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Piscina municipal
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Piscina municipal
Recuerdo del primer mensaje :
Esta es la piscina, podeis venir a refrescaros aquí, esta cubierta por lo que tambien en invierno abre
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- Kaien Cross
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Empleo /Ocio : Director de la academia Cross
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Re: Piscina municipal
Allí estaba él, derribando cazadores inútiles y protegiendo a dos vampiros que, a simple vista, parecían aún más inútiles. Marcus clavó su mirada en Ziel y Bella: él, cabreado hasta la médula sin capacidad de pensar fríamente; ella, asustada e indecisa. Ambos métodos de proceder no iban acorde a la situación. Eran tres vampiros. En momentos como ese, no debían dejarse llevar demasiado por emociones débiles. Ziel era un neófito, debía comprender que estaba cayendo en el juego del cazador. Si hubiera sido un vampiro más experimentado, no le importaría que se cabreara, al contrario, el enojo y la furia desatarían en él un torbellino de poder por desear proteger a quienes aprecia. Sin embargo, él así en ese momento, significaba una carga. Actuaba sin pensar, ciegamente, y no escuchaba a nadie más que a su enemigo: error número uno; error fundamental.
Marcus estaba, ahora, concentrado en el accionar de Ziel. A su mente llegó la voz de Bella. La observó de reojo. Suponía que debía encargarse de demasiadas cosas a la vez: los cazadores, Ziel, Bella... Pero creía que podía con eso y mucho más. Su semblante era serio y calculador, hasta que la voz de aquel cazador poco agradable llegó hasta él. Justamente, de todos, era el menos indicado para dirigirle la palabra. ¿Se creía, acaso, digno de intercambiar palabras con Marcus O' Conell? No, por favor. Con aquella desfachatez y semejante falta de respeto incluso consigo mismo... No, definitivamente que se olvidara de salir vivo de aquí. Él había sido el causante principal de todos los males de Ziel. Él sería quien moriría último, bajo un lento y tortuoso proceder.
Marcus sonrió sarcástico y encantador ante su voz. Y justo allí se encontró con una pistola apuntando hacia su cabeza. Ah, qué ingenuos son los cazadores en verdad. Tan ingenuos que hasta causan ternura. Toda esa pandilla de energúmenos eran como una horda de bebés con sonajeros. El vampiro dio un paso al frente, permitiendo que el cañón se pose sobre la fría piel marmórea de su frente.
- Tú en verdad no sabes dónde te estás metiendo -determinó, sonriendo de lado y acariciando con sus ojos a cada cazador que se encontraba allí. De repente, todos se vieron forzados a flexionar sus rodillas debido a múltiples heridas, las cuales no eran fatales pero sí muy dolorosas. Algunos, incluso, podían apreciar su rótula o fémur a través de la carne rasgada. Los gritos desgarradores eran música para sus oídos. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? Había estado demasiado calmo todo este tiempo; demasiado dócil, excesivamente manso.
Cada cazador cayó, pero el que apuntaba su arma no. Como había pensado Marcus, él sería la cereza del postre. Sin embargo, en cuanto regresó su vista a Ziel para transmitirle una mirada cómplice y comenzar el juego de la forma en que tres vampiros lo harían, el crío se lanzó hacia ellos como un imbécil impulsivo. Al instante, la sangre de varios cazadores se derramó por completo y la pistola que antes apuntaba su frente ya no era una amenaza para él.
Pero sí para Ziel. Y también para Bella.
"Malditos sean ellos. Maldito Ziel y su venganza; maldita Bella y su compasión", pensó. En un ágil movimiento, se encontraba detrás del cazador que apuntaba fieramente a sus dos protegidos. Sin embargo, en cuanto iba a apartarlo y hacerlo sufrir un buen rato, una diminuta y enmascarada figura emergió justo delante, obstruyendo el paso.
Siempre tan oportuna.
Escuchó sus palabras y la miró con detenimiento. Ladeó la cabeza. Él era un vampiro cabreado, pero no como Ziel, sino un vampiro de más de doscientos años totalmente cabreado. Sabía qué hacer. Sabía cómo sacar provecho de cada uno de sus sentimientos y, casualmente, la ira era su especialidad.
- Lamento desilusionarte, cariño, pero hoy no será tu día de suerte -determinó sin más. Ella hoy no cumpliría con su misión-. No creo que sean tan estúpida como para entrometerte y permitir que ellos les hagan daño -aclaró luego, dando a entender que si se entrometiera a favor de los vampiros, sería oportuna y grata su llegada; en cambio, si lo hacía en favor de los cazadores o su propio e irracional interés, podía ir saliendo por la puerta si tenía aprecio por su vida-. Si no vas a colaborar, no perderé el tiempo contigo -sentenció. Clavó sus ojos rojos refulgentes en ella y, gracias a su poder, generó varias heridas en sus miembros. Nada personal -o tal vez sí- pero tenía seres a los cuales rescatar.
El vampiro apartó a Kasha del medio, esquivando cuidadosamente sus cadenas. No quería lastimarla, a decir verdad, pues no tenía por qué gastar energías en ella el día de hoy. Sin embargo, no le quedó otra opción. La miró de reojo y saltó sobre ella, aferrando sus manos a un tirante que cruzaba el techo de madera y cayendo, tras dar un giro sobre su propio eje, delante de Bella, entre ella y la pistola. Agarró la mano del cazador con sorprendente velocidad, torciéndola hacia arriba e impidiendo que la circulación de la sangre a causa de la potencia del agarre. Marcus apretó la mandícula, rechinando sus colmillos, y la pistola cayó al suelo debido a la falta de control del cazador sobre sus falanges.
- Les apuntas de nuevo y no cuentas el cuento -dijo mirándolo seriamente a los ojos. Parpadeó un momento y miró hacia un lado, frunciendo el ceño. Regresó su vista al cazador-. Ah, espera, cierto que hace rato decidí que no lo contaras -mencionó, burlón y astuto, enarcando una ceja y sonriendo fríamente. Levantó su pierna y otorgó una "bella" patada en el abdomen del cazador, obligándolo a caer justo en el agua cálida de las termas. Qué pena que no haya podido elegir mantenerse firme y de pie. Ahora Marcus estaba siendo nuevamente el escudo de Ziel y Bella. Detrás de ellos, unos cuantos cazadores moribundos y otros doloridos yacían en el suelo. Al otro extremo, frente al poderoso vampiro, había una cazadora que quién sabe hacia cuál casillero movería su peón hoy y, detrás de ella, una suerte de ahogado en potencia.
Marcus estaba, ahora, concentrado en el accionar de Ziel. A su mente llegó la voz de Bella. La observó de reojo. Suponía que debía encargarse de demasiadas cosas a la vez: los cazadores, Ziel, Bella... Pero creía que podía con eso y mucho más. Su semblante era serio y calculador, hasta que la voz de aquel cazador poco agradable llegó hasta él. Justamente, de todos, era el menos indicado para dirigirle la palabra. ¿Se creía, acaso, digno de intercambiar palabras con Marcus O' Conell? No, por favor. Con aquella desfachatez y semejante falta de respeto incluso consigo mismo... No, definitivamente que se olvidara de salir vivo de aquí. Él había sido el causante principal de todos los males de Ziel. Él sería quien moriría último, bajo un lento y tortuoso proceder.
Marcus sonrió sarcástico y encantador ante su voz. Y justo allí se encontró con una pistola apuntando hacia su cabeza. Ah, qué ingenuos son los cazadores en verdad. Tan ingenuos que hasta causan ternura. Toda esa pandilla de energúmenos eran como una horda de bebés con sonajeros. El vampiro dio un paso al frente, permitiendo que el cañón se pose sobre la fría piel marmórea de su frente.
- Tú en verdad no sabes dónde te estás metiendo -determinó, sonriendo de lado y acariciando con sus ojos a cada cazador que se encontraba allí. De repente, todos se vieron forzados a flexionar sus rodillas debido a múltiples heridas, las cuales no eran fatales pero sí muy dolorosas. Algunos, incluso, podían apreciar su rótula o fémur a través de la carne rasgada. Los gritos desgarradores eran música para sus oídos. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? Había estado demasiado calmo todo este tiempo; demasiado dócil, excesivamente manso.
Cada cazador cayó, pero el que apuntaba su arma no. Como había pensado Marcus, él sería la cereza del postre. Sin embargo, en cuanto regresó su vista a Ziel para transmitirle una mirada cómplice y comenzar el juego de la forma en que tres vampiros lo harían, el crío se lanzó hacia ellos como un imbécil impulsivo. Al instante, la sangre de varios cazadores se derramó por completo y la pistola que antes apuntaba su frente ya no era una amenaza para él.
Pero sí para Ziel. Y también para Bella.
"Malditos sean ellos. Maldito Ziel y su venganza; maldita Bella y su compasión", pensó. En un ágil movimiento, se encontraba detrás del cazador que apuntaba fieramente a sus dos protegidos. Sin embargo, en cuanto iba a apartarlo y hacerlo sufrir un buen rato, una diminuta y enmascarada figura emergió justo delante, obstruyendo el paso.
Siempre tan oportuna.
Escuchó sus palabras y la miró con detenimiento. Ladeó la cabeza. Él era un vampiro cabreado, pero no como Ziel, sino un vampiro de más de doscientos años totalmente cabreado. Sabía qué hacer. Sabía cómo sacar provecho de cada uno de sus sentimientos y, casualmente, la ira era su especialidad.
- Lamento desilusionarte, cariño, pero hoy no será tu día de suerte -determinó sin más. Ella hoy no cumpliría con su misión-. No creo que sean tan estúpida como para entrometerte y permitir que ellos les hagan daño -aclaró luego, dando a entender que si se entrometiera a favor de los vampiros, sería oportuna y grata su llegada; en cambio, si lo hacía en favor de los cazadores o su propio e irracional interés, podía ir saliendo por la puerta si tenía aprecio por su vida-. Si no vas a colaborar, no perderé el tiempo contigo -sentenció. Clavó sus ojos rojos refulgentes en ella y, gracias a su poder, generó varias heridas en sus miembros. Nada personal -o tal vez sí- pero tenía seres a los cuales rescatar.
El vampiro apartó a Kasha del medio, esquivando cuidadosamente sus cadenas. No quería lastimarla, a decir verdad, pues no tenía por qué gastar energías en ella el día de hoy. Sin embargo, no le quedó otra opción. La miró de reojo y saltó sobre ella, aferrando sus manos a un tirante que cruzaba el techo de madera y cayendo, tras dar un giro sobre su propio eje, delante de Bella, entre ella y la pistola. Agarró la mano del cazador con sorprendente velocidad, torciéndola hacia arriba e impidiendo que la circulación de la sangre a causa de la potencia del agarre. Marcus apretó la mandícula, rechinando sus colmillos, y la pistola cayó al suelo debido a la falta de control del cazador sobre sus falanges.
- Les apuntas de nuevo y no cuentas el cuento -dijo mirándolo seriamente a los ojos. Parpadeó un momento y miró hacia un lado, frunciendo el ceño. Regresó su vista al cazador-. Ah, espera, cierto que hace rato decidí que no lo contaras -mencionó, burlón y astuto, enarcando una ceja y sonriendo fríamente. Levantó su pierna y otorgó una "bella" patada en el abdomen del cazador, obligándolo a caer justo en el agua cálida de las termas. Qué pena que no haya podido elegir mantenerse firme y de pie. Ahora Marcus estaba siendo nuevamente el escudo de Ziel y Bella. Detrás de ellos, unos cuantos cazadores moribundos y otros doloridos yacían en el suelo. Al otro extremo, frente al poderoso vampiro, había una cazadora que quién sabe hacia cuál casillero movería su peón hoy y, detrás de ella, una suerte de ahogado en potencia.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Levanté la cabeza del cazador que tenía bajo de mi cuerpo, relamiéndome los labios con una perversa sonrisa. La sangre seguía saliendo de su cuello con adorable tentación. ¿De verdad dispararía e impediría que me apoderara de su sangre? Afirmativo. Aunque eso no me preocupaba mucho, la verdad. Confiaba demasiado en mis posibilidades. Error número uno.
-¿Disparar y sacrificar tu diversión? - Pregunté sarcástico. En un primer momento vinieron por la existencia de vampiros en las aguas termales. Sin embargo, aquello pareció quedar en segundo plano en cuanto averiguaron la identidad de los allí dentro. Sus preferencias habían cambiado. Ahora su principal interés éramos Marcus y su extraordinaria fuerza, y yo, marioneta de interpretación. Saqué la lengua, limando con ella los colmillos lentamente.
-Carphatia, no dudes de mis palabras. Puedo encontrar miles como tú cuando quiera. - Su arma se acercó a mi frente con decisión. En cambio, en vez de dudar, recorrí con el dedo aquel rostro de "mi propiedad" que tanto asco me daba, como si en realidad fuera una hermosa caricia. Pobre cazador. Él mismo se buscó la muerte en cuanto se unió al otro. Quizá en otra circunstancia le habría dejado ir. Aunque este, bajo mis piernas, conocía también su cara. Antes carecía de tanta corpulencia y apenas tenía experencia cazando. Pero sin duda, él también estuvo en aquel encarcelamiento. ¿Y qué fue lo que hizo cuando pedía ayuda? Mirar hacia otro lado, escuchando las risas de sus compañros. ¿Y qué se esperaba que fuera a darle yo ahora? Girar la cabeza y omitir su cara de dolor, del mismo modo. O puede que el rencor y la venganza corrompieran mis ideales y sólo necesitara su muerte.
La brillantez carmesí se volvió radical y asesina.
-Entonces... ¿por qué no te deshiciste de mí antes y cogiste a otro? - Sugerí, marcando el dedo por la suculenta garganta del compañero del cazador. No hubo respuesta, aunque tampoco la necesitara. Clavé los ojos dentro de mi presa, el cual gritó por ver su propia muerte reflejada en el rojo infernal. Con delicadeza, hice hacia un lado la cabeza del que pronto sería un cadáver. En un rápido movimiento, igual que el más feroz animal y dejando que los instintos más asesinos disfrutaran del momento, mordí de nuevo agresivamente su garganta y apreté los colmillos todo lo que pude, hasta llegar a unirlos debajo de ella. Rudo y violento, moví la cabeza enérgicamente, arrancándole la nuez y todo su sufrimiento de un solo golpe.
Inmediatamente, se oyó un disparo. Pero no hizo efecto en su blanco, sino en un escudo de protección. Miré a la figura que había impedido la muerte de un joven neófito. Bella. Eché hacia atrás la cabeza, sonriendo macabramente al cazador y la mujer que desafíaba a Marcus. Levanté una mano, mirándola posesivamente. Ella ya lo había comprobado: era un vampiro. Que también pereciera, pues jamás volvería a molestar a Marcus. La atención se desvió de la cazadora. Cerré los ojos, degustando la sangre humana y podrida que caía en mi boca del trozo de carne que tenía agarrado con los dientes. Lo partí en dos y escupí el pedazo que quedó hacia sus pies. Ahí quedaba su cazador.
Reí levantándome del cuerpo inerte, completamente con la boca e inclusve el pecho lleno de sangre y abracé a Bella por detrás. La humedad de mi propio líquido vital, impregnó en color y olor su espalda, manchándola de un oscuro color carmín. Las heridas escocían y me retorcían cuando pensaba en ellas, pero había unas prioridades que atender primero.
-Gracias. - Susurré en su oído, asomando la cabeza por su hombro. Besé cerca de su sien, dejando la sangre sobre su tierna y blanca piel. Posesivo, acaricié su cuerpo con intensidad, colando las manos por debajo de su camisa, disfrutando del olor que desprendía como mi mayor droga; sin quitar ojo del cazador. ¿Le gustaban sus curvas? Pues jamás las tendría ni en sus mejores sueños porque los arrancaría de cuajo en breves. - Has osado disparar a mi novia. Y eso no te lo puedo perdonar. - Amenacé. Ella era mía y él había osado a dispararla también. Solté a Bella, interponiéndome entre ella y el cazador. Sonreí encantadoramente a la chica, aunque aquello pareciera la salvación de haber muerto en tres escasos segundos.
Sin embargo, un cuerpo desnudo y tapado con una simple toalla se interpuso nuevamente entre cazador y yo. Chasqueé la lengua, escuchando las palabras de Marcus. Él no iba a ser su presa esta tarde, pues me encargaría del cazador, o nunca se lo perdonaría. En cambio, acabó por mandarlo de una patada a las termas. Bufé. Me acerqué a su espalda y alcé la cabeza hasta su oído.
-Él es mío. - Sentencié reclamándolo. Consentido, di un lametón en la parte de atrás de su cuello. Marcus seguramente lo supondría, pero tanta sangre estaba arañándome de sed. Necesitaba a ese cazador bajo mis manos y bendecirle con lo que se merecía. De todas formas, ya tenía a Kasha, que también era una buena presa a cederle. Mucho más entretenida para él, pues era más activa que el mierdas que se resentía en el baño.
El cazador intentaba escapar con las fuerzas que tenía. Y, en seguida, el rojo inquisidor se clavó sobre él. El agua comenzó a agitarse sola, formándose ondas en su superficie y remolinos en sus profundiades. Recogí con la lengua la sangre húmeda que alcanzaba. La sangre de él sería mucho más exquisita al paladar. Sobre todo, cuando sabe a victoria. Antes, tomé la mano de Bella y la besé, inclinándome hacia delante caballeroso. Otra vez, le debía la vida. Ya eran varias las que guardaba.
Casualmente, hablé en la cabeza de Bella, aunque estuviera creído que lo estaba pensando para ella. "Ahora mismo estoy contigo. Quédate detrás de Marcus; Kasha es peligrosa", dije. No dudaba de que la cazadora posiblemente utilizara a Bella para tentarnos a Marcus y a mí. Y para salvaguardar su seguridad, era mejor que se quedara a salvo detrás de él. Mientras, resolvería ciertos asuntos de pasado.
Caminé lentamente, dejando mi pequeño rastro de gotas de sangre en las baldosas, riéndome entre tanto a pesar de los balazos que recibí de sus compañeros.
