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The Crow
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The Crow
Recuerdo del primer mensaje :
Se trata de un bar no muy grande, pero espacioso a su manera. El ambiente allí siempre suele ser algo turbio. Generalmente, la gente que asiste a él no es de la camada más pacífica y tranquila de la sociedad. Suelen generarse peleas callejeras por dinero, mujeres o un simple vaso de alcohol. Si vas a entrar a este sitio, hallarás diversión, pero tal vez no la diversión a la que estás acostumbrado.
Se trata de un bar no muy grande, pero espacioso a su manera. El ambiente allí siempre suele ser algo turbio. Generalmente, la gente que asiste a él no es de la camada más pacífica y tranquila de la sociedad. Suelen generarse peleas callejeras por dinero, mujeres o un simple vaso de alcohol. Si vas a entrar a este sitio, hallarás diversión, pero tal vez no la diversión a la que estás acostumbrado.
- Yuuki Cross
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Re: The Crow
*Crash ya iba por su segundo trago largo de su tercer vaso de whisky, esos vasos eran como era muy pequeños comparados con los de Rusia, y el no le hacían mucho efecto a decir verdad. Él necesitaba al menos una botella de tequila o vodka del fuerte para sentir esos efectos tan divertidos para él. Tenia en jaque con la mirada a varios individuos que le miraban como si le fueran a matar por pijo y luego robar todo. Pero que tuvieran mucho ojo, por que Crash con la quinta copa tal vez los quemara vivos literalmente. Cuando luchaba consigo mismo en su mente, no era buena idea atacarle y mas siendo una rata de cloaca.
Tengo que reconocer que cuando Crash esta así, a mi me cuesta narrarle... Pero cuando vio la silueta de una joven entrar por la puerta, y la reconoció al instante por su cabello violeta, solo pudo mirar otro lado. Pensó y traducido a todos "Eramos pocos y pario la abuela." así de basto era en este estado. Solo se limito a seguir bebiendo y contemplar la escena desde su posición en esa barra sucia. Ver a la joven como se vendía por bebida gratis y un cigarro le daba hasta asco. Aunque en el fondo su corazón de justiciero le iba a traicionar como siempre. Llamo al camarero, por llamarlo así, y le indico sutilmente al oído que no aceptara el dinero de ese hombre que él pagaría todo lo que la dama quisiera y un poco mas por las molestias. Crash sabia hablar el idioma de esta chusma. El problema es que no le gustaba ver como alguien que en el fondo no parece mala persona se destrozaba así, y mas cuando la lapa que le entro era super asquerosa. Se bebió su copa y se fue a jugar a los dardos, cerca de los tíos que le miraban con intenciones de atacarle. Tenia muy claro que quería tentar a la suerte de esos tipos, y ver que Crash reinaría en su mente en este día.
Damas y caballeros, con mucho gusto creo que tendré el honor de presentar al Crash que vivió una época en Rusia.*
Tengo que reconocer que cuando Crash esta así, a mi me cuesta narrarle... Pero cuando vio la silueta de una joven entrar por la puerta, y la reconoció al instante por su cabello violeta, solo pudo mirar otro lado. Pensó y traducido a todos "Eramos pocos y pario la abuela." así de basto era en este estado. Solo se limito a seguir bebiendo y contemplar la escena desde su posición en esa barra sucia. Ver a la joven como se vendía por bebida gratis y un cigarro le daba hasta asco. Aunque en el fondo su corazón de justiciero le iba a traicionar como siempre. Llamo al camarero, por llamarlo así, y le indico sutilmente al oído que no aceptara el dinero de ese hombre que él pagaría todo lo que la dama quisiera y un poco mas por las molestias. Crash sabia hablar el idioma de esta chusma. El problema es que no le gustaba ver como alguien que en el fondo no parece mala persona se destrozaba así, y mas cuando la lapa que le entro era super asquerosa. Se bebió su copa y se fue a jugar a los dardos, cerca de los tíos que le miraban con intenciones de atacarle. Tenia muy claro que quería tentar a la suerte de esos tipos, y ver que Crash reinaría en su mente en este día.
Damas y caballeros, con mucho gusto creo que tendré el honor de presentar al Crash que vivió una época en Rusia.*
- Crash
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Re: The Crow
Y, rápidamente, otro whisky marchaba hacia sus manos. Lisbeth detuvo el vaso con sus blancos dedos. Las uñas, pintadas de negro, resaltaban mientras rodeaban aquel recipiente. El hombre, a su lado, intentaba sacarle algún tipo de conversación. Pero la joven simplemente se limitaba a sonreírle. No estaba de muy buen humor, y es que así era ella: oscilaba entre extremos terribles. Podía llegar a tener una semana a pura risa, donde hasta lo peor podía tener su lado positivo, pero cuando caía en aquel pozo de malhumor, odio e impotencia, realmente no había un límite, salvo el quedar inconsciente, que la mayoría de las veces funcionaba, excepto por la maldita resaca que resquebrajaba su cabeza al otro día.
El hombre que atendía la barra regresó, entonces, desde donde lo habían llamado. Comenzó a decirle al musculoso que intentaba obtener la buena disposición de Lisbeth que otro hombre había decidido pagar sus gastos. El camarero estaba igual de sorprendido que el otro sujeto en este momento, quien frunció el ceño y se giró para ver quién era el "caballero". Al divisarlo, comenzó a reírse, incrédulo.
