer. Y la roca que tenía yo por corazón, congelado por los infortunios del destino, se convirtió en el centro de una rosa tan grande como mi propio pecho, partiendo esa roca en dos, dejando que la pasión cubriera mi cuerpo, bañándolo en inocencia y devoción.
Cuando Fraiah separó sus labios para comunicarme sus sentimientos cerré los ojos, deleitándome con esas palabras, esa promesa inquebrantable que se había forjado en esos instantes de lujuria impulsiva. Todo era tan efímero pero a la vez real que chocaba en unos primeros instantes, no sabía muy bien que hacer, y de echo no sabía lo que hacía, como ya había explicado con anterioridad, en esos momentos mi mente dejaba de funcionar, para convertirse en un caos de ideas y sentimientos.
Una cascada de electricidad surcó rápidamente mi columna vertebral mientras poco a poco mi subconsciente volvía a tomar el control sobre todos mis actos. Se lo había avisado, Fraiah no debía de provocarme de esa forma, me costaba retenerme a mi mismo, no podía evitarlo, era como un perro persiguiendo la rueda de un coche en marcha, si se me quitaba la cadena iría tras ella por instinto, porque al fin y al cabo no dejada de ser un humano como otro cualquiera, un animal.
Abrí de nuevo los ojos, mostrando una vez más ese brillo cyan en mi iris, ese azul cielo brillante que resplandeció, reflejandose en los preciosos ojos de Fraiah. Mis manos se encontraban entrelazadas entre ellas por los dedos en la espalda de la joven promesa, de esa tentación de sonrisa radiante a la que normalmente llamábamos Fraiah, ese ser que al que habían obligado a permanecer en las sombras hasta que en mis actos impulsivos decidí arriesgar su propia vida para poder permanecer con ella, aunque solo fueran unas horas, ella no se merecía ser un ser de la oscuridad, no, ella debería tener un par de deslumbrantes alas blancas en su espalda, ofuscando toda la maldad que nos rodeaba hoy en día.
Mis mano derecha se deslizó apasionadamente por la pelvis de la muchacha y subió hasta su barbilla, donde la sujeto gentilmente hasta que mis labios plantaron un nuevo beso, ahora poderoso, descontrolado, feroz pero sin dejar de ser delicado y suave, cargado de toda esa tensión que los dos necesitábamos soltar en sus carnosos labios, añadiéndole una carga erótica que tal vez fuera demasiada para el momento.
Con la otra mano apretó el cuerpo de ella aún más contra si, estrellando suavemente sus abdómenes, encontrando el calor de los dos cuerpos.
Una fina pero opaca cúpula de cristal empezó a surgir del suelo para ocultar a los ojos ajenos el momento que compartíamos en ese instante de... ¿tranquilidad?
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Sólo quería quedarse con él. No quería ni podía pensar en una vida sin Nokku a su lado. Él siempre había dado todo lo que estaba a su alcance por ella, y ella jamás se lo había retribuído de ningún modo. Incluso hasta pensó en suicidarse cuando se enteró que su vida pendía de un fino hilo. Estuvo a punto de entregar su vida a alguien más, siendo que la había recuperado aunque ella no lo supiese. Nokku le había devuelto lo que, tiempo atrás, había sido arrebatado por un Pura Sangre y que, hasta el día de su muerte, Fraiah dependió de él y su recuerdo siempre. Sin embargo, aquella tarde en el bosque, ella estuvo a punto de entregarle cada resquicio de humanidad, cada nutritiva gota de sangre, a unos vampiros que habían caído en el Nivel E por mera desgracia del destino. Estuvo a punto de desperdiciar todos y cada uno de los esfuerzos de Nokku por salvarla. Y era curioso, pero ahora consideraba que el único que merecía cada parte de ella, era él. El único ser sobre la tierra, sobre este maldito pueblo, por el cual merecía la pena arriesgarlo todo a pesar de estar al borde del abismo, era él. Nokku le había devuelto la sonrisa, la calidez, la luz en su interior, la cual creía tan perdida y aplastada por la oscuridad de la depresión. Ciertamente, no dudaría en dar su vida por él. Ya no iba a sacrificarse en vano por nada más. Quería vivir y morir por él, y sólo por él.
