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Bosque
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Re: Bosque
Recuerdo del primer mensaje :
Sonrei, el sabia que yo jamas podria enfadarme con el, lo amaba demasiado. Me pegue aun mas contra el y suspire. -Jamas me perderas- Musite contra su pecho. -¿Crees que estaremos aqui bien?- Le pregunte pasados unos segundos, estaba claro que no iba a permitir que le hicieran daño, pues ahora tenia suficiente poder para impedirlo, pero me preocupara un poco.
Sonrei, el sabia que yo jamas podria enfadarme con el, lo amaba demasiado. Me pegue aun mas contra el y suspire. -Jamas me perderas- Musite contra su pecho. -¿Crees que estaremos aqui bien?- Le pregunte pasados unos segundos, estaba claro que no iba a permitir que le hicieran daño, pues ahora tenia suficiente poder para impedirlo, pero me preocupara un poco.
- Scarlett Denver
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Re: Bosque
Cruzó el umbral de la puerta, parándose en seco tras el primer paso. No vio absolutamente nada. Estaba sumido en la más plena oscuridad. Incluso si alzaba su mano en alto, era difícil poder divisarla bien. Pero no vaciló un instante, volviendo así a echar el paso nuevamente. Desvió la mirada hacia su espalda, más que nada, por pura intuición. Aunque, como era de esperar, no encontró nada, salvo esa densa masa negra que lo llenaba todo.
Con el arma aún entre sus manos miró hacia el suelo. Había algo que le daba toda la desconfianza. Se agachó para comprobar en cierta manera la ilusión de la pequeña, y en otra parte, para comprobar la textura extraña que había notado en el primer paso. Deslizó una mano con suavidad por el suelo, notando el líquido entre sus manos. Y ahí entró. Como una ola, ese exquisito olor penetró en su ser, volviendo locos sus instintos. Sangre.
La parte salvaje de su ser, quería tomar el control de su cuerpo, incentivándolo a que lamiera la sangre de su mano. Pero intentaba resistir su sed, aunque el olor fuera más que palpable. La marca de su cuello empezó a vibrar bajo su piel, reclamando el preciado líquido de sus manos. No, no caería. Debía mantenerse. Limpió sus dedos en la ropa, por mero principio de sobreponerse. "Todo es una ilusión", se repetía mentalmente a sí mismo; manteniendo la cordura. Sus ojos poco a poco iban cediendo ante el color carmesí, que se apoderaba de él. La ilusión y el olor a sangre, eran demasiado fuertes, y la sed lo aplacaba por completo. Llevaba demasiado tiempo alimentándose con esas pastillas que dejaban la boca hecha cartón. Por eso, ahora se le estaba haciendo tan duro ese penetrante olor a sangre. "No. Es una ilusión. Nada de esto es real", volvió a decirse, concienciándose de lo propio.
Terminó de esta manera, levantándose como pudo, intentando reprimiéndose todo lo que podía sus instintos de animal. Llevó una de sus manos al cuello, ahogado por la marca de éste, buscando con la mirada algún tipo de escapatoria, entre la densidad de la oscuridad que lo mantenía preso.
Con el arma aún entre sus manos miró hacia el suelo. Había algo que le daba toda la desconfianza. Se agachó para comprobar en cierta manera la ilusión de la pequeña, y en otra parte, para comprobar la textura extraña que había notado en el primer paso. Deslizó una mano con suavidad por el suelo, notando el líquido entre sus manos. Y ahí entró. Como una ola, ese exquisito olor penetró en su ser, volviendo locos sus instintos. Sangre.
La parte salvaje de su ser, quería tomar el control de su cuerpo, incentivándolo a que lamiera la sangre de su mano. Pero intentaba resistir su sed, aunque el olor fuera más que palpable. La marca de su cuello empezó a vibrar bajo su piel, reclamando el preciado líquido de sus manos. No, no caería. Debía mantenerse. Limpió sus dedos en la ropa, por mero principio de sobreponerse. "Todo es una ilusión", se repetía mentalmente a sí mismo; manteniendo la cordura. Sus ojos poco a poco iban cediendo ante el color carmesí, que se apoderaba de él. La ilusión y el olor a sangre, eran demasiado fuertes, y la sed lo aplacaba por completo. Llevaba demasiado tiempo alimentándose con esas pastillas que dejaban la boca hecha cartón. Por eso, ahora se le estaba haciendo tan duro ese penetrante olor a sangre. "No. Es una ilusión. Nada de esto es real", volvió a decirse, concienciándose de lo propio.
Terminó de esta manera, levantándose como pudo, intentando reprimiéndose todo lo que podía sus instintos de animal. Llevó una de sus manos al cuello, ahogado por la marca de éste, buscando con la mirada algún tipo de escapatoria, entre la densidad de la oscuridad que lo mantenía preso.
- Zero Kiryuu
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Re: Bosque
El juego había comenzado cuando él ya quería llegar al último nivel, derrotando al monstruo que se encontraba obstruyendo la salida hacia la realidad. La puerta se abrió y Yagari permitió que una pequeña hendija de luz emergiera. ¿Qué habría allí dentro? Cualquier cosa era posible, más considerando la retorcida mente de esa niña. Tensó los músculos de su rostro y abrió la puerta completamente, haciéndose a un lado con rapidez, por cualquier cosa que podría salir de allí. Sin embargo, todo parecía desolado.