- Pues dile que por qué no se queda jugando a los dardos, que jugar es lo que los niños deben hacer -dijo entre risotadas al camarero, quien le respondió con una delicada sonrisa. Al parecer no le importaba correr el riesgo de que el rubio pudiera escucharle. Y, mientras tanto, Lisbeth bebía, esta vez algo más despacio, el segundo trago que le ofrecía este lugar. Al parecer estaba más que de suerte: no sólo le llovían las bebidas y los cigarrillos de arriba, ¡sino que hasta se peleaban por pagar por ella! Un escenario de lo más divertido de poder ella advertirlo con gusto en su más pleno y consciente estado.
Pasados unos instantes, se levanta con intenciones de ir al baño. El sujeto la toma del brazo y le indaga hacia dónde va. El tipo era un vampiro a fin de cuentas, y clavó sus seductores ojos sobre ella. Lisbeth se zafó de su agarre y lo miró sonriendo con provocación.
- Que me invites unos tragos no significa que tengas que saber lo que se me antoja hacer y a dónde se me canta ir-espetó, ácida-. No te confundas, amor -finalizó con una despectiva pero sensual sonrisa, y comenzó a caminar hacia el baño de damas. En el camino se sacó la capucha y sacudió un poco la cabeza. El vampiro, sorprendido por su respuesta, silbó ligeramente y miró al camarero, con quien se conocían de años. Al parecer, la muchacha era picante, lo cual la hacía doblemente interesante. Comenzaron a reír con complicidad mientras ella cerraba la puerta del baño justo tras de sí.
El hombre que atendía la barra regresó, entonces, desde donde lo habían llamado. Comenzó a decirle al musculoso que intentaba obtener la buena disposición de Lisbeth que otro hombre había decidido pagar sus gastos. El camarero estaba igual de sorprendido que el otro sujeto en este momento, quien frunció el ceño y se giró para ver quién era el "caballero". Al divisarlo, comenzó a reírse, incrédulo.
- Pues dile que por qué no se queda jugando a los dardos, que jugar es lo que los niños deben hacer -dijo entre risotadas al camarero, quien le respondió con una delicada sonrisa. Al parecer no le importaba correr el riesgo de que el rubio pudiera escucharle. Y, mientras tanto, Lisbeth bebía, esta vez algo más despacio, el segundo trago que le ofrecía este lugar. Al parecer estaba más que de suerte: no sólo le llovían las bebidas y los cigarrillos de arriba, ¡sino que hasta se peleaban por pagar por ella! Un escenario de lo más divertido de poder ella advertirlo con gusto en su más pleno y consciente estado.
Pasados unos instantes, se levanta con intenciones de ir al baño. El sujeto la toma del brazo y le indaga hacia dónde va. El tipo era un vampiro a fin de cuentas, y clavó sus seductores ojos sobre ella. Lisbeth se zafó de su agarre y lo miró sonriendo con provocación.
- Que me invites unos tragos no significa que tengas que saber lo que se me antoja hacer y a dónde se me canta ir-espetó, ácida-. No te confundas, amor -finalizó con una despectiva pero sensual sonrisa, y comenzó a caminar hacia el baño de damas. En el camino se sacó la capucha y sacudió un poco la cabeza. El vampiro, sorprendido por su respuesta, silbó ligeramente y miró al camarero, con quien se conocían de años. Al parecer, la muchacha era picante, lo cual la hacía doblemente interesante. Comenzaron a reír con complicidad mientras ella cerraba la puerta del baño justo tras de sí.
- Lisbeth C.