Fraiah matenía sus ojos fijos en los suyos, los cuales resultaban un tanto intimidantes. Poseían un brillo que oscilaba entre lo encantador y lo aterrador, pero era sumamente atractivo. La fuerza que emanaban hacia el exterior la hacía sentir pequeña y frágil como una hoja. ¿Y no es acaso eso lo que era? Aunque quisiera demostrar que había crecido y que era fuerte, seguía siendo tan sublime como una pluma. Pero él, de pie frente a ella, mirándola a los ojos de esa manera, le generaba ánimos y ganas de luchar por todos sus sueños, por todos sus amigos, por cada objetivo que se proponga. Nokku era un pilar muy fuerte en su vida, y le daba realmente pavor el hecho de cerrar los ojos y que, al abrirlos, su figura ya no esté.
Una de las manos del muchacho se deslizó con delicada fuerza por la pelvis de la joven, rosando su vientre y ascendiendo, a través de su pecho, hasta su rostro. Allí, sujetó su barbilla con extrema gentileza, pero sus ojos denotaban cierto deseo contenido. Fraiah no podía apartar su mirada violácea y brillante de las oscuras pupilas del cazador. Abrió suavemente sus labios, dejando escapar un leve y casi imperceptible suspiro, el cual se dispersó en forma de bao a causa del frío ambiente. Y realmente agradecía la baja temperatura exterior, pues ella, personalmente, sentía que un fuego demoledor le corroía por dentro. Cuando sus labios volvieron a unirse, una delicada desesperación pareció envolverles. La joven enredó sus dedos en el suave cabello de Nokku, ejerciendo presión de sus manos sobre su nuca. De ese modo, lo atrajo más hacia sí, sintiendo la supremacía de su cuerpo contra el suyo. No se había percatado nunca de lo enorme que era Nokku a comparación de ella. Tal vez fuera porque nunca había sentido lo que significaba tenerlo tan cerca, tan próximo, casi al límite de fundirse uno con otro.
Sus labios acariciaron los suyos como en una poesía. Mordió con extrema sutileza el labio inferior del chico, deteniéndolo así por unos segundos. Creía que si fuera un vampiro, desearía devorarlo allí mismo. Era increíble que pudiese apreciar el dulce sabor de su boca incluso siendo una humana común y corriente. ¿Común y corriente? Bueno, ese era un detalle que aún estaba por verse y que, en este instante, no tenía nada que hacer, pues no era el momento de carcomerse la mente con semejante estupidez -que probablemente sería una preocupación tiempo después-.
Una cúpula de cristal emergió del suelo, producto de las habilidades de Nokku. ¿Qué pretendía al ocultarlos allí, de todo transeúnte? ¿Acaso no sería más llamativo ver una forma de cristal en medio de la acera que a dos jóvenes queriéndose? La cuestión era que el chico siempre se las ingeniaba para sorprenderla, sea de uno u otro modo. Esa era otra de sus virtudes. Era un chico impredecible, creativo, y nunca podías adivinar con qué cosa iba a salir de un día para el otro. Fraiah quiso sonreír ante sus pensamientos, pero estaba demasiado concentrada en deleitarse con cada milímetros de los labios del muchacho.
- No puedo... respirar -susurró entre besos, sintiendo que la emoción le envolvía de tal modo hasta hacerle dudar de la realidad de la situación. En su interior, no podía sentir más felicidad en esta tarde de invierno. Y esa alegría se diseminaba por cada vena, por cada arteria, hasta escabullirse por los ínfimos poros de su piel. Sonrió suavemente y se aferró a él con más fuerza, si es que eso era posible.
Si el mundo tal y como lo conocía decidía desintegrarse a su alrededor, podía destruirse tranquilo, pues a ella no iba a importarle.
Fraiah matenía sus ojos fijos en los suyos, los cuales resultaban un tanto intimidantes. Poseían un brillo que oscilaba entre lo encantador y lo aterrador, pero era sumamente atractivo. La fuerza que emanaban hacia el exterior la hacía sentir pequeña y frágil como una hoja. ¿Y no es acaso eso lo que era? Aunque quisiera demostrar que había crecido y que era fuerte, seguía siendo tan sublime como una pluma. Pero él, de pie frente a ella, mirándola a los ojos de esa manera, le generaba ánimos y ganas de luchar por todos sus sueños, por todos sus amigos, por cada objetivo que se proponga. Nokku era un pilar muy fuerte en su vida, y le daba realmente pavor el hecho de cerrar los ojos y que, al abrirlos, su figura ya no esté.
