Fiesta del 2º aniversario

[i]Oli a kairi en cuanto entro en el recinto pero no hice nada para llamar la atención. Ella, después de recorrer la fiesta entera con la morada se busco un cómodo sitio donde sentarse y se acomodo. Con mis manos en los bolsillos camine con pasos lentos hasta la posición de Kairi y me detuve frente a ella.
- un placer volver a verte- dije 

con un tono de voz algo formal- bonito atuendo kairi- dije para romper un poco el hielo y porque realmente era lo que pensaba- pensé que podrías reconocer mi olor, siento haberme mostrado algo discreto, no pensé que aparecerías tan pronto[\i]

Parecía que a kairi le había molestado mi comentario sobre el echo de que aparentemente yo la estaba esperando.
- no te des por aludida, me refería a que pensé que la gente empezaría a llegar mas tarde y tu estabas incluida en ese concepto de gente, no tengo motivos para seguirre ni nada por el estilo.- hice una pausa ahora que me había aclarado- si, tienes razón, por aquí hay muchos aromas. Hay algo que deba saber sobre los sucesos que han ocurrido en mi ausencia?
  

Llegué al salón donde se realizaría la fiesta algo nerviosa, para qué negarlo. Me había pasado un par de horas arreglándome, y el vestido que llevaba puesto lo había comprado para la ocasión. El vestido me llegaba por la rodilla, un poco más un poco menos, pegado de la parte de arriba y suelta la parte de la falda, algo abombada. La tela, vaporosa, era de un tono rosa palo, y a modo de cinturón, un enorme lazo negro que se anudaba por la espalda. Unos tacones negros, a juego con el lazo y un bolsito, cómo no, negro. Llevaba el pelo suelto, recogido por un lado con varias orquillas, ocultas bajo dos rosas, una rosa y otra negra.
Avanzé entre la gente, observándola, admirando la elegancia de unos y otros. Me sentí un poco fuera de lugar; allí la mayoria se conocían, y ya comenzaban a entablar conversación. Sacudí la cabeza. Al fin y al cabo, era una fiesta, y no había ido allí a lamentarme de no conocer a nadie. Nunca me había hecho falta estar con alguien para sentirme cómoda.
Me senté en un sillón cercano a la pista de baile.

Seguí a kairi tal y como ella me había indicado y pronto nos encontramos con Fraiah, a la que salude con una dulce sonrisa.  
- Estas preciosa- dije amablemente mientras miraba su vestido. Yo no sabia que era lo que tenía que hacer en esa fiesta, sabia que no me divertiría tanto como en las demás. Por un lado algo me empujaba a quedarme ahí pero por el otro mi mente me susurraba que me iba a morir de aburrimiento. Ni siquiera parecía una fiesta, era una especie de reunión, al menos por ahora. Suspire. Me sentía extraño, apartado, fuera de juego. Tanto tiempo había pasado fuera que ya solo la soledad me reconfortaba? Ahora me sentía como un pez fuera de agua, no me apetecía hacer bromas, pero tampoco parecer serio, estaba como embutido en una sensación de autorechazo. 

Hice una rosa de cristal preciosa y perfectamente pulida y se la entregue a Fraiah, apmenos estaba ella. Sonreí de nuevo, sin decir nada, las palabras no querían brotar de mi boca.

Llego a la fiesta, como no, vestido en toda elegancia. Me gustaba el ambiente que había, era la primera fiesta a la que asistía desde mi acceso a la academia y me quedé gratamente sorprendido por ella, la verdad, es que los organizadores debieron pasar un gran trabajo para lograrlo. Me acerco a un grupo de gente entre las que estaban Fraiah, Kairi y Nokku y me acerco saludando tímidamente. Hacía ya un tiempo que no los veía, sobre todo a Nokku, ¿Que demonios le habría pasado?.
-Buenas noches - digo mientras muevo la mano derecha en señal de saludo.