Un extenso pasillo se dibujaba ante él. Yagari volvió a ocupar la parte central de la abertura hacia aquel pasadizo. Comenzó a caminar con lentitud y cautela. Miró hacia ambos lados. Nada. Solo dos extensos muros que parecían infinitos, sin llegar a ningún lado. Tenía que pensar en un plan. Debía hacerlo rápido. ¿Cómo pensaría esa niña? Cerró su ojo por una milésima de segundo y entonces lo escuchó. El cortante sonido de un objeto punzante mancillando el aire. Su mirada se clavó al frente de repente mientras su cuerpo se arrojaba hacia un lado. Aquel cuchillo había rozado su hombro, rasgando apenas su abrigo. Estuvo cerca.
Volvió a su posición inicial y continuó avanzando. Ya estaba harto, cansado de semejante niñerías de crías absurdas y patéticas que se creían Dios. Comenzó a correr por el pasillo rápidamente. Veía una lejana luz al final. Cuanto más se mantuviera en movimiento, mejor. Además sus sentidos estaban completamente alerta. Y, en medio de su avance veloz, escuchó cierto chapoteo cerca. Se detuvo y clavó su mirada en uno de los muros. Alguien se movía al otro lado. Frunció el ceño. ¿Podrían ser...? No estaba seguro, pero lo que tenía en mente es que estaban ante una ilusión, lo que remitía a razonar que ellos podrían estar ahora mismo uno al lado del otro y no darse cuenta.
- ¡Zero! -gritó fervientemente, con un caudal de voz mucho mayor al que utilizaba comúnmente-. ¿Me oyen? -volvió a gritar, esta vez intentando dirigirse al humano de algún modo, pues no sabía su nombre. Comenzó, entonces, a golpear uno de los muros. Tenía que derrumbarlo de algún modo. Era una ilusión, por lo que no podía ser tan fuerte. Que a él no le jodan con esta clase de mierda de poder. Solo los cobardes se ocultan de semejante modo. Por lo tanto, comenzó a patear el puro y a embestirlo con todo el peso de su cuerpo; seguidamente, sujetó su escopeta y apuntó. Disparó dos veces, tres, cuatro. Gastó balas innecesariamente, sí, pero se dio cuenta de que valió la pena cuando un trozo de aquel cemento cayó a sus pies. Acercó su ojo al pequeño agujero y solo vio oscuridad. Chasqueó la lengua y le otorgó al muro unas cuantas patadas más. En ese instante, descubrió un cuerpo en el suelo. Podía ver un poco mejor gracias a la luz de su pasillo. Comenzó a oler el ambiente. Era repugnante, todo apestaba a sangre. En ese momento, entonces, distinguió un brillo plateado: Zero.
Tras unos momentos más, comenzó a demoler la pared solo con sus manos, tajeándolas ligeramente pero logrando demolerla poco a poco. ¿Qué le había hecho a Zero? Esa enana era de lo peor. Le daba asco, repudio... Más que eso.
- ¡Zero, levántate! Joder, que es una ilusión, no te dejes llevar por sus juegos de mierda -gritó completamente fuera de quicio. Esto le ponía los pelos de punta. El pequeño boquete que había creado en la pared no era lo suficientemente grande como para que pase un cuerpo, pero sí lo suficiente para transmitir mensajes como ese y poder ver lo que ocurría al otro lado. Encima aún tenían una preocupación mayor: debían encontrar al humano. No podían darse el lujo de perecer así ante una vana ilusión.
Un extenso pasillo se dibujaba ante él. Yagari volvió a ocupar la parte central de la abertura hacia aquel pasadizo. Comenzó a caminar con lentitud y cautela. Miró hacia ambos lados. Nada. Solo dos extensos muros que parecían infinitos, sin llegar a ningún lado. Tenía que pensar en un plan. Debía hacerlo rápido. ¿Cómo pensaría esa niña? Cerró su ojo por una milésima de segundo y entonces lo escuchó. El cortante sonido de un objeto punzante mancillando el aire. Su mirada se clavó al frente de repente mientras su cuerpo se arrojaba hacia un lado. Aquel cuchillo había rozado su hombro, rasgando apenas su abrigo. Estuvo cerca.
Volvió a su posición inicial y continuó avanzando. Ya estaba harto, cansado de semejante niñerías de crías absurdas y patéticas que se creían Dios. Comenzó a correr por el pasillo rápidamente. Veía una lejana luz al final. Cuanto más se mantuviera en movimiento, mejor. Además sus sentidos estaban completamente alerta. Y, en medio de su avance veloz, escuchó cierto chapoteo cerca. Se detuvo y clavó su mirada en uno de los muros. Alguien se movía al otro lado. Frunció el ceño. ¿Podrían ser...? No estaba seguro, pero lo que tenía en mente es que estaban ante una ilusión, lo que remitía a razonar que ellos podrían estar ahora mismo uno al lado del otro y no darse cuenta.