Una de las manos del muchacho se deslizó con delicada fuerza por la pelvis de la joven, rosando su vientre y ascendiendo, a través de su pecho, hasta su rostro. Allí, sujetó su barbilla con extrema gentileza, pero sus ojos denotaban cierto deseo contenido. Fraiah no podía apartar su mirada violácea y brillante de las oscuras pupilas del cazador. Abrió suavemente sus labios, dejando escapar un leve y casi imperceptible suspiro, el cual se dispersó en forma de bao a causa del frío ambiente. Y realmente agradecía la baja temperatura exterior, pues ella, personalmente, sentía que un fuego demoledor le corroía por dentro. Cuando sus labios volvieron a unirse, una delicada desesperación pareció envolverles. La joven enredó sus dedos en el suave cabello de Nokku, ejerciendo presión de sus manos sobre su nuca. De ese modo, lo atrajo más hacia sí, sintiendo la supremacía de su cuerpo contra el suyo. No se había percatado nunca de lo enorme que era Nokku a comparación de ella. Tal vez fuera porque nunca había sentido lo que significaba tenerlo tan cerca, tan próximo, casi al límite de fundirse uno con otro.
Sus labios acariciaron los suyos como en una poesía. Mordió con extrema sutileza el labio inferior del chico, deteniéndolo así por unos segundos. Creía que si fuera un vampiro, desearía devorarlo allí mismo. Era increíble que pudiese apreciar el dulce sabor de su boca incluso siendo una humana común y corriente. ¿Común y corriente? Bueno, ese era un detalle que aún estaba por verse y que, en este instante, no tenía nada que hacer, pues no era el momento de carcomerse la mente con semejante estupidez -que probablemente sería una preocupación tiempo después-.
Una cúpula de cristal emergió del suelo, producto de las habilidades de Nokku. ¿Qué pretendía al ocultarlos allí, de todo transeúnte? ¿Acaso no sería más llamativo ver una forma de cristal en medio de la acera que a dos jóvenes queriéndose? La cuestión era que el chico siempre se las ingeniaba para sorprenderla, sea de uno u otro modo. Esa era otra de sus virtudes. Era un chico impredecible, creativo, y nunca podías adivinar con qué cosa iba a salir de un día para el otro. Fraiah quiso sonreír ante sus pensamientos, pero estaba demasiado concentrada en deleitarse con cada milímetros de los labios del muchacho.
- No puedo... respirar -susurró entre besos, sintiendo que la emoción le envolvía de tal modo hasta hacerle dudar de la realidad de la situación. En su interior, no podía sentir más felicidad en esta tarde de invierno. Y esa alegría se diseminaba por cada vena, por cada arteria, hasta escabullirse por los ínfimos poros de su piel. Sonrió suavemente y se aferró a él con más fuerza, si es que eso era posible.
Si el mundo tal y como lo conocía decidía desintegrarse a su alrededor, podía destruirse tranquilo, pues a ella no iba a importarle.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
El contacto con nuestras cuerpos era algo excesivo para mi, no por el echo de que no me gustara, si no por todo lo contrario. Sentía la respiración de Fraiah en mi cara, sus manos despeinando mi pelo y sus labios agrediendo en un juego de dominio a los míos. Dejé que mi labio inferior fuera apresado suavemente por sus dientes y cerré los ojos, deleitadome con cuidado de todo lo que pasara en aquel momento. ¿No era extraño? El presindente de los cazadores y la que debería de ser la líder del consejo de ancianos, juntos, compartiendo unas mismas sensaciones de placer.
Pensé que mi pulso no podía acelerarse más, pero Fraiah me demostró lo contrario cuando nuestras bocas se juntaron repetidas veces en una danza de lujuria sin fin. El proceso de retroalimentación positivo de nuestros actos podría llegar hasta niveles peligrosos, y sinceramente, no me apetecía dejar a todos los niños del pueblo sin nieve con la que jugar, ya había derretido la suficiente por el momento. Pero ¿Cómo resistirse a ese cuerpo inocente?
Volví a deslizar mi mano, desde la barbilla de Fraiah hasta su nuca, esquivando sus cabellos. Acariciando su cuello en el proceso.
Escuché sus palabras cuando se separó ligeramente de mí, y sonreí entre un esbozo. Era cierto, ahora necesitaba respirar, como los humanos normales y corrientes. La miré a los ojos, vi de soslayo sus sonrojadas mejillas, su expresión de felicidad y pasión embriagaba mi mente y a la vez yo sonreía ligeramente con un semblante de infinito deseo, entrecerrando mis ojos.
Respiraré por ti entonces
Pronuncie entonces antes de volver a atrapar sus labios entre los míos en un continuo movimiento de desesperada atracción.
Pudimos mantener nuestra tarde tranquila, nadie nos había molestado, no había habido problemas, o eso quería pensar yo, finalmente había conseguido pasar un día normal con Fraiah.