Salude a tetsuya con la mano cuando llego. De pronto una sensación de abandono invadió mi cuerpo, toda mi alegría se esfumo y me dieron ganas de salir corriendo, para estar solo. Apreté los puños y los dientes mientras salía de la zona principal de la fiesta para salir al balcón y mirar la Luna. En cuanto estuve allí pude estudiar mejor la sensación se me retorcía por dentro. Era una sensación de fracaso, de no haber conseguido algo que quería y de que yo tenía toda la culpa de ello. Sentí que pronto ese sentimiento me acabaría consumiendo si no me desafía de el. Apreté de nuevo los puños y me dieron ganas de tirarme por la ventana para acabar con todo. Pero no podía, claro que no, tenía obligaciones como líder de la asociación y por ese mismo motivo me controlaría, decía hacerlo y la haría. 

Nokku se aleja de la zona, con una cara de amargura y tristeza, y yo me empiezo a preguntar por que siempre en eventos así ocurrían desgracias o cosas tristes, no se por que, la alegría siempre se veía eclipsada por la tristeza. Quizás esa noche estaba pesimista, no lo se. Cojo algo de beber y empiezo a ver la gente que asistía a la fiesta, tanta gente que no trataba, cuando de repente avisto a Yuuki, y como siempre la puntualidad no era su virtud. Le lanzo una mirada invitándola a unirse a nosotros.

Decidí pasarme un rato por la fiesta. Llevaba puesto un vestido que había comprado hacer tiempo y llevaba el pelo suelto (novedad) con una orquilla con flores turquesas es un lado. Entré tímidamente, sin mirar a nadie directamente a los ojos y me alejé de la pista de baile. Cuando me sentí lejos del alcance de miradas ajenas, me apoyé contra una columna y comencé a observar a la gente. Parecía que se lo estaban pasando bien...

Fraiah apareció a mi lado. Tuve que haberlo previsto. Escuche todo lo que me tenía que decir y sonreí. Mire hacia al frente y después hacia ella. Se preocupaba por mi y yo no debía preocuparla, no era bueno para si frío corazoncito. Sonreí ante el pensamiento pomposo que había surgido en mi cabeza.
-tienes razón pequeña- dije besandole la frente- no puedo estar siempre triste y en mi mundo, venga vamos, te sacare a bailar- dije cogiendola suavemente de la mano mientras nos dirigíamos a la pista de baile, donde son ningún movimiento brusco puse una de mis manos en mi cintura al mismo tiempo que la otra agarraba la mano de Fraiah. Ella siempre tenía que alegrarme. Definitivamente nuestro vinculo era mas fuerte que el de cualquier hermano. 

Empezaba a aburrirme, era mal síntoma porque cuando me aburría acababa provocando una desgracia sólo para entretenerme. Me alejo de los grupos y empiezo a pasear por los pasillos mirando a la decoración preparada especialmente para la fiesta, sin duda, a los organizadores les llevó horas de cuidadosa preparación.
Diviso a una serie de personas cuyos rostros me son conocidos, pero decido no acercarme, cuestión de no ser un estorbo esta noche, quizás prefería abrazar la soledad.
Me dirijo a una máquina distribuidora de café y me tomo uno, esta maldita adicción acabará por traerme problemas, lo sé, pero el café es una bebida demasiado buena y mantiene mi mente despejada tras esas noches en blanco en las que me toca turno de guardia en los distintos sectores, y más ahora que la asociación de cazavampiros está de lo más inactiva, no puedo permitir que los vampiros aprovechen la ocasión para dar un fuerte golpe, ¿Cuántas vidas humanas peligrarían entonces? No quiero ni imaginarlo.
Aunque vistiese bien para la fiesta, sin duda un hecho que cambiaba mi rutina del traje simple y eficaz, traje conmigo mis herramientas, ya que toda prevención es poca, y además un noticiero para casos como éste en el que el aburrimiento y la soledad podían conmigo. Mientras me tomo mi café, me siento en un rincón empezando a leer las noticias del día, buscando además cualquier caso extraño que posiblemente requiera de mi presencia.