- ¡Zero! -gritó fervientemente, con un caudal de voz mucho mayor al que utilizaba comúnmente-. ¿Me oyen? -volvió a gritar, esta vez intentando dirigirse al humano de algún modo, pues no sabía su nombre. Comenzó, entonces, a golpear uno de los muros. Tenía que derrumbarlo de algún modo. Era una ilusión, por lo que no podía ser tan fuerte. Que a él no le jodan con esta clase de mierda de poder. Solo los cobardes se ocultan de semejante modo. Por lo tanto, comenzó a patear el puro y a embestirlo con todo el peso de su cuerpo; seguidamente, sujetó su escopeta y apuntó. Disparó dos veces, tres, cuatro. Gastó balas innecesariamente, sí, pero se dio cuenta de que valió la pena cuando un trozo de aquel cemento cayó a sus pies. Acercó su ojo al pequeño agujero y solo vio oscuridad. Chasqueó la lengua y le otorgó al muro unas cuantas patadas más. En ese instante, descubrió un cuerpo en el suelo. Podía ver un poco mejor gracias a la luz de su pasillo. Comenzó a oler el ambiente. Era repugnante, todo apestaba a sangre. En ese momento, entonces, distinguió un brillo plateado: Zero.
Tras unos momentos más, comenzó a demoler la pared solo con sus manos, tajeándolas ligeramente pero logrando demolerla poco a poco. ¿Qué le había hecho a Zero? Esa enana era de lo peor. Le daba asco, repudio... Más que eso.
- ¡Zero, levántate! Joder, que es una ilusión, no te dejes llevar por sus juegos de mierda -gritó completamente fuera de quicio. Esto le ponía los pelos de punta. El pequeño boquete que había creado en la pared no era lo suficientemente grande como para que pase un cuerpo, pero sí lo suficiente para transmitir mensajes como ese y poder ver lo que ocurría al otro lado. Encima aún tenían una preocupación mayor: debían encontrar al humano. No podían darse el lujo de perecer así ante una vana ilusión.
- Yagari Touga
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Empleo /Ocio : Licenciado en pedagogía, educador calificado. Y bueno, sí, también es cazador.
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Re: Bosque
La chiquilla observaba divertida como el joven cazador luchaba contra sus instintos, era realmente interesante ver que alguien trataba de resistir lo inevitable ¿cuánto tiempo conseguiría soportarlo? Ante todo, ella no comprendía lo que era luchar contra la sed, cuando tenía esa necesidad, no dudaba en saciarla con la primera persona que se cruzaba con ella. Lo que si tenía claro es que sobreponerse a eso no debía de fácil y no conseguirlo significaba perder todo rastro de humanidad, caer en una vida despreciable, en la que tu instinto te guiaba directamente a la locura. Chie no sabía de ninguna historia sobre humanos convertidos que terminara bien, pero ¿quién dijo que a ella le gustaran los finales felices? Cuanto peor acababa una historia mas divertida resultaba.
Estaba tan concentrada observando al joven que hasta que no escuchó los golpes no se percató de que Yagari trataba de romper el muro. Chasqueó la lengua, contrariada. Había descubierto que los pasillos estaban separados por una pared, no debería haberse distraido. Bueno, eso podría hacer mas interesante el juego ¿no? Ahora esperaba que no la decepcionaran. Dejó que abriera aquel agujero y cuando lo consideró oportuno hizo que una tenue luz brillara en el otro pasillo, iluminando el suelo encharcado y las ensangrentadas paredes, de lo que ahora se había transformado en una habitación completamente cerrada, sin puerta alguna. Entonces escuchó al cazador ¿Juego de mierda? Frunció el ceño, molesta.
-Esas palabras son muy feas, no estás en posición de hacerme enfadar ¿quién sabe lo que podría hacer? -sus palabras estaban cargadas de malicia, quería recordarles que su situación era muy delicada, si quisiera, podría acabar con sus frágiles vidas en aquel mismo instante, deberían agradecerle el que hubiera decidido jugar con ellos, de no haberlo hecho, ya estarían muertos.
El charco que era el suelo de la habitación comenzaba a aumentar de volumen, al principio poco a poco, pero cada vez con mayor velocidad.
-Tic tac ¿conseguirás sacarle antes de que todo se llene de sangre?
Estaba tan concentrada observando al joven que hasta que no escuchó los golpes no se percató de que Yagari trataba de romper el muro. Chasqueó la lengua, contrariada. Había descubierto que los pasillos estaban separados por una pared, no debería haberse distraido. Bueno, eso podría hacer mas interesante el juego ¿no? Ahora esperaba que no la decepcionaran. Dejó que abriera aquel agujero y cuando lo consideró oportuno hizo que una tenue luz brillara en el otro pasillo, iluminando el suelo encharcado y las ensangrentadas paredes, de lo que ahora se había transformado en una habitación completamente cerrada, sin puerta alguna. Entonces escuchó al cazador ¿Juego de mierda? Frunció el ceño, molesta.
-Esas palabras son muy feas, no estás en posición de hacerme enfadar ¿quién sabe lo que podría hacer? -sus palabras estaban cargadas de malicia, quería recordarles que su situación era muy delicada, si quisiera, podría acabar con sus frágiles vidas en aquel mismo instante, deberían agradecerle el que hubiera decidido jugar con ellos, de no haberlo hecho, ya estarían muertos.
El charco que era el suelo de la habitación comenzaba a aumentar de volumen, al principio poco a poco, pero cada vez con mayor velocidad.
-Tic tac ¿conseguirás sacarle antes de que todo se llene de sangre?
- Chie
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Re: Bosque
Caminaba sin dirección, con sus ojos teñidos de sangre buscando en esa interminable masa negra; confiando que tuviera alguna restricción en alguna parte. Su sed de sangre era cada vez mayor, pero también incrementaba a cada paso, el odio y la ira por la pequeña ilusionista. A este paso, no le dejaría ejecutar su venganza a Touga, pues seria él mismo quien terminara metiéndole un balazo a su contrincante.