La mano que apretaba la espalda de Fraiah contra mí se suavizó un poco y buscó la mano de ella, para enredar mis dedos entre los de ella. Acaricié gentilmente la piel de su mano con la yema de mis dedos y finalmente me separé unos pocos centímetros, tenía que recuperar la respiración.
Me odié a mi y a mi puñitera premonición por unos momentos. Alguien estaba en peligro, de echo llevaba como unas horas en peligro, pero ahora era crítico ¿Sería Chlóe de nuevo? Tal vez fuera Yagari... tal vez los dos a la vez o ninguno de ellos. Cerré los ojos, conteniendo mi impaciencia hacia mi mismo. Esos vampiros no sabían cuando parar. No podía ser tan responsable... pero esque Fra... aaaaggghh. La cúpula de cristal se deshizo poco a poco y le mostré a Fraiah mi sonrisa más angelical, tenía trabajo que hacer, hoy tampoco dormiría. La abracé con ternura y susurré
Me necesitan...
Dije simplemente mientras me separaba de ella y plantaba un suave beso en sus labios, esta vez exento de lujuria alguna
Pensé que mi pulso no podía acelerarse más, pero Fraiah me demostró lo contrario cuando nuestras bocas se juntaron repetidas veces en una danza de lujuria sin fin. El proceso de retroalimentación positivo de nuestros actos podría llegar hasta niveles peligrosos, y sinceramente, no me apetecía dejar a todos los niños del pueblo sin nieve con la que jugar, ya había derretido la suficiente por el momento. Pero ¿Cómo resistirse a ese cuerpo inocente?
Volví a deslizar mi mano, desde la barbilla de Fraiah hasta su nuca, esquivando sus cabellos. Acariciando su cuello en el proceso.
Escuché sus palabras cuando se separó ligeramente de mí, y sonreí entre un esbozo. Era cierto, ahora necesitaba respirar, como los humanos normales y corrientes. La miré a los ojos, vi de soslayo sus sonrojadas mejillas, su expresión de felicidad y pasión embriagaba mi mente y a la vez yo sonreía ligeramente con un semblante de infinito deseo, entrecerrando mis ojos.
Respiraré por ti entonces
Pronuncie entonces antes de volver a atrapar sus labios entre los míos en un continuo movimiento de desesperada atracción.
Pudimos mantener nuestra tarde tranquila, nadie nos había molestado, no había habido problemas, o eso quería pensar yo, finalmente había conseguido pasar un día normal con Fraiah.
La mano que apretaba la espalda de Fraiah contra mí se suavizó un poco y buscó la mano de ella, para enredar mis dedos entre los de ella. Acaricié gentilmente la piel de su mano con la yema de mis dedos y finalmente me separé unos pocos centímetros, tenía que recuperar la respiración.
Me odié a mi y a mi puñitera premonición por unos momentos. Alguien estaba en peligro, de echo llevaba como unas horas en peligro, pero ahora era crítico ¿Sería Chlóe de nuevo? Tal vez fuera Yagari... tal vez los dos a la vez o ninguno de ellos. Cerré los ojos, conteniendo mi impaciencia hacia mi mismo. Esos vampiros no sabían cuando parar. No podía ser tan responsable... pero esque Fra... aaaaggghh. La cúpula de cristal se deshizo poco a poco y le mostré a Fraiah mi sonrisa más angelical, tenía trabajo que hacer, hoy tampoco dormiría. La abracé con ternura y susurré
Me necesitan...
Dije simplemente mientras me separaba de ella y plantaba un suave beso en sus labios, esta vez exento de lujuria alguna
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
En ese momento se dio cuenta de algo: jamás había deseado tanto a alguien como a él. Nokku le transmitía, simplemente, todo lo que ella creía perdido. Cerró los ojos y se dejó llevar por cada una de sus caricias, disfrutando del momento como si fuera la última ocasión de poder estar juntos. Y, con todos los problemas que los rodeaban, tal vez fuese así. En este pueblo el lema "disfruta cada minuto como si fuera el último", es ley.
La respuesta que él brindó hacia su falta de oxígeno provocó que las mejillas de Fraiah se volviesen aún más rosadas. Él volvió a atraparla en un profundo beso. Había descubierto aquella pasión oculta que ambos compartían. Era increíble. Se sentía tan bien al estar entre sus brazos, ella, un proyecto fallido de tantas cosas; ella, que no era humana, pero tampoco era un vampiro. Y él, un cazador poderoso para el cual la existencia de Fraiah podría significar la ruina. ¿Quién sabe qué podría hacer ella? ¿Quién sabe de qué sería capaz con aquella naturaleza extraña y mezquina? Pero si algo debía suceder, nadie podría evitarlo. Y ella sólo quería atesorar este momento como uno de los únicos.
