Fuente

Siento que su abrazo se vuelve mas fuerte durante varios instantes, aunque de repente se separa de mí, le miro algo sonrojada, aunque esa reacción resulta un tanto estúpida de mi parte, no tengo tiempo para decir nada, ya que me besa.
Sonrio interiormente, feliz, cualquier preocupación que pudiera tener hace un par de minutos se ha desvanecido. Coloco las manos en su pecho, tirando de él hacia mi.



Off: Se nota se nota xD

Y nada puede agradarle y tranquilizarle más que su contacto. Acentúa más aquel beso, contra sus delicados labios, para luego separarse lentamente. Quería observarla; observarla y admirarla. Los ojos profundos de Kaname se posicionaron sobre su rostro. Pensar en aquella niña indefensa que un día fue, y verla ahora hecha toda una mujer, con determinación y entusiasmo.
Dirigióp una de sus manos hacia la mejilla de ella, acariciándola suavemente, para luego depositar un beso en la comisura de sus labios.
- Me preocupa no verte seguido, ¿sabes? - murmura con lentitud.

Frunce levemente el ceño al oír aquello. En su fuero interno se maldice una y otra vez. Sí, definitivamente Yuuki no está equivocada en lo que dice, y él debe declararse culpable, totalmente culpable. Ha estado pendiente de demasiados asuntos que lo dejaron encerrado por días en su habitación, pensando una y otra vez cómo mover las piezas de su ajedrez de una manera eficaz y exactamente perfecta.
Cierra los ojos un momento y sonríe levemente al sentir su pequela mano sobre la suya.
- Tienes razón, y lo siento mucho - susurra volviendo a abrir sus oscuros ojos, para poder observarla. Tenía algo en mente, pero no sabría si decírselo. Creía que tal vez no le cayera bien a ella, y quizás mucho menos a Kaien.

Y ella siempre tan amable, tan dulce, tan correcta. Claro que él tiene mucho por lo que disculparse. Todo lo que le ha ocultado en estos quince años pasados. ¿Cómo no tendría que disculparse, entonces, por estar ausente? Kaname tiene el infierno ganado, definitivamente. Sólo espera que éste le de un poco más de tiempo para poder disfrutar del único paraíso que puede vislumbrar, su amada Yuuki, cuya voz lo saca de sus cavilaciones.
La observa detenidamente y niega con la cabeza.
- No, no es nada... importante - concluye diciendo. Bien, para él quizás lo era. Soñaba con aquello. Pero no creía que fuese necesario ahora, en estos tiempos. Aunque cabe destacar que se trata de un proyecto de vida que viene deseando desde hace tiempo.

Suspira inevitablemente. Su insistencia le mata, le asesina lentamente, porque sabe que de la mano con ella camina una mirada inocente. Y cómo le duele tener que mentirle a aquella mirada.
- En realidad, pasa algo - se digna a pronunciar, obedeciendo a su intento de veracidad, de no mentirle ni ocultarle nada. Al menos lo menos posible.
- Ocurre que estoy pensando en comprar una mansión en las afueras del pueblo -.
Lo dijo. Lo soltó. Lo escupió como veneno para ratas. Kaname estaba delatando su pequeño gran secreto. Miró a Yuuki a los ojos, sin decir nada más, pero claramente la idea sugería unos comentarios más. Quizás para ella fuera algo estúpido ocultar tal hecho como comprar una casa, pero para él no. Para Kaname era sumamente importante. Tener una mansión, requería de gente que la ocupe, que viva en él. Y eso haría, inevitablemente, alusión al deseo de.. ¿tener una familia correctamente formada? ¿Aislarse un poco de los problemas? ¿Vivir en paz, dentro de lo que cabe?