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Re: The Crow
*Yo solo digo una cosa, no penséis en ver a Crash así mas... Este no es Crash, bueno es el Rusia y no os gustara... Él paso de lo que se decía sobre él. Aunque se paralizo un momento cuando ese tipo le llamo niño. En el fondo se empezó a relamer, acaba de encontrar todo lo que buscaba para verificar lo que siempre quiso saber. ¿Crash el justiciero había vuelto? Mejor lo dejo de narrar para que lo leáis por vosotros mismos. *
En cuanto sonó la puerta del baño cerrarse, él sonrió como un idiota. Se acerco a la barra, donde estaban el vampiro de 4º y el camarero. Saco un fajo de billetes con su mano izquierda, mientras que en su derecha sujetaba el ultimo dardo de esa tanda, y tiro el fajo contra la barra.- Tienes razón, a los niños nos gusta jugar ... Dijo antes de mirar la tabla de peleas ilegales que estaba colgada detrás del camarero. - Y esto buen hombre, es para pagarle todo lo que pase ahora. Sonrió picaramente, antes de lanzarse a la pelea. Sabia perfectamente que le iba a tocar pegarse en esa tarde/noche si o si. Por eso, él empezaría todo esto. De todas las personas que había en el bar que no eran muchas, solo se pegaría con el vampiro y con los tres tipos que querían robarle, ex-cazadores lo mas seguro. El ataque fue directo al vampiro, que no se esperaba que el "niño" le hiciera eso. Le clavo el dardo con la velocidad y fuerza, para inutilizar la mano derecha durante toda la pelea y varios días. Después de eso le pego un cabezazo y así tirarle del taburete en el que estaba sentado. "Uno menos, faltan tres" Pensó mientras le vio caer al suelo, era un vampiro mediocre pero vampiro y eso hacia que cuando se recuperara del susto volvería a plantar guerra. Los tipos se levantaron deprisa con navajas para atravesar el cuerpo de Crash, cosa que el estaba encantado de tenerles cerca. Él desarmado no podía amenazarles con nada y eso les hacia superiores a ellos, cosa que estaban equivocados, ya que no contaban con la defensa personal de Crash y sus lecciones de combate. El primero de ellos se lanzo con la navaja como si fuera un pica-hielos, con el brazo levantado para asestar desde lo alto hacia el pecho, pero una rápida patada espartana de Crash le hizo retroceder molestando a otro de ellos y dejando al tercero en su lado derecho. Miro al tercero, como se iba a lanzar a por él. Le hizo arder su arma y así quemar su mano, pero no contento con eso aprovecho el momento para darle un golpe letal en la nuez del cuello. Eso no lo iba a matar pero ya no podría luchar. Los otros tipos, estaban a su izquierda y sorprendidos por lo que le paso a su compañero se lanzaron los dos a la vez. A Crash no le quedo otra que usar su poder, con su mano izquierda les lanzo una pequeña bola de fuego a cada uno a su cara. La bola de fuego no era mas grande que una pelota de golf, y con poca consistencia que no hará mas que quemar les la cara un poco. Pero el truco lo aprovecho para desarmar al mas cercano, con una técnica limpia y clavar ese arma en la pierna de este para inhabilitarle. Pues ya estaban fuera los ex-cazadores, solo quedaba el vampiro. Bueno antes de fijarse en él, lanzo de una patada la tercera navaja lejos del escenario de combate. El vampiro ya se había puesto de pie, tapando su herida con la otra mano. - No voy a matar a nadie hoy, pero no me tientes ... Vete y no pasara anda. Soltó, mirándole con los ojos color carmesí llenos de furia. Esto se había acabado, y no quería reventar este sitio a puños con la cabeza de ese vampiro.
- Crash
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Re: The Crow
En cuanto la puerta del baño se cerró, el bullicio del exterior se hacía menos denso. Lisbeth suspiró y cerró los ojos un momento, sosteniéndose con la pared por unos ínfimos segundos antes de avanzar. Parecía que el alcohol comenzaba, finalmente, a mostrar más claramente sus efectos. Caminó hasta estar frente al espejo y allí retocó su maquillaje, tanto en ojos como en labios. La perfección con la cual lo hizo denotaba que ya era una experta en lidiar con la sangre borracha. ¿Pues qué clase de muchacha sería ella si no pudiese con algo tan simple? Lisbeth no era una flojita. Aún había espacio para más bebida en ese diminuto cuerpo. Eso, claro, si el ambiente lo permitía, pues un seco ruido que provenía del exterior hizo que se sobresaltara.
Se acercó a la puerta de nuevo y cuando estuvo a punto de abrirla, tres mujeres se encargaron de hacerlo. Entraron corriendo al baño, desesperadas y gritando. Lisbeth frunció el ceño y parpadeó un par de veces. ¿Qué, acaso estaba más en pedo de lo que pensó? No, de ninguna manera. Allí afuera ocurría algo, y esas mujeres no dejaban de hablar de eso. Al parecer una pelea estaba conmocionando al bar, una pelea que no hacía más que sumar y sumar gente. Lisbeth, sin decir ni una palabra, salió de allí, y esta vez fueron los griteríos de esas mujeres los que quedaron sosegados al otro lado de la puerta. Caminó por un pasillo y llegó al lado de la barra, justo cuando el vampiro que intentaba coquetear con ella cayó de espaldas a sus pies. Lisbeth observó la sangre y levantó la mirada, escuchando las palabras de quien le había asestado un golpe. Cuando vio de quien se trataba, su mirada más incrédula acompañó a la sonrisa más divertida.
- ¡No jodas! -gritó, comenzando a reírse a carcajadas-. ¡No me digas que has pasado del payaso escupe fuego a Tyson! -bromeó, esquivando al vampiro y pidiéndole al camarero otro whisky. El hombre, sin entender nada de lo que allí ocurría, simplemente sirvió, mirando con temor al rubio desquiciado. Lisbeth se volteó hacia él y apoyó su espalda en la barra. En su mano derecha balanceó el vaso de whiskey, donde los hielos chocaban entre sí en su interior-. Creo que iré al baño más seguido si al salir me encuentro con semejante espectáculo -sonrió, soltando una pícara y delicada risita, y bebió un sorbo. Miró al vampiro, que estaba de pie con ojos centelleantes dirigidos a Crash. ¿Qué vendría ahora? ¿Le permitirían estar a ella en primera fila? La sombra que cubría el semblante de Lisbeth ni bien ingresó al lugar pareció disiparse en un segundo, pero.. ¿por qué? Mostraba la más radiante de las sonrisas, y sin embargo continuaba en penumbras por dentro. No obstante, no permitiría que alguien que podía ser un potencial enemigo viera en ella algo más que lo que llegó a conocer hacía unos días. De ninguna manera. Aún no lo conocía bien, y tampoco sus intenciones. Todo sucedió muy rápido y fue sumamente extraño esa noche en la zona abandonada del pueblo. Además, no es de un hombre en su sano juicio estar buscando pelea en un bar lleno de gente peligrosa, ¿o si?