-Mis felicitaciones. Conseguiste salir del baño en tu estado. - Lo miré desde arriba, ilusionado de tenerle a mis pies. Agaché el torso, quedando de cuclillas. - Bésame los pies. - Ordené agresivo, cogiéndole del pelo. Tampoco hizo falta insistencia, pues le tenía más valor a su vida. Suspiré, negando con la cabeza. Esperaba más resistencia por su parte. Lo amarré del cuello y lo levanté del suelo con tremenda facilidad.
-Me aburres. ¿Qué debería hacer contigo? - Ladeé la cabeza como un niño curioso, pensando qué hacer. ¿Alguien tenía alguna sugerencia?
-Carphatia... podemos llegar a un acuerdo... - ¿Pedía un acuerdo acaso? ¿Permitió él un acuerdo entre las partes hace varios meses? No. ¿Tuvo piedad de un simple crío cuando lo profanaba y golpeaba junto a sus hombres? No. Entonces, yo tampoco me llenaría de compasión. En un pequeño hilo, regresaron y me perdieron. Dejé que por una vez me llevaran esos recuerdos al pasado, en vez de evitarlos. Y ahí, las torturas y violaciones de cada día se visualizaban en la cabeza. El l dolor parecía regresar con ellos, pese a que fueran más imaginación que otra cosa. Lo que en verdad sentía era el dolor corrupto de los disparos de antes, cegándome de odio. Los ojos diabólicos se desorbitaron, sumergiéndose en la peor de las pesadillas de un pasado vivido. De repente, grité. Apreté la mano y bruscamente lo regresé al suelo, golpeando su cabeza contra él. La baldosa se partió en dos.
La cordura y razón, habían desaparecido; cambiándose por el delirio y la locura.
Aprisioné su cuerpo con las rodillas, estrechando la sonrisa. Reí de nuevo. ¿Quién diría que el redimido sería el verdugo con el tiempo? Llevé una mano al rostro, tapando un ojo y media mejilla, sin parar de reír. Se sofocó de repente, regresando la expresión seria y asesina de antes.
-Quiero que grites y que experimentes un sólo gramo de lo que hiciste. - Comenté. Imprevisivamente, arañé violentamente su rostro, hundiendo la garra en su piel y devorando por allá donde pasaba. Como no, el cazador aulló, haciendo disfrutar a mis oídos. El sonido de sus palabras hirientes, me gustaba. Sin embargo, ahí no estaba lo peor. Lo mejor comenzaba ahora.
-¿Disparar y sacrificar tu diversión? - Pregunté sarcástico. En un primer momento vinieron por la existencia de vampiros en las aguas termales. Sin embargo, aquello pareció quedar en segundo plano en cuanto averiguaron la identidad de los allí dentro. Sus preferencias habían cambiado. Ahora su principal interés éramos Marcus y su extraordinaria fuerza, y yo, marioneta de interpretación. Saqué la lengua, limando con ella los colmillos lentamente.
-Carphatia, no dudes de mis palabras. Puedo encontrar miles como tú cuando quiera. - Su arma se acercó a mi frente con decisión. En cambio, en vez de dudar, recorrí con el dedo aquel rostro de "mi propiedad" que tanto asco me daba, como si en realidad fuera una hermosa caricia. Pobre cazador. Él mismo se buscó la muerte en cuanto se unió al otro. Quizá en otra circunstancia le habría dejado ir. Aunque este, bajo mis piernas, conocía también su cara. Antes carecía de tanta corpulencia y apenas tenía experencia cazando. Pero sin duda, él también estuvo en aquel encarcelamiento. ¿Y qué fue lo que hizo cuando pedía ayuda? Mirar hacia otro lado, escuchando las risas de sus compañros. ¿Y qué se esperaba que fuera a darle yo ahora? Girar la cabeza y omitir su cara de dolor, del mismo modo. O puede que el rencor y la venganza corrompieran mis ideales y sólo necesitara su muerte.
La brillantez carmesí se volvió radical y asesina.
-Entonces... ¿por qué no te deshiciste de mí antes y cogiste a otro? - Sugerí, marcando el dedo por la suculenta garganta del compañero del cazador. No hubo respuesta, aunque tampoco la necesitara. Clavé los ojos dentro de mi presa, el cual gritó por ver su propia muerte reflejada en el rojo infernal. Con delicadeza, hice hacia un lado la cabeza del que pronto sería un cadáver. En un rápido movimiento, igual que el más feroz animal y dejando que los instintos más asesinos disfrutaran del momento, mordí de nuevo agresivamente su garganta y apreté los colmillos todo lo que pude, hasta llegar a unirlos debajo de ella. Rudo y violento, moví la cabeza enérgicamente, arrancándole la nuez y todo su sufrimiento de un solo golpe.
Inmediatamente, se oyó un disparo. Pero no hizo efecto en su blanco, sino en un escudo de protección. Miré a la figura que había impedido la muerte de un joven neófito. Bella. Eché hacia atrás la cabeza, sonriendo macabramente al cazador y la mujer que desafíaba a Marcus. Levanté una mano, mirándola posesivamente. Ella ya lo había comprobado: era un vampiro. Que también pereciera, pues jamás volvería a molestar a Marcus. La atención se desvió de la cazadora. Cerré los ojos, degustando la sangre humana y podrida que caía en mi boca del trozo de carne que tenía agarrado con los dientes. Lo partí en dos y escupí el pedazo que quedó hacia sus pies. Ahí quedaba su cazador.
Reí levantándome del cuerpo inerte, completamente con la boca e inclusve el pecho lleno de sangre y abracé a Bella por detrás. La humedad de mi propio líquido vital, impregnó en color y olor su espalda, manchándola de un oscuro color carmín. Las heridas escocían y me retorcían cuando pensaba en ellas, pero había unas prioridades que atender primero.
-Gracias. - Susurré en su oído, asomando la cabeza por su hombro. Besé cerca de su sien, dejando la sangre sobre su tierna y blanca piel. Posesivo, acaricié su cuerpo con intensidad, colando las manos por debajo de su camisa, disfrutando del olor que desprendía como mi mayor droga; sin quitar ojo del cazador. ¿Le gustaban sus curvas? Pues jamás las tendría ni en sus mejores sueños porque los arrancaría de cuajo en breves. - Has osado disparar a mi novia. Y eso no te lo puedo perdonar. - Amenacé. Ella era mía y él había osado a dispararla también. Solté a Bella, interponiéndome entre ella y el cazador. Sonreí encantadoramente a la chica, aunque aquello pareciera la salvación de haber muerto en tres escasos segundos.
Sin embargo, un cuerpo desnudo y tapado con una simple toalla se interpuso nuevamente entre cazador y yo. Chasqueé la lengua, escuchando las palabras de Marcus. Él no iba a ser su presa esta tarde, pues me encargaría del cazador, o nunca se lo perdonaría. En cambio, acabó por mandarlo de una patada a las termas. Bufé. Me acerqué a su espalda y alcé la cabeza hasta su oído.
-Él es mío. - Sentencié reclamándolo. Consentido, di un lametón en la parte de atrás de su cuello. Marcus seguramente lo supondría, pero tanta sangre estaba arañándome de sed. Necesitaba a ese cazador bajo mis manos y bendecirle con lo que se merecía. De todas formas, ya tenía a Kasha, que también era una buena presa a cederle. Mucho más entretenida para él, pues era más activa que el mierdas que se resentía en el baño.
El cazador intentaba escapar con las fuerzas que tenía. Y, en seguida, el rojo inquisidor se clavó sobre él. El agua comenzó a agitarse sola, formándose ondas en su superficie y remolinos en sus profundiades. Recogí con la lengua la sangre húmeda que alcanzaba. La sangre de él sería mucho más exquisita al paladar. Sobre todo, cuando sabe a victoria. Antes, tomé la mano de Bella y la besé, inclinándome hacia delante caballeroso. Otra vez, le debía la vida. Ya eran varias las que guardaba.
Casualmente, hablé en la cabeza de Bella, aunque estuviera creído que lo estaba pensando para ella. "Ahora mismo estoy contigo. Quédate detrás de Marcus; Kasha es peligrosa", dije. No dudaba de que la cazadora posiblemente utilizara a Bella para tentarnos a Marcus y a mí. Y para salvaguardar su seguridad, era mejor que se quedara a salvo detrás de él. Mientras, resolvería ciertos asuntos de pasado.
Caminé lentamente, dejando mi pequeño rastro de gotas de sangre en las baldosas, riéndome entre tanto a pesar de los balazos que recibí de sus compañeros.
-Mis felicitaciones. Conseguiste salir del baño en tu estado. - Lo miré desde arriba, ilusionado de tenerle a mis pies. Agaché el torso, quedando de cuclillas. - Bésame los pies. - Ordené agresivo, cogiéndole del pelo. Tampoco hizo falta insistencia, pues le tenía más valor a su vida. Suspiré, negando con la cabeza. Esperaba más resistencia por su parte. Lo amarré del cuello y lo levanté del suelo con tremenda facilidad.
-Me aburres. ¿Qué debería hacer contigo? - Ladeé la cabeza como un niño curioso, pensando qué hacer. ¿Alguien tenía alguna sugerencia?
-Carphatia... podemos llegar a un acuerdo... - ¿Pedía un acuerdo acaso? ¿Permitió él un acuerdo entre las partes hace varios meses? No. ¿Tuvo piedad de un simple crío cuando lo profanaba y golpeaba junto a sus hombres? No. Entonces, yo tampoco me llenaría de compasión. En un pequeño hilo, regresaron y me perdieron. Dejé que por una vez me llevaran esos recuerdos al pasado, en vez de evitarlos. Y ahí, las torturas y violaciones de cada día se visualizaban en la cabeza. El l dolor parecía regresar con ellos, pese a que fueran más imaginación que otra cosa. Lo que en verdad sentía era el dolor corrupto de los disparos de antes, cegándome de odio. Los ojos diabólicos se desorbitaron, sumergiéndose en la peor de las pesadillas de un pasado vivido. De repente, grité. Apreté la mano y bruscamente lo regresé al suelo, golpeando su cabeza contra él. La baldosa se partió en dos.
La cordura y razón, habían desaparecido; cambiándose por el delirio y la locura.
Aprisioné su cuerpo con las rodillas, estrechando la sonrisa. Reí de nuevo. ¿Quién diría que el redimido sería el verdugo con el tiempo? Llevé una mano al rostro, tapando un ojo y media mejilla, sin parar de reír. Se sofocó de repente, regresando la expresión seria y asesina de antes.
-Quiero que grites y que experimentes un sólo gramo de lo que hiciste. - Comenté. Imprevisivamente, arañé violentamente su rostro, hundiendo la garra en su piel y devorando por allá donde pasaba. Como no, el cazador aulló, haciendo disfrutar a mis oídos. El sonido de sus palabras hirientes, me gustaba. Sin embargo, ahí no estaba lo peor. Lo mejor comenzaba ahora.
- Ziel A. Carphatia
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Re: Piscina municipal
En unos minutos toda la escena se convirtió en un caos. Me concentré plenamente en aquella barrera que protegía tanto a Ziel como a Marcus. Ziel comenzó su venganza, matando a aquellos que le hicieron daño tiempo atrás, los que ahora suplican por sus miserables y asquerosas vidas. Miré fijamente al cazador que estaba frente a Ziel, y en un par de segundos apretó el gatillo y la bala salió disparada hacia Ziel aunque sin llegar a su destino. La barrera impidió su paso. Suspiré aliviada. No, nunca más le volvería a pasar nada malo a Ziel, nunca más.
Cuando Ziel se apartó de aquel cuerpo sonreí. En realidad nunca había hecho esto, pero se lo merecían. Por una vez en mi vida quería matar a aquellos que hicieron daño a un ser querido. A mi ser querido. Y no iban a quedar impunes.
Los brazos de Ziel me sorprendieron, acariciándome y dejándome un rastro de sangre por mi cuerpo ante sus caricias y besos. Sonreí aunque el olor de la sangre derramada comenzaba a tentarme al no haberme alimentado en varios días y mis ojos se tiñeron de rojo. No es nada, te quiero Ziel.. Dije en un susurro cerca de su oído antes de que volviera a por aquel cazador. Vi sus heridas y en unos segundos mi aura le invadió para curarle enseguida.
Al echar la cabeza hacia atrás para ver que es lo que hacía Marcus vi la silueta de Kasha.. Sabía que es lo que venía a hacer aquí. Corría un grave peligro metiéndose en todo esto. ¿Por qué se metía en esto? Apreté la mandíbula maldiciendo. Marcus arremetió contra varios de los cazadores y entre ellos Kasha.. No podía hacer nada ahora. La miré a los ojos pidiendo que me perdonase. Ahora tenía que hacer otras cosas y no podía permitir que Kasha se levantara y que muriera o hiciera algo innecesariamente.
Seguí manteniendo la barrera mientras observaba a Ziel. No te descontroles, ten cuidado Ziel. Le dije simplemente en su mente. No podría decir que le dejara con vida porque no sería justo pero si por el bien de Ziel, tenía que tener cuidado de no perder el control de la situación.
Vi que un par de cazadores no dudaron en acercarse corriendo para intentar pararle. En unos segundos les envolví en llamas, quemando su carne. Ni os atreváis a acercaros. Les dije a los que quedaban desafiante. Ya no podía más. Quien osara acercarse les mataría sin dudarlo. Marcus, tu también ten cuidado. El escudo también te protege a ti de un ataque inesperado, te guardaré las espaldas aunque no lo necesites.
Sonreí ante aquel comentario. Sí, Marcus quizás no necesitara protección, era más fuerte que nosotros.. Pero por si acaso.
Cuando Ziel se apartó de aquel cuerpo sonreí. En realidad nunca había hecho esto, pero se lo merecían. Por una vez en mi vida quería matar a aquellos que hicieron daño a un ser querido. A mi ser querido. Y no iban a quedar impunes.
Los brazos de Ziel me sorprendieron, acariciándome y dejándome un rastro de sangre por mi cuerpo ante sus caricias y besos. Sonreí aunque el olor de la sangre derramada comenzaba a tentarme al no haberme alimentado en varios días y mis ojos se tiñeron de rojo. No es nada, te quiero Ziel.. Dije en un susurro cerca de su oído antes de que volviera a por aquel cazador. Vi sus heridas y en unos segundos mi aura le invadió para curarle enseguida.
Al echar la cabeza hacia atrás para ver que es lo que hacía Marcus vi la silueta de Kasha.. Sabía que es lo que venía a hacer aquí. Corría un grave peligro metiéndose en todo esto. ¿Por qué se metía en esto? Apreté la mandíbula maldiciendo. Marcus arremetió contra varios de los cazadores y entre ellos Kasha.. No podía hacer nada ahora. La miré a los ojos pidiendo que me perdonase. Ahora tenía que hacer otras cosas y no podía permitir que Kasha se levantara y que muriera o hiciera algo innecesariamente.
Seguí manteniendo la barrera mientras observaba a Ziel. No te descontroles, ten cuidado Ziel. Le dije simplemente en su mente. No podría decir que le dejara con vida porque no sería justo pero si por el bien de Ziel, tenía que tener cuidado de no perder el control de la situación.
Vi que un par de cazadores no dudaron en acercarse corriendo para intentar pararle. En unos segundos les envolví en llamas, quemando su carne. Ni os atreváis a acercaros. Les dije a los que quedaban desafiante. Ya no podía más. Quien osara acercarse les mataría sin dudarlo. Marcus, tu también ten cuidado. El escudo también te protege a ti de un ataque inesperado, te guardaré las espaldas aunque no lo necesites.
Sonreí ante aquel comentario. Sí, Marcus quizás no necesitara protección, era más fuerte que nosotros.. Pero por si acaso.
- Bella.N.Gring
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Re: Piscina municipal
Marcus me esquivo, pero no seria por mucho tiempo, me iba a dar igual lo que me dijera, no iba a salir vivo de la piscina.
Un cazador que me habia visto, intento atacarme, pero con la mala suerte de que lo vi venir, ni siquiera lo pense, estaba en mi camino, rodee su cuello con la cadena y tire de la cadena clavandole las puas y lanzandolo lejos. Meti la mano en mi bolsillo y saque dos bolas de humo, si la lanzaba, los cazadores tendrian dificultades, y los vampiros tambien, aunque no tantas como las de un humano.
- Lo siento Marcus, pero sigo sin poder dejarte escapar, tu me impides arreglar lo que el intento destruir, y ademas, temo demasiado a la ira de Nokku- cerre el puño donde tenia las bolas y las lance con fuerza contra el suelo, esperaba que sirviera de algo para atrapar a Marcus y que los cazadores dejaran de incordiar de mas
Un cazador que me habia visto, intento atacarme, pero con la mala suerte de que lo vi venir, ni siquiera lo pense, estaba en mi camino, rodee su cuello con la cadena y tire de la cadena clavandole las puas y lanzandolo lejos. Meti la mano en mi bolsillo y saque dos bolas de humo, si la lanzaba, los cazadores tendrian dificultades, y los vampiros tambien, aunque no tantas como las de un humano.
- Lo siento Marcus, pero sigo sin poder dejarte escapar, tu me impides arreglar lo que el intento destruir, y ademas, temo demasiado a la ira de Nokku- cerre el puño donde tenia las bolas y las lance con fuerza contra el suelo, esperaba que sirviera de algo para atrapar a Marcus y que los cazadores dejaran de incordiar de mas
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
Marcus observaba a aquel "gato mojado" con acrecentada astucia. Por sus ojos brilló aquella luz sagaz del asesinato más feroz. Sin embargo, no hizo nada. Se quedó allí, semidesnudo, apreciando el espectáculo que Ziel planeaba otorgar a sus amables ojos. No quitó ni un instante la vista del chico, pues ante cualquier cosa que aquel cazador pretendiese intentar, él se involucraría. No le importaba que Ziel no le permitiese matar a ese imbécil. Si era necesario, lo dejaría sin poder mover un solo músculo. Muerto en vida, como quien dice. Pero nadie, jamás, tocaría a Ziel. Y lo mismo iba para Bella. Nadie tocaría a esa mujer. Primero, tendrían que pasar por encima de su cadáver, y eso, la verdad, que lo veía bastante utópico.
