|
Bienvenidos a Vampire Knight: Academia Cross. Esperamos realmente que los usuarios y también los personajes, disfruten la estadía en el foro y sobre todo, participen en esta comunidad. ¡Diviértanse por encima de todo!
|
|
Conectarse
Últimos temas
Anuncios
No hay anuncios disponibles.
Biblioteca
Página 1 de 1. • Comparte
Biblioteca
Esta es la biblioteca, cuenta con numerosos archivos sobre los diferentes vampiros.
- Kaien Cross
Cantidad de envíos :
450
Localización : En mi despacho
Empleo /Ocio : Director de la academia Cross
Humor : Maravilloso~
Re: Biblioteca
El Consejo de Ancianos. Que sitio mas útil para que él encuentre lo que desee. Y como Pura Sangre que es, no pueden oponerse con objeciones de ningún tipo.
Entró al lugar con aires sobradores, y se dirigió a la biblioteca. Tomó uno de los archivos, y se sentó a leer. Sus planes encerraban tanto misterio como todo su ser en sí. Ahora tendría que empezar su actuación, y por ende, su diversión a base del sufrimiento ajeno y por el casi logro de sus objetivos, pero que claramente, muchos sospechan pero nadie sabe.
Al rato de terminar con su lectura, sale de allí caminando lento, y determina a quienes estaban presentes que no le comuniquen a su padre que estuvo aquí. No les aclaró un por qué, pero simplemente dijo que estaba investigando.
Entró al lugar con aires sobradores, y se dirigió a la biblioteca. Tomó uno de los archivos, y se sentó a leer. Sus planes encerraban tanto misterio como todo su ser en sí. Ahora tendría que empezar su actuación, y por ende, su diversión a base del sufrimiento ajeno y por el casi logro de sus objetivos, pero que claramente, muchos sospechan pero nadie sabe.
Al rato de terminar con su lectura, sale de allí caminando lento, y determina a quienes estaban presentes que no le comuniquen a su padre que estuvo aquí. No les aclaró un por qué, pero simplemente dijo que estaba investigando.
- Adam Blade
Cantidad de envíos :
1337
Localización : Matando inútiles por ahí..
Empleo /Ocio : Me verás en el Consejo, salvándole el culo a todos nuestros vampiros problemáticos.
Humor : Ácido y negro.
Re: Biblioteca
Camino entre los archivos buscando uno en concreto. ¿Donde narices puede estar? Se supone que esto está ordenado ¿No?
Darent, Darent, Darent... Aqui está Lily Darent.
Cojo el archivador, no es muy grande, pero, servirá..
Lily Darent:
Es la hija mayor de la familia Darent. Pura sangre. Prometida con el humano Jasper Kain Jones.
[Un momento, ¿no es el vampiro que está viviendo con Sarah Darent? Todo esto es muy extraño.]
Fue asesinada presuntamente por su hermana menor Sarah Darent en la academia Cross, el juicio fué celebrado el pasado mes de Marzo, pero, por falta de pruebas y por la condicion de la acusada como Pura Sangre fueron desestimadas todas las acusaciones.
Me quedo estupefacta al leer esto, pero, pero, ¿que narices? Cojo el archivo y me dirijo hacia la fotocopiadora, hago una copia y dejo el original donde estaba, me guardo los papeles en el bolso y salgo.
Darent, Darent, Darent... Aqui está Lily Darent.
Cojo el archivador, no es muy grande, pero, servirá..
Lily Darent:
Es la hija mayor de la familia Darent. Pura sangre. Prometida con el humano Jasper Kain Jones.
[Un momento, ¿no es el vampiro que está viviendo con Sarah Darent? Todo esto es muy extraño.]
Fue asesinada presuntamente por su hermana menor Sarah Darent en la academia Cross, el juicio fué celebrado el pasado mes de Marzo, pero, por falta de pruebas y por la condicion de la acusada como Pura Sangre fueron desestimadas todas las acusaciones.
Me quedo estupefacta al leer esto, pero, pero, ¿que narices? Cojo el archivo y me dirijo hacia la fotocopiadora, hago una copia y dejo el original donde estaba, me guardo los papeles en el bolso y salgo.
- jessica evans
Cantidad de envíos :
29
Localización : Reunida
Empleo /Ocio : Miembro del consejo
Humor : Excentrico
Re: Biblioteca
* aparecí de una espiral de fuego que se formo en un rincón ,"solo me faltaba que me miren mal", buscaba cosas interesantes ,pero se sento en un sillon ,al rato salgo de alli*
- Crash
Cantidad de envíos :
2595
Localización : En busca de la tranquilidad.
Humor : Según este el tiempo.
Re: Biblioteca
No tenía ninguna obligación en este momento, excepto la de buscar a mi hermano pequeño. Sabía que ahora estaría bien. Además, el sabe cuidarse solito.
Paseando por la biblioteca, decidí mirar los archivos de antiguos vampiros. Observé algunos curiosos que me sorprendieron. Asesino de más de 200 humanos en una semana y seis días.
-Vaya... si que le gustaba la sangre...
Pensé en buscar datos sobre Astrid y encontré algo:
Asesino de un grupo de vampiros en la zona abandonada. Una masacre que no se dejó saber al público.
-Joder Astrid... serás...
Me disgusté un poco. Pensé en echárselo en cara, pero pensé que eso sería normal en él. Es un vampiro desde hace pocos años y no podría controlar su sed. Además, su enfermedad tal vez le esté afectando más de lo que creo. Ya le contaré lo que se cuando le vea...
Permanecía en la biblioteca leyendo archivos de vampiros.
Paseando por la biblioteca, decidí mirar los archivos de antiguos vampiros. Observé algunos curiosos que me sorprendieron. Asesino de más de 200 humanos en una semana y seis días.
