Fuente

"Esta chica no se entera de nada" pensé mientras observaba como perdía sangre. En fin, junte las manos y un bloque de cristal de diez metros de radio se firmo tomando como punto central a la propia Stella. Me metí en el cristal y me desplace por este como si no estuviera hasta que me acerque al cuerpo inmóvil del la chica.
- Stella, quiero que aclares tu mente, no pienses en mi, simplemente haz lo que tienes que hacer de una vez, no quiero que te quedes aquí para siempre- mis palabras resonaron con eco - pensé que por lo menos intentarías luchar pero no lo he visto en ningún momento, tal vez me equivoque contigo, tal vez solo seas una cría asustada...- dije apenado con la cabeza agachada mientras me quedaba al lado de su cuerpo inmóvil y cristalizado.

- mientras estemos dentro del cristal no deberías morir. Te intentare curar mientras tu intentas hacer que esa cosa no pueda doblegarte.- la verdad esque no seria fácil. Varios de sus tejidos habían sido dañados y le faltaba sangre. Puse mis manos subre la herida y empece a reconstruir las partes dañadas de su cuerpo con tejido artificial. Yo podía hacer muchas cosas, pero ninguna de ellas podía estar viva no tampoco podía crear tejidos vivos de verdad. Simplemente reconstruí temporalmente sus tejidos artificialmente para que se fueran sustituyendo conforme el propio cuerpo se fuera curando. En cuanto a la sangre... Espere que fuera compatible conmigo, si no tendríamos un problema. De mi dedo salió un pinchuto con el que atravesé la piel del dedo de Stella para que saliera un poco de su sangre fresca. Acto seguido la introduje en mi riego sanguíneo y comprobé que no era rechazada. Perfecto. Puse de nuevo mi mano sobre mi pecho y esta vez unos pinchos de cristal se clavaron en mi brazo pasandole una buena porción de sangre a Stella. Parecía que ya poco podía hacer yo pero de todos modos hice que mis sentimientos y recuerdos aparecieran en la mente de Stella, tal vez mi experienci podria ayudarla.

Hice que aparecieran unas vendas y cuidadosamente se las puse a Stella haciendo que su herida quedase cubierta. También me vende la mano pero las vendas pronto se tiñieron de rojo carmesí. Tal, ¿que clase de cuchillo había utilizado cuando me atravesó la mano? Me senté al lado de Stella mas cómodo y apoye su cabeza sobre mi pecho mientras le acariciaba el pelo una y otra vez.  

- entiendo... No te pido perdón por lo de la herida porque seria impertinente pero has de saber que no fui yo el que lo hizo. Nunca tuve la intención de herir tu cuerpo.- cerré los ojos también, al igual que ella y solo respire - a todos nos domina a veces un demonio en el interior, es extraño, antes tenía la idea de que el cuerpo de cada uno no podía ser mancillado sin consentimieto pero aquí somos todos así de ratitos, bienvenida al gremio Stella- dije meditabundo mientras mi mente empezaba a divagar.

- dej suelto mi alter ego y se paso de listo. Acabo atravesandote con mi espada- no me gusta aoltarlo pero a veces me veo obligado ha hacerlo... No puedo matarle por otro lado, forma parte de mi. Pero creo que la mujer que sale con la Luna no es parte de tu verdad?- sonreí, estaba cansado, mis ojos se cerraron solo.

Tiempo al tiempo, solía decirle su padre. Pero su paciencia siempre había sido muy limitada, casi no podía esperar a hacerlo, se moría de ganas de ello. Por culpa suya, su vida se había ido al traste, todo lo que tenía, lo había perdido y por eso mismo, quería asegurarse de que ella sufriera lo mismo, ya había comenzado, ahora no podía arrepentirse y echarse atrás. Su primer movimiento, como si de un ajedrez se tratara, había sido trazado con precisión y de forma discreta, ahora era el momento de salir a la luz, meter miedo y sembrar lo que esperaba obtener tras un breve tiempo.
Aquello le había llevado hasta la academia, y era allí donde se encontraba en ese momento, aproximándose al lugar en el que notaba su presencia. Se detuvo frente a la pequeña fuente, con una expresión indescifrable en el rostro, pero que cambió en cuanto dio un paso hacia ella.
-¡Kairi! Mi querida hermana -exclamó mientras se acercaba
La abrazo con fuerza, sonriendo, aparentemente alegre, aunque tras su sonrisa se encontraban ocultas sus auténticas intenciones.

Advirtió el miedo que sentía la joven y esbozó una sonrisa antes de soltarla, apartándose de ella para mirarla con sus ojos violáceos.
-No sabes cuanto te he echado de menos -aseguró- Has crecido muchísimo desde la última vez que te vi.
Tomó asiento junto a ella, esperando la respuesta a su comentario, con la mayor paciencia con la que pudo armarse.
-¿Sabes? Te busqué por todas partes, nunca pensé que pudieras estar en un lugar como este, Kairi, pensaba que te iban mas otro tipo de ambientes.

Estaba consiguiendo ponerla nerviosa y eso le alegraba. Sonrió de nuevo apartando la vista, preparándose para pronunciar las palabras que llevaba tanto tiempo ansiando decir.
-Claro que no, el año pasado regresé a casa al enterarme de lo de Padre -comenzó- ni te imaginas lo que me encontré al llegar ¿O quizás si? Porque si mal no recuerdo fue todo cosa tuya. Nadie, ni mis amigos, ni los criados, ni mi propia familia, era capaz de reconocerme, todos, absolutamente TODOS se habían olvidado por completo de mi existencia. Aseguraban que la única hija y por lo tanto la primogénita de los Donovan era la joven Kairi, que había ingresado en el consejo varios años atrás, ocupando el puesto de su padre.
Le dirigió una mirada cargada de odio, borrando la sonrisa que tanto le había costado fingir

-¿Pensaste que nunca lo sabría? ¿De veras? ¿Acaso me tienes por idiota? -espetó furioso
Se levantó de golpe, tirando del brazo de ella para que hiciera lo mismo, seguidamente, tomó su mentón para obligarla a mirarle a los ojos.
-¿Acaso era necesario llegar a tales extremos? No, por supuesto que no, por eso mismo me aseguré de que no obtuvieras nunca lo que anhelabas.

Sonrió triunfal al oírla, ella no había sospechado nada cuando ocurrió aquello.
-Claro que sí, yo acabé con él pequeña, te quité lo único en lo que habías pensado durante tanto tiempo.
Apretó mas fuerte su agarre, mientras en sus ojos se apreciaba un tenue brillos carmesí, consecuencia de la ira que sentía en ese momento. Y alguien le interrumpió, giró la cabeza para observarle, arqueando las cejas en un gesto burlón.
-Soy su hermano mayor, así que mis modales no me importan ahora mismo, puedo hac...¡Auch! -exclamó al notar la patada

Y terminó por entrometerse del todo, tan pronto como Luke pudo darse cuenta, el tipo le tenía cogido por la camisa y le había asestado un fuerte puñetazo en la mandíbula. Soltó una exclamación de dolor dirigiéndole una mirada de odio.
-Me da igual lo que opines, si supieras lo que esa chica de ahí me hizo, te darías cuenta de que tengo razones mas que suficientes para ello.