Plaza del pueblo

Kobik suspiró, con los oídos tapados. Tenía que parar aquella melodía.
- ¿Vas a dejar de jugar, o me voy a tener que poner serio? Ya has dormido a media ciudad, estás llamando la atención...
Qué fastidio. La inocente Nora, con lo bien que lo pasábamos de pequeños.
- To sleep, perchance to dream... Cielo, ¿por qué no lo dejas y hablamos las cosas?

Dejé de cantar, pero para seguir riendo.
- Como quieras, hermano -marcó la palabra con bastante rencor-. Aunque por lo visto el que necesita ayuda eres tú y no yo. Habla, dime lo que me tengas que decir y vete.
Se giró y volvió a sentarse como antes en el banco, con los pies colgando un poco. Nora no quería escuchar a su hermano, pero a la vez... había disfrutado torturándole un poco.
Comenzó a balancear los pies mientras pensaba: "Le dejaré hablar y punto. Si me suelta el rollo ahora, evitaré otro encuentro parecido y ya no tendrá más excusas ni podrá decirme que no hemos hablado. Y me dejará en paz".
O de eso intentaba convencerse ella misma...

Bien. Había conseguido que dejara de cantar. Era un progreso.
- Nora... -empezó, pero no encontraba las palabras. Era difícil pensar qué decir. doscientos años sin verse, y ahora, tan súbitamente... optó por sentarse a su lado. La situación vista desde fuera era bastante cómica. La niña, a su lado, con los pies colgando, mirando para otro lado, y él, grandote, con el pelo por la espalda, a su lado, con las piernas medio abiertas y los brazos reposando sobre las rodillas. Finalmente, pudo recuperar el hilo de argumentos.
- Nora, sé que una parte de ti me odia por lo que te hice, tiempo ha, pero creo que todavía podemos empezar de cero. Lamento mucho lo que pasó con Rose, de verdad. Ya que estamos en japón los dos quisiera darte el hermano que hace tanto tiempo que no tienes. Sé que no puedes tan solo perdonarme y volver a ser mi hermana amiga, pero al menos intentemos volver a empezar, juntos. No es solo por la voluntad de padre, es también mi deseo. No quiero que te pase nada malo.
En ese momento, Flauros salió del bolsillo, hecho una bolita, y se acurrucó junto a Nora.
- Miaaaw! - dijo el gato, cariñosamente.
- Vaya, parece que Flauros todavía se acuerda de ti. ¿Te acuerdas tú? Tan pequeño como hace doscientos años... -Kobik se apresuró a adelantarse a los pensamientos de Nora- Antes de que preguntes, no tengo nada que ver con la longevidad de este gato. Tampoco yo entiendo por qué lleva viviendo tantos años.
Lo último que le faltaba era que ahora, además, le acusaran de maltrato a los animales.

Nora continuaba mirando para cualquier otro lado. En ese momento tenía la mirada clavada en la fuente del centro de la plaza.
- Maté a mi madre -dijo en un tono neutro que casi daba miedo. Sus ojos estaban perdidos y era... escalofriante-. Huí del único hogar que he tenido en toda mi vida. Me han perseguido incontables cazavampiros o cazarrecompensas. He tenido que hacer los actos más inmorales y horribles para conseguir lo que tengo. No puedo estar mucho tiempo en el mismo sitio porque no crezco. Y ahora vienes y en menos de diez minutos me sueltas un rollo sensiblero para que te perdone. Doscientos años... doscientos años, Kobik.
Nora dejó de hablar. En ese momento el pequeño Flauros había rozado la mano de Nora con la cabeza, pidiendo seguramente caricias. Con sumo cuidado, Nora lo cogió y lo puso en su regazo, mientras con la mano derecha acariciaba sus patitas. A él también le había echado de menos.
- ¿Acaso crees que yo no deseo recuperar lo que tenía? - parecía que le estaba susurrando al animalito - ¿Piensas que me gusta vivir así? No quiero. Pero tampoco puedo quitarme la vida o lo que sea que tenga, no tengo valor. Yo también quiero volver atrás Kobik.
Otra lágrima resbaló por su nariz y cayó en el hocico de Flauros, que se frotó molesto.
- Pero no puedo perdonarte.