-Vaya... si que le gustaba la sangre...
Pensé en buscar datos sobre Astrid y encontré algo:
Asesino de un grupo de vampiros en la zona abandonada. Una masacre que no se dejó saber al público.
-Joder Astrid... serás...
Me disgusté un poco. Pensé en echárselo en cara, pero pensé que eso sería normal en él. Es un vampiro desde hace pocos años y no podría controlar su sed. Además, su enfermedad tal vez le esté afectando más de lo que creo. Ya le contaré lo que se cuando le vea...
Permanecía en la biblioteca leyendo archivos de vampiros.
- Alejandra Bermilion
Cantidad de envíos :
24
Re: Biblioteca
Habían pasado unas cuantas semanas desde que la había visto. No es como si fueran cercanos o algo parecido. Camaradas. Conocidos. Nada más. No era como si Cordelia Heinz tuviera muchos amigos realmente, o si él los tuviera. A pesar de todo Daichi era una persona bastante insoportable para algunos y llevadero para otros. ¿Si le importaba? No mucho.
Había recibido una llamada, una notificación de Cordelia para una reunión privada. Asuntos que tratar sobre el Consejo de Ancianos probablemente. Daichi no ocupada un puesto inferior en la organización, pero ciertamente era un subordinado de Heinz, y a veces necesitaban a alguien para el trabajo sucio. Normalmente era Daichi quien se tomaba las libertas de aceptarlo o no, dependía de su humor y de qué tanto podía afectar esto a su familia. Con frecuencia su respuesta era "NO" por la sencilla razón de querer molestar a los vejestorios del Consejo.
Gente tan política. Tan cuadrada y renuente. Rectos y bien comportados incluso cuando sienten la necesidad decirte la escoria que eres como el instinto manda. Ah, los detestaba.
Entró a la biblioteca con tranquilidad, las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y desordenándose el cabello que pulcramente tenía peinado hacia atrás. Mechones finos le cayeron sobre los ojos y su pelo negro volvió a su forma original: Ese alborotado y llamativo desorden. Subió un par de escaleras escondidas entre la estanterías y, avanzando entre más libros, se encontró con Cordelia sentada fina sobre uno de los sillones de la biblioteca.
—Yo. —saludó con un gesto de los dedos, y con un acento de la mierda dijo:—Madame Hains.
Había recibido una llamada, una notificación de Cordelia para una reunión privada. Asuntos que tratar sobre el Consejo de Ancianos probablemente. Daichi no ocupada un puesto inferior en la organización, pero ciertamente era un subordinado de Heinz, y a veces necesitaban a alguien para el trabajo sucio. Normalmente era Daichi quien se tomaba las libertas de aceptarlo o no, dependía de su humor y de qué tanto podía afectar esto a su familia. Con frecuencia su respuesta era "NO" por la sencilla razón de querer molestar a los vejestorios del Consejo.
Gente tan política. Tan cuadrada y renuente. Rectos y bien comportados incluso cuando sienten la necesidad decirte la escoria que eres como el instinto manda. Ah, los detestaba.
Entró a la biblioteca con tranquilidad, las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y desordenándose el cabello que pulcramente tenía peinado hacia atrás. Mechones finos le cayeron sobre los ojos y su pelo negro volvió a su forma original: Ese alborotado y llamativo desorden. Subió un par de escaleras escondidas entre la estanterías y, avanzando entre más libros, se encontró con Cordelia sentada fina sobre uno de los sillones de la biblioteca.
—Yo. —saludó con un gesto de los dedos, y con un acento de la mierda dijo:—Madame Hains.
- Daichi Ichinose
Cantidad de envíos :
27
Localización : Educando a Akio.
Empleo /Ocio : Miembro del Consejo de Ancianos. Padre/Dios de Akio Ichinose. Licenciado en "Patadas locas Ichinose".
Humor : Mocoso, no.
Re: Biblioteca
Ah, cómo detestaba perder el tiempo... Pero, para ser francos, había estado perdiéndolo toda su vida. El Consejo era un lugar sumamente aburrido pero era, a su vez, el único sitio al cual Cordelia Heinz parecía pertenecer; o, mejor dicho, encajar. Un alma solitaria encerrada en el cuerpo de una hermosa mujer. Habitualmente siempre hallaba algo interesante con lo cual pasar el rato, pero en los últimos meses su cabeza no tenía espacio para distracciones. Los conflictos y peligros que acechaban el pueblo eran mayores y ella, desde luego, tenía el deber y la obligación de defender a los suyos con capa y espada. En realidad, más que sentirlo como un decreto debido a su status y membresía al Consejo, lo sentía como algo innato. Tonterías maternales, tal vez...
Se encontraba sentada en la biblioteca. El lugar que había elegido era tranquilo, más tranquilo de lo que ya de por sí era aquel sitio. Tan sólo había movido un dedo para hacer una llamada telefónica. El resto de tiempo, sus acuosos ojos verdes estuvieron perdidos en algún punto remoto de la madera que recubría la pared que tenía frente a sí. Aún meditaba qué hacer respecto a aquellos mensajes insólitos y desconcertantes. ¿Aquel sujeto, fuera quien fuese, en verdad tenía en su poder a Ziel Carphatia? Y sobre todo: ¿en verdad planeaba entregárselo así sin más? No le cerraba que no hubiese ningún trato de por medio, que no tuviese algún interés que satisfacer a cambio.
Cuando oyó pasos, giró su cabeza hacia el sitio del cual provenía la voz. Su sonrisa y gesto tranquilo se transformó en un ceño fruncido ligeramente.
- Nunca dejarás de ser un jovencito insolente -dijo sin interés, suspirando e indicándole que tomase asiento frente a ella-. Por cada vez que sigas pronunciando mal mi nombre, me encargaré de que lo que buscas esté más lejos de tu alcance -sonrió, claramente bromeando, pero dejando cierto halo ácido en torno a aquellas palabras.
