Anceril Sacred ID

Las sonrisas son su fuerte, tiene una capacidad inverosímil para sonreír a pesar de las circunstancias que se le atravesaron y atraviesan a lo largo de su vida.
Desde recién nacida Jamás fue sacada del lugar de su nacimiento, por lo cual al ser obligada a salir de sus aposentos su inocencia ante todo lo de su alrededor salió a relucir. Suele sorprenderse con facilidad por todo, desde las cosas más pequeñas hasta las más grandes la maravillan. La magia, el cómo los algodones de azúcar, son tan parecidos a las nubes a pesar de su color entre otras cosas.
Es sumamente tranquila y suele siempre tener un aura de tranquilidad rodeándole, el cual hace que cualquier persona a su alrededor sienta una extraña calma al encontrarse con ella. Siempre parece tener las palabras exactas para darle aliento a quien lo necesite, además de ayudarle a como dé lugar, incluso si eso hace que ella misma salga lastimada.
Tiende a encariñarse con todo y todos demasiado rápido, incluso si se trata de una persona mala, siempre trata de caerle bien a las personas para luego hacerse sus amigos y finalmente terminar encariñándose de estos. A pesar de todo se cree que tiene un carácter fuerte el cual solo deja salir en ocasiones que son necesarias o de sumo peligro para quienes protege. La seriedad es otra de sus facetas más comunes, pues cuando esta sola suele ser sumamente seria, calmada, e incluso melancólica por lo que ha tenido que vivir, aun así, ella sigue en busca de quien debe proteger, para darle un sentido a su vivir.

Suele sentirse culpable con facilidad de las cosas o incluso intimidarse, o llorar por las cosas que le dicen, aun así trata de ocultar sus sentimientos para no preocupar a nadie y llorar en lugares donde nadie pueda verla. Una vez la persona llega a conocer bien a anceril se dan cuenta con facilidad que es una persona bastante alegre, risueña, con muchas metas en su vida, con bastante cariño para dar. Además de este último Anceril suele terminar la mayoría de sus frases con un nyan en algunas ocasiones. Aquello gracias a un pequeño minino que en alguna ocasión poseyó y del cual sentía que si terminaba sus frases con aquella palabra el pequeño mínimo le entendería. Es bastante adicta a las cosas que son tiernas y/o adorables pues, cuando ve algo que ella considera lindo [lo cual muchas veces no es algo lindo para los demás], menciona que su deseo es “llevárselo a casa”, siempre con bastante euforia.

La albina además de todo posee un estricto sentido de la justicia, el cual trata de hacer seguir a como dé lugar y sin importar que por lo que si se viese envuelta en algo en lo que algún amigo o pariente tuviese que ver por haber hecho algo malo, esta buscara resolverlo primero con palabras, tratando de hacer que se arrepienta, sin embargo, de no conseguirlo, buscara a como de lugar hacer pagar al propietario.

Cuando sus parpados por fin se abrieron, sus orbes no atinaban a comprender que era lo que ocurria. Todo a su alrededor lucia borroso, sin embargo, tras unos cuantos minutos en los cuales fijaba con firmeza la vista en cualquier punto en especifico, todo comenzó a volverse mas nítido. Las calles a su alrededor volvían a obtener aquel tono pintoresco, sin embargo, ahora no se encontraba sola, si no en brazos de una mujer, quien mantenía la cabeza de la albina sobre su regazo, cuidándola con una preocupación que incluso ella podría denominar "maternal", algo que sin duda le había faltado.

-Quien eres?- Cuestiono presurosa la aludida, quien apenas comenzaba a incorporarse, no obstante, no obtuvo respuesta. La mujer de larga cabellera castaña y ondulada, lentamente recorrió con su diestra el rostro de la chiquilla, quien, débil, simplemente observaba. No comprendía que ocurría. Estaba confundida. No obstante, aquella confusión no duro mas de unos minutos, en los que después, la mujer que aun la sostenía en brazos, la tomo como si ella no fuera mas que una pequeña pluma, y la acuno sobre sus brazos, dirigiéndose al poco tiempo hacia el bosque, hacia una casa en especifico, dejando así aquella caja de cartón en la que la albina dormía.

-Disculpa....- Volvió a cuestionar la chiquilla de apenas unos 7 años de edad, tras haber ingresado hacia la acogedora cabaña en la que la desconocida la metía, aun sobre sus brazos, no obstante, después de haber ingresado a aquella habitación en la que la chimenea alumbraba, la deposito sobre un sillón y sonrió, mostrando así a la albina unos grandes y filosos colmillos, no obstante, aquella sonrisa no fue con maldad, al contrario, no paso mucho tiempo antes que la castaña se retirara con rumbo hacia la cocina y le trajera cosas para comer.

Aquella mujer se había hecho cargo de ella, le había educado hasta donde pudo, le había enseñado todo lo que sabia, en especial algo que a anceril le llamaba la atención. Sus padres. Aquella mujer parecía tener conocimiento sobre sus progenitores, sin embargo, se negó a decir algo al respecto, dejando a la pequeña solo con una hermosa rosa azul y un libro del mismo color con el titulo de "Pause" entre sus afiladas hojas.
El tiempo paso y anceril fue creciendo mas y mas, al ser aquella mujer un vampiro y ella una humana, por temor a que la alejaran de ella, pocas veces salia de su casa, o al menos eso hasta que ingreso a la academia cross.

-guarda con recelo su libro y rosa en algún lugar secreto.
-suele desaparecer cada viernes a las 12 de la noche exactamente
-su inocencia es uno de sus mayores defectos, ya que le engañan con facilidad
-Solia dormir en una caja, en cualquier lado por la calle.
- No resiste ver a los demás sentirse mal