La mirada de Lisbeth se agudizó, clavándose sobre Crash. ¿Quién era él realmente y qué hacía en un lugar como este? Miró sus ropas, y no parecía encajar con la peste de seres que pisaban este lugar. Muchas cosas no cerraban, ¿pero quién era ella, una completa extraña, para juzgar a otro extraño?
- Y bien.. ¿quién se queda con la chica? -rió, provocativa, y bebió otro trago de whiskey, al mismo tiempo que el vampiro sonría de lado y se lanzaba por Crash una vez más. Esto sería más divertido de lo que pensaba, así que se bebió toda la copa y al instante pidió otra.
Se acercó a la puerta de nuevo y cuando estuvo a punto de abrirla, tres mujeres se encargaron de hacerlo. Entraron corriendo al baño, desesperadas y gritando. Lisbeth frunció el ceño y parpadeó un par de veces. ¿Qué, acaso estaba más en pedo de lo que pensó? No, de ninguna manera. Allí afuera ocurría algo, y esas mujeres no dejaban de hablar de eso. Al parecer una pelea estaba conmocionando al bar, una pelea que no hacía más que sumar y sumar gente. Lisbeth, sin decir ni una palabra, salió de allí, y esta vez fueron los griteríos de esas mujeres los que quedaron sosegados al otro lado de la puerta. Caminó por un pasillo y llegó al lado de la barra, justo cuando el vampiro que intentaba coquetear con ella cayó de espaldas a sus pies. Lisbeth observó la sangre y levantó la mirada, escuchando las palabras de quien le había asestado un golpe. Cuando vio de quien se trataba, su mirada más incrédula acompañó a la sonrisa más divertida.
- ¡No jodas! -gritó, comenzando a reírse a carcajadas-. ¡No me digas que has pasado del payaso escupe fuego a Tyson! -bromeó, esquivando al vampiro y pidiéndole al camarero otro whisky. El hombre, sin entender nada de lo que allí ocurría, simplemente sirvió, mirando con temor al rubio desquiciado. Lisbeth se volteó hacia él y apoyó su espalda en la barra. En su mano derecha balanceó el vaso de whiskey, donde los hielos chocaban entre sí en su interior-. Creo que iré al baño más seguido si al salir me encuentro con semejante espectáculo -sonrió, soltando una pícara y delicada risita, y bebió un sorbo. Miró al vampiro, que estaba de pie con ojos centelleantes dirigidos a Crash. ¿Qué vendría ahora? ¿Le permitirían estar a ella en primera fila? La sombra que cubría el semblante de Lisbeth ni bien ingresó al lugar pareció disiparse en un segundo, pero.. ¿por qué? Mostraba la más radiante de las sonrisas, y sin embargo continuaba en penumbras por dentro. No obstante, no permitiría que alguien que podía ser un potencial enemigo viera en ella algo más que lo que llegó a conocer hacía unos días. De ninguna manera. Aún no lo conocía bien, y tampoco sus intenciones. Todo sucedió muy rápido y fue sumamente extraño esa noche en la zona abandonada del pueblo. Además, no es de un hombre en su sano juicio estar buscando pelea en un bar lleno de gente peligrosa, ¿o si?
La mirada de Lisbeth se agudizó, clavándose sobre Crash. ¿Quién era él realmente y qué hacía en un lugar como este? Miró sus ropas, y no parecía encajar con la peste de seres que pisaban este lugar. Muchas cosas no cerraban, ¿pero quién era ella, una completa extraña, para juzgar a otro extraño?
- Y bien.. ¿quién se queda con la chica? -rió, provocativa, y bebió otro trago de whiskey, al mismo tiempo que el vampiro sonría de lado y se lanzaba por Crash una vez más. Esto sería más divertido de lo que pensaba, así que se bebió toda la copa y al instante pidió otra.
- Lisbeth C.
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Re: The Crow
* ¡Mas palomitas por favor!*
El ambiente estaba cargado de emoción por una buena pelea. Las apuestas eran habituales en este sitio, pero nunca por una pelea de este calibre, y mas después de ver como alguien derribaba a tres tíos con navajas tan rápido. Esperaba no tener que noquearlo del todo y poder seguir como si nada, pero eso seria imposible viendo su pose. Tenia la mano derecha destrozada, un golpe en la cara y pocas opciones. Pero se lanzo a por él, lo cual le hizo poner media sonrisa en su rostro. Crash lo espero con los brazos abiertos, preparado para dar un pequeño salto hacia atrás y darle un 1-2 de boxeo en la cara de ese vampiro algo loco por seguir peleando en esas condiciones. El vampiro no se esperaba eso, y recibo los golpes rápidos aunque el contundente solo fue el segundo. La técnica de combate de Crash era buena, solo sabia muy pocos movimientos de casi todo pero todos ellos los ejecutaba perfectamente haciendo el máximo daño posible. Cuando el aturdimiento ceso, se volvió a lanzar a por Crash que ya le estaba esperando con las manos levantadas y abiertas enseñando las palmas al rival. Ya tenia el contraataque preparado, ejecutarlo seria muy fácil para él. Paro su golpe de izquierda con la mano derecha, y con las dos a la vez antes de que pudiera hacer algo le retorció el brazo para pegarle un rodillazo en la parte de las costillas. Para rematar esa posición uso impulso para mandarle de un empujón contra una mesa.