Una de las manos de Nokku acarició con suavidad su cuello, apartando su perfumado cabello, mientras que la otra se enredaba en la mano de la joven. Fraiah abrió los ojos justos cuando se separaron. Clavó su mirada violácea en la de él, sintiendo que se perdería en aquel laberinto oscuro de buenas a primeras; aquel laberinto que significaban sus ojos, y del cual ella jamás querría salir. Deslizó una mano desde su cuello hasta su pecho, dejándola reposar allí. Podía sentir su acelerado corazón. Sonrió ante esto. Nokku siempre fue un humano, y nunca flaqueó ante su naturaleza. Él era realmente fuerte.
Cuando escuchó sus palabras, asintió. Sabía que ese momento llegaría. La cúpula de cristal a su alrededor se deshizo poco a poco. El viento frío envolvió, nuevamente, sus cuerpos. Sonrió a Nokku con calidez y acarició su mejilla con la mano que anteriormente estaba en su pecho. Esperaba verlo otra vez, sano y salvo.
- Ten cuidado -susurró-. Yo iré a buscar a Kasha. Nos vemos luego, ¿de acuerdo? -dijo de manera risueña y amable. Le devolvió el beso que él le otorgó tras hablarle. Retrocedió unos pasos y soltó lentamente su mano. Su corazón latió con dolor en ese instante. Su voluntad de alejarse de él era mínima. Aunque Nokku fuera el hombre más peligroso sobre la tierra, no podría apartarse de él jamás.
Cuando estuvo ya a unos cuantos pasos de él, movió sus labios sin articular palabra alguna, pero transmitiendo la mímica de dos palabras: "te amo". Le saludó con la mano, giró sobre sus talones y comenzó a alejarse. Vería si ahora podía conseguir su bendita maleta.
La respuesta que él brindó hacia su falta de oxígeno provocó que las mejillas de Fraiah se volviesen aún más rosadas. Él volvió a atraparla en un profundo beso. Había descubierto aquella pasión oculta que ambos compartían. Era increíble. Se sentía tan bien al estar entre sus brazos, ella, un proyecto fallido de tantas cosas; ella, que no era humana, pero tampoco era un vampiro. Y él, un cazador poderoso para el cual la existencia de Fraiah podría significar la ruina. ¿Quién sabe qué podría hacer ella? ¿Quién sabe de qué sería capaz con aquella naturaleza extraña y mezquina? Pero si algo debía suceder, nadie podría evitarlo. Y ella sólo quería atesorar este momento como uno de los únicos.
Una de las manos de Nokku acarició con suavidad su cuello, apartando su perfumado cabello, mientras que la otra se enredaba en la mano de la joven. Fraiah abrió los ojos justos cuando se separaron. Clavó su mirada violácea en la de él, sintiendo que se perdería en aquel laberinto oscuro de buenas a primeras; aquel laberinto que significaban sus ojos, y del cual ella jamás querría salir. Deslizó una mano desde su cuello hasta su pecho, dejándola reposar allí. Podía sentir su acelerado corazón. Sonrió ante esto. Nokku siempre fue un humano, y nunca flaqueó ante su naturaleza. Él era realmente fuerte.
Cuando escuchó sus palabras, asintió. Sabía que ese momento llegaría. La cúpula de cristal a su alrededor se deshizo poco a poco. El viento frío envolvió, nuevamente, sus cuerpos. Sonrió a Nokku con calidez y acarició su mejilla con la mano que anteriormente estaba en su pecho. Esperaba verlo otra vez, sano y salvo.
- Ten cuidado -susurró-. Yo iré a buscar a Kasha. Nos vemos luego, ¿de acuerdo? -dijo de manera risueña y amable. Le devolvió el beso que él le otorgó tras hablarle. Retrocedió unos pasos y soltó lentamente su mano. Su corazón latió con dolor en ese instante. Su voluntad de alejarse de él era mínima. Aunque Nokku fuera el hombre más peligroso sobre la tierra, no podría apartarse de él jamás.
Cuando estuvo ya a unos cuantos pasos de él, movió sus labios sin articular palabra alguna, pero transmitiendo la mímica de dos palabras: "te amo". Le saludó con la mano, giró sobre sus talones y comenzó a alejarse. Vería si ahora podía conseguir su bendita maleta.
