Plaza del pueblo

Llego al pueblo corriendo, aun con el fuego abrazándola las venas y la negrura de su alma reflejada en un fuego que la rodeaba por completo, no se sentía dueña de si misma, ahora mismo ni siquiera se sentía capaz de parar a aquella bestia, el lo había conseguido algo que nadie jamas conseguiría con algo así.

Por suerte o por desgracia los humanos del pueblo se hallaban en la plaza celebrando alguna fiesta que a decir verdad a Katrina no la interesaba lo mas mínimo, debía de haber como treinta personas allí reunidas, no escaparía ninguna.

El fuego rodeo el lugar y los gritos comenzaron a aparecer, Katrina atravesó las llamas y se lanzo contra el primer hombre que vio, sujetándole la cabeza con fuerza y rasgándole el cuello con furia bebió todo lo que aquel ser tenia en el interior de sus venas, lo lanzo a un lado y se abalanzo contra su siguiente victima, así uno tras otro acabo con una docena, pero no se sentía satisfecha, quería matar, arrancarles la vida a aquellos insignificantes seres que simplemente no se merecían compasión alguna.

Los gritos y llantos de los humanos alimentaban su odio y el fuego que los rodeaba a todos se intensificaba cada vez mas. Paro un instante para mirar a los presentes, había niños, jóvenes y adultos, ella, ya cubierta de sangre sonreía sadicamente y se lanzaba a por los hombres especialmente, hasta que llego un momento en el que ni siquiera bebía su sangre, los desmembraba y los arrancaba el corazón a mordiscos disfrutando de cada grito y cada gorgoteo de sangre que anidaba en sus gargantas.

Cuando se lanzo a por el siguiente alguien se interpuso en su camino, pero ella no estaba como para dejar que nadie se entrometiera, simplemente cambio el rumbo de la embestida dirigiéndose hacia donde estaba el humano, lo había visto muchas veces en el pueblo, con una chica cada vez haciéndolas daño a todas.

Se lanzo contra el con el brazo extendido y le arranco la cabeza sin miramientos. Se quedo con la cabeza en la mano, agarrada por el pelo, la dejo caer con un ruido sordo en el suelo y lamió su mano llena de sangre con satisfacción.

Giro su rostro para mirar al muchacho y un destello verde apareció en sus ojos pero pronto desapareció, dando paso a la siguiente victima, una mujer que suplicaba por su vida con chillidos agudos que destrozaban los tímpanos tan sensibles de la muchacha. Se acerco a ella como una exalacion y la amarro la lengua con las uñas, tirando hasta arrancársela, dejándola desangrarse deleitándose con el espectáculo, debían quedar como cinco humanos mas o menos.

Aun no había caído la noche y Chiara ya estaba en el pueblo, cargaba dos livianas maletas llenas de las pocas pertenencias que aun conservaba. Ya habían pasado cuatro años, en los que prácticamente no había salido de sus aposentos mas que para acudir a los entrenamientos que la habían impuesto en la asociación, odiaba esto, pero era la única forma que tenia de sobrevivir. Suspiro pesadamente dejando las maletas en el suelo y mirando a su alrededor. La plaza estaba vacía, pero había un peculiar aroma en el aire, sangre, no hacia mucho. Seguramente el responsable estaría muerto, o quizá no...

Sujeto su cabello en una larga coleta con sus plateados cabellos y sacudió la falda que estaba llena de humo por el largo y tedioso viaje en tren. Los de la asociación, tras haber acabado el entrenamiento, en el que había superado a sus compañeros por gran ventaja pese a no haber sido entrenada, la habían mandado a este pueblucho muerto y lleno de polvo en el que según sus superiores -Necesitamos mas efectivos- Pensó imitando la voz áspera y ruda de su entrenador.