- Déjalo ya, no me vas a ganar y solo estas quedando en ridículo. Si quieres a la chica quédate la, pero no me vuelvas a llamar niño o te calcinare vivió. Dijo dándole la espalda y moviéndose a su sitio al final de la barra. Era vampiro y él también, pero Crash le sobrepasaba por mucho. Tardo en levantarse, si no, puede que le hubiera atacado por la espalda y ese seria su muerte. Fue a pedir una copa, pero el camarero le dio toda la botella. Seguro que ahora no se reiría de él de nuevo como antes de la pelea. Al parecer ahora estaba invitado por la casa, y ademas alguno de los presentes gano algo de dinero por la apuesta. Desde la distancia miro a la joven, con una pequeña sonrisa y bebiendo de la misma botella. No estaba seguro de nada sobre ella, pero solo espero que se lo pasara bien viendo como él se pegaba desarmado en un garito de mala muerte.
- Déjalo ya, no me vas a ganar y solo estas quedando en ridículo. Si quieres a la chica quédate la, pero no me vuelvas a llamar niño o te calcinare vivió. Dijo dándole la espalda y moviéndose a su sitio al final de la barra. Era vampiro y él también, pero Crash le sobrepasaba por mucho. Tardo en levantarse, si no, puede que le hubiera atacado por la espalda y ese seria su muerte. Fue a pedir una copa, pero el camarero le dio toda la botella. Seguro que ahora no se reiría de él de nuevo como antes de la pelea. Al parecer ahora estaba invitado por la casa, y ademas alguno de los presentes gano algo de dinero por la apuesta. Desde la distancia miro a la joven, con una pequeña sonrisa y bebiendo de la misma botella. No estaba seguro de nada sobre ella, pero solo espero que se lo pasara bien viendo como él se pegaba desarmado en un garito de mala muerte.
- Crash
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Re: The Crow
Al ver cómo le pelea se reanudaba, Lisbeth reía mientras las demás personas que se encontraban allí alentaban a alguno de los dos vampiros. La joven miró al de la barra y éste le sirvió otra copa. Muy bien, ya vendría siendo hora de parar de beber... O tal vez no. Los hielos volvieron a chocarse entre sí justo cuando ella se llevó un trago a la boca. Debía admitir que estaba sorprendida de las habilidades del rubio. Más allá de ese fueguito curioso que lograba hacer, no daba ni dos céntimos por él. Pero la gente siempre acaba sorprendiendo, cómo no. Seguramente ella habría sorprendido a muchos durante su corta vida, comenzando por sus padres. Y aquí es donde conviene no entrar en detalles.
Cuando la cosa pareció terminar, Lisbeth acabó su trago y alzó ambas manos en el aire demostrando inquietud y sorpresa. ¿Eso fue todo? Observó cómo Crash se dirigía a la barra nuevamente, al que seguramente había sido su sitio antes de que todo esto comenzara. Lisbeth miró al otro vampiro y éste la observó con cara de pocos amigos, al tiempo que posaba sus enrojecidos ojos sobre Crash. La joven miró de reojo al rubio y se acercó al malherido. Lo observó con algo de compasión y ladeó la cabeza frunciendo los rojos labios en una mueca de tristeza. A continuación, se encogió de hombros, le entregó la copa vacía y sonrió. Se volteó con agilidad, dejando que su cabello ondeara en el aire, y comenzó a caminar hacia el sector donde se encontraba el rubito busca pleito. Se sentó a su lado y recargó su espalda y sus codos sobre el borde de la barra, cruzando sus piernas con elegancia. Miró cómo él bebía y sus ojos azules lo examinaron con detenimientos. Los iris de Lisbeth resaltaban mucho más ahora que la esclerótica que contenía a los mismos se encontraba algo irritada.
- No estuvo mal, pero esperaba algo más de ti, rubito -comentó, apartando la mirada de él y sonriendo al frente-. Pero parece que nos volvemos a ver.. ¿qué te trae a un lugar así además de buscar pelea con los de tu especie? -preguntó, tranquila pero sin dejar de sonreír, mientras todo el bar comenzaba a volver a la normalidad. Muchos continuaban festejando los billetes ganados, mientras que, por otro lado, no había ya rastros del vampiro vencido por Crash.
Cuando la cosa pareció terminar, Lisbeth acabó su trago y alzó ambas manos en el aire demostrando inquietud y sorpresa. ¿Eso fue todo? Observó cómo Crash se dirigía a la barra nuevamente, al que seguramente había sido su sitio antes de que todo esto comenzara. Lisbeth miró al otro vampiro y éste la observó con cara de pocos amigos, al tiempo que posaba sus enrojecidos ojos sobre Crash. La joven miró de reojo al rubio y se acercó al malherido. Lo observó con algo de compasión y ladeó la cabeza frunciendo los rojos labios en una mueca de tristeza. A continuación, se encogió de hombros, le entregó la copa vacía y sonrió. Se volteó con agilidad, dejando que su cabello ondeara en el aire, y comenzó a caminar hacia el sector donde se encontraba el rubito busca pleito. Se sentó a su lado y recargó su espalda y sus codos sobre el borde de la barra, cruzando sus piernas con elegancia. Miró cómo él bebía y sus ojos azules lo examinaron con detenimientos. Los iris de Lisbeth resaltaban mucho más ahora que la esclerótica que contenía a los mismos se encontraba algo irritada.