- Grita -dijo observando al cazador-. Grita de dolor, todos queremos oír esos gemidos de niña sin su juguete favorito -siseó, sonriendo. Sus colmillos brillante y blancos la espuma, infundían temor entre los cazadores convalecientes que se encontraban a su lado. Uno de ellos, "valiente", se atrevió a estirar su mano para intentar clavarle un cuchillo en la pierna. Qué mal pensado estuvo ese movimiento. Marcus miró hacia un lado y pisó fuertemente sobre la mano del cazador. Aunque estuviera descalzo, el peso de sus pies era como el de 100 elefantes. El hombre gritó y Marcus sonrió mirando a la presa de Ziel. Se oyó un seco ruido, y resultaba que la mano del hombre ya no podía moverse hacia ningún sitio.
Escuchó las palabras de Bella en su mente. La miró a los ojos y sonrió suavemente. "Gracias, preciosa", pensó para sí, sabiendo que ella podría entenderlo. Le guiñó un ojo y caminó un poco más a su lado. Él era quien debía guardarle las espaldas. Él no podía morir por esas simples armas anti-vampiros, pero ella tal vez sí. Es entonces cuando escucha la voz de Kasha. La mira fijamente. ¿Otra vez ella obstruyendo la diversión? Y, de repente, el humo se expandió luego de una explosión. Maldición. El vampiro estiró su brazo para poder tocar a Bella. Ella estaba allí, muy cerca. La sujetó de la muñeca y la dejó tras de sí. Divisó la figura de la cazadora delante de sus ojos. Sin pensarlo, se arrojó hacia ella. El filo de sus cadenas logró alcanzar su mejilla, efectuando un ligero corte allí. Sin embargo, eso no le importó, pues lo que realmente quería era dejarla fuera de juego. Con su pesada mano, atinó a aprisionar su cuello. Buscó derribarla al suelo y poder situarse él sobre ella. La miró a los ojos fijamente.
- Parece que no pretendes colaborar, ¿eh? -dijo levemente agitado-. No quiero hacerte daño, Kasha, pero no dudaré en matarte si me impides proteger a los que quiero -aclaró. Esa era su sentencia. Ahora, ella debería elegir si colaborar con quienes también son sus seres queridos por sobre su obligación con la Asociación o, de lo contrario, salir de allí o arriesgarse a morir.
- Grita -dijo observando al cazador-. Grita de dolor, todos queremos oír esos gemidos de niña sin su juguete favorito -siseó, sonriendo. Sus colmillos brillante y blancos la espuma, infundían temor entre los cazadores convalecientes que se encontraban a su lado. Uno de ellos, "valiente", se atrevió a estirar su mano para intentar clavarle un cuchillo en la pierna. Qué mal pensado estuvo ese movimiento. Marcus miró hacia un lado y pisó fuertemente sobre la mano del cazador. Aunque estuviera descalzo, el peso de sus pies era como el de 100 elefantes. El hombre gritó y Marcus sonrió mirando a la presa de Ziel. Se oyó un seco ruido, y resultaba que la mano del hombre ya no podía moverse hacia ningún sitio.
Escuchó las palabras de Bella en su mente. La miró a los ojos y sonrió suavemente. "Gracias, preciosa", pensó para sí, sabiendo que ella podría entenderlo. Le guiñó un ojo y caminó un poco más a su lado. Él era quien debía guardarle las espaldas. Él no podía morir por esas simples armas anti-vampiros, pero ella tal vez sí. Es entonces cuando escucha la voz de Kasha. La mira fijamente. ¿Otra vez ella obstruyendo la diversión? Y, de repente, el humo se expandió luego de una explosión. Maldición. El vampiro estiró su brazo para poder tocar a Bella. Ella estaba allí, muy cerca. La sujetó de la muñeca y la dejó tras de sí. Divisó la figura de la cazadora delante de sus ojos. Sin pensarlo, se arrojó hacia ella. El filo de sus cadenas logró alcanzar su mejilla, efectuando un ligero corte allí. Sin embargo, eso no le importó, pues lo que realmente quería era dejarla fuera de juego. Con su pesada mano, atinó a aprisionar su cuello. Buscó derribarla al suelo y poder situarse él sobre ella. La miró a los ojos fijamente.
- Parece que no pretendes colaborar, ¿eh? -dijo levemente agitado-. No quiero hacerte daño, Kasha, pero no dudaré en matarte si me impides proteger a los que quiero -aclaró. Esa era su sentencia. Ahora, ella debería elegir si colaborar con quienes también son sus seres queridos por sobre su obligación con la Asociación o, de lo contrario, salir de allí o arriesgarse a morir.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
¿Se podía ser cruel con un rostro aniñado? Por supuesto.
Con lentitud y pasimonia lamí la sangre del cazador que descendía por mi mano, brazo abajo. Había deseado demasiado un momento así. Lo disfrutaría poco a poco, pues él también se entretuvo en cada tortura y cada roce. Pagaría por cada delito cometido, por todos y cada uno de ellos. Aunque quizá, ni su cuerpo mortal pudiera soportar aquello que tenía planeado para él. Sonreí abiertamente, escuchando el canto de Marcus unos pasos más allá. Miré al cazador depredadoramente, sujetando su cuello con fuerza.
-Ya lo has oído.- Lo señalé con la cabeza. - ¿Prefieres que lo haga él? - Pregunté desinteresadamente. Claramente no dejaría que Marcus tocara a mi "protegido" y futuro cadáver, pero quizá el cazador se dejara llevar por el miedo de sus ojos. Y efectivamente, el cazador gritó. Tal vez de miedo, tal vez de dolor. Pero, sin duda, era gratificante oírle gritar. Cerré los ojos escuchando tan perfecta melodía surcar mis oídos. Y a medida que se sofocaba el gritó del cazador, apretaba más su cuello con la mano vuelta garra. ¿Alguien le había dicho cuándo debía parar? No. Entonces aullaría de dolor hasta que quedara afónico. Sin embargo, acabó por callar y morderse la lengua. Negué con la cabeza, divertido.
-Nadie te ha pedido silencio. - Agarré su brazo inerte y con un tirón, acabé por separarlo de su cuerpo. El cazador volvió a hacer presencia, terminando por llorar de dolor. Entre tanto, dentro de mi cabeza se visualizaban las torturas que aquel mismo hombre había llevado acabo y el resultado que quedó grabado para el resto de la eternidad.
Nuevamente perdí las formas y me abalancé sobre su cuello, mordiéndole efusivamente, moviendo la cabeza como un animal para arrancar su carne a cada mordisco. En cambio, la tortura apenas duró, pues la sala empezó a llenarse de humo. Giré la cabeza hacia la posición de la cazadora, pero la nube blanquecina impedía ver algo; simples sombras negras que se movían y hablaban con voces conocidas.
"Ella ya ha decidido bando. Deja de ofrecer tantas oportunidades, las va a despreciar todas. Así que no te demores tanto y acaba con ese Estorbo", hablé enfurecido en la cabeza de Marcus. Realmente lo estaba pensando y casualmente fue a parar hasta él.
Los ojos carmesíes regresaron al cuerpo que se retorcía de dolor bajo las piernas. Me acerqué hasta su oído y lamí la sangre que caía de su cuello, emborronando todo de sangre.
-Nos están cortando la fiesta, ¿verdad? - Pregunté molesto, esperando que me diera la razón. No obstante, el cazador todavía tenía orgullo dentro de esa maldita boca llena de veneno.
-Que te den. - Susurró burlón. ¿Estaba esperando que lo matara? Pues para ello me demoraría un poco más aún. Las miles de imágenes que se repetían en la cabeza, me dejaban presencia de que no debía ofrecerle una muerte sin dolor. Todo lo contrario.
Sin prestar demasiada atención a Kasha y sus intereses, seguí con mi procedimiento.
-No te descontroles. Ten cuidado Ziel. - Canturreé las palabras de Bella, empezando un monólogo entre carcajada y carcajada. - Tendré cuidado y no me descontrolaré. - Reí. Realmente ya no sabía lo que decía ni lo que no, lo que sucedía y lo que no. Solamente tenía una venganza que llevar a cabo, entre millones de desesperadas imágenes que apenas dejaban concentración para visualizar al cazador.
Con dos dedos, "caminé" por el rostro del cazador, cual niño con juguete nuevo. Y al llegar a su ojo, se hundieron en su cuenca, sacándolo definitivamente de su sitio. Más y más gritos se oían por toda la sala, impidiéndose una conversación en el baño. Mientras tanto, el causante tarareaba una tétrica canción, jugando con su triste marioneta.
Con lentitud y pasimonia lamí la sangre del cazador que descendía por mi mano, brazo abajo. Había deseado demasiado un momento así. Lo disfrutaría poco a poco, pues él también se entretuvo en cada tortura y cada roce. Pagaría por cada delito cometido, por todos y cada uno de ellos. Aunque quizá, ni su cuerpo mortal pudiera soportar aquello que tenía planeado para él. Sonreí abiertamente, escuchando el canto de Marcus unos pasos más allá. Miré al cazador depredadoramente, sujetando su cuello con fuerza.
-Ya lo has oído.- Lo señalé con la cabeza. - ¿Prefieres que lo haga él? - Pregunté desinteresadamente. Claramente no dejaría que Marcus tocara a mi "protegido" y futuro cadáver, pero quizá el cazador se dejara llevar por el miedo de sus ojos. Y efectivamente, el cazador gritó. Tal vez de miedo, tal vez de dolor. Pero, sin duda, era gratificante oírle gritar. Cerré los ojos escuchando tan perfecta melodía surcar mis oídos. Y a medida que se sofocaba el gritó del cazador, apretaba más su cuello con la mano vuelta garra. ¿Alguien le había dicho cuándo debía parar? No. Entonces aullaría de dolor hasta que quedara afónico. Sin embargo, acabó por callar y morderse la lengua. Negué con la cabeza, divertido.
-Nadie te ha pedido silencio. - Agarré su brazo inerte y con un tirón, acabé por separarlo de su cuerpo. El cazador volvió a hacer presencia, terminando por llorar de dolor. Entre tanto, dentro de mi cabeza se visualizaban las torturas que aquel mismo hombre había llevado acabo y el resultado que quedó grabado para el resto de la eternidad.
Nuevamente perdí las formas y me abalancé sobre su cuello, mordiéndole efusivamente, moviendo la cabeza como un animal para arrancar su carne a cada mordisco. En cambio, la tortura apenas duró, pues la sala empezó a llenarse de humo. Giré la cabeza hacia la posición de la cazadora, pero la nube blanquecina impedía ver algo; simples sombras negras que se movían y hablaban con voces conocidas.
"Ella ya ha decidido bando. Deja de ofrecer tantas oportunidades, las va a despreciar todas. Así que no te demores tanto y acaba con ese Estorbo", hablé enfurecido en la cabeza de Marcus. Realmente lo estaba pensando y casualmente fue a parar hasta él.
Los ojos carmesíes regresaron al cuerpo que se retorcía de dolor bajo las piernas. Me acerqué hasta su oído y lamí la sangre que caía de su cuello, emborronando todo de sangre.
-Nos están cortando la fiesta, ¿verdad? - Pregunté molesto, esperando que me diera la razón. No obstante, el cazador todavía tenía orgullo dentro de esa maldita boca llena de veneno.
-Que te den. - Susurró burlón. ¿Estaba esperando que lo matara? Pues para ello me demoraría un poco más aún. Las miles de imágenes que se repetían en la cabeza, me dejaban presencia de que no debía ofrecerle una muerte sin dolor. Todo lo contrario.
Sin prestar demasiada atención a Kasha y sus intereses, seguí con mi procedimiento.
-No te descontroles. Ten cuidado Ziel. - Canturreé las palabras de Bella, empezando un monólogo entre carcajada y carcajada. - Tendré cuidado y no me descontrolaré. - Reí. Realmente ya no sabía lo que decía ni lo que no, lo que sucedía y lo que no. Solamente tenía una venganza que llevar a cabo, entre millones de desesperadas imágenes que apenas dejaban concentración para visualizar al cazador.
Con dos dedos, "caminé" por el rostro del cazador, cual niño con juguete nuevo. Y al llegar a su ojo, se hundieron en su cuenca, sacándolo definitivamente de su sitio. Más y más gritos se oían por toda la sala, impidiéndose una conversación en el baño. Mientras tanto, el causante tarareaba una tétrica canción, jugando con su triste marioneta.
- Ziel A. Carphatia
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Re: Piscina municipal
Sonreí ante el comentario de Marcus. Se iba acercando más a mi posición y cada vez entraban mas cazadores. No sé si ibámos a dar a basto pero a medida que iban entrando, caían al suelo como moscas. Yo me encargaba de los de mi zona y Marcus de la otra, para que no se acercaran a Ziel.
En un par de segundos toda la zona se llenó de un humo negro... Obra de Kasha. ¿Pero qué es lo que quiere? No tendría por qué estar aquí, ya bastante tenemos y ya me estaba empezando a cabrear. No quería que le pasara nada pero a la vez tampoco quería que le sucediera nada malo a Marcus. Kasha vete de aquí ya. Le dije en su mente a modo de advertencia.
Marcus cogió mi brazo para situarme detrás suyo. Sí, podía ver a Kasha a lo lejos delante de él. La rabia que sentía no era comparable a las veces anteriores. Ya era hora de usar lo aprendido meses atrás. Cubrí mi cuerpo en llamas para poder iluminar un poco la estancia y poder divisar a los otros cazadores. A ver quien se atreve a acercarse.. Idiotas. Mascullé apretando la mandíbula y dejando ver mis colmillos.
Abrí las manos. Mis ojos ahora eran rojo carmesí, amenazantes. Suspiré y en unos segundos apareció un sello del tamaño de mi cuerpo delante de mí. Protegiéndome totalmente. También ese sello apareció en los cuerpos de Marcus y Ziel. Cualquier ataque que lanzaran los cazadores rebotaría sobre él y serían devueltos.
Miré a Ziel, el cual soltó un comentario extraño. Ignoré completamente aquel comentario ya que ahora no estaba precisamente en sus cabales. Estaba más centrado en lo que le iba a hacer a ese cazador que pensando en sus respuestas.
Tres figuras se llegaban a distinguir tras aquel humo. Por lo menos gracias al fuego se lograba distinguir quienes eran. Dos de ellos dispararon y el sello paró las balas rebotando hacia sus cabezas y seguidamente cayeron al suelo. Reí. Miré directamente al tercer cazador que no sabía si huir o quedarse en su posición.
¡Sucia asquerosa! ¡Te vas a enterar! Dijo el cazador abalanzándose sobre mí. Esquivé sus ataques, riéndome como una loca. Tenía hambre mucha hambre. Y hacía tiempo que no probaba la sangre humana. Quizás no me vendría mal ahora. No deberías haber dicho eso. Susurré y le di una patada directa en el estomago haciendo que se retorciera de dolor. Ya en el suelo me suplicó por su vida.. Pero no. No la merecía. Dejé al descubierto su cuello y mordí con fuerza extrayendo todo aquel dulce manjar.
Una vez muerto, me levanté y me relamí. La sangre recorría por mis labios dejando derramar una gota. Como nueva. Sonreí. Los sellos resistirían a no ser que yo estuviera fuera de combate.
En un par de segundos toda la zona se llenó de un humo negro... Obra de Kasha. ¿Pero qué es lo que quiere? No tendría por qué estar aquí, ya bastante tenemos y ya me estaba empezando a cabrear. No quería que le pasara nada pero a la vez tampoco quería que le sucediera nada malo a Marcus. Kasha vete de aquí ya. Le dije en su mente a modo de advertencia.
Marcus cogió mi brazo para situarme detrás suyo. Sí, podía ver a Kasha a lo lejos delante de él. La rabia que sentía no era comparable a las veces anteriores. Ya era hora de usar lo aprendido meses atrás. Cubrí mi cuerpo en llamas para poder iluminar un poco la estancia y poder divisar a los otros cazadores. A ver quien se atreve a acercarse.. Idiotas. Mascullé apretando la mandíbula y dejando ver mis colmillos.
Abrí las manos. Mis ojos ahora eran rojo carmesí, amenazantes. Suspiré y en unos segundos apareció un sello del tamaño de mi cuerpo delante de mí. Protegiéndome totalmente. También ese sello apareció en los cuerpos de Marcus y Ziel. Cualquier ataque que lanzaran los cazadores rebotaría sobre él y serían devueltos.
- Escudo:
Miré a Ziel, el cual soltó un comentario extraño. Ignoré completamente aquel comentario ya que ahora no estaba precisamente en sus cabales. Estaba más centrado en lo que le iba a hacer a ese cazador que pensando en sus respuestas.
Tres figuras se llegaban a distinguir tras aquel humo. Por lo menos gracias al fuego se lograba distinguir quienes eran. Dos de ellos dispararon y el sello paró las balas rebotando hacia sus cabezas y seguidamente cayeron al suelo. Reí. Miré directamente al tercer cazador que no sabía si huir o quedarse en su posición.
¡Sucia asquerosa! ¡Te vas a enterar! Dijo el cazador abalanzándose sobre mí. Esquivé sus ataques, riéndome como una loca. Tenía hambre mucha hambre. Y hacía tiempo que no probaba la sangre humana. Quizás no me vendría mal ahora. No deberías haber dicho eso. Susurré y le di una patada directa en el estomago haciendo que se retorciera de dolor. Ya en el suelo me suplicó por su vida.. Pero no. No la merecía. Dejé al descubierto su cuello y mordí con fuerza extrayendo todo aquel dulce manjar.
Una vez muerto, me levanté y me relamí. La sangre recorría por mis labios dejando derramar una gota. Como nueva. Sonreí. Los sellos resistirían a no ser que yo estuviera fuera de combate.
- Bella.N.Gring
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Re: Piscina municipal
Marcus consiguio agarrarme del cuello, pero vi el movimiento que queria hacer, no dejaria que se pusiera encima mia nunca mas, con facilidad, consegui evitar caer al suelo quedandome de pie, pero aun con la mano de Marcus en el cuello.
En mi mente, sonaron las palabras de Bella, pero las ignore, no respondi. Me daba igual que me dijeran, era mi oportunidad, y la iba a aprovechar.
Con fuerza agarre con una mano el brazo de Marcus al mismo tiempo que aprisionaba tanto mi brazo como el suyo con un extremo de la cadena y con el cuchillo, se lo clavaba en el hombro, ya que mi brazo era mas corto que el suyo y no logre llegar mas lejos, pero mi cadena era antivampiros junto con el cuchillo que iba atado a el, por lo que debia de ser muy molesto.