Kobik estaba arrepentido de verdad, pero no parecía que Nora fuera a perdonarle tan fácilmente.
- Si esta es la situación -dijo Kobik- déjame que te demuestre mi arrepentimiento con actos. Si has sufrido doscientos años de persecuciones y peligros, déjame que te de doscientos años de seguridad. Permíteme ganarme tu perdón, Nora, y ayúdame a volver atrás. Juntos podemos hacerlo. Debe de haber alguna forma de hacer crecer a un vampiro. Investigaré la forma, tiene que haberla. -Kobik hizo una pequeña pausa. Una lágrima fue a asomársele al ojo, pero por suerte no llegó a salir.- Ayúdame a ayudarte, Nora Von Karahann, y te prometo que no volverás a sufrir daño alguno mientras esté a mi alcance el aliviarlo.
Kobik estaba deseando poder abrazar a Nora. Llevaba tanto tiempo detrás de ella... y ahora que por fin la había alcanzado, nada quería saber de él. Cruel es el destino que juega con las vidas de aquellos que deberían quererse como hermanos y que él mismo ha separado como a desconocidos.

Escuchó atenta las palabras de su hermano. Estaba segura de que tanto él como ella eran conscientes de que era casi improbable que Nora creciera. Y él... le ofrecía estar a su lado casi el resto de su existencia.
"Vamos Nora... ¿Qué perderías tú? De hecho, no perderías nada. Todo lo contrario, ganarías... más bien recuperarías tus familia. Rose nunca volverá, pero estar eternamente enfadada con Kobik o matarlo con tus manos no te aportará nada"
Nora se sentía débil. Estaba dejando que se crearan rendijas en una corteza que había madurado durante 200 años alrededor de su frío corazón.
" Es tu hermano. Tu confidente, tu compañero de juegos... Quizás la única persona en este mundo que te quiera aún. No sabes si Miles sigue vivo o no."
- Kobik... yo...
De pronto la niña se echó a llorar, y olvidando que tenía a Flauros encima de ella, se lanzó a los brazos de Kobik. No le llegaban las palabras a la boca, se le enredaban en el nudo que estaba deshaciendo al llorar.

Flauros, el gato, cayó al suelo ágilmente.
- ¡Miaaaw! -maulló, pero la escena le conmovió, se sentó, y se quedó mirando.
Kobik, por su parte, al principio estuvo bloqueado unos instantes, pero después abrazó fuertemente a Nora.
- Ya está, ya está... tranquila - dijo, intentando consolarla - No permitiré que te vuelva a pasar nada malo. Ahora ya estamos juntos, ¿eh? Te prometo que encontraré la forma de devolverte los años que te quité. Jamás podré perdonarme lo de Rose... pero sé que esté donde esté nos está viendo ahora mismo, y sé que me está pidiendo que te ayude por ella, puedo sentirla en mi corazón.

Espera, espera, Kobik, ¿pero tenías uno de esos? No me habías dicho nada. Yo pensaba que eras más desalmado y frío, pero vaya vaya, también tienes tu corazoncito.

Kobik abrazó con fuerza a Nora, y le dio un beso en la frente.
- Ya estamos juntos. -repitió- Si no te molesta, asistiré a las clases de la academia, igual que tú, solo que en segundo grado para que no te suponga una molestia. Así, con mi vista, siempre tendré un ojo sobre ti, y estaré cerca para protegerte. Con llamarme, me tendrás a tu lado. ¿te parece bien?

Kobik estaba, por primera vez en mucho, mucho tiempo, feliz de poder volver a tener algo parecido a una familia.

Mientras Kobik le hablaba, ella seguía sollozando en sus brazos. Como 200 años atrás, ella se apretaba con fuerza contra su pecho y agarraba su ropa con su mano, no quería que se fuera de allí, no en ese momento. Ella había vuelto a ser una niña, la asesina sin escrúpulos se había quedado apartada. Echaba de menos esa sensación, estar en brazos de su hermano y sintiendo que ya nada le podía hacer daño, pues tenía con ella el mejor seguro.
Nora tan solo asintió a su pregunta. No le gustaba cómo sonaba su voz cuando lloraba y no quería estropear un momento que jamás imaginó que fuera a llegar. Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el pecho de su hermano. Cuando estuvo un poco más calmada, dijo:
- Supongo que ahora podemos jugar sin preocuparnos de que me saltes al cuello, ¿no?
Rió y... al fin pudo sonreír.