Una malévola sonrisa afloró por su rostro, imaginando la deprimente escena que estaría dando. Le hacía cierta gracia, en verdad. Esta no era la primera vez que olía sangre, ni que lo provocaran. Y aunque conocía perfectamente que era una ilusión, también sabía sus límites. La saliva comenzaba a saberle como el cartón, y sus recuerdos comenzaban a dejarle el amargo sabor de la sangre. Llevó una mano a su pecho, que se cerraba por el esfuerzo de no inspirar ese aroma y contenerse. Las rodillas cedieron, cayendo al suelo, impregnando sus ropas con aquel líquido carmesí. "Es una ilusión", repetía constantemente en su cabeza. Escupió la amarga saliva al suelo, en una muestra de asco y rechazo.
En alguna parte de la negrura, escuchó su nombre. Alzó la cabeza intentando hallar la procedencia. Touga. Tan ruidoso como siempre. Soltó una pequeña risa, que se cortó con otro impulso de su sed. No podía verlo en ese estado tan ruin, así que levantó una pierna del suelo. Y antes de que pudiera levantarse por completo, varios golpes dejaron que una tenue luz cubriera una pequeña zona de su espalda. Volvió la cabeza, con esos ojos depredadores por la sangre de aquel que hablaba, descubriendo el pequeño boquete que había hecho el cazador. No tenía por qué haber venido Yagari para recordarle dónde estaba su sitio, ni a decirle lo que ya sabía. Conocía perfectamente que todo eso era una ilusión, aunque sus instintos no le dijeran lo mismo. Terminó de levantarse con esfuerzo, con esa socarrona sonrisa; acercándose hacia el agujero de la pared que ahora se podía distinguir. Ignorando por completo las palabras de la niña. No quería perder los estribos en aquella situación tan delicada.
- ¿Está contigo el humano? - Preguntó, dejando que un poco de luz encontrara su pálida piel y sus ojos se encontraran con los de Yagari. Puso una mano en la pared de su propio pasillo, apoyándose, mientras que la otra la pasaba por su rostro para que no pareciera que había caído a sus instintos. Todo antes de que una pequeña luz, iluminara todo lo que antes no tenía fin, y volviera a encontrar entre sus dedos ese líquido vital. Sus ojos parecieron volver a desorbitarse unos segundos, incrédulo de lo que veía; alejándose unos metros del muro. Su pecho y su cabeza, parecían gritar de la emoción al encontrar todo lleno de sangre. Se giró rápidamente, arrugando la frente del intenso olor; para comprobar el estado del resto del pasillo. Éste estaba completamente inundado en sangre, pero empezaba a cambiar para convertirse en otra sala diferente. Abrió la boca para hablar, pero tuvo que bajar el rostro para no ceder a su instinto animal.
- ¡No la hagas caso! ¡Marchaos! - Gritó enfurecido, moviendo el brazo para que se alejara, cargando con el otro su arma. Él podría defenderse solo, sabría cómo apañárselas. Y Touga podría perfectamente contra Chie, además de conseguir salvar al humano, si es que estaba con él. Tampoco quería que ninguno lo viera en ese estado, ni que pudieran ser una presa bajo sus colmillos si se desataba.
- No caiga bajo sus palabras. Lo único que está haciendo es utilizar mi debilidad para encerrarte. Salva al humano y dale la muerte que le corresponde. - Miró de reojo a su Maestro, con esa brillante y depredadora mirada rojiza, llena de codicia e ira. Al mismo tiempo que, la enorme mancha de sangre crecía más y más.
Una malévola sonrisa afloró por su rostro, imaginando la deprimente escena que estaría dando. Le hacía cierta gracia, en verdad. Esta no era la primera vez que olía sangre, ni que lo provocaran. Y aunque conocía perfectamente que era una ilusión, también sabía sus límites. La saliva comenzaba a saberle como el cartón, y sus recuerdos comenzaban a dejarle el amargo sabor de la sangre. Llevó una mano a su pecho, que se cerraba por el esfuerzo de no inspirar ese aroma y contenerse. Las rodillas cedieron, cayendo al suelo, impregnando sus ropas con aquel líquido carmesí. "Es una ilusión", repetía constantemente en su cabeza. Escupió la amarga saliva al suelo, en una muestra de asco y rechazo.
En alguna parte de la negrura, escuchó su nombre. Alzó la cabeza intentando hallar la procedencia. Touga. Tan ruidoso como siempre. Soltó una pequeña risa, que se cortó con otro impulso de su sed. No podía verlo en ese estado tan ruin, así que levantó una pierna del suelo. Y antes de que pudiera levantarse por completo, varios golpes dejaron que una tenue luz cubriera una pequeña zona de su espalda. Volvió la cabeza, con esos ojos depredadores por la sangre de aquel que hablaba, descubriendo el pequeño boquete que había hecho el cazador. No tenía por qué haber venido Yagari para recordarle dónde estaba su sitio, ni a decirle lo que ya sabía. Conocía perfectamente que todo eso era una ilusión, aunque sus instintos no le dijeran lo mismo. Terminó de levantarse con esfuerzo, con esa socarrona sonrisa; acercándose hacia el agujero de la pared que ahora se podía distinguir. Ignorando por completo las palabras de la niña. No quería perder los estribos en aquella situación tan delicada.