Se encontraba sentada en la biblioteca. El lugar que había elegido era tranquilo, más tranquilo de lo que ya de por sí era aquel sitio. Tan sólo había movido un dedo para hacer una llamada telefónica. El resto de tiempo, sus acuosos ojos verdes estuvieron perdidos en algún punto remoto de la madera que recubría la pared que tenía frente a sí. Aún meditaba qué hacer respecto a aquellos mensajes insólitos y desconcertantes. ¿Aquel sujeto, fuera quien fuese, en verdad tenía en su poder a Ziel Carphatia? Y sobre todo: ¿en verdad planeaba entregárselo así sin más? No le cerraba que no hubiese ningún trato de por medio, que no tuviese algún interés que satisfacer a cambio.
Cuando oyó pasos, giró su cabeza hacia el sitio del cual provenía la voz. Su sonrisa y gesto tranquilo se transformó en un ceño fruncido ligeramente.
- Nunca dejarás de ser un jovencito insolente -dijo sin interés, suspirando e indicándole que tomase asiento frente a ella-. Por cada vez que sigas pronunciando mal mi nombre, me encargaré de que lo que buscas esté más lejos de tu alcance -sonrió, claramente bromeando, pero dejando cierto halo ácido en torno a aquellas palabras.
- Cordelia Heinz
Cantidad de envíos :
44
Re: Biblioteca
Observó a la mujer por el rabillo del ojo; Cordelia tenía un humor ácido, una de las pocas cosas que quizás tenían en común. Tomo asiento frente a la vampireza, subiendo ambos pies sobre la mesita decorativa a un centro, y recargó el torso sobre el respaldo del sillón. La biblioteca era un lugar tranquilo, inhóspito a veces, bastante adecuado para estas reuniones clandestinas. Más allá del papeleo y sus deberes como un miembro activo del Consejo, Daichi no pasaba mucho tiempo merodeando por la sede; prefería finiquitar sus quehaceres por su cuenta.
Además que los fines de semana estaba ocupado pasando el tiempo con su hijo.
Observó a Cordelia y esbozó una sonrisa divertida.
—Eres odiosa, Hains. —recalcó lo último en un silbido. —Pero tengo que darte el punto; los vejestorios del Consejo no me quieren, menos los Sangre Pura. Quizás la princesa vampiro Kuran no sea una arpía como el resto, pero muy lejos está de ser mi amiguita.
Suspiró y bostezó; últimamente estaba más cansado de lo normal. No dormía bien, independientemente de que los de su clase no necesitaran descansar mucho. Había estado teniendo una carta completa de pesadillas sobre sus días como un adolescente de familia.
—Y bien, madame... —comenzó, cruzando los brazos sobre el pecho. —¿Alguna razón en particular por esta adorable reunión?
Además que los fines de semana estaba ocupado pasando el tiempo con su hijo.
Observó a Cordelia y esbozó una sonrisa divertida.
—Eres odiosa, Hains. —recalcó lo último en un silbido. —Pero tengo que darte el punto; los vejestorios del Consejo no me quieren, menos los Sangre Pura. Quizás la princesa vampiro Kuran no sea una arpía como el resto, pero muy lejos está de ser mi amiguita.
Suspiró y bostezó; últimamente estaba más cansado de lo normal. No dormía bien, independientemente de que los de su clase no necesitaran descansar mucho. Había estado teniendo una carta completa de pesadillas sobre sus días como un adolescente de familia.
—Y bien, madame... —comenzó, cruzando los brazos sobre el pecho. —¿Alguna razón en particular por esta adorable reunión?
- Daichi Ichinose
Cantidad de envíos :
27
Localización : Educando a Akio.
Empleo /Ocio : Miembro del Consejo de Ancianos. Padre/Dios de Akio Ichinose. Licenciado en "Patadas locas Ichinose".
Humor : Mocoso, no.
Re: Biblioteca
Observó sus movimientos hasta que estuvo frente a ella. Recargó su mejilla derecha sobre el dorso de su mano, mientras esta se sostenía gracias a su codo, el cual mullía el terciopelo del sillón. Dejó caer sus párpados en un gesto relajado, decorando sus violáceos labios con una sutil y delicada sonrisa.
- Gracias por el cumplido, Ichinose. A pesar de todo, siempre tienes ese toque de galán que tanto te caracteriza -musitó, sarcástica, a la vez que abría sus ojos para mirarlo directo a los suyos. El joven no se equivocaba con lo que decía. Si lo que quería era un Sangre Pura que cumpliera su pedido, pues actualmente estaba muy lejos de hallarlo. No obstante, Cordelia tenía contactos, y más que eso, tenía un gran sentido del honor, y siempre, pero siempre, cumplía sus promesas-. No te preocupes -dijo adoptando una pose más erguida y cruzando las piernas bajo su vestido-. Tendrás lo que estás buscando -concluyó con determinación, inclinándose un poco hacia adelante para luego volver a su pose original.
Podía olfatear su curiosidad a kilómetros, pero Cordelia debía elegir cuidadosamente sus palabras. Suspiró levemente y sujetó su móvil, observándolo con seriedad.
- ¿Sabes rastrear números telefónicos, Ichinose? -inquirió con tranquilidad. De su respuesta dependerían sus próximas palabras.
- Gracias por el cumplido, Ichinose. A pesar de todo, siempre tienes ese toque de galán que tanto te caracteriza -musitó, sarcástica, a la vez que abría sus ojos para mirarlo directo a los suyos. El joven no se equivocaba con lo que decía. Si lo que quería era un Sangre Pura que cumpliera su pedido, pues actualmente estaba muy lejos de hallarlo. No obstante, Cordelia tenía contactos, y más que eso, tenía un gran sentido del honor, y siempre, pero siempre, cumplía sus promesas-. No te preocupes -dijo adoptando una pose más erguida y cruzando las piernas bajo su vestido-. Tendrás lo que estás buscando -concluyó con determinación, inclinándose un poco hacia adelante para luego volver a su pose original.