Kobik sonrió ante la ocurrencia de su hermanita. Parecía que ya le estaba quitando hierro al asunto.
- Por supuesto -dijo, sonriente- nos esperan un montón de juegos juntos, mi querida hermanita. La noche es joven, y nosotros también. Ven, déjame que te enseñe una cosa.
Aprovechando que nadie en la zona se había despertado todavía, Kobik cogió a Nora en brazos (era ligera como una pluma para él) y saltó muy alto. Flauros lo vio venir, y se agarró como un desesperado a la bota de Kobik. Mientras ascendían, trepó como pudo, ayudándose de las dos patas delanteras y de sus uñas, hasta el bolsillo interior de la gabardina. Era un poco más estrecho, pero se quedaría ahí hasta que pudiera llegar a su casa habitual. Kobik llegó hasta el tejado de aquella iglesia desde la que la había estado observando, y desde la cima le mostró el paisaje.
- Mira, Nora. El crepúsculo cede ya sus dominios a la reina Noche. Ya se aposenta su capitana, Lucero, Venus, en su lugar en el firmamento. Después vendrán otras celebridades de la corte. La reina Luna, siempre velando sobre nuestras cabezas, ya aparece tras la cortina de luz que va dejando el Sol a su paso. ¿No te parece precioso? He visto centenares de atardeceres en mi vida, hermanita, y este me parece uno de los más bonitos... My dear sister, we are kings of infinite space.
Kobik había puesto ya la función hermano. Estaba contento de poder compartir momentos con su hermana pequeña, y pensaba que muchos otros momentos como ese llegarían.

Aquel salto pilló desprevenida a Nora, que se agarró con más fuerza a su recién recuperado hermano. Cuando llegaron al tejado y él le dijo que observara aquel atardecer, ella no se cortó un pelo y con bastante torpeza, trepó por su brazo hasta sentarse sobre sus hombros, colgando sus piernitas a los lados de su cuello.
- Sí, el mejor..
Apoyó su cabeza sobre la de su hermano y suspiró. Aquel olor dulzón le trajo infinitos recuerdos de cuando estaba viva, recuerdos que creía ya perdidos.
- Te he echado de menos, hermano. Tengo tantas cosas que contarte...
Como cuando era pequeña, Nora tomó uno de los mechones del flequillo de su hermano y empezó a trenzarlo, mientras seguía contemplando el cielo.
- Tan solo dime una cosa... ¿Qué fue de padre?

Kobik se sentía a gusto con Nora sobre sus hombros. La pregunta de Nora cogió a Kobik desprevenido. Miles Von Karahann... qué habría sido de su padre adoptivo.
- No sé qué fue de padre. Lo que sucedió con Rose puso en peligro su posición en inglaterra, y nos vimos obligados a separarnos. Pasaron los años y no supe nada más de él... -Kobik dudó. ¿Había que confesarle a Nora que su padre era un vampiro? Eso la llevaría a la pregunta de por qué ella no es una semivampira, o algo así. Sería muy problemático... pero, por otro lado, tiene derecho a saberlo.
- Nora... - empezó - ahora que te he encontrado, y que por fin estamos juntos, no sé cómo decirte esto, pero también veo que no tengo derecho a mentirte. Puede que padre quisiera habértelo dicho, pero la situación se lo impidiera, y yo tuve prohibido revelártelo todos estos años. Pero ahora él no está, y tu curiosidad crece. Él conocía el vampirismo... muy de cerca, ¿entiendes? Miles, nuestro padre, no era un humano normal, sino más bien... como tú y como yo.
Ya estaba dicho. Ahora, tan solo faltaba la reacción de Nora...

Nora soltó el flequillo de su hermano con la trenza a medio hacer. Aquello... sí que no se lo esperaba. Ella siempre había pensado que Kobik había sido atacado por algún vampiro ajeno que le hubiera pillado desprevenido o cualquier otra cosa. Pero que su padre Miles Von Karahann fuera un vampiro...
Estuvo callada un buen rato, sin hacer nada, tan solo pensando. Rápidamente su mente empezó a procesar todas las posibles explicaciones a aquello...
- Entonces... él... ¿te mordió o... fuiste tú quien...? no, eso no puede ser... Y tú... ¿tú naciste así? ¿Como pudo Rose tener un hijo vampiro y una hija humana? No entiendo nada...
Nora se frotó uno de los ojos con la manga de su camisa. Estaba muy perdida...

