Habitación de Alexander

Katrina se acerco a la puerta lateral de la habitación, la que comunicaba con la habitación de la pequeña Megan y la abrió con cuidado. Lo que allí vio le pareció maravilloso, en esta habitación había un aroma especial, ni siquiera ella sabría describirlo, una tenue luz entraba por el ventanal y hacia que se vieran con claridad cada mota de polvo del ambiente. Mientras que la habitación contigua, la de Megan, transmitía belleza y pureza esta desprendía calma y sobriedad, por alguna razón también percibió un ligero aroma, a violetas, no le dio importancia y dio un paso al frente con la boca entreabierta y examinando cada detalle de aquella habitación, la de su primogénito, la de Alexander.

Avanzo dos pasos mas, lentamente incluso para un humano, disfrutando de la sensación que ese lugar le transmitía. Abrió las manos como si soltara algo pero todo aquello embriagado de la sensación de calma que rodeaba todo el ambiente allí. Es...es.. Comenzó pero no continuo aquella frase, no tenia palabras, su voz flotaba en el aire como si se tratara de eco aunque Katrina estaba segura de que era el conjunto de la habitación lo que lo producía. Las paredes de un color azul pálido adornaba la habitación perfectamente, los muebles, exactamente iguales a los de la habitación de Megan salvo por la oscuridad de la madera de estos estaban colocados de la manera mas eficiente, dejando, en el centro de la habitación un espacio en el que había una suave y mullida alfombra blanca como la nieve.

Katrina camino hasta allí, quitándose los tacones antes de pisarla y dejo que sus pies desnudos disfrutaran de la suavidad de la alfombra. Suspiro y se giro lentamente con una cara de felicidad infinita, miró a Adam con amor infinito y camino con los pies descalzos aun hasta el para, con cuidado de no aplastar a Alexander, besarle con ternura. Es perfecta. Dijo separándose de el y pasandole una mano por su mejilla. Bajo la mirada para centrarla en Alexander. Y a ti. ¿Te gusta pequeño? Musito tomándolo en brazos acurrucandolo en su pecho y con la mano libre que le quedaba sujeto la mano de Adam avanzando hacia el centro de la habitación.

Katrina se giro cuando escucho su comentario, con Alexander aun en sus brazos que estaba completamente alterado, o eso denotaban sus pensamientos rápidos e inconexos al menos. Tu casi haces que me de una ataque al corazón, creo que estamos en paz. Dijo riendo para luego besarle de nuevo. El lo había hecho todo, bueno, no exactamente pero lo cierto es que le había quitado mucho trabajo de encima. suspiro recordando su comentario. ¿Con quien se casaría Megan?¿Con quien acabaría Alexander? Miro a Adam mientras esos pensamientos rondaban en su cabeza y estaba segura de que eso se reflejaba en su rostro. Lo cierto es que quedaban muy pocos puras sangre con vida, por eso los Kuran habían comprometido a Yuuki con Kaname. Se quedo muy quieta un instante mientras esos dos nombres rondaban su cabeza. ¿Que opinaría Adam ante su idea? Casi no quería ni decirse por miedo a que se enfadara, lo cierto es que en el mundo humano seria una aberración pero para los Pura sangre era una practica bastante común. Miro a Adam evaluando su estado de animo ante aquellos pensamientos.

Escucho los pensamientos de Adam y asintió, si, habría tiempo para pensar en eso, acababan de nacer, lo primero era lo primero. Y lo primero era alimentarlos justo en ese momento Alex la mordió el hombro, sus pequeños y afilados dientes casi ni se notaban pues solo se dio cuenta del hecho cuando comenzó a succionar. Lo miro con una sonrisa y le acaricio la cabeza con cariño. Esperaremos a que crezcan y ellos elijan. Musito sin dejar de mirar a Alex. Al cabo de un rato el pequeño dejo de succionar y sus pensamientos se ralentizaron, se había quedado dormido. Sonrió y lo metió en al cuna como había hecho con su hermana. Después se encamino hacia Adam y lo abrazo, había sido una día muy largo, larguísimo a decir verdad. suspiro contra su pecho totalmente feliz.

Mientras estaba abrazada a Adam observaba a Alexander dormir, parecía un angelito y en esos momentos, viendo el parecido del bebé claro con su padre le llevaba a preguntarse como había sido Adam de pequeño. Escucho las palabras de Adam y asintió aunque la verdad que no se quería separar de el ni un instante.

Las horas que había pasado en la consulta a solas con el doctor había echado muchísimo de menos a Adam y ahora no se quería separar ni un milímetro de el.