- ¿Está contigo el humano? - Preguntó, dejando que un poco de luz encontrara su pálida piel y sus ojos se encontraran con los de Yagari. Puso una mano en la pared de su propio pasillo, apoyándose, mientras que la otra la pasaba por su rostro para que no pareciera que había caído a sus instintos. Todo antes de que una pequeña luz, iluminara todo lo que antes no tenía fin, y volviera a encontrar entre sus dedos ese líquido vital. Sus ojos parecieron volver a desorbitarse unos segundos, incrédulo de lo que veía; alejándose unos metros del muro. Su pecho y su cabeza, parecían gritar de la emoción al encontrar todo lleno de sangre. Se giró rápidamente, arrugando la frente del intenso olor; para comprobar el estado del resto del pasillo. Éste estaba completamente inundado en sangre, pero empezaba a cambiar para convertirse en otra sala diferente. Abrió la boca para hablar, pero tuvo que bajar el rostro para no ceder a su instinto animal.
- ¡No la hagas caso! ¡Marchaos! - Gritó enfurecido, moviendo el brazo para que se alejara, cargando con el otro su arma. Él podría defenderse solo, sabría cómo apañárselas. Y Touga podría perfectamente contra Chie, además de conseguir salvar al humano, si es que estaba con él. Tampoco quería que ninguno lo viera en ese estado, ni que pudieran ser una presa bajo sus colmillos si se desataba.
- No caiga bajo sus palabras. Lo único que está haciendo es utilizar mi debilidad para encerrarte. Salva al humano y dale la muerte que le corresponde. - Miró de reojo a su Maestro, con esa brillante y depredadora mirada rojiza, llena de codicia e ira. Al mismo tiempo que, la enorme mancha de sangre crecía más y más.
- Zero Kiryuu
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Re: Bosque
Chie hablaba demasiado. Para su gusto, era una niñata insoportable. Yagari no decía "palabras feas", pues él solo decía la verdad. Si ella era una mocosa imbécil que vivía de sus propias ilusiones, ese no era su problema. Mejor que metiera sus narices en sus propios asuntos y se marchara de este pueblo con toda la banda de alienígenas chupasangre que trajo consigo. No tenía por qué lucirse ante ellos mediante esos jueguecitos, pues no tenía con qué. Y mucho menos tenían ellos que encontrarse en esa situación, siendo marionetas de sus jueguecitos. A Yagari no le agradaba jugar con muñecas.
- Lo que digo es la pura verdad. Si no tienes los ovarios suficientes como para soportar la realidad miserable que te rodea, entonces mejor piérdete en el infierno -espetó con seriedad y desprecio a Chie, mientras examinaba a Zero a través del muro.
Él estaba perdiendo los estribos. Yagari visualizó la imagen de Zero una y otra vez. Él estaba luchando, como siempre, contra aquel instinto que le consumía por dentro. Chasqueó la lengua ante sus palabras, no había caso en llevarle la contraria en un momento como ese. Sabía que tenía razón. Él podría lidiar con aquella perversa ilusión; debía hacerlo. No podían retenerse ambos en esto sabiendo que un humano, en algún punto del bosque, estaba siendo sometido a este laberinto sin salida. Aunque no le gustase la idea de abandonar a Zero a su suerte, asintió con la cabeza y se apartó ligeramente del muro. Estaba harto de esta situación. No soportaba más el avanzar y avanzar sin hallar nada, sin rumbo.
- Confío en ti -dijo a Zero antes de comenzar a avanzar, mientras veía de soslayo cómo se llenaba de sangre el pasillo de su Discípulo. Aún estaba aquella luz al fondo. Aún la percibía. Siguió andando hasta llegar a ella y, cuando estaba traspasando aquella claridad, decidió hacer un anuncio:
- Se acabó, Chie. Será mejor que des la cara en este instante. Deja de ser cobarde y enfréntate a mí como se debe, como una mujer consciente de sus actos, y no como una niña que se esconde en sus fantasías para no salir herida -gritó plantándose en el medio de aquel sitio, mirando en todas direcciones. Debía encontrar al humano, pero también debía deshacerse de ella.
- Lo que digo es la pura verdad. Si no tienes los ovarios suficientes como para soportar la realidad miserable que te rodea, entonces mejor piérdete en el infierno -espetó con seriedad y desprecio a Chie, mientras examinaba a Zero a través del muro.
Él estaba perdiendo los estribos. Yagari visualizó la imagen de Zero una y otra vez. Él estaba luchando, como siempre, contra aquel instinto que le consumía por dentro. Chasqueó la lengua ante sus palabras, no había caso en llevarle la contraria en un momento como ese. Sabía que tenía razón. Él podría lidiar con aquella perversa ilusión; debía hacerlo. No podían retenerse ambos en esto sabiendo que un humano, en algún punto del bosque, estaba siendo sometido a este laberinto sin salida. Aunque no le gustase la idea de abandonar a Zero a su suerte, asintió con la cabeza y se apartó ligeramente del muro. Estaba harto de esta situación. No soportaba más el avanzar y avanzar sin hallar nada, sin rumbo.
- Confío en ti -dijo a Zero antes de comenzar a avanzar, mientras veía de soslayo cómo se llenaba de sangre el pasillo de su Discípulo. Aún estaba aquella luz al fondo. Aún la percibía. Siguió andando hasta llegar a ella y, cuando estaba traspasando aquella claridad, decidió hacer un anuncio:
- Se acabó, Chie. Será mejor que des la cara en este instante. Deja de ser cobarde y enfréntate a mí como se debe, como una mujer consciente de sus actos, y no como una niña que se esconde en sus fantasías para no salir herida -gritó plantándose en el medio de aquel sitio, mirando en todas direcciones. Debía encontrar al humano, pero también debía deshacerse de ella.