- El humo es suficientemente espero para que puedan usarlo en su huida Ziel y Bella, pero si son lo suficientemente estupidos para quedarse, no es mi problema, les he dado la oportunidad de escapar de esos idiotas, si ellos se van, y tu mueres, su nuevo objetivo sere yo, puesto que me odian mas a mi por hacer el trabajo que se supone que tu tenias que hacer: porteger a Ziel- no sabia si eso le cabrearia, pero era la verdad, el humo no lo estaba usando por gusto, solo lo usaba en ocasiones en las que estaba en desventaja o para escapar. Y con Ziel, era tambien una gran verdad, el tiempo que el habia desaparecido, habia intentado que lo dejaran tranquilo, provocando que me odiaran, si Marcus desaparece, el problema se soluciona, Ziel queda libre de los cazadores y Bella tambien
En mi mente, sonaron las palabras de Bella, pero las ignore, no respondi. Me daba igual que me dijeran, era mi oportunidad, y la iba a aprovechar.
Con fuerza agarre con una mano el brazo de Marcus al mismo tiempo que aprisionaba tanto mi brazo como el suyo con un extremo de la cadena y con el cuchillo, se lo clavaba en el hombro, ya que mi brazo era mas corto que el suyo y no logre llegar mas lejos, pero mi cadena era antivampiros junto con el cuchillo que iba atado a el, por lo que debia de ser muy molesto.
- El humo es suficientemente espero para que puedan usarlo en su huida Ziel y Bella, pero si son lo suficientemente estupidos para quedarse, no es mi problema, les he dado la oportunidad de escapar de esos idiotas, si ellos se van, y tu mueres, su nuevo objetivo sere yo, puesto que me odian mas a mi por hacer el trabajo que se supone que tu tenias que hacer: porteger a Ziel- no sabia si eso le cabrearia, pero era la verdad, el humo no lo estaba usando por gusto, solo lo usaba en ocasiones en las que estaba en desventaja o para escapar. Y con Ziel, era tambien una gran verdad, el tiempo que el habia desaparecido, habia intentado que lo dejaran tranquilo, provocando que me odiaran, si Marcus desaparece, el problema se soluciona, Ziel queda libre de los cazadores y Bella tambien
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
Click~
Estaban todos emocionados y desesperados, tanto por matar, tanto por la sangre. Masrcus no era la excepción, pero a diferencia de Bella o Ziel, parecía controlarse más. Parecía tener más autocontrol sobre sus deseos más oscuros y temibles. Quizá fueran sus doscientos años de experiencia en este mundo podrido y despreciable. Sin embargo, no podía evitar pensar que ellos estaban de aquel modo por él. Y mientras aquel cuchillo feroz se clavaba en su hombro, la mirada carmesí se Marcus se perdía en algún punto del rostro pálido de Kasha.
¿Y si ella tenía razón?
El vampiro se quedó algo pensativo y aflojó un poco la mano que rodeaba el cuello de la cazadora. Sus palabras entraban por sus oídos lentamente, pero él no podía aceptar aquello.
- Mientras tú creías cuidar de él, yo estaba matando cazadores hijos de puta a sus espaldas -dijo apretando los dientes. Ejerció más fuerza sobre el cuello de Kasha y se inclinó un poco hacia delante. El escudo de Bella lo protegía, pero como la herida había sido efectuada antes, no podía contrarrestar el cuchillo-. Y si ellos se quedan, es porque quieren arrancar el problema de raíz. Y yo me quedaré también, todo el tiempo que sea necesario, para sacarlos de aquí con vida y sin ningún rasguño -aclaró aproximando su rostro al suyo. En sus ojos más que sadismo y destrucción, podía apreciarse el brillo sagaz de la amenaza por el deseo de proteger y resguardar.
Al cabo de unos segundos, se inclinó hacia atrás, permitiendo una distancia entre ambos cuerpos.
- Dime Kasha, ¿de qué podrido lado estás? Puedes odiarme todo lo que quieras, pero no voy a morir. No voy a dejarlos solos. Si yo soy, como tú siempre creiste, el responsable de su actual situación, entonces me quedaré por siempre para hacerme cargo de mi responsabilidad para con ellos -murmuró, mirándola a los ojos fijamente-. Pero, más allá del odio que me tengas, ¿acaso puedes odiarlos a ellos? Entonces piensa muy bien tu próximo movimiento. Conmigo podrás vértela cuando quieras -acabó por decir. Qué curioso que Marcus eligiera el diálogo en lugar de la violencia. No obstsnte, la acción no tardó en llegar. Deslizó la mano que tenía en el cuello de Kasha para sujetar el cuchillo y sacarlo de su carne. Apretó los colmillos y la mano de la cazadora ya se encontraba lejos de su cuerpo. La sangre caía lentamente por su brazo y parte del torso, pero poco le importaba.
Poco le importaba su vida, realmente.
Aferró el ropaje de Kasha en la base de su cuello y la elevó. Sus cadenas amenazaban, pero no le importaba. Acto seguido, la apartó con rudeza y determinación. Clavó sus ojos en ella. El interior de sus iris rojos como el fuego reflejaban una melancolía cubierta de un fulgor amenazante. ¿Quién era ella, a fin de cuentas, para determinar su muerte? ¿Quién era la Asociación? ¿Quién demonios era Vladimir D'Shaitis? ¿Quiénes eran esos estúpidos cazadores? ¿Quién era él mismo? Pero, el interrogante más importante de todos: ¿por qué tantos se esmeraban en verlo muerto? Ah, quizá fuera porque no sabían que él ya estaba muerto hace tiempo, mucho tiempo, y solo buscaba una razón -una buena razón- para sentirse vivo de nuevo.
Apretó sus puños y caminó en la dirección en que se encontraban una mujer de fuego y un vampiro vengativo y sediento, dándole la espalda a Kasha.
Finalmente, ¿quiénes eran Bella y Ziel? Los únicos seres de este asqueroso pueblo que realmente le importaban.
Y así, Marcus O' Conell entró en el resplandor de las llamas.
Estaban todos emocionados y desesperados, tanto por matar, tanto por la sangre. Masrcus no era la excepción, pero a diferencia de Bella o Ziel, parecía controlarse más. Parecía tener más autocontrol sobre sus deseos más oscuros y temibles. Quizá fueran sus doscientos años de experiencia en este mundo podrido y despreciable. Sin embargo, no podía evitar pensar que ellos estaban de aquel modo por él. Y mientras aquel cuchillo feroz se clavaba en su hombro, la mirada carmesí se Marcus se perdía en algún punto del rostro pálido de Kasha.
¿Y si ella tenía razón?
El vampiro se quedó algo pensativo y aflojó un poco la mano que rodeaba el cuello de la cazadora. Sus palabras entraban por sus oídos lentamente, pero él no podía aceptar aquello.
- Mientras tú creías cuidar de él, yo estaba matando cazadores hijos de puta a sus espaldas -dijo apretando los dientes. Ejerció más fuerza sobre el cuello de Kasha y se inclinó un poco hacia delante. El escudo de Bella lo protegía, pero como la herida había sido efectuada antes, no podía contrarrestar el cuchillo-. Y si ellos se quedan, es porque quieren arrancar el problema de raíz. Y yo me quedaré también, todo el tiempo que sea necesario, para sacarlos de aquí con vida y sin ningún rasguño -aclaró aproximando su rostro al suyo. En sus ojos más que sadismo y destrucción, podía apreciarse el brillo sagaz de la amenaza por el deseo de proteger y resguardar.
Al cabo de unos segundos, se inclinó hacia atrás, permitiendo una distancia entre ambos cuerpos.
- Dime Kasha, ¿de qué podrido lado estás? Puedes odiarme todo lo que quieras, pero no voy a morir. No voy a dejarlos solos. Si yo soy, como tú siempre creiste, el responsable de su actual situación, entonces me quedaré por siempre para hacerme cargo de mi responsabilidad para con ellos -murmuró, mirándola a los ojos fijamente-. Pero, más allá del odio que me tengas, ¿acaso puedes odiarlos a ellos? Entonces piensa muy bien tu próximo movimiento. Conmigo podrás vértela cuando quieras -acabó por decir. Qué curioso que Marcus eligiera el diálogo en lugar de la violencia. No obstsnte, la acción no tardó en llegar. Deslizó la mano que tenía en el cuello de Kasha para sujetar el cuchillo y sacarlo de su carne. Apretó los colmillos y la mano de la cazadora ya se encontraba lejos de su cuerpo. La sangre caía lentamente por su brazo y parte del torso, pero poco le importaba.
Poco le importaba su vida, realmente.
Aferró el ropaje de Kasha en la base de su cuello y la elevó. Sus cadenas amenazaban, pero no le importaba. Acto seguido, la apartó con rudeza y determinación. Clavó sus ojos en ella. El interior de sus iris rojos como el fuego reflejaban una melancolía cubierta de un fulgor amenazante. ¿Quién era ella, a fin de cuentas, para determinar su muerte? ¿Quién era la Asociación? ¿Quién demonios era Vladimir D'Shaitis? ¿Quiénes eran esos estúpidos cazadores? ¿Quién era él mismo? Pero, el interrogante más importante de todos: ¿por qué tantos se esmeraban en verlo muerto? Ah, quizá fuera porque no sabían que él ya estaba muerto hace tiempo, mucho tiempo, y solo buscaba una razón -una buena razón- para sentirse vivo de nuevo.
Apretó sus puños y caminó en la dirección en que se encontraban una mujer de fuego y un vampiro vengativo y sediento, dándole la espalda a Kasha.
Finalmente, ¿quiénes eran Bella y Ziel? Los únicos seres de este asqueroso pueblo que realmente le importaban.
Y así, Marcus O' Conell entró en el resplandor de las llamas.
"Este soy yo para siempre: uno de los perdidos.
El único sin un nombre, sin un corazón honrado como compañía.
Este soy yo para siempre: una persona sin un nombre.
Estos versos son el último esfuerzo para encontrar la perdida línea de la Vida"
.El único sin un nombre, sin un corazón honrado como compañía.
Este soy yo para siempre: una persona sin un nombre.
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- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Relamí los colmillos como un cachorro. Pero de cachorro y adorable, ahora mismo quedaba poco. El kimono de las aguas termales se impregnaba de sangre; del mismo modo que la zona desde la nariz hasta finalmente la barbilla. En cambio desde que me había convertido, me sentía más animal e irracional por estos instintos endemoniados. A veces, como en este instante, parecía justamente una cría de alguna raza, donde Marcus y Bella se encargaban de hacer sus respectivos papeles. A mayor edad, mayor experiencia, y mejor era el papel a representar. Comparado con ellos y sus respectivas edades, era el más joven; es decir, cachorro de la "manada" que formábamos. Y, a todo esto, claramente el cazador cada vez pensaba que los vampiros estábamos condenados. Pero ninguno de los tres lo veíamos de esa manera.
Miré el ojo que sostenía en la mano y sonreí macabramente. Lo lamí, pero el gusto que dejaba no era precisamente de mi agrado. Un pequeño halo angelical se posó sobre un rostro joven.
-¿Quieres probarlo? - Pregunté infantil. Apenas esperé a que respondiera. Abrí su boca y lo dejé para que su paladar disfrutara con aquel tremendo manjar. Y seguidamente, cruel y divertido, moví su mandíbula para que terminara por ingerirlo del todo. Nadie podría decir que se ha saboreado un ojo. Su propio ojo concretamente. Aunque esto, ciertamente, era completamente macabro y degenerado.
Observé el cuerpo y qué más perrerías hacer. Pocas cosas quedaban antes de que muriera desangrado, cosa que llegaba hasta apenarme. En el fondo estaba deseando que ese momento llegara cuanto antes, pese a que entretuviera martirizarle.
Sin embargo, el cazador tuvo suerte una vez más. Un resplandor anaranjado se formó en la sala cubierta de humo, y tras ese resplandor, al cabo de un rato, apareció una figura que conocía hasta con los ojos cerrados. Lo que no creyeron mis ojos fue la herida que portaba en su hombro. Bufé a la cazadora. Y rápidamente fui hacia Marcus. Lo abracé con necesidad, pegando la frente a su maxilar inferior. Emití un pequeño gemido, afligido. Lamí en la base su cuello. Seguidamente, bajé un poco con la lengua, limpiando la zona de la herida, alimentándome ya que estábamos. Porque la sed llevaba demasiado tiempo aplacando mi garganta y apenas podía aguantar teniéndoles a ambos allí. La sangre seguía descendiendo por su piel, volviéndola a manchar y entonces, miré a Bella. Nuevamente volví a rodearle, dejando espacio para que ella utilizara sus dones. Siseé en su oído, tratando de que no pensara en su hombro, queriendo tranquilizar la ya serenidad de él.
Si de algo debería estar seguro Marcus es que jamás le iba a dejar que se fuera y volviera a estar solo. Ahora tanto Bella, como yo, estábamos con él. Así que no debería existir dudas o pesares que recayeran sobre sus pensamientos. Pues todo, estaba bien mientras él también lo estuviera.
Lo acaricié con una de las mejillas, ronroneando. En cambio, una mirada llena de odio se clavó en los ojos de Kasha, saliente desde el hombro de Marcus. Ella había sido la culpable de la herida y en su consecuencia, provocadora del dolor de Marcus. Y sí, si algo malo le pasaba a Marcus O'Conell, de seguro que aquel que lo hizo no virirá para contarlo.
Me retiré de Marcus y aún bajo el escudo de Bella, di la cara contra Kasha. Ella siempre estuvo queriendo matar a Marcus a partir de mi pista, y no podía perdonarle que me lo arrebatara. Y justamente como esperaría, quería matarla a ella del mismo modo. Ojo por ojo y diente por diente. Igualmente, ambos tendríamos que comunicar la mala noticia a Kai, único vínculo en común. Sonreí maliciosamente, enseñando los colmillos.
-¿Quién le dará esta vez la mala noticia? - Sugerí remolón, pasando una mano por el pelo. El agua comenzó a alterarse de nuevo, empezando por ondas y acabando por alborotarse del todo y salirse un poco del baño. Las luces parpadeaban, temerosas de la ira de un vampiro neófito que no pensaba dar nuevas y segundas oportunidades a los cazadores.
Sin más dilación, bajé un poco el tronco y me lancé corriendo hacia ella, rugiendo de ira; pero mucho más sensato y prudente que la primera vez que lo hice. El escudo seguía funcionando, por tanto, ¿qué debería temer?
Miré el ojo que sostenía en la mano y sonreí macabramente. Lo lamí, pero el gusto que dejaba no era precisamente de mi agrado. Un pequeño halo angelical se posó sobre un rostro joven.
-¿Quieres probarlo? - Pregunté infantil. Apenas esperé a que respondiera. Abrí su boca y lo dejé para que su paladar disfrutara con aquel tremendo manjar. Y seguidamente, cruel y divertido, moví su mandíbula para que terminara por ingerirlo del todo. Nadie podría decir que se ha saboreado un ojo. Su propio ojo concretamente. Aunque esto, ciertamente, era completamente macabro y degenerado.
Observé el cuerpo y qué más perrerías hacer. Pocas cosas quedaban antes de que muriera desangrado, cosa que llegaba hasta apenarme. En el fondo estaba deseando que ese momento llegara cuanto antes, pese a que entretuviera martirizarle.
Sin embargo, el cazador tuvo suerte una vez más. Un resplandor anaranjado se formó en la sala cubierta de humo, y tras ese resplandor, al cabo de un rato, apareció una figura que conocía hasta con los ojos cerrados. Lo que no creyeron mis ojos fue la herida que portaba en su hombro. Bufé a la cazadora. Y rápidamente fui hacia Marcus. Lo abracé con necesidad, pegando la frente a su maxilar inferior. Emití un pequeño gemido, afligido. Lamí en la base su cuello. Seguidamente, bajé un poco con la lengua, limpiando la zona de la herida, alimentándome ya que estábamos. Porque la sed llevaba demasiado tiempo aplacando mi garganta y apenas podía aguantar teniéndoles a ambos allí. La sangre seguía descendiendo por su piel, volviéndola a manchar y entonces, miré a Bella. Nuevamente volví a rodearle, dejando espacio para que ella utilizara sus dones. Siseé en su oído, tratando de que no pensara en su hombro, queriendo tranquilizar la ya serenidad de él.
Si de algo debería estar seguro Marcus es que jamás le iba a dejar que se fuera y volviera a estar solo. Ahora tanto Bella, como yo, estábamos con él. Así que no debería existir dudas o pesares que recayeran sobre sus pensamientos. Pues todo, estaba bien mientras él también lo estuviera.
Lo acaricié con una de las mejillas, ronroneando. En cambio, una mirada llena de odio se clavó en los ojos de Kasha, saliente desde el hombro de Marcus. Ella había sido la culpable de la herida y en su consecuencia, provocadora del dolor de Marcus. Y sí, si algo malo le pasaba a Marcus O'Conell, de seguro que aquel que lo hizo no virirá para contarlo.
Me retiré de Marcus y aún bajo el escudo de Bella, di la cara contra Kasha. Ella siempre estuvo queriendo matar a Marcus a partir de mi pista, y no podía perdonarle que me lo arrebatara. Y justamente como esperaría, quería matarla a ella del mismo modo. Ojo por ojo y diente por diente. Igualmente, ambos tendríamos que comunicar la mala noticia a Kai, único vínculo en común. Sonreí maliciosamente, enseñando los colmillos.
-¿Quién le dará esta vez la mala noticia? - Sugerí remolón, pasando una mano por el pelo. El agua comenzó a alterarse de nuevo, empezando por ondas y acabando por alborotarse del todo y salirse un poco del baño. Las luces parpadeaban, temerosas de la ira de un vampiro neófito que no pensaba dar nuevas y segundas oportunidades a los cazadores.
Sin más dilación, bajé un poco el tronco y me lancé corriendo hacia ella, rugiendo de ira; pero mucho más sensato y prudente que la primera vez que lo hice. El escudo seguía funcionando, por tanto, ¿qué debería temer?
- Ziel A. Carphatia
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Re: Piscina municipal
Observé a Kasha y a Marcus. Kasha no se iba a rendir tan fácilmente, era demasiado terca y cabezota, pero tenía que irse de aquí o ayudarnos con todos estos cazadores. Si ellos en realidad la odiaban, ella también moriría aquí. ¿Y qué coño es lo que estaba haciendo Nokku? ¿No era él el que les ordenaba esto? ¿O hay otra persona detrás? No podría saberlo hasta que esto no acabe.