- Fraiah B. Eslin
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Re: Heladeria
Con un suave y inspirador mensaje Fraiah comenzó a alejarse, llevándose consigo parte de mi respiración. Suspiré, acalorado, y miré a los alrededores, no había nadie, perfecto. No tenía tiempo que perder, tenía muchas cosas que hacer, como por ejemplo buscar a Chlóe. Malditos vampiros, porque no dejan de atacarnos, con lo bien que se esta en paz y armonía.
Inspiré ese gélido aire de nuevo y me dí la vuelta cuando vi desaparecer a Fraiah. Sonreí con la cabeza bien alta. El mundo nunca sería lo suficientemente frió para congelar nuestros corazones, nuestros agigantados y calientes corazones.
Desaparecí entre los copos de nieve, dejando una estela centelleante tras de mi.
Inspiré ese gélido aire de nuevo y me dí la vuelta cuando vi desaparecer a Fraiah. Sonreí con la cabeza bien alta. El mundo nunca sería lo suficientemente frió para congelar nuestros corazones, nuestros agigantados y calientes corazones.
Desaparecí entre los copos de nieve, dejando una estela centelleante tras de mi.
- Nokku Damaru
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Re: Heladeria
Iba caminando por la calle, esa noche iba con una falda hasta la rodilla blanca basicamene el uniforme de la escuela, el pelo recoguido en una coleta y para que no se notara que iba con el uniforme iba con una capa sobre mi, junto con mi espada en la espalda, el tiempo esa noche estaba fresco, sentí un escalofrío... Parece que ese tipo ya llego a la academia sonreí y me encogí de hombros dado que no me importaba en lo absoluto su llegada pero... Por otro lado, es mi hermano así que seria un poco desagradable para el si no voy y lo golpeo un rato... No espera, solo tienes que saludarlo y ya esta espero no le incomode que tenemos la misma habitación, comencé a reír a carcajadas, todos se me quedaron viendo, pero no me importo, iba pasando por enfrente de una heladería corri hasta ella y me pare enfrente de la heladería -Si, buenas noches ¿Que tipo de helado quiere?- dijo mientras sonreía la chica de la heladería, me pasee entre todas las estanterías de la heladería hasta que vi el de vainilla, se me hacia la boca agua me encanta la vainilla y ademas hacia tiempo que no comía un helado -Si, me da un helado doble de vainilla por favor- dije sonriendole a la muchacha la cual se incomodo un poco cuando vio un poco de mis colmillos, sus manos comenzaron temblar - Haa tranquila no soy vampiro solo tengo un poco mal los colmillos eso es todo creo que debería arreglaros pronto- mentí, bueno no quería que pasara nada mas así que sonreí, la señorita me trajo el helado rápido y yo le page el helado frente a la heladería había una banca así que opte por mirar si no había nadie y en efecto, ademas ¿Quien va comer helado a estas horas de la noche? -Muchas gracias- dije a la señorita y esta me sonrió, yo estaba tremendamente feliz.
Corrí a sentarme en la banca mientras saboreaba el helado como un niño pequeño y me senté cómoda sobre la banca,
Corrí a sentarme en la banca mientras saboreaba el helado como un niño pequeño y me senté cómoda sobre la banca,
- Dayla Alissa Monte Carlo
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Re: Heladeria
Había vuelto a hacerlo. La noche anterior había estado bebiendo alcohol como si no hubiera mañana y no recordaba nada de la noche anterior. Es más, ¿por qué demonios se había despertado en una rama de un árbol del bosque?Aah... el alcohol... sabes perfectamente que así un día te vas a despertar en el infierno, ¿lo sabes? ¿A qué si?. Eso le decía su mente. Sasha respondía con silencio. En ocasiones, esa era la mejor respuesta.
Sin embargo, ahora no sufría una resaca brutal. El aire de la calle le aliviaba mucho y la pastilla que se había tomado ponía la guinda del pastel. Ella quería volver al bar, tomarse un ron con cola y volver a perder el conocimiento, pero aprendía a que si lo volvía a hacer podría encontrarse peor que nunca. Entonces, pensó en la heladería del pueblo. Ciertamente, había escuchado hablar de ella, pero no precisamente en el bar. Así que, ha falta de ganas de alcoholizarse, tenía la heladería. Cosas dulces y deliciosas.
