Biblioteca

-Muy bien , gracias por preguntar-
Mira hacia un monton de libros descolocados, sus ojos brillan carmesí y un pequeño remolino los coloca en su sitio.
-Buscaba a Yuuki, ¿Sabes algo de ella?-

-Bien, seguire buscandola, adios señorita Eslin-
Se aleja y sale de la biblioteca.

Kobik llegó a la biblioteca, por fin. Esperaba encontrarse con alguien que pudiera informarle. Silenciosamente, se escurrió entre las diferentes estanterías, cogió un libro y se puso a observar, desde una silla, si encontraba a algún vampiro a quien preguntar.

(FdR: Que se de por aludido quien quiera!! xD ><")

Parecían vampiros, sí, sí, debían serlo.
Kobik decidió acercarse interpelando primero al joven niño. Se acercó, con una media sonrisa (todo lo que le permitía su expresión dura, pues sonreía poco).
- Hola, joven -dijo, cordialmente- ¿Quieres este libro? Déjame que te lo de... -dijo Kobik. No obstante, una mujer se acercó y alzó al chico en brazos para que pudiera tomarlo él mismo.
- Vaya, disculpa -le dijo a la chica-. No sabía que el chico venía acompañado.

Creyó oportuno entonces el presentarse, pues era la mejor manera de entablar una conversación directa.
- Permitid que me presente -dijo, cordialmente- Me llamo Kobik Von Karahann, y soy nuevo por aquí. ¿Cuales son vuestros nombres? Todavía no conozco a nadie de por aquí...

Estaba ligeramente contento con poder encontrar a gente tan parecida a él.

Había podido oler a su hermano dentro de la academia. La desolación tras la noticia del director de que la caza estaba prohibida... había sido un duro mazazo para ella. Siguiendo el olor de Kobik, llegó hasta una sala llena de libros. La biblioteca, casi seguro. Pero Kobik no estaba solo: con él había una chica más mayor y un niño. Por su olor... serían vampiros.
Nora se acercó a su hermano y se agarró al final de su chaqueta. No dijo nada porque estaba hablando con el otro niño, que decía llamarse Michael Darent.
Al principio dudó en intervenir o no, no quería interrumpir, pero finalmente saludó con la mano al chico y dijo:
- Yo soy Nora Von Karahann...
Nora fijó su mirada en la chica. Algo llamaba su atención... Algo escalofriante, no supo muy bien el qué.

Kobik miró hacia abajo, y sonrió. Aquel chico le recordaba un poco a Nora, quizás por la estatura, quizás por ser un vampiro. No obstante, pensándolo bien... quizás no era como Nora en absoluto.

- Un gusto, Michael. Intentaré recordar tu nombre. Se me hará fácil, pues suelo recordar los nombres de los hombres fuertes... and you are A tower of strength.
Kobik no podía evitar encontrar momentos idóneos para citar al gran dramaturgo inglés. Puede que, de algún modo, todas las ocasiones fueran posiblemente comparables con alguna de sus obras. Quien sabe.
Hablando de la Reina de Cartago, por allí asomaba su cabecita. Nora había llegado, y se las había ingeniado para agarrarse a Kobik. Éste, por su parte, acarició sus cabellos.
- Sí. Es mi hermana Nora. Todo un bichito intrépido -rio, mientras abrazaba a su hermana. Kobik complejo hermano ya había llegado.

Sonrió a Katrina. La verdad es que la preocupación la tenía algo distraída, y no acabó de entender por qué no había olido a todos los que estaban allí. Apareció una quinta persona, que musitó un fugaz "buenas noches", pero no dijo nada más. Nora miró a su hermano levantando la cabeza y luego volvió a mirar a los recién conocidos.
- ¿Vosotros también sois alumnos de la academia? - preguntó con una sonrisa.
Ella, por su aspecto, parecería más profesora que alumna, pero Nora no era la más indicada para hablar de apariencias.

Katrina... un nombre curioso. Hay algo especial en ella... es, definitivamente, una vampiresa, pero hay algo diferente a Nora. Tampoco es que haya tenido el gusto de conocer a otros vampiros a parte de Nora y Miles... oh, y la chica del tejado de aquella vez, cierto.
Kobik saludó al recién llegado. Hasta hacía unos instantes allí no había nadie, y de repente la biblioteca se ha ido llenando de gente. Qué cosas.
No podía preguntar por aquello que había escuchado decir al cazamembrillos frente a tanta gente. 'Para algo están las pastillas' o algo así, estúpido tarado... pero me dejó intrigado eso de las pastillas. Fue lo último que escuché decirle. ¿Qué debían ser esas pastillas? Podía preguntarle a Katrina, se la ve como más... experta. Pero tendré que encontrar el momento. No me gusta hablar con tanta gente a mi alrededor.
- Katrina, ¿verdad? -dijo Kobik- Es un placer conocerte. Creo haber escuchado antes tu nombre en otro momento, como si te conociera de oídas... o quizás de vista, ¿puede ser?
Con la cantidad de caras que pasaron por la vista de Kobik a cada segundo mientras intentaba encontrar la de Nora entre la multitud, cuando todavía no se habían encontrado, quizás la había visto y no se acordaba.

Así que no nos conocemos... Katrina... de qué me suena Katrina... quizás no es ella, o quizás la vi mientras buscaba a Nora. Bueno, no es importante.
De paso, ha dicho que era una pura sangre... ¿Como los caballos? ¿Qué debe ser un pura sangre para un vampiro?
- Disculpa -dijo Kobik, extrañado- has dicho que eras una pura sangre, ¿verdad? ¿A qué te refieres con eso? A que naciste... ¿así? Que nunca te...
Kobik intentaba encontrar la palabra adecuada para morder. Imaginó esa palabra en todas las lenguas que conocía: Español, japonés, francés, danés, inglés (por supuesto) pero... no encontraba el símil correcto. Odiaba hablar de un tema así directamente con un vampiro, o con cualquier otro tipo de personaje.
- ¿mordieron? -dijo por fin, rindiéndose.

Kobik recordó por un momento todo aquello. El jardín, el perro, el juego, el momento de debilidad... maldita sea. Desvió la mirada, entristecido.
- A mi hermana le mordió un monstruo -dijo, pensativo- un monstruo que me aseguré de eliminar hace muchos, muchos años, por suerte...

Y yo ni siquiera recuerdo quién o cuando me mordieron... -pensó, nostálgico.

Nora sonrió a Katrina cuando ella se agachó para decirle que era una pura sangre. Aquello causó cierta admiración en la pequeña.
- Oye, Kobik, sobre lo de las pastillas, yo he averiguado algo...
La niña se llevó la mano al pequeño bolso que llevaba, como siempre, colgado de su brazo derecho, en el que había guardado unas pastillas que le había dado Kaien. Pero se mantuvo escuchando la conversación y... Entonces Katrina dijo aquello... Quién podría hacerle eso a una niña...
Nora desvió la mirada. El odio y rencor a su hermano volvieron en tan pocos segundos... Pero enseguida recordó sus disculpas y... que aquello fue un accidente.
- Eso fue hace muchos años, Katrina. No debemos lamentar ahora los errores de algo que el tiempo ya ha olvidado...
Nora apretó con más fuerza la chaqueta de su hermano. Se sentía... contrariada, llena de contradicciones por dentro, heridas cerradas... pero no con hilo de acero, sino con goma elástica.
No, él era su familia. Solo le quedaba él.