- Yagari Touga
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Re: Bosque
Off: Estaba esperando a ver si Saitou posteaba, pero como parece que no le salto de nuevo :_D
El humano parecía no reaccionar, cosa que no le hacia gracia alguna a la pequeña por lo que decidió dejarle tranquilo en la habitación del inicio y centrarse en los dos cazadores, que sin duda alguna, eran muchísimo mas interesantes que él.
-¿Soportar la realidad? Soy un ser tremendamente poderoso, puedo hacer lo que quiera con la realidad. -replicó. Aunque para ella la realidad no suponía problema alguno, no tenía nada de malo hacerla mas acorde a sus gustos ¿no? Ella ya no era una niña débil como antaño, ahora era poderosa, el mundo podía ir en su contra y ella sería capaz de enfrentarse a lo que fuera con tan solo usar sus ilusiones.
Arrugó la nariz al escuchar a Zero, los humanos y ese estúpido concepto de autosacrificio, poner otras vidas delante de la tuya era algo absurdo a los ojos de Chie. Ella no daría la vida por nadie, solo por si misma, aunque si Padre le diera la orden de sacrificarse, lo haría sin dudarlo, por suerte, sabía que esa orden no llegaría nunca a sus oidos, no siendo una de sus perfectas creaciones.
Error. No estaba utilizandole para nada, que él le encontrara fue pura casualidad, ella no esperaba que aquello ocurriera, tan solo quería disfrutar del espectáculo que su sufrimiento suponía.
-Como si matarme fuera tan fácil, no digas esas cosas a la ligera -bufó molesta.
El cazador parecía dispuesto a enfrentarse a ella. Pobre iluso. Nada ni nadie podría vencerla, no mientras estuvieran en su terreno, allí no tenía ni un solo punto ciego.
Su risa infantil inundó la sala, que volvía a cambiar, las paredes de cemento fueron sustituidas por un amplio ventanal, la luz se tornó azulada y en un lado apareció una elegante silla sobre la cual se encontraba ella. ¿Yagari quería que diera la cara? Eso estaba haciendo
-No me acuses de cobarde por no ser lo suficientemente fuerte como para sobreponerte a mis ilusiones -la voz de la chiquilla había perdido todo rastro de emoción, al igual que su rostro. Se había puesto seria, no era momento de seguir jugando, ahora se mostraba tal y como era realmente- Bueno, ya me tienes aquí, dando la cara tal y como querías ¿qué harás ahora?
El humano parecía no reaccionar, cosa que no le hacia gracia alguna a la pequeña por lo que decidió dejarle tranquilo en la habitación del inicio y centrarse en los dos cazadores, que sin duda alguna, eran muchísimo mas interesantes que él.
-¿Soportar la realidad? Soy un ser tremendamente poderoso, puedo hacer lo que quiera con la realidad. -replicó. Aunque para ella la realidad no suponía problema alguno, no tenía nada de malo hacerla mas acorde a sus gustos ¿no? Ella ya no era una niña débil como antaño, ahora era poderosa, el mundo podía ir en su contra y ella sería capaz de enfrentarse a lo que fuera con tan solo usar sus ilusiones.
Arrugó la nariz al escuchar a Zero, los humanos y ese estúpido concepto de autosacrificio, poner otras vidas delante de la tuya era algo absurdo a los ojos de Chie. Ella no daría la vida por nadie, solo por si misma, aunque si Padre le diera la orden de sacrificarse, lo haría sin dudarlo, por suerte, sabía que esa orden no llegaría nunca a sus oidos, no siendo una de sus perfectas creaciones.
Error. No estaba utilizandole para nada, que él le encontrara fue pura casualidad, ella no esperaba que aquello ocurriera, tan solo quería disfrutar del espectáculo que su sufrimiento suponía.
-Como si matarme fuera tan fácil, no digas esas cosas a la ligera -bufó molesta.
El cazador parecía dispuesto a enfrentarse a ella. Pobre iluso. Nada ni nadie podría vencerla, no mientras estuvieran en su terreno, allí no tenía ni un solo punto ciego.
Su risa infantil inundó la sala, que volvía a cambiar, las paredes de cemento fueron sustituidas por un amplio ventanal, la luz se tornó azulada y en un lado apareció una elegante silla sobre la cual se encontraba ella. ¿Yagari quería que diera la cara? Eso estaba haciendo
-No me acuses de cobarde por no ser lo suficientemente fuerte como para sobreponerte a mis ilusiones -la voz de la chiquilla había perdido todo rastro de emoción, al igual que su rostro. Se había puesto seria, no era momento de seguir jugando, ahora se mostraba tal y como era realmente- Bueno, ya me tienes aquí, dando la cara tal y como querías ¿qué harás ahora?
- Chie
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Re: Bosque
Aquella situación estaba empezando a desquiciarle. Él no era un espectáculo de circo para ver. Y esa niña estaba sacándole de sus casillas por completo. Al igual que a sus instintos, que nacían cada vez con más fuerza. Pero por más que intentaba e intentaba reprimirlos, iban tomando poco a poco el control de su razón. Se sobreponía, en cambio. Jamás cedería a convertirse en un animal desquiciado por la sangre. Jamás. De eso tendría que estar seguro su Maestro, al igual que esa irritante niña. Antes prefería morir bajo un balazo de la escopeta de Touga.