Se plantó frente a la heladería, donde a escasos pasos se encontraba otra chica disfrutando de su helado. No prestó mucha importancia y se inclinó hacía la heladera. Tenía una carta de los helados que podía pedir. Había como más de veinte helados distintos para elegir. Era una decisión que le iba de vida o muerte... Oh dios... ¿cual escojo? Y entre el helado de chocolate y de fresa, estaba el de vainilla. ¿Era posible que hubieran pasado años sin probar la vainilla?
Póngame uno de vainilla, por favor.-y la chica actuó con rapidez, ofreciendole a Sasha un rico helado de vainilla.
La chica no pudo evitar que sus ojos brillaran un poco. Percibía el frío del helado en su cara y cuando dio el primer lametón, sintió como se le erizaban los pelos de todo el cuerpo. Dejó el precio del helado en unas pocas monedas y se marchó. Tenía ganas de sentarse en algún lugar y tomárselo con tranquilidad. Divisó un banco, en el cual había una chica sentada. Era la de antes. Se acercó ahí.
Perdona, ¿te importa si me siento aquí?-dijo educadamente.
¿Qué tendría ella que hacer al lado de una desconocida? Bueno, ella era chica de pocos amigos y aprendió que tener gente conocida era algo bueno. Gracias por aquel hombre...
Sin embargo, ahora no sufría una resaca brutal. El aire de la calle le aliviaba mucho y la pastilla que se había tomado ponía la guinda del pastel. Ella quería volver al bar, tomarse un ron con cola y volver a perder el conocimiento, pero aprendía a que si lo volvía a hacer podría encontrarse peor que nunca. Entonces, pensó en la heladería del pueblo. Ciertamente, había escuchado hablar de ella, pero no precisamente en el bar. Así que, ha falta de ganas de alcoholizarse, tenía la heladería. Cosas dulces y deliciosas.
Se plantó frente a la heladería, donde a escasos pasos se encontraba otra chica disfrutando de su helado. No prestó mucha importancia y se inclinó hacía la heladera. Tenía una carta de los helados que podía pedir. Había como más de veinte helados distintos para elegir. Era una decisión que le iba de vida o muerte... Oh dios... ¿cual escojo? Y entre el helado de chocolate y de fresa, estaba el de vainilla. ¿Era posible que hubieran pasado años sin probar la vainilla?
Póngame uno de vainilla, por favor.-y la chica actuó con rapidez, ofreciendole a Sasha un rico helado de vainilla.
La chica no pudo evitar que sus ojos brillaran un poco. Percibía el frío del helado en su cara y cuando dio el primer lametón, sintió como se le erizaban los pelos de todo el cuerpo. Dejó el precio del helado en unas pocas monedas y se marchó. Tenía ganas de sentarse en algún lugar y tomárselo con tranquilidad. Divisó un banco, en el cual había una chica sentada. Era la de antes. Se acercó ahí.
Perdona, ¿te importa si me siento aquí?-dijo educadamente.
¿Qué tendría ella que hacer al lado de una desconocida? Bueno, ella era chica de pocos amigos y aprendió que tener gente conocida era algo bueno. Gracias por aquel hombre...
- Sasha R. Kross
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Re: Heladeria
Ahora frente a la heladería había otra chica comprando humm ¿Parece que a ella también le gustan los helados en la noche? Pero bueno ahora que estaba terminando el mío y se me antoja otro, creo que esa chica al igual que yo es bastante compatible que el viento frío y los helados... Reí para mis adentros, entonces ella pregunto si se podía sentar - Claro que puedes o ¿acaso la sociedad ya no permite sentarse al lado de un extraño? ¿Violamos alguna regla importante?- dije sonriendo mientras comenzaba a comer mi cono, la chica se veía amable, educada y ademas muy buena persona.
Mire de cerca su helado ¡¡también es de vainilla!! Me emocione sin saber por que -¿Disculpa, te gustan los helados de vainilla también?- pregunte sonriendo a la chica aunque creí que esa pregunta era obvia y que no debería haberla preguntado si no ¿entonces para que se habrá comprado el helado si no le gustaba?una vez terminado el cono de vainilla ahora miraba fijamente la heladería otra vez, quiero otro helado están tan buenos pero... No quiero pararme, subí las piernas a la banca y me agarre las piernas añorando el helado que acababa de devorar, tenía que hacer algo pero nominado revelar así mi identidad digo ahí muchos humanos solo... Debo hacer un pequeño truquillo, la chica de la heladería abrió el compartimento y en un cono puso dos bolas de helado, salió de la tiendecilla y se dirigió a la banca en donde estábamos la chica y yo me ofreció el helado -Disculpa, te vi con cara de que querías mas así que e traje otro ¿Quieres?- dijo la señorita mientras yo sonreía y le daba el dinero en su mano, -Muchas gracias -había surgido efecto y lo mejor es que me había salido tan natural, me sorprendí de mi misma.