Podía olfatear su curiosidad a kilómetros, pero Cordelia debía elegir cuidadosamente sus palabras. Suspiró levemente y sujetó su móvil, observándolo con seriedad.
- ¿Sabes rastrear números telefónicos, Ichinose? -inquirió con tranquilidad. De su respuesta dependerían sus próximas palabras.
- Cordelia Heinz
Cantidad de envíos :
44
Re: Biblioteca
Observó el aparato en los dedos de la vampireza, y sonrió de vuelta, dedicándole una mirada divertida e irónica.
—Mira, y yo que pensaba que tener admiradores secretos estaba pasado de moda. ¿O es qué estamos muy viejos para los jóvenes de hoy en día? —Soltó en broma, sin inmutarse. Inspeccionó el móvil con la mirada y le echó un vistazo a los libros de las estanterías. —No soy programador ni sabueso cibernético, pero soy un buen rastreador. ¿Quién podría estar molestando a la dulce Cordelia Heitz?
Se levantó del sillón y sacó un libro al azar de las repisas repletas de textos. Abrió el objeto en una página aleatoria y carraspeó sonoro, intencional y actuado.
—Ahem. Madame Cogdilia Hains requiegue de mis segvicios paga rastrear un númego telefónico. —"Leyó", pasando un dedo por encima de las letras impresas y con el acento francés bastante estúpido. Había sacado un libro sobre la quema de brujas; qué interesante. —Me temo, madame, que mi agenda está ocupada.
Cerró el libro de golpe, y lo tiró a un lado, dios sabe dónde. Se tumbó nuevamente sobre el asiento, esta vez cruzando las piernas una sobre otra.
—Cordilia. —comenzó. —Asumo que esta petición tan insignificante tuya tiene algo más grande de por medio.
—Mira, y yo que pensaba que tener admiradores secretos estaba pasado de moda. ¿O es qué estamos muy viejos para los jóvenes de hoy en día? —Soltó en broma, sin inmutarse. Inspeccionó el móvil con la mirada y le echó un vistazo a los libros de las estanterías. —No soy programador ni sabueso cibernético, pero soy un buen rastreador. ¿Quién podría estar molestando a la dulce Cordelia Heitz?
Se levantó del sillón y sacó un libro al azar de las repisas repletas de textos. Abrió el objeto en una página aleatoria y carraspeó sonoro, intencional y actuado.
—Ahem. Madame Cogdilia Hains requiegue de mis segvicios paga rastrear un númego telefónico. —"Leyó", pasando un dedo por encima de las letras impresas y con el acento francés bastante estúpido. Había sacado un libro sobre la quema de brujas; qué interesante. —Me temo, madame, que mi agenda está ocupada.
Cerró el libro de golpe, y lo tiró a un lado, dios sabe dónde. Se tumbó nuevamente sobre el asiento, esta vez cruzando las piernas una sobre otra.
—Cordilia. —comenzó. —Asumo que esta petición tan insignificante tuya tiene algo más grande de por medio.
- Daichi Ichinose
Cantidad de envíos :
27
Localización : Educando a Akio.
Empleo /Ocio : Miembro del Consejo de Ancianos. Padre/Dios de Akio Ichinose. Licenciado en "Patadas locas Ichinose".
Humor : Mocoso, no.
Re: Biblioteca
Puso los ojos en blanco. En serio, ¿por qué había decidido acoger a este niñato bajo su protección y pretender contar con él para resolver ciertos asuntos? Podría haber elegido otro de tantos vampiros que había en el lugar, pero no, eligió al payaso del grupo. Sin embargo, ninguna decisión por parte de la vampiresa era aleatoria. Si se había acercado a él y si había decidido confiarle ciertas cosas, era por algo. Quizás porque, de todo este maldito lugar, era el único que sobresalía negativamente a causa de no ser un lame botas de los superiores. Sin embargo, lo que resultaba odioso para el resto, era provechoso para ella. Conocía la aspiración que Daichi Ichinose poseía, y tanto él como ella sabían perfectamente que nadie allí dentro acudiría a su ayuda, mucho menos con lo que se traía entre manos. Nadie allí movería un dedo por él, excepto Cordelia Heinz... si lograba satisfacer sus requerimientos.
Observó aquella ridícula "puesta en escena" casi hasta el final. Antes de que él cerrara el libro, desvió su mirada y suspiró con desgano. Sí, lo sabía, nadie había dicho que sería fácil trabajar con un espécimen de este estilo pero, vamos, sí que valía la pena. Con él, aunque no lo pareciera, tenía muchas cosas aseguradas.
- ¿Terminaste? -preguntó, volviendo sus sagaces ojos hacia él mientras su rostro mostraba un marcado aburrimiento. Lo siguió con la mirada hasta que tomó asiento y su seriedad se transformó en una elegante sonrisa. Era astuto, no podía negarlo. Y eso era algo que le agradaba. Odiaba trabajar con estúpidos y aquí, lamentablemente, abundaban.
- Creo que puedo obtener cierta póliza de seguro para defender nuestra raza de las amenazas que representa la Nueva Asociación -dijo con lentitud. Realmente, lo que más preocupaba al Consejo actualmente era esta nueva organización que comenzaba a mover sus hilos. La Asociación liderada por Yagari estaba tan debilitada que apenas tenía fuerzas como para mantenerse en pie. Por el momento, podían actuar tranquilamente sin preocuparse por ellos-. Pero necesito saber si la pista que me han dado es cierta -agregó-, y sobre todo... quién -finalizó, clavando su mirada en la suya con vigor. Aquel gesto era suficiente para que él supiera que esto no se trataba de un pasatiempo o misión menor. Esto podía ser la llave maestra que los guiara a cosas mucho más grandes.