Agité la cabeza deshaciéndome de todo pensamiento. Este no era el momento ni el lugar adecuado para pensar en esto.
Marcus llegó a mi lado después de haber estado dialogando con Kasha, cosa que no era normal en él, pero sabía por qué lo hacía. Ziel en un instante abrazó a Marcus lamiendole la herida de su hombro. Asentí a la mirada de Ziel y le acaricié el pelo.Déjame, te curaré las heridas, no tardaré nada. Después de beber la sangre de aquel cazador me sentía más fuerte. El aura cubrió por completo el cuerpo de Marcus regenerando cada parte dañada. Ya está. Dije sonriendo. Parecía realmente mentira, pero ahora y desde hace tiempo Marcus formaba parte de mi vida, y ahora parte de la familia que nunca tuve y no iba a permitir que se esfumase así sin más. Nos protegía y lo hacía por algo. ¿Le importaba? Era evidente que Ziel si le importaba pero ¿yo? Yo amo a Ziel tanto con él, y supongo que al principio no podría ni verme.
Los sellos seguían en su posición y los cazadores iban disminuyendo. JA..¿Vamos a dejar al pueblo sin cazadores eh? Dije bromeando. Dudaba mucho que matáramos a todos ellos porque ni la mitad de los muchos que hay habían venido hasta aquí. Nunca me habría imaginado matando a los cazadores que "protegían" el pueblo. Pero ellos habían hecho daño a Ziel y no quedarán impunes.
Observé la reacción de Ziel ante Kasha. Oh no. Marcus tenemos que pararle Dije con rapidez. No podía tomarla así con Kasha, si había hecho daño a Marcus pero no debía matarla. No debía. ¡ZIEL NO! Grité con fuerza corriendo tras él. Le abracé por detrás rápidamente. Ziel no lo hagas por favor, ya pasó, he curado a Marcus, ya esta bien. Deja ir a Kasha por favor. Date cuenta de que si Marcus no la ha matado es por algo.. Tenemos que estar al lado de Marcus..Sino, no podrá él solo. Susurré en su oído cuidadosamente. Ahora Ziel no razonaba, no estaba bien. El agua que había en los baños se agitaba y salía una y otra vez. Estaba descontrolado. Miré a Kasha, estaba muy cerca de nuestra posición ahora. Kasha vete de aqui.. ¡AHORA! Grité desesperada.
¿Qué es lo que pasará ahora?
Agité la cabeza deshaciéndome de todo pensamiento. Este no era el momento ni el lugar adecuado para pensar en esto.
Marcus llegó a mi lado después de haber estado dialogando con Kasha, cosa que no era normal en él, pero sabía por qué lo hacía. Ziel en un instante abrazó a Marcus lamiendole la herida de su hombro. Asentí a la mirada de Ziel y le acaricié el pelo.Déjame, te curaré las heridas, no tardaré nada. Después de beber la sangre de aquel cazador me sentía más fuerte. El aura cubrió por completo el cuerpo de Marcus regenerando cada parte dañada. Ya está. Dije sonriendo. Parecía realmente mentira, pero ahora y desde hace tiempo Marcus formaba parte de mi vida, y ahora parte de la familia que nunca tuve y no iba a permitir que se esfumase así sin más. Nos protegía y lo hacía por algo. ¿Le importaba? Era evidente que Ziel si le importaba pero ¿yo? Yo amo a Ziel tanto con él, y supongo que al principio no podría ni verme.
Los sellos seguían en su posición y los cazadores iban disminuyendo. JA..¿Vamos a dejar al pueblo sin cazadores eh? Dije bromeando. Dudaba mucho que matáramos a todos ellos porque ni la mitad de los muchos que hay habían venido hasta aquí. Nunca me habría imaginado matando a los cazadores que "protegían" el pueblo. Pero ellos habían hecho daño a Ziel y no quedarán impunes.
Observé la reacción de Ziel ante Kasha. Oh no. Marcus tenemos que pararle Dije con rapidez. No podía tomarla así con Kasha, si había hecho daño a Marcus pero no debía matarla. No debía. ¡ZIEL NO! Grité con fuerza corriendo tras él. Le abracé por detrás rápidamente. Ziel no lo hagas por favor, ya pasó, he curado a Marcus, ya esta bien. Deja ir a Kasha por favor. Date cuenta de que si Marcus no la ha matado es por algo.. Tenemos que estar al lado de Marcus..Sino, no podrá él solo. Susurré en su oído cuidadosamente. Ahora Ziel no razonaba, no estaba bien. El agua que había en los baños se agitaba y salía una y otra vez. Estaba descontrolado. Miré a Kasha, estaba muy cerca de nuestra posición ahora. Kasha vete de aqui.. ¡AHORA! Grité desesperada.
¿Qué es lo que pasará ahora?
- Bella.N.Gring
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Re: Piscina municipal
Escuche las palabras de Marcus mientras que apretaba mi cuello y le sonrei con ironia.
- A caso crees que has cuidado de el?, donde estabas cuando le daban palizas?, hasta ahora, consegui mantenerlos a raya a mi costa, ni si quiera puedo entrar en la asociacion sin que intenten matarme, aunque mates a estos, seguira el problema, porque tu sigues vivo, y para que lo sepas, yo no te odio, es a otro al que odio, pero tu estas en mi camino y tu eres mi mision, quieres proteger a Ziel??, pues dejame matarte- le dije antes de que me soltara y se alejara de mi.
Nada mas marcharse Marcus, Ziel aparecio con intenciones de matarme.
- Yo ya tengo que darle una mala noticia, su hermano transformado en un chupasangre, ahora ya no podra evitar que pases a la lista por ayudar a Marcus, se volvera igual de loco que yo cuando se entere y pedira mi ayuda para que no pases a la lista, seguro que deseas matarme??- le dije antes de que se pusiera en posicion de ataque.
- No eres mas que un neofito, no eres rival para mi, y ademas, estas en mi camino- di un par de pasos para atras y entre en la nube de humo donde lance otra de esas bolas contra el suelo, pero nada mas hacerlo, uno de los cazadores mas fuertes que habia, consiguio lanzarme una patada, razon por la que sali despedida y cai al agua bastante aturdida, me habia pillado por sorpresa.
- Que bien, nos ha tocado el premio gordo, una de nuestras mejores cazadoras, es una pena que se haya vuelto asi, protegiendo a un niñato a costa de su propia seguridad, y todo para que?- dijo el cazador.
- Vaya, pero si eres tu, no me sorprende, aun te molesta que tenga el favor del jefe y que una chica que pesa la mitad que tu, sea superior a ti- le dije desde el agua con el labio sangrando, la ropa se estaba volviendo pesada y la cadena se habia caido al fondo, deje que el agua me tragara y al llegar al fondo lance varias agujas hacia el cazador y rescate mi cadena.
Al parecer, Marcus tendria que esperar, tenia que quitarme al cazador de encima primero. Sali del agua sin ninguna dificultad, estaba bastante incomoda, aunque llevara ropa escasa, la que tenia, se me quedaba pegada al cuerpo, pero que iba a hacerle?, no me iba a ir a casa a cambiarme y volver.
-Sabes, cuando Nokku se entere de esto, hara una buena limpia de cazadores, y creo que lo conoces suficiente como para saber que os matara el mismo.- junte los pies en forma de te y ergui el cuerpo mientras que giraba la cadena de un lado al otro de mi cuerpo esperando a que se acercara el cazador a jugar
- A caso crees que has cuidado de el?, donde estabas cuando le daban palizas?, hasta ahora, consegui mantenerlos a raya a mi costa, ni si quiera puedo entrar en la asociacion sin que intenten matarme, aunque mates a estos, seguira el problema, porque tu sigues vivo, y para que lo sepas, yo no te odio, es a otro al que odio, pero tu estas en mi camino y tu eres mi mision, quieres proteger a Ziel??, pues dejame matarte- le dije antes de que me soltara y se alejara de mi.
Nada mas marcharse Marcus, Ziel aparecio con intenciones de matarme.
- Yo ya tengo que darle una mala noticia, su hermano transformado en un chupasangre, ahora ya no podra evitar que pases a la lista por ayudar a Marcus, se volvera igual de loco que yo cuando se entere y pedira mi ayuda para que no pases a la lista, seguro que deseas matarme??- le dije antes de que se pusiera en posicion de ataque.
- No eres mas que un neofito, no eres rival para mi, y ademas, estas en mi camino- di un par de pasos para atras y entre en la nube de humo donde lance otra de esas bolas contra el suelo, pero nada mas hacerlo, uno de los cazadores mas fuertes que habia, consiguio lanzarme una patada, razon por la que sali despedida y cai al agua bastante aturdida, me habia pillado por sorpresa.
- Que bien, nos ha tocado el premio gordo, una de nuestras mejores cazadoras, es una pena que se haya vuelto asi, protegiendo a un niñato a costa de su propia seguridad, y todo para que?- dijo el cazador.
- Vaya, pero si eres tu, no me sorprende, aun te molesta que tenga el favor del jefe y que una chica que pesa la mitad que tu, sea superior a ti- le dije desde el agua con el labio sangrando, la ropa se estaba volviendo pesada y la cadena se habia caido al fondo, deje que el agua me tragara y al llegar al fondo lance varias agujas hacia el cazador y rescate mi cadena.
Al parecer, Marcus tendria que esperar, tenia que quitarme al cazador de encima primero. Sali del agua sin ninguna dificultad, estaba bastante incomoda, aunque llevara ropa escasa, la que tenia, se me quedaba pegada al cuerpo, pero que iba a hacerle?, no me iba a ir a casa a cambiarme y volver.
-Sabes, cuando Nokku se entere de esto, hara una buena limpia de cazadores, y creo que lo conoces suficiente como para saber que os matara el mismo.- junte los pies en forma de te y ergui el cuerpo mientras que giraba la cadena de un lado al otro de mi cuerpo esperando a que se acercara el cazador a jugar
- Kasha Oskan
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Localización : en el infierno
Re: Piscina municipal
El resplandor de las llamas cubrió el torso desnudo de Marcus. Su clara piel marmórea brillaba con mayor intensidad. Y aquella sangre derramada no hacía más que adornar la perfección que su figura vampírica significaba. Una perfección podrida e inmunda, sí, pero perfección al fin. Se trataba de una belleza mortífera y maldita que ningún humano jamás podría experimentar. Y, en medio de aquella imagen nítida y clara, los ojos del vampiro se clavaron nuevamente en la cazadora. Oía cada palabra hiriente y venenosa. Pero no cedería ni un ápice. Una fina sonrisa adornó el rostro de Marcus mientras negaba suavemente con la cabeza. Ella jamás entendería que él servía más simulando no estar presente que realmente estandolo.
- No entiendes nada, Kasha. Eres muy lista, ¿para qué? ¿Para no poder comprender que, indirectamente, te salvé el pescuezo a ti también? ¿Sabes, acaso, de cuantos cazadores como este me deshice? Puedo hacer un recuento de toda la basura que limpié. ¿Y crees que me importa que me reconozcan el esfuerzo al respecto? No, no me interesa una mierda. Porque lo que hice solamente lo hice por él -señaló a Ziel con la cabeza-. Y lo que ahora hago solamente lo hago por ellos -agregó, tomando la mano de Bella delicadamente-. Y no permitiré que nadie, jamás, les ponga una mano encima. Así que es hora de que vayas olvidándote de verme muerto, porque seré yo quien lleve flores negras a tu tumba -concluyó gritando con fervor. El pecho de Marcus se elevaba agitado por la pasión que se apoderaba de su oscuro corazón. Sus ojos rojos, refulgentes, miraban a Kasha fijamente.
Ziel, que se encontraba en un extremo divirtiéndose con aquel sucio cazador, no tardó en acercarse al antiguo vampiro herido. Marcus inclinó un poco la cabeza para poder mirarlo y rodeó su cuerpo con el brazo herido, puesto que el otro se encontraba a un lado, cerca de Bella, donde su mano tomaba la suya. El vampiro cerró los ojos y besó con suavidad la cabeza de Ziel. No, nada le pasaría. A ninguno de los dos. Ellos eran, de forma inesperada y maravillosa, lo único que él tenía, y significaban más de lo que un ser tan impío como él podía merecer.
Ziel comenzó a limpiar su herida. Parecía un cachorro afiligido por las heridas que había recibido su padre. Marcus sonrió con dulzura mientras acariciaba su cabello, y cuando rodeó su cuerpo, respiró con calma ante aquel siseo suave y pacificador. Bella lo cubrió con su aura y curó sus heridas. La del hombro sería la que hubiera tardado más en curarse por sí misma, pero aún así la velocidad de regeneración de Marcus era buena. De todos modos, agradecía a Bella el gesto. Era mejor curarse instantáneamente y no gastar demasiadas energías en ello, pues las energías las necesitaba para otra cosa mucho más relevante que su propio bienestar.
- No puedo proteger a Ziel si muero. Siento el egoísmo -susurró, más para sí mismo que para alguien más. Y, en el momento en que el joven vampiro se lanzó imprudentemente contra la cazadora, Marcus acató todos y cada uno de los gritos de alerta de Bella. Avanzó hacia el joven junto con ella y se puso delante de él. Un cazador había enviado a Kasha lejos, por lo cual tenía unos minutos para hacer entrar en razón al muchacho. Sujetó su rostro con ambas manos y lo miró a los ojos, inclinándose un poco.
- Ziel, escúchame. Deja de comportarte como un loco animal rabioso. Debes actuar con la mente fría, debes controlarte más que nadie. No puedes matar a Kasha, por más que te pese. Con o sin voluntad, te protegió, así que por favor retrocede. Ellos son quienes te hirieron -dijo señalando a los cazadores con el mentón, en especial al ahora tuerto-, no Kasha. Concéntrate en los verdaderos enemigos ahora. Así que si al menos tienes un poco de aprecio por tu hermano, reconsidéralo y hazte a un lado -continuó hablando con calma, pero siempre mirando en todas las direcciones, con cada uno de sus sentidos alerta. Miró a Bella-. No podemos permanecer mucho tiempo más aquí dentro. Vendrán más. Necesito que te lo lleves y se pongan a salvo -determinó comenzando a caminar en dirección a la puerta y empujando a ambos a la salida-. Los encontraré luego, ¿de acuerdo? Pero necesito que estén seguro. Ya han hecho demasiado, ahora déjenme el resto a mí -concluyó. Y esta vez, su expresión seria y preocupada se transformó en una grácil sonrisa seductora y astuta, las típicas de Marcus en un momento complicado, como si creyera que podría borrar cada instante de tensión con el simple hecho de mostrarse él mismo tan despreocupado.
Acabó por echarlos fuera y cerró la puerta, trabándola desde adentro. Lo último que Bella y Ziel vieron fue el brillo aterrador de unos ojos sin iguales.
Marcus se volteó y apoyó su espalda en la puerta. Varios cazadores habían llegado recientemente, pero se estaban ocupando de Kasha. Los que ya estaban moribundos, no podían hacer nada más. El vampiro elevó su mano, la que llevaba la marca del pacto con Ziel, y allí se dibujó en su dorso aquel símbolo maléfico. Padre siempre supo cómo dotar a sus Hijos de excelentes habilidades. Marcus se lo agradecía cada día más. Jamás había llegado a explotar al cien por cien su poder, pero creía que era la oportunidad. Había cerca de quince cazadores en aquel baño termal. La habitación no era muy pequeña, pero el vampiro consideraba que allí sobraba gente; mucha gente.
Su expresión cambió por completo. Sus ojos, más refulgentes y violáceos, visualizaron un baño de sangre sobre cada cuerpo allí presente. Un aura maléfica rodeó al vampiro, cubriendo su cuerpo lentamente. Sus colmillos crecieron desmesuradamente. Ahora, su fuerza y potencia era mayor y más letal. Estaba cansado de los simples jueguitos. Ahora era el momento de asesinar de verdad. Varios cazadores, aterrados ante lo que sentían y veían, no dudaron en disparar sus armas. Las balas cruzaron el cuerpo de Marcus mientras él se abalanzaba sobre ellos. Esquivaba todas las que podía, pero también recibía unas cuantas sin quejarse. Su abdomen comenzaba a sangrar, pero no le importaba. Un grito monstruoso emitió su garganta. Sus garras negras atravesaron el cuerpo de dos cazadores, los cuales cayeron sobre otros. Se aproximó a otro e introdujo su mano en su pecho, cual letal puñal, extrayendo del interior aquel palpitando corazón. Hacía mucho que no probaba uno, a decir verdad. Se llevó el órgano a la boca y sonrió. Su lengua promiscua acarició la tierna carne.
La sádica máquina de matar había regresado. El viejo Marcus O'Conell había vuelto.
El chasquido de sus dientes al penetrar la carne de aquel corazón provocó un asco descomunal entre los restantes cazadores. Un terror que jamás habían vivido realmente. El cuerpo del vampiro sangraba, pero no mostraba debilidad. Podía seguir luchando. Y lo continuaría haciendo hasta el final.
"No puedo ser un héroe si no es contigo, Ziel."
- No entiendes nada, Kasha. Eres muy lista, ¿para qué? ¿Para no poder comprender que, indirectamente, te salvé el pescuezo a ti también? ¿Sabes, acaso, de cuantos cazadores como este me deshice? Puedo hacer un recuento de toda la basura que limpié. ¿Y crees que me importa que me reconozcan el esfuerzo al respecto? No, no me interesa una mierda. Porque lo que hice solamente lo hice por él -señaló a Ziel con la cabeza-. Y lo que ahora hago solamente lo hago por ellos -agregó, tomando la mano de Bella delicadamente-. Y no permitiré que nadie, jamás, les ponga una mano encima. Así que es hora de que vayas olvidándote de verme muerto, porque seré yo quien lleve flores negras a tu tumba -concluyó gritando con fervor. El pecho de Marcus se elevaba agitado por la pasión que se apoderaba de su oscuro corazón. Sus ojos rojos, refulgentes, miraban a Kasha fijamente.