La chica entro en la tienda otra vez y coloco el dinero en la caja registradora, mientras yo saboreaba mi helado con los ojos brillosos, -hola, perdón por no saludar antes, ¿Es una buena noche no? - dije sonriendo a la otra chica a un lado de mi.
Mire de cerca su helado ¡¡también es de vainilla!! Me emocione sin saber por que -¿Disculpa, te gustan los helados de vainilla también?- pregunte sonriendo a la chica aunque creí que esa pregunta era obvia y que no debería haberla preguntado si no ¿entonces para que se habrá comprado el helado si no le gustaba?una vez terminado el cono de vainilla ahora miraba fijamente la heladería otra vez, quiero otro helado están tan buenos pero... No quiero pararme, subí las piernas a la banca y me agarre las piernas añorando el helado que acababa de devorar, tenía que hacer algo pero nominado revelar así mi identidad digo ahí muchos humanos solo... Debo hacer un pequeño truquillo, la chica de la heladería abrió el compartimento y en un cono puso dos bolas de helado, salió de la tiendecilla y se dirigió a la banca en donde estábamos la chica y yo me ofreció el helado -Disculpa, te vi con cara de que querías mas así que e traje otro ¿Quieres?- dijo la señorita mientras yo sonreía y le daba el dinero en su mano, -Muchas gracias -había surgido efecto y lo mejor es que me había salido tan natural, me sorprendí de mi misma.
La chica entro en la tienda otra vez y coloco el dinero en la caja registradora, mientras yo saboreaba mi helado con los ojos brillosos, -hola, perdón por no saludar antes, ¿Es una buena noche no? - dije sonriendo a la otra chica a un lado de mi.
- Dayla Alissa Monte Carlo
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Re: Heladeria
La chica le ofreció asiento y Sasha lo acepto sin dudarlo. Acopló su trasero en el asiento y seguía deleitándose con su rico helado de vainilla. Intentaba darle tiempo para que no se acabara tan rápido pero le era complicado.
Por supuesto. Tercero va limón, segundo chocolate y primero ...-dejó un poco tiempo para la duda...-Vainilla-y concluyó.
En ese momento, Sasha se estaba dando cuenta de que estaba hablando como si nada con alguien racional. No como a ese bar al que acudo, en el que todos son unos gordos comepizzas. Solía ser más retractada con las personas, pero suponía que la noche y con un helado entre sus manos las personas cambiaban un poco.
Pasaron los minutos, el helado de su compañera ya se había extinguido. Parecía haberle afectado la falta de otro helado y no estaba muy convencida de que se fuera a levantar a por otro y cuando ya creía que desistiría, le heladera se acercó a ella y le ofreció otro helado de vainilla... sin siquiera haberlo pedido... eso le extraño un poco, pero sus sentidos estaban algo apagados y no pudo darle esfuerzo a sus sospechas. Sasha... estás al lado de una _ _ _ _ _ _ _ , que te puede comer ahora mismo... Maldita ilusa... pero ella, no escuchaba esa palabra, no se dejaba.
¿Conoces a la heladera?-preguntó por una simple curiosidad.
Y cuando concluyó su pregunta estaba ya acabando el cucurucho
Por supuesto. Tercero va limón, segundo chocolate y primero ...-dejó un poco tiempo para la duda...-Vainilla-y concluyó.
En ese momento, Sasha se estaba dando cuenta de que estaba hablando como si nada con alguien racional. No como a ese bar al que acudo, en el que todos son unos gordos comepizzas. Solía ser más retractada con las personas, pero suponía que la noche y con un helado entre sus manos las personas cambiaban un poco.
Pasaron los minutos, el helado de su compañera ya se había extinguido. Parecía haberle afectado la falta de otro helado y no estaba muy convencida de que se fuera a levantar a por otro y cuando ya creía que desistiría, le heladera se acercó a ella y le ofreció otro helado de vainilla... sin siquiera haberlo pedido... eso le extraño un poco, pero sus sentidos estaban algo apagados y no pudo darle esfuerzo a sus sospechas. Sasha... estás al lado de una _ _ _ _ _ _ _ , que te puede comer ahora mismo... Maldita ilusa... pero ella, no escuchaba esa palabra, no se dejaba.
¿Conoces a la heladera?-preguntó por una simple curiosidad.
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- Sasha R. Kross
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