Observó aquella ridícula "puesta en escena" casi hasta el final. Antes de que él cerrara el libro, desvió su mirada y suspiró con desgano. Sí, lo sabía, nadie había dicho que sería fácil trabajar con un espécimen de este estilo pero, vamos, sí que valía la pena. Con él, aunque no lo pareciera, tenía muchas cosas aseguradas.
- ¿Terminaste? -preguntó, volviendo sus sagaces ojos hacia él mientras su rostro mostraba un marcado aburrimiento. Lo siguió con la mirada hasta que tomó asiento y su seriedad se transformó en una elegante sonrisa. Era astuto, no podía negarlo. Y eso era algo que le agradaba. Odiaba trabajar con estúpidos y aquí, lamentablemente, abundaban.
- Creo que puedo obtener cierta póliza de seguro para defender nuestra raza de las amenazas que representa la Nueva Asociación -dijo con lentitud. Realmente, lo que más preocupaba al Consejo actualmente era esta nueva organización que comenzaba a mover sus hilos. La Asociación liderada por Yagari estaba tan debilitada que apenas tenía fuerzas como para mantenerse en pie. Por el momento, podían actuar tranquilamente sin preocuparse por ellos-. Pero necesito saber si la pista que me han dado es cierta -agregó-, y sobre todo... quién -finalizó, clavando su mirada en la suya con vigor. Aquel gesto era suficiente para que él supiera que esto no se trataba de un pasatiempo o misión menor. Esto podía ser la llave maestra que los guiara a cosas mucho más grandes.
- Cordelia Heinz
Cantidad de envíos :
44
Re: Biblioteca
Daichi se quedó un rato en silencio, escuchando con atención a la mujer. La NA, la ascensión a la presidencia de Yagari Touga, el fallecimiento de Nokku Damaru. Todo estaba tambaleándose para la Asociación de Cazadores. No era como si realmente estuviera inmiscuido en el asunto, apenas y le había importado; plus, poco y nada representarían una amenaza para el Consejo en su estado actual, y eso garantizaba un poco más la seguridad de Akio. Kaien Cross cuidaba bien de su institución, y Yagari Touga no iría contra el Director. El único cabo suelto que quedaba era...
—¿La NA? —divagó. —Desde su fundación a comenzado una barrida y cruzada en la raza vampírica. Desaparecen ya no sólo del tipo Nivel E, sino también vampiros de casta baja estables. Oí también que un crío de la Clase Nocturna de la Academia Cross se esfumó igualmente.
Se quedó pensando otro poco. Habían rumores, nada concreto; ciertamente el pueblo estaba haciendo bullicio sobre esto. Desde la muerte de Nokku Damaru las cosas iban de mal en peor para los cazadores.
Observó fijo a la vampireza, luego el móvil que todavía yacía en sus dedos.
—He tenido en mente algunos rumores sobre la Asociación de Cazadores y su difunto presidente. —siseó, cauteloso, serio. —Antes de la muerte de Nokku Damaru, ocurrió algo en circunstancias muy extrañas. Se ha negado de muchas formas, y nada lo respalda debido a que no nos falta ningún "Rey" en nuestras filas. De hecho, es casi absurdo, pero hubo una conversión Vampiro-Humano. Es un rumor que ha cobrado mucha fuerza en la sociedad vampírica. Un miembro del Consejo de Ancianos, Fraiah Blade Eslin, ahora es una humana.
Calló un momento. Luego atisbó a Cordelia fijamente.
—Sumemos eso a la fundación de la NA y la barrida de vampiros. Estás interesada en esa pequeña conexión. ¿No? —Se inclinó hacia adelante. —Interesante. —Sonrió otro poco. —Y tenemos tu lindo teléfono móvil, que ha sufrido acosos últimamente. Alguien te tiene en la mira por esto, querida Cordelia. Pues bien, suena interesante. ¿Qué tienes para mí a cambio?
—¿La NA? —divagó. —Desde su fundación a comenzado una barrida y cruzada en la raza vampírica. Desaparecen ya no sólo del tipo Nivel E, sino también vampiros de casta baja estables. Oí también que un crío de la Clase Nocturna de la Academia Cross se esfumó igualmente.
Se quedó pensando otro poco. Habían rumores, nada concreto; ciertamente el pueblo estaba haciendo bullicio sobre esto. Desde la muerte de Nokku Damaru las cosas iban de mal en peor para los cazadores.
Observó fijo a la vampireza, luego el móvil que todavía yacía en sus dedos.
—He tenido en mente algunos rumores sobre la Asociación de Cazadores y su difunto presidente. —siseó, cauteloso, serio. —Antes de la muerte de Nokku Damaru, ocurrió algo en circunstancias muy extrañas. Se ha negado de muchas formas, y nada lo respalda debido a que no nos falta ningún "Rey" en nuestras filas. De hecho, es casi absurdo, pero hubo una conversión Vampiro-Humano. Es un rumor que ha cobrado mucha fuerza en la sociedad vampírica. Un miembro del Consejo de Ancianos, Fraiah Blade Eslin, ahora es una humana.
Calló un momento. Luego atisbó a Cordelia fijamente.
—Sumemos eso a la fundación de la NA y la barrida de vampiros. Estás interesada en esa pequeña conexión. ¿No? —Se inclinó hacia adelante. —Interesante. —Sonrió otro poco. —Y tenemos tu lindo teléfono móvil, que ha sufrido acosos últimamente. Alguien te tiene en la mira por esto, querida Cordelia. Pues bien, suena interesante. ¿Qué tienes para mí a cambio?