Kobik acarició la mano de Nora, suavemente.
- Yo no le mordí, ni tampoco él a mí. No me preguntes, yo tampoco lo entiendo. No sé mucho más que tú de la historia de padre. A fe que es, o era, un hombre misterioso...
Kobik alzó la vista, y miró a Nora, sonriente.
- Ya tendremos tiempo para descubrirlo, hermanita. Tenemos todo el tiempo del mundo... Dime, ¿sabes cuándo empiezan las clases? Llegué a la academia, dejé mis cosas y vine directamente a buscarte, así que ni idea.
Kobik intentó cambiar de tema. No le gustaba nada todo aquello. No quería mentir a su hermana, pero tampoco entendía por qué Miles no le había explicado todo aquello a Nora, ni tampoco si tenía intención de aparecerse algún día... si es que seguía vivo. Pensándolo bien, ni siquiera él sabía si estaba vivo o muerto... aunque haber entrado en la academia era un indicio.

Nora tenía la mirada perdida, mientras pensaba en lo que le acababa de decir su hermano. Su padre... y su hermano... vampiros en su casa y... ¿Por qué no la habían mordido antes? ¿Su madre era una vampiresa y ella no lo sabía? ¿habrían mordido a su madre? Porque ella antes de los 10 años no tenía poderes no sed de sangre, de eso estaba segura... ¿Sería acaso una trampa de su hermano? 200 años sin hablar y aprovechando un momento de debilidad...
Por un momento la duda, la sospecha y el miedo recorrieron el cuerpecito de Nora en forma de escalofrío, de esos que te recorren toda la espalda hasta llegar a la nuca. Pero la caricia de Kobik la sacó de aquellos pensamientos. "Si hubiera querido, te habría matado..."
Cuando Kobik le preguntó cuando empezaban las clases, ella se encogió de hombros.
- No lo sé, la verdad. Supongo que dentro de poco... La verdad es que tengo curiosidad por saber quién está en mi clase y eso... últimamente no...
En ese momento dejó de hablar. Abrió los ojos y se contrajeron sus pupilas.
- ¿Hueles eso?
Con un salto más propio de un animal que de una niña pequeña, Nora se apeó de los hombros de su hermano, cayó sobre el tejado y se asomó por el borde. En la plaza acababa de entrar un chico joven, algo despistado. Su aroma era de un dulzor cautivador y... ella no podía pensar en otra cosa que en despedazarle el cuello a mordiscos...
- ¿Qué, hermanito? La noche acaba de empezar y ya nos brinda hermosas presas... ¿Quieres cazar un poco con tu recuperada hermana? - dijo con una sonrisa burlona, pero sin apartar la vista del pobre chico...

Parecía ser que la gente ya había despertado, y que ahora, en la plaza, ya había más vidilla. Su hermana estaba ansiosa de sangre.
Kobik cazaba por dos motivos: Saciar su sed, cuando tenía, y celebrar eventos importantes. No era partidario de la caza por deporte como otros vampiros. Consideraba a los humanos presas no muy por encima de vacas. No obstante, acababa de reencontrar a su hermana y había sanado una relación que llevaba 200 años rota. Había que celebrarlo.
- Claro, hermanita. Veamos a la curiosa presa... ¿Debemos bajar a por él desde las alturas y sorprenderle, o te apetece jugar un rato? Podemos hacerle correr, o acorralarle. -Kobik pensó un momento- Dime, ¿qué opinas tú de la caza de humanos? ¿Te divierte como deporte, o eres como yo y cazas para alimentarte?
A Kobik le interesaba la opinión de su querida hermanita.

- ¿Quieres que te sea sincera?
Nora apartó la mirada del muchacho y la fijó en su hermano. Su aspecto era bastante siniestro. El flequillo le tapaba medio rostro, pero dejaba claramente a la vista su siniestra sonrisa de antes de cazar*.
- Me gusta ver cómo los humanos chillan bajo mis colmillos. Aunque uso técnicas muy ruines... les duermo con mi canto y los despierto con el beso de la muerte... Ya me entiendes. ¿Cazar por placer? Es arriesgado, así que no lo hago muy a menudo y menos en un lugar tan concurrido... Pero he de confesar que en grandes páramos llenos de granjas y pocas gentes... no son pocas las viudas que he dejado por tener un marido descuidado trabajando en medio de un maizal tan solo por darme el gusto ¿Y tú, hermano?
Se volvió a girar hacia el chico. Se había sentando en el banco en el que pocos minutos atrás ellos se habían sentado juntos.
- Tan débil, tan sólo... Seguro que es nuevo aquí. Nadie le echará de menos.

