Ficha de Arisa Kiniro.

Arisa era hija única de unos vampiros nobles (Ryusei y Aina) que se dedicaban a su templo Shinto. Siendo mujer y progenitora tenía que casarse con un sangre pura y dedicarse al templo trabajando de sacerdotisa. Pero, sus padres, al descubrir mientras hacían una lectura del fuego que Arisa sería una exorcista pero muy diferente de las religiosas empezó su arduo trabajo para ser una exorcista pero sin dejar de ser una humilde sacerdotisa.

Desafortunadamente la joven sufrió de todo por encajar en el mundo donde vivía debido a que al ser una sacerdotisa vampiresa tenía estrictamente prohíbido beber sangre vampírica y/o humana o que alguien probara su sangre. Uno de los peores momentos de la joven fue el de perder a su mejor amiga que fue condenada a muerte por morder a un humano entonces deciden matarla entre todos los del pueblo; Arisa se interpone pero eso hace más que rabiar al pueblo con el cual deciden primero atraparla entre todos y hacerla ver cómo como su amiga era lastimada hasta la muerte por armas de cazadores de vampiros y humanos (la amiga era una vampiresa nivel C) aún siendo la pelirroja una vampiresa muy fuerte Arisa no los podía "dominar" puesto que estaba traumatizada por su amiga. Luego de la muerte de su amiga la encierra en un calabozo por unos meses sin comida y peor aún sin poder beber sangre dejándola en un estado deplorable. Su familia no pudo hacer nada no porque no podían sino porque no quería (o la mayoría de ellos) en especial su madre que dijo que ella ya no tenía una hija que "murió deshonrrosamente" (refiríendose al haber ayudado a la de Nivel C por cometer un acto impuro) sus medio-hermanas (hipócritas según Arisa) estuviendo del lado de su madre (una persona que sólo le importaba encajar y superar y el famoso "qué dirán"). En cambio su padre, su tía, su sensei y sus primos sentían una gran impotencia en no poder ayudarla porque sabían que Arisa no era una persona impura, que era sólo una joven con diferente forma de pensar y que se merecía otra oportunidad.

Pero gracias a Amaterasu y Tsukuyomi (los dioses de la religión shintoísta) logran que el pueblo saque a Arisa del calabozo (ya que este era el deseo de su padre y compañía) pero por sacarla de allí debe pagar un precio: La dejaron con unas cicatrices en sus brazos que no se pueden curar con nada, ni con poderes vampíricos ni de sacerdotisas ni con medicina humana. Estas cicatrices le sangran de vez en cuando para que recuerde el pecado que cometío.

Nuevamente su vida vuelve a ser un poco nomal (por no decir nada porque el pueblo la había convertido en una esclava además, marginándola de todo) y al cumplir los 13 años y ya siendo una gran exorcista y sacerdotisa la muchacha descubre ser descendiente de una antigua sacerdotida llamada Tarisa con el cuál hereda un extraño collar con poderes ocultos y con una piedra del color de sus ojos, este collar fue bañado con la sangre de Tarisa. Lamentablemente el consejo de Ancianos se interpone en su camino, secuestran a su familia y a sus primos y roban el collar destruyendo todo y dejándola en la miseria. No sólo los vampiros se interponían sino también los cazadores debido a que les quitaba su trabajo y no les gustaba la idea de que un vampiro ayudara a un ex-humano a volver a la normalidad.

Empezó a tener que sobrevivir sola en la calle sin importarle nada en verdad; ya había perdido todo y esta vez probando sangre de quiénes encontraba en el camino aunque seguía bebiendo frecuentemente sangre animal, puesto que le atemorizaba la idea de hacer sufrir a un humano pues estos tenía conciencia además que le apenaba bastante, era conciderado un tabú. Gracias al trabajo de esclava, a su collar y al encanto vampírico que detestaba usar pudo ganar unos trabajos que podía ganar dinero fácil y así poder sobrevivir. Pero no contaba con que un cazador se metiera en su camino y la secuestrara para venderla o probar su sanfgre o peor aún que se enamorara de ella. Arisa lo odiaba con toda su alma por lo que era y en un momento de impulsividad en ella y debilidad del hombre lo mata sin embargo el hombre le deja un marca en su brazo que dice: "Algún día te romperé el corazón..." (refiríendose a su piedra).
Llega a la Academia Cross gracias al maldito cazador que estaba haciendo averiguaciones de la clase nocturna aunque todavía no sabía en efecto si eran vampiros o sólo estudiantes con un horario raro para estudiar. Arisa tuvo que pensar mucho entrar o no, pero como supo que podía tener techo y comida decidió ir.