- Daichi Ichinose
Cantidad de envíos :
27
Localización : Educando a Akio.
Empleo /Ocio : Miembro del Consejo de Ancianos. Padre/Dios de Akio Ichinose. Licenciado en "Patadas locas Ichinose".
Humor : Mocoso, no.
Re: Biblioteca
Cordelia permanecía pensativa mientras el vampiro hablaba y unía cabos. Esbozó una ligera y astuta sonrisa cuando mencionó "al crío" de la Clase Nocturna que se escabulló. De hecho, en torno a él giraba todo este nuevo asunto. Si todo era cierto, si las señales indicaban buen camino, aquel muchacho pronto estaría en sus manos y bajo sus cuidados. Cordelia se encargaría de guardarlo bajo llave y pondría algunas personas de confianza -excesivamente pocas- para que lo analizasen. No obstante, no había que adelantarse: primero, necesitaba hallarlo y salir bien parada de lo que fuera que fuese a suceder.
Cuando Ichinose comenzó a hablar sobre Fraiah, la elegante mujer lo miró. Clavó sus ojos en él antes de hablar:
- No es un rumor -determinó-; es verdad -la voz de Cordelia sonó como una terrible sentencia. Ese asunto también daba vueltas como loco dentro del edificio y en el pueblo mismo-. Aún no se sabe nada de cómo lo logró pero sí podemos decir que el tal Damaru era un sujeto peculiar... -ladeó un poco la cabeza y esbozó una sonrisa-, tanto que da que hablar incluso estando tres metros bajo tierra -rió con suavidad y se puso de pie, avanzando hacia la estantería a la cual Daichi se había acercado antes-. Y Eslin, sí, fue miembro del Consejo, pero nunca perteneció aquí -sentenció-, tan sólo estuvo ocupando el puesto que uno de sus hermanos dejó libre, pero en sus inicios fue una humana común y corriente como cualquiera. Es una historia un tanto.. complicada. Aburrida para contarla sin un buen vino de por medio, Ichinose -comentó un tanto desinteresada y aburrida, haciendo un ademán de manos para quitarle importancia-. Pero sí, me interesa cómo todo confluye en la circunstancia actual del pueblo, y tu interés en el asunto será sabiamente remunerado -caminó hacia él y se inclinó un poco, para colocar sus delgados y suaves dedos debajo de la barbilla del joven, de modo que pudiera mirarlo mejor a los ojos-. Estarás más cerca de obtener lo que tanto deseas -sonrió con delicadeza-. Y yo me aseguraré de que, al final del camino, lo obtengas.
Cada palabra sonó con tal seguridad, que no había quien pudiese dudar del optimismo de Cordelia y de su espíritu emprendedor. Todo lo que quería, lo tenía, e incluso más.
Se apartó de él y le dio la espalda por unos momentos, mientras se dirigía otra vez al sofá donde estuvo sentada. Tomó asiento y lo miró. Le tendió el móvil para que pudiese leer los mensajes. Era su turno de responder, y debía hacerlo sabiamente. Mientras tanto, su mente acumulaba otros datos que seguramente serían de sumo interés para Ichinose a causa de sus aspiraciones, pero decirlo ahora sería un desvío y una distracción, y la situación actual requería atención absoluta, pues por más inmortales que fuesen, el tiempo era oro cuando tu enemigo te lleva un paso por delante.
Cuando Ichinose comenzó a hablar sobre Fraiah, la elegante mujer lo miró. Clavó sus ojos en él antes de hablar:
- No es un rumor -determinó-; es verdad -la voz de Cordelia sonó como una terrible sentencia. Ese asunto también daba vueltas como loco dentro del edificio y en el pueblo mismo-. Aún no se sabe nada de cómo lo logró pero sí podemos decir que el tal Damaru era un sujeto peculiar... -ladeó un poco la cabeza y esbozó una sonrisa-, tanto que da que hablar incluso estando tres metros bajo tierra -rió con suavidad y se puso de pie, avanzando hacia la estantería a la cual Daichi se había acercado antes-. Y Eslin, sí, fue miembro del Consejo, pero nunca perteneció aquí -sentenció-, tan sólo estuvo ocupando el puesto que uno de sus hermanos dejó libre, pero en sus inicios fue una humana común y corriente como cualquiera. Es una historia un tanto.. complicada. Aburrida para contarla sin un buen vino de por medio, Ichinose -comentó un tanto desinteresada y aburrida, haciendo un ademán de manos para quitarle importancia-. Pero sí, me interesa cómo todo confluye en la circunstancia actual del pueblo, y tu interés en el asunto será sabiamente remunerado -caminó hacia él y se inclinó un poco, para colocar sus delgados y suaves dedos debajo de la barbilla del joven, de modo que pudiera mirarlo mejor a los ojos-. Estarás más cerca de obtener lo que tanto deseas -sonrió con delicadeza-. Y yo me aseguraré de que, al final del camino, lo obtengas.
Cada palabra sonó con tal seguridad, que no había quien pudiese dudar del optimismo de Cordelia y de su espíritu emprendedor. Todo lo que quería, lo tenía, e incluso más.
Se apartó de él y le dio la espalda por unos momentos, mientras se dirigía otra vez al sofá donde estuvo sentada. Tomó asiento y lo miró. Le tendió el móvil para que pudiese leer los mensajes. Era su turno de responder, y debía hacerlo sabiamente. Mientras tanto, su mente acumulaba otros datos que seguramente serían de sumo interés para Ichinose a causa de sus aspiraciones, pero decirlo ahora sería un desvío y una distracción, y la situación actual requería atención absoluta, pues por más inmortales que fuesen, el tiempo era oro cuando tu enemigo te lleva un paso por delante.