No pudo evitar sonreír. Le fue inevitable sonreír y luego reír levemente. Depositó el peso de su mano sobre la cabeza de Yuuki, y la agitó revolviendo un poco su lacio y extenso cabello.
- No has entendido - musitó mirándola a los ojos, conservando la sonrisa que le había sacado con aquel comentario aparentemente atónito. Claro está que quizás él tampoco expresó muy bien sus ideas.
Era imposible que abandone la Academia, impensable. Él le debía mucho a este lugar, a Kaien, por lo cual no podría fallarle nunca. Este era uno de los motivos que lo ataban e impedían que él se trasladace a vivir con Yuuki a otro sitio. Además, no le parecía correcto arrancarla de su verdadero hogar, que se encontraba aquí. Éstos, como otros motivos más, le impedían concretar su deseo. Aún así, podía comprar la mansión de todos modos.
- No voy a irme de la Academia - aclaró para que no le queden dudas y cambie esa cara preocupada, pues no le queda nada bien en combinación a sus rasgos angelicales - sólo voy a comprarla, creo que está bien que tengamos un hogar además del que nos brinda la Academia, ¿no te parece? - comenta y le mira sonriendo con sinceridad.
Así es. Kaname le estaba pidiendo una opinión a Yuuki, en cierto modo. El hombre que actúa siempre por sí solo, ahora mismo reclama otra visión de los hechos. Al fin y al cabo, aquella casa sería de ambos, y por ende ambos deberían estar de acuerdo al momento de acceder a comprarla.

Frunzo el ceño sin comprender, aunque cuando me explica su idea cambio totalmente la expresión, sorprendida y sin saber por que, levemente sonrojada.
-Pero...No creo que el director esté de acuerdo...además soy muy joven.... -digo hablando muy rápido- No se...
La verdad es que me encantaría, pero hay tantas cosas que hacen que me lo piense dos veces.




Off: Lo sieeento ;_; no pude postear debido a la escasez de inspiracion (y sigue ahí e.e)

Sus expresiones le sorprendían a la vez que sus palabras lo hacían aún más. Lo primero que mencionó sobre Kaien, se lo vería venir. Claramente, él es demasiado apegado a sus "hijos" como para dejarlos marchar tan simplemente. Ni hablar de los celos de un padre. Él es su hermano y por momentos muere de rabia, así que no le extrañaría que al Director Cross le sucediera algo similar con la pequeña Yuuki. La cuestión es que las circunstancias son totalmente diferentes.
- Lo de Kaien puedo solucionarlo - comenta observándola seriamente a los ojos. - De todos modos, la intención no es que vayamos a vivir allí, pues comprendo que no lo desees; además nuestras responsabilidades siempre estarán aquí - menciona seguidamente, sonriendo de manera leve y algo melancólica.
Se pone de pie y acomoda un poco la chaqueta de su uniforme.
- Creo que debes tener asumido, desde hace tiempo, que jamás te obligaría a hacer algo que no quieres - masculla finalmente, volviendo a mirarla a los ojos, de aquella manera profunda y sincera como siempre.


Off: No te preocupes por eso, sólo postea lo que te venga a la mente (?) y ya ^^ No soy pretencioso!

Ella seguía ensimismada en el pensamiento aquel. ¿En verdad creía que él era capaz de arrastrarla hacia donde no quiere? Cerró los ojos sintiendo la brisa removerle el cabello. Los abrió para mirarla de nuevo.
- Creo que compraré la mansión de todos modos. Al menos se que allí podrá descansar alguien y estar solo cuando lo necesite - susurra de manera algo apagada. Estaba un poco dolido, pues sentía que ella no confiaba en él lo suficiente. Y la pregunta era simple: ¿Por qué? Sólo eso. ¿Acaso no recordaba que él era su sangre, también? ¿Que sería incapaz de herirla, hostigarla y hacerle hacer lo que no quiere.
Estaba decidido en comprar aquel sitio de todos modos, pues no quería perder la oportunidad en una ubicación tan buena como aquella y a un precio tan razonable.
- Espero verte en la fiesta - susurra luego, antes de comenzar a caminar hasta disiparse en la lejanía.

Llegamos a la fuente y en cuanto nos paramos hice aparecer una katana blanca, casi transparente. Di las gracias por tener una acompañante que no fuera vampira porque si en el lugar de Stella estuviera cualquiera otra probablemente no podría hacer lo que iba ha hacer. Pasa mi pulgar por el filo de la katana y deje que el liquido rojo cayera al suelo. Perfecto. Dentro de unos segundos estaríamos rodeados.
Por unos instantes mire a Stella. Mi mirada ahora estaba completamente seria, mortalmente seria.
- ya vienen- dije con una voz algo mas ronca y potente que la ultima vez que hable y espere en mi sitio. Como ya había dicho, no tardarían en llegar los niveles E.