A través del muro, escrutaba a Yagari sin miramiento alguno. Su fuero interno quería terminar de romper el muro y beber su sangre. Sin duda alguna, su parte animal no encontraría mayor satisfacción que con la corriente sanguínea de un cazador. Suspiró, inspirando el aire fuertemente para tranquilizarse. Sabía oponerse a esa codicia, pero no sabría decir por cuanto más.
Cerró los ojos, pasándose una mano por el cabello, asintiendo a Yagari levemente antes de que se marchara. De la misma manera en que Touga confiaba ciegamente en su humanidad, él confiaba en que supiera encontrar a la pequeña y mandar toda esa ilusión a la mierda. Estaba harto. Su tiempo se estaba desperdiciando con aquello. Si tan solo no hubiera tomado el camino del bosque, ya habría llegado a la Academia.
La mancha de sangre iba creciendo por toda la sala, tal y como un reloj de arena. Segundo a segundo. A medida que la mancha rojiza avanzaba, él caminaba en dirección contraria. Encontró con su espalda la pared de nuevo, viendo de reojo el boquete que Yagari había abierto anteriormente. El olor a sangre era demasiado penetrante con ese volumen de líquido. Arrugó la nariz, molesto por tal intensidad. Tenía dos opciones: rendirse a su instinto y dejar que la mocosa consiguiera su propósito; o salir de esa infernal jaula, sumergiéndose en el pasillo de Yagari. Tomó la segunda opción. No se rendiría ahora, ese no era su estilo de juego. Todavía quedaba mucho para llegar a tal fin. Así, golpeó el muro resquebrajado, terminando de romperlo con su arma; adentrándose en él cuando tuvo el suficiente espacio como para pasar.
En cuanto salió, tapó sus ojos con un brazo, ante tal cegadora luz. Se había acostumbrado a la carencia de iluminación en esa sala. Sin pensarlo dos veces, empezó a caminar con el arma en alto, desconociendo qué encontraría al final del pasillo. Pero antes de que llegara al final, la habitación comenzó a cambiar en una amplia sala. Clavó su mirada en las paredes, esperando lo que vendría después: una amplia sala con un ventanal. Touga se encontraba delante de la niña, entablando formalmente conversación. Solamente llegó a enterarse de lo último: "¿qué harás ahora?". Golpeó a Yagari en el hombro, advirtiendo su presencia con una maliciosa sonrisa. Todavía sus ojos permanecían rojos, y la marca gritaba por la sangre de la otra sala; aunque se mantenía bajo voluntad.
Humedeció sus labios, pensando. Tal vez esa fuera la Chie 'real'. Lo que implicaba, que si la mataba ahora, se quitarían una cría más de este mundo. Perfecto. Así él podría seguir su camino y dejarse de hacer de niñera. Finalmente, se tomó el permiso para contestar a su pregunta, apuntándola con el arma.
- Matarte.
A través del muro, escrutaba a Yagari sin miramiento alguno. Su fuero interno quería terminar de romper el muro y beber su sangre. Sin duda alguna, su parte animal no encontraría mayor satisfacción que con la corriente sanguínea de un cazador. Suspiró, inspirando el aire fuertemente para tranquilizarse. Sabía oponerse a esa codicia, pero no sabría decir por cuanto más.
Cerró los ojos, pasándose una mano por el cabello, asintiendo a Yagari levemente antes de que se marchara. De la misma manera en que Touga confiaba ciegamente en su humanidad, él confiaba en que supiera encontrar a la pequeña y mandar toda esa ilusión a la mierda. Estaba harto. Su tiempo se estaba desperdiciando con aquello. Si tan solo no hubiera tomado el camino del bosque, ya habría llegado a la Academia.
La mancha de sangre iba creciendo por toda la sala, tal y como un reloj de arena. Segundo a segundo. A medida que la mancha rojiza avanzaba, él caminaba en dirección contraria. Encontró con su espalda la pared de nuevo, viendo de reojo el boquete que Yagari había abierto anteriormente. El olor a sangre era demasiado penetrante con ese volumen de líquido. Arrugó la nariz, molesto por tal intensidad. Tenía dos opciones: rendirse a su instinto y dejar que la mocosa consiguiera su propósito; o salir de esa infernal jaula, sumergiéndose en el pasillo de Yagari. Tomó la segunda opción. No se rendiría ahora, ese no era su estilo de juego. Todavía quedaba mucho para llegar a tal fin. Así, golpeó el muro resquebrajado, terminando de romperlo con su arma; adentrándose en él cuando tuvo el suficiente espacio como para pasar.
En cuanto salió, tapó sus ojos con un brazo, ante tal cegadora luz. Se había acostumbrado a la carencia de iluminación en esa sala. Sin pensarlo dos veces, empezó a caminar con el arma en alto, desconociendo qué encontraría al final del pasillo. Pero antes de que llegara al final, la habitación comenzó a cambiar en una amplia sala. Clavó su mirada en las paredes, esperando lo que vendría después: una amplia sala con un ventanal. Touga se encontraba delante de la niña, entablando formalmente conversación. Solamente llegó a enterarse de lo último: "¿qué harás ahora?". Golpeó a Yagari en el hombro, advirtiendo su presencia con una maliciosa sonrisa. Todavía sus ojos permanecían rojos, y la marca gritaba por la sangre de la otra sala; aunque se mantenía bajo voluntad.