- Cordelia Heinz
Cantidad de envíos :
44
Re: Biblioteca
Daichi no pudo evitar notar el cambio de actitud en las facciones finas y bellas de la mujer con la mención de la mocosa Blade. Se notaba a leguas que Cordelia Heinz era una defensora impertérrita de su raza, vampiros por delante y todo. Heil Heinz, por decirlo. A él no podía importarle menos; los vampiros de alta alcurnia eran los más esclavizados a una sociedad bastante distópica, de cierta manera envidiaba a los malditos suertudos vampiros sin nombre; la vida se les hacía claramente más fácil.
Y estaba esta niña, Fraiah Eslin, quien increíblemente había pasado de ser vampiro del Consejo de Ancianos a una humana común y corriente con ayuda de Nokku Damaru. ¿Quién hubiera pensado que los cazadores se traían semejante revuelo entre manos? Por lo que sabía, Damaru fue joven y algo inexperto, pero no por nada presidente de la Asociación de Cazadores. Pensar que habían encontrado un método para la conversión Vampiro-Humano que no requiriera de un Sangre Pura ni hechicería tradicional era justamente lo que estaba buscando. Ellos habían dado con la llave maestra.
—¿Qué te hace pensar que no me iré con la Nueva Asociación? —levantó los ojos y observó fijo y perspicaz a Cordelia, tomando el móvil que se le era ofrecido y comenzando a revisar los mensajes. —Verás, no tengo un sentido de "lealtad clasista" tan alto como el tuyo.
Comenzó a leer los mensajes uno por uno. Eran bastante... típicos de un crío. El pequeño matón que necesitaba dárselas de Anonymous para conseguirse una cita. Daichi no era partidario de ese tipo de cosas, era más del tipo "Cara a cara".
Notó el detalle en los mensajes. La siglas Z.C. Bastante extraño. Luego, la alusión a la cabeza de alguien en una bandejita de plata. Claramente Z.C. era el premio gordo en esto.
—Z.C. es tu póliza de seguro. ¿No? —sonrió hacia Cordelia. —No la debe estar pasando muy bien tu pequeño amigo. —Chasqueó la lengua y guardó el móvil al interior de su pantalón. —Dame un par de horas y veré qué puedo hacer. De seguro te tendré un nombre para cuando finalice el día. Por el resto... Estoy dentro, siempre y cuando la seguridad de Akio esté asegurada. Sabes cómo trabajo, Heinz. Al muchacho le sucede algo, la segunda cabeza por la que vendré será la tuya.
La primera iba por el hijo de puta que osase hacerle algo a su hijo, por supuesto.
—Au Revoir, Madame Hains. —y, con un gesto de los dedos, desapareció por las estanterías de la biblioteca.
Y estaba esta niña, Fraiah Eslin, quien increíblemente había pasado de ser vampiro del Consejo de Ancianos a una humana común y corriente con ayuda de Nokku Damaru. ¿Quién hubiera pensado que los cazadores se traían semejante revuelo entre manos? Por lo que sabía, Damaru fue joven y algo inexperto, pero no por nada presidente de la Asociación de Cazadores. Pensar que habían encontrado un método para la conversión Vampiro-Humano que no requiriera de un Sangre Pura ni hechicería tradicional era justamente lo que estaba buscando. Ellos habían dado con la llave maestra.
—¿Qué te hace pensar que no me iré con la Nueva Asociación? —levantó los ojos y observó fijo y perspicaz a Cordelia, tomando el móvil que se le era ofrecido y comenzando a revisar los mensajes. —Verás, no tengo un sentido de "lealtad clasista" tan alto como el tuyo.
Comenzó a leer los mensajes uno por uno. Eran bastante... típicos de un crío. El pequeño matón que necesitaba dárselas de Anonymous para conseguirse una cita. Daichi no era partidario de ese tipo de cosas, era más del tipo "Cara a cara".
Notó el detalle en los mensajes. La siglas Z.C. Bastante extraño. Luego, la alusión a la cabeza de alguien en una bandejita de plata. Claramente Z.C. era el premio gordo en esto.
—Z.C. es tu póliza de seguro. ¿No? —sonrió hacia Cordelia. —No la debe estar pasando muy bien tu pequeño amigo. —Chasqueó la lengua y guardó el móvil al interior de su pantalón. —Dame un par de horas y veré qué puedo hacer. De seguro te tendré un nombre para cuando finalice el día. Por el resto... Estoy dentro, siempre y cuando la seguridad de Akio esté asegurada. Sabes cómo trabajo, Heinz. Al muchacho le sucede algo, la segunda cabeza por la que vendré será la tuya.
La primera iba por el hijo de puta que osase hacerle algo a su hijo, por supuesto.
—Au Revoir, Madame Hains. —y, con un gesto de los dedos, desapareció por las estanterías de la biblioteca.
- Daichi Ichinose
Cantidad de envíos :
27
Localización : Educando a Akio.
Empleo /Ocio : Miembro del Consejo de Ancianos. Padre/Dios de Akio Ichinose. Licenciado en "Patadas locas Ichinose".
Humor : Mocoso, no.
Re: Biblioteca
Su pierna se balanceó un poco, cruzada, sobre la otra. La punta de su refinado tacón emergió, sutil, entre los pliegues de su elegante vestido. Deslizó una de sus violáceas uñas por sus propios labios. Todo esto, sin dejar de mirarlo. ¿Qué le hacía pensar eso? Pues la respuesta era muy sencilla.
- Simple: el astuto y orgulloso Daichi Ichinose no se vendería a cambio de nada -sentenció-. A menos, claro, que gustes de ser utilizado, que expriman tus habilidades y luego te rebanen como un cerdo -agregó, elevando ambas cejas y enmarcando así las facciones de su pulcro rostro-. He visto lo que ocurre allí adentro con mis propios ojos y créeme -su expresión se volvió seria de repente-: no te gustará.