No me moví hasta que la bala penetro el cráneo de uno de los niveles E. Segundos después, cuando los vampiros estaban cerca empece a caminar hacia delante con pasos lentos y decididos. El prime vampiro intento saltar encima de mi pero antes de que se diera cuenta puse mi katana delante y deje que la hoja de esta entrara limpiamente por la boca del atacante gracias a la inercia creada por su salto. Saque mi arma de la cabeza del cadáver y  lance mi katana hacia delante, como si fuera un kunai, ensartando a otro vampiro. Con un movimiento la espada volvió a mi justo a tiempo para partir por la mita, de forma vertical, a otro bicho sedieto de sangre que se me aproximaba por la derecha. Mi arma cortaba, rebanaba y ensartaba tan facilmente los cuerpos de los vampiros que estos no parecían ser mas que ilusiones echas de aire y gas.

Todos los vampiros habían sido derrotados. 
- hacia mucho que no me divertía así pero ha sido casi como un juego, era demasiado fácil, en fin, esperemos que la proxima vez allá aquí algo mas interesante.- me senté apoyando mi cuerpo en el tronco de un árbol y suspire. - no te han echo nada verdad?- dije mirando mi katana.. 

La mire cuando se sentó a mi lado. Una chispa en mi mirada se encendió. De nuevo sentí esa sensación "no porfavor, otra vez no... No puedo enamorarme, siempre acabo mal. No quiero pero mi corazón me lo pide..." Ese era el problema, tenía un gran enfrentamiento entre lo que quería y lo que tenía que hacer, a Katrina la amaba, pero mi dever era matarla, a Fraiah la quería, pero mi dever era protegerla y Stella.... Que pasaría con ella? De verdad me merecía otra oportunidad? No quería hacerla daño pero la sensación de cogerla entre mis brazos y decirle todo lo que sentía era podrosa. Quiero pero creo que no devo. "Joder maldita sea, prefiero pelearma con el mismísimo creador de la tierra antes que tener que pasar por esto. Que demonios hago?" Por fuera parecía de lo mas tranquilo, incluso desinteresado, siempre se me dio demasiado bien ocultar mis sentimientos y desearía con todas mis fuerzas que nunca hubiera aprendido esa habilidad. Si mi propio miedo a perder a alguien me induce a ocultar lo que siento esa persona nunca sabría nada de mi interior. Pero esto era diferente. Apreté tan fuerte la mano que la protección de cristal se partió y me acabe haciendo daño.
-Sabes?- dije pensandome lo que iba a decir- nunca me imagine que fueras tan buena cazando- toma ya, había soltado la primera tontería  que se me había ocurrido. Cuando me pongo así de nervioso o me quedo demasiado tiempo callado o digo tonterías... Bueno no pasa nada, siempre me quedara lamentarme de todo esto cuando este solo. 

En todo momento permanecí sentado mirando al frente pensativo y algo monótono, había perdido mi chispa. Espere que Stella me contara algo, lo que me haría las cosas mas faciles, pero yo ya sabia que la chica no hablaba demasiado. Suspire. 
-Que hago?- dije para mi mismo sin querer mas alto de lo que esperaba. Mire al suelo y espere...  

La luz de la Luna hizo acto de aparición y Stella intentaba alejarse casa vez mas de ella. Intente no pensar en el porque de esos actos, ella tendría sus razones y además parecían bien fuertes. Quizás era una mujer loba jajaja. Ya, y mi abuela también jaja. De todos modos la chica no parecía nada contenta. Tenía que hacer algo, y lo haría pronto.
-acamparemos aquí- dije tranquilamente mientras me levantaba. Puse una mano en el suelo y unos segundos después piezas gigantes de cristal opaco se elevaron hasta formar una pequeña casa. Me quite la chaqueta de nuevo y se la puse a Stella por encima mientras la acompañaba a entrar en la casa. 
-creo que ya no te pasara nada aquí dentro- sonreí amablemente y me acerque a la ventana. A fuera e peso a chispear, una pequeña tormenta de verano apareció como de la nada para mojarlo todo, pero no podría con nosotros, claro que no, ahora estábamos resguardecidos. 

Al final la luz salió pero nosotros seguíamos medio empanados. Me acerque a Stella y me quede a su lado sin decir nada durante un largo rato. No había nada que decir, ni de lo que hablar, la verdad es que me gustaba ese sentimiento. Casi podía oír nuestros corazones latiendo al unísono. Sonreí, no sabia porque, pero estaba feliz. Todo era extraño, pero a la vez perfecto. Abrí lentamente la palma de mi mano y de ella apareció un cisne de cristal, tampoco sabia porque tenía que ser un cisne pero ahí estaba. Se lo enseñe a Stella girando un poco la mano.