Ziel, que se encontraba en un extremo divirtiéndose con aquel sucio cazador, no tardó en acercarse al antiguo vampiro herido. Marcus inclinó un poco la cabeza para poder mirarlo y rodeó su cuerpo con el brazo herido, puesto que el otro se encontraba a un lado, cerca de Bella, donde su mano tomaba la suya. El vampiro cerró los ojos y besó con suavidad la cabeza de Ziel. No, nada le pasaría. A ninguno de los dos. Ellos eran, de forma inesperada y maravillosa, lo único que él tenía, y significaban más de lo que un ser tan impío como él podía merecer.
Ziel comenzó a limpiar su herida. Parecía un cachorro afiligido por las heridas que había recibido su padre. Marcus sonrió con dulzura mientras acariciaba su cabello, y cuando rodeó su cuerpo, respiró con calma ante aquel siseo suave y pacificador. Bella lo cubrió con su aura y curó sus heridas. La del hombro sería la que hubiera tardado más en curarse por sí misma, pero aún así la velocidad de regeneración de Marcus era buena. De todos modos, agradecía a Bella el gesto. Era mejor curarse instantáneamente y no gastar demasiadas energías en ello, pues las energías las necesitaba para otra cosa mucho más relevante que su propio bienestar.
- No puedo proteger a Ziel si muero. Siento el egoísmo -susurró, más para sí mismo que para alguien más. Y, en el momento en que el joven vampiro se lanzó imprudentemente contra la cazadora, Marcus acató todos y cada uno de los gritos de alerta de Bella. Avanzó hacia el joven junto con ella y se puso delante de él. Un cazador había enviado a Kasha lejos, por lo cual tenía unos minutos para hacer entrar en razón al muchacho. Sujetó su rostro con ambas manos y lo miró a los ojos, inclinándose un poco.
- Ziel, escúchame. Deja de comportarte como un loco animal rabioso. Debes actuar con la mente fría, debes controlarte más que nadie. No puedes matar a Kasha, por más que te pese. Con o sin voluntad, te protegió, así que por favor retrocede. Ellos son quienes te hirieron -dijo señalando a los cazadores con el mentón, en especial al ahora tuerto-, no Kasha. Concéntrate en los verdaderos enemigos ahora. Así que si al menos tienes un poco de aprecio por tu hermano, reconsidéralo y hazte a un lado -continuó hablando con calma, pero siempre mirando en todas las direcciones, con cada uno de sus sentidos alerta. Miró a Bella-. No podemos permanecer mucho tiempo más aquí dentro. Vendrán más. Necesito que te lo lleves y se pongan a salvo -determinó comenzando a caminar en dirección a la puerta y empujando a ambos a la salida-. Los encontraré luego, ¿de acuerdo? Pero necesito que estén seguro. Ya han hecho demasiado, ahora déjenme el resto a mí -concluyó. Y esta vez, su expresión seria y preocupada se transformó en una grácil sonrisa seductora y astuta, las típicas de Marcus en un momento complicado, como si creyera que podría borrar cada instante de tensión con el simple hecho de mostrarse él mismo tan despreocupado.
Acabó por echarlos fuera y cerró la puerta, trabándola desde adentro. Lo último que Bella y Ziel vieron fue el brillo aterrador de unos ojos sin iguales.
Marcus se volteó y apoyó su espalda en la puerta. Varios cazadores habían llegado recientemente, pero se estaban ocupando de Kasha. Los que ya estaban moribundos, no podían hacer nada más. El vampiro elevó su mano, la que llevaba la marca del pacto con Ziel, y allí se dibujó en su dorso aquel símbolo maléfico. Padre siempre supo cómo dotar a sus Hijos de excelentes habilidades. Marcus se lo agradecía cada día más. Jamás había llegado a explotar al cien por cien su poder, pero creía que era la oportunidad. Había cerca de quince cazadores en aquel baño termal. La habitación no era muy pequeña, pero el vampiro consideraba que allí sobraba gente; mucha gente.
Su expresión cambió por completo. Sus ojos, más refulgentes y violáceos, visualizaron un baño de sangre sobre cada cuerpo allí presente. Un aura maléfica rodeó al vampiro, cubriendo su cuerpo lentamente. Sus colmillos crecieron desmesuradamente. Ahora, su fuerza y potencia era mayor y más letal. Estaba cansado de los simples jueguitos. Ahora era el momento de asesinar de verdad. Varios cazadores, aterrados ante lo que sentían y veían, no dudaron en disparar sus armas. Las balas cruzaron el cuerpo de Marcus mientras él se abalanzaba sobre ellos. Esquivaba todas las que podía, pero también recibía unas cuantas sin quejarse. Su abdomen comenzaba a sangrar, pero no le importaba. Un grito monstruoso emitió su garganta. Sus garras negras atravesaron el cuerpo de dos cazadores, los cuales cayeron sobre otros. Se aproximó a otro e introdujo su mano en su pecho, cual letal puñal, extrayendo del interior aquel palpitando corazón. Hacía mucho que no probaba uno, a decir verdad. Se llevó el órgano a la boca y sonrió. Su lengua promiscua acarició la tierna carne.
La sádica máquina de matar había regresado. El viejo Marcus O'Conell había vuelto.
El chasquido de sus dientes al penetrar la carne de aquel corazón provocó un asco descomunal entre los restantes cazadores. Un terror que jamás habían vivido realmente. El cuerpo del vampiro sangraba, pero no mostraba debilidad. Podía seguir luchando. Y lo continuaría haciendo hasta el final.
"No puedo ser un héroe si no es contigo, Ziel."
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
A medida que corría hacia la cazadora, esas suaves y preciadas caricias de Bella y Marcus iba recordándolas interiormente. ¿Pensaba Kasha arrebatármelos? Jamás de los jamases. No iba a dejar que me quitara a ninguno de los dos. Había pasado mucho por juntarlos a ambos y formar esta unión de tres. Era inadmisible romperlo. No los perdería, no de nuevo. Pasé mucho en su ausencia, pero no iba a separarme de ninguno de ellos. Antes me llevarían arrastras, y por contrapartida, me llevaría encadenado al otro. No, no lo permitiría. Por encima de mi cadáver. Y si Marcus ni los cazadores habían acabado con ella, entonces me encargaría de sacar la basura a la calle. Poco me importaba la verdad. Ella sería la primera víctima que me falleciera entre mis garras, pues el cazador tuerto y además manco se desangraba poco a poco.
Una vez llegué frente a la cazadora, Bella me abrazó por detrás. Intenté dar un paso al frente, pero lo impidió antes.
-¡NO! ¡Volverá a por él! - Grité enfurecido a Bella, mirando de reojo hacia atrás. Nuevamente, intenté el gesto de llegar a golpearla. Fallido. - ¡Lo quiere muerto! ¿Es que no lo entendéis? - Rugí de ira. Como siempre, me revolvía entre sus brazos, nervioso; pese a que el aura de Bella tranquilizara hasta el alma más revuelta. Algunas lágrimas caían inevitablemente por la mejilla. No quería que le pasara nada a Marcus. Yo lo protegería, da igual cómo. Hallaría la forma.
Kasha seguía ahí, tan cerca, provocándome aún más con sus malditas palabras. No podía, era impensable controlarse en este momento. Lo único que quería era quitar a la cazadora de mi vista. - Y su novia en una maldita rastrera y una entrometida. - Dije con asco, escupiendo cada palabra a la cazadora. La figura de Marcus se interpuso entre ambos bandos, y ni aun así, evitaban que siguienda intentando zafarme.
-¿Crees que me importa esa maldita lista? ¡Pues venga! ¡Deja que pongan mi nombre en ella! ¡No les tengo miedo! - Volví a gritar, estirando un brazo para alcanzarla. Ni siquiera llegué a rozarla. Faltó bien poco. El humo empezó a esparcirse de nuevo, y aquellos ojos carmesíes, buscaban su figura ansiosos. - Al menos me condecoraran cuando muera por haberte quitado del medio. - Violento, terminé por encogerme, vencido por ambos alcé la voz de nuevo hacia la cazadora.- ¡Odio la lista! ¡Odio a todos y cada uno de vosotros, Cazadores! - Se oyó un lamento por toda la sala.
Finalmente otro gusano de ellos lanzó lejos a la cazadora. La Asociación estaba podrida. No sabía cómo pude confiar en ellos alguna vez y pensar que me protegerían de cualquier cosa. Desde que se firmó el pacto, lo único que quería era ver nuestras cabezas en una pica. Las cosas se solucionarían antes de pasar a mañana.
Levanté la cabeza hacia Marcus, escuchándole atentamente entre lágrima y lágrima.
-¡Ella quiere matarte! ¿Por qué debería dejarla? Ella es la que está provocándome todo el tiempo. - Repetí rabioso, excusándome. Aunque el método que utilizaba, hallaba calma en el neófito. Miré hacia el suelo unos segundos, evitando los iris de Marcus. Al cabo de unos segundos, el rojo encontró su propio reflejo. Limpié las lágrimas con la muñeca y giré la cabeza hacia atrás. La ira regresó al ver al cazador tuerto y manco. Apreté la mandíbula, tensionándome de nuevo. Aún no había acabado con él. Pero si no lo hacía, igualmente moriría desangrado. Clavé la mirada en Marcus. "Concéntrate en los verdaderos enemigos ahora". Aquellas palabras, las interpreté a mi manera.
"No volveré a dejar que me toquen".
Eso fue lo que pensé. Y por propio instinto, puse la frente sobre el pecho de Marcus y bajé los párpados. Tras encontrar la concentración suficiente y sin entender qué lograba hacer, de repente, sucedió. Algunos de los cuerpos que yacían en el suelo medio muertos -unos diez o doce-, explotaron. Literalmente. La sangre saltó, al igual que todas las vísceras, extendiéndose por el suelo y las paredes con su particular color sangriento.
Separé la frente de Marcus, aturdido y conmocionado. La nariz estaba sangrándome. Aún no sabía lo que había hecho, pero había experimentado una adrenalina jamás imaginada. Todo mi cuerpo se había llenado de una electricidad que llegaba a doler. Y casi al instante, desapareció. El olor a sangre se hizo mucho más fuerte e intenso, pero Bella y yo estábamos encaminándonos hacia la salida por obra de Marcus.
Hasta que, finalmente, logró hacer que saliéramos de la estancia. Golpeé la puerta para regresar, pero la trabó. Grité desde fuera su nombre, enloquecido. Había demasiados cazadores allí dentro. Entre ellos, Kasha. ¿Y si le encerraban y lo capturaban? O... no quise imaginarlo.
-¡MARCUS! ¡Abre! ¡Abre la maldita puerta! - Gritaba desde fuera, aporreando la puerta. Pero por más que hiciera, no conseguiría nada. Conocía a Marcus demasiado bien. Y por una vez, ponía toda mi confianza en él. Confiaba en que pudiera con todos y cada uno de ellos. Lo aseguraba, más bien. [/i]
Una vez llegué frente a la cazadora, Bella me abrazó por detrás. Intenté dar un paso al frente, pero lo impidió antes.
-¡NO! ¡Volverá a por él! - Grité enfurecido a Bella, mirando de reojo hacia atrás. Nuevamente, intenté el gesto de llegar a golpearla. Fallido. - ¡Lo quiere muerto! ¿Es que no lo entendéis? - Rugí de ira. Como siempre, me revolvía entre sus brazos, nervioso; pese a que el aura de Bella tranquilizara hasta el alma más revuelta. Algunas lágrimas caían inevitablemente por la mejilla. No quería que le pasara nada a Marcus. Yo lo protegería, da igual cómo. Hallaría la forma.
Kasha seguía ahí, tan cerca, provocándome aún más con sus malditas palabras. No podía, era impensable controlarse en este momento. Lo único que quería era quitar a la cazadora de mi vista. - Y su novia en una maldita rastrera y una entrometida. - Dije con asco, escupiendo cada palabra a la cazadora. La figura de Marcus se interpuso entre ambos bandos, y ni aun así, evitaban que siguienda intentando zafarme.
-¿Crees que me importa esa maldita lista? ¡Pues venga! ¡Deja que pongan mi nombre en ella! ¡No les tengo miedo! - Volví a gritar, estirando un brazo para alcanzarla. Ni siquiera llegué a rozarla. Faltó bien poco. El humo empezó a esparcirse de nuevo, y aquellos ojos carmesíes, buscaban su figura ansiosos. - Al menos me condecoraran cuando muera por haberte quitado del medio. - Violento, terminé por encogerme, vencido por ambos alcé la voz de nuevo hacia la cazadora.- ¡Odio la lista! ¡Odio a todos y cada uno de vosotros, Cazadores! - Se oyó un lamento por toda la sala.
Finalmente otro gusano de ellos lanzó lejos a la cazadora. La Asociación estaba podrida. No sabía cómo pude confiar en ellos alguna vez y pensar que me protegerían de cualquier cosa. Desde que se firmó el pacto, lo único que quería era ver nuestras cabezas en una pica. Las cosas se solucionarían antes de pasar a mañana.
Levanté la cabeza hacia Marcus, escuchándole atentamente entre lágrima y lágrima.
-¡Ella quiere matarte! ¿Por qué debería dejarla? Ella es la que está provocándome todo el tiempo. - Repetí rabioso, excusándome. Aunque el método que utilizaba, hallaba calma en el neófito. Miré hacia el suelo unos segundos, evitando los iris de Marcus. Al cabo de unos segundos, el rojo encontró su propio reflejo. Limpié las lágrimas con la muñeca y giré la cabeza hacia atrás. La ira regresó al ver al cazador tuerto y manco. Apreté la mandíbula, tensionándome de nuevo. Aún no había acabado con él. Pero si no lo hacía, igualmente moriría desangrado. Clavé la mirada en Marcus. "Concéntrate en los verdaderos enemigos ahora". Aquellas palabras, las interpreté a mi manera.
"No volveré a dejar que me toquen".
Eso fue lo que pensé. Y por propio instinto, puse la frente sobre el pecho de Marcus y bajé los párpados. Tras encontrar la concentración suficiente y sin entender qué lograba hacer, de repente, sucedió. Algunos de los cuerpos que yacían en el suelo medio muertos -unos diez o doce-, explotaron. Literalmente. La sangre saltó, al igual que todas las vísceras, extendiéndose por el suelo y las paredes con su particular color sangriento.
Separé la frente de Marcus, aturdido y conmocionado. La nariz estaba sangrándome. Aún no sabía lo que había hecho, pero había experimentado una adrenalina jamás imaginada. Todo mi cuerpo se había llenado de una electricidad que llegaba a doler. Y casi al instante, desapareció. El olor a sangre se hizo mucho más fuerte e intenso, pero Bella y yo estábamos encaminándonos hacia la salida por obra de Marcus.
Hasta que, finalmente, logró hacer que saliéramos de la estancia. Golpeé la puerta para regresar, pero la trabó. Grité desde fuera su nombre, enloquecido. Había demasiados cazadores allí dentro. Entre ellos, Kasha. ¿Y si le encerraban y lo capturaban? O... no quise imaginarlo.
-¡MARCUS! ¡Abre! ¡Abre la maldita puerta! - Gritaba desde fuera, aporreando la puerta. Pero por más que hiciera, no conseguiría nada. Conocía a Marcus demasiado bien. Y por una vez, ponía toda mi confianza en él. Confiaba en que pudiera con todos y cada uno de ellos. Lo aseguraba, más bien. [/i]
- Ziel A. Carphatia
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Re: Piscina municipal
Abracé más fuerte a Ziel, sujetándole con todas mis fuerzas. No podía abalanzarse así como así sobre Kasha. Suspiré escuchándole. En el fondo llevaba razón, pero no por ello iba a dejar que mataran a una de mis mejores amigas. Ziel me importaba mucho, pero Kasha también. Aunque fuera una cazadora y estuviera tras Marcus desde hacía un tiempo.
Ziel, venga, tranquilízate. Susurré en su oído, intentando tranquilizarle. Dejé que mi aura lo envolviera y calmara su nerviosismo. Miré a Kasha significativamente. Ella tampoco debía darle cuerda y picar más a Ziel, porque entonces no podíamos asegurar retenerle. Era ya difícil, como para ponerlo en peor situación. Se revolvía demasiado y cada vez lo apretaba más contra mí. Di un paso hacia atrás, sembrando distancia, tirando de Ziel. Si seguía así, conseguiría zafarse. Y no sería la primera vez que lo conseguía. Kasha, déjalo. Por favor. Hablé en la mente de la cazadora, preocupada por el estado de Ziel. Estaba enloquecido y debíamos calmarlo. Cerré los ojos con fuerza. Sí que lo entiendo Ziel. Pero también ha estado protegiéndote cuando no estábamos. No la mates, Ziel. Tú no eres así. Su venganza no debía pagarla con ella. Piensa en Kai. Por suerte, Marcus se interpuso entre ambos. Suspiré aliviada, mirándole también. Esperaba que no llegara a decir nada que Ziel pudiera malinterpretar y volver contra Kasha. En cambio, para nuestra suerte, poco a poco Ziel fue dejando de hacer fuerza, relajándose.
Lo solté lentamente, hasta que finalmente quedé abrazándole. Acaricié su pelo con suavidad y lo besé. Haz como dice Marcus, ¿sí? Contrólate. Susurré de nuevo, dejando que se fuera con Marcus. Sonreí, viéndole mucho más calmado y tranquilo que antes. Miré a Marcus y pasé un mechón hacia atrás. Gracias. Hablé en su mente. De repente, se oyó una explosión. Me giré rápidamente y entonces lo vi. Quedé horrorizada con la escena. Algunos cazadores que estaban por los suelos habían desaparecido, y en su lugar, todo estaba manchado de sangre y lleno de vísceras. ¿Qué es lo que había pasado? Sin creerlo, observé a Ziel y cómo sangraba con la nariz. Luego a Marcus. ¿Había sido él? ¿Ziel lo había hecho? ¿Ha sido Marcus? No, Ziel no podía haberlo hecho. Era imposible. Antes de que él lo viera, quemé todos los rastros que quedaban, dejando únicamente las cenizas.
Incrédula, avancé hacia la salida, tomando a Ziel de la mano. Aún le daba vueltas a lo que había pasado. Todo fue tan rápido que ni siquiera pude prevenir nada. Nuevamente, cuando Marcus iba a encerrarse solo con todos los cazadores, agarré a Ziel. Podía volver a alterarse y seguramente fuera contra la puerta. Asentí a lo que me dijo. Yo me encargaré de él, no te preocupes. Marcus, ten cuidado. Dije preocupada antes de que cerrara la puerta.