Su cercanía con Olivier le había permitido vislumbrar múltiples espectáculos miserables. Y lo que no había visto, lo había adivinado a través de los múltiplos gritos desesperados que emanaban desde las celdas. Y pensar que ella tuvo la sangre tan fría como para entregarle a ese desgraciado la mismísima Princesa Kuran. Pero todo era parte del plan. Lo que ellos querían, ella podía dárselos. Sabía que tanto ella como Eslin eran muchachas resistentes y podrían soportarlo. A veces es menester realizar ciertos... sacrificios. Algún día ellas conocerían el trofeo de su obra. De otro modo, Cordelia Heinz jamás hubiera podido permanecer intacta e ilesa dentro de los muros de aquella nefasta institución. Y en cuanto a su lealtad, alguien en todo este pérfido pueblo tenía que ocuparse de los suyos.
Sonrió a Ichinose.
- ¿Ya te he mencionado que me agrada cómo piensas? Y sé que esa cabecita tuya pensará aún más -mencionó respecto a la labor que tendría por delante ahora que su móvil estaba en sus manos. A Cordelia no se le daban bien las cosas tecnológicas, y tampoco le agradaba perder el tiempo en ellas. Para eso tenía a ciertas personas que pudiesen realizar esos quehaceres para ella, como en este caso lo hacía Ichinose. Ante su amenaza, sólo se limitó a sonreír y parpadear con suavidad. Sabía que era innecesaria esa aclaración; no era algo que ella ya no supiera, y la verdad era que su cabeza estaría bien puesta sobre su delgado y preciado cuello por mucho más tiempo. No le simpatizaba arriesgar la vida de un niño por esto, y menos la del hijo de Ichinose. Por más fría que pareciese, tenía algún tipo de corazón alojado allí en su pecho.
Levantó la mano con delicadeza y lo despidió. Aquí comenzaba otro capítulo más de esta travesía. Se puso de pie y salió del lugar unos minutos más tarde que él. Se había quedado pensando unos momentos mientras perdía su mirada entre los lomos de los libros.
- Ziel Carphatia -susurró al aire-. Al fin sabré por qué les importas tanto.
Y dicho aquello, desapareció del lugar.
- Simple: el astuto y orgulloso Daichi Ichinose no se vendería a cambio de nada -sentenció-. A menos, claro, que gustes de ser utilizado, que expriman tus habilidades y luego te rebanen como un cerdo -agregó, elevando ambas cejas y enmarcando así las facciones de su pulcro rostro-. He visto lo que ocurre allí adentro con mis propios ojos y créeme -su expresión se volvió seria de repente-: no te gustará.
Su cercanía con Olivier le había permitido vislumbrar múltiples espectáculos miserables. Y lo que no había visto, lo había adivinado a través de los múltiplos gritos desesperados que emanaban desde las celdas. Y pensar que ella tuvo la sangre tan fría como para entregarle a ese desgraciado la mismísima Princesa Kuran. Pero todo era parte del plan. Lo que ellos querían, ella podía dárselos. Sabía que tanto ella como Eslin eran muchachas resistentes y podrían soportarlo. A veces es menester realizar ciertos... sacrificios. Algún día ellas conocerían el trofeo de su obra. De otro modo, Cordelia Heinz jamás hubiera podido permanecer intacta e ilesa dentro de los muros de aquella nefasta institución. Y en cuanto a su lealtad, alguien en todo este pérfido pueblo tenía que ocuparse de los suyos.
Sonrió a Ichinose.
- ¿Ya te he mencionado que me agrada cómo piensas? Y sé que esa cabecita tuya pensará aún más -mencionó respecto a la labor que tendría por delante ahora que su móvil estaba en sus manos. A Cordelia no se le daban bien las cosas tecnológicas, y tampoco le agradaba perder el tiempo en ellas. Para eso tenía a ciertas personas que pudiesen realizar esos quehaceres para ella, como en este caso lo hacía Ichinose. Ante su amenaza, sólo se limitó a sonreír y parpadear con suavidad. Sabía que era innecesaria esa aclaración; no era algo que ella ya no supiera, y la verdad era que su cabeza estaría bien puesta sobre su delgado y preciado cuello por mucho más tiempo. No le simpatizaba arriesgar la vida de un niño por esto, y menos la del hijo de Ichinose. Por más fría que pareciese, tenía algún tipo de corazón alojado allí en su pecho.
Levantó la mano con delicadeza y lo despidió. Aquí comenzaba otro capítulo más de esta travesía. Se puso de pie y salió del lugar unos minutos más tarde que él. Se había quedado pensando unos momentos mientras perdía su mirada entre los lomos de los libros.
- Ziel Carphatia -susurró al aire-. Al fin sabré por qué les importas tanto.
Y dicho aquello, desapareció del lugar.
- Cordelia Heinz
Cantidad de envíos :
44
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Ene 01, 2024 11:07 pm por Ichihara Yuuko
» Plaza del pueblo
Miér Jul 01, 2020 3:36 pm por Issei Chrane
» Define en una palabra.
Sáb Oct 12, 2019 3:06 pm por Fraiah B. Eslin
» Que harias con el de arriba si se quedaran en cerrados en un habitación.
Jue Oct 10, 2019 9:42 pm por Ziel A. Carphatia
» Edificios abandonados
Dom Abr 22, 2018 9:41 pm por Ryu Olivier
» Calles
Dom Mayo 21, 2017 7:11 pm por Lisbeth C.
» El que llegue a 100 gana
Sáb Ene 21, 2017 9:21 pm por Nathan Von Kleist
» ¿Roleas?
Miér Ene 04, 2017 12:52 am por Celest Blaze
» ¿Qué estás escuchando?
Lun Dic 19, 2016 1:56 am por Rangiku Matsumoto