Humedeció sus labios, pensando. Tal vez esa fuera la Chie 'real'. Lo que implicaba, que si la mataba ahora, se quitarían una cría más de este mundo. Perfecto. Así él podría seguir su camino y dejarse de hacer de niñera. Finalmente, se tomó el permiso para contestar a su pregunta, apuntándola con el arma.
- Matarte.
- Zero Kiryuu
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Humor : Tsk.
Re: Bosque
-Vio todo la situación y se escondió detrás de un árbol-...........uff que escena! -decía mientras veía con mucho cuidado-......esa es una pistola? veo que si ...jejeje-decia mientras agarraba su propia pistola-......
PD: soy nueva así que participo.... -.-
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- kurick
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Re: Bosque
Entre en el bosque aun con las manos en los bolsillos y apoye la espalda en el tronco de un arbol, al igual que hice con un pie, en una posicion bastante comoda y espere a Bella, esperaba que su peticion fuera diferente que la ultima vez, pero sino, le daria la misma respuesta que a Ziel, pasaria por encima de ella para matar a ese chupasangre que ellos dos consideran bueno, pero que para mi, es igual de cruel y lunatico que ese vampiro que llaman Padre
- Kasha Oskan
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Re: Bosque
Llegué detrás de Kasha. No pretendía convencerla, pero si que me escuchara. Me coloqué en frente de ella. Kasha... Se lo que me vas a decir, y no pretendo convencerte de nada pero... Paré un momento y continué hablando tras un largo suspiro. Marcus ahora protege a Ziel, he estado un tiempo con ellos y Marcus no quiere ni tocar a Ziel.. Lo que vi en el cementerio y no era ni mucho menos de mi agrado, aunque no sabía si contárselo. De hecho... Marcus está enamorado de Ziel y Ziel...le corresponde. Sí, me parecía muy raro, no sabía ni por qué había sucedido eso. Les vi en el cementerio... Miré hacia otro lado apoyándome en el árbol que había en frente. Me costaba mucho soltar estas palabras, ya que me sentía traicionada. No sé lo que hacer ahora, Ziel no me quiere ni ver. Bueno sí, pero ya no quiere escapar de Marcus... Es como si le hubiera absorbido el cerebro. Ya no sabía ni que decir, mas que esperar la reacción de Kasha.
- Bella.N.Gring
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Re: Bosque
Que pasara eso, para mi no era nada nuevo, cuando hacian tratos, solian pasar estas cosas, y aun asi, lo sabia desde hacia tiempo, asi que mi reaccion fue completamente indiferente y fria, me iba a dar exactamente igual lo que me dijera, sabia que Ziel me odiaria, pero ya lo hace, asi que, que mas me da?, ya no solo lo hago porque es mi mision, tambien porque quiero devolverle lo unico que tiene a Kai y porque debo arreglar lo que Alec estaba intentando hacer. Conocia muy bien todas las consecuencias, pero estoy dispuesta a asumirlas, hasta el punto de ser odiada tambien por Bella.
- Y que me quieres decir con eso?, no es nada nuevo para mi, al igual que no es nada nuevo para mi que Ziel haya desarrollado una doble personalidad por ese sello que porta, razon por la que me hizo esto- levante la mano escayolada, razon por la que estaba de baja forzosa en la Asociacion.
- Me va a seguir dando exactamente igual, Marcus morira, aunque no lo haga yo, pero la verdad, prefiero ser yo quien lo haga, puedes odiarme si quieres, pero no voy a cambiar de idea, es mi mision, y Marcus es mi presa, puedes rogarme y pedirmelo todas las veces que quieras, Bella, pero Marcus no va a seguir vivo mucho tiempo, y debes agradecer que interfiera por Ziel, porque si no fuera por mi, el correria la misma suerte- la mire de reojo para ver su cara.
- Sabes por que ya no le molestan los cazadores?, esa es otra razon que deberias agradecerme, gracias a eso, a penas puedo poner un pie en la asociacion- no podia hacer mas por ella, ya me la estaba jugando demasiado y no iba a proteger a Marcus ni muerta, espero que Bella me conozca lo suficiente para saber el gran sacrificio que estoy haciendo y tambien que supiera que no voy a proteger a Marcus
- Y que me quieres decir con eso?, no es nada nuevo para mi, al igual que no es nada nuevo para mi que Ziel haya desarrollado una doble personalidad por ese sello que porta, razon por la que me hizo esto- levante la mano escayolada, razon por la que estaba de baja forzosa en la Asociacion.
- Me va a seguir dando exactamente igual, Marcus morira, aunque no lo haga yo, pero la verdad, prefiero ser yo quien lo haga, puedes odiarme si quieres, pero no voy a cambiar de idea, es mi mision, y Marcus es mi presa, puedes rogarme y pedirmelo todas las veces que quieras, Bella, pero Marcus no va a seguir vivo mucho tiempo, y debes agradecer que interfiera por Ziel, porque si no fuera por mi, el correria la misma suerte- la mire de reojo para ver su cara.
- Sabes por que ya no le molestan los cazadores?, esa es otra razon que deberias agradecerme, gracias a eso, a penas puedo poner un pie en la asociacion- no podia hacer mas por ella, ya me la estaba jugando demasiado y no iba a proteger a Marcus ni muerta, espero que Bella me conozca lo suficiente para saber el gran sacrificio que estoy haciendo y tambien que supiera que no voy a proteger a Marcus
- Kasha Oskan
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