- No estuvo mal, pero esperaba algo más de ti, rubito -comentó, apartando la mirada de él y sonriendo al frente-. Pero parece que nos volvemos a ver.. ¿qué te trae a un lugar así además de buscar pelea con los de tu especie? -preguntó, tranquila pero sin dejar de sonreír, mientras todo el bar comenzaba a volver a la normalidad. Muchos continuaban festejando los billetes ganados, mientras que, por otro lado, no había ya rastros del vampiro vencido por Crash.
- Lisbeth C.
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Re: The Crow
* Y la diversión acabo. Crash de reojo vi como la joven se acomodaba a su lado, le dio un trago a la botella y la dejo entre los dos. No le dio importancia a sus palabras y le hicieron sonreír. Se lo había pasado bien pateando el culo de esos tipos, es mas, con gusto lo volvería hacer. Algo raro en él, pero mas raro era que no tenia ningún remordimiento de ello. La pregunta era obvia ¿Había vuelto Batman, digo el justiciero de su interior a la academia? ¿O solo era un destello de gloria?*
Dio otro trago de esa botella, que volvió a dejar en esa posición para que ella también bebiera. - Esperabas que matara a esos tipos, pero no lo iba hacer. Dijo sonriendo mirando al techo. - Recordar mi pasado y ver si mi nueva vida era real, pero... ¿ Que trae a una joven sin nombre a un sitio como este? Aparte de querer alcohol gratis de hombres con poca moral. Soltó mirándola con una pequeña sonrisa. Buscaba los ojos azules de la joven, los mismo que una vez miro con frialdad y ahora calidez, como siempre miraba él. Las cosas eran diferentes ahora, otro escenario con papeles muy diferentes y el mismo enigma. ¿Quienes eran ellos? Se preguntaba Crash mientras no quitaba ojo a su compañera de botella.
Volvió a mirar al frente, donde ya no había rastro de nadie mirándole mal. Era un antro de mala muerte y ahora el encajaba como otro mas, como otro ser de la oscuridad que no le importaba hacer daño si era por un fin. Madurar era lo que mas le costaba hacer a Crash, no por su mente, si no por las acciones que tenia que hacer para llevarlo acabo y tener que olvidar ciertas cosas que ya no podían seguir siendo como eran. Pero esas ahora carecían de importancia para él, solo esperaba no tener que volver a pegarse mas por hoy.
Volvió a mirar al frente, donde ya no había rastro de nadie mirándole mal. Era un antro de mala muerte y ahora el encajaba como otro mas, como otro ser de la oscuridad que no le importaba hacer daño si era por un fin. Madurar era lo que mas le costaba hacer a Crash, no por su mente, si no por las acciones que tenia que hacer para llevarlo acabo y tener que olvidar ciertas cosas que ya no podían seguir siendo como eran. Pero esas ahora carecían de importancia para él, solo esperaba no tener que volver a pegarse mas por hoy.
- Crash
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Re: The Crow
Lisbeth no le quitó ni un ojo de encima luego de un lapso de segundos mirando hacia el frente. Sujetó la botella sonriendo de lado y la inclinó sobre sus labios. Al oír sus palabras, alzó ambas cejas y se encogió ligeramente de hombros mientras aún bebía. Dejó de hacerlo un segundo sólo para replicarle algo:
- Como si valiesen algo... -musitó, y al instante bebió otro trago. Dejó la botella entre ellos nuevamente y se balanceó un poco, pero no demasiado. Tal vez ya era hora de dejar de beber si quería llegar entera a su asentamiento. Y le llamaba "asentamiento" porque no podía llamarle "casa" a tremenda pocilga derruida.
Giró sobre el taburete y apoyó sus codos en la barra, quedando ahora en la misma dirección que Crash. Rió suavemente ante sus palabras y señaló la botella.
- ¿También eres uno de esos? -sonrió mientras, con lentitud, se llevaba un cigarrillo a los labios. Poca moral. Interesante forma de definir a semejantes trogloditas. Pero aquel era el defecto de los vampiros: muy rara vez no se dejaban llevar ante la tentación. Sin embargo, algo le indicaba que el sujeto que tenía a su lado era diferente... al menos en cierta medida. Parecía estar sufriendo todo el tiempo, preocupado, en silencio, por quién sabe qué cosas-. Digamos que yo sólo vine aquí a pasar el rato -comentó, mirando al frente mientras despegaba el cigarro de entre sus labios. La colilla había quedado rodeada de la marca carmesí de sus labios. Volvió a mirarlo y sonrió con tranquilidad a la vez que el humor huía, delicado, de su boca-. ¿Y? ¿Nadie más ha querido robarle a tu amiga? -rió.