Un mensaje, una voz un "algo" que no supo reconocer invadió la mente de Nora con un mensaje claro que recomendaba no cazar a aquel muchacho...
- ¿Has oído eso? - le preguntó a su hermano.
Rápidamente se puso a inspeccionar la plaza desde aquel punto alto y localizó a una muchacha de cabellos castaños que les miraba fijamente.
- Es esa morenita de ahí... No puede ser humana.
Sonriendo con sorna, fijó su mirada ferozmente en la chica y pensó: "No seas aguafiestas, estamos de celebración. Únete si quieres..."
Nora ya empezaba a imaginar el tacto de la piel de aquel chico bajo sus colmillos... el olor de su cuello a menos de un palmo de su pequeña nariz...

Kobik se tomó unos instantes para responder.
- No me gusta exponerme, al igual que tú, aunque creo que tu hermano es más... precavido. Nunca cazo si no es necesario, o si no es por un gran acontecimiento, como lo es ahora.
Entonces llegó un mensaje a mi mente. Parecía la voz de una mujer. Seguramente andaría por ahí alguna psíquica psicópata.Tras el mensaje, Nora me preguntó por ello.
- Sí, yo también lo he oído. Es esa chica... parece misteriosa-

"¿La asociación?" preguntó mentalmente Kobik. "¿De qué hablas? ¿Quién es la asociación?"

Nora soltó una risa un tanto estridente, que le desfiguró el rostro en una mueca desagradable.
- ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! Cazavampiros a mí... ¿En cuantas listas estaré ya? En algunos sitios me han llamado "el chupacabras", querida...
Se giró y miró a la chica de arriba a abajo. Definitivamente, por cómo había trepado y por cómo olía, era vampiresa...
- No tengo ningún problema. Si vienen, será tan sencillo como dormirlos a todos.
Mientras decía esto último, fijó su mirada de nuevo en el muchacho, que seguía sentado en el banco con las manos en los bolsillos. El vaho que salía de la boca de Nora era como vapor de azufre del infierno. Dentro de ella ardía el deseo de acabar con aquel chico... No sin antes entonar...
- Alas my love, ye do me wrong,
to cast me off discourteously:
And I have loved you so long
Delighting in your companie.


FdR: Es la canción "Greensleeves", típica del folklore inglés. Y ya sabéis qué pasa cuando Nora canta

Cazavampiros... oh, ¿Por qué no nos pueden dejar en paz?
- The lady doth protest too much, methinks... -susurró Kobik. Después, se dirigió directamente a la chica- Agradezco tu aviso, señorita...
Kobik dejó la frase inacabada, dando pie a una presentación que, esperaba, llegara de algún modo.
- Nora -dijo, por otro lado- quizás deberíamos reconsiderar el cazar otro...
Pero Nora ya no escuchaba. Un día de estos tendría que acostumbrarse al canto de su hermana. Por lo menos, ahora la había visto venir, y se había tapado los oídos a tiempo. Flauros, por su parte, se durmió al instante.
Menudo problema.

Nos encontrábamos en el alge de la conversación cuando una bala pasó rozando desde el suelo. Yo la vi desde lejos, e intenté avisar a Nora, pero su canto la tenía absorta, y no pudo llegar mi voz a sus oídos. Rápidamente, me interpuse entre el extraño y mi hermana, flexioné mis rodillas, y le apunté con mi mirada, con la mano en la empuñadura de mi espada lista.
- What's here? the portrait of a blinking idiot! ¿Estás loco, humano? - añadió, airado.- No permitiré que le pongas una mano encima a mi hermana. Métete en otros asuntos, cazamembrillos, todavía no hemos hecho nada como para recibir un trato tan hostil.
La voz de Kobik fue pasando de su ira incontrolada a una serenidad fría a medida que iba elaborando su frase. Una de las grandes cualidades de Kobik, al fin y al cabo, era la capacidad de mantener la cabeza fría.