Una vez la atrancó, solté a Ziel. Por más que lo intentara, no lo conseguiría. Lo abracé, poniendo su cabeza en mi hombro. Ziel, vamos. Déjalo, no vas a poder entrar. Pasé la mano por su cabeza, acariciándolo. Hazle caso. Vámonos de aquí y busquemos un lugar seguro. Besé su mejilla y lo tomé de la mano, convenciéndole finalmente, encaminándonos fuera de los baños. Ziel debía alejarse cuanto antes de los cazadores o sucedería lo peor.
Ziel, venga, tranquilízate. Susurré en su oído, intentando tranquilizarle. Dejé que mi aura lo envolviera y calmara su nerviosismo. Miré a Kasha significativamente. Ella tampoco debía darle cuerda y picar más a Ziel, porque entonces no podíamos asegurar retenerle. Era ya difícil, como para ponerlo en peor situación. Se revolvía demasiado y cada vez lo apretaba más contra mí. Di un paso hacia atrás, sembrando distancia, tirando de Ziel. Si seguía así, conseguiría zafarse. Y no sería la primera vez que lo conseguía. Kasha, déjalo. Por favor. Hablé en la mente de la cazadora, preocupada por el estado de Ziel. Estaba enloquecido y debíamos calmarlo. Cerré los ojos con fuerza. Sí que lo entiendo Ziel. Pero también ha estado protegiéndote cuando no estábamos. No la mates, Ziel. Tú no eres así. Su venganza no debía pagarla con ella. Piensa en Kai. Por suerte, Marcus se interpuso entre ambos. Suspiré aliviada, mirándole también. Esperaba que no llegara a decir nada que Ziel pudiera malinterpretar y volver contra Kasha. En cambio, para nuestra suerte, poco a poco Ziel fue dejando de hacer fuerza, relajándose.
Lo solté lentamente, hasta que finalmente quedé abrazándole. Acaricié su pelo con suavidad y lo besé. Haz como dice Marcus, ¿sí? Contrólate. Susurré de nuevo, dejando que se fuera con Marcus. Sonreí, viéndole mucho más calmado y tranquilo que antes. Miré a Marcus y pasé un mechón hacia atrás. Gracias. Hablé en su mente. De repente, se oyó una explosión. Me giré rápidamente y entonces lo vi. Quedé horrorizada con la escena. Algunos cazadores que estaban por los suelos habían desaparecido, y en su lugar, todo estaba manchado de sangre y lleno de vísceras. ¿Qué es lo que había pasado? Sin creerlo, observé a Ziel y cómo sangraba con la nariz. Luego a Marcus. ¿Había sido él? ¿Ziel lo había hecho? ¿Ha sido Marcus? No, Ziel no podía haberlo hecho. Era imposible. Antes de que él lo viera, quemé todos los rastros que quedaban, dejando únicamente las cenizas.
Incrédula, avancé hacia la salida, tomando a Ziel de la mano. Aún le daba vueltas a lo que había pasado. Todo fue tan rápido que ni siquiera pude prevenir nada. Nuevamente, cuando Marcus iba a encerrarse solo con todos los cazadores, agarré a Ziel. Podía volver a alterarse y seguramente fuera contra la puerta. Asentí a lo que me dijo. Yo me encargaré de él, no te preocupes. Marcus, ten cuidado. Dije preocupada antes de que cerrara la puerta.
Una vez la atrancó, solté a Ziel. Por más que lo intentara, no lo conseguiría. Lo abracé, poniendo su cabeza en mi hombro. Ziel, vamos. Déjalo, no vas a poder entrar. Pasé la mano por su cabeza, acariciándolo. Hazle caso. Vámonos de aquí y busquemos un lugar seguro. Besé su mejilla y lo tomé de la mano, convenciéndole finalmente, encaminándonos fuera de los baños. Ziel debía alejarse cuanto antes de los cazadores o sucedería lo peor.
- Bella.N.Gring
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Re: Piscina municipal
Cuando el cazador me intento atacar, lo esquive con facilidad, era experto en cuerpo a cuerpo, pero no tanto como yo, cuando su mano paso rozando mi cara, le clave el cuchillo que le corto el tendon, mientras que le daba una patada en la espalda, no era rival para mi.
Vi de reojo lo que hacia Marcus, asi que lo que habia visto de el hasta ahora, no era mas que una minima parte de su poder..., interesante.
El cazador volvio a atacarme, pero estaba cansada de esto y veia que mis opciones eran pocas, asi que simplemente, enrolle la cadena en su cuello y tire hasta que empezo a derramarse mucha sangre.
Sin darme cuenta, acababa de ser rodeada por muchos hombres, suspire, la verdad es que me lo habia buscado sola, sabia los riesgos que tenia al hacer esto, al menos habia conseguido mi objetivo, Ziel y Bella fuera de mi camino. Una vez que terminara con los cazadores, acabaria con Marcus.
- Marcus!!- le llame para llamar un segundo su atencion- No es que me entusiasme la idea, pero no me queda mas remedio, hay demasiados estorbos, tu ganas, te concedo una tregua, pero solo hasta que salgamos de aqui, despues volveras a ser mi objetivo!!- le dije poniendo mala cara y haciendo que los cazadores entraran en colera.
En ese momento di un salto y pase por encima de un cazador y cai al agua donde nade hasta la otra punta dejando un rastro de sangre en el agua de la cadena. Sali del agua y con mala cara, pise todas esas entrañas que se habian esparcido por el lugar para llegar hasta Marcus y asi no tener dos frentes abiertos, sino uno, ni siquiera yo era tan sadica como para hacer eso.
Vi de reojo lo que hacia Marcus, asi que lo que habia visto de el hasta ahora, no era mas que una minima parte de su poder..., interesante.
El cazador volvio a atacarme, pero estaba cansada de esto y veia que mis opciones eran pocas, asi que simplemente, enrolle la cadena en su cuello y tire hasta que empezo a derramarse mucha sangre.
Sin darme cuenta, acababa de ser rodeada por muchos hombres, suspire, la verdad es que me lo habia buscado sola, sabia los riesgos que tenia al hacer esto, al menos habia conseguido mi objetivo, Ziel y Bella fuera de mi camino. Una vez que terminara con los cazadores, acabaria con Marcus.
- Marcus!!- le llame para llamar un segundo su atencion- No es que me entusiasme la idea, pero no me queda mas remedio, hay demasiados estorbos, tu ganas, te concedo una tregua, pero solo hasta que salgamos de aqui, despues volveras a ser mi objetivo!!- le dije poniendo mala cara y haciendo que los cazadores entraran en colera.
En ese momento di un salto y pase por encima de un cazador y cai al agua donde nade hasta la otra punta dejando un rastro de sangre en el agua de la cadena. Sali del agua y con mala cara, pise todas esas entrañas que se habian esparcido por el lugar para llegar hasta Marcus y asi no tener dos frentes abiertos, sino uno, ni siquiera yo era tan sadica como para hacer eso.
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
Marcus arrasaba con todo lo que se aproximaba a él. Aunque la sangre de su organismo se derramara lentamente, eso no significaba un impedimento. Sus feroces y afiladas garras se incrustaban en cada cuerpo en movimiento que se interponía entre él y la victoria. Lucharía. Mataría. Destuiría cada cosa que fuese necesaria por esos dos. Aún no podía entenderlo, pero era capaz de asesinar por una buena causa, por más paradójico que eso sonara.
Aún sus labios se posaban sobre aquel corazón sin dueño. Su lengua se deslizó, extrayendo la sangre fresca que lo cubría. Cerró los ojos mientras oía los gritos de los cazadores. Estaban aterrados y eso le incitaba a continuar. Abrió levemente sus ojos, permitiendo que sus largas pestañas negras resaltaran el color atrayente de su mirar. Ah, ¿cómo había llegado tan lejos por amor? Apenas conocía el verdadero significado de esa palabra. Pero, ¿para qué quería un recorrido etimológico? Le bastaba con sentirlo. Era suficiente el ardor que quemaba en su pecho cada vez que veía a Ziel para poder experimentar ese sentimiento. Ahora mismo, en aquella circunstancia, semidesnudo y con el corazón en la boca -literalmente- podía darse el lujo de pensar en esas cosas. Él tenía, a fin de cuentas, todo el tiempo del mundo; quienes no tenían tiempo que perder eran ellos, los cazadores.
La imagen de aquellos cuerpos estallados continuaba presente en su mente. ¿Ziel había hecho aquello? No lo sabía con exactitud, pero de los allí presentes el único capaz de hacer algo así hasta el día de la fecha, era Marcus. Sin embargo, él claramente era consciente de no haber efectuado ningún poder sobre aquellos cazadores. Aún no sabía qué clase de don estaba desarrollando Ziel, pero era necesario saberlo antes de que cometa estragos y luego se martirice solo. Tanto Bella como Marcus lo conocían bien: ahora estaría cegado por la ira, pero tarde o temprano se rompería en mil pedazos. Demasiadas emociones que soportar en un día.
El vampiro dejó caer al suelo parte del corazón que ya no le apetecía devorar. Recordaba aquel día donde encontró un grupo de cazadores divirtiéndose con Ziel. Marcus obligó a uno de esos cazadores para que devorase el corazón de su propio compañero. Qué gratos recuerdos. En aquel momento, el pacto aún existía y la relación que ambos, humano y vampiro, poseían era puramente salvaje. Pero todo cambia; las personas, los pueblos, los sentimientos... Quién diría que ahora los gritos de quien fue humano significarían algo en el oído frívolo de un vampiro como él. Aunque Ziel pidiese desesperadamente que abra la puerta, no lo haría. Estaba claro.
Comenzó a caminar otra vez, mirando fijamente a los cazadores inmovilizados por el pánico. No valía la pena que suplicasen perdón o misericordia. Acabaría con ellos de todos modos. Y, exactamente, eso fue lo que hizo. Abrió los ojos de par en par, ejerciendo su poder sobre tres de ellos. Estos comenzaron a sangrar por cada orificio de su cuerpo. El espectáculo era bastante colorido, así como aterrador. Finalmente, los cuerpos ya sin líquido vital ni órgano sano en su interior, cayeron inertes.
Un balazo atravesó su brazo; otro más se incrustó en su abdomen.
La pesada mano del vampiro cayó sobre el rostro estupefacto de un hombre que parecía tener mucho aprecio por su vida, pues lloraba como una niña. Comenzó a incrustar sus dedos en su piel. Estaba a punto de estallar su cabeza cuando la voz de Kasha llegó hasta él. Levantó la vista para observarla. ¿Así que eso era lo que quería? La chica no era idiota después de todo. Sabía que sola no podría contra todos ellos. Por más buena que fuera, ellos eran más. El vampiro sonrió sigilosamente, sin apartar su mirada de ella. Aquel gesto indicaba que estaba de acuerdo. Ambos acabarían con la molestia. Luego, lo que ocurriera de puertas para afuera, ya se vería. En cuanto la vio avanzar hacia él, acabó por aplastar ese cráneo. La sangre voló y los sesos se escurrieron entre los dedos del vampiro. Su fuerza era descomunal.
Mientras Kasha avanzaba hacia él, un cazador estaba apuntando su vallesta hacia ella. Marcus, al ver aquella posición de ataque, no dudó en actuar. En cuanto la flecha voló, él la sujetó en el aire y la devolvió con el triple de velocidad y fuerza. Atravesó el ojo del hombre, el cual cayó al agua sin remedio. Miró de reojo a Kasha.
- Puedes quedarte aquí de pie sin hacer nada como una Lady si te apetece -murmuró con cierta gracia. Sabía que su comentario no le caería bien-. Puedes dejar que tu caballero haga todo por ti -le guiñó un ojo, continuando con aquel juego de picarle las narices. Soltó una suave risa y dio un paso al frente. Llevó una mano a su cadera y se deshizo de la toalla que cubría sus partes nobles.
- Me molesta -dijo sin más. La arrojó sobre Kasha y se echó a correr. Dio un gran salto, atravesando la piscina, y cayó al otro lado, justo delante de un cazador que se encontraba cargando su arma para un próximo ataque. El hombre cayó hacia atrás y se arrastró un poco alejándose. Sin embargo, sus ojos viajaron hasta las partes íntimas de Marcus. El vampiro ladeó la cabeza.
- ¿Qué ocurre? ¿Nunca viste uno tan bueno? -preguntó, echándole una de esas miradas asesinas y despiadadas que sólo él podía proporcionar. En ese mismo instante, incrustó sus dedos en las cuencas de los ojos de su víctima. Sí, se le daba por utilizar el método "Ziel" para solucionar estas cosas. El chico parecía divertirse cuando hizo aquello con el cazador que aún continuaba agonizando y desangrándose. Además, debía castigarlo por ver cosas que no debe. ¿Cómo puede ser tan atrevido como para babosearse observándolo desnudo? Pervertidos... Los hay en todas partes, incluso en la Asociación.
Y Marcus sonrió con un ojo en cada mano.
Aún sus labios se posaban sobre aquel corazón sin dueño. Su lengua se deslizó, extrayendo la sangre fresca que lo cubría. Cerró los ojos mientras oía los gritos de los cazadores. Estaban aterrados y eso le incitaba a continuar. Abrió levemente sus ojos, permitiendo que sus largas pestañas negras resaltaran el color atrayente de su mirar. Ah, ¿cómo había llegado tan lejos por amor? Apenas conocía el verdadero significado de esa palabra. Pero, ¿para qué quería un recorrido etimológico? Le bastaba con sentirlo. Era suficiente el ardor que quemaba en su pecho cada vez que veía a Ziel para poder experimentar ese sentimiento. Ahora mismo, en aquella circunstancia, semidesnudo y con el corazón en la boca -literalmente- podía darse el lujo de pensar en esas cosas. Él tenía, a fin de cuentas, todo el tiempo del mundo; quienes no tenían tiempo que perder eran ellos, los cazadores.
La imagen de aquellos cuerpos estallados continuaba presente en su mente. ¿Ziel había hecho aquello? No lo sabía con exactitud, pero de los allí presentes el único capaz de hacer algo así hasta el día de la fecha, era Marcus. Sin embargo, él claramente era consciente de no haber efectuado ningún poder sobre aquellos cazadores. Aún no sabía qué clase de don estaba desarrollando Ziel, pero era necesario saberlo antes de que cometa estragos y luego se martirice solo. Tanto Bella como Marcus lo conocían bien: ahora estaría cegado por la ira, pero tarde o temprano se rompería en mil pedazos. Demasiadas emociones que soportar en un día.
El vampiro dejó caer al suelo parte del corazón que ya no le apetecía devorar. Recordaba aquel día donde encontró un grupo de cazadores divirtiéndose con Ziel. Marcus obligó a uno de esos cazadores para que devorase el corazón de su propio compañero. Qué gratos recuerdos. En aquel momento, el pacto aún existía y la relación que ambos, humano y vampiro, poseían era puramente salvaje. Pero todo cambia; las personas, los pueblos, los sentimientos... Quién diría que ahora los gritos de quien fue humano significarían algo en el oído frívolo de un vampiro como él. Aunque Ziel pidiese desesperadamente que abra la puerta, no lo haría. Estaba claro.
Comenzó a caminar otra vez, mirando fijamente a los cazadores inmovilizados por el pánico. No valía la pena que suplicasen perdón o misericordia. Acabaría con ellos de todos modos. Y, exactamente, eso fue lo que hizo. Abrió los ojos de par en par, ejerciendo su poder sobre tres de ellos. Estos comenzaron a sangrar por cada orificio de su cuerpo. El espectáculo era bastante colorido, así como aterrador. Finalmente, los cuerpos ya sin líquido vital ni órgano sano en su interior, cayeron inertes.
Un balazo atravesó su brazo; otro más se incrustó en su abdomen.
La pesada mano del vampiro cayó sobre el rostro estupefacto de un hombre que parecía tener mucho aprecio por su vida, pues lloraba como una niña. Comenzó a incrustar sus dedos en su piel. Estaba a punto de estallar su cabeza cuando la voz de Kasha llegó hasta él. Levantó la vista para observarla. ¿Así que eso era lo que quería? La chica no era idiota después de todo. Sabía que sola no podría contra todos ellos. Por más buena que fuera, ellos eran más. El vampiro sonrió sigilosamente, sin apartar su mirada de ella. Aquel gesto indicaba que estaba de acuerdo. Ambos acabarían con la molestia. Luego, lo que ocurriera de puertas para afuera, ya se vería. En cuanto la vio avanzar hacia él, acabó por aplastar ese cráneo. La sangre voló y los sesos se escurrieron entre los dedos del vampiro. Su fuerza era descomunal.
Mientras Kasha avanzaba hacia él, un cazador estaba apuntando su vallesta hacia ella. Marcus, al ver aquella posición de ataque, no dudó en actuar. En cuanto la flecha voló, él la sujetó en el aire y la devolvió con el triple de velocidad y fuerza. Atravesó el ojo del hombre, el cual cayó al agua sin remedio. Miró de reojo a Kasha.
- Puedes quedarte aquí de pie sin hacer nada como una Lady si te apetece -murmuró con cierta gracia. Sabía que su comentario no le caería bien-. Puedes dejar que tu caballero haga todo por ti -le guiñó un ojo, continuando con aquel juego de picarle las narices. Soltó una suave risa y dio un paso al frente. Llevó una mano a su cadera y se deshizo de la toalla que cubría sus partes nobles.
- Me molesta -dijo sin más. La arrojó sobre Kasha y se echó a correr. Dio un gran salto, atravesando la piscina, y cayó al otro lado, justo delante de un cazador que se encontraba cargando su arma para un próximo ataque. El hombre cayó hacia atrás y se arrastró un poco alejándose. Sin embargo, sus ojos viajaron hasta las partes íntimas de Marcus. El vampiro ladeó la cabeza.
- ¿Qué ocurre? ¿Nunca viste uno tan bueno? -preguntó, echándole una de esas miradas asesinas y despiadadas que sólo él podía proporcionar. En ese mismo instante, incrustó sus dedos en las cuencas de los ojos de su víctima. Sí, se le daba por utilizar el método "Ziel" para solucionar estas cosas. El chico parecía divertirse cuando hizo aquello con el cazador que aún continuaba agonizando y desangrándose. Además, debía castigarlo por ver cosas que no debe. ¿Cómo puede ser tan atrevido como para babosearse observándolo desnudo? Pervertidos... Los hay en todas partes, incluso en la Asociación.