- Como si valiesen algo... -musitó, y al instante bebió otro trago. Dejó la botella entre ellos nuevamente y se balanceó un poco, pero no demasiado. Tal vez ya era hora de dejar de beber si quería llegar entera a su asentamiento. Y le llamaba "asentamiento" porque no podía llamarle "casa" a tremenda pocilga derruida.
Giró sobre el taburete y apoyó sus codos en la barra, quedando ahora en la misma dirección que Crash. Rió suavemente ante sus palabras y señaló la botella.
- ¿También eres uno de esos? -sonrió mientras, con lentitud, se llevaba un cigarrillo a los labios. Poca moral. Interesante forma de definir a semejantes trogloditas. Pero aquel era el defecto de los vampiros: muy rara vez no se dejaban llevar ante la tentación. Sin embargo, algo le indicaba que el sujeto que tenía a su lado era diferente... al menos en cierta medida. Parecía estar sufriendo todo el tiempo, preocupado, en silencio, por quién sabe qué cosas-. Digamos que yo sólo vine aquí a pasar el rato -comentó, mirando al frente mientras despegaba el cigarro de entre sus labios. La colilla había quedado rodeada de la marca carmesí de sus labios. Volvió a mirarlo y sonrió con tranquilidad a la vez que el humor huía, delicado, de su boca-. ¿Y? ¿Nadie más ha querido robarle a tu amiga? -rió.
- Lisbeth C.
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Re: The Crow
Tal vez tenia algo de razón cuando insinuó que esos tipos no valían nada. Por eso, Crash se encogió de hombros durante un instante y susurro. - No soy el castigador de sus pecados... Casi lo dijo para el mismo. Ademas, ellos ya habían hecho su trabajo como sparrings de él en el momento mas necesario para reivindicar su vida. Le dio otro trago a la botella, para volverla a dejar donde era el sitio perfecto entre los dos desconocidos, y apoyo su codo derecho en la barra para poder con la mano sujetar bien su cabeza mientras que sus ojos no paraban de mirar el rostro de la joven. No pudo evitar reír cuando le pregunto si era de esos hombres.
Primero negó con la cabeza y luego, tras una pequeña espera para no molestarla mientra se encendía ese cigarro soltó. - No, yo invito a las personas que como yo vienen a sitios como este para ahogar sus penas en alcohol... Y ahora celebrar mi pequeña victoria de antes. Después de esas palabras sonrió. Era muy raro, pero se sentía bien estando a lado de la chica sin nombre. Aun que algo le decía que no debía conocerla demasiado, pero en realidad no la conocía de nada y estaba cansado de ese enigma. Cuando fue a preguntar por su nombre ella hablo y le miro, entonces el también sonrió. Ante la risa de la joven no puedo evitar reír con ella por su pregunta.- No creo, estando mi hermano eso seria una pesadilla para el ladrón. Rió de nuevo. - ¿Como te llamas?, Bastante enigmáticos ya son nuestro encuentros como para que encima si te tengo que replicar algo no sepa tu nombre. Dijo suave, dejándose llevar por el alcohol de su cuerpo y buscando una posición cómoda. Cuando la encontró le dio un trago a esa botella que cada vez le faltaba menos de vida y mas de vació.
Primero negó con la cabeza y luego, tras una pequeña espera para no molestarla mientra se encendía ese cigarro soltó. - No, yo invito a las personas que como yo vienen a sitios como este para ahogar sus penas en alcohol... Y ahora celebrar mi pequeña victoria de antes. Después de esas palabras sonrió. Era muy raro, pero se sentía bien estando a lado de la chica sin nombre. Aun que algo le decía que no debía conocerla demasiado, pero en realidad no la conocía de nada y estaba cansado de ese enigma. Cuando fue a preguntar por su nombre ella hablo y le miro, entonces el también sonrió. Ante la risa de la joven no puedo evitar reír con ella por su pregunta.- No creo, estando mi hermano eso seria una pesadilla para el ladrón. Rió de nuevo. - ¿Como te llamas?, Bastante enigmáticos ya son nuestro encuentros como para que encima si te tengo que replicar algo no sepa tu nombre. Dijo suave, dejándose llevar por el alcohol de su cuerpo y buscando una posición cómoda. Cuando la encontró le dio un trago a esa botella que cada vez le faltaba menos de vida y mas de vació.
- Crash
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Re: The Crow
Al escucharle, no le dio demasiada importancia a su comentario sobre los imbéciles que frecuentaban ese lugar. A decir verdad, ella estaría encantada de ser la castigadora de sus pecados, pues muchos de los que estaban allí adentro eran seres problemáticos, mera escoria que no servía ni para limpiar el suelo. Peeeero, Lisbeth era, ante todo, una buena organizadora de sus prioridades, y hoy era su día libre. No tenía trabajo que hacer y por ende era su momento para descansar y avocarse a otras actividades de suma importancia: beber, por ejemplo.
Sonrió de lado, dejando el cigarro suspendido entre sus dedos mientras su codo se sostenía apoyado sobre la barra. Lo miró ante su respuesta.
- Con que ahogar penas, ¿eh? -rió un poco y negó con la cabeza, dándole otra pitada. Por más risa que le provocó, había algo de cierto en aquella afirmación. Después de todo, sus propios problemas familiares la habían llevado a recaer en drogas y alcohol, y todo para poder evadir esa realidad de mierda con la que tenía que encontrarse todos los malditos días. Y pese a saber que era inútil anestesiar su presencia por un tiempo y que sólo se perjudicaría a ella misma con ello, no lo podía evitar, o acaso no quería.
Cuando mencionó a su hermano, se mostró sorprendida. Así que uno de los muchachos allí presentes compartía lazos sanguíneos con el caballero rubio que tenía en frente. Soltó el humo y se quedó algo pensativa, mirándolo a los ojos fijamente. Lo estaba analizando, examinando. Había preguntado por su nombre y Lisbeth procuraba evitar decirlo lo más que podía. Lo cierto era que, al no ser oriunda de allí, nadie la conocía. Era imposible que supiesen algo de su persona. Simplemente era una figura misteriosa que se movía por las calles del pueblo desde hacía casi un mes. Entrecerró los ojos y ladeó la cabeza hacia un lado, suspirando y apagando el cigarro en un cenicero cercano.
- Lisbeth -susurró, observando algún punto oscuro de la madera que formaba la barra-. Mi nombre es Lisbeth -repitió, esta vez observándolo, y cierto matiz serio cubría su semblante. Sin embargo, acabó por sonreír. En un primer momento, pensó en decirle un nombre falso. No obstante, desde que llegó a este pueblo no hacía más que mentir. De hecho, a Crash ya le había mentido... bastante. Pero no suficiente, claro. Sin embargo, hoy optó por tener un descanso de esa agobiante actividad también. Era la primera persona a la que le decía su nombre. Y esperaba no arrepentirse de ello. Esperaba que sus "vacaciones" en el oficio -con todo lo que ello significaba- no le costasen caro.
Un repentino silencio se había adueñado de la amena conversación, y Lisbeth suspiró. Creía necesario ir a descansar un poco. Sin esperarlo, había sido una noche larga. Sonrió observando a Crash y se puso de pie.
- Bueno, creo que será mejor ir a crear disturbios a otra parte -rió, chistosa, e hizo una seña con la mano para despedirse y comenzó a alejarse en dirección a la puerta. Allí se detuvo y se volteó a mirarlo-. No te metas en problemas -dijo bromeando y elevando un poco la voz, señalándolo. Rió de nuevo y salió de allí. Algo en su interior le decía que pronto ambos se volverían a ver. Para bien o para mal, sus caminos volverían a cruzarse.
Sonrió de lado, dejando el cigarro suspendido entre sus dedos mientras su codo se sostenía apoyado sobre la barra. Lo miró ante su respuesta.
- Con que ahogar penas, ¿eh? -rió un poco y negó con la cabeza, dándole otra pitada. Por más risa que le provocó, había algo de cierto en aquella afirmación. Después de todo, sus propios problemas familiares la habían llevado a recaer en drogas y alcohol, y todo para poder evadir esa realidad de mierda con la que tenía que encontrarse todos los malditos días. Y pese a saber que era inútil anestesiar su presencia por un tiempo y que sólo se perjudicaría a ella misma con ello, no lo podía evitar, o acaso no quería.
Cuando mencionó a su hermano, se mostró sorprendida. Así que uno de los muchachos allí presentes compartía lazos sanguíneos con el caballero rubio que tenía en frente. Soltó el humo y se quedó algo pensativa, mirándolo a los ojos fijamente. Lo estaba analizando, examinando. Había preguntado por su nombre y Lisbeth procuraba evitar decirlo lo más que podía. Lo cierto era que, al no ser oriunda de allí, nadie la conocía. Era imposible que supiesen algo de su persona. Simplemente era una figura misteriosa que se movía por las calles del pueblo desde hacía casi un mes. Entrecerró los ojos y ladeó la cabeza hacia un lado, suspirando y apagando el cigarro en un cenicero cercano.
- Lisbeth -susurró, observando algún punto oscuro de la madera que formaba la barra-. Mi nombre es Lisbeth -repitió, esta vez observándolo, y cierto matiz serio cubría su semblante. Sin embargo, acabó por sonreír. En un primer momento, pensó en decirle un nombre falso. No obstante, desde que llegó a este pueblo no hacía más que mentir. De hecho, a Crash ya le había mentido... bastante. Pero no suficiente, claro. Sin embargo, hoy optó por tener un descanso de esa agobiante actividad también. Era la primera persona a la que le decía su nombre. Y esperaba no arrepentirse de ello. Esperaba que sus "vacaciones" en el oficio -con todo lo que ello significaba- no le costasen caro.
Un repentino silencio se había adueñado de la amena conversación, y Lisbeth suspiró. Creía necesario ir a descansar un poco. Sin esperarlo, había sido una noche larga. Sonrió observando a Crash y se puso de pie.
- Bueno, creo que será mejor ir a crear disturbios a otra parte -rió, chistosa, e hizo una seña con la mano para despedirse y comenzó a alejarse en dirección a la puerta. Allí se detuvo y se volteó a mirarlo-. No te metas en problemas -dijo bromeando y elevando un poco la voz, señalándolo. Rió de nuevo y salió de allí. Algo en su interior le decía que pronto ambos se volverían a ver. Para bien o para mal, sus caminos volverían a cruzarse.
- Lisbeth C.
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