Y Marcus sonrió con un ojo en cada mano.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Cuando oi esas palabras mire mal a Marcus.
- Estas de coña, ese no es mi estilo, y ademas, tengo cuenta pendientes con ellos, no todas mis cicatrices son de chupasangres...- en ese momento la toalla de Marcus me cayo encima. Pegue un grito y me la quite de la cabeza de un tiron, que asco. Nota mental: lavarme muy bien la cabeza.
- Hazme un favor, mientras que estemos aqui, no te me acerques sin nada puesto, igual se me va la mano y corto lo que no debo para evitar mis ganas de vomitar- en ese preciso momento un cazador se me acerco por detras y sin siquiera mirar, cambie la posicion con la que cogia el cuchillo y lo apuñale de espaldas.
No era algo que me agradaba hacer, preferia matar a chupasangres, pero estos cazadores se lo habian buscado, aunque sabia muy bien que el jefe de ellos no estaria aqui, tenia una idea de quien era y era demasiado gallina como para eso.
- Estas de coña, ese no es mi estilo, y ademas, tengo cuenta pendientes con ellos, no todas mis cicatrices son de chupasangres...- en ese momento la toalla de Marcus me cayo encima. Pegue un grito y me la quite de la cabeza de un tiron, que asco. Nota mental: lavarme muy bien la cabeza.
- Hazme un favor, mientras que estemos aqui, no te me acerques sin nada puesto, igual se me va la mano y corto lo que no debo para evitar mis ganas de vomitar- en ese preciso momento un cazador se me acerco por detras y sin siquiera mirar, cambie la posicion con la que cogia el cuchillo y lo apuñale de espaldas.
No era algo que me agradaba hacer, preferia matar a chupasangres, pero estos cazadores se lo habian buscado, aunque sabia muy bien que el jefe de ellos no estaria aqui, tenia una idea de quien era y era demasiado gallina como para eso.
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
Marcus rió entre dientes al escuchar los comentarios de Kasha. Mientras él despedazaba a un cazador, la muchacha se encargaba de "alegrar" sus oídos. Negó con la cabeza suavemente y la miró de reojo. Pudo apreciar cómo apuñalaba a un cazador. Lentamente iban desapareciendo todos... O quizás lo hacían muy rápido.
Aquel grito que Kasha había soltado al aire le provocó una risa tardía. No había caído en el hecho que había gritado a causa de la toalla que le arrojó encima. Por favor, que no se hiciera la santa y asqueada. Bien que le gustaría estar ahora mismo en algún sitio promiscuo antes que encontrarse apuñalando a buenos para nada.
- Dime, ¿tu novio no te satisface? Porque si tienes problemas con ello, puedo ayudarte. Ya que tanto te quejas... tal vez pueda sacarte ese mal humor que tienes siempre -soltó descaradamente mientras arrancaba con "sumo cuidado" la piel del rostro de un cazador. Aquellos baños eran un sinfín de gritos de agonía. Una verdadera carnicería se estaba llevando a cabo allí dentro. Incluso era peor que las masacres que él hacía con sus hermanos.
- Ya quisieras poder cortarlo. Te será un poco difícil -siseó, mirándola y sonriendo de lado. ¿Por qué demonios tenía que ser tan perverso y lascivo? Quién sabe. Pero así era él. Por más que en ocasiones se comportase como un señor, eso solo se limitaba a determinadas personas, y ninguna de ellas estaban presentes allí.
Al cabo de unos segundos, un disparo se escuchó en el lugar. Marcus se dio vuelta con velocidad. La bala estaba a punto de atravesar a Kasha. No era un arma anti-vampiros. Si lo fuera, no le haría daño a ella que era humana. Aquel disparo había sido intencional. Uno de los cazadores que yacía en el suelo había efectuado el ataque con sus últimas fuerzas.
Aquel grito que Kasha había soltado al aire le provocó una risa tardía. No había caído en el hecho que había gritado a causa de la toalla que le arrojó encima. Por favor, que no se hiciera la santa y asqueada. Bien que le gustaría estar ahora mismo en algún sitio promiscuo antes que encontrarse apuñalando a buenos para nada.
- Dime, ¿tu novio no te satisface? Porque si tienes problemas con ello, puedo ayudarte. Ya que tanto te quejas... tal vez pueda sacarte ese mal humor que tienes siempre -soltó descaradamente mientras arrancaba con "sumo cuidado" la piel del rostro de un cazador. Aquellos baños eran un sinfín de gritos de agonía. Una verdadera carnicería se estaba llevando a cabo allí dentro. Incluso era peor que las masacres que él hacía con sus hermanos.
- Ya quisieras poder cortarlo. Te será un poco difícil -siseó, mirándola y sonriendo de lado. ¿Por qué demonios tenía que ser tan perverso y lascivo? Quién sabe. Pero así era él. Por más que en ocasiones se comportase como un señor, eso solo se limitaba a determinadas personas, y ninguna de ellas estaban presentes allí.
Al cabo de unos segundos, un disparo se escuchó en el lugar. Marcus se dio vuelta con velocidad. La bala estaba a punto de atravesar a Kasha. No era un arma anti-vampiros. Si lo fuera, no le haría daño a ella que era humana. Aquel disparo había sido intencional. Uno de los cazadores que yacía en el suelo había efectuado el ataque con sus últimas fuerzas.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Me rei al escuchar sus palabras, era un buen intento, pero no gracias, no pensaba echar un polvo con el, ademas, ultimamente ya habia tenido muchos sustos con respecto a eso, empezando por el intento de Ziel cuando perdio el juicio.
- La verdad es que me satisface muy bien, pero gracias por tu ofrecimiento, prefiero morir antes de acostarme contigo- aunque habia tenido dos novios vampiro, no me habia acostado con ninguno de ellos, de alguna forma, lo agradecia, aunque con Alec, no me hubiera importado.
- La verdad es que tienes razon, necesitaria una lupa para poder verlo y cortarlo...- como cualquier hombre, meterse con su tamaño, seria un tanto molesto.
En el mismo momento en el que atravesaba la gargante de un cazador, sono un disparo, no me dio tiempo a apartarme, me dio de lleno en el estomago. Cai de rodillas y me agarre el estomago, era la primera vez que me herian con una pistola, los NE atacaban con cualquier cosa, pero nunca con una pistola. Ardia, ardia por dentro, como pude, cogi unas agujas y las lance al cuello de ese cazador y evitar asi que efectuara otro disparo.
Estaba perdiendo mucha sangre, pero no podia quedarse quieta, asi seria un blanco fijo, y los cazadores ahora irian todos a por mi, aprovechando que estaba herida y debil. Me puse de pie y me tambalee, como era posible?, estaba acostumbrada al dolor, pero esto era demasiado.
- La verdad es que me satisface muy bien, pero gracias por tu ofrecimiento, prefiero morir antes de acostarme contigo- aunque habia tenido dos novios vampiro, no me habia acostado con ninguno de ellos, de alguna forma, lo agradecia, aunque con Alec, no me hubiera importado.
- La verdad es que tienes razon, necesitaria una lupa para poder verlo y cortarlo...- como cualquier hombre, meterse con su tamaño, seria un tanto molesto.
En el mismo momento en el que atravesaba la gargante de un cazador, sono un disparo, no me dio tiempo a apartarme, me dio de lleno en el estomago. Cai de rodillas y me agarre el estomago, era la primera vez que me herian con una pistola, los NE atacaban con cualquier cosa, pero nunca con una pistola. Ardia, ardia por dentro, como pude, cogi unas agujas y las lance al cuello de ese cazador y evitar asi que efectuara otro disparo.
Estaba perdiendo mucha sangre, pero no podia quedarse quieta, asi seria un blanco fijo, y los cazadores ahora irian todos a por mi, aprovechando que estaba herida y debil. Me puse de pie y me tambalee, como era posible?, estaba acostumbrada al dolor, pero esto era demasiado.
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
Marcus había escuchado las típicas palabras que podrían salir de la boca de la cazadora. No tenía sentido. Mujeres... siempre diciendo cosas hirientes pretendiendo que en verdad hieran. Marcus no era un hombre vulgar. Él no se acomplejaba por nada de eso. Estaba satisfecho con él mismo, demasiado a decir verdad. Y estaba a punto de soltarle unas cuantas palabras burdas más, pero se contuvo debido a aquella situación.
El vampiro acabó con los dos últimos cazadores que tenía bajo su dominio. Con rapidez, dio un salto y regresó junto a la cazadora. El aroma a sangre era demasiado intenso. La mujer estaba gravemente herida.
- Eso te pasa por hablar de más -susurró, sonriendo de lado, como si pretendiese darle un toque de gracia a cierta circunstancia de gravedad. Ella intentaba ponerse de pie y aquel cazador estaba cargando el arma para su próximo ataque, probablemente, fatal.
¿Por qué no dejarla morir allí mismo? Él no sería el culpable. Ella se metió en esta pelea por cumplir un objetivo personal fuera de este campo. Ella fue la entrometida, por lo tanto lo tenía merecido. Sin embargo, algo en él le impedía hacer aquello. Kasha era amiga de Bella, y no le apetecía ver sufrir a la chica a causa de esta cazadora. Además, le daba pena arruinar su ilusión de matarle algún día. Por ese motivo, y quizás otros tantos que no se detuvo a pensar con detenimiento, clavó sus ojos radiantes en el cazador e hizo estallar su cuerpo del mismo modo que estallaron antes varios cazadores. ¿Quedaba alguien vivo ya? Le parecía que no.
- Mala suerte para ti que te disparen justo cuando termina la acción -dijo entre dientes, mirándola y dedicándole una de esas miradas provocativas de siempre-. ¿Quieres terminar conmigo ahora? Estamos solos.. podría ser tu oportunidad -entrecerró los ojos, poniéndose frente a ella. La sangre emanaba de su cuerpo, pero también emanaba del de Marcus. Había recibido muchos disparos y las múltiples heridas eran visibles. Miró el cuerpo inerte de un cazador y lo levantó con un brazo. Ladeó la cabeza e hizo una mueca de aprobación. Le quitó la ropa y se la puso él. Al menos así no sería tan impresionante para ella. Ver tanta belleza junta puede dañar severamente las emociones y la visión.
Le sonrió a Kasha y relamió sus labios. Había sangre de cazador por todas partes, incluso en su perfecto y sádico rostro vampírico.
- ¿Y bien? -inquirió, mientras se abrochaba el cinto. Aunque... ¿preferiría que se lo saque? Rió interiormente.
El vampiro acabó con los dos últimos cazadores que tenía bajo su dominio. Con rapidez, dio un salto y regresó junto a la cazadora. El aroma a sangre era demasiado intenso. La mujer estaba gravemente herida.
- Eso te pasa por hablar de más -susurró, sonriendo de lado, como si pretendiese darle un toque de gracia a cierta circunstancia de gravedad. Ella intentaba ponerse de pie y aquel cazador estaba cargando el arma para su próximo ataque, probablemente, fatal.
¿Por qué no dejarla morir allí mismo? Él no sería el culpable. Ella se metió en esta pelea por cumplir un objetivo personal fuera de este campo. Ella fue la entrometida, por lo tanto lo tenía merecido. Sin embargo, algo en él le impedía hacer aquello. Kasha era amiga de Bella, y no le apetecía ver sufrir a la chica a causa de esta cazadora. Además, le daba pena arruinar su ilusión de matarle algún día. Por ese motivo, y quizás otros tantos que no se detuvo a pensar con detenimiento, clavó sus ojos radiantes en el cazador e hizo estallar su cuerpo del mismo modo que estallaron antes varios cazadores. ¿Quedaba alguien vivo ya? Le parecía que no.
- Mala suerte para ti que te disparen justo cuando termina la acción -dijo entre dientes, mirándola y dedicándole una de esas miradas provocativas de siempre-. ¿Quieres terminar conmigo ahora? Estamos solos.. podría ser tu oportunidad -entrecerró los ojos, poniéndose frente a ella. La sangre emanaba de su cuerpo, pero también emanaba del de Marcus. Había recibido muchos disparos y las múltiples heridas eran visibles. Miró el cuerpo inerte de un cazador y lo levantó con un brazo. Ladeó la cabeza e hizo una mueca de aprobación. Le quitó la ropa y se la puso él. Al menos así no sería tan impresionante para ella. Ver tanta belleza junta puede dañar severamente las emociones y la visión.
Le sonrió a Kasha y relamió sus labios. Había sangre de cazador por todas partes, incluso en su perfecto y sádico rostro vampírico.
- ¿Y bien? -inquirió, mientras se abrochaba el cinto. Aunque... ¿preferiría que se lo saque? Rió interiormente.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Escuche lo que decia y volvi a mirarlo mal y con cara de dolor.
- Arg, callate, quieres?, me irritas demasiado- ya no quedaban mas cazadores, por lo que me deje caer al suelo bocarriba y le mire cuando dijo aquellas palabras.
- Me encantaria matarte ahora mismo, la verdad, pero con una bala en pleno estomago no seria capaz ni de rozarte, por esta vez, eres libre- le dije desde el suelo, notaba como cada vez estaba mas debil, al menos, ya no ardia la herida, dolia, pero era soportable hasta cierto punto, pero la sangre seguia saliendo, a este paso moriria desangrada.
- Aunque hoy te deje ir, la proxima vez no lo hare, como ya te he dicho, la ira de Nokku no me hace gracia, y si no lo hago yo, el mismo lo hara, ya me lo ha avisado, tengo un ultimatum, y debo cumplirlo, espero que lo entiendas, y no te preocupes, Bella y Ziel, jamas estaran en la lista, no dejare que los pongan en ella, aunque siga sin poder entrar en la Asociacion- ahora lo que me preocupaba era como iba a hacerlo si estaba muerta, nunca habia curado una herida de bala, ni siquiera sabia como debia sacar la bala y si iba a por Kai, lo mataria del susto por la locura que acababa de hacer
- Arg, callate, quieres?, me irritas demasiado- ya no quedaban mas cazadores, por lo que me deje caer al suelo bocarriba y le mire cuando dijo aquellas palabras.
- Me encantaria matarte ahora mismo, la verdad, pero con una bala en pleno estomago no seria capaz ni de rozarte, por esta vez, eres libre- le dije desde el suelo, notaba como cada vez estaba mas debil, al menos, ya no ardia la herida, dolia, pero era soportable hasta cierto punto, pero la sangre seguia saliendo, a este paso moriria desangrada.
- Aunque hoy te deje ir, la proxima vez no lo hare, como ya te he dicho, la ira de Nokku no me hace gracia, y si no lo hago yo, el mismo lo hara, ya me lo ha avisado, tengo un ultimatum, y debo cumplirlo, espero que lo entiendas, y no te preocupes, Bella y Ziel, jamas estaran en la lista, no dejare que los pongan en ella, aunque siga sin poder entrar en la Asociacion- ahora lo que me preocupaba era como iba a hacerlo si estaba muerta, nunca habia curado una herida de bala, ni siquiera sabia como debia sacar la bala y si iba a por Kai, lo mataria del susto por la locura que acababa de hacer
- Kasha Oskan
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Re: Piscina municipal
- Es lo que pretendo -dijo sonriendo. Que ella admitiera estar irritada solo contribuía a su propósito. Al oír sus siguientes palabras, el vampiro simplemente se encogió de hombros, entre divertido y decepcionado-. Qué pena. Esta podría ser tu oportunidad. Lamentablemente, no habrá otra ocasión -sonrió sagaz y se aproximó a ella. Se puso en cuclillas a su lado. Ladeó la cabeza y examinó la herida. La sangre no cesaba de salir. Se preguntaba si habría afectado algún órgano vital. Por la ubicación de la herida, podía decir que había rozado el estómago y se alojaba cerca de las costillas. Hizo una mueca mientras escuchaba sus palabras. Alzó la mirada para poder verla a los ojos. Su expresión era dolorosa. Marcus agradecía interiormente esas palabras. A él le importaba un bledo estar en esa lista, pero no quería ni que la primera letras de sus nombres apareciera allí.
- No reniegues ni te resistas -determinó. Acto seguido, sujetó cuidadosamente a Kasha. La levantó y la llevó en brazos-. Si no tratas esa herida ahora, morirás -sentenció. Si no le quedaba claro con eso, no sabía con qué le quedaría claro. Si ella quería vivir, debería confiar en él-. Aférrate bien.
Y dicho esto, salió de allí sin dejar rastro, sujetando al pasar una mochila de los cazadores. Lo único que quedaba era el precioso escenario carmesí dejado atrás.
- No reniegues ni te resistas -determinó. Acto seguido, sujetó cuidadosamente a Kasha. La levantó y la llevó en brazos-. Si no tratas esa herida ahora, morirás -sentenció. Si no le quedaba claro con eso, no sabía con qué le quedaría claro. Si ella quería vivir, debería confiar en él-. Aférrate bien.
Y dicho esto, salió de allí sin dejar rastro, sujetando al pasar una mochila de los cazadores. Lo único que quedaba era el precioso escenario carmesí dejado atrás.
- Marcus O'Conell
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Re: Piscina municipal
Mi cara cada vez estaba mas blanca por la perdida de sangre, mire su cara de alivio al decirle que sus nombres no pasarian a estar en las listas nunca, no iba a negar que se preocupaba por ellos, pero mi trabajo era mi trabajo.
Cuando me levanto me agarre con una mano a su ropa con desconfianza de que me hiciera algo.
- A caso crees que no lo se?, pero tengo un serio problema: es la primera vez que me agujerean el estomago con una bala- pero mi pregunta era, a donde me lleva?
- Espera un segundo, a donde me quieres llevar?...- no me dio tiempo a hacer mas preguntas ya que en un segundo, me saco de alli
Cuando me levanto me agarre con una mano a su ropa con desconfianza de que me hiciera algo.
- A caso crees que no lo se?, pero tengo un serio problema: es la primera vez que me agujerean el estomago con una bala- pero mi pregunta era, a donde me lleva?
- Espera un segundo, a donde me quieres llevar?...- no me dio tiempo a hacer mas preguntas ya que en un segundo, me saco de alli